El dragón travesti contra pelomoco

La joya cabalgaba sobre las olas, rompiendo la bruma que cubría las ardientes costas de Ireos. Aquella tierra montañosa sólo poseía un bosque, y los demás lugares eran castigados con un ardiente calor que provocaba ese fenómeno. "¿Quién querría estar aquí?", se preguntó Dexter mientras el barco avanzaba, implacable, buscando la costa. Había poco viento, y la humedad junto a aquel calor propiciaban un bochorno insoportable. Era bastante insensible a los cambios de temperatura, aunque sinceramente aquello le molestaba mucho. Detestaba enormemente no poder vestir sus chaquetas y abrigos a la hora de luchar, pero era algo que soportaría si se veía en la obligación de hacerlo. No podía evitar tener en mente a Midorima, aquel peliverde que lo enfrentó un día, y que había sido tan insensato de enfrentarlo. "En verdad pudo ser una batalla igualada", se dijo para sí, tratando de convencerse de que no le hizo demasiado daño... Bueno, y si se lo hizo, no debía ser nada grave, aunque no parecía demasiado fuerte cuando se encontraron, y tras tanto tiempo entrenando estaba bastante seguro de que sería aún más desequilibrada su revancha... Si llegaban a tenerla.

-En fin, es hora de atracar...-dijo en voz alta mientras trataba de no encallar el barco contra las rocas costeras-. A ver qué extraña aventura me encuentro hoy.

Dispuso la embarcación en el puerto, en perpendicular al muelle donde la Joya descansaría durante algún tiempo. "Quiero encontrar un buen sitio para cenar, eso lo primero", pensó mientras bajaba del barco y se movía entre la neblina, intentando descubrir el camino a donde fuera. ¿Qué buscaba? No lo sabía. ¿Qué encontraría? Poco le importaba. Aquel día tan sólo buscaba aventuras, buen vino y que no le robaran a Nadia. La apretó contra su mano, esperando que la muchacha cobrase vida en su mano desde el bastón, y miró los ojos zafíreos del dragón que decoraba el arma. Le recordaban a sí mismo, a Nadia, y a la pequeña con la que se atrevió a soñar un día. Ese futuro se había perdido, y sólo le quedaban los recuerdos.

De repente el día estaba gris, por mucho que el cielo estuviese azul, y los ánimos del joven escaseaban ya. La negrura comenzaba a apoderarse de él. Las ganas de luchar nacían en Zafiro Negro, y deseaba que llegara alguien a quien poder derrotar... O derrotar.

Un aroma llegó a su olfato, desarrollado cada vez más. Era el olor de alguien que conocía, aunque no llegaba a percatarse de quién podía ser. Miró su brazo izquierdo, como si el simple tacto del frío metal no fuera suficiente para asegurar que allí estuviera la hoja oculta. Casi todos los olores que recordaba de aquella forma habían sido hostiles en mayor o menor medida. Era una forma que tenía su mente de protegerlo, reteniendo cada aroma, cada detalle del almizcle humano de una amenaza, para estar prevenido. "Mejor ándate con ojo, y llámalo...", le dijo su mente. ¿Debía de llamarlo ya? Hacer aquellas cosas muchas veces era sinónimo de delatarse, pero sin embargo iba a ser lo mejor. Movió ligeramente su dedo pulgar, y un suave anillo de viento comenzó a rodearlo, y, poco a poco, se empezó a expandir. Era tan sólo una ligera brisa, así que difícilmente se notaría, pero en breves podría ordenarle que lo rodeara como un verdadero vendaval. Pero sonó una voz conocida a su espalda, una voz que reconoció al instante.

-Dexter…es hora de la revancha, que esperas…te demostraré que no soy el mismo de antes, esta vez yo ganaré- era la voz de Midorima, aquel muchacho de cabello verde, que acostumbraba a vestir ropas deportivas y unas pesas sin duda más extrañas que la pigmentación de su pelo... Aunque él no era el más adecuado para hablar de problemas de pigmentación capilar. Aunque en él era muy sexy...

Un viento algo más fuerte comenzó a rodearlo, aún invisible, pero que ya le movía el abrigo y le revolvía el cabello. "Mejor deshacerse de esto", pensó mientras se quitaba el chaquetón a dos colores y lo lanzaba a su barco, que estaba a relativa poca distancia. El resto de su ropa no era la mejor para la batalla, pero no era mala del todo. Sus pantalones, pese a no ser deportivos, eran altamente elásticos (para eso los compró en su día), y le permitían moverse bastante bien. Aunque, sin embargo, su camisa y chaleco eran algo más incómodos para combatir. No llegaban a ser molestos, pero se notaba la tensión en la prenda cada vez que hacía un movimiento brusco, y sus botas eran parte del equipo de combate que diseñó hacía algún tiempo.

-Me alegra verte, Midorima- dijo. En verdad le alegraba verlo allí, deseaba entablar una batalla, y desde la última vez que se habían visto Zafiro sabía que Midorima se había enrolado en las filas de Kage Akuma. Su antigua banda, los compañeros de Kedra "La Pesadilla", gente a la que había jurado y perjurado matar, por su falta de moral y eterno salvajismo-. Tenía ya ganas de hablar contigo acerca de cierto asunto. ¿Qué haces en Kage Akuma? ¿No sabes que Kedra sólo busca dejar un rastro de sangre y miedo tras él? Cuando dejes de serle útil, cuando le seas un estorbo, se deshará de ti. Pero has venido a luchar. En fin... Ya hablaremos luego.

Se quitó la parte superior de la ropa, dejando ver su torso desnudo, bastante más musculoso que la primera vez que se cruzó con Midorima, aunque aún sin llegar al punto de asemejar artificial, y la lanzó junto con su abrigo allá en el barco. En sus brazos se veían las coderas de acero, con dos chismes extraños. El cañón retráctil apenas se distinguía, pero la hoja recorría todo su antebrazo, por encima del radio. Agarró de su cinturón el par de guanteletes zafíreos que completaba el equipo y estabilizaba ambos complementos para el brazo. Estaba listo para combatir.

-Bueno, terminemos rápido, ¿Te parece bien? Así podemos hablar con calma luego- dijo con calma, mientras las rachas de viento se intensificaban a su alrededor. Aquello sería una buena forma de abrir el combate, y con suerte, cerrarlo.

Se colocó en posición. Habitualmente dar el primer paso significaba la derrota, pero estaba bastante seguro de que podría encargarse de él aún cargando con aquella desventaja. Dio un paso, y en menos de lo que duraba un pestañeo ya se encontraba en la posición donde debía estar aquel chiquillo, listo para atizarle un golpe con una gran parte de su fuerza, potenciado con un muro de viento que se liberó cuando el brazo se alargó para golpear el lugar donde su rival debía estar.

Muro de la Amistad [AF]

Midorima estaba serio, y se puso aún más serio cuando escuchó la pregunta de Dexter…no tenía muchas intenciones de entablar una conversación tan larga en un combate que sabía que sería corto, y tampoco es que quería decirle mucho sobre sus intenciones en la banda de Kedra, si bien era cierto que el capitán era algo asesino y también demasiado salvaje, no era que le molestará mucho ya que gracias a ellos lograba mantener a Sakura su mayor tesoro a salvo de todo mal, pero se notaba que el que hubiera sido sin dudas un gran nakama no le iba a dar tiempo para respirar, notó que su abrigo se movía con algo de viento…no le dio mucha importancia ya que no le interesaba nada, sin más observó con curiosidad como es que Dexter se quitaba mucha ropa para mostrar sus músculos que sin duda ahora estaban más trabajados que antes, quizás no tanto como los de Midorima pero seguían estando más desarrollados, el peli verde tampoco perdió el tiempo y a la par de su rival se quitaba sus pesas y las tiraba por ahí, ahora estaba más que listo para esquivar la ofensiva de uno de sus mayores rivales.

Shintaro simplemente sonrió al ver como es que Dexter desaparecía ante su vista, pero era inútil ya que en cierta medida lograba verlo sin muchos problemas, aparte se había encontrado con sujetos más rápidos que él, así que no había demasiados problemas, sin demorarse más imbuyó sus brazos en Haki Armadura para frenar el ataque de Dexter, movió los brazos a la par que observaba su ataque…aunque algo le impidió mover su brazo derecho con velocidad, así que solo bloqueó con el izquierdo y también se dejó llevar por el impacto para generar algo de distancia…su mirada era de sorpresa ya que no se esperaba alguna dificultad ante un ataque tan sencillo, por suerte tenía buenos reflejos y logró interponer el brazo izquierdo justo a tiempo para evitar algún daño, sin más se volvió a concentrar y también aprovechó esta pequeña paz y le dijo a Dexter:

Midorima: Si estoy con Kedra es porque él me garantiza la protección de Sakura…mi mayor tesoro, es muy fuerte y es lo necesario para protegerla, es todo. El resto no me interesa…aparte si me uno a una banda, no la traiciono independiente de lo que suceda, aparte…quiero que sepas que aun te considero un amigo…

Cerró sus ojos al finalizar sus palabras, y entonces su cuerpo lentamente empezaba a cambiar, ya que todo se empezaba a poner rojo como tomate y mucho humo empezaba a salir de cada poro de su piel, abrió los ojos lentamente para dejar notar el pequeño brillo de sus ojos verdes…ya estaba todo listo, sonrió de manera amigable para luego desaparecer y terminar de aparecer justo a la derecha de Dexter, imbuyó su pierna derecha en Haki Armadura y sin dudarlo lanzó una poderosa patada directa al rostro del albino…su velocidad era mucho mayor ya que ahora era un fiel seguidor del camino del mono y aparte sus piernas ahora mostraban mucha mayor potencia, sin dudas este simple ataque debería dar muchos problemas.

Sigues siendo mi amigo  [The Zone Of God + Haki Armadura nivel 2] [AF]

"Vaya, esto se pone interesante", pensó Dexter tras ver cómo el peliverde se movía unos metros atrás, tal vez como consecuencia, quizá para evitar el ataque de Dexter, y filosofaba acerca de la traición. Aquella calma precedería a la tormenta, y Dexter pensaba aprovecharla todo lo que pudiera. No tenía ningún interés en alargar aquello, y el reencuentro con un rival nunca era algo de buen gusto. La última vez que se había encontrado con el luchador había recibido un severo castigo, pero tampoco había estado demasiado atento, y aquel día ya estaba preparado para todo lo que el chico pudiera ofrecerle. El viento iba con él, y Midorima lo tenía en contra. Sin duda había mejorado mucho desde la última vez que se habían encontrado, pero tan sólo era un cambio físico, perfectamente el resultado de entrenar un poco y llevar pesas en el cuerpo molestando cada día. Sin embargo él había domado al viento, aunque despreció su evolución en parte para lograrlo.

Mientras un humo comenzaba a salir del cuerpo enrojecido de Midorima, el Zafiro Negro tomaba distancia, paso tras paso, sin perderlo de vista, rodeándose de viento, haciéndolo calentarse, provocando mayor densidad en él, un pequeño espejismo para cualquiera poco hábil. "A ver si eres capaz de atinarme ahora", pensaba Dexter mientras reflexionaba un poco sobre el efecto espejo que aquello causaba. Si miraras desde abajo, la cabeza parecería más alta, y si mirabas desde arriba, el objetivo estaría achaparrado. Desde los lados se vería mucho más fino de lo que en verdad era, y de frente un ser mucho más ancho. Él tampoco podía ver correctamente al peliverde, pero su olfato de Dragón y su oído híper desarrollado hacían que notara en qué punto exacto andaba cada parte de su cuerpo. Era una medida bastante buena  tomar como defensa el propio viento, inmortal e intangible. Sería muy difícil que consiguiera darle si no tenía alguna forma de verlo correctamente.

El luchador se perdió de su vista, y Dexter se agachó casi al instante, oliendo que su bolsa de calor principal (la cabeza) se desplazaba hacia él, y convirtió sus dos metros y poco en algo más de metro cincuenta, aunque el viento cálido hacía parecer que su cabeza estaría tan sólo a unos veinte centímetros de la posición habitual. Era la estrategia perfecta. Conocía a Midorima, y sabía que sus ataques se basaban casi por completo en utilizar las piernas como si fueran una tormenta. Pero estaba preparado, e incluso cuando la pierna del peliverde rozó su cabeza con un gemelo, Zafiro sabía que era el momento de atacar. Él estaba desprotegido, y tardaría como mínimo medio segundo en terminar de detener aquella inercia, una inercia que sería su derrota instantánea.

Envolvió sus dos puños en resistencia dracónica, y al mismo tiempo la electricidad brotó en los guantes de escamas que llevaba puestos. Era el momento de desfibrilar al muchacho, aunque no estuviera necesitado de ello. Estiró con todas sus fuerzas las piernas, mientras dirigía sus puños al costado de Midorima, que en aquellos momentos pasaba casi por delante de sus ojos, y saltó hacia él, quebrando el muelle de madera en su salto, e impulsándose con tanta fuerza que salió disparado más rápido que si hubiera querido correr a su velocidad máxima. Tras aquello, estando en el aire, sin tener claro qué había pasado con el rival (si salió disparado o evitó el ataque), activó su forma híbrida, y bajó aleteando de nuevo al muelle, tratando de evitar el boquete que sus poderosas piernas habían generado al impulsarse, y corrió hasta un punto donde no hubiera madera, sino piedra o tierra virgen, para evitar el riesgo de caer al agua innecesariamente.

De espaldas al muelle, estiró el cuerpo, haciendo crujir su columna y omóplatos, así como sus codos, muñeca y falanges, preparado para, si resistía aquel ataque, contraatacar. El viento se concentró de vuelta a su alrededor, y estaba listo para hacerlo correr a por él si era necesario. ¿Qué diría su olfato de su rival? ¿Cuánto tardaría en aparecer y atacarlo?

Falcon... PUNCH [AMF]

"Parece que me he pasado", se dijo cuando olió la sangre. Se dio la vuelta, y Midorima estaba ahí, de pie, agarrado a sus costillas. Sin duda se había excedido. Tenía la esperanza de que el peliverde fuera tan resistente como él, pero estaba equivocado. Era fuerte y había entrenado, pero seguía teniendo serios problemas estratégicos, como mismamente esa obsesión por las patadas. Todas las veces que se habían visto había acabado igual, Midorima lanzando patadas, sólo que aquella vez Dexter ya se lo esperaba. "Te harás más fuerte, estoy seguro", pensó mientras se acercaba al rival. El combate había finalizado, y tal vez la próxima vez el que pudo ser su camarada daría una estupenda demostración de poder. Confiaba en ello.

-Joder…nuevamente perdí….eres fuerte….Dexter…no dudo que hubieras sido un….excelente nakama….no entiendo porque te fuiste….sin duda contigo seríamos más fuertes…¿Porqué?

-Porque desde el principio asumí que un día mataría a Kedra- respondió sin dudarlo-. Sólo es un asesino más, y yo soy un cazador. Pero aquel día, en Goa... Aquel día fue demasiado lejos. Si lo encuentro de nuevo cumpliré con mi deber, y nada se interpondrá.

Sus palabras resonaban fuertes entre las olas, como un maestro dando una lección. Se estaba contagiando de Greedo.

-Escucha, Midorima. Ser fuertes es sólo el principio, pero no sirve de nada. Tú estás ahí para proteger a Sakura, pero ¿Realmente quieres que otros la protejan? Tú no puedes depender de Kedra, al fin y al cabo sólo es un asesino, igual que yo no puedo depender de Legim por fuerte que él sea. Hazte fuerte tú, logra tus metas y toma tus decisiones. Pero hazlo tú. Al final ni los perdedores son borrados de la historia ni los ganadores la escriben, porque sólo uno mismo puede forjar su propio destino. ¿Quieres que te recuerden? Haz a Sakura feliz, ten hijos y críalos como un buen padre. Sé amable con la gente, decidido en tus apuestas y dalo todo. Cuando mueras no te escribirán poemas, ni ensalzarán tus heroicas batallas, pero todos te echarán de menos. Y eso se llama vencer a la muerte.

Se acercó más al peliverde, y le puso la mano en el hombro momentáneamente, a modo de despedida. La batalla había concluido, y tal vez su amigo entendiera todo aquello. Si no tan sólo tenía que rezar para que abriera los ojos antes del día en que tuviera que destruir Kage Akuma. "Que el Sol te dé fuerzas, Midorima, y que la Luna guíe tus pasos". El dragón montó en su barco, y la Joya zarpó.

"Hasta la próxima, amigo".

El ganador es Dexter Black

*tras dar el veredicto, se retira en silencio*

Actualizado~