Este reto consiste en defender el gobierno de la isla. Por ser una protección los datos que tendrás de los asaltantes serán muy limitados y tú deberás no solo llegar hasta él si no que también deberás averiguar su modo de combate y sus habilidades mientras luchas.
Isla: Skypeia
Asaltantes: ????????????
Reglas:
-Las heridas ocurridas durante el reto se verán reflejadas en el usuario, pero la muerte es voluntaria.
-En caso de ser derrotado el usuario no podrá optar a conquistar esta isla hasta pasados 3 meses.
-El destino del asaltante de la isla queda a elección del usuario.
-No hay saltos de turno.
-Se deberá cumplir con el modo de conquista solicitado.
-De ganar, se otorgará la alcaldía de la Isla a los usuarios (No serán dueños en sí, sino gestores y mandatarios).
-De ganar, la conquista por invasión será más sencilla, y permite acceder a la COMPRA DE LA ISLA por 2.000.000.000 de Berries.
¡Mucha Suerte!
Isla: Skypeia
Asaltantes: ????????????
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-Las heridas ocurridas durante el reto se verán reflejadas en el usuario, pero la muerte es voluntaria.
-En caso de ser derrotado el usuario no podrá optar a conquistar esta isla hasta pasados 3 meses.
-El destino del asaltante de la isla queda a elección del usuario.
-No hay saltos de turno.
-Se deberá cumplir con el modo de conquista solicitado.
-De ganar, se otorgará la alcaldía de la Isla a los usuarios (No serán dueños en sí, sino gestores y mandatarios).
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Steve
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Akuma no mi
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El viento mecía el barco suavemente, no rondaba nadie por la cubierta pues todavía no había amanecido, lo que convertía el barco en algo más de aquel mar silencioso, estaba en medio del nuevo barco sin nombre, tras la destrucción del anterior en la guerra de Loguetown, en esa guerra se quedaron muchas cosas y su recuerdo estaba grabado a fuego en mi memoria, la gente muerta, peleas al azar, en ese lugar cometí un acto de lo mas… ¿atroz? ¿deleznable? ¿heroico? Depende de a quien le preguntes, aunque eso fue un acto de furia, locura extrema, aunque al final todo volvió a su perfecto balance cuando un almirante me arranco un brazo.
Suspire rompiendo la calma, intentando dejar de pensar en eso, pasando al próximo destino de la banda, nos dirigíamos a Jaya, era decisión de la capitana de ir a aquel lugar y no tenía porque cuestionarlo, pero me interesaba saber que la impulsaba a llevarnos a aquella isla, y me picaba la curiosidad más aun cuando estaba haciendo de vigía y lo único que podía hacer era divagar entre horas muertas o dormir, así que divague hasta caer dormido.
Tarde un rato en darme cuenta de que había salido el sol, pues la luz me daba directamente en la cara, pero no acababa de relacionarlo con que era de día, aunque un gritito estridente mentándome me hizo reaccionar al final, pensando en la pequeña tortura que me caería por culpa de haberme quedado dormido, y aunque seguramente me golpease algo desde abajo me asome para asegurar que era la voz de quien pensaba. Y obviamente, la cabellera fuego de la capitana estaba ahí, al pie del mástil apuntándome con su hámster en la mano que me tiro a la cabeza con una puntería bastante excepcional, pues los dientes del bich… Chispitas se me clavaron en la cabeza dejando que cayera un pequeño reguero de sangre por mi frente, sabía que era lo que quería, aunque el castigo que me había impuesto me parecía “insuficiente” para su a veces retorcida mente, así que mire al horizonte divisando la isla de Jaya, por suerte no nos habíamos acercado lo suficiente y la ruta que habíamos tomado no era la usual, así que tardaríamos un poco más en llegar a una orilla en la que pudiésemos levar anclas.
-Se ve tierra en la lontananza, señorita amable.-Decía señalando a la mascota que se había quedado sobre mi cabeza mientras pegaba pequeños mordiscos que no hacía mucha mella pero abría pequeñas heridas que seguramente después tuviese que tapar con una venda, así que me baje del puesto de vigía con un salto. En el suelo me saque a la rata de la cabeza, aunque dolió porque me estaba mordiendo y casi se lleva un cacho de mí de recuerdo, y se la lance a su dueña, mientras la miraba como si eso no fuera normal todos los días y me dirigía a la enfermería en busca de unas vendas para cubrirme la cabeza-Dentro de un rato llegaremos, deberías ponerte a los mandos si no quieres estrellar este barco como con el Red Love.-Acompañado de un gesto con la mano mientras me daba la vuelta para seguir caminando a la enfermeria, aburrido de la misma rutina y con ganas de una pequeña aventura ¿quizás hoy sucediera?
Suspire rompiendo la calma, intentando dejar de pensar en eso, pasando al próximo destino de la banda, nos dirigíamos a Jaya, era decisión de la capitana de ir a aquel lugar y no tenía porque cuestionarlo, pero me interesaba saber que la impulsaba a llevarnos a aquella isla, y me picaba la curiosidad más aun cuando estaba haciendo de vigía y lo único que podía hacer era divagar entre horas muertas o dormir, así que divague hasta caer dormido.
Tarde un rato en darme cuenta de que había salido el sol, pues la luz me daba directamente en la cara, pero no acababa de relacionarlo con que era de día, aunque un gritito estridente mentándome me hizo reaccionar al final, pensando en la pequeña tortura que me caería por culpa de haberme quedado dormido, y aunque seguramente me golpease algo desde abajo me asome para asegurar que era la voz de quien pensaba. Y obviamente, la cabellera fuego de la capitana estaba ahí, al pie del mástil apuntándome con su hámster en la mano que me tiro a la cabeza con una puntería bastante excepcional, pues los dientes del bich… Chispitas se me clavaron en la cabeza dejando que cayera un pequeño reguero de sangre por mi frente, sabía que era lo que quería, aunque el castigo que me había impuesto me parecía “insuficiente” para su a veces retorcida mente, así que mire al horizonte divisando la isla de Jaya, por suerte no nos habíamos acercado lo suficiente y la ruta que habíamos tomado no era la usual, así que tardaríamos un poco más en llegar a una orilla en la que pudiésemos levar anclas.
-Se ve tierra en la lontananza, señorita amable.-Decía señalando a la mascota que se había quedado sobre mi cabeza mientras pegaba pequeños mordiscos que no hacía mucha mella pero abría pequeñas heridas que seguramente después tuviese que tapar con una venda, así que me baje del puesto de vigía con un salto. En el suelo me saque a la rata de la cabeza, aunque dolió porque me estaba mordiendo y casi se lleva un cacho de mí de recuerdo, y se la lance a su dueña, mientras la miraba como si eso no fuera normal todos los días y me dirigía a la enfermería en busca de unas vendas para cubrirme la cabeza-Dentro de un rato llegaremos, deberías ponerte a los mandos si no quieres estrellar este barco como con el Red Love.-Acompañado de un gesto con la mano mientras me daba la vuelta para seguir caminando a la enfermeria, aburrido de la misma rutina y con ganas de una pequeña aventura ¿quizás hoy sucediera?
- Aclaraciones:
- Un pequeño post introductorio, para que el moderador empiece a pensar en la trama y los sus demas hagais un poco el tonto antes de empezar a hacer algo serio xD, ala HF ladies.
Rei Arslan
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Akuma no mi
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Rose se encontraba en una pequeña hamaca balanceando sus piernas al lado de la barandilla del barco. Había amanecido soleadamente aquel día y por casualidad el mar estaba en calma. La pelirroja se encontraba acariciando a Chispitas, su hámster, aunque su mirada estaba perdida en otro lado. Hacia la longitud del mar. Cerraba sus ojos por momentos y luego volvía abrirlos varios segundos después, se le veía sumergida en sus pensamientos. Eso era debido de a lo que se había enterado ella y toda la banda hacía unos días era de la muerte de su capitán a manos de un cazador, el cual ella conocía, pues se había enfrentado una vez en un torneo por su puesto de Yonkaykio. –Primero nuestro barco… ahora nuestro capitán… Esta será nuestra Dolce Vendetta…–Pensaba la pelirroja. Y así fue como el nuevo barco que consiguieron tras la batalla de Loguetown se llamaría Dolce Vendetta. La joven agarró su katana que estaba a un par de centímetros de ella y comenzó a acariciar su filo. En voz alta dijo –Se ve que un día de estos volveremos a encontrarnos Puños de Aire, vengaré la muerte de mi capitán para que sepas que nunca debiste haber hecho eso…-Guardó su katana, sentía rencor hacia él, y pronto lo encontraría, no por algo se hacía más fuerte cada día.
La pelirroja se bajó de la hamaca y comenzó a caminar por la cubierta del barco hasta el puesto vigía. Levantó su cabeza hacia arriba para ver cómo le iba a Abyss y ¡oh! Estaba durmiendo. Rose negó con la cabeza y suspiró, dio un pequeño grito pero agudo para que lo oyese bien pero por si acaso le tiró a Chispitas, que era muy bueno poniendo orden a la gente con sus mordisquitos y el animalillo ya sabía qué hacer. Cuando vio que Chispitas había hecho su trabajo sonrió al verlo sobre su cabeza todavía mordiéndole. Se apoyó en la barandilla del barco y le escuchó. Cuando mencionó lo del Red Love Machine se giró hacia el mar para fijarse en la tierra de la lejanía, su querido barco, aquel que le había dado tan buenos recuerdos y que al menos esperaba que el Dolce Vendetta hiciese lo mismo. –Aquella vez no manejé yo el barco no ves que yo estaba… ¡bueno! No fue mi culpa y ahora vete a avisar al resto para que bajemos a tierra, no quiero perder más tiempo-Dijo mientras caminaba hacia el timón y comenzaba a dirigir el barco para atracar.
Angeline Labelle
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Akuma no mi
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"Derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, dere..."
Estaba totalmente inmerso en el movimiento del barco con las olas, el vaivén de este me dejaba en un estado de completa relajación, aunque a algunos marineros este vaivén les producía nauseas a mi me encantaba y disfrutaba plenamente de el. Ese día pintaba bien, por el simple hecho de que me había levantado con energía y eso que no había dormido más de 5 horas. Encima de mi escritorio se encontraba el cuaderno de notas en el que me encontraba anoche escribiendo sobre la reunión de la banda y de lo que estábamos aventurando juntos.
Mientras me encontraba revolviendo las páginas de mi cuaderno y leyéndolas, una conversación se oía en la borda, parecía que la capitana se encontraba discutiendo con quien discute siempre, Abyss. En respuesta a esto yo decidí tomarme mi mochila que ya estaba preparada desde la mañana, puesto que me encontraba con muchas ganas de aventura y diversión ese día en concreto. Será la presión atmosférica la culpable de mi increíble felicidad mañanera, o sería la luz del sol que me hizo despertar, mis preguntas no tenían respuestas pero eso no importaba ahora, ahora me tenía que reunir con mis nakamas. Caminando por el pasillo para salir a la cubierta me encontré con un muñeco en el suelo, era un peluche de color marrón y algo desgastado, lo recogí y lo metí en la mochila, se lo daría a su propietario en cuanto lo encontrase.
Una vez en la cubierta recordé que estaba en el nuevo barco, el ambiente cambió poco respeto al otro barco, lo único que había cambiado fue la mentalidad de todos nosotros, no es el barco el que nos une, es la banda en si, cada miembro de la banda es un elemento fundamental para el conjunto. Estas teorías pasaban por mi cabeza cuando ya estaba al lado de Rose y decidí dirigirle la palabra, pues tenía ganas de conversar con alguien.
-¿Pinta ser un día muy bonito hoy, que ganas tengo de ver lo que este barco nos puede llegar a ofrecer, no opina lo mismo capitana?- Dije en tono cortes y sonriendo
Estaba totalmente inmerso en el movimiento del barco con las olas, el vaivén de este me dejaba en un estado de completa relajación, aunque a algunos marineros este vaivén les producía nauseas a mi me encantaba y disfrutaba plenamente de el. Ese día pintaba bien, por el simple hecho de que me había levantado con energía y eso que no había dormido más de 5 horas. Encima de mi escritorio se encontraba el cuaderno de notas en el que me encontraba anoche escribiendo sobre la reunión de la banda y de lo que estábamos aventurando juntos.
Mientras me encontraba revolviendo las páginas de mi cuaderno y leyéndolas, una conversación se oía en la borda, parecía que la capitana se encontraba discutiendo con quien discute siempre, Abyss. En respuesta a esto yo decidí tomarme mi mochila que ya estaba preparada desde la mañana, puesto que me encontraba con muchas ganas de aventura y diversión ese día en concreto. Será la presión atmosférica la culpable de mi increíble felicidad mañanera, o sería la luz del sol que me hizo despertar, mis preguntas no tenían respuestas pero eso no importaba ahora, ahora me tenía que reunir con mis nakamas. Caminando por el pasillo para salir a la cubierta me encontré con un muñeco en el suelo, era un peluche de color marrón y algo desgastado, lo recogí y lo metí en la mochila, se lo daría a su propietario en cuanto lo encontrase.
Una vez en la cubierta recordé que estaba en el nuevo barco, el ambiente cambió poco respeto al otro barco, lo único que había cambiado fue la mentalidad de todos nosotros, no es el barco el que nos une, es la banda en si, cada miembro de la banda es un elemento fundamental para el conjunto. Estas teorías pasaban por mi cabeza cuando ya estaba al lado de Rose y decidí dirigirle la palabra, pues tenía ganas de conversar con alguien.
-¿Pinta ser un día muy bonito hoy, que ganas tengo de ver lo que este barco nos puede llegar a ofrecer, no opina lo mismo capitana?- Dije en tono cortes y sonriendo
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Akuma no mi
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La tenue luz del día comenzaba a filtrarse por las pequeñas grietas de su camarote y obligaban al pirata a despertarse antes de lo que hubiera querido. No era un tipo muy ordenado ni responsable así que no solía tomarse la molestia de arreglar las cosas hasta que no le apetecía, sin embargo empezaba a arrepentirse de no haber colgado una cortina o algo así. El motivo de esas grietas no era otro que su nueva y extraña mascota, una especie de objeto incomprensible que había "comido" una Akuma no mi, convirtiéndose así en una molesta morsa que no hacía más que ponerle de los nervios.
Arribor se incorporó lentamente, maldiciendo al Sol y a la bebida por su dolor de cabeza y decidió salir a echar un vistazo fuera. Tenía curiosidad por saber donde se encontraba su nuevo y flamante barco rosa y más aún por saber cuanto tiempo llevaba durmiendo. Aun así, nada más levantarse comenzó con su habitual rutina de ejercicios, usando las gruesas pesas de acero que había "pedido prestadas" no hacía mucho. Por desgracia no era el único despierto en la habitación y mientras las levantaba repetidas veces, su curioso animal decidió saludarle a su manera: saltándole encima. Este estaba colocado en su forma de objeto en la estantería superior pero dada su capacidad de transformación solía volver a su forma animal y lanzarse sobre él. El peso de la enorme morsa y su repentina caída le estrellaron contra el suelo y la pesa de acero cayó con fuerza sobre su cabeza, empeorando su dolor de cabeza.
-¡Maldita sea, Franklin! ¡Te mataré foca del demonio! -gritó el pirata mientras perseguía a la inexplicablemente rápida morsa, la cual nada más intuir la reacción de Arribor había echado a correr en dirección a al cubierta del barco. Aunque eso no impediría que le devolviese el golpe. Desde que ese peculiar animal tenía vida, le había provocado en infinidad de ocasiones como si tuviese la intención o el conocimiento de hacerle rabiar.
Entre gritos y golpes Arribor llegó al exterior con una de las pesas aún en la mano y, aunque la luz del sol le cegó bruscamente, no dudó en lanzarla violentamente contra Franklin. La pesa golpeó con menos fuerza de la que esperaba contra la morsa y rebotó en su grueso abdomen, volando hasta pasar justo al lado de Rose y Kryword, aunque sin llegar a darles a ninguno. De haberse dado cuenta, seguramente se habría ocultado en el interior del barco para evitar las represalias de la pelirroja. Aun así simplemente se acercó a la cubierta y saludó con total naturalidad mientras bostezaba varias veces.
-¿Qué hay gente? ¿Alguien sabe dónde estamos?
Arribor se incorporó lentamente, maldiciendo al Sol y a la bebida por su dolor de cabeza y decidió salir a echar un vistazo fuera. Tenía curiosidad por saber donde se encontraba su nuevo y flamante barco rosa y más aún por saber cuanto tiempo llevaba durmiendo. Aun así, nada más levantarse comenzó con su habitual rutina de ejercicios, usando las gruesas pesas de acero que había "pedido prestadas" no hacía mucho. Por desgracia no era el único despierto en la habitación y mientras las levantaba repetidas veces, su curioso animal decidió saludarle a su manera: saltándole encima. Este estaba colocado en su forma de objeto en la estantería superior pero dada su capacidad de transformación solía volver a su forma animal y lanzarse sobre él. El peso de la enorme morsa y su repentina caída le estrellaron contra el suelo y la pesa de acero cayó con fuerza sobre su cabeza, empeorando su dolor de cabeza.
-¡Maldita sea, Franklin! ¡Te mataré foca del demonio! -gritó el pirata mientras perseguía a la inexplicablemente rápida morsa, la cual nada más intuir la reacción de Arribor había echado a correr en dirección a al cubierta del barco. Aunque eso no impediría que le devolviese el golpe. Desde que ese peculiar animal tenía vida, le había provocado en infinidad de ocasiones como si tuviese la intención o el conocimiento de hacerle rabiar.
Entre gritos y golpes Arribor llegó al exterior con una de las pesas aún en la mano y, aunque la luz del sol le cegó bruscamente, no dudó en lanzarla violentamente contra Franklin. La pesa golpeó con menos fuerza de la que esperaba contra la morsa y rebotó en su grueso abdomen, volando hasta pasar justo al lado de Rose y Kryword, aunque sin llegar a darles a ninguno. De haberse dado cuenta, seguramente se habría ocultado en el interior del barco para evitar las represalias de la pelirroja. Aun así simplemente se acercó a la cubierta y saludó con total naturalidad mientras bostezaba varias veces.
-¿Qué hay gente? ¿Alguien sabe dónde estamos?
Se ve Jaya en la londananza, y una extraña nube cerca de ella. No es una nube común, sino más bien algo... ¿Sólida? Seguro que ya habéis oído hablar de Skypeia, así que no os aburriré. Tenéis serias sospechas de qué significa esa nube, así que ahora os toca ingeniároslas para subir. Pongamos a prueba la pericia del Navegante y recemos a San Cucufato para que proteja el Pink Love Machine y a Franklin.
Las aguas cerca de la nube están comenzando a... Hervir, o algo así. Tal vez sea una señal, pero a ver qué decidís vosotros.
Las aguas cerca de la nube están comenzando a... Hervir, o algo así. Tal vez sea una señal, pero a ver qué decidís vosotros.
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-Si, estoy segura de que este día nos deparará cosas buenas Kryword.- Le respondí con una sonrisa y al cabo de un rato aparecía Arribor haciendo alguno de sus numeritos con el animal que había obtenido. A veces sentía miedo por Chispitas, pero... a lo mejor un día me levantaba y esa foca se lo había comida. Eso me dio un escalofrío. Segundos después una pesa pasó volando al lado mía y de Kry, si se hubiese inclinado a alguno de los dos nos hubiese dado. -¡Arribor! ¡Vigila a tu mascota!-Alcé un poco la voz enfadada por lo de la pesa y poniendo mi mano en la frente en señal de resignación. -Nos dirigimos a Skypiea chicos, así que lo mejor es que os preparéis y estéis en la cubierta en cuanto comencemos a subir.
Comencé a caminar con los brazos cruzados sobre la cubierta pensando que podría hacer e ir hacia aquella nube sólida sería lo mejor. Avancé rápidamente hacia el timón y comencé a manejar el barco. El viento estaba a nuestro favor así que poco tiempo fue el que tardamos en llegar hasta allí, pero... las aguas comenzaron a hervir. No había leído nada sobre este fenómeno pero tampoco quería quedarme parada por allí mucho tiempo, lo mejor sería seguir avanzando para poder subir aquella nube sólida. Agarré el timón con fuerza y la corriente siguió llevándonos hasta tener en frente a la nube sólida. Ahora solo quedaba subir.
Steve
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Me iba hacía la enfermería pero justo antes de tocar la puerta esta se abrió de forma brusca, saliendo un extraño animal y detrás de él su dueño, Arribor y su… ¿morsa? El caso es que casi le arranca la cabeza a Kryword y a Rose, que se encontraban uno al lado del otro, seguramente si pusieran a esos dos en un circo ambulante serian la atracción principal porque eran todo un espectáculo, suspire al oír hacía donde nos dirigíamos y la orden de nuestra capitana ¿En serio le parecía buena idea estar en cubierta intentando ir a una isla en medio del cielo? ¿Cuál era su intención, que nos cayéramos todos al mar? Como sabíamos nadar gracias a nuestras akumas... Ignore esa falta de lógica por parte de Rose y fui a buscar algo con lo que cerrar la herida que me había abierto su adorable mascota.
Baje las escaleras del navío, entrando en una pequeña habitación que estaba repleta de instrumentos médicos y demás objetos, me puse frente a un espejo y vi que tendría que ponerme unos puntos, dolería un poco pero no iba a ponerme anestesia por eso o me quedaría grogui al menos durante unos cuantos minutos, pero sí que cogí un paño que andaba por ahí, lo pase bajo el grifo para asegurarme y me puse manos a la obra, con dos sería suficiente para tratar la herida.
Hecho esto, me vende la cabeza, por prevenir infecciones y también porque a lo mejor no me tiraba a su mascota al ver que había tenido que coserme la herida que había hecho… bah, seguramente no pasara así y me lo lanzase de nuevo, dicho esto volví a salir a la cubierta aun a pesar de que me parecía mala idea, pues una de las maneras de subir implicaba dejar el barco totalmente en vertical, así que me apoye en la pared.
-Vaaaale, me creeré que el Red Love no lo estrellaste tu y confiare en tus dotes de navegante para no estrellarnos.-Le dije a la capitana, extrañamente sin ningún tono burlón en mis palabras y me había puesto un poco más serio-Pero me gustaría saber qué es lo que vamos a hacer en Skypiea ¿o es "alto secreto"?-Volví a hablar mirando esta vez el nubarrón que estaba en medio del cielo, y que era, por raro que pareciera, una isla.
Baje las escaleras del navío, entrando en una pequeña habitación que estaba repleta de instrumentos médicos y demás objetos, me puse frente a un espejo y vi que tendría que ponerme unos puntos, dolería un poco pero no iba a ponerme anestesia por eso o me quedaría grogui al menos durante unos cuantos minutos, pero sí que cogí un paño que andaba por ahí, lo pase bajo el grifo para asegurarme y me puse manos a la obra, con dos sería suficiente para tratar la herida.
Hecho esto, me vende la cabeza, por prevenir infecciones y también porque a lo mejor no me tiraba a su mascota al ver que había tenido que coserme la herida que había hecho… bah, seguramente no pasara así y me lo lanzase de nuevo, dicho esto volví a salir a la cubierta aun a pesar de que me parecía mala idea, pues una de las maneras de subir implicaba dejar el barco totalmente en vertical, así que me apoye en la pared.
-Vaaaale, me creeré que el Red Love no lo estrellaste tu y confiare en tus dotes de navegante para no estrellarnos.-Le dije a la capitana, extrañamente sin ningún tono burlón en mis palabras y me había puesto un poco más serio-Pero me gustaría saber qué es lo que vamos a hacer en Skypiea ¿o es "alto secreto"?-Volví a hablar mirando esta vez el nubarrón que estaba en medio del cielo, y que era, por raro que pareciera, una isla.
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Mientras me encontraba al lado de la capitana una foca salió volando hacia nuestras cabezas, por suerte solo las rozó y chocó contra el suelo del barco. Casi nos mata, y quien iba a ser si no, Arribor, el había lanzado a la foca con fuerza. Esta banda era de locos, pero por eso mismo estaba dentro, porque era divertido pasar el tiempo con locos. En esos momentos el cielo se encontraba ya totalmente negro, teníamos una enorme nube sobre nosotros de color muy oscuro y mi mayor duda era como iríamos a subir ahí. Recordaba que durante mi estancia en Water Seven con el carpintero fantasma este me dijo que se subía haciendo uso de una corriente llamada Knock Up Stream, que solo salía en este lugar del mar, debía ser increíble subir en vertical con el barco.
La capitana sin embargo parecía no preocuparle el hecho de que el barco viajaría en vertical y eso me aliviaba enormemente, porque eso suponía que sabía lo que estaba haciendo, o eso creía. Por otro lado, Abyss se había vendado la cabeza por el ataque de la mascota de nuestra capitana, no creía que hubiera sido para tanto, pero parece que esa mascota es más peligrosa de lo que parece. Le afectó aún siendo un logia, eso es aterrador. La capitana se había preparado ya en el timón cuando Abyss preguntó sobre que haríamos en Skypiea, al oír esa pregunta me dispuse a escuchar atentamente a la capitana, me interesaba bastante que es lo que haríamos ahí arriba, pero dado que era idea de la capitana, no podía ser nada malo.
-Yo solo se que tengo ganas de ver esa isla del cielo, debe ser impresionante vivir encima de las nubes.- Dije sonriendo mientras miraba hacia el cielo-Ya estamos debajo, ahora solo queda subir, ánimo.-Añadí mientras miraba a mis otros dos nakamas
Después de decir esto me dispuse cerca de la vela por si hubiera que bajarla o subirla en algún momento, no estaba muy acostumbrado a llevar un barco al cielo y tampoco sabía que es lo que teníamos que hacer, así que me quede esperando ordenes de la capitana.
La capitana sin embargo parecía no preocuparle el hecho de que el barco viajaría en vertical y eso me aliviaba enormemente, porque eso suponía que sabía lo que estaba haciendo, o eso creía. Por otro lado, Abyss se había vendado la cabeza por el ataque de la mascota de nuestra capitana, no creía que hubiera sido para tanto, pero parece que esa mascota es más peligrosa de lo que parece. Le afectó aún siendo un logia, eso es aterrador. La capitana se había preparado ya en el timón cuando Abyss preguntó sobre que haríamos en Skypiea, al oír esa pregunta me dispuse a escuchar atentamente a la capitana, me interesaba bastante que es lo que haríamos ahí arriba, pero dado que era idea de la capitana, no podía ser nada malo.
-Yo solo se que tengo ganas de ver esa isla del cielo, debe ser impresionante vivir encima de las nubes.- Dije sonriendo mientras miraba hacia el cielo-Ya estamos debajo, ahora solo queda subir, ánimo.-Añadí mientras miraba a mis otros dos nakamas
Después de decir esto me dispuse cerca de la vela por si hubiera que bajarla o subirla en algún momento, no estaba muy acostumbrado a llevar un barco al cielo y tampoco sabía que es lo que teníamos que hacer, así que me quede esperando ordenes de la capitana.
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El pirata suspiró aliviado al ver que nadie se había dado cuenta de su pequeño incidente, o al menos no le habían hecho demasiado caso. Se conformaba con que nadie le hubiese lanzado de vuelta la pesa, aunque no podía evitar preguntarse con qué entrenaría ahora que había caído al mar. Tal vez pudiese usar como herramienta a la morsa responsable de aquello. Arribor se acercó a la baranda del barco, echando un vistazo a la isla más cercana y a la nube estúpidamente grande que se aproximaba hacia ellos. Por alguna extraña razón, parecía que estaba oscureciendo más rápido de lo normal. Tal vez hubiese dormido más tiempo de la cuenta y ya fuese de noche o a lo mejor se estaba quedando ciego. Casi prefería lo primero, no soportaría tener los dos ojos inservibles.
Según Rose, se dirigían hacia un lugar llamado Skypiea. No podía evitar que el nombre le sonara, aunque no llegaba a identificarlo. Supuso que se trataría simplemente de la isla que ya llegaba a verse a lo lejos, por lo que no le dio más vueltas. Aun así, sus compañeros parecían haberse levantado un tanto cruzados esa mañana. ¿Subir? No tenía mucho sentido subir a ningún lado, ¿acaso no iban a una isla? Bueno, era un error bastante absurdo, más o menos como los que solía cometer él, así que poco importaba. Curiosamente, la pelirroja no fue la única en decir cosas incoherentes. Poco después, Kryword habló de una isla en el cielo, por encima incluso de las nubes. Y luego decían que él era el raro.
Por otro lado, el mar parecía que estaba en plena efervescencia. En mitad del océano, justo hacia donde se dirigían, había una zona del mar que comenzaba a agitarse como si hubiese algo allí abajo que estuviese saliendo. Tal vez les tocase enfrentarse a alguna clase de monstruo marino, aunque acostumbrado al ajetreo y el caos de ese barco, estaba claro que no supondría ningún problema.
-"Una isla en el cielo." -pensó Arribor, ignorante de lo que iba a ocurrir. -"Se ha olvidado de que las islas están en el mar.
Según Rose, se dirigían hacia un lugar llamado Skypiea. No podía evitar que el nombre le sonara, aunque no llegaba a identificarlo. Supuso que se trataría simplemente de la isla que ya llegaba a verse a lo lejos, por lo que no le dio más vueltas. Aun así, sus compañeros parecían haberse levantado un tanto cruzados esa mañana. ¿Subir? No tenía mucho sentido subir a ningún lado, ¿acaso no iban a una isla? Bueno, era un error bastante absurdo, más o menos como los que solía cometer él, así que poco importaba. Curiosamente, la pelirroja no fue la única en decir cosas incoherentes. Poco después, Kryword habló de una isla en el cielo, por encima incluso de las nubes. Y luego decían que él era el raro.
Por otro lado, el mar parecía que estaba en plena efervescencia. En mitad del océano, justo hacia donde se dirigían, había una zona del mar que comenzaba a agitarse como si hubiese algo allí abajo que estuviese saliendo. Tal vez les tocase enfrentarse a alguna clase de monstruo marino, aunque acostumbrado al ajetreo y el caos de ese barco, estaba claro que no supondría ningún problema.
-"Una isla en el cielo." -pensó Arribor, ignorante de lo que iba a ocurrir. -"Se ha olvidado de que las islas están en el mar.
Bueno, la nave se posa delicadamente sobre las burbujas, y vosotros descubrís qué siente una bala de cañón. Poco a poco el barco va decelerando, pero parece que la nube aún está muy lejos, y el barco empieza a irse hacia atrás. Si no hacéis algo caeréis al vacío, y creo recordar que debajo de vosotros sólo hay agua.
Yo pensaría bien qué hacer ahora.
Yo pensaría bien qué hacer ahora.
Rei Arslan
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Al escuchar esas palabras de Abyss dándome la razón ya me quedé más tranquila. Si, era un poco terca en cuanto lo de la razón pero es que era verdad. En cuanto el barco comenzó a subir todo iba bien. Excepto unos minutos después. Sin darme cuenta todo estaba empezando a parar... no, no podía parar esto. Si paraba caeríamos al mar y moriríamos. No había pensado en eso y por el bien de los demás no podía permitirlo. Había que actuar rápido.
Los mandé reunir hacia mí para decírselo todo con claridad y que no hubiese problemas de entender lo que les iba mandar hacer. -Chicos, hay que aligerar el barco, nos caemos...-dije seriamente-Abyss, necesito que cojas tu saijo y nos impulses con sus ráfagas de viento para subir; Kry y Arribor intentad deshaceros de cosas pesadas que no tengan mucha utilidad, yo me encargaré de quitarnos el ancla de encima para perder más peso. ¡Rápido!- respondí esto último alzando la voz. Era demasiado importante pues nuestra vida corría peligro y era cuestión de minutos.
Corrí hasta el extremo del barco y allí estaba el ancla con una gruesa cadena atada a la madera. Saqué mi katana y me separé a una distancia prudencial de la cadena de hierro para poder cortarla. Corté con gran potencia la cadena del hierro, era un metal bastante duro pero con la fuerza que obtenía al usar mis katanas no era muy difícil que digamos. Guardé mi katana y empecé a recoger el ancla para tirarla, después el resto de cadenas pesadas. Esto tenía que aligerar el barco.
Steve
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Akuma no mi
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Al parecer el plan había salido bien, por extraño que pareciera el haber levantado vuelo usando una corriente de agua ascendiente, cual geiser, y mantener ese vuelo, quizás demasiado… Al cabo de un rato, como era lógico, empezamos a caer, obviamente tenía que hacer acto de presencia la tan llamada ley de la gravedad, así que en un arranque de pánico Rose nos empezó a dar órdenes para hacer que el barco se mantuviese en el aire, aunque no estuviera hecho para eso, pero suspire y me puse a hacer lo que me mandaba.
Salte desde la zona donde estaba, a una donde me podía haber caído de no ser porque me ancle a la madera usando el poder de mi akuma, y espada en mano empecé a dar numerosos tajos, creando unas ráfagas de viento que harían que el barco empezase a elevarse. Seguramente tuviera que estar así un rato, así que decidí no parar hasta que oyera a alguien diciendo tierra a la vista aunque solté un grito para que me indicasen que parara, pues no quería elevarnos más de la cuenta.
Salte desde la zona donde estaba, a una donde me podía haber caído de no ser porque me ancle a la madera usando el poder de mi akuma, y espada en mano empecé a dar numerosos tajos, creando unas ráfagas de viento que harían que el barco empezase a elevarse. Seguramente tuviera que estar así un rato, así que decidí no parar hasta que oyera a alguien diciendo tierra a la vista aunque solté un grito para que me indicasen que parara, pues no quería elevarnos más de la cuenta.
Angeline Labelle
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Entramos con el barco directos en una especie de corriente ascendente, más bien parecía un maldito cañón de agua, pero yo confiaba en la capitana y pensaba que iría todo bien. Una vez dentro empezamos a ascender rápidamente pero poco tiempo después el barco se paró en medio del aire y la capitana histérica nos empezó a gritar diciendo que debíamos aligerar el barco. Yo no estaba seguro de que es lo que estaba pasando, nunca había viajado en un barco en dirección vertical hacia el cielo y menos esperaba que funcionara.
En ese momento entré a la cocina del barco y tiré la nevera acorazada que teníamos, la cual pesaba al menos quinientos kilogramos y se encontraba llena de comida, esperaba que no se echara de menos. Poco después entre a la bodega y tiré uno de los barriles de sake, aún quedaban dos, pero pensaba que con uno sería suficiente. Seguidamente subí de nuevo hacia la cubierta del barco para ver como Abyss se encontraba girando con su espada, estaba loco, el barco estaba subiendo mucho más rápido de lo normal con esas fuertes corrientes de aire que generaba con sus espadas. Si se pasaba, llegaríamos al sol.
-Y bien, creo que con la nevera y un barril de sake es suficiente. Además creo que no hacía falta tirar nada, Abyss nos hará volar, ¿no lo cree Rose?-Decía gritando mientras miraba con una sonrisa a Rose, era una situación de desesperación pero sentía que lo lograríamos.
En ese momento entré a la cocina del barco y tiré la nevera acorazada que teníamos, la cual pesaba al menos quinientos kilogramos y se encontraba llena de comida, esperaba que no se echara de menos. Poco después entre a la bodega y tiré uno de los barriles de sake, aún quedaban dos, pero pensaba que con uno sería suficiente. Seguidamente subí de nuevo hacia la cubierta del barco para ver como Abyss se encontraba girando con su espada, estaba loco, el barco estaba subiendo mucho más rápido de lo normal con esas fuertes corrientes de aire que generaba con sus espadas. Si se pasaba, llegaríamos al sol.
-Y bien, creo que con la nevera y un barril de sake es suficiente. Además creo que no hacía falta tirar nada, Abyss nos hará volar, ¿no lo cree Rose?-Decía gritando mientras miraba con una sonrisa a Rose, era una situación de desesperación pero sentía que lo lograríamos.
Rainbow662
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No entendía qué diablos pasaba, el mundo se había vuelto loco de repente y por razones que ni entendía ni quería entender, el barco salía disparado ahora hacia el cielo a toda velocidad. En el mismo momento en que la embarcación comenzaba a elevarse impulsada por aquel enorme, absurdo e inexplicable chorro de agua, su rostro se transformó en una expresión de puro asombro. No tenía ni idea de qué diablos iba a hacer para bajar después, ni mucho menos como se las iban a arreglar para que el barco no se hiciese pedazos. Incluso se le pasó por la cabeza la posibilidad de que se estrellasen contra una nube, aunque luego recordó que parecían bastante blandas y suaves, por lo que tuvo un motivo menos para preocuparse. En ese momento, impulsado por un pánico absoluto, la maldita morsa se abalanzó sobre él. El peso del animal le hizo perder el equilibrio con facilidad, aunque en cuento oyó como Rose ordenaba deshacerse del peso extra, volvió a su forma de concha, consciente de que Arribor no dudaría en tirarlo al mar.
Curiosamente, él parecía ser el único al que todo aquello no le resultaba completamente absurdo. El resto de la banda ya comenzaba a seguir las instrucciones de la pelirroja, aunque no estaba muy seguro del motivo por el que había que lanzar espadazos hacia abajo. Simplemente recobró la compostura y buscó cualquier cosa que pudiese lanzar para aligerar el navío. Inmediatamente se encaminó hacia su camarote, donde guardaba varias pesas estúpidamente pesadas que usaba para mantenerse en forma. Por suerte no llegó a ver como Kryword lanzaba por la borda el alcohol, o de lo contrario habría supuesto la puntilla para aquel día tan raro.
Durante unos minutos, fue de un lado a otro, cogiendo tantas pesas a la vez como podía y corriendo para lanzarlas por la borda. Después fue en busca de cualquier cosa que no estuviese sujeta para no pensar en lo que ocurriría después. Lanzó al mar todo lo que encontró: mesas, sillas, una caja de lápices e incluso su preciada colección de esferas de plomo increíblemente pesadas que, la verdad, nunca llegó a entender porque tenía. Poco más podía hacer salvo tirar a alguno de sus compañeros, así que se sentó tranquilamente en la baranda de cubierta y se sujetó como pudo. No le quedaba otra opción aparte de esperar a ver que pasaba.
Curiosamente, él parecía ser el único al que todo aquello no le resultaba completamente absurdo. El resto de la banda ya comenzaba a seguir las instrucciones de la pelirroja, aunque no estaba muy seguro del motivo por el que había que lanzar espadazos hacia abajo. Simplemente recobró la compostura y buscó cualquier cosa que pudiese lanzar para aligerar el navío. Inmediatamente se encaminó hacia su camarote, donde guardaba varias pesas estúpidamente pesadas que usaba para mantenerse en forma. Por suerte no llegó a ver como Kryword lanzaba por la borda el alcohol, o de lo contrario habría supuesto la puntilla para aquel día tan raro.
Durante unos minutos, fue de un lado a otro, cogiendo tantas pesas a la vez como podía y corriendo para lanzarlas por la borda. Después fue en busca de cualquier cosa que no estuviese sujeta para no pensar en lo que ocurriría después. Lanzó al mar todo lo que encontró: mesas, sillas, una caja de lápices e incluso su preciada colección de esferas de plomo increíblemente pesadas que, la verdad, nunca llegó a entender porque tenía. Poco más podía hacer salvo tirar a alguno de sus compañeros, así que se sentó tranquilamente en la baranda de cubierta y se sujetó como pudo. No le quedaba otra opción aparte de esperar a ver que pasaba.
Bueno, habéis logrado llegar a Skypeia. Sin embargo el pelo de Rose parece un moño afro, y no precisamente de los bonitos. Tanta humedad ha hecho que se le encrespe el pelo, aunque no tanto como a Kryword, cuya cabeza parece una calabaza madura. Pero mirad el lado positivo, ¡estáis en Skypeia! ¿Qué más se podría pedir?
En fin, poco a poco el barco se acerca a la costa y observáis cómo la gente en los puertos huye al ver el navío. Tal vez queráis pasar a preguntar qué sucede. O marcharos por donde habéis venido, truhanes de bandera negra.
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