Invasión de isla (Legim, Uracha, Kogato)

Este reto consiste en vencer al dueño de la isla. Por ser una conquista los datos que tendrás de dicho dueño serán muy limitados y tú deberás no solo llegar hasta él si no que también deberás averiguar su modo de combate y sus habilidades mientras luchas.

Isla: Mistery Island

Dueño: Su único habitante, un ermitaño.

Reglas:
-Las heridas ocurridas durante el reto se verán reflejadas en el usuario, pero la muerte es voluntaria.
-En caso de ser derrotado el usuario no podrá optar a conquistar esta isla hasta pasados 3 meses.
-El destino del dueño de la isla queda a elección del usuario.
-No hay saltos de turno.
-Se deberá cumplir con el modo de conquista solicitado.

¡Mucha Suerte!

Un día bastante pesado para mi no sabia bien por que, no podía pegar ojo y en estos días me sentía bastante apagado siendo sincero no era para nada típico en mi llevaba varios días resultandome difícil conciliar el sueño y por alguna extraña razón había algo que me preocupaba bastante, algo se me olvidaba algo y no tenia ni idea de que podría ser.

La noche paso y dado que casi no había dormido me levante bastante temprano el cielo estaba un poco nublado, pero no tenia pinta de que fuera a llover, aunque claro yo no tenia ni idea de meteorología así que solo eran simple suposiciones tras una media hora a lo lejos pude ver una isla la cual había escuchado varias cosas sobre ella.

Al parecer estaba llena de frondosos bosques que se extienden por toda la isla, esta poseia grandes montañas y parecía que no tenia ningún terreno llano, según algunos libros que había leído hablaban de una cueva conocida como Camino al Infierno dada su profundidad y había rumores de que en lo profundo de dicha cueva hay oculta una fuente de poder para aquél que sea capaz de llegar a ella. También se sospecha de que en la montaña norte se encuentra una gran reserva de kairouseki, y eso había llamado bastante mi atención, no sabia mucho en si sobre la isla dado que tampoco había buscado mucha información pero una cosa era seguro estaba llena de cuevas.

-Bueno, vamos a ver si lo que cuentan sobre ti es verdad... ¡¡despertar cabrones, hemos llegado a la isla!!-

dije gritando bastante fuerte para despertar a los demás.

-¡Si yo no duermo vosotros tampoco!- dije entrando de nuevo ami camarote y cogiendo mis pertenencias.

Aquel chico se encontraba tumbado en su cama, echándose una buena siesta. Su pelo era corto y moreno, su rostro estaba totalmente tapado por una máscara de color naranja, al estar con su tripulación, llevaba su apariencia de Jin. Unos pequeños ronquidos salían de su figura, además llevaba la máscara mal colocada, de forma que el agujero del ojo quedara en la boca, por dónde misteriosamente salía una pompita. Vestía con una sudadera de color negra, seguida de un pantalón largo del mismo color y unas sandalias de madera marrones. Al lado de su cama había una pequeña mesa, en esta se hallaba una guadaña de color blanca, del mango de esta surgía una cadena pequeña de acero que estaba atada a la muñeca derecha del enmascarado. En resumen, el infiltrado en el CP a las órdenes del capitán Legim, dormía felizmente en su camarote. Su bello sueño se vio interrumpido por una maldita voz que decía que eran unos cabrones y se levantaran, sí él no dormía, no dormían los demás. Qué egoísmo, con lo a gustito que estaba en la cama y tuvo que despertarse por culpa de aquella persona, estaba claro quién era, Jin lo sabía muy bien.


- Puto Uracha… ya le vale…


Tras unos leves estiramientos, el moreno se levantó mientras la pompa de su nariz explotaba, ahora se hurgó un poco en ella a modo de pereza y se quitó la máscara mostrando su ojo rojo y su otro ojo azulado. Pegó un enorme bostezo y se levantó de la cama caminando hacia la cocina con su máscara en la mano. “Veré que hay para desayunar” mientras caminaba, iba arrastrando la guadaña por el suelo debido a la cadena de su muñeca, no tardó mucho en llegar a la despensa, la cual abrió de forma tranquila. Tras olisquear un poco, se colocó una botella de ron en la boca y con su mano libre agarró unos cuantos pinchitos de pollo, después cerró con la pierna y volvió a salir de allí caminando, aunque antes con bastante habilidad, enganchó la hoja curva de su guadaña en una silla. No tardó mucho en salir a la cubierta, se puso justo en medio, colocó la botella en el suelo y dejó la silla de pie, puso los pinchitos sobre la silla y se sentó en el suelo. Con total tranquilidad dejó la máscara a su lado y abrió la botella con los dientes, escuchando el “Glup” del tapón.


Le pegó un trago con total tranquilidad mientras se despejaba, parecía que se iba a comer la carne cruda, pero en ese momento apuntó con los tres dedos centrales a unos dos centímetros de dónde estaba la comida y bostezó. De las llamas de sus dedos comenzaron a salir llamas de tamaño moderado, le daba igual cargarse la silla, había muchas dentro. No sabía mucho de cocinar, pero suponía que aquello estaría bien así, trataba de no quemarlos y se le hacía la boca agua con una sonrisa de glotón. De repente del interior del barco surgió un enorme tigre de bengala, de pelaje amarronado y de una buena musculatura, el animal se acercó al moreno y se echó al lado pegando otro bostezo. Se trataba de Feng, su tigre y su leal compañero, pasó a acariciar la cabeza al tigre mientras mantenía el ojo en la carne, de vez en cuando anulaba las llamas solo para ver si no la estaba quemando. Era torpe, pero al menos sabía lo básico que sabe cualquier persona para sobrevivir, y más si podía usar de herramientas su cuerpo. El delicioso olor de aquella carne empezó a extenderse por todo el barco, había un total de seis pinchitos de pollo. El tigre también los miraba de forma celosa, la escena era graciosa de ver.


- Mira… mira… mira… que pinta tienen ¿verdad Feng? Su sabor debe rondar el cielo… la experiencia debe de ser algo precioso y bello como un atardecer. No puedo esperar a probar uno…

Bueno, veis la isla al fondo. Tal vez sea hora de acercarse o marcharse a jugar al parchís. ¿Qué elegís?

Tras coger mis pertenencias, fui a la cocina y allí vi a Jin estaba medio dormido aun comiendo pinchitos de pollo y sin dudarlo le quite uno -Que crees que nos encontraremos en la isla tío, crees que sera verdad lo que dicen- dije mientras cogía algo de pan y me preparaba mi típico bocadillo de mortadela.

Me encantas querido bocadillo, no haría nada sin ti dije cuando tras preparármelo le di un gran bocado -Vamos Jin, ya es hora de explorar la isla- dije aun masticando y casi sin entenderse. A continuación trague -Tranquilo llevo medicinas y todo lo necesario, por si llega a ocurrir algo malo, es mas aun no he descubierto alguna herida o enfermedad que me haya costado demasiado.-

después salí de la cocina para dar montarme en la barca y allí esperar a mi nakama, mientras tanto me quede mirando el cielo y me quede pensativo durante unos segundos -Quizás no debí despertarlos, debería haberlos dejado dormir, bueno no creo que estén muy enfadados.-

Dije observando como un ave de gran tamaño sobrevolaba la isla.