¡Toc, toc! ¿Quién es? ¡¡Llegó el Herrero!! [Iro] {Lun 8 Sep 2014 - 21:56}

19/11/2013

Marineford, uno de los más gloriosos cuarteles de la marina de todo el mundo, o mejor dicho, el más glorioso y principal cuartel marine. Grandes herreros había en aquel lugar, de eso no cabía duda, pero Minato Kazuo no era el típico herrero que creaba armas según le salía de las narices y obligaba a su comprador a aceptarlas a pesar de que no les hubiera gustado. Minato Kazuo hacía armas por encargo, escuchaba los planos de sus clientes e ideaba mil y una formas diferentes para que ello se pudiera cumplir, rallando a veces la forma de la lógica. Su última creación, el Jet Sword System, era un claro ejemplo de ello. No es que fuera muy complicado, pero el hecho de poseer dos cohete como si de fuegos artificiales se tratara en tus armas principales podía resultar muy útil, y además estaba hecho a medida para el pelirrojo.

Nada más llegar al puerto del lugar en un barco que transportaba a marines desde otros lugares de aquel mar avanzó hasta un pequeo grupo de edificios a las afueras de la isla, quedando a la derecha de estos si se miraba de frente. La marina había habilitado una herrería para el capitán de Hero´s Force ya que la principal razón por la que estaba allí era la de financiar la adquisición de un nuevo barco, uno capaz de cruzar cualquier mar a una velocidad como no se había visto nunca, pequeño y manejable pero de potencia envidiable gracias a las armas que uno de sus miembros crearía. Si todo salía según lo planeado aquello sería un auténtico azote para los piratas, pues nunca podrían escapar del barco más veloz jamás construido.

Pero para cumplir aquello todavía quedaba mucho, mucho dinero que recoger. Explicando eso a la marina le habían habilitado ese puesto donde podría realizar sus creaciones por encargo, recibiendo el dinero de los clientes sin pagar ningún tipo de impuesto por material o cobro de alquiler. Sin embargo le habían prohibido realizar encargos a gente que no trabajara para el Gobierno Mundial de forma directa, cosa que no era un problema pues se encontraba en el principal cuartel de "los tipos buenos", o así los veía el pelirojo. Nada más llegar al lugar encontró una carta que indicaba cómo funcionaba todo, aunque era algo que Minato ya sabía. Tomó un gran trozo de madera, dos clavos y un palo y fabricó un cartel improvisado sobre el que utilizó tinta para escribir un simple pero llamativo mensaje.

¡Herrería de Minato Kazuo!

Líder de Hero´s Force.

Hacemos pedidos personalizados por encargo.

Esperaba que llamara la atención, pues a pesar de no ser excesivamente fuerte por el momento su nombre ya comenzaba a resonar en los oídos de la gente, pues había sido él el que había transportado a Katrina desde Marineford a Loguetown satisfactoriamente y, aunque había tenido una escolta que difícilmente habría sido flanqueada, el hecho de que un novato no la cagara en una situación tan importante ya era un motivo suficiente para hablar de él.

14/02/2012

Tenía Kairoseki, tenía un diseño e incluso el dibujo pertinente, aunque no muy bueno, pero lo que no tenía era un herrero.
Yo era un aclamado científico y estudioso de las artes bioquímicas, pero era nefasto en lo que al tratamiento de metales se refería. Conocía sus propiedades, obviamente, pero no sabía cómo darle forma a base de algo tan simple cómo herrarlo.
Aunque ciertamente de simple no tenía nada. Era difícil y un arte tan válido como cualquier otro. Incluso había herreros capaces de realizar proezas inimaginables con solo el tacto de un par de martillos.

Orientativamente, me habían comentado en la central de Ennies Lobby el hecho de que había un conocido Marine cuyo nombre comenzaba a resonar por los retazos del mar cómo si un lienzo se tratara, un gran herrero que hacía pedidos por encargo, aunque algo caros.
Desafortunadamente para Sol Negro, aún no contábamos con personal suficientemente cualificado cómo para tratar el Kairoseki, pero sin embargo poco a poco mi división se encontraba más y más cerca de poder tratarlo. Aunque por lo pronto necesitaba de un tratado rápido del material, así que acudí sin duda alguna a Marineford.

Una vez allí, no tuve que reparar mucho tiempo en buscar, pues un par de preguntas hacían que me dirigiera por buen camino ante el sabio herrero marine. Parecía que su nombre era aún más notorio en el propio Marineford. Sin duda alguna si su fama tenía que ver con sus cuestiones de forja, estaba dirigiéndome ante un auténtico experto.

Poco a poco seguí caminando hasta que vi un cartel que citaba lo que buscaba. Entonces entré, buscando al susodicho hombre y con un maletín de color negro sobrio en la mano derecha, dónde se encontraba el material y el dinero a pagar.

19/11/2013

El primer cliente vino desde el puerto siguiendo prácticamente los pasos que había llevado él. Le sorprendió verlo pues parecía decidido y con claras intenciones de hablar con él, lo que por un lado le enorgullecía y por otro lado le entusiasmaba. Significaba que algo estaba haciendo bien. —¡¡Buenos días, caballero!!— se presentó haciendo una ligera reverencia. Llevaba su mono de combate equipado y el casco cubriendo la cabeza imposibilitando así que sus ojos pudieran ser vistos pero no evitando que se viera la expresión de satisfacción en su rostro. Estaba delante de una mesa de madera y detrás de él se encontraba lo que sería toda la herrería, con su forja, un yunque, múltiples herramientas, mesas de metal y demás instrumentos y muebles para la confección de todo tipo de armas. No era un gran herrero, pero sabía defenderse y hacía poco que había descubierto a forjar y refinar kairoseki lo que lo convertía en un atractivo especial para los demás.

—Mi nombre es Minato Kazuo, ¿está usted interesado en alguna de nuestras armas? ¿O quizás haya venido a un encargo especial?— preguntaba tratando de llamar su atención. Suponía que si iba con ese maletín es porque quería algo especial, quizás llevara un plano o suficiente dinero para costearse alguna creación asombrosa. —Me complacer anunciarle que todos los fondos recaudados serán para la brigada Hero´s Force, con el único propósito de comprar los materiales y construir el barco más veloz de todos los mares.— anunció por último con una gran sonrisa. A algunos marines aquello les servía para vacíar sus bolsillos sin pensárselo varias veces, además de que era la pura verdad.

—Dígame pues, ¿qué desea?— preguntó casi pidiendo que le encargara algo. Su cuerpo estaba ansioso por fabricar algo, quizás una espada con un mecanismo oculto que provocara descargas eléctricas, o quizás sería un arco de gran precisión y con algún tipo de habilidad especial. No lo sabía, y eso lo entusiasmaba. Al fin y al cabo confeccionar armas y armaduras era una de sus grandes pasiones y no solo un hobbie que ocupara su tiempo.

14/02/2012

Asentí ligeramente ante las circunstancias, mostrando una sonrisa básica de satisfacción y al tiempo no medié mayor palabra que el hecho de poner el maletín sobre la mesa más próxima a aquél sujeto ataviado con un extraño casco y de profundo pelo rojizo y entonces, tras abrirlo encarado a este, comencé a describir lo que había y lo que pretendía.

-"Ahí como podrás observar está el diseño de los anillos que quiero, tomando cómo base estos" dije al tiempo que sacaba una pequeña bolsa transparente de pequeña dimensión y ahí podía vislumbrarse el hecho de que no llevaba mis anillos-probeta, sino que estaban ahí custodiados.

-"Es sencillo, solo busco una mejora que les aumente el área de impacto de forma similar a una pequeña coraza en mis dedos. Soy consciente de que no es un encargo fácil y que aunque no requiere mucho tiempo, es laborioso, por lo que en el mismo maletín puedes encontrar diez millones de berries que servirán como donativo para Hero´s Force" dije, sonriendo de forma versada en la elocuencia.

Tras unos segundos de espera, señalando y remarcando a ver si necesitaba algo más que conocer para el encargo, aguardé con la mirada esperando una respuesta notoria. Ahora sería hora de ver si ese famoso "Minato Kazuo" eran tan apto cómo se pensaba.

-"Oh y por cierto, naturalmente ahí tienes tres kilogramos de Kairoseki, que creo que es más que suficiente para el encargo", finalicé curioso la frase.

19/11/2013

—Hm, veamos qué tenemos aquí...— murmuró simplemente mientras observaba los planos. Por lo que pudo comprender parecía que un mecanismo sacaría una cubierta de metal para transformar lo que parecía un anillo en un pequeño revestimiento del nudillo para golpear. Parecía demasiado complicado para la escasa utilidad que le veía, pero entonces él le dijo que había tres kilogramos de kairoseki en el maletín y lo comprendió todo. —Oh, ya veo... Se me ocurre cómo hacerlo, pero necesitaré algo antes...— dijo tocándose los bolsillos de los pantalones en busca de algo. Acto seguido desapareció en el interior de la tienda mientras se escuchaban ruidos metálicos de objetos cayendo por todos lados.

Salió con una cinta métrica y una sonrisa en el gesto. —Si me permite, déjeme medir su mano. Para que el mecanismo no se atranque y sea difícil que te haga daño necesitaré las medidas, así todo irá en su sitio.— le explicó mientras tomaba su mano y colocaba el metro encima. Una vez que tuvo las medidas y como un rayo se desplazó de nuevo al interior del lugar con el kairoseki y depositó este en la fragua más potente de la que disponía, la cual supuestamente tenía poder calorífico suficiente para fundir el kairoseki. Volvió al lugar donde estaba aquel hombre con los millones en el maletín, no cobraría ni un solo berrie hasta que el encargo estuviera terminado.

—Veamos, el material está preparándose pero ahora necesito crear el sistema que lo moverá para ocupar su posición... Ah, veo que también querrás una tela para evitar que el Kairo entre en contacto con tu cuerpo...— mencionaba mirando los planos, hecho que le hizo suponer que era usuario de akuma. No le importaba lo más mínimo, pero era algo a tener en cuenta. Parecía emocionado por todo aquello y no le molestaba que se quedara a mirar como trabajaba, pero de irse le pediría que volviera cuando hubiera terminado. —Bien, empecemos.— Mencionó tomando algunas varillas de metal muy delgadas que servirían como guía para lo que quería crear.

Detalles:

14/02/2012

Tras ver la predisposición que el hombre pelirrojo tomaba, daba por cuenta que además de ser alguien afable y confiado en sus cualidades, era también una persona muy dotada en el arte de la herrería, pues no opuso siquiera desafío alguno el casi pobre plano que le hube dado, sino que más concretamente él supo resolver los fallos del posible diseño y ya tenía en la mente el cómo y el porqué.

Yo ante todo era una persona que me gustaba aprender de todo así que tomando una silla próxima, me senté cerca, pero no demasiado a ver cómo utilizaba el martillo y el fuego para poco a poco ir empezando la obra de casi ingeniería.
Hubo medido anteriormente mis dedos con una gran mezcla de presteza y de eficiencia por lo que estaba sin duda ante alguien con una capacidad de técnica herrerística muy pronunciada.

Ocasionalmente según iba pasando el tiempo, miraba un poco el entorno de trabajo que comprendía multitud de espadas bien hechas o incluso inventos a base de cosas tan dispares como diales y hachas. Era bastante curioso, sin duda tenía delante a una proeza del diseño industrial y del trabajo manual.

-"Cuéntame... ¿Cómo empezaste tu trabajo en la Marina?" musité poco después, intentando no desconcentrarle pero así mismo empezando un tema de conversación. Si la Marina tenía gente así de apta, el Gobierno Mundial estaba haciendo las cosas bien, por supuesto.

19/11/2013

Había creado una pequeña maqueta de cómo iba a ser el mecanismo que desplegara todas aquellas láminas de Kairoseki, algo rústico y complicado pero serviría para lo que se iba a presentar a continuación. Se sentó en una pequeña silla observando aquella maqueta, se plegaba y desplegaba como si fuera una especie de abanico solo que circular, un catalejo sumamente concentrado y lógicamente de menor tamaño. Todavía tenía mucho que hacer, pero por el momento la mejor idea era esperar al Kairoseki. Tomó una barra de hierro y observó el tamaño a ojo, midiéndolo mentalmente con las medidas que había tomado anteriormente hasta que fue interrumpido -aunque no fue una molestia- por el hombre que lo había contratado.

Sonrió ante su pregunta, parecía que había pasado tanto tiempo que le costaba recordar, pese a que sabía muy bien cómo fue. —Fue bastante sencillo, me alisté y me tomaron como recluta. Ahora, si te refieres a la razón por la entré es algo más complicada... Quiero crear un mundo donde no haya que contratar escoltas para evitar ser apresados, donde un padre no tenga miedo a perder a su hijo por culpa de unos bandidos, donde no se repitan los actos que me hicieron alistarme... Es mi deber, siento que es así y sería incorrecto si no ayudara a la Paz Mundial utilizando mi poder.— reflexionó el pelirrojo con una sonrisa. Había dejado de pensar en el trabajo por un momento y simplemente había contestado a su pregunta, aunque de alguna forma eso le había servido para reforzar sus ideales inquebrantables todavía más.

—Si me disculpas...— mencionó con una sonrisa levantándose y dirigiéndose de nuevo a la fragua. El misterioso kairoseki estaba comenzando a fundir tal y como le habían dicho que lo haría, por lo que tomó una pieza de cuero y comenzó a recortarla según las medidas que había tomado momentos antes. Aún estaba a la vista del agente del Cipher Pol, pero utilizaba una mesa de hierro y una herramienta para realizar precisos cortes en materiales como aquel. En poco tiempo tuvo tiras de cuero que dobló para asegurarse que eran de la medida correcta, y antes de que a nadie se le pasara por la cabeza cuál sería el siguiente paso él ya se encontraba haciendo pequeñas muecas en una plancha de metal que servirían como plantilla para lo que tenía pensado. —¿Y a ti qué te llevó a convertirte en un agente?— preguntó mientras continuaba con sus tareas.

14/02/2012

Aguardé el tiempo necesario para contestarle, ya que estaba este enfrascado en la obra que estaba gestando como si un gran padre criando a un hijo se tratara y no quise desconcentrar su mente en esos instantes.
Poco después este tomó el cuero y comenzó a formar lo necesario, mientras su mirada daba señal de que el Kairoseki empezaba a fundirse, así que dentro de unos minutos no debería hablarle si quería dar por realizada mi futura arma, o mas bien herramienta.
Antes había atestiguado que yo era un usuario de Akuma no Mi, aunque no era muy difícil de pensar por la petición del cuero, mas sin embargo eso le hacía a si mismo ser una persona observadora.

En el fondo ese hombre parecía un superviviente de las circunstancias, cómo yo, aunque no podía dar cuenta de si su niñez había sido más o menos cálida que la mía. Lo cierto es que yo nací como un insecto, pero no tardé mucho hasta que elevé las alas y metamorfoseé en algo mayor. Tras un rato meditabundo, finalmente le contesté.

-"Simplemente por supervivencia. No hay un motivo que proteger, pero tampoco un motivo que no deba ser protegido. Creo que los mejores y los más aptos deben sobrevivir, aunque esto no se refiera a cuestiones de fuerza pero sí de inteligencia. Esos bienes han de ser preservados y conservados. Todas las personas aptas son grandes bienes" dije finalmente, cruzándome de brazos en la silla que hube tomado como mía y sonriendo de medio lado.

-"Aunque claro está, ya sabes que nuestra presencia es...un secreto en sí mismo" finalicé conversando, mientras aún veía lo que estaba realizando en la forja.

19/11/2013

Asintió como si dijera que podía comprender la situación, pero no estaba muy de acuerdo con sus ideales. Lo cierto es que era muy difícil explicarle al pelirrojo un punto de vista diferente al que él tenía en cuanto a justicia y el deber, pero comprendía que la gente podía no pensar como él. Ese pensamiento era simplemente uno diferente al suyo y debía tolerarlo, aunque no aceptarlo si se lo preguntaran. El cualquier caso no estaba allí para charlar, por lo que una vez había terminado de hacer los moldes que compondrían el mecanismo y la estructura de la propia extensión del anillo llevó estos a la fragua y giró una llave, haciendo que el líquido avanzara en su estado fluido hasta un límite que no llegó a rebosar. Tras aquello acercó dichos moldes y comenzó a rellenar su interior muy despacio, con puras gotas de kairoseki que caían rellenándolo. Si una de esas gotas le caía a un usuario de akuma no mi probablemente lo matara, o lo dejara débil hasta que alguien lo salvara.

Dejó que las piezas se enfriaran en un refrigerador bastante potente, haciendo que pasara a estado sólido con mayor velocidad. Había tenido en cuenta la propiedad de los sólidos de aumentar de tamaño respecto a su forma líquida para dejarlo todo milimétricamente perfecto, por lo que creía que quedaría bien. Después solo debería encajar los mecanismos tal y como había ideado en la maqueta y colocar las planchas de kairoseki sobre él, la idea era que del anillo y en forma circular salieran estas planchas mediante un mecanismo hecho completamente de kairoseki. Esto no solo evitaría que tuviera puntos débiles o frágiles a los impactos ya que estaría hecho de este duro metal, sino que además seguiría siendo útil contra los usuarios de akuma impactara con la zona que impactara.

No podía olvidar las piezas de cuero tampoco, o de lo contrario sería un arma de doble filo. Se aseguró en silencio por segunda vez de que tenían la medida adecuada y esperó sin hacer ningún comentario a que los materiales se terminaran de enfriar y por tanto utilizar en el mecanismo.

14/02/2012

Vislumbré cómo iba ejerciendo su profesión aquél ilustre caballero de rojizos cabellos, ya que tras fabricar un molde, comenzó a destilar el icor que resultaba de puras gotas de Kairoseki fundido y poco a poco, con sumo cuidado, paciencia, parsimonia y dedicación fue llenándolo poco a poco hasta que este se encontraba totalmente lleno. Lo cierto es que según parecía el Kairoseki requería de unos cuidados enormes para su fabricación, así que por lo tanto estaba bien el hecho de que hubiera elegido a aquél hombre.

Tras terminar con el relleno del molde de forma precisa, metió estos en un refrigerador que si bien no era especialmente grande, debía resultar de ser extremadamente válido para su cometido, pues el Kairoseki a juzgar por el anterior tratado, parecía tener un punto de fusión inconmensurablemente alto. Era muy válido. Esa gente debería estar más cerca del Gobierno Mundial y no perdiendo sus facultades para simples marines. Pero también parecía tener un punto de vista mucho más liberal que yo, así que evité hacer todo comentario respecto a ello.

Aguardé mientras las piezas terminaban de enfriarse y observaba atentamente a cada movimiento de aquél hombre con el Kairoseki. No había siquiera apenas reparado todavía en el dinero que seguía en la maleta. Estaba enfrascado en su labor.

19/11/2013

—Ya queda poco.— mencionó el pelirrojo mientras reunía todos los materiales y piezas que había ido fabricando con sumo cuidado, pues algunos de ellos aún estaban calientes. Se colocó en una mesa donde no pudiera dañar al cliente con sus acciones debido a la temperatura del kairoseki y comenzó a acoplar todo según lo establecido en la maqueta, fijándose y acoplándolo todo con precisión milimétrica. Tenía que hacerlo en caliente o de lo contrario varias de las piezas no se ensamblarían correctamente, y los mecanismos que hacían que las planchas de kairoseki debían estar correctamente sujetos. Trabajaba incluso con una lupa fija en la mesa mientras con dos pequeñas herramientas de metal colocaba las planchas en su sitio y con el calor de un soplete las adosaba al mecanismo.

—Bien, bien... Dejemos que se enfríe un poco y...— murmuraba mientras tomaba el cuero y lo plegaba, dejándolo como un acordeón. Tras aquello tomó una especie de plancha y lo aplastó de forma que en verdad quedara con esa forma, pues el vapor, la temperatura y el peso lo habían provocado. Tomando ese librillo lo colocó estirado debajo de la estructura y, sin pegarlo todavía, comprobó que quedara bien acoplado y que el mecanismo se cerrara y abriera. Sonrió satisfecho por su trabajo y dejando todo en la mesa fue a buscar otra herramienta en el interior del local sin prestar demasiada atención a algo que no fuera su tarea como herrero.

Todo iba según lo previsto, solo quedaba la parte más difícil y para ello había tomado esa herramienta. Una especie de metal curvo que serviría de guía para doblar todo el mecanismo y estructura que había creado, pero para ello debía reblandecerlo primero. Lo colocó en la mesa sujeto por un gato fijo, redujo el tamaño de dicha circunferencia y colocó el dispositivo encima sujetándolo con un guante ignífugo, dándole calor con un soplete hasta que comenzó a doblarse gracias a la temperatura que aún conservaba. Era difícil explicar cómo aquello era posible, pues el kairoseki se curvaba sin separarse como si tuviera una flexibilidad casi humana. Tras unos segundos quedó satisfecho, y tomó los anillos para observar su interior comprobando que todo fuera a estar en su sitio. —Quizás te vengan un poco más estrechos que antes, pero creo que te valdrán.— mencionó simplemente con una sonrisa mientras esperaba a que se enfriara su obra.

14/02/2012

Anonadado por la gentileza del marine y sobre todo por la enorme calidad de su trabajo, no hacía falta ser un gran observador para darse cuenta de la tremenda obra. Ciertamente merecía cada fajo de billetes que había pagado por ello y por sus servicios.
El mecanismo no solo había seguido las premisas puestas a la perfección sino que además había casi mejorado incluso el diseño.
Quizá ese era el tipo de artesanos que hacían falta en mi corporación, pero por cierto respeto a su profesión, a su puesto y a sus facultades obvié la pregunta que tenía en mente y de forma casi pasiva comencé a hablarle de otra cosa.

-"¿Huh? Está muy bien... ciertamente se tiene que ganar muy bien siendo tan habilidoso en este sitio. ¿Alguna vez te has planteado trabajar en algún taller privado o algo así?" musité algo sorprendido y un poco tosco sin percatarme, pues estaba ansiando que el material se enfriara y poder probarme los anillos de una vez.

Había hecho muy bien yendo allí sin duda, pero no era el tema de conversación. La verdad que el cielo se estaba oscureciendo un poco, fruto del clima. Eso provocaría sin duda que mi travesía de vuelta no fuera todo lo que yo deseaba, pero al menos habría vuelto de allí con un instrumento de muerte muy competente y sobre todo, oculto.

19/11/2013

Una vez se enfrió se aseguró de que todo quedara en su sitio, bien colocado, y comprobó que al abrir el sistema no se quedara atascado, pero sin llegar a ponérselo. —Lo cierto es que aún soy poco conocido, y son estos trabajos los que de verdad otorgan beneficio... Forjar espadas para soldados rasos es más bien un pasatiempo hasta que llega un encargo como este, aunque debo admitir que ha sido el primero. Toma, ten, pruébatelo.— le decía Minato mientras, tras asegurarse de que la temperatura era similar a la del ambiente le devolvió aquellos anillos a su dueño. —Te lo habría dado hace un par de minutos, pero probablemente te hubiera quedado grande por el calor del metal, pues se suele dilatar un poco con las altas temperaturas.— le explicaba mientras se apoyaba ligeramente en su mostrador y observaba si su trabajo se ajustaba a la medida de aquel hombre.

La verdad era que necesitaba más trabajos de ese tipo, trabajos que pudieran pagarle para poder construir su gran barco y en él poder cazar piratas, revolucionarios, bandidos y delincuentes a la velocidad del rayo. Esa era la única razón por la que Minato quería el dinero, aunque el beneficio que aportaba su entrega como herrero a la causa también era algo que apreciar. Tan solo esperaba que ese hombre nunca perdiera contra un delincuente de los del tipo anteriormente mencionado, o de lo contrario el bando rival se haría con un arma bastante poderosa por su composición en kairoseki.

El marine era bastante humilde, y no le echó ni un solo vistazo al maletín demostrando que no había ansiedad alguna por conseguir aquella montaña de dinero ni nada por el estilo, sino que le preocupaba más que ese anillo no quedara demasiado justo en las manos del hombre, en cuyo caso trataría de ensancharlo ligeramente mediante calor. —Bueno, ¿qué tal? ¿Está satisfecho con su trabajo?— preguntó el pelirrojo con una ligera sonrisa pero esperando una crítica negativa para arreglar cualquier mínimo desperfecto, aunque con el cuidado que había puesto eso era algo poco probable. Si el cliente estaba satisfecho simplemente lo despediría educadamente, le pediría que volviera si necesitaba otra cosa y ya por último tomaría el dinero.

14/02/2012

Tomando las piezas ya enfriadas y guardadas cuidadosamente sin desplegar, el mecanismo de los anillos ya estaba finalmente preparado.
Cabía decir que honestamente era un herrero de gran nivel pese a no ser conocido y al tiempo que me estaba probando estos, no notando ninguna diferencia más allá de una muy ligera presión, pero en cierto modo me gustaba más así. Los anillos debían quedar prietos pero cómodos.
Entonces, moví ligeramente los dedos, haciendo que recubriera la parte deseada de estos de forma más parecida a una segunda piel que al duro metal que lo componía, y a pesar de esto, no me debilitaba como solía ser habitual dentro del Kairoseki.

-"Simplemente fantástico" dije, al tiempo que no podía evitar aplaudirle con ambas manos y la armadura que hube extendido por mis dedos se replegaba en si misma de nuevo para hacerlos ver como simples y curiosos anillos engarzados.

Repasé mentalmente un poco la totalidad del transcurso, pues aunque aquél hombre estaba claro que no iba a formar parte nunca de "Sol", lo cierto es que podría buscar a otros similares a él para el proyecto que estaba en mente. Ahora era hora de ir a trabajar, ganarme el derecho a utilizar esas armas que ahora tenía en mi poder.

-"Ya veo... bueno... quizá si necesitas trabajo pueda contratarte en otra ocasión" le dije al mismo tiempo que afianzando mis ropas, metía uno de los brazos en el interior de mi chaqueta para dejar salir una tarjeta con un curioso sol oscuro dibujado en ella y sin aparente símbolo más allá de las direcciones de varias tiendas de "Sol Negro" ubicadas por aquella zona del océano.

-"Ahora es hora de irme a cazar viles presas, ya sabes" dije, con cierto desaire, y marchándome muy satisfecho, dejando el maletín en su lugar, como símbolo del pago. Por lo pronto, estaba yendo de vuelta al barco y a pesar del clima, era hora de probar esas armas benditas.

¡Toc, toc! ¿Quién es? ¡¡Llegó el Herrero!! [Iro]

¡Toc, toc! ¿Quién es? ¡¡Llegó el Herrero!! [Iro] {Lun 8 Sep 2014 - 21:56}

Re: ¡Toc, toc! ¿Quién es? ¡¡Llegó el Herrero!! [Iro] {Lun 8 Sep 2014 - 23:10}

Re: ¡Toc, toc! ¿Quién es? ¡¡Llegó el Herrero!! [Iro] {Mar 9 Sep 2014 - 0:00}

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Re: ¡Toc, toc! ¿Quién es? ¡¡Llegó el Herrero!! [Iro] {Miér 5 Nov 2014 - 5:36}

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