Byakuro Kyoya
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Byakuro había llegado a Sabaody. Hacía calor, y el ambiente estaba cargado. Byakuro estaba en el Mangroove número 21. Había llegado a un lago. No parecía natural, tenía una forma extrañamente redonda. Se sentó a la sombra de un pequeño arbolito en el borde de la laguna. Klaus se movió en el hombro del muchacho. Byakuro lo observó con curiosidad. Su mascota sacó su lengua en un momento y atrapó una mosca que volaba cerca. Byakuro sonrió al verlo. Klaus se tragó la mosca de golpe.
El chico suspiró. Le apetecía algo de diversión, estaba bastante aburrido. No encontraba nada interesante por hacer en aquel lugar. Tal vez fuera porque aquella zona era un lugar sin ley, y la mayoría de gente lo evitaba. El caso era que estaba bastante aburrido, y no se le ocurría que hacer. Con su poder de fruta creó un par de hurones que se colocaron en el suelo a su lado, y empezaron a trepar por sus brazos para jugar con él. Byakuro sonrió con un gesto infantil ante la escena de los dos animales subiendo por sus hombros y Klaus observándolos con asombro, haciendo ruidos de sorpresa. El camaleón aún no se había acostumbrado del todo a la presencia de otros animales alrededor del cazador. Byakuro se tumbó, y los animales se colocaron sobre su pecho, enrollándose sobre sí mismos y dormitando, inclusive Klaus.
Escuchaba el sonido sempiterno de las pompas saliendo del suelo y elevándose en el aire antes de explotar. Era una melodía relajante y monótona pero diferente cada segundo, que le hacía adormilarse mientras sentía a sus animales sobre él. Si no había nada que hacer, al menos se echaría una buena siesta en aquel lugar. Una pompa se generó a su lado, ascendiendo y quedando atrapada entre las ramas del árbol antes de reventar con un estallido sordo. Byakuro empezó a sumirse en un sueño leve, a medio camino entre la vigilia y el verdadero sueño.
El chico suspiró. Le apetecía algo de diversión, estaba bastante aburrido. No encontraba nada interesante por hacer en aquel lugar. Tal vez fuera porque aquella zona era un lugar sin ley, y la mayoría de gente lo evitaba. El caso era que estaba bastante aburrido, y no se le ocurría que hacer. Con su poder de fruta creó un par de hurones que se colocaron en el suelo a su lado, y empezaron a trepar por sus brazos para jugar con él. Byakuro sonrió con un gesto infantil ante la escena de los dos animales subiendo por sus hombros y Klaus observándolos con asombro, haciendo ruidos de sorpresa. El camaleón aún no se había acostumbrado del todo a la presencia de otros animales alrededor del cazador. Byakuro se tumbó, y los animales se colocaron sobre su pecho, enrollándose sobre sí mismos y dormitando, inclusive Klaus.
Escuchaba el sonido sempiterno de las pompas saliendo del suelo y elevándose en el aire antes de explotar. Era una melodía relajante y monótona pero diferente cada segundo, que le hacía adormilarse mientras sentía a sus animales sobre él. Si no había nada que hacer, al menos se echaría una buena siesta en aquel lugar. Una pompa se generó a su lado, ascendiendo y quedando atrapada entre las ramas del árbol antes de reventar con un estallido sordo. Byakuro empezó a sumirse en un sueño leve, a medio camino entre la vigilia y el verdadero sueño.
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Alice caminaba mientras miraba asombrada a su alrededor. Se había alejado de las multitudes y adentrado en una zona en apariencia menos habitada señalada con el número 21. Mientras avanzaba sin rumbo fijo miraba al cielo. Aquellos árboles alcanzaban una altura considerable y se le ocurrió la idea de intentar subir a uno de ellos. Nada más rozarlo con la mano se dio cuenta de que una sustancia resbaladiza y viscosa no se lo permitiría así que desistió e intentó limpiarse la mano en la hierba.
Pronto llegó a lo que en un principio le pareció un claro. Al acercarse más pudo observar de cerca que lo que había no era un claro sino un pequeño lago con forma redonda. En el lado opuesto un chico joven, quizás de su misma edad, descansaba recostado a la sombra de un árbol mientras unos extraños animalillos correteaban por sus brazos y su pecho. Siempre le habían gustado los animales y aquellos (cuyo nombre desconocía) le llamaron tanto la atención quería acercarse a verlos. Ojalá tener una mascota que le hiciera compañía. Tras unos instantes de indecisión se lo pensó mejor. Por alguna razón aquel chico no le daba buena espina y además estaba quedándose dormido así que mejor no molestarle.
Ally desvió su atención de nuevo a aquello que tan común era en el archipiélago: las pompas. Se preguntaba que pasaría si... Con un movimiento rápido de su mano derecha desenvainó una de sus katanas. Al darse cuenta de que había hecho ruido miró hacia atrás para saber si el chico seguía durmiendo. Eso parecía.
Despacito fue acercando la punta de la katana a una de aquellas burbujas hasta tocarla. Al contrario de lo que esperaba, la pompa no explotó de repente sino que el filo de la katana se fue introduciendo en ella. Después le siguió el mano y la mano de Alice. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo entró por un momento en pánico. Consiguió controlarse y repetir el movimiento a la inversa para sacar su brazo y su arma de la pompa, todavía con el corazón acelerado. ¿Por qué había hecho eso? Observó como la burbuja subía y subía hasta... ¡plop! ...explotar.
Pronto llegó a lo que en un principio le pareció un claro. Al acercarse más pudo observar de cerca que lo que había no era un claro sino un pequeño lago con forma redonda. En el lado opuesto un chico joven, quizás de su misma edad, descansaba recostado a la sombra de un árbol mientras unos extraños animalillos correteaban por sus brazos y su pecho. Siempre le habían gustado los animales y aquellos (cuyo nombre desconocía) le llamaron tanto la atención quería acercarse a verlos. Ojalá tener una mascota que le hiciera compañía. Tras unos instantes de indecisión se lo pensó mejor. Por alguna razón aquel chico no le daba buena espina y además estaba quedándose dormido así que mejor no molestarle.
Ally desvió su atención de nuevo a aquello que tan común era en el archipiélago: las pompas. Se preguntaba que pasaría si... Con un movimiento rápido de su mano derecha desenvainó una de sus katanas. Al darse cuenta de que había hecho ruido miró hacia atrás para saber si el chico seguía durmiendo. Eso parecía.
Despacito fue acercando la punta de la katana a una de aquellas burbujas hasta tocarla. Al contrario de lo que esperaba, la pompa no explotó de repente sino que el filo de la katana se fue introduciendo en ella. Después le siguió el mano y la mano de Alice. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo entró por un momento en pánico. Consiguió controlarse y repetir el movimiento a la inversa para sacar su brazo y su arma de la pompa, todavía con el corazón acelerado. ¿Por qué había hecho eso? Observó como la burbuja subía y subía hasta... ¡plop! ...explotar.
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Byakuro sintió como sus animales se levantaron y se movieron sobre él, saltando al suelo. Pese a ser ilusorios, aquellos animales se comportaban como si fueran reales. El chico entreabrió un ojo, viendo una figura situada al otro lado del lago con una espada. Parecía que estaba intentando atravesar una de las burbujas de jabón con su hoja. El movimiento que realizó, sin embargo, no reventó la pompa, sino que la atravesó limpiamente. La esfera de jabón se elevó tras esto, explotando al llegar a cierta altura, con un sonoro ¡Plop!
El chico se incorporó, deshaciendo a sus mascotas ilusorias. Klaus se colocó de nuevo en su hombro, como siempre solía colocarse, y observó a la chica. Empezó a caminar de forma calmada hacia ella, con el bastón en una mano, con una mirada analítica. Una pompa surgió a sus pies, elevándose en el aire. Byakuro agarró a Klaus y lo metió dentro de la pompa. El camaleón puso una expresión de sorpresa al verse atrapado en la burbuja, que debido a su peso dejó de ascender. El animal empezó a caminar, moviendo la pompa como si una rueda de hámster se tratase, a la par del cazador. Byakuro alzó la mano a modo de saludo y se dirigió a la chica:
- Ohayo, imoto-chan. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este? -preguntó con una sonrisa afable.
El chico se incorporó, deshaciendo a sus mascotas ilusorias. Klaus se colocó de nuevo en su hombro, como siempre solía colocarse, y observó a la chica. Empezó a caminar de forma calmada hacia ella, con el bastón en una mano, con una mirada analítica. Una pompa surgió a sus pies, elevándose en el aire. Byakuro agarró a Klaus y lo metió dentro de la pompa. El camaleón puso una expresión de sorpresa al verse atrapado en la burbuja, que debido a su peso dejó de ascender. El animal empezó a caminar, moviendo la pompa como si una rueda de hámster se tratase, a la par del cazador. Byakuro alzó la mano a modo de saludo y se dirigió a la chica:
- Ohayo, imoto-chan. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este? -preguntó con una sonrisa afable.
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Alice oyó la voz de un hombre detrás de sí.
- Ohayo, imoto-chan. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este? -preguntó con una sonrisa afable.
Se dio la vuelta con cara de que le había dado un infarto. El chico se había despertado y caminado hacia donde ella se encontraba. ¿Cómo no lo había oído antes de que llegase hasta ella? Su voz era suave y parecía amable pero, qué se le iba a hacer, todavía le daba mala espina. Dos de sus mascotas se habían ido a alguna parte pero una especie de reptil de color verde se hallaba ahora dentro de una burbuja sin parar de correr.
-O-Ohayo... -dijo mientras miraba al suelo avergonzada. -Sólo paseaba. No pretendía despertarte.
Levantó la mirada para observarlo atentamente. Su piel era muy blanca y contrastaba con su pelo morado. Este le tapaba el ojo derecho, que parecía un poco diferente del izquierdo. Quizás eran imaginaciones suyas. Él sonrió como un niño que se lo estuviera pasando bien. De pronto Ally se quedó mirando a un lado del chico. Señaló hacia aquella parte con los ojos abiertos como platos.
-¿No crees que deberías coger a tu mascota?
El reptil, que había empezado a correr dentro de la pompa intentando acercarse a su dueño, ahora parecía ser incapaz de parar. Daba la impresión de que empezaba a marearse allí dentro.
- Ohayo, imoto-chan. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este? -preguntó con una sonrisa afable.
Se dio la vuelta con cara de que le había dado un infarto. El chico se había despertado y caminado hacia donde ella se encontraba. ¿Cómo no lo había oído antes de que llegase hasta ella? Su voz era suave y parecía amable pero, qué se le iba a hacer, todavía le daba mala espina. Dos de sus mascotas se habían ido a alguna parte pero una especie de reptil de color verde se hallaba ahora dentro de una burbuja sin parar de correr.
-O-Ohayo... -dijo mientras miraba al suelo avergonzada. -Sólo paseaba. No pretendía despertarte.
Levantó la mirada para observarlo atentamente. Su piel era muy blanca y contrastaba con su pelo morado. Este le tapaba el ojo derecho, que parecía un poco diferente del izquierdo. Quizás eran imaginaciones suyas. Él sonrió como un niño que se lo estuviera pasando bien. De pronto Ally se quedó mirando a un lado del chico. Señaló hacia aquella parte con los ojos abiertos como platos.
-¿No crees que deberías coger a tu mascota?
El reptil, que había empezado a correr dentro de la pompa intentando acercarse a su dueño, ahora parecía ser incapaz de parar. Daba la impresión de que empezaba a marearse allí dentro.
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Byakuro observó a Klaus dentro de su pompa. Había corrido demasiado en el interior de la burbuja y ahora la esfera avanzaba sin control por el aire. El reptil parecía bastante asustado, porque la pompa se movía lejos y no parecía detenerse. Byakuro movió su bastón tridente, atravesando la burbuja jabonosa, y el lagarto se aferró al arma del chico. De un movimiento suave, sacó al camaleón de la burbuja.
- Klaus, ten más cuidado la próxima vez... -le riñó como si fuera un niño pequeño que había hecho una travesura-. Oh... lo siento, imoto-chan. Me llamo Byakuro, y este es Klaus. -dijo mientras señalaba con la mano a su camaleón. La chica era guapa, de tez pálida y ojos negros. Tenía una marca en la cara, que le atravesaba la mejilla, pero no por ello era fea.
Pasó a Klaus al hombro. El pobre reptil estaba asustado, así que Byakuro se metió la mano en el bolsillo y sacó un malvavisco que le dio a su mascota. El animal la metió de un solo mordisco en la boca, y lo tragó de inmediato, algo más tranquilo. Entonces el chico agitó el bastón, limpiándolo de los restos jabonosos de la pompa.
- Klaus, ten más cuidado la próxima vez... -le riñó como si fuera un niño pequeño que había hecho una travesura-. Oh... lo siento, imoto-chan. Me llamo Byakuro, y este es Klaus. -dijo mientras señalaba con la mano a su camaleón. La chica era guapa, de tez pálida y ojos negros. Tenía una marca en la cara, que le atravesaba la mejilla, pero no por ello era fea.
Pasó a Klaus al hombro. El pobre reptil estaba asustado, así que Byakuro se metió la mano en el bolsillo y sacó un malvavisco que le dio a su mascota. El animal la metió de un solo mordisco en la boca, y lo tragó de inmediato, algo más tranquilo. Entonces el chico agitó el bastón, limpiándolo de los restos jabonosos de la pompa.
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Alice vio como el chico atacaba la burbuja con su tridente de forma brusca para detener el avance de la burbuja y por un momento creyó que le haría daño al animal. Pronto se dio cuenta de su error al ver que el reptil se agarraba al bastón y el joven lo sacaba lentamente de la burbuja.
- Klaus, ten más cuidado la próxima vez... -le riñó como si fuera un niño pequeño que había hecho una travesura-. Oh... lo siento, imoto-chan. Me llamo Byakuro, y este es Klaus. -dijo mientras señalaba con la mano a su camaleón.
Ella miró a Byakuro atentamente, quizás durante demasiado tiempo, antes de poder articular palabra. Era elegante e imponía respeto a pesar de comportarse de forma amable. También tenía pinta de ser alguien importante, y a Ally le extrañaba verlo en un lugar como aquel, que tenía fama de ser terreno sin ley. Supuso que aquello era porque, o bien él también era peligroso, o bien, creía que lo era suficiente como para estar allí. Pensar en eso la puso un poco en guardia, pero el chico tenía una amable sonrisa que la desarmaba en cierto modo, una de esas que parecen transmitir confianza.
-Yo...soy Alice -dijo señalándose a sí misma vagamente con la mano izquierda. Al tiempo que lo hacía creyó que su dedo empezaba a trasparentarse y volvió a meter rápidamente la mano en el bolsillo de su sudadera. Esperaba que solo fuera su imaginación pero no quería equivocarse. Aún no era capaz de controlarlo. ¿Era todo culpa de aquella asquerosa fruta?
Se preguntó si estaba siendo demasiado atrevida pero... -¿Puedo tocarlo? -preguntó mientras señalaba con la cabeza a Klaus. -Y por cierto, ¿qué se supone que es? Nunca había visto uno como ese -al tiempo que inclinaba ligeramente la cabeza a un lado, curiosa.
- Klaus, ten más cuidado la próxima vez... -le riñó como si fuera un niño pequeño que había hecho una travesura-. Oh... lo siento, imoto-chan. Me llamo Byakuro, y este es Klaus. -dijo mientras señalaba con la mano a su camaleón.
Ella miró a Byakuro atentamente, quizás durante demasiado tiempo, antes de poder articular palabra. Era elegante e imponía respeto a pesar de comportarse de forma amable. También tenía pinta de ser alguien importante, y a Ally le extrañaba verlo en un lugar como aquel, que tenía fama de ser terreno sin ley. Supuso que aquello era porque, o bien él también era peligroso, o bien, creía que lo era suficiente como para estar allí. Pensar en eso la puso un poco en guardia, pero el chico tenía una amable sonrisa que la desarmaba en cierto modo, una de esas que parecen transmitir confianza.
-Yo...soy Alice -dijo señalándose a sí misma vagamente con la mano izquierda. Al tiempo que lo hacía creyó que su dedo empezaba a trasparentarse y volvió a meter rápidamente la mano en el bolsillo de su sudadera. Esperaba que solo fuera su imaginación pero no quería equivocarse. Aún no era capaz de controlarlo. ¿Era todo culpa de aquella asquerosa fruta?
Se preguntó si estaba siendo demasiado atrevida pero... -¿Puedo tocarlo? -preguntó mientras señalaba con la cabeza a Klaus. -Y por cierto, ¿qué se supone que es? Nunca había visto uno como ese -al tiempo que inclinaba ligeramente la cabeza a un lado, curiosa.
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Byakuro observó a la chica. No era desconfianza, sino cierta duda con respecto a la reacción del animal. Pese a tener un vínculo entre los dos, el camaleón era muy independiente, y a Byakuro a veces le costaba controlar a su mascota. Klaus no solía ser precisamente sociable con los desconocidos, y el cazador no sabía cómo podría reaccionar el animal ante aquella agresión a su intimidad y espacio vital. Se encogió de hombros y extendió el brazo hacia delante, dejando que Klaus se colocara en su muñeca. El camaleón miró con curiosidad a la chica. Byakuro dejó que el camaleón hiciera lo que considerase oportuno, aunque no parecía disgustado con la idea de que aquella chica lo acariciase.
Una pompa salió del suelo a unos pocos metros de distancia. Byakuro miró hacia ella, viéndose a sí mismo y a Alice reflejados con una forma abombada y curvilínea, debido a la redondez de la superficie reflectante. Era divertido ver al camaleón reflejado en ella, con un aspecto extrañamente redondeado. Le hizo reirse la idea de ver a su camaleón con aquella forma que más que un animal recordaba a un globo inflado de más.
Una pompa salió del suelo a unos pocos metros de distancia. Byakuro miró hacia ella, viéndose a sí mismo y a Alice reflejados con una forma abombada y curvilínea, debido a la redondez de la superficie reflectante. Era divertido ver al camaleón reflejado en ella, con un aspecto extrañamente redondeado. Le hizo reirse la idea de ver a su camaleón con aquella forma que más que un animal recordaba a un globo inflado de más.
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Byakuro dejó que Klaus se colocara en su muñeca y extendió la mano hacia Alice. Ella miró desconfiada al animal, sin saber ya si aquello había sido buena idea o si se arrepentía un poco de habérselo pedido. En su mente, se encogió de hombros y se dijo que por qué no. Además ya era un poco tarde. Fuera de su mente, inspiró y extendió la mano hacia el animal. Al hacer contacto se estremeció. Parecía que tenía escamas como un pez, pero no exactamente. Simplemente no sabía explicarlo.
A aquel bichejo no parecía disgustarle que le acariciara la cabeza y cerró los ojos con cara de placer. Ally sonrió asombrada. ¿De dónde había salido aquel gusto suyo por los animales? Si intentaba hacer memoria, siempre había estado ahí. Oyó a Byakuro reírse mientras veía sus reflejos en una burbuja que acababa de salir del suelo. Quizás se había equivocado un poco con él, parecía agradable aunque seguro que también se podía poner realmente serio si fuera necesario.
-Bu-Bueno... -empezó Alice mientras seguía acariciando al camaleón- ¿puedo saber por qué estás aquí? Quiero decir, se supone que este sitio no es de los más seguros del archipiélago precisamente...
A aquel bichejo no parecía disgustarle que le acariciara la cabeza y cerró los ojos con cara de placer. Ally sonrió asombrada. ¿De dónde había salido aquel gusto suyo por los animales? Si intentaba hacer memoria, siempre había estado ahí. Oyó a Byakuro reírse mientras veía sus reflejos en una burbuja que acababa de salir del suelo. Quizás se había equivocado un poco con él, parecía agradable aunque seguro que también se podía poner realmente serio si fuera necesario.
-Bu-Bueno... -empezó Alice mientras seguía acariciando al camaleón- ¿puedo saber por qué estás aquí? Quiero decir, se supone que este sitio no es de los más seguros del archipiélago precisamente...
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Aquella pregunta descolocó un poco a Byakuro. Sabía que aquella zona no era segura, y precisamente por eso estaba allí. Observó a la chica y le dijo:
- Pues precisamente por que no es un lugar seguro estoy aquí. Aquí no hay gente que me moleste si quiero descansar un rato, no como en los mangrooves más seguros, que siempre hay alguna persona molesta -observó a su alrededor. Todo estaba tranquilo-. La mala fama que tiene este lugar es precisamente lo que lo hace un sitio idóneo para venir a descansar -sonrió y se colocó de nuevo a Klaus en el hombro. Observó a la chica de arriba abajo. No parecía precisamente una despiadada pirata-. ¿Y qué te trae a ti a este lugar tan "poco seguro"? -le dijo con un tono pedante, pero sin ser desagradable. Dicho esto agarró su bastón con firmeza y empezó a caminar por el lugar, de vuelta a su árbol donde pensaba volver a tirarse a dormir.
Estaba caminando cerca del río, cuando escuchó un extraño burbujeo proveniente del agua del lago. Cuando se paró a mirar, observó como el agua parecía hervir en un punto del agua. Una enorme sombra salió disparada del agua. Era un pez gigante. Con alas. Y había un tipo montado justo encima, armado con una espada, y que gritaba de forma alocada mientras volaba a toda velocidad hacia él.
- Pues precisamente por que no es un lugar seguro estoy aquí. Aquí no hay gente que me moleste si quiero descansar un rato, no como en los mangrooves más seguros, que siempre hay alguna persona molesta -observó a su alrededor. Todo estaba tranquilo-. La mala fama que tiene este lugar es precisamente lo que lo hace un sitio idóneo para venir a descansar -sonrió y se colocó de nuevo a Klaus en el hombro. Observó a la chica de arriba abajo. No parecía precisamente una despiadada pirata-. ¿Y qué te trae a ti a este lugar tan "poco seguro"? -le dijo con un tono pedante, pero sin ser desagradable. Dicho esto agarró su bastón con firmeza y empezó a caminar por el lugar, de vuelta a su árbol donde pensaba volver a tirarse a dormir.
Estaba caminando cerca del río, cuando escuchó un extraño burbujeo proveniente del agua del lago. Cuando se paró a mirar, observó como el agua parecía hervir en un punto del agua. Una enorme sombra salió disparada del agua. Era un pez gigante. Con alas. Y había un tipo montado justo encima, armado con una espada, y que gritaba de forma alocada mientras volaba a toda velocidad hacia él.
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A Byakuro pareció extrañarle la pregunta y le contestó que era precisamente porque no era seguro la razón de estar allí. No lo dijo en un tono del todo desagradable pero a Alice le pareció un poco... "creído". Le preguntó a ella cual era su razón.
Tras pensárselo unos segundos, Alice simplemente se encogió de hombros pero él no lo vio porque ya caminaba de vuelta al árbol a la sombra del cual se había tumbado antes. Se preguntaba si quería volver a dormir y si le molestaría que fuera con él. Para alguien como ella, a quien la compañía de la gente solía molestar, aquello era nuevo.
-Una buena pregun... -empezó mientras lo seguía. El chico no era mala compañía después de todo.
De repente el lago comenzó a burbujear como si hirviera y de él salió un enorme pez que... ¡¿volaba?! "Desde luego los animales nunca dejarán de sorprenderme." Medio segundo más tarde se fijó en que encima del pez había una persona que gritaba enloquecida, espada en mano, y se dirigían directamente hacia Byakuro.
Antes incluso de darle tiempo a pensar, desenvainó una de sus katanas con la mano derecha y se interpuso entre ambos. Las espadas hicieron un desagradable ruido en el momento en que chocaron. No podía ver a Byakuro pero esperaba que se le ocurriera irse.
-¡Vete!
Después le vino a la mente que seguro que Byakuro era bastante más fuerte que ella y ahora tendría una sonrisa en la cara a causa de su impulsividad.
Tras pensárselo unos segundos, Alice simplemente se encogió de hombros pero él no lo vio porque ya caminaba de vuelta al árbol a la sombra del cual se había tumbado antes. Se preguntaba si quería volver a dormir y si le molestaría que fuera con él. Para alguien como ella, a quien la compañía de la gente solía molestar, aquello era nuevo.
-Una buena pregun... -empezó mientras lo seguía. El chico no era mala compañía después de todo.
De repente el lago comenzó a burbujear como si hirviera y de él salió un enorme pez que... ¡¿volaba?! "Desde luego los animales nunca dejarán de sorprenderme." Medio segundo más tarde se fijó en que encima del pez había una persona que gritaba enloquecida, espada en mano, y se dirigían directamente hacia Byakuro.
Antes incluso de darle tiempo a pensar, desenvainó una de sus katanas con la mano derecha y se interpuso entre ambos. Las espadas hicieron un desagradable ruido en el momento en que chocaron. No podía ver a Byakuro pero esperaba que se le ocurriera irse.
-¡Vete!
Después le vino a la mente que seguro que Byakuro era bastante más fuerte que ella y ahora tendría una sonrisa en la cara a causa de su impulsividad.
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Byakuro observó como la chica había detenido el ataque del jinete del pez volador. Había sido bastante rápida. El chico sonrió ampliamente, mientras su ojo derecho empezaba a volverse rojo como la sangre. Empuñó con fuerza su bastón al tiempo que Klaus saltaba al suelo. Byakuro se giró hacia el jinete de pez volador y lanzó varias ondas de energía cortantes con su bastón. Las ondas recorrieron el aire tras la extraña montura. Sin embargo el animal era veloz, y empezó a fintar para evitar las ondas cortantes. Byakuro colocó su bastón en posición defensiva, con la punta del tridente inclinada hacia arriba, y agarrándolo a la altura de la cintura con ambas manos, la izquierda ligeramente más atrasada de que la derecha. El jinete se acercó a toda velocidad con la espada en mano, riéndose. Byakuro flexionó ligeramente las piernas, y de pronto, un par de cuervos negros salieron volando de su espalda, directos a los ojos del jinete. El jinete gritó cuando uno de los pájaros le picoteó en la cara. Inmediatamente después, las dos aves desaparecieron en una explosión de plumas negras. Byakuro saltó hacia el pez y le clavó la punta del tridente en una de las alas, derribándolo. El pez se estrelló contra el suelo y el jinete salió disparado, levantando una nube de polvo. Byakuro se aferró al tridente para no caer, y cuando el pez hubo detenido su aterrizaje forzoso, lo desclavó y se lo puso en la espalda, mientras caminaba hacia el hombre que le había atacado.
- Bueno... -dijo sonriendo a aquel infeliz- ha sido una bonita demostración de vuelo acrobático. Ahora vete antes de que te haga lo mismo que a tu pescado, oni-chan... -su sonrisa se ensanchó. No había ninguna señal de hostilidad en ella, lo que la hacía aún más perturbadora. El hombre se levantó, con la cara ensangrentada por el ataque del cuervo, y salió corriendo mientras gritaba. Byakuro lo vio alejarse y suspiró, recogiendo a Klaus del suelo.
- Bueno... -dijo sonriendo a aquel infeliz- ha sido una bonita demostración de vuelo acrobático. Ahora vete antes de que te haga lo mismo que a tu pescado, oni-chan... -su sonrisa se ensanchó. No había ninguna señal de hostilidad en ella, lo que la hacía aún más perturbadora. El hombre se levantó, con la cara ensangrentada por el ataque del cuervo, y salió corriendo mientras gritaba. Byakuro lo vio alejarse y suspiró, recogiendo a Klaus del suelo.
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Todo había sido muy, muy rápido. Un momento antes Alice detenía a aquel hombre que montaba un pez volador y al siguiente Byakuro... Primero había sentido una especie de energía, como ondas, de una fuerza impresionante. Luego aquellos cuervos que habían salido de la nada, aunque preciosos, y que desaparecieron en un estallido de plumas. Resultó que tal como imaginaba, bajo su capa de amabilidad se escondía un lado oscuro.
Todo aquello comenzó a ser surrealista como poco, aunque pocas cosas lograban sorprenderla realmente. Se limitaba a aceptarlas todas y a tratar de buscarle una explicación después de que hubieran pasado.
-¿Quién era? ¿Qué razón tiene para...? -se mordió la lengua antes de terminar la frase. Quizás lo más lógico era separarse de él en aquel momento pero le intrigaba. Aunque también era posible que la pregunta le molestara, al fin y al cabo ella era solo una desconocida.
Alice envainó la espada y se fue hacia árbol donde se había tumbado Byakuro. Se sentó a la sombra con las piernas cruzadas pero sin apoyarse en el tronco para no mancharse la camiseta. Arrancó tres briznas de hierba, las unió con un nudo y se puso a trenzarlas, concentrándose en ello para despejar su mente.
Supuso que Byakuro estaría mirándola fijamente. ¿Dónde se había metido su instinto de supervivencia? La Alice que conocía se hubiera ido y habría olvidado a aquel hombre pero la que se hallaba allí lo había protegido. Terminó de trenzar las briznas y les hizo otro nudo. Y por último, con desgana, tiró las tiró a un lado. Se miró las manos primero observando viejas cicatrices (tanto de pelearse como de cortarse cocinando) y luego levantó la mirada hacia él.
-No me había fijado pero tienes un rasguño en la mejilla... Lo siento, soy una despistada, como ya habrás notado -se levantó y se acercó mientras buscaba y encontraba un pañuelo en sus bolsillos para limpiarle la sangre.
Todo aquello comenzó a ser surrealista como poco, aunque pocas cosas lograban sorprenderla realmente. Se limitaba a aceptarlas todas y a tratar de buscarle una explicación después de que hubieran pasado.
-¿Quién era? ¿Qué razón tiene para...? -se mordió la lengua antes de terminar la frase. Quizás lo más lógico era separarse de él en aquel momento pero le intrigaba. Aunque también era posible que la pregunta le molestara, al fin y al cabo ella era solo una desconocida.
Alice envainó la espada y se fue hacia árbol donde se había tumbado Byakuro. Se sentó a la sombra con las piernas cruzadas pero sin apoyarse en el tronco para no mancharse la camiseta. Arrancó tres briznas de hierba, las unió con un nudo y se puso a trenzarlas, concentrándose en ello para despejar su mente.
Supuso que Byakuro estaría mirándola fijamente. ¿Dónde se había metido su instinto de supervivencia? La Alice que conocía se hubiera ido y habría olvidado a aquel hombre pero la que se hallaba allí lo había protegido. Terminó de trenzar las briznas y les hizo otro nudo. Y por último, con desgana, tiró las tiró a un lado. Se miró las manos primero observando viejas cicatrices (tanto de pelearse como de cortarse cocinando) y luego levantó la mirada hacia él.
-No me había fijado pero tienes un rasguño en la mejilla... Lo siento, soy una despistada, como ya habrás notado -se levantó y se acercó mientras buscaba y encontraba un pañuelo en sus bolsillos para limpiarle la sangre.
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Byakuro sonrió a la chica, que empezó a caminar hacia el árbol bajo el cual había estado tumbado un rato antes. Se dirigió allí, acompañándola. La chica se sentó, con las piernas cruzadas, y Byakuro la observó con interés. La chica empezó a trenzar una brizna de hierba, ensimismada. A Byakuro le hizo gracia aquello. La chica acabó tirando la trenza vegetal, y lo observó De pronto dijo:
- No me había fijado pero tienes un rasguño en la mejilla... Lo siento, soy una despistada, como ya habrás notado. -el chico vio como ella se acercaba con un pañuelo para limpiarle la sangre de la herida. El chico se pasó la mano por la cara, buscando la herida. Tenía un pequeño corte, en la mejilla izquierda, que le recorría desde el pómulo hasta la comisura de los labios. No tenía ni idea de cuándo se la había hecho. Pero sí sabía que podía librarse de aquel imprevisto sin problemas. Alice empezó a limpiarle con delicadeza el corte, y mientras tanto, él se concentró en que la energía de su cuerpo se transmitiese al lugar de la herida. Sintió como la molestia del corte desaparecía, al tiempo que la herida se cerraba. Había aprendido esa técnica hacía relativamente poco, y no servía para grandes heridas, pero para aquel rasguño era suficiente.
- Vaya... gracias -murmuró mientras la chica acababa de pasar el paño con la cara a apenas unos centímetros de él. Era muy guapa, con aquella piel pálida y aquellos grades ojos oscuros. Byakuro sonrió de nuevo y se aproximó lentamente, hasta que sus narices estuvieron a punto de rozarse. Quería ver la reacción de la chica a aquel acercamiento. Había hecho aquel mismo movimiento un tiempo atrás con Yuzi Read en una playa, y la respuesta había sido interesante. Quería comprobar que ocurriría en esta ocasión. Su sonrisa se ensanchó un poco más. Klaus hizo un pequeño murmullo en su hombro. Tal vez sintiera envidia de aquella humana que tenía más atenciones de Byakuro que él.
- No me había fijado pero tienes un rasguño en la mejilla... Lo siento, soy una despistada, como ya habrás notado. -el chico vio como ella se acercaba con un pañuelo para limpiarle la sangre de la herida. El chico se pasó la mano por la cara, buscando la herida. Tenía un pequeño corte, en la mejilla izquierda, que le recorría desde el pómulo hasta la comisura de los labios. No tenía ni idea de cuándo se la había hecho. Pero sí sabía que podía librarse de aquel imprevisto sin problemas. Alice empezó a limpiarle con delicadeza el corte, y mientras tanto, él se concentró en que la energía de su cuerpo se transmitiese al lugar de la herida. Sintió como la molestia del corte desaparecía, al tiempo que la herida se cerraba. Había aprendido esa técnica hacía relativamente poco, y no servía para grandes heridas, pero para aquel rasguño era suficiente.
- Vaya... gracias -murmuró mientras la chica acababa de pasar el paño con la cara a apenas unos centímetros de él. Era muy guapa, con aquella piel pálida y aquellos grades ojos oscuros. Byakuro sonrió de nuevo y se aproximó lentamente, hasta que sus narices estuvieron a punto de rozarse. Quería ver la reacción de la chica a aquel acercamiento. Había hecho aquel mismo movimiento un tiempo atrás con Yuzi Read en una playa, y la respuesta había sido interesante. Quería comprobar que ocurriría en esta ocasión. Su sonrisa se ensanchó un poco más. Klaus hizo un pequeño murmullo en su hombro. Tal vez sintiera envidia de aquella humana que tenía más atenciones de Byakuro que él.
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Sacó el pañuelo y se lo pasó por el corte para quitar la sangre y averiguar si era solo un rasguño o algo más.
-Vaya, gracias.
A medida que frotaba, el corte se fue cerrando y cerrando hasta que la piel quedó como si no le hubiera pasado nada.
-¿Pero qué...? -balbuceó mientras le miraba la mejilla con los ojos como platos.
Byakuro sonrió y acercó su cara a la de Alice. Estaba muy muy muy cerca... De repente Klaus hizo un ruido como reclamando la atención. Ally empezó a reírse muchísimo, sin parar. No era capaz. Ignoró a Byakuro mientras acariciaba la cabeza de Klaus otra vez, mientras se enjugaba las lágrimas con la otra mano. Quizás prefería a su dueño pero aquello tampoco parecía serle desagradable.
-Siento el ataque de risa -decía mientras se reponía. A ella misma le extrañaba esa reacción, probablemente no había reído tanto en su vida. -Volviendo al tema, ¿cómo es que puedes curarte así de rápido? Que suerte tienes, Byakuro.
De repente dejó de reírse del todo. La mano con la que se quitaba las lágrimas había empezado a desvanecerse ante sus ojos. Últimamente le pasaba mucho, especialmente cuando estaba nerviosa o pasaba algo fuera de lo habitual. Supuso que no tenía que ocultárselo a él, ya que parecía tener algún tipo de poder especial también. Aunque sinceramente ella no consideraba aquello una gran poder, sino un martirio.
-Yo esto no sé cómo controlarlo... En fin, ¿no tienes hambre? Porque a mí me rugen las tripas desde hace un rato.
Y dicho esto, empezó a caminar en dirección a otro Mangroove, sin saber muy bien donde ir para conseguir comida y tratando de poner un poco en orden su cabeza.
-Vaya, gracias.
A medida que frotaba, el corte se fue cerrando y cerrando hasta que la piel quedó como si no le hubiera pasado nada.
-¿Pero qué...? -balbuceó mientras le miraba la mejilla con los ojos como platos.
Byakuro sonrió y acercó su cara a la de Alice. Estaba muy muy muy cerca... De repente Klaus hizo un ruido como reclamando la atención. Ally empezó a reírse muchísimo, sin parar. No era capaz. Ignoró a Byakuro mientras acariciaba la cabeza de Klaus otra vez, mientras se enjugaba las lágrimas con la otra mano. Quizás prefería a su dueño pero aquello tampoco parecía serle desagradable.
-Siento el ataque de risa -decía mientras se reponía. A ella misma le extrañaba esa reacción, probablemente no había reído tanto en su vida. -Volviendo al tema, ¿cómo es que puedes curarte así de rápido? Que suerte tienes, Byakuro.
De repente dejó de reírse del todo. La mano con la que se quitaba las lágrimas había empezado a desvanecerse ante sus ojos. Últimamente le pasaba mucho, especialmente cuando estaba nerviosa o pasaba algo fuera de lo habitual. Supuso que no tenía que ocultárselo a él, ya que parecía tener algún tipo de poder especial también. Aunque sinceramente ella no consideraba aquello una gran poder, sino un martirio.
-Yo esto no sé cómo controlarlo... En fin, ¿no tienes hambre? Porque a mí me rugen las tripas desde hace un rato.
Y dicho esto, empezó a caminar en dirección a otro Mangroove, sin saber muy bien donde ir para conseguir comida y tratando de poner un poco en orden su cabeza.
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La chica empezó a reirse debido a la actitud de Klaus. El camaleón parecía ofendido, y ella le pasó la mano por la cabeza, acariciando al reptil. Byakuro sonrió levemente y prestó atención. Su ojo, oculto ahora por el pelo, empezó a brillar levemente con un tono rojizo mientras su oído empezaba a captar los sonidos a su alrededor: la risa de Alice, las pompas de jabón formándose y explotando, un pájaro cantando en un lugar apartado, la respiración entrecortada del camaleón en su hombro, y los latidos de su corazón reptiliano. Había otro corazón latiendo cerca. Era el de Alice. Latía con un ritmo que podría definirse como de pasodoble. El cazador se centró en aquel latir rimbombante. Se acercó a ella, que en ese momento se disculpaba por su ataque de risa y le preguntaba como era capaz de curarse tan rápidamente:
- Digamos que es... -dijo mientras se acercaba a la oreja derecha de la chica- energía interior... -soltó una leve risita mientras con sus labios le rozaba la oreja. Sintió como el ritmo cardíaco de la chica aumentaba. Retrocedió para ver como la mano de la chica estaba desvaneciéndose. ¿Qué estaba pasándole? La miró con curiosidad.
- Yo esto no sé cómo controlarlo... En fin, ¿no tienes hambre? Porque a mí me rugen las tripas desde hace un rato. -dijo mientras se incorporaba y caminaba.
- Si, yo también tengo hambre -se levantó también y siguió a la chica, que parecía un poco perdida-. Creo que podemos ir hacia el Mangroove número 33... dicen que hay un parque de atracciones. Y me apetece montar en la noria. La vi mientras venía para aquí -mientras lo decía, miró a Klaus-. Y seguro que mi amiguito también quiere montarse.
Mientras caminaban, Byakuro iba moviendo el bastón con un ritmo acompasado, realizando pequeños movimientos fluidos. Estaba preparado por si aparecía otro tipo montado en un arenque volador. Aunque no creía que fuera a ocurrir nada interesante.
- Digamos que es... -dijo mientras se acercaba a la oreja derecha de la chica- energía interior... -soltó una leve risita mientras con sus labios le rozaba la oreja. Sintió como el ritmo cardíaco de la chica aumentaba. Retrocedió para ver como la mano de la chica estaba desvaneciéndose. ¿Qué estaba pasándole? La miró con curiosidad.
- Yo esto no sé cómo controlarlo... En fin, ¿no tienes hambre? Porque a mí me rugen las tripas desde hace un rato. -dijo mientras se incorporaba y caminaba.
- Si, yo también tengo hambre -se levantó también y siguió a la chica, que parecía un poco perdida-. Creo que podemos ir hacia el Mangroove número 33... dicen que hay un parque de atracciones. Y me apetece montar en la noria. La vi mientras venía para aquí -mientras lo decía, miró a Klaus-. Y seguro que mi amiguito también quiere montarse.
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Alice metió la mano en el bolsillo. "Joder, no se pone bien. Seguro que es Byakuro, que me pone nerviosa." ¿Lo había echo a propósito? Estaba jugando con ella, sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Pero extrañamente, a Ally no le importaba. Era como si se lo estuviera pasando bien por primera vez en su vida.
Con las indicaciones de Byakuro llegaron hasta el Mangrove 33 en poco tiempo. Aquel parque de atracciones era enorme, colorido y había un ambiente tan animado... Y lo más importante, con un olor a perritos calientes que lo rodeaba todo. A medida que avanzaban, observaba aquel mundo con gran atención y algo de miedo, sintiendo que todo aquello le estaba vetado de algún modo.
Su mano ya había vuelto a la normalidad así que se dirigió hacia uno de los puestos, que estaba un poco apartado del resto, dejando atrás a Byakuro.
-¿Quieres que te traiga algo? -dijo sin mirar atrás.
-Oh, perfecto, era justo lo que estábamos buscando -oyó a un hombre decir a su derecha.
-Seguro que podremos sacar tajada de ella en las subastas -dijo otro prácticamente en su oído.
El de la derecha le agarró el brazo pero el de la izquierda se limitó a mirarla, probablemente pensando que con uno de ellos era suficiente. ¿Subastas? Había oído hablar de aquello, pero no creía que ella destacara como para ser el blanco de alguien y que la quisieran vender. Alice desenvainó una de sus katanas con la mano izquierda, que apoyó contra el cuello del hombre que la agarraba y otra con el pie izquierda, que apoyó contra el cuello de su compañero.
Por sus caras podía deducirse fácilmente que no era para nada lo que se esperaban. Pero a ver, ¿a quién se le ocurre atacar a alguien que lleva cuatro katanas, fuera un hombre o una mujer? Por mucho que fuera una chica, no estaban ahí de adorno.
La gente empezaba a mirar. Convertirlo en una escena sangrienta no parecía la mejor idea.
-Simplemente, suéltame y no saldréis heridos.
Aquel hombre aflojó lentamente la presión que ejercía sobre su brazo y se apartó de ella, lo mismo que el otro. Alice bajó su pie hasta el suelo sin volver a envainar sus katanas, sin perderlos de vista.
Con las indicaciones de Byakuro llegaron hasta el Mangrove 33 en poco tiempo. Aquel parque de atracciones era enorme, colorido y había un ambiente tan animado... Y lo más importante, con un olor a perritos calientes que lo rodeaba todo. A medida que avanzaban, observaba aquel mundo con gran atención y algo de miedo, sintiendo que todo aquello le estaba vetado de algún modo.
Su mano ya había vuelto a la normalidad así que se dirigió hacia uno de los puestos, que estaba un poco apartado del resto, dejando atrás a Byakuro.
-¿Quieres que te traiga algo? -dijo sin mirar atrás.
-Oh, perfecto, era justo lo que estábamos buscando -oyó a un hombre decir a su derecha.
-Seguro que podremos sacar tajada de ella en las subastas -dijo otro prácticamente en su oído.
El de la derecha le agarró el brazo pero el de la izquierda se limitó a mirarla, probablemente pensando que con uno de ellos era suficiente. ¿Subastas? Había oído hablar de aquello, pero no creía que ella destacara como para ser el blanco de alguien y que la quisieran vender. Alice desenvainó una de sus katanas con la mano izquierda, que apoyó contra el cuello del hombre que la agarraba y otra con el pie izquierda, que apoyó contra el cuello de su compañero.
Por sus caras podía deducirse fácilmente que no era para nada lo que se esperaban. Pero a ver, ¿a quién se le ocurre atacar a alguien que lleva cuatro katanas, fuera un hombre o una mujer? Por mucho que fuera una chica, no estaban ahí de adorno.
La gente empezaba a mirar. Convertirlo en una escena sangrienta no parecía la mejor idea.
-Simplemente, suéltame y no saldréis heridos.
Aquel hombre aflojó lentamente la presión que ejercía sobre su brazo y se apartó de ella, lo mismo que el otro. Alice bajó su pie hasta el suelo sin volver a envainar sus katanas, sin perderlos de vista.
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Byakuro la llevó al parque de atracciones. Era un sitio bastante animado, y no había tanto peligro de encontrarse a algún forajido como en los Mangrooves del 1 al 29. Se trataba de una zona relativamente segura, y a Alice tal vez le gustara. ¿A qué chica no le gustaba ir a un parque de atracciones?
Caminaban juntos, por una zona de atracciones cuando la chica se separó de él y se dirigió a un puesto de comida, preguntándole si quería algo. Él negó con la cabeza, no tenía hambre.
Vio como ella llegaba al puesto y dos hombres se colocaban a ambos lados. Uno de ellos la agarró del brazo, con una actitud claramente hostil. Byakuro entrecerró los ojos. Quería estar tranquilo de una maldita vez, y relajarse un rato. Empezó a caminar con paso decidido hacia allí, cuando vio como Alice desenfundaba dos katanas y las colocaba en los cuellos de los hombres. Éstos se separaron lentamente. No era buena idea meterse con aquella chica. Byakuro empuñó con firmeza su bastón y llegó al lado de los secuestradores, mientras un corro de gente se congregaba alrededor. Dio un golpe con la punta de los dedos en la axila del hombre de la derecha, mientras con un arco, golpeaba con el mango del bastón en la entrepierna del otro. Ambos hombres cayeron incapacitados al suelo.
- No os metáis con mi imoto, por favor. -mientras lo decía, les sonrió de forma encantadora. Su ojo rojo le daba un aspecto siniestro. Los hombres soltaban quejidos de dolor. Byakuro sacó un billete de su bolsillo y lo puso en el puesto, ante un asombrado hombre que, boquiabierto, le tendía dos perritos calientes. El cazador los cogió y le ofreció uno a Alice, sonriendo. Luego, arrancó un trocito de salchicha y le dio a comer a Klaus.
Caminaban juntos, por una zona de atracciones cuando la chica se separó de él y se dirigió a un puesto de comida, preguntándole si quería algo. Él negó con la cabeza, no tenía hambre.
Vio como ella llegaba al puesto y dos hombres se colocaban a ambos lados. Uno de ellos la agarró del brazo, con una actitud claramente hostil. Byakuro entrecerró los ojos. Quería estar tranquilo de una maldita vez, y relajarse un rato. Empezó a caminar con paso decidido hacia allí, cuando vio como Alice desenfundaba dos katanas y las colocaba en los cuellos de los hombres. Éstos se separaron lentamente. No era buena idea meterse con aquella chica. Byakuro empuñó con firmeza su bastón y llegó al lado de los secuestradores, mientras un corro de gente se congregaba alrededor. Dio un golpe con la punta de los dedos en la axila del hombre de la derecha, mientras con un arco, golpeaba con el mango del bastón en la entrepierna del otro. Ambos hombres cayeron incapacitados al suelo.
- No os metáis con mi imoto, por favor. -mientras lo decía, les sonrió de forma encantadora. Su ojo rojo le daba un aspecto siniestro. Los hombres soltaban quejidos de dolor. Byakuro sacó un billete de su bolsillo y lo puso en el puesto, ante un asombrado hombre que, boquiabierto, le tendía dos perritos calientes. El cazador los cogió y le ofreció uno a Alice, sonriendo. Luego, arrancó un trocito de salchicha y le dio a comer a Klaus.
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Cuando ya veía que estaban más tranquilos, apareció Byakuro a rematar la faena. Con un golpe en la axila a uno de los atacantes y uno en la entrepierna del otro sujeto, los hizo acabar en el suelo.
-No os metáis con mi imoto, por favor -dijo con una sonrisa deslumbrante.
Alice lo miró escéptica pero en el fondo algo divertida. Él, mientras tanto, compró dos perritos calientes y le ofreció uno, tras lo cual le dio a Klaus un cachito del suyo. En ese momento parecía muy tierno en comparación con otros en lo que peleaba. A su alrededor la gente no paraba de mirarlos pero seguía su camino por miedo a que apareciera alguien para arrestarlos o incluso algún Tenryubito. Aquello solía tener siempre daños colaterales hacia personas inocentes.
-¿No crees que eso era un poco innecesario? -dijo fingiendo estar un poco de mal humor. -Me puedo defender solita y tal...
Observó atentamente a su alrededor mientras comía su perrito caliente. No parecía que nadie estuviera viniendo a llamarles la atención y la gente seguía como si nada. Echó un vistazo a la noria. Se preguntaba cuantas cosas podrían verse estando en el punto más alto. Pero esa sensación de incomodidad, como si se hallase fuera de lugar persistía. Aunque, pensándolo bien, ¿cuál era su lugar?
Cuadró los hombros y se dirigió hacia aquella atracción, poco recomendable para aquellos que tuvieran miedo a las alturas. De todos modos, no era ese el caso de Ally. Ella viviría feliz entre las ramas de algún árbol al que hubiese trepado.
-¿No tenías ganas de subirte? A esto invito yo -dijo con tono serio, pero sus ojos delataban que disfrutaba con todo aquello.
Se acercó al hombre que vendía las entradas y tras sacar dos se sentó en un banco que había allí, mientras esperaba a que fuera su turno.
-No os metáis con mi imoto, por favor -dijo con una sonrisa deslumbrante.
Alice lo miró escéptica pero en el fondo algo divertida. Él, mientras tanto, compró dos perritos calientes y le ofreció uno, tras lo cual le dio a Klaus un cachito del suyo. En ese momento parecía muy tierno en comparación con otros en lo que peleaba. A su alrededor la gente no paraba de mirarlos pero seguía su camino por miedo a que apareciera alguien para arrestarlos o incluso algún Tenryubito. Aquello solía tener siempre daños colaterales hacia personas inocentes.
-¿No crees que eso era un poco innecesario? -dijo fingiendo estar un poco de mal humor. -Me puedo defender solita y tal...
Observó atentamente a su alrededor mientras comía su perrito caliente. No parecía que nadie estuviera viniendo a llamarles la atención y la gente seguía como si nada. Echó un vistazo a la noria. Se preguntaba cuantas cosas podrían verse estando en el punto más alto. Pero esa sensación de incomodidad, como si se hallase fuera de lugar persistía. Aunque, pensándolo bien, ¿cuál era su lugar?
Cuadró los hombros y se dirigió hacia aquella atracción, poco recomendable para aquellos que tuvieran miedo a las alturas. De todos modos, no era ese el caso de Ally. Ella viviría feliz entre las ramas de algún árbol al que hubiese trepado.
-¿No tenías ganas de subirte? A esto invito yo -dijo con tono serio, pero sus ojos delataban que disfrutaba con todo aquello.
Se acercó al hombre que vendía las entradas y tras sacar dos se sentó en un banco que había allí, mientras esperaba a que fuera su turno.
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El chico miró a Alice. Si lo iba a invitar a subir a la noria, no tenía motivos para negarse. Se encogió de hombros. La atracción iba llenándose poco a poco. El hombre que dirigía la atracción, un señor gordinflón y con un bigotillo espiralizado iba llamando a la gente para que montase en cada una de las pequeñas cabinas de la rueda. Cuando les tocó, el chico entró de un salto. El receptáculo era pequeño, y constaba de un banco con aforo para dos personas. Iban a estar uno al lado del otro. No le desagradaba la idea. Klaus se subió a su cabeza, y Byakuro sonrió cuando su acompañante se montó en la atracción.
La enorme rueda de acero empezó a moverse, elevándolos por el aire. Según ascendían, se podía ver cada vez a mayor distancia. Era impresionante. Un montón de colores y formas rompían el aire, montañas rusas, caserones del terror y un sinfín de pequeños puestos de tiro al blanco que abarcaban un total de tres Mangrooves. Aquel parque de atracciones contaba además con una zona de tiendas y una de restauración. Posiblemente se pasara por allí después a tomar algodón de azúcar. Y si lo había de colores, mejor. Le gustaba el morado.
La cabina alcanzó el cénit, dándoles una vista espectacular del lugar. La atracción se detuvo, y ambos pudieron contemplar las preciosas vistas. Allá abajo, las personas eran pequeños monigotes que se movían con vida propia. Byakuro se asomó por la ventanilla, observando el lugar con una sonrisa amplia, como un niño pequeño:
- ¡Wooooah! ¡Mira que altos estamos, Klaus! -le dijo emocionado al reptil, que seguía en su cabeza, aferrándose al pelo morado del chico.
El cazador volvió a sentarse bien en su lugar y miró a Alice. Seguramente podrían disfrutar de un día alegre en aquel parque. Sería divertido.
La enorme rueda de acero empezó a moverse, elevándolos por el aire. Según ascendían, se podía ver cada vez a mayor distancia. Era impresionante. Un montón de colores y formas rompían el aire, montañas rusas, caserones del terror y un sinfín de pequeños puestos de tiro al blanco que abarcaban un total de tres Mangrooves. Aquel parque de atracciones contaba además con una zona de tiendas y una de restauración. Posiblemente se pasara por allí después a tomar algodón de azúcar. Y si lo había de colores, mejor. Le gustaba el morado.
La cabina alcanzó el cénit, dándoles una vista espectacular del lugar. La atracción se detuvo, y ambos pudieron contemplar las preciosas vistas. Allá abajo, las personas eran pequeños monigotes que se movían con vida propia. Byakuro se asomó por la ventanilla, observando el lugar con una sonrisa amplia, como un niño pequeño:
- ¡Wooooah! ¡Mira que altos estamos, Klaus! -le dijo emocionado al reptil, que seguía en su cabeza, aferrándose al pelo morado del chico.
El cazador volvió a sentarse bien en su lugar y miró a Alice. Seguramente podrían disfrutar de un día alegre en aquel parque. Sería divertido.
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Alice entró después de Byakuro y se sentó a su lado. Por lo visto les iba a tocar estar un poco apretaditos... Bueno, qué más daba. La noria empezó a moverse tras un chasquido y a medida que iban subiendo se escuchaba un ligero ruido como de metal contra metal. "¿Esto aguantará? Parece un poco endeble." Como si le faltara aceite, como de típico parque que llevaba muuuucho tiempo en funcionamiento pero sin ser revisado a menudo.
A medida que subían una sensación de melancolía invadía a Ally, en forma de pequeños escalofríos. ¿Por qué tenía que sentirse así de desolada en aquel momento? Se suponía que la gente era feliz en los parques de atracciones. ¿O quizás eso era un cliché? No lo sabía. Debajo de ella las personas iban haciéndose más y más pequeñas. Había niños que correteaban despreocupados e inocentes, mientras sus padres intentaban no perderlos de vista. También vendedores en los puestos que anunciaban a viva voz su mercancía.
Alrededor se veían árboles, muchos árboles y burbujas que estallaban sin parar. Más al fondo, el mar.
Cuando la cabina llegó a lo más alto, ella se sintió por el contrario, tocando fondo por un momento. Su problema era que nunca tenía claro cómo se sentía ni cómo debía sentirse. ¿Qué hacía allí, qué la había llevado hasta allí?
Pero luego la sensación se desvaneció. La cabina se había parado y Byakuro casi gritaba de emoción como si de un niño pequeño se tratara, incluso asustando un poco al pequeño Klaus, que trataba de aferrarse a su pelo para no caerse por la ventana. Tras esta muestra de espontaneidad, aquel extraño chico la miró y sonrió ligeramente. Le entraron ganas de devolverle la sonrisa.
Quizás aquello no fuera tan malo. Quizás su vida, la que vivía por mera inercia, estaba dándole un pequeño respiro. Puede que aquel fuera a ser un buen día después de todo.
A medida que subían una sensación de melancolía invadía a Ally, en forma de pequeños escalofríos. ¿Por qué tenía que sentirse así de desolada en aquel momento? Se suponía que la gente era feliz en los parques de atracciones. ¿O quizás eso era un cliché? No lo sabía. Debajo de ella las personas iban haciéndose más y más pequeñas. Había niños que correteaban despreocupados e inocentes, mientras sus padres intentaban no perderlos de vista. También vendedores en los puestos que anunciaban a viva voz su mercancía.
Alrededor se veían árboles, muchos árboles y burbujas que estallaban sin parar. Más al fondo, el mar.
Cuando la cabina llegó a lo más alto, ella se sintió por el contrario, tocando fondo por un momento. Su problema era que nunca tenía claro cómo se sentía ni cómo debía sentirse. ¿Qué hacía allí, qué la había llevado hasta allí?
Pero luego la sensación se desvaneció. La cabina se había parado y Byakuro casi gritaba de emoción como si de un niño pequeño se tratara, incluso asustando un poco al pequeño Klaus, que trataba de aferrarse a su pelo para no caerse por la ventana. Tras esta muestra de espontaneidad, aquel extraño chico la miró y sonrió ligeramente. Le entraron ganas de devolverle la sonrisa.
Quizás aquello no fuera tan malo. Quizás su vida, la que vivía por mera inercia, estaba dándole un pequeño respiro. Puede que aquel fuera a ser un buen día después de todo.
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- Hundámonos en el barro hasta las rodillas [Privado- Alice Turner, Byakuro Kyoya]
- Montañas con sorpresas (Privado/Uracha y Alice Turner)
- ¡No! ¡Los papeles! [Privado - Pasado] [Alice Turner, Murasaki Akane]
- ¿Bajo peligro volcánico? [Alice Turner, León Zaid] [Privado]
- Recorriendo el mundo en una sola isla [Némesis D. Armonia, Alice Turner] [Privado]
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