Byakuro Kyoya
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Byakuro abrió los ojos. Estaba en una costa desconocida para él. ¿Qué demonios hacía en aquel lugar? A su alrededor había un montón de maderos. Algo malo había ocurrido y no lograba recordar el qué. Se llevó la mano a la cabeza, dolorido. Estaba herido, como pudo comprobar cuando sacó la mano y la vio llena de sangre. Una herida abierta. Se levantó, para sentir un fuerte dolor en la pierna. Klaus estaba en su espalda, a la altura de los hombros. Parecía estar bien. También tenía su bastón y sus dardos.
Recordó de pronto lo que había ocurrido. Al salir de Dark Dome City, había habido una enorme tormenta. Una tormenta del Grand Line, con olas gigantescas y lluvia. Recordaba los rayos y truenos, la lluvia en cubierta y las descargas eléctricas del cielo. Había sido un milagro que hubiera sobrevivido, sobre todo teniendo en cuenta que era un usuario. Se levantó, apoyándose en su bastón. Empezó a caminar por la costa, buscando algún edificio donde buscar ayuda. Vio un grupo de edificios de madera, y se acercó a probar suerte. Parecían unas tabernas o posadas. Un hombre enorme salió disparado por la puerta de una, como un peso muerto. Del interior salieron unas risas estruendosas. El cazador aferró el bastón y se acercó a la entrada. No parecía un lugar pacífico, pero podía valerse de sus habilidades marciales si las cosas se ponían feas. Sonrió y abrió la puerta empujándola con la mano.
El interior era turbio y el aire estaba cargado. Olía a sudor, sangre y cerveza derramada. No era un restaurante de lujo, precisamente. Entre los rostros que allí estaban, Byakuro reconoció rostros de piratas buscados, alguno de ellos con más de veinte millones por su cabeza. No valía la pena meterse en líos. Estaba herido y necesitaba algo de descanso. Se acercó a la barra y pidió algo de beber, mientras observaba el lugar.
Recordó de pronto lo que había ocurrido. Al salir de Dark Dome City, había habido una enorme tormenta. Una tormenta del Grand Line, con olas gigantescas y lluvia. Recordaba los rayos y truenos, la lluvia en cubierta y las descargas eléctricas del cielo. Había sido un milagro que hubiera sobrevivido, sobre todo teniendo en cuenta que era un usuario. Se levantó, apoyándose en su bastón. Empezó a caminar por la costa, buscando algún edificio donde buscar ayuda. Vio un grupo de edificios de madera, y se acercó a probar suerte. Parecían unas tabernas o posadas. Un hombre enorme salió disparado por la puerta de una, como un peso muerto. Del interior salieron unas risas estruendosas. El cazador aferró el bastón y se acercó a la entrada. No parecía un lugar pacífico, pero podía valerse de sus habilidades marciales si las cosas se ponían feas. Sonrió y abrió la puerta empujándola con la mano.
El interior era turbio y el aire estaba cargado. Olía a sudor, sangre y cerveza derramada. No era un restaurante de lujo, precisamente. Entre los rostros que allí estaban, Byakuro reconoció rostros de piratas buscados, alguno de ellos con más de veinte millones por su cabeza. No valía la pena meterse en líos. Estaba herido y necesitaba algo de descanso. Se acercó a la barra y pidió algo de beber, mientras observaba el lugar.
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Me alejé tranquilamente del puerto acostumbrandose a estar de nuevo en tierra después de bastante tiempo en alta mar, observaba todo con el interés de una niña igual que había estado haciendo durante todo el viaje y no era algo tan extraño teniendo en cuenta que aquella era la primera isla que pisaba en el paraíso, la primera vez que salía fuera del nuevo mundo.
Pronto abandoné el puerto y me adentré en algo que paracía ser una ciudad aunque dejaba mucho que desear ya que a plena vista solo eran unas cabañas de madera mal colocadas, pero no había otra cosa y mi estomago cada vez me daba más la lata, además me apetecía gastar parte del dinero que había ganado haciendo de grumete en aquel barco destartalado.
Antes de dirigirme a ningún sitio me detuve unos segundos a un lado de la calle, saqué una pequeña libreta y un boli de mi mochila y apunté en un reservado con la fecha del día,
"Llegada a Jaya, la primera isla que visito del paraíso, por fin me han pagado por el trabajo de grumete" Unos gritos y risas me hicieron ponerme alerta, dejé de escribir añadí la hora guardé todo de nuevo y decidi investigar que pasaba.
Fije la procedencia de las voces y gritos, un bar en medio de aquella improvisada ciudad, automaticamente después de fijar mi mirada en él un hombre salió disparado por la puerta; piratas como no, me lo pensé un poco y finalmente me dirigí a aquel antro destartalado necesitaba unirme a alguna tripulación antes de que se me acabará el dinero.
En unos minutos llegué al bar que me había llamado la atención, entré y eche un vistazo al ambiente, todos los hombres se reian el aire estaba muy denso, olia tanto a alcohol que pensé que vomitaria de solo respirar pero me obligué a aguantarme las ganas y mantener la postura esbelta y relajada de siempre acomodando un poco más el rifle en mi hombro, notaba algunas miradas clavadas en mi pero pase de todo y me senté en la barra del bar al lado de un hombre que parecía uno de los pocos que no estaba causando escandolo no le presté mucha atención aunque de un solo vistazo me di cuenta de que estaba bastante malherido, llamé la atención al de la barra y le dije que me trajera el menú del día que tuviera me daba igual lo que fuera dejé el rifle a mi lado apoyado con cuidado en la barra sin quitarle nunca el ojo de encima y esperé con la poca paciencia que me quedaba a que me sirvieran.
Pronto abandoné el puerto y me adentré en algo que paracía ser una ciudad aunque dejaba mucho que desear ya que a plena vista solo eran unas cabañas de madera mal colocadas, pero no había otra cosa y mi estomago cada vez me daba más la lata, además me apetecía gastar parte del dinero que había ganado haciendo de grumete en aquel barco destartalado.
Antes de dirigirme a ningún sitio me detuve unos segundos a un lado de la calle, saqué una pequeña libreta y un boli de mi mochila y apunté en un reservado con la fecha del día,
"Llegada a Jaya, la primera isla que visito del paraíso, por fin me han pagado por el trabajo de grumete" Unos gritos y risas me hicieron ponerme alerta, dejé de escribir añadí la hora guardé todo de nuevo y decidi investigar que pasaba.
Fije la procedencia de las voces y gritos, un bar en medio de aquella improvisada ciudad, automaticamente después de fijar mi mirada en él un hombre salió disparado por la puerta; piratas como no, me lo pensé un poco y finalmente me dirigí a aquel antro destartalado necesitaba unirme a alguna tripulación antes de que se me acabará el dinero.
En unos minutos llegué al bar que me había llamado la atención, entré y eche un vistazo al ambiente, todos los hombres se reian el aire estaba muy denso, olia tanto a alcohol que pensé que vomitaria de solo respirar pero me obligué a aguantarme las ganas y mantener la postura esbelta y relajada de siempre acomodando un poco más el rifle en mi hombro, notaba algunas miradas clavadas en mi pero pase de todo y me senté en la barra del bar al lado de un hombre que parecía uno de los pocos que no estaba causando escandolo no le presté mucha atención aunque de un solo vistazo me di cuenta de que estaba bastante malherido, llamé la atención al de la barra y le dije que me trajera el menú del día que tuviera me daba igual lo que fuera dejé el rifle a mi lado apoyado con cuidado en la barra sin quitarle nunca el ojo de encima y esperé con la poca paciencia que me quedaba a que me sirvieran.
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Una muchacha entró en el lugar poco después que él, con un enorme rifle de francotirador en el hombro. Se acercó a la barra y se sentó a su lado, llamando la atención del tabernero para que le diera el menú del día, con cierta impaciencia. Byakuro vio como la chica apoyaba el rifle en el suelo a su lado y no le quitaba la vista de encima.
- Imoto-chan, te veo impaciente. -le dijo con una sonrisa. Le dolía horrores la cabeza, pero aquella chica parecía ser la única con ciertos modales y una capacidad intelectual mayor a la de un boniato en todo el lugar.
Un hombre corpulento y completamente tatuado de los pies a la cabeza se acercó y le dijo a la chica con una voz grave y afectada por el alcohol:
- Eh, preciosa, ¿por qué no vienes aquí conmigo a pasar un buen rato? -tras decir esto, soltó una risotada como si acabara de decir un chiste buenísimo.
- Creo que la señorita no quiere ir contigo, montaña de mierda. -dijo el cazador con una sonrisa en la cara. El gigantón lo miró con odio y sacó un cuchillo de enorme tamaño, y le amenazó con él.
- Tú, enano. ¿Cómo me has llamado? -sus ojos mostraban un enfado creciente. Byakuro no dejó de sonreír en ningún momento, y le respondió.
- Oh, lo siento. Tal vez al serrín que tienes en tu cabeza en lugar de cerebro le cueste razonar y entender palabras largas. Seré claro -en ese momento, su mirada se volvió la de un asesino, y bajo su pelo morado, su ojo empezó a brillar con un color rojizo-. Vete, imbécil. -dicho esto, agarró su bastón con una mano y de un movimiento, lo colocó entre el gigantón y él.
- Imoto-chan, te veo impaciente. -le dijo con una sonrisa. Le dolía horrores la cabeza, pero aquella chica parecía ser la única con ciertos modales y una capacidad intelectual mayor a la de un boniato en todo el lugar.
Un hombre corpulento y completamente tatuado de los pies a la cabeza se acercó y le dijo a la chica con una voz grave y afectada por el alcohol:
- Eh, preciosa, ¿por qué no vienes aquí conmigo a pasar un buen rato? -tras decir esto, soltó una risotada como si acabara de decir un chiste buenísimo.
- Creo que la señorita no quiere ir contigo, montaña de mierda. -dijo el cazador con una sonrisa en la cara. El gigantón lo miró con odio y sacó un cuchillo de enorme tamaño, y le amenazó con él.
- Tú, enano. ¿Cómo me has llamado? -sus ojos mostraban un enfado creciente. Byakuro no dejó de sonreír en ningún momento, y le respondió.
- Oh, lo siento. Tal vez al serrín que tienes en tu cabeza en lugar de cerebro le cueste razonar y entender palabras largas. Seré claro -en ese momento, su mirada se volvió la de un asesino, y bajo su pelo morado, su ojo empezó a brillar con un color rojizo-. Vete, imbécil. -dicho esto, agarró su bastón con una mano y de un movimiento, lo colocó entre el gigantón y él.
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¿Cuanto tiempo se tardaba en preparar un maldito menú? no había comido desde el medio día y ahora ya era practicamente de noche, no solia comer demasiado pero el nuevo mundo que se habia ante ella y el viaje y trabajo duro en un barco que se cae a pedazos habría el hambre a cualquiera.
- Imoto-chan, te veo impaciente. - El chico que estaba a mi lado me dedicó aquellas palabras acompañadas de una sonrisa, no parecía intentar ligar además de que estaba en condiciones pésimas para ello, le habría contestado bien pero lo de Imoto se pasaba de la ralla, le iba a seguir el juego cuando apareció un hombre que parecía ser un matón sacado de una novela mala.
- Eh, preciosa, ¿por qué no vienes aquí conmigo a pasar un buen rato? - Acompaño la ridicula proposición de una risotada que no me gustó ni un pelo estaba claro que iba más borracho que una cuba por suerte sabía tratar a los hombres así me volví para mirarle con la contestación ya preparada.
- Creo que la señorita no quiere ir contigo, montaña de mierda. - La segunda vez que no me dejaban hablar y esta vez había sido el peliazul de la sonrisa quien me lo había impedido no sabía que me irritaba más si eso o que estaba intentando protegerla, posiblemente lo segundo.
- Tú, enano. ¿Cómo me has llamado? - El hombre corpulento amenazó al chaval con un cuchillo sus ojos parecían los de un lobo feroz por culpa del alcohol y la rabia provocada gracias al insulto.
- Oh, lo siento. Tal vez al serrín que tienes en tu cabeza en lugar de cerebro le cueste razonar y entender palabras largas. Seré claro - Al decir esto sus ojos se vovlieron rojos aún más peligrosos que los del matón de barrio, ahora parecía más un asesino experimentado que cualquier otra cosa. -Vete, imbécil. - Agarró su bastón con una mano y me interpuse entre los dos, si no paraba aquello todo se complicaría más y tendría que esperar más por mi comida.
Me levante nunca sin olvidar mi pose serena y aparté suavemente con la mano el bastón dejando sitio para entrar yo, aparte ligeramente al peliazul y me acerqué todo lo que pude al hombretón.
-Dejalé no sabe tratar a hombres como tú, esta claro que no tiene respeto con nadie no desperdicies tu tiempo con él a las dos patadas estaría desmayado- Me acerqué mucho más y le susurré a la orja mientras me ponia de puntillas para llegar en una postura más o menos comoda.
-La noche todavía es joven para divestirs etanto, vuelve luego y seguro que tendrás mas oportunidades- Me alejé un poco de él gruño por lo bajo y pareció contentarse con eso por que se largó a su mesa de nuevo y yo hize lo mismo recuperando mi sitio.
-No te metas en peleas que no son tuyas y mucho menos así ¿Que pensabas hacer contra él con las heridas que tienes? Si casi te cuesta mantenerte en pie- En ningún momento lo mire había apoyado los hombros en la barra y examinaba todos los platos y bebidas que salían de la cocina.
- Imoto-chan, te veo impaciente. - El chico que estaba a mi lado me dedicó aquellas palabras acompañadas de una sonrisa, no parecía intentar ligar además de que estaba en condiciones pésimas para ello, le habría contestado bien pero lo de Imoto se pasaba de la ralla, le iba a seguir el juego cuando apareció un hombre que parecía ser un matón sacado de una novela mala.
- Eh, preciosa, ¿por qué no vienes aquí conmigo a pasar un buen rato? - Acompaño la ridicula proposición de una risotada que no me gustó ni un pelo estaba claro que iba más borracho que una cuba por suerte sabía tratar a los hombres así me volví para mirarle con la contestación ya preparada.
- Creo que la señorita no quiere ir contigo, montaña de mierda. - La segunda vez que no me dejaban hablar y esta vez había sido el peliazul de la sonrisa quien me lo había impedido no sabía que me irritaba más si eso o que estaba intentando protegerla, posiblemente lo segundo.
- Tú, enano. ¿Cómo me has llamado? - El hombre corpulento amenazó al chaval con un cuchillo sus ojos parecían los de un lobo feroz por culpa del alcohol y la rabia provocada gracias al insulto.
- Oh, lo siento. Tal vez al serrín que tienes en tu cabeza en lugar de cerebro le cueste razonar y entender palabras largas. Seré claro - Al decir esto sus ojos se vovlieron rojos aún más peligrosos que los del matón de barrio, ahora parecía más un asesino experimentado que cualquier otra cosa. -Vete, imbécil. - Agarró su bastón con una mano y me interpuse entre los dos, si no paraba aquello todo se complicaría más y tendría que esperar más por mi comida.
Me levante nunca sin olvidar mi pose serena y aparté suavemente con la mano el bastón dejando sitio para entrar yo, aparte ligeramente al peliazul y me acerqué todo lo que pude al hombretón.
-Dejalé no sabe tratar a hombres como tú, esta claro que no tiene respeto con nadie no desperdicies tu tiempo con él a las dos patadas estaría desmayado- Me acerqué mucho más y le susurré a la orja mientras me ponia de puntillas para llegar en una postura más o menos comoda.
-La noche todavía es joven para divestirs etanto, vuelve luego y seguro que tendrás mas oportunidades- Me alejé un poco de él gruño por lo bajo y pareció contentarse con eso por que se largó a su mesa de nuevo y yo hize lo mismo recuperando mi sitio.
-No te metas en peleas que no son tuyas y mucho menos así ¿Que pensabas hacer contra él con las heridas que tienes? Si casi te cuesta mantenerte en pie- En ningún momento lo mire había apoyado los hombros en la barra y examinaba todos los platos y bebidas que salían de la cocina.
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La chica se había interpuesto entre los dos y le había dicho algo al gigantón. En cierto modo se lo agradecía a la chica. Con aquella herida en la cabeza no se veía en condiciones para pelear al cien por cien. Sin embargo, podía haber tirado a aquel montón de músculos sin cerebro en apenas un instante, y sin necesidad de moverse apenas. Cuando aquella chica lo sermoneó, se encogió de hombros y le dijo:
- No necesito ponerme en pie para vencer a cualquiera de estos borrachos de bar babosos. No creas que esa pelea no era mía, no voy a dejar que un tipo ebrio acose a una chica como tú. No es honor o caballerosidad, es simple lógica. Estas a un nivel mil veces superior al suyo. -su ojo estaba volviéndose violeta de nuevo, al tiempo que suavizaba la presión sobre el bastón. Suspiró y observó la comida saliendo de la cocina. Uno de los camareros llevó un plato de carne medio quemado allí. El chico supuso que sería el menú del día que había pedido la chica.
Aprovechó para pedirle al hombre una bolsa de hielo para la herida de la cabeza. Mientras el hombre se iba hacia la cocina en busca del hielo, el cazador buscó en la mochila que llevaba, hasta encontrar un vestido rojo,algo arrugado pero aún en un estado bastante aceptable de conservación, pese a la tormenta. Se lo había dado Aki la noche que la había conocido. Lo guardaba como un bonito recuerdo, y como una promesa de revancha en un futuro. Cuando el hombre regresó, volvió a guardar el vestido en la bolsa y agarró la bolsa. Se la puso en la cabeza, y el dolor de la herida disminuyó.
- No te preocupes, imoto. Mientras estamos aquí, el imbécil ha salido con tres personas más. Me esperarán fuera, seguro. Pero puedo librarme de ellos. Gomen por causarte problemas. -sonrió de nuevo y se levantó de la barra, agarrando el bastón con la mano derecha y caminando hacia la puerta con paso decidido. En su hombro, Klaus carraspeaba.
Al salir, iluminados por la luz crepuscular, tres figuras enormes le esperaban. Reconoció al tipo tatuado y a otros dos que lo acompañaban en la taberna. El tipo tatuado llevaba un cuchillo y los otros dos, sendos cestus. Byakuro empuñó el bastón con ambas manos, tirando al suelo la bolsa de hielo, y los encaró:
- ¿Tres contra uno? ¿Donde está vuestro sentido del honor? -se burló antes de lanzarse hacia ellos.
Golpeó a uno de los dos tipos con cestus en el cuello, a la altura de la traquea con la base del bastón. El brillo rojizo de los ojos del chico se intensificó. El tipo del cuchillo trató de acuchillarlo, pero Byakuro se tiró al suelo, con el bastón por encima de él. Klaus se tiró a un lado, echando la lengua. El animal parecía completamente ajeno al combate. Byakuro giró el bastón sobre él, golpeando al grandullón lateralmente en la rótula, y haciendo que el hombre se llevara al manos al lugar de impacto, soltando el cuchillo. Al agacharse, se puso a tiro para el chico, que le golpeó en la boca del estómago con una patada. Pero el tercer hombre no había perdido el tiempo. Agarró a Byakuro antes de dejarle moverse y empezó a estrangularlo con ambas manos. El chico dejó caer el bastón, atrapado.
- No necesito ponerme en pie para vencer a cualquiera de estos borrachos de bar babosos. No creas que esa pelea no era mía, no voy a dejar que un tipo ebrio acose a una chica como tú. No es honor o caballerosidad, es simple lógica. Estas a un nivel mil veces superior al suyo. -su ojo estaba volviéndose violeta de nuevo, al tiempo que suavizaba la presión sobre el bastón. Suspiró y observó la comida saliendo de la cocina. Uno de los camareros llevó un plato de carne medio quemado allí. El chico supuso que sería el menú del día que había pedido la chica.
Aprovechó para pedirle al hombre una bolsa de hielo para la herida de la cabeza. Mientras el hombre se iba hacia la cocina en busca del hielo, el cazador buscó en la mochila que llevaba, hasta encontrar un vestido rojo,algo arrugado pero aún en un estado bastante aceptable de conservación, pese a la tormenta. Se lo había dado Aki la noche que la había conocido. Lo guardaba como un bonito recuerdo, y como una promesa de revancha en un futuro. Cuando el hombre regresó, volvió a guardar el vestido en la bolsa y agarró la bolsa. Se la puso en la cabeza, y el dolor de la herida disminuyó.
- No te preocupes, imoto. Mientras estamos aquí, el imbécil ha salido con tres personas más. Me esperarán fuera, seguro. Pero puedo librarme de ellos. Gomen por causarte problemas. -sonrió de nuevo y se levantó de la barra, agarrando el bastón con la mano derecha y caminando hacia la puerta con paso decidido. En su hombro, Klaus carraspeaba.
Al salir, iluminados por la luz crepuscular, tres figuras enormes le esperaban. Reconoció al tipo tatuado y a otros dos que lo acompañaban en la taberna. El tipo tatuado llevaba un cuchillo y los otros dos, sendos cestus. Byakuro empuñó el bastón con ambas manos, tirando al suelo la bolsa de hielo, y los encaró:
- ¿Tres contra uno? ¿Donde está vuestro sentido del honor? -se burló antes de lanzarse hacia ellos.
Golpeó a uno de los dos tipos con cestus en el cuello, a la altura de la traquea con la base del bastón. El brillo rojizo de los ojos del chico se intensificó. El tipo del cuchillo trató de acuchillarlo, pero Byakuro se tiró al suelo, con el bastón por encima de él. Klaus se tiró a un lado, echando la lengua. El animal parecía completamente ajeno al combate. Byakuro giró el bastón sobre él, golpeando al grandullón lateralmente en la rótula, y haciendo que el hombre se llevara al manos al lugar de impacto, soltando el cuchillo. Al agacharse, se puso a tiro para el chico, que le golpeó en la boca del estómago con una patada. Pero el tercer hombre no había perdido el tiempo. Agarró a Byakuro antes de dejarle moverse y empezó a estrangularlo con ambas manos. El chico dejó caer el bastón, atrapado.
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No necesito ponerme en pie para vencer a cualquiera de estos borrachos de bar babosos. No creas que esa pelea no era mía, no voy a dejar que un tipo ebrio acose a una chica como tú. No es honor o caballerosidad, es simple lógica. Estas a un nivel mil veces superior al suyo. - No entendí del todo lo que dijo la verdad es que me dejo bastante intrigada, ¿No tenía que ponerse de pie? posiblemente fuerá una metáfora de otra forma lo veía imposible, aquel chico se las daba de sobrado de alguna forma me caia bien por aquél detalle, además de que su lógica era implacable, le miré y le sonreí había logrado captar mi atención.
-Hay te doy la razón, además tu no estas a mi nivel pero muy por encima de estos descerebrados de aquí, incluso el bicho ese tuyo esta a más nivel que ellos- Dije refiriendome al pajarraco que no se despegaba del hombro del chico, y sonreí un poco más no me había dado cuenta de aqueld etalle pero así parecia un poco un pirata de los de las novelas que había leido de chiquilla en la biblioteca.
Hecho un vistazo a su rifle para asegurarse de que estaba bien y cuando volvió a levantar la vista vió un plato de carne en frente suyo, se lo agradeció cortesmente al camarero y examinó su comida no tenía una vista muy apetecible pero su estómago no tenía ojos y encuanto se quiso dar cuenta ya estaba desgarrandola como podía, no estaba rica ni mucho menos pero al menos saciaria su hambre por un tiempo.
- No te preocupes, imoto. Mientras estamos aquí, el imbécil ha salido con tres personas más. Me esperarán fuera, seguro. Pero puedo librarme de ellos. Gomen por causarte problemas. - ¡¿Otra vez el Imoto?! tenía la boca demasiado llena como para contestarle además en un visto y no visto el chico se había levantado de la barra y salia por la puerta para librarse de aquellos tipos, sabía que le matarían antes de que pudiera reaccionar.
Suspiré mientras le veia marchar y me metía toda la carne que podía en la boca a la vez, me tendría que dar igual lo que aquel desconocido hiciera con si vida, es más me da igual si vivia o no pero todo sea dicho, si iba a luchar ella quería presenciarlo ya que las palabras confiadas del muchacho habían hecho subir infinitamente su curiosidad por él.
Terminé en un abrir y cerrar la carne, ví dolorosamente como parte de mi oro se iba a la caja del bar y ya con el estómago lleno y menos peso gracias a las monedas desaparecidas agarré el rifle y salí del local por la puerta de atrás, no se podía meter otra vez en los asuntos de aquel tio, ni le apetecái ni debía así que con agilidad escalo por la choza que era el edifició y se colocó en lo alto del tejado desde el que tenia una prespectiva inmejorable de lo que estaba pasando bajo sus pies.
El peliazul volvía a tener ese brillo y aspecto de asesino en los ojos, había conseguido golpear al matón de barrio el cuchillo haciendo que este se viera en la obligación de soltar el cuchillo y bajó su defensa lo que el muchacho aprovechó para golpearle en el estómago "Usa los pies y esta herido pero su técnica es buena" pensé mientras seguía agazapada en silencio sin moverme observando el combate el chico estaba en un aprieto su bastón había caido y otro fortachón le estaba intentando estrangular, estaban enfrente mio sin darme la espalda y lo vi claramente, el chico ya no era un asesino solo un herido que no podía casi ni luchar y necesitaba ayuda.
Por alguna razón mi cuerpo actuó por mi agarré el rifle con rápidez, cargué y apunté.
Una bala atravesó la cabeza del fortachón en un disparo certero y cayó al suelo sin vida, mientras que el peliazul cayó al suelo respirando trabajosamente pero con ella.
-Hay te doy la razón, además tu no estas a mi nivel pero muy por encima de estos descerebrados de aquí, incluso el bicho ese tuyo esta a más nivel que ellos- Dije refiriendome al pajarraco que no se despegaba del hombro del chico, y sonreí un poco más no me había dado cuenta de aqueld etalle pero así parecia un poco un pirata de los de las novelas que había leido de chiquilla en la biblioteca.
Hecho un vistazo a su rifle para asegurarse de que estaba bien y cuando volvió a levantar la vista vió un plato de carne en frente suyo, se lo agradeció cortesmente al camarero y examinó su comida no tenía una vista muy apetecible pero su estómago no tenía ojos y encuanto se quiso dar cuenta ya estaba desgarrandola como podía, no estaba rica ni mucho menos pero al menos saciaria su hambre por un tiempo.
- No te preocupes, imoto. Mientras estamos aquí, el imbécil ha salido con tres personas más. Me esperarán fuera, seguro. Pero puedo librarme de ellos. Gomen por causarte problemas. - ¡¿Otra vez el Imoto?! tenía la boca demasiado llena como para contestarle además en un visto y no visto el chico se había levantado de la barra y salia por la puerta para librarse de aquellos tipos, sabía que le matarían antes de que pudiera reaccionar.
Suspiré mientras le veia marchar y me metía toda la carne que podía en la boca a la vez, me tendría que dar igual lo que aquel desconocido hiciera con si vida, es más me da igual si vivia o no pero todo sea dicho, si iba a luchar ella quería presenciarlo ya que las palabras confiadas del muchacho habían hecho subir infinitamente su curiosidad por él.
Terminé en un abrir y cerrar la carne, ví dolorosamente como parte de mi oro se iba a la caja del bar y ya con el estómago lleno y menos peso gracias a las monedas desaparecidas agarré el rifle y salí del local por la puerta de atrás, no se podía meter otra vez en los asuntos de aquel tio, ni le apetecái ni debía así que con agilidad escalo por la choza que era el edifició y se colocó en lo alto del tejado desde el que tenia una prespectiva inmejorable de lo que estaba pasando bajo sus pies.
El peliazul volvía a tener ese brillo y aspecto de asesino en los ojos, había conseguido golpear al matón de barrio el cuchillo haciendo que este se viera en la obligación de soltar el cuchillo y bajó su defensa lo que el muchacho aprovechó para golpearle en el estómago "Usa los pies y esta herido pero su técnica es buena" pensé mientras seguía agazapada en silencio sin moverme observando el combate el chico estaba en un aprieto su bastón había caido y otro fortachón le estaba intentando estrangular, estaban enfrente mio sin darme la espalda y lo vi claramente, el chico ya no era un asesino solo un herido que no podía casi ni luchar y necesitaba ayuda.
Por alguna razón mi cuerpo actuó por mi agarré el rifle con rápidez, cargué y apunté.
Una bala atravesó la cabeza del fortachón en un disparo certero y cayó al suelo sin vida, mientras que el peliazul cayó al suelo respirando trabajosamente pero con ella.
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Escuchó un disparo. Y la fuerza se aflojó de pronto. El tipo se derrumbó, aún agarrándolo, tirándolo al suelo. En su cabeza tenía un agujero por el que salía un poco de sangre. Vio a la chica del rifle. Klaus empezó a caminar y se acercó a él. El camaleón no parecía herido, algo que alivió a Byakuro. Sonrió agradecido.
- Vaya, no soy el único que se mete en peleas que no le conciernen -dijo sonriendo. Su ojo volvía a tener el color normal de siempre. En su tono no había reproche-. De todos modos, habría podido con él, pero te agradezco la ayuda -la miró a los ojos-. Mi nombre es Byakuro, pero puedes llamarme Bya. -su sonrisa se ensanchó mientras se agachaba, quedando a la altura de la falda del vestido de la chica, mientras Klaus subía con parsimonia por su brazo. El camaleón se encaramó al hombro de nuevo y empezó a adquirir el color de la chaqueta que llevaba el chico.
Cuando el reptil estuvo en su sitio habitual, el cazador se movió hacia la bolsa de hielo y se la volvió a poner en la cabeza. El frío intenso en la herida era agradable y lo relajaba. También recogió su bastón tridente y se dirigió a la chica.
- Estos tipos no tardarán mucho en recuperarse. Mejor si nos vamos de aquí. -le propuso.
- Vaya, no soy el único que se mete en peleas que no le conciernen -dijo sonriendo. Su ojo volvía a tener el color normal de siempre. En su tono no había reproche-. De todos modos, habría podido con él, pero te agradezco la ayuda -la miró a los ojos-. Mi nombre es Byakuro, pero puedes llamarme Bya. -su sonrisa se ensanchó mientras se agachaba, quedando a la altura de la falda del vestido de la chica, mientras Klaus subía con parsimonia por su brazo. El camaleón se encaramó al hombro de nuevo y empezó a adquirir el color de la chaqueta que llevaba el chico.
Cuando el reptil estuvo en su sitio habitual, el cazador se movió hacia la bolsa de hielo y se la volvió a poner en la cabeza. El frío intenso en la herida era agradable y lo relajaba. También recogió su bastón tridente y se dirigió a la chica.
- Estos tipos no tardarán mucho en recuperarse. Mejor si nos vamos de aquí. -le propuso.
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Los demás que estaban allí reunidos salieron por patas de alli dejando abandonado el cadavér de su compañero y a el chico peliazul que pronto volvió a extar como siempre y el bicho que se había alejado volvió con su legitimo dueño, yo guardé el arma y me senté aún en el tejado.
- Vaya, no soy el único que se mete en peleas que no le conciernen -Me sonrió, no parecía enfadado de que le hubiera ayudado y más le valía ya que le había salvado la vida.
-Será que todo se pega-Le dige con tono indiferente, empecé a descender por el tejado dejandome deslizar por el como si fuera un tobogan y cuando finalmente se acabó salté y aterrice de pies con maestría.
-De todos modos, habría podido con él, pero te agradezco la ayuda -Siguió diciendo, a mi más bien me pareció que intentaba mentirse a si mismo para que su orgullo no lo afectará por que a mi no me engañaba, si no hubiera llegado a intervenir a estas horas estaría muerto o aún más malherido.
Después me miró a los ojos mientras añadía con una sonrisa que cada vez se hacía más grande.
-. Mi nombre es Byakuro, pero puedes llamarme Bya. - ¿Byakuro? que clase nombre era aquel, era bonito y original pero yo no le había oido en mi vida, sonreí un poco más abierta a él, parecía majo, tenía ma´s coeficiente que los malotes del bar cosa que me alegró mucho.
-Un placer Bya, yo soy Yuzi Read-Le dije mientras observaba asombrada como el animal de Bya se subía a su hombro y adoptaba el color de su chaqueta, nunca había visto un camaleón de cerca y menos camuflarse y sonreí mientras le miraba con la misma ilusión y curiosidad que una niña pequeña.
- Estos tipos no tardarán mucho en recuperarse. Mejor si nos vamos de aquí. - Me propuso, sa había vuelto a poner el hielo en la cabeza, parecía que así se calmaba un poco, asentí con la cabeza en respuesta de su proposición y le pregunté.
-¿Donde quieres que vayamos?, ¿te diriges a algun sitio?- Sospechaba que no era de la isla, bueno más que sospechar lo sabia se notaba a la legua y más si se iba metiendo en peleas cada dos por tres.
- Vaya, no soy el único que se mete en peleas que no le conciernen -Me sonrió, no parecía enfadado de que le hubiera ayudado y más le valía ya que le había salvado la vida.
-Será que todo se pega-Le dige con tono indiferente, empecé a descender por el tejado dejandome deslizar por el como si fuera un tobogan y cuando finalmente se acabó salté y aterrice de pies con maestría.
-De todos modos, habría podido con él, pero te agradezco la ayuda -Siguió diciendo, a mi más bien me pareció que intentaba mentirse a si mismo para que su orgullo no lo afectará por que a mi no me engañaba, si no hubiera llegado a intervenir a estas horas estaría muerto o aún más malherido.
Después me miró a los ojos mientras añadía con una sonrisa que cada vez se hacía más grande.
-. Mi nombre es Byakuro, pero puedes llamarme Bya. - ¿Byakuro? que clase nombre era aquel, era bonito y original pero yo no le había oido en mi vida, sonreí un poco más abierta a él, parecía majo, tenía ma´s coeficiente que los malotes del bar cosa que me alegró mucho.
-Un placer Bya, yo soy Yuzi Read-Le dije mientras observaba asombrada como el animal de Bya se subía a su hombro y adoptaba el color de su chaqueta, nunca había visto un camaleón de cerca y menos camuflarse y sonreí mientras le miraba con la misma ilusión y curiosidad que una niña pequeña.
- Estos tipos no tardarán mucho en recuperarse. Mejor si nos vamos de aquí. - Me propuso, sa había vuelto a poner el hielo en la cabeza, parecía que así se calmaba un poco, asentí con la cabeza en respuesta de su proposición y le pregunté.
-¿Donde quieres que vayamos?, ¿te diriges a algun sitio?- Sospechaba que no era de la isla, bueno más que sospechar lo sabia se notaba a la legua y más si se iba metiendo en peleas cada dos por tres.
Byakuro Kyoya
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- Dirigirme a algún sitio... Sí, podría decirse que sí. Llevo una temporada intentando salir del Grand Line hacia los Blues. Pero parece que este mar no está dispuesto a dejarme ir -fingió un suspiro de aceptación-. Bueno, siempre es divertido llegar a islas así, donde hay cosas interesantes por hacer. Y gente igual de interesante por conocer. -le dijo con una sonrisa.
Aquella pelea lo había animado, pese al brusco final. Empezó a caminar hacia la costa. Tal vez encontrase un puerto donde coger un barco. Tenía que haber un maldito puerto. Aquellas casas no podían estar incomunicadas. Tardó apenas cinco minutos en llegar a la costa. A su derecha había un enorme bosque, que limitaba con la costa, y al otro lado se alzaban los edificios de la ciudad. Frente a él, una playa de arenas blancas y finas. Se acercó al lugar y se descalzó, sintiendo la arena blanca escurrirse entre los dedos de sus pies. Klaus bajó hasta la arena también, aclarándose hasta camuflarse. Era impresionante, sin duda, la capacidad adaptativa del animal. Byakuro le lanzó un malvavisco al animal, que se lo tragó de un bocado, atrapando el dulce con la lengua antes de que tocase el suelo. El chico se tumbó en la arena, despreocupándose. Era muy agradable sentir los últimos rayos del sol, aún calientes. Se quitó la chaqueta y la camiseta, dejándolas al lado. La luz del crepúsculo le iluminaba el pecho desnudo con un tono dorado rojizo. Cerró los ojos, alegre.
- Túmbate, Yuzi-chan, es agradable. -le dijo sin abrir los ojos ni moverse lo más mínimo.
Aquella pelea lo había animado, pese al brusco final. Empezó a caminar hacia la costa. Tal vez encontrase un puerto donde coger un barco. Tenía que haber un maldito puerto. Aquellas casas no podían estar incomunicadas. Tardó apenas cinco minutos en llegar a la costa. A su derecha había un enorme bosque, que limitaba con la costa, y al otro lado se alzaban los edificios de la ciudad. Frente a él, una playa de arenas blancas y finas. Se acercó al lugar y se descalzó, sintiendo la arena blanca escurrirse entre los dedos de sus pies. Klaus bajó hasta la arena también, aclarándose hasta camuflarse. Era impresionante, sin duda, la capacidad adaptativa del animal. Byakuro le lanzó un malvavisco al animal, que se lo tragó de un bocado, atrapando el dulce con la lengua antes de que tocase el suelo. El chico se tumbó en la arena, despreocupándose. Era muy agradable sentir los últimos rayos del sol, aún calientes. Se quitó la chaqueta y la camiseta, dejándolas al lado. La luz del crepúsculo le iluminaba el pecho desnudo con un tono dorado rojizo. Cerró los ojos, alegre.
- Túmbate, Yuzi-chan, es agradable. -le dijo sin abrir los ojos ni moverse lo más mínimo.
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- Dirigirme a algún sitio... Sí, podría decirse que sí. Llevo una temporada intentando salir del Grand Line hacia los Blues. Pero parece que este mar no está dispuesto a dejarme ir- Después de decirlo suspiró, supusé que tendría algo que ver con las heridas que tenía y su aparición en esta isla pero no dije nada ya que seguía hablando. -Bueno, siempre es divertido llegar a islas así, donde hay cosas interesantes por hacer. Y gente igual de interesante por conocer.- Me sonrió y yo le devolví la sonrisa mientras le decía.
-Gente interesante a la que conocer me lo creo pero lo de cosas que hacer... como no te quieras meter en otra pelea tampoco es un sitio lleno de entretenimiento- Dije expresando mi opinión mientras seguía caminando por las calles y pensando en lo que él decía, teniamos el mismo objetivo irnos del Grand Line, pero supuse que por razones distintas aunque tampoco me atreví a preguntar si él se quería unir a una banda pirata, solo seguí caminando en silencio a su lado.
Ibamos caminando hacía la costa de la ciudad cosa que yo tambien necesitaba hacer, estaba pensando en buscar otro barco de grumetes y salir de esta isla antes de que tuviera que salvar de una pelea a alguien más, pero no encontramos un muelle si no una playa de arenas finas y blancas con bosque delimitando a un lado y al otro la ciudad, Bya se detuvo allí y yo hize lo msimo.
Observé lo que hacía con curiosidad, el se descalzo para poder notar la playa bajo sus pies sin que los zapatos se interpusieran, el bicho de su hombro se bajó de él y se camufló entre la arena bastante bien, como no tuviese cuidado seguramente podría pisarle. Bya le dió comida algo que me pareció un malvavisco que se lo tragó de un bocado, después se quito la chauqeta y la camise y se quedó tumbado en la arena placidamente.
- Túmbate, Yuzi-chan, es agradable. -Sonreí y sin pensarmelo dos veces procedí a hacer lo que decía, me quite las botas y el sombrero dejandoles a un lado al lado de mi rifle cerca de mi y después me tumbe a su lado cerrando los ojos, tenía razón aquello era maravilloso.
-Dime Bya, ¿Como acabastes en esta isla?- Era una pregunta que le quería ahcer desde hacía bastante y ahora así relajados sin ninguna distracción y sin él hablando me pareció el moimento idoneo.
-Gente interesante a la que conocer me lo creo pero lo de cosas que hacer... como no te quieras meter en otra pelea tampoco es un sitio lleno de entretenimiento- Dije expresando mi opinión mientras seguía caminando por las calles y pensando en lo que él decía, teniamos el mismo objetivo irnos del Grand Line, pero supuse que por razones distintas aunque tampoco me atreví a preguntar si él se quería unir a una banda pirata, solo seguí caminando en silencio a su lado.
Ibamos caminando hacía la costa de la ciudad cosa que yo tambien necesitaba hacer, estaba pensando en buscar otro barco de grumetes y salir de esta isla antes de que tuviera que salvar de una pelea a alguien más, pero no encontramos un muelle si no una playa de arenas finas y blancas con bosque delimitando a un lado y al otro la ciudad, Bya se detuvo allí y yo hize lo msimo.
Observé lo que hacía con curiosidad, el se descalzo para poder notar la playa bajo sus pies sin que los zapatos se interpusieran, el bicho de su hombro se bajó de él y se camufló entre la arena bastante bien, como no tuviese cuidado seguramente podría pisarle. Bya le dió comida algo que me pareció un malvavisco que se lo tragó de un bocado, después se quito la chauqeta y la camise y se quedó tumbado en la arena placidamente.
- Túmbate, Yuzi-chan, es agradable. -Sonreí y sin pensarmelo dos veces procedí a hacer lo que decía, me quite las botas y el sombrero dejandoles a un lado al lado de mi rifle cerca de mi y después me tumbe a su lado cerrando los ojos, tenía razón aquello era maravilloso.
-Dime Bya, ¿Como acabastes en esta isla?- Era una pregunta que le quería ahcer desde hacía bastante y ahora así relajados sin ninguna distracción y sin él hablando me pareció el moimento idoneo.
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Yuzi le preguntó por cómo había acabado llegando a aquella isla. Byakuro sonrío y puso la bolsa de hielo al lado de Klaus. El camaleón dio un par de pasos más allá, para alejarse de la fuente de frío. Parecía como si un trozo de arena compactada hubiese cobrado vida.
- Pues la verdad... -dijo el chico- ni yo mismo estoy seguro. Pero creo que el barco en el que estaba naufragó. Por suerte conseguí agarrarme a un madero, aunque tengo bastantes lagunas. -se encogió de hombros.
Pero bueno, ahora que estaba en aquella isla, el cazador iba a encontrar otro barco para salir de allí. Parecía que aquel mar también podía ser interesante a su manera. Pasó la mano por su bastón tridente. El metal permanecía frío bajo el sol. Era agradable.
- ¿Y tú, Yuzi-chan? -la miró a los ojos, girándose hacia ella sobre la arena-. ¿Cómo has llegado a esta isla? -sonrió por la proximidad a la que estaban, le parecía gracioso y quería ver la reacción de la chica. Klaus soltó un carraspeo mientras de un lengüetazo atrapaba una mosca que volaba cerca. Byakuro sentía la respiración de la chica, y casi diría que podía escuchar los latidos de su corazón, aunque no podía asegurarlo por completo.
- Pues la verdad... -dijo el chico- ni yo mismo estoy seguro. Pero creo que el barco en el que estaba naufragó. Por suerte conseguí agarrarme a un madero, aunque tengo bastantes lagunas. -se encogió de hombros.
Pero bueno, ahora que estaba en aquella isla, el cazador iba a encontrar otro barco para salir de allí. Parecía que aquel mar también podía ser interesante a su manera. Pasó la mano por su bastón tridente. El metal permanecía frío bajo el sol. Era agradable.
- ¿Y tú, Yuzi-chan? -la miró a los ojos, girándose hacia ella sobre la arena-. ¿Cómo has llegado a esta isla? -sonrió por la proximidad a la que estaban, le parecía gracioso y quería ver la reacción de la chica. Klaus soltó un carraspeo mientras de un lengüetazo atrapaba una mosca que volaba cerca. Byakuro sentía la respiración de la chica, y casi diría que podía escuchar los latidos de su corazón, aunque no podía asegurarlo por completo.
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Pasaron unos segundos hasta que me respondió, oí como el bicho suyo se deslizaba por la arena cerca mió y otra vez rezé para no pisarle, Bya le parecía tener bastante apreció a ese animalejo y no me apetecía matarlo así por que si, además me parecía demasiado raro como para matarle.
- Pues la verdad... - Empezó a decir y yo me preparé para escucharle aún sin abrir los ojos, sin ni siquiera moverme.- ni yo mismo estoy seguro. Pero creo que el barco en el que estaba naufragó. Por suerte conseguí agarrarme a un madero, aunque tengo bastantes lagunas. -
Así que había tenido un naufragio, aquello no era de extrañar en un mar como el Grand Line y su historia solo me daba a mi más razones para querer irme de allí, sabía que no le iba a sacar mucho más y aún no sabía si era un aliado o un enemigo, abrí los ojos una vez termino de hablar.
- ¿Y tú, Yuzi-chan? - La oí decir ví como se giraba hacia a mi con los ojos abiertos pero no dije nada-. ¿Cómo has llegado a esta isla? - Sonrió con picardia, estabamos muy cerca é se había acercado mucho a mi que estaba tumbada en la playa mirando al cielo, me giré igual que él recortando muchisimo más la distancia que antes oía su respiración muy cerca de mi, me quede mirandole a los ojos, le sonreí tambien no era alguien que se intimidaba solo con eso, es más me divertía muchisímo no iba a sentir que me incomodara solo por acercarse demasiado a mi y le dije.
-Vine en un barco mercante limpiando cubiertas, es un trabajo para ganar un dinerillo ya que pienso salir de auí en otro barco parecido y encontrar una tripulación pirata a la que unirme- No sabía si había dicho bien en decir la última parte no parecía un Marine, ni del gobierno pero siempre podría ser un cazador o un CP de incognito, aún así no creía que estuviera en peligro ya que de momento no era nada conocida y si tuviera alguno de esos rangos no tendría ningún interés en mi.
- Pues la verdad... - Empezó a decir y yo me preparé para escucharle aún sin abrir los ojos, sin ni siquiera moverme.- ni yo mismo estoy seguro. Pero creo que el barco en el que estaba naufragó. Por suerte conseguí agarrarme a un madero, aunque tengo bastantes lagunas. -
Así que había tenido un naufragio, aquello no era de extrañar en un mar como el Grand Line y su historia solo me daba a mi más razones para querer irme de allí, sabía que no le iba a sacar mucho más y aún no sabía si era un aliado o un enemigo, abrí los ojos una vez termino de hablar.
- ¿Y tú, Yuzi-chan? - La oí decir ví como se giraba hacia a mi con los ojos abiertos pero no dije nada-. ¿Cómo has llegado a esta isla? - Sonrió con picardia, estabamos muy cerca é se había acercado mucho a mi que estaba tumbada en la playa mirando al cielo, me giré igual que él recortando muchisimo más la distancia que antes oía su respiración muy cerca de mi, me quede mirandole a los ojos, le sonreí tambien no era alguien que se intimidaba solo con eso, es más me divertía muchisímo no iba a sentir que me incomodara solo por acercarse demasiado a mi y le dije.
-Vine en un barco mercante limpiando cubiertas, es un trabajo para ganar un dinerillo ya que pienso salir de auí en otro barco parecido y encontrar una tripulación pirata a la que unirme- No sabía si había dicho bien en decir la última parte no parecía un Marine, ni del gobierno pero siempre podría ser un cazador o un CP de incognito, aún así no creía que estuviera en peligro ya que de momento no era nada conocida y si tuviera alguno de esos rangos no tendría ningún interés en mi.
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Byakuro ensanchó su sonrisa más aún, acercándose más a ella, quedando a tan solo unos centímetros de su rostro mientras la examinaba con sus ojos violetas. Así que aquella mujer pensaba convertirse en pirata. Si aún no lo era, no ganaba nada tratando de cazarla, por lo que tampoco le interesaba meterse en problemas con ella. Por otro lado, era bastante simpática, y no le apetecía estropear aquella situación con una pelea.
- Vaya, Yuzi-chan, parece que quieres convertirte en pirata -sonrió afablemente mientras le susurraba. No hacía falta que hablase más alto, por la distancia a la que estaban podía escuchar perfectamente la respiración de la chica. Cerró los ojos, sintiéndola a su lado-. Me has caído bien, ¿sabes? No pienso decirte que no lo hagas. Es más, espero no tener que cazarte en un futuro. Aunque... -sonrió de nuevo, con un brillo intenso en los ojos- seguramente sería interesante. -dicho esto, le pasó la mano por el pelo, que despedía un delicioso olor.
Tras ese gesto, inspiró profundamente y se volvió a tumbar boca arriba, observando el sol descender a un ritmo cada vez mayor. El astro brillaba con un tono que pasaba del naranja al rojo rápidamente, según se acercaba a la linea del horizonte.
- Bueno, Yuzi-chan... ya que estamos con preguntas y respuestas... ¿qué te ha hecho querer ser pirata? -la pregunta tuvo un tono de interés, aunque Byakuro en realidad quería saber más que la historia, las motivaciones. No quería más piratas como Krabbo navegando por el océano.
- Vaya, Yuzi-chan, parece que quieres convertirte en pirata -sonrió afablemente mientras le susurraba. No hacía falta que hablase más alto, por la distancia a la que estaban podía escuchar perfectamente la respiración de la chica. Cerró los ojos, sintiéndola a su lado-. Me has caído bien, ¿sabes? No pienso decirte que no lo hagas. Es más, espero no tener que cazarte en un futuro. Aunque... -sonrió de nuevo, con un brillo intenso en los ojos- seguramente sería interesante. -dicho esto, le pasó la mano por el pelo, que despedía un delicioso olor.
Tras ese gesto, inspiró profundamente y se volvió a tumbar boca arriba, observando el sol descender a un ritmo cada vez mayor. El astro brillaba con un tono que pasaba del naranja al rojo rápidamente, según se acercaba a la linea del horizonte.
- Bueno, Yuzi-chan... ya que estamos con preguntas y respuestas... ¿qué te ha hecho querer ser pirata? -la pregunta tuvo un tono de interés, aunque Byakuro en realidad quería saber más que la historia, las motivaciones. No quería más piratas como Krabbo navegando por el océano.
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- Vaya, Yuzi-chan, parece que quieres convertirte en pirata - Me digo Bya en susurros aunque le oía claramente ya que estabamos muy juntos, me sonreía afablemente, no parecía tener ninguna intención de capturarme o cualquier cosa parecida y no me sorprendia ya que no era conocida y por lo tanto no ganaba nada con ello.- Me has caído bien, ¿sabes? No pienso decirte que no lo hagas. Es más, espero no tener que cazarte en un futuro. Aunque... - Asi que era cazador, bueno al menos no era ni del gobierno ni de la marina, cosa que hizo que me relajara bastante- seguramente sería interesante.- Si tenía razón aquello sería interesante sonrió y paso una mano por mi pelo, yo le devolví la sonrisa y a continuación le dije.
-Si, me gustaría saber que tan buen cazador eres, aunque claro como estas herido y como no ganarías nada capturandome me temo que tendremos que dejarlo para otro día-
Bya se volvió a tumbar bocarriba e inspiro profundamente yo no hize nada de eso, me quede en mi posición, de lado mirandole aunque cerré los ojos sin mayor interés.
- Bueno, Yuzi-chan... ya que estamos con preguntas y respuestas... ¿qué te ha hecho querer ser pirata? - Era algo interesante, una pregunta que supuse iba más allá de lo que se veía, a las motivaciones, a el por qué de todo aquello y era una pregunta que me había planteado muchas veces.
-Quiero derrocar al gobierno- Fue lo primero que se me ocurrió decir aunque luego continué -Quiero venganza y para ello me hize pirata, podría haberme hecho revolucionaria pero no le veo tanta libertad, es decir para mi ser pirata aparte de darme la posibilidad de derrocar al gobierno que es una razón algo secundaria me hace libre, me parece que es una de las cosas más libres que hay y yo simplemente quiero eso la más pura libertad que pueda poseer y así poder saber sobre todo lo que pasa en este mundo-Suspiré y me sente en la arena abriendo los ojos y mirando el horizonte. -Además es interesante como todo el mundo intenta ir a por ti- esto último lo dije con una picara sonrisa.
Una vez hecho estas revelaciones al chaval decidí que ay era hora de que él hiciera las suyas.
-¿Y a ti?-Empezé volviendome a tumbar en la arena-¿Por que eres cazador? ¿Por venganza, por tomarte la justicia de tu mano?- Dejé la pregunta abierta dando a entender que podría ser por cualquier otra razón que a mi no se me habría ocurrido.
-Si, me gustaría saber que tan buen cazador eres, aunque claro como estas herido y como no ganarías nada capturandome me temo que tendremos que dejarlo para otro día-
Bya se volvió a tumbar bocarriba e inspiro profundamente yo no hize nada de eso, me quede en mi posición, de lado mirandole aunque cerré los ojos sin mayor interés.
- Bueno, Yuzi-chan... ya que estamos con preguntas y respuestas... ¿qué te ha hecho querer ser pirata? - Era algo interesante, una pregunta que supuse iba más allá de lo que se veía, a las motivaciones, a el por qué de todo aquello y era una pregunta que me había planteado muchas veces.
-Quiero derrocar al gobierno- Fue lo primero que se me ocurrió decir aunque luego continué -Quiero venganza y para ello me hize pirata, podría haberme hecho revolucionaria pero no le veo tanta libertad, es decir para mi ser pirata aparte de darme la posibilidad de derrocar al gobierno que es una razón algo secundaria me hace libre, me parece que es una de las cosas más libres que hay y yo simplemente quiero eso la más pura libertad que pueda poseer y así poder saber sobre todo lo que pasa en este mundo-Suspiré y me sente en la arena abriendo los ojos y mirando el horizonte. -Además es interesante como todo el mundo intenta ir a por ti- esto último lo dije con una picara sonrisa.
Una vez hecho estas revelaciones al chaval decidí que ay era hora de que él hiciera las suyas.
-¿Y a ti?-Empezé volviendome a tumbar en la arena-¿Por que eres cazador? ¿Por venganza, por tomarte la justicia de tu mano?- Dejé la pregunta abierta dando a entender que podría ser por cualquier otra razón que a mi no se me habría ocurrido.
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La chica le había preguntado por qué quería ser cazador. Bueno, aquella pregunta tenía una respuesta bastante clara:
- Por supervivencia, nada más -le dijo, mirándola por el rabillo del ojo-. Mi tío hace poco que ha muerto, y he visto en esta... ocupación una forma de ganar dinero y poder subsistir -sonrió y llevó la mano a su camaleón-. Al menos no me aburro, y Klaus me acompaña. -dicho esto, observó a la chica detenidamente. Su cuerpo tumbado en la arena en aquella postura acentuaba las curvas de sus caderas y su cintura, además de sus piernas largas y bonitas. Si la chica veía aquel gesto, no parecía importarle, dada la falta de disimulo.
El cazador sonrió, el sol empezaba a ponerse en el horizonte, tocando el límite del cielo con el mar, y desdibujándose en la calima. Las olas reflejaban su luz como fragmentos de metal ardiente flotando en la superficie del agua. Era una vista espectacular, pero a Byakuro le traía sin cuidado. Ya había visto muchos atardeceres así, pero no siempre podía disfrutar de uno en la compañía de una chica como aquella. La herida de la cabeza era un pequeño revés, pero la situación general era deliciosa para sus sentidos. Sentía una mezcla del olor de la muchacha junto al agua salada y la brisa marina, que le removía ligeramente el pelo. Klaus subió a su hombro y soltó un pequeño gruñido, como culpándole el haber dejado de prestarle atención.
- Así que te parece interesante que todo el mundo te persiga... me guardaré esa información por si algún día salgo a cazarte -dijo con tono de broma mientras fingía apuntar algo en el aire-. Seguramente cuando no tenga esta pequeña molestia en la cabeza pueda ir a por ti. Pero mientras tanto, disfrutemos del momento-. Se giró de nuevo hacia ella, mientras el sol seguía descendiendo y bañándolo todo con una luz naranja y ámbar. La luz reflejada en los ojos del chico hacía que parecieran tener dos brasas ardientes tras las pupilas, dándole un aspecto que si bien podía parecer perturbador, también era cálido.
Klaus se movió en su hombro, y se recostó sobre él, cerrando los ojos. El lagarto había adoptado un color anaranjado, Byakuro le acarició la cabeza con la mano. En el momento en el que lo hizo, el sol se reflejó en el anillo que llevaba en el dedo corazón, reflejando los últimos rayos del crepúsculo en la cara del cazador, haciendo que su piel pareciera brillar con el sol.
- Por supervivencia, nada más -le dijo, mirándola por el rabillo del ojo-. Mi tío hace poco que ha muerto, y he visto en esta... ocupación una forma de ganar dinero y poder subsistir -sonrió y llevó la mano a su camaleón-. Al menos no me aburro, y Klaus me acompaña. -dicho esto, observó a la chica detenidamente. Su cuerpo tumbado en la arena en aquella postura acentuaba las curvas de sus caderas y su cintura, además de sus piernas largas y bonitas. Si la chica veía aquel gesto, no parecía importarle, dada la falta de disimulo.
El cazador sonrió, el sol empezaba a ponerse en el horizonte, tocando el límite del cielo con el mar, y desdibujándose en la calima. Las olas reflejaban su luz como fragmentos de metal ardiente flotando en la superficie del agua. Era una vista espectacular, pero a Byakuro le traía sin cuidado. Ya había visto muchos atardeceres así, pero no siempre podía disfrutar de uno en la compañía de una chica como aquella. La herida de la cabeza era un pequeño revés, pero la situación general era deliciosa para sus sentidos. Sentía una mezcla del olor de la muchacha junto al agua salada y la brisa marina, que le removía ligeramente el pelo. Klaus subió a su hombro y soltó un pequeño gruñido, como culpándole el haber dejado de prestarle atención.
- Así que te parece interesante que todo el mundo te persiga... me guardaré esa información por si algún día salgo a cazarte -dijo con tono de broma mientras fingía apuntar algo en el aire-. Seguramente cuando no tenga esta pequeña molestia en la cabeza pueda ir a por ti. Pero mientras tanto, disfrutemos del momento-. Se giró de nuevo hacia ella, mientras el sol seguía descendiendo y bañándolo todo con una luz naranja y ámbar. La luz reflejada en los ojos del chico hacía que parecieran tener dos brasas ardientes tras las pupilas, dándole un aspecto que si bien podía parecer perturbador, también era cálido.
Klaus se movió en su hombro, y se recostó sobre él, cerrando los ojos. El lagarto había adoptado un color anaranjado, Byakuro le acarició la cabeza con la mano. En el momento en el que lo hizo, el sol se reflejó en el anillo que llevaba en el dedo corazón, reflejando los últimos rayos del crepúsculo en la cara del cazador, haciendo que su piel pareciera brillar con el sol.
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- Por supervivencia, nada más - Me contesto al preguntarle que por que él era cazador.-. Mi tío hace poco que ha muerto, y he visto en esta... ocupación una forma de ganar dinero y poder subsistir - Sigió contando, no dije nada no era la clase de personas que paraban a dar el pesame a alguien que conocia de hacia tan poco.-. Al menos no me aburro, y Klaus me acompaña. - Se me quedó mirando trás acabar la frase, yo le sonreí pero no hice nada más.
-Si que es verdad que es una forma muy eficaz de ganar dinero rápido.-Admití aunque a mi no me llamara especialmente la atención.
Observé como el Camaleon llamado Klaus escalaba hacia el hombro de su dueño y se quedaba allí parado, parecía algo enfadado; a mi me parecía un bicho increiblemente curioso y no paraba de observarle ya que no había visto ninguno como él y ahora le tenía muy cerca, aunque tampoco dejaba de mirar a su dueño, el cuál era tan interesante como él.
- Así que te parece interesante que todo el mundo te persiga... me guardaré esa información por si algún día salgo a cazarte - Hablo Bya bromeando mientras apuntaba algo en una libreta invisible, yo no pude evitar soltar una sonora risita.
-. Seguramente cuando no tenga esta pequeña molestia en la cabeza pueda ir a por ti. Pero mientras tanto, disfrutemos del momento- Siguió diciendo y aquello era interesante por que si nos volviamos a encontrar cuando yo tuviera algo de recompensa y él ganas de cazarme y no estuviese herido, por lo que había visto sería una pelea bastante intesa.
-Estaré esperando ese día de lidiar una interesante pelea contigo- Le sonreí y volví a tumbarme un rato en la arena, contemplando como el sol se apagaba poco a poco, como sus últimos rayos de sol intenso se reflejaban en los ojos de Bya y en las olas del mar, cerré los ojos para sentir toda aquella calma, aunque esto solo duró unos segundos ya que enseguida les volvi a abrir, me estiré en la arena y me levante, sacudiendo los granos que se habían pegado a mi ropa.
-Me iré ya, quiero ir al puerto a encontrar un barco que necesite marineros antes de que sea noche cerrada para poder partir mañana a poder ser- Le sonreí y recogí de la arena mi sombrero y mi rifle.
-Si que es verdad que es una forma muy eficaz de ganar dinero rápido.-Admití aunque a mi no me llamara especialmente la atención.
Observé como el Camaleon llamado Klaus escalaba hacia el hombro de su dueño y se quedaba allí parado, parecía algo enfadado; a mi me parecía un bicho increiblemente curioso y no paraba de observarle ya que no había visto ninguno como él y ahora le tenía muy cerca, aunque tampoco dejaba de mirar a su dueño, el cuál era tan interesante como él.
- Así que te parece interesante que todo el mundo te persiga... me guardaré esa información por si algún día salgo a cazarte - Hablo Bya bromeando mientras apuntaba algo en una libreta invisible, yo no pude evitar soltar una sonora risita.
-. Seguramente cuando no tenga esta pequeña molestia en la cabeza pueda ir a por ti. Pero mientras tanto, disfrutemos del momento- Siguió diciendo y aquello era interesante por que si nos volviamos a encontrar cuando yo tuviera algo de recompensa y él ganas de cazarme y no estuviese herido, por lo que había visto sería una pelea bastante intesa.
-Estaré esperando ese día de lidiar una interesante pelea contigo- Le sonreí y volví a tumbarme un rato en la arena, contemplando como el sol se apagaba poco a poco, como sus últimos rayos de sol intenso se reflejaban en los ojos de Bya y en las olas del mar, cerré los ojos para sentir toda aquella calma, aunque esto solo duró unos segundos ya que enseguida les volvi a abrir, me estiré en la arena y me levante, sacudiendo los granos que se habían pegado a mi ropa.
-Me iré ya, quiero ir al puerto a encontrar un barco que necesite marineros antes de que sea noche cerrada para poder partir mañana a poder ser- Le sonreí y recogí de la arena mi sombrero y mi rifle.
Byakuro Kyoya
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Byakuro sintió como el sol dejaba de iluminarle. Tan solo había ahora una luz indirecta. Sintió como su acompañante se levantaba de la arena, mientras decía que iría al puerto a encontrar algún barco para poder irse a la siguiente isla al día siguiente. Él debería hacer lo mismo, pero no iba a desaprovechar aquel momento. Ya tendría tiempo de hacer todo aquello al día siguiente. Cuando la chica se levantó y agarró el sombrero y el rifle, el cazador la miró desde su posición en el suelo y le dedicó una última sonrisa antes de decir:
- Ha sido un placer, Yuzi-chan. Espero que nos volvamos a encontrar. Ahora que lo hemos hablado, sí que me apetece encontrarme contigo en un futuro. -Klaus alzó la mirada hacia la chica, y correteó hasta su pierna, dando una vuelta a su alrededor antes de volver al lado del cazador.
El chico cerró de nuevo los ojos, escuchando las olas romper a cierta distancia. Empezaba a tener un poco de sueño, y le apetecía echarse una siesta. Ya tendría tiempo de buscarse un barco para salir de allí al día siguiente.
- Ha sido un placer, Yuzi-chan. Espero que nos volvamos a encontrar. Ahora que lo hemos hablado, sí que me apetece encontrarme contigo en un futuro. -Klaus alzó la mirada hacia la chica, y correteó hasta su pierna, dando una vuelta a su alrededor antes de volver al lado del cazador.
El chico cerró de nuevo los ojos, escuchando las olas romper a cierta distancia. Empezaba a tener un poco de sueño, y le apetecía echarse una siesta. Ya tendría tiempo de buscarse un barco para salir de allí al día siguiente.
Yuzi Read
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El chico no se movió de su posición, estaba claro que el no se iría de allí hasta por lo menos la mañana siguiente pero yo no iba a esperar tanto.
Me observó desde el suelo y me dedicó una sonrisa para después añadir.
- Ha sido un placer, Yuzi-chan. Espero que nos volvamos a encontrar. Ahora que lo hemos hablado, sí que me apetece encontrarme contigo en un futuro. - Le devolví la sonrisa al oír aquellas palabras, el bicho llamado Klaus correteó hasta mi pierna, dió un par de vueltas a mi alrededor y se volvió a alejar como si quisiera despedirme el tambien, sonreí aún más ante el gesto del animal y le despedí con la mano.
El chico cerró los ojos, yo me dí la vuelta dispuesta a marcharme como ya había dicho pero antes decidí contestarle.
-Intenta no volver a naufragar no vaya a ser que no tengas tanta suerte, yo intentaré que no me atrapen hasta que nos volvamos a encontrar.- Me despedí de él con un movimiento de mi mano y me dirigué hacía el puerto mientras observaba el sol poniendose.
Me observó desde el suelo y me dedicó una sonrisa para después añadir.
- Ha sido un placer, Yuzi-chan. Espero que nos volvamos a encontrar. Ahora que lo hemos hablado, sí que me apetece encontrarme contigo en un futuro. - Le devolví la sonrisa al oír aquellas palabras, el bicho llamado Klaus correteó hasta mi pierna, dió un par de vueltas a mi alrededor y se volvió a alejar como si quisiera despedirme el tambien, sonreí aún más ante el gesto del animal y le despedí con la mano.
El chico cerró los ojos, yo me dí la vuelta dispuesta a marcharme como ya había dicho pero antes decidí contestarle.
-Intenta no volver a naufragar no vaya a ser que no tengas tanta suerte, yo intentaré que no me atrapen hasta que nos volvamos a encontrar.- Me despedí de él con un movimiento de mi mano y me dirigué hacía el puerto mientras observaba el sol poniendose.
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