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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Naranjas [Dexter y Anglesey] {Miér 17 Sep 2014 - 15:16}

Era un día cuanto menos tranquilo. El sol nacía aquella mañana, dejando a la vista un brillo realmente grandioso. El poder de aquella estrella se desplegaba sobre la isla, iluminando cada pequeña sección de aquel pedazo de tierra, alumbrando cada rincón, cada pequeña sección. "Hoy es un buen día para un baño en el mar... Una pena ser usuario", pensaba mientras la Joya se acercaba a la costa, rompiendo las olas y acariciando aquel viento con olor a sal. Era casi delicioso, en cierta medida. Aunque tanta delicia empezaba a abrirle el apetito. ¿Dónde habría un buen sitio para desayunar?

Atracó y bajó del barco, acompañado de Robin. El gran dálmata paseaba con una elegancia impropia de un animal, tenía garbo, como aquel que dice. Lucía su pañuelo rojo con orgullo y gallardía, y su mirada fija en lo alto haría caer derretidas a bastantes mujeres. "A veces envidio a este perro... Lo tiene todo", se dijo mientras acariciaba a su cachorro, enorme para ser un dálmata, sin detener el avance de cara a las aventuras que estuvieran por venirle. Por alguna razón, siempre acababa viviendo algún tipo de aventura extraña. Era como si fuera tan sólo un muñeco manejado por un diabólico titiritero con intereses macabros... Pero aquello era estúpido en el fondo. ¿O tal vez no? Aquellas cavilaciones hacían que se le abriera de nuevo el apetito. Era hora de desayunar, y el gallo que cantaba en algún lugar lo indicaba. "Tal vez me coma a ese gallo", se dijo, pensando en el buen sabor del ave al pil pil o al ajillo. El pollo en general le encantaba, a fin de cuentas... Aunque era hora de desayunar, ya tendría tiempo de cazar gallos más adelante.

-Vamos chico. ¿No te huele a tostadas y bacon por ahí? Nos podemos comer una buena cantidad- le dijo al animal, que comenzó a menear la cola con alegría, y casi parecía que sonriera-. Y luego tú invitas- Robin le dedicó una expresión interrogante, como de no entender qué significaba aquello. Al fin y al cabo, por muy listo que fuese, era un perro. Aunque también podía estar tratando de escaquearse-. Eres un tacaño, pequeño. En fin, pagaré yo...

Esbozó una gran sonrisa al ver la felicidad del perro y al notarse idiota, hablando de igual con su mascota. Aunque Robin no era sólo una mascota. Tras tantos años juntos, Robin era un pequeño hermano, más inteligente que muchas personas a las que había conocido. "Tal vez sea hasta más listo que yo. Al fin y al cabo se divierte y come siempre lo que le gusta". ¿Tal vez vivir como un perro fuera una buena opción? No, sin duda no. Dexter no llegaba a lamerse los genitales, y tampoco le llamaba demasiado la atención.

Se sentó en una terracita, viendo cómo ascendía el sol, y pidió su desayuno y el de su peludo compañero. Ambos tenían hambre, y las tortas de pavo y huevos con bacon llamaban demasiado la atención. Era un buen día. Tal vez fuera un día tranquilo incluso. Quién sabe...
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Sáb 20 Sep 2014 - 22:36}

Alice caminaba por el muelle, un poco mareada tras bajarse del barco. El mar estaba asombroso ese día y hacía un calor agradable pero no era darse un chapuzón en lo que estaba pensando precisamente. Digamos que en aquel momento solo pensaba en no vomitar en ese precioso mar y a poder ser, en ningún otro sitio. Decidió sentarse al borde de la plataforma de madera, con los pies colgando mientras se reponía de su mareo. "Ni siquiera sé muy bien qué hago aquí. Este viaje fue una mala idea aunque realmente tampoco es que tenga nada mejor que hacer."

Había decidido empezar a moverse para averiguar cosas sobre su pasado. Pero ahora no sabía qué hacer. ¿Preguntar si recordaban a una niña que se pareciera a ella? ¿Una gran tormenta, un famoso naufragio? Quizás encontrara alguna cosa que le despertara la memoria pero no tenía mucha fe en ello.

"Sigh. Supongo que ya que estoy aquí debería aprovechar para relajarme un poco." Miró hacia atrás. En el otro lado de la plataforma había atracado un barco, del cual bajaba en aquel momento un elegante joven que parecía de su edad acompañado de un precioso dálmata. Para variar, deseaba acercarse y acariciarlo (como le pasaba con casi cualquier animal) pero supuso que no era buena idea. Su dueño parecía pensativo y quizás incluso un poco preocupado. Pero un instante después su rostro volvía a aparentar felicidad mientras acariciaba al perro.

Le oyó decir algo de ir a desayunar. Aunque en un primer momento el pensamiento le dio náuseas, se lo pensó mejor y le entró hambre. Cuando el joven se alejó unos 10 metros, Ally se levantó y empezó a seguirle. Conforme se iba acercando al pueblo ciertos olores invadieron su nariz. Huevos, bacon... Puede que demasiado grasientos pero su tripa comenzaba a hacer demasiado ruido y aquello era mejor que nada. También olía a comida de perro desde una tienda cercana, delante de la cual se hallaba un miembro de la especie como vigilando y con cara de mala leche. "Otro al que no acercarse..."

El apuesto joven se había sentado en una terracita de un bar, de donde venía el olor a comida. Alice aprovechó para sentarse dándole la espalda y pedir la comida. ¿Hacia dónde dirigirse ahora? No sabía qué era mejor, si seguir adelante o volver a su vida normal, con su rutina y todo eso. ¿O vivir aventuras? No, no, seguro que eso acabaría mal. Sobrevivir sola es complicado pero lo de la compañía... por lo general no lo llevaba bien. Le trajeron los huevos, el bacon y la patatas fritas. Cogió una con la mano y se la llevó a la boca. A pesar de que alguna gente lo consideraba una guarrería, en realidad era un gran placer. Cogió la segunda sin dejar de pensar en que, como ya había olido a lo lejos, todo estaba demasiado grasiento. Y cuando cogió la tercera... su mano se desvaneció. No completamente, podía distinguir sus bordes pero de todos modos era un problema. "Otra vez no, no aquí, ¡no ahora!" Rápidamente metió la mano debajo de la mesa, tirando el tenedor, que se deslizó por el suelo y haciendo ruido con el plato.

Buscó el tenedor con la mirada y lo halló bajo la silla del elegante joven. No podía levantarse para cogerlo sin que se le viera (o mejor dicho, no se le viera) la mano. Mientras esperaba a que se le pasara, decidió volverse zurda por un rato mientras comía.


Última edición por Anglesey19 el Dom 21 Sep 2014 - 17:29, editado 1 vez
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Dom 21 Sep 2014 - 16:52}

Algo o alguien lo había seguido. A su espalda, a una distancia precavida, una gran fuente de calor había caminado, siguiendo, al parecer, la misma dirección que él. Y no sólo lo parecía, sino que lo era. Ya sentado sobre el ligero cojín que cubría el mimbre, la presencia se sentó a su lado, dándole la espalda. Aquello era algo sospechoso. ¿Buscaría problemas? Teniendo en cuenta su facilidad para meterse en líos lo mejor sería esperar a ver cómo se desarrollaba el día, y decidiría si debía estar a la defensiva o podría mantenerse relajado. Todo era cosa de observar, analizar y si había algún tipo de amenaza a la que hacer frente, actuar... Pero de momento quería desayunar.

El bacon y el pavo llegaron, acompañados de los huevos, y una ración extra poco pasada por la plancha para su fiel amigo. Él también se merecía desayunar, aunque su ración era, tal vez, exageradamente generosa. Un plato sopero lleno hasta casi desbordarse de tiras de tocino a la plancha, casi frito en su propia grasa. "Cómo vives, cabrón", pensó con una risita mientras dejaba el cuenco al alcance del animal, que presto comenzó a devorar aquel manjar grasiento. Dexter también comenzó a comer, manteniendo el porte, sin perder detalle de lo que veía y sentía, por no arriesgarse. Todo estaba bastante bueno, sobre todo el pavo y el Bacon, aunque aquellos huevos que rozaban el punto de la plancha, apenas aceitosos, estaban también muy buenos. Pero Dexter era carnívoro principalmente. No le importaba comer frutas, verduras o cualquier tipo de ser vivo, pero desde que hubo consumido su fruta la carne, sobre todo la muy fresca, le encantaba. Esto se aplicaba pocas veces a mujeres. Las más frescas eran como, por decirlo de alguna manera, un plato seguro. Las cálidas, aquellas que necesitaban pasar unos días esperando para poder ser consumidas, eran un manjar.

"Comida y sexo. En verdad eres muy primario, Dexter Black", le dijo su mente mientras se dirigía al interior del local, con la intención de pagar, aunque una idea se cruzó por su cabeza. Depositó unos berries en la barra, más que suficientes para pagar su consumición, y se encerró en el baño. "Ivankovs", susurró su mente mientras tragaba la pequeña píldora que lo haría mujer hasta que volviera a consumir. El pecho comenzaba a crecer y sus brazos perdían musculatura, mientras su definición abandonaba el cuerpo para dejar una voluptuosa imagen femenina, vestida con las ropas del Zafiro Negro. Se retiró la corbata y desabrochó un poco la camisa, mostrando un bello escote rosado. El anillo de Niebla lo cambió de su índice al pulgar, porque no cayese en un descuido. "¿Me habré acordado de las pinzas?". Miró en el bolsillo del abrigo y descubrió que sí. Perfecto. Ajustó las pinzas al pantalón, y ya parecía casi un pantalón informal femenino. Estaba preciosa. "Como siempre", se dijo a sí misma mientras se preparaba para salir, y así lo hizo.

Salió de vuelta a la terraza, y acarició a Robin, que aunque veía extraño aquel cambio ya empezaba a habituarse. Se sentó en la misma silla, mirando al cielo. Tanto como hombre como como mujer el aire fresco invitaba a bañarse. A veces odiaba la fruta...
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Mar 23 Sep 2014 - 16:18}

Él se levantó y por un momento Alice pensó que sería para llamarle la atención por hacer ruido, porque habría notado que lo seguía, por cualquier razón. A veces se volvía una paranoica sin remedio. Pero en lugar de eso, él se fue adentro, probablemente a pagar la comida o al servicio. "Aish... ¿Me estoy volviendo loca?" Se quedó mirando un rato en dirección al muelle. "Nah, ya lo estaba antes." Pensaba si levantarse o no a buscar su tenedor aprovechando que el chico que había ido cuando una mujer se sentó en la silla donde antes se hallaba este y acarició al dálmata.

Se parecían mucho. Ella también era de tez clara y con el pelo a dos colores, blanco como la nieve recién caída y negro como el carbón, algo muy llamativo junto con sus ojos claros. Tenía buen cuerpo. Su pecho era prominente como el de Alice, pero aquella chica aparentaba sacarle más partido. Era muy, muy hermosa y en su cara se notaba que no hacía falta que se lo dijeran porque ya lo sabía y probablemente también sabía como utilizarlo a su favor. Todos los hombres del local la miraban, probablemente soñando con hacerle cosas sucias. La ropa le quedaba casi como un guante y, lo que era todavía más extraño, vestía igual que el chico.

Ally se miró la mano o mejor dicho, se miró el sitio donde debería estar. Decidió que no podía esperar más y que a la porra su mano, ella tenía hambre y quería su tenedor de vuelta. Además así podría acercarse a la chica, para satisfacer su curiosidad. Y acercarse también a su adorable perro, claro. Se tapó bien los dos brazos hasta la muñeca con las mangas de la sudadera y además la mano derecha, que metió después en el bolsillo. "Dios, tiene que haber alguna manera de controlar esto". Respiró hondo, se levantó y se dio la vuelta.

Apoyó suavemente la mano izquierda en el hombro de la mujer, esperando no importunarla demasiado pero con el fin de no asustarla.
-Perdón, no quería molestar... solo venía a por mi tenedor -dijo mientras se agachaba y extendía el brazo debajo de la silla para cogerlo. Una vez lo cogió no se levantó directamente sino que lo dejó a su lado y se detuvo a acariciar al dálmata con ternura. -¿Eres la hermana del chico que estaba aquí antes? -preguntó con curiosidad mientras sonreía amablemente. -No es que quiera ser cotilla -expresó sin malicia-, es sólo que os parecéis mucho.

Se levantó y miró a aquella mujer a los ojos. Eran unos ojos... como decirlo, de tormenta. O de atormentada. Quien sabe. Lo que tenía claro es que era una de las mujeres más guapas que había visto jamás. O quizás no era solo su físico sino otra razón, pero no sabía decir qué. Simplemente tenía un aura extraña y atractiva, como la de otro chico. Se planteó por un momento, ¿se sentía atraída por ella? ¿O por él? Sin duda tenían algo pero, qué tontería. Sacudió ligeramente la cabeza. "Creo que aún sigo con el mareo del viaje en barco. Probablemente debería descansar."


Última edición por Anglesey19 el Jue 11 Dic 2014 - 20:10, editado 1 vez
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Jue 11 Dic 2014 - 18:27}

La muchacha la saludó y se puso a acariciar al dálmata, tras recoger su tenedor. ¿Cómo podría un tenedor acabar ahí? Bueno, era factible, pero si en aquel momento no lo había escuchado, ¿Por qué no lo había recogido mientras se encontraba en el baño? Había en verdad innumerables preguntas que podía hacerse, aunque la más importante era: ¿Qué talla de sujetador usaría su inesperada acompañante? Parecía algo tímida, pero debajo de todas las sudaderas había hombres grasientos o mujeres de buen cuerpo, usualmente buscando ocultarlo, aunque en cierta medida inútilmente. Otras preguntas de menor importancia eran, por ejemplo, si el tabernero se habría dado cuenta de su entrada y salida del baño, cambiando de sexo, pues parecía muy sorprendido con ello, aunque más incluso baboso, como deseoso de ciertas... Cosas que no debería tener en mente mientras trabajaba. Podría dar muy mala imagen ver al responsable con una erección paquidérmica. "Bueno, en verdad sería bastante gracioso".

Dejó al animal y la miró directamente a los ojos. Parecía poder ver a través de ellos, como si entendiera todo lo que había detrás. Como si pudiera sentir su dolor... O tal vez simplemente la mirara. Robin se revolvió ligeramente y se desperezó. Parecía que le había gustado el contacto con la muchacha, o al menos su lengua suelta y su cola abanicándose lo denotaba. Era un hecho curioso, porque pocas veces el animal confiaba en la gente, al menos de forma tan rápida. Sentía mucha curiosidad... Tanto científica como carnal por aquella mujer, y por su cicatriz. ¿Cómo se la había hecho? Una incógnita que se podía desvelar con unas velas, buen vino... Un pene del que en esos momentos carecía... Ciertamente, lo mejor iba a ser saciar su curiosidad en campos inocentes y ya lo otro, si eso más adelante...

-Es una buena pregunta- dijo, con la mejor de sus sonrisas, sin dejar de mirarla. Tenía los ojos de un tono marrón oscuro, impenetrable, pero de un brillo extraño, atractivo... Era la clase de chiquillas a por las que Dexter iría de cabeza, pero a Sapphire los contactos homosexuales no le llamaban demasiado la atención... Aunque...-. La gente dice que nos parecemos, pero yo soy mucho más guapa. ¿No crees?- soltó una pequeña carcajada, sin dejar de observarla, viendo que sacudía ligeramente la cabeza. Parecía algo aturdida, aunque podía deberse a muchas cosas, y su propia transformación era algo chocante, por mucho que no supiera que era un solo individuo-. ¿Te encuentras bien? ¿Quieres una naranja?

No sabía por qué naranjas. Tal vez por la ciudad, quizá por el hecho de que le gustaban los cítricos, tal vez porque eran en parte afrodisíacos... No sabía por qué, pero quería meterle las naranjas hasta el fondo de la garganta. Pero sin ninguna connotación sexual, al menos de momento.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Jue 11 Dic 2014 - 22:51}

Se sentía bastante... ¿observada? Por raro que pareciera podía decirse que sus ojos, aunque de un color claro y aparentemente frío, desprendían fuego. En forma de llamaradas, aunque sólo por un momento. La mujer la miraba con curiosidad, quizá con ganas de preguntarle algo e incluso de forma lasciva en ciertos momentos. No, vale, probablemente lo último se lo estaba imaginando. Debía ser eso. O puede que hubiera adivinado en cierta medida lo que se le pasaba por la cabeza y simplemente estuviera jugando con ella, quien sabe.

-La gente dice que nos parecemos, pero yo soy mucho más guapa. ¿No crees? -dijo ella refiriéndose a la comparación con su supuesto hermano. Soltó una carcajada.

Ally se ruborizó. Tampoco era aquello lo que había querido decir así que agachó un poco la mirada.
Aquella mujer era bastante diferente a ella. No le preocupaba mostrar sus formas con la ropa que llevaba ni su actitud despreocupada. Aparentaba estar muy segura de sí misma aunque había cierta falta de brillo en sus ojos o algún que otro gesto que parecía decir lo contrario. Que la dejaba en un lugar un poco más incierto y la hacía parecer un ser un tanto melancólico.

-¿Te encuentras bien? ¿Quieres una naranja?
La mirada a medias perversa, a medias lasciva volvió a atravesarla. O a lo mejor sólo había recobrado toda la confianza que parecía perdida anteriormente por un segundo.

-¿Naranja? -repitió Alice ladeando la cabeza. -Hmmm sí, claro, por qué no. Nada más lógico teniendo en cuenta la villa en la que estamos, ¿no? -se rió un momento de su propia confusión. -Pero estoy bien. -Sí, vale. Mintió un poquito.

Volvió a su mesa a dejar el tenedor en el plato y dejó estar el resto de su desayuno. Ya no le apetecía comer más y además su gusto de cocinera, aunque principiante, ya le advertía que por ahí no iban los tiros. O eso o se estaba volviendo una sibarita, al menos en lo referente a la comida. Se dirigió a la barra para pagar y luego rehizo el camino a la inversa para salir a la calle, pasando al lado de aquella mujer.

-Supongo que soy una maleducada, ¿no? -dijo sin parar de caminar. -Me llamo Alice, Alice Turner. ¿Cuál es tu nombre? -le preguntó con una leve sonrisa.

Ahora era Ally quien "dirigía" o lo intentaba. Se recordó que no podía permitir que nadie la distrajera de esa manera. ¿No podía? ¿No quería? ¿Quién era aquella mujer? Demasiadas preguntas innecesarias. La desconcertaba un poco pero lo cierto es que no estaba pasando un mal rato.

Al principio no se dio cuenta de que el dálmata la seguía. El perro, que parecía contento gracias a los mimos de Alice empezó a restregar su cabeza contra ella, en busca de más caricias, hasta el punto de que su pañuelo rojo, tan llamativo, terminó por desatarse.
Tras recogerlo del suelo para volver a atárselo se dio cuenta de su error. Aunque su mano se había recuperado un poco, todavía no recobrara del todo su opacidad. "Ahora ya está, es un poco tarde" pensó para sus adentros. Así que siguió como si nada y le ató el pañuelo al perro.
Se levantó, no sin antes darle una última caricia.

-¿Vamos a por esa naranja?
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Jue 22 Ene 2015 - 15:25}

Miró discretamente los pechos de aquella muchacha, ocultos bajo una sudadera de color negro. Mal color para un día como aquel, caluroso y soleado. Seguramente, bajo aquella capa de ropa, estuviera sudando, ya casi brillante por los fluidos que derramaba internamente. Debía estar muy húmeda ya, en todo su cuerpo... "Para de pensar guarradas, anormal", dijo su mente, cortando por completo hasta su más mínimo interés sexual... Bueno, en realidad no, pero lo contendría un poco. Al menos hasta que tuviera algo con lo que trabajar aquella líbido, como... Qué sé yo... ¿Menos pecho y más pene? Sí, algo así le serviría.

Pudo ver cómo se daba la vuelta con el tenedor y lo dejaba en la mesa, dispuesta a pagar y marcharse. A pesar de aquella sudadera la imaginación no tenía mucho lugar en aquel pantalón, ajustado y corto, que marcaba su figura con precisión anatómica. Era una mujer bastante sensual, y casi daban ganas de salir corriendo tras ella y agarrarla por tantas partes que dos manos, sus dos piernas, la cabeza y cuello, sumando sus propias orejas como entidades independientes y un par de alas no serían suficiente para abarcar todas las partes que que pretendía en aquel momento. No por gran tamaño, que de momento desconocía, sino por avaricia. Tomó una segunda Ivankov y poco a poco Dexter volvía a nacer en aquel cuerpo, reventando las pinzas con un sonoro "click", aunque las preguntas de aquella chica, Alice turner como se hacía llamar, llegaron en un momento en el cual la metamorfosis estaba a medio camino, siendo difícil darse cuenta de aquello. Luego se dispuso a salir del local.

Caricias en la pierna, y un pañuelo que caía. Robin se había encariñado con la chica y quería más caricias, por lo que la había seguido. Ésta no dudó en hacerlo, pero dejó entrever algo curioso cuanto menos en su mano, translúcida. "Hm... Interesante...", pudo pensar antes de que de nuevo se levantara y preguntara por las naranjas. Era mejor ignorar el cambio en su cuerpo, al fin y al cabo era joven, estaba en edad de experimentar cambios de aquel nivel, aunque era la primera vez que oía hablar de que la pubertad trajera semitransparencia al cuerpo. "Corrijo, semitransparencia corporal. Sobre el cuerpo se ponen muchas cosas transparentes". Se cerró la camisa y trató de ajustar la camiseta. Si tenía dos dedos de frente adivinaría que eran el mismo ser, pero si tenía la mente abierta tal vez viera todas las posibilidades que aquel poder químico otorgaba.

-Sí, tal vez sea buena hora para conseguir naranjas. Y tal vez por el camino algo más.

Se levantó, terminando de retirar las pinzas que trillaron pliegues en la ropa, para no dar mala imagen, y acarició momentáneamente la cabeza del dálmata, que meneaba la cola en gesto de alegría, como excitado por la acción de aquella mujer. "No sabes cómo te entiendo, mi peludo amigo", dijo para sí mientras avanzaba, esperando que aquell chica se uniera a su paseo. Robin iba a su lado, con la lengua fuera y una gran sonrisa en la cara, era un ejemplar perfecto en todos los aspectos. Y el animal también era un buen ejemplar, claro.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Jue 22 Ene 2015 - 16:28}

Cuando preguntó si iban a por una naranja y subió la mirada, la chica ya había desaparecido y en su lugar se hallaba el joven de nuevo. Había sido muy rápido por lo que solamente una explicación tenía cabida, el chico y la chica eran la misma persona. A ver, si incluso llevaban la misma ropa... "¿Cómo lo habrá hecho?"

-Sí, tal vez sea buena hora para conseguir naranjas. Y tal vez por el camino algo más -dijo él.

Había sonado sugerente. Quizás demasiado sugerente para su gusto. O no... Se incorporó del suelo cuando por fin Robin ya parecía haber quedado contento con sus mimos. No, no pensaba preguntar aunque reconocía que el cambio llegaba a fascinarla. En realidad no sólo a ella, a juzgar por las caras de la gente a su alrededor. Ese hecho no hacía más que corroborarle que aquellos dos eran sólo uno que cambiaba de forma.

-Bueno, pues... vamos -le dijo, todavía un poco aturdida por su cambio. Al fin y al cabo, ella no tenía nada mejor que hacer. No sabía si él estaría allí por alguna razón en concreto o si tan sólo era un viaje de placer. Pensó si agarrarlo del brazo de broma y tirar de él pero en fin, acababa de conocerlo y la confianza todavía no era tanta. Todavía no daba asco.

Salió a la calle y estiró su espalda de forma que hasta le crujieron las vértebras. El viaje en barco que había hecho no era ni de lejos el mejor que recordaba. Echó a andar por la calle principal. El pueblo era pequeñito y encantador con sus casas y sus caminos empedrados. Fue fijándose en las tiendas y locales que había. Todavía no era ni la hora de comer pero prefería que no llegara la noche sin tener un buen sitio donde pasarla. De todos modos, decidió que aún era pronto y aquello podía esperar.Y además parecía que era día de mercado porque había puestos a lo largo de toda la calle. Desde ropa, utensilios de cocina, frutas y verduras... Síiiii, fruta. Naranjas y esas cosas.

Se acercó a uno de los puestos y cogió una naranja. Se giró esperando que Dexter la hubiera seguido hasta allí.

-¿No era esto lo que estábamos buscando, Dexter? -preguntó en su dirección con una pequeña sonrisa.

Apenas le dio tiempo a decirlo cuando alguien pasó corriendo a su lado empujándola y haciendo que se le cayera la naranja. Después otra persona pasó también gritando persiguiendo a la primera. ¿Un ladrón?
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 6 Feb 2015 - 21:10}

Dexter caminaba con calma, y pudo observar cómo la muchacha se unía a su paseo. ¿Sería por él o por el perro? Poco importaba, siempre era agradable tener compañía, sobre todo femenina. Aunque había algo en ella que lo escamaba. "Ja, un dragón escamado. Qué gracioso", pensó, aunque en verdad no lo era en absoluto. ¿Cómo podían ocurrírsele aquellas tonterías en momentos de tanta tensión? Ah claro, no había tensión. Se sentía relajado, aunque no en exceso. Eso habría provocado que se durmiera, y tenía un perro bastante garrulo en ciertas ocasiones, que sería capaz de robarle los zapatos.

De repente, algo realmente excitante y sugerente apareció ante sus ojos. Delante de él, el sol estaba siendo eclipsado por la luna. ¿Cuántas probabilidades había de aquello? Debían de ser bastante escasas, pero era tan bonito... Una luz plateada comenzaba a iluminar la villa, y en la cara de Alice reflejaba, dando un tono casi místico a su pálido rostro. ¿Había algo más bello que una mujer a la luz de la luna? Seguramente sí, pero Dexter era una persona sencilla. Le gustaba la buena comida, las buenas camas y las mujeres a la luz de la luna. A veces comer tumbado sobre una mujer a la luz de la luna, pero en general se conformaba con tenerlo por separado. "Aunque juntarlos todos nunca está mal...".

Miró de vuelta a la chica, pero ésta ya estaba alejada, en una verdulería, atenta ya a las frutas que allí vendían. Y, ciertamente, tenían naranjas. Se antojaban enormes y jugosas, dulces, como aquellas que los niños estarían deseosos de probar. Además las naranjas no tenían mala pinta.

-¿No era esto lo que estábamos buscando, Dexter?- preguntó, mirando hacia él la chiquilla, con una tímida sonrisa, aunque denotaba, sin embargo, una cierta alegría. Tenía una sonrisa preciosa, casi hipnótica, tanto que por unos segundos olvidó de qué hablaban, y asintió, pensando que se referiría al eclipse y a sus miradas cruzándose. Tardó un momento en darse cuenta de que hablaba de las naranjas, y tras sacudir la cabeza un momento, asintió.

-Ehm... Sí, por supuesto. Aunque también hay cosas que, sin duda, tienen mejor pinta- dijo, señalando un cesto de manzanas rojas, relucientes, de un aspecto casi erótico. ¿Le excitaban las manzanas? Tal vez, nunca se cerraba puertas. Pero lo cierto era que se veían deliciosas, y ganas no le faltaban de llevar las manos a uno de aquellos frutos prohibidos. "Otra vez pensamientos sucios...".

De repente, sin comerlo ni beberlo, un tipo pasó empujando momentáneamente a Alice, haciendo que sus naranjas cayeran al suelo, y detrás de éste otro más. A saber qué estaba pasando, pero a decir verdad, era normal que la gente aprovechara los eclipses para delinquir. ¿Debía impedirlo? Tal vez fuera mejor por una vez no acercarse a la acción, dejar que todo siguiera su curso y tratar de pasar un buen rato. "Aquí te tengo", pensó, aún pendiente de si Alice se movía, mientras recogía la naranja que acabó a sus pies. Si los seguía, Dexter iría detrás, y si no la invitaría a darse un baño en la playa. Había visto por ahí una buena cala, y aunque no podía nadar, si era poco profunda podía ser muy divertido darse un baño.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Sáb 14 Feb 2015 - 17:30}

Dexter se había quedado mirándola pasmado un momento mientras ella señalaba las naranjas. En aquel momento deseó poder leer mentes y saber qué pensamientos se le estarían pasando por la cabeza. Aunque puede que no fuera la mejor de las ideas... Quizás sus ideas tenían un grado de suciedad interesantemente alto. Cuando él salió de su ensueño, señaló a su vez unas rojas y brillantes manzanas igual de apetitosas.

Alice se tambaleó por el golpe de aquellos dos tipos que pasaron corriendo. O uno escapando y otro persiguiéndolo. No es que le importara demasiado, pero casi podía sentir las ganas de pegarles por empujarla. ¿Por qué estaba tan alterada? Ella no solía ser así. Se debatía entre ir a por ellos o dejarlo estar y seguir con Dexter. Mientras tanto la luz del sol se desvanecía mientras ésta iba siendo tapado por la luna, cuya trayectoria parecía cruzarse con la suya. Se olvidó del posible ladrón y de cualquier otra cosa a su alrededor y miró al cielo maravillada, aunque sólo un momento, pues sabía el peligro de mirar aquel fenómeno directamente. ¿Cuanto tardaría la luz del sol en reaparecer por completo?

Miró hacia Dexxter y vio como su pelo a dos colores brillaba de forma tenue, así como su piel. Imaginó que él estaba viendo más o menos lo mismo en ella, como su piel blanquísima relucía bajo aquella luz. No le gustaba demasiado ser tan pálida como un cadáver, pero era lo que le había tocado. "Sigh." Vio como el hombre recogía la naranja que se le había caído sin querer. Alice se acercó de nuevo al puesto para coger otra como esa y también un par de manzanas y las pagó. Le tendió a Dexter la naranja que no se le había caído, a cambio de la que él tenía en la mano.

-Un pequeño regalo por acompañarme y aguantarme este rato -dijo riendo, a modo de broma. Después se giró un poco hacia Robin, que los miraba atentamente con la cabeza levantada. -Lo siento chico, a ver si encontramos algo para ti. Algún puesto habrá que...

Se puso las manos en las caderas.

-Bueno, ¿tenéis algo que hacer? ¿Os apetece dar un paseo? La verdad es que no conozco mucho la isla pero... -los miró de reojo. -No sé, es sólo que no sé que hacer y me aburro. Pero en fin, tampoco es necesario que me acompañéis -las palabras salían de su boca sin pensar, a causa de su turbación; por haberles dicho eso en primer lugar, mientras se disculpaba con una sonrisa.

Tras todos esos balbuceos un poco inconexos se llevó una de las manzanas a la boca y le pegó un mordisco. Quizás así se abstendría de decir alguna estupidez.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 3 Abr 2015 - 2:36}

A punto estuvo de sujetar a Alice, que parecía no recuperar el equilibrio, aunque finalmente pudo sola, y él pudo volver a sus pensamientos de mente enferma por un instante, antes de que la muchacha le regalara una naranja. Habría sido un detalle perfecto de no ser porque acto seguido le hurtó la que llevaba en la mano. "Es perdonable", dijo su mente mientras se perdía de nuevo en las montañas de aquellos escarpados ojos tostados. Eran oscuros como el cuero, y tenían mil matices como la piel repujada. Eran a la vez tan humanos y tan animales que lo dejaban atontado, hipnotizado casi. ¿Cómo podía ver tanto en algo tan pequeño?

Aquella chica sabía cómo sacarlo de su ensimismamiento. Manos en la cintura y tronco ligeramente adelantado, tal vez lo último sólo producto de la exuberante imaginación del pirata, hicieron que su gesto mostrara la sensualidad de sus curvas más allá de la ropa holgada, y si los ojos de Dexter no estuvieran encajados en sus cuencas, era muy probable que se hubieran caído de ellas. Estaba muy preocupado por todo lo que últimamente sucedía, y tal vez su mente veía a la muchacha como una salida fácil de ese estrés que lo consumía. ¿Eso podía ser cierto? A quién le importa, Alice era una chica preciosa y se había ofrecido a ir a darse un baño con él. Bueno, no un baño exactamente, pero sí a pasar un rato juntos, y si algo bueno hay en el mundo es darse baños. El agua recorriendo todo el cuerpo, el empuje luchando contra la gravedad, el placer de ver a una musa en ropa interior... "Dexter, ¿Qué te pasa hoy?".

-Las cosas innecesarias suelen ser las más divertidas- dijo, con una sonrisa tranquila y un tono que, aunque intentó sonar natural, llenó de pomposidad el ambiente-. Yo iba a darme un baño en una charca cerca de aquí. Si te apetece venir cuantos más mejor. Si no... Pues puedo acosarte mientras haces lo que te apetezca.

Dio un pequeño silbido y dio media vuelta, con el animal a su espalda, no sin mirar un par de veces de soslayo a la mujer, y lo siguió. ¿Cómo Dexter pudo saber de aquella mirada? Obvio, él también miraba. Comenzó a caminar despacio, con algo de parsimonia, invitando a Alice a acompañarlos a la cala, y tal vez a bañarse también. ¿Todo su cuerpo sería así de blanco? Tal vez fuera brillante, como la cara de la mujer bajo la luna. ¿Cuántas veces se podían tener dos amaneceres? Aquel día los tenían, y era una gozada.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 10 Abr 2015 - 15:25}

Lo miró mientras esperaba a que le contestara, sin sacar la manzana de delante de su boca. Probablemente su cara empezaba a tomar el color rojo brillante de la misma y destacaba en comparación con el resto de su pálida piel, que guardaba mucho parecido con un jarrón de porcelana. Dejó de hacerle caso al hombre y su mirada fue desenfocándose poco a poco al tiempo que se adentraba más en sus pensamientos; bajó la mano con la fruta despacio hasta que quedó al lado de su pierna. Era atractivo, tanto como hombre como mujer, eso ya lo había constatado. Desenfadado, pero sus bromas tenían ese toque de seriedad a veces. Serio si se lo proponía o la situación lo requería, seguramente. Atormentado por algo, momentos del pasado quizás. Bueno, todos tenían sus historias que contar.

Habían pasado apenas unos segundos cuando la voz de Dexter la despertó de su ensueño. ¿Cómo era capaz de distraerse tan rápido? Sigh. Parpadeó y sacudió ligeramente la cabeza, como si quisiera librarse de un velo intangible que la cubría. Después, pensando en lo que le había dicho inclinó un poco la cabeza a un lado. Uf... ¿cómo acabaría aquello? La proposición sonaba muy, muy tentadora excepto por un detalle.

-Creo que lo de bañarme en una charca... no debe ser la mejor de las ideas -dijo levantando por encima de su cabeza el brazo, o mejor dicho la mano, que se había vuelto transparente en el restaurante, al tiempo que arqueaba un poco la espalda para conseguir que sus vértebras crujieran. Últimamente la espalda la estaba matando. Supuso que Dex entendería a que se estaba refiriendo con lo de la mano. -Pero podemos ir igual, seguro que es un sitio bonito. -Echó a caminar sin prisa. Sus movimientos eran sinuosos como los de un gato que se adapta perfectamente al terreno sobre el que camina, hasta que pareció darse cuenta de algo y frenó en seco. -Un momento... ¿cómo que acosarme? -miró a Dexter y se echó a reír, un gesto inusual en ella.

Nunca sabría decir por qué, pero el comentario le había hecho bastante gracia. Para no haber empezado bien el día, tenía que reconocer que ahora se lo estaba pasando bien. Aceleró el paso para ponerse a la altura del hombre y el perro, que le llevaban un poco de ventaja. "Hmmmm... no me queda otro remedio que fiarme y dejar que me guíen hasta allí." Cogió el cuello de su camiseta y tiró de él, como queriendo aflojarlo. Era como si se estuviera asando a fuego lento. "Quizás me replantee lo del baño a este paso." No se atrevió a decirlo en voz alta, por alguna razón. Por último recordó su manzana y siguió dándole mordiscos, a medida que avanzaban.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Dom 26 Abr 2015 - 18:45}

Dexter observó la dubitativa respuesta de la muchacha. Parecía no estar muy decidida a visitar la cala, al parecer por problemas con el agua. Conociendo que gran cantidad de gente en el mundo tenía ese mismo problema por ser usuarios de Akuma no mi, era casi obvia la respuesta al por qué de su temor a bañarse. No tenía por qué preocuparse de nada, y tal vez debiera hacerle saber que no cubría más de las rodillas, tal vez cerca de la cintura a ella, pero nada problemático. De hecho el mayor peligro que podía tener una chica linda allí era él. "Reconozcámoslo, soy un peligro", pensó mientras dedicaba una sonrisa a esa mano escurridiza.

-Puedes estar tranquila- dijo, alzando una garra azul brillante-. Jamás nos pondría en peligro. Al menos no voluntariamente.

Su mano volvió a la normalidad, y notó cómo Alice lo seguía, no sin reírse de la broma del acoso. En realidad no era ninguna broma, quería estar con ella. Una chica agradable y mona no era algo que se viera todos los días, y la persecución y caza no violenta de esa clase de mujeres era una de las cosas más gratificantes que había. "Y más con ella", dijo su mente mientras le recordaba cómo se quedó embobado, varias veces, tratando de captar en su mente una imagen inolvidable, robarle un recuerdo que viviría siempre en su cabeza. ¿Para qué hacía eso? Más bien, por qué le sucedía eso. Ese ensueño repentino, esos segundos de plena felicidad al ver la silueta de una mujer, o su rostro desnudo... Inexplicable. Unos ojos que responden a los ojos que los miran, pero que decían mucho más de lo que podía entender. Eran absorbentes.

Sin darse demasiada cuenta comenzó a pelar la naranja mientras caminaba, pero no fue hasta que tomó la fruta entre sus labios que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. La naranja que le había regalado Alice, estaba comiéndola. Y estaba buena. Quedaba poco camino hasta la costa, pero le daría tiempo de terminarla calmadamente, mientras disfrutaba de la compañía silenciosa de un perro bribón y una dama sin cuna. Era una jornada realmente afortunada, y un baño no podía hacer otra cosa que mejorarlo.

-¿Vas bien, Alice?- preguntó, volviendo la vista atrás sin dejar de caminar, aunque reduciendo el ritmo ligeramente para ponerse a su altura. No le importaba ir algo adelantado, pero muchas veces podía ser tomado como una descortesía. Y si había algo que podía chafar la velada era que la chica se enfadara por algún motivo. Aún si no pretendiera nada, eso arruinaría el día-. Ya queda poco para llegar.

Según avanzaban, los edificios iban tomando tamaños más pequeños y el olor a sal y mar iba siendo más intenso. Siguió caminando hasta acercarse a una pequeña bahía cerrada casi por completo. Una manga cubría de la marea la zona, y la parte más honda no cubría más de las rodillas, o eso había visto cuando llegó en gente algo más baja que él. Se quitó la chaqueta y la dejó sobre un mojón. Con calma se desanudó la corbata y la guardó en el bolsillo del pantalón. Chaleco, camisa y cinturón fueron después, para acercarse a Alice de nuevo.

-Siempre he dicho que a las chicas les sienta mejor esto- dijo, y trató de anudar alrededor de su cuello la corbata con un nudo windsor. Si lo dejaba la dejaría deshacerse de ella cuando placiese, y de lo contrario la guardaría de nuevo en el bolsillo.

Se quitó el pantalón, dejando a la vista su ropa interior más sexy, y, no sin antes dejar el pantalón y los zapatos con el resto de la ropa, comenzó a avanzar en el agua. Era una playa de mar cálido, y se agradecía bastante, la verdad. "Cuando salga de aquí voy a tener que ir sin ropa interior. Menos mal que estamos al lado del puerto", pensó cuando estaba en el centro de la charca, justo antes de sentarse sobre el fondo. Se sintió débil de repente, aunque aún podía moverse sin demasiados problemas, y le sobresalía la mitad del pectoral aún estando en aquella posición.

-¡El agua está genial!- gritó, invitándola a entrar con una mano, a pesar de que estaban casi al lado. Era un lugar cubierto por un pequeño bosque a un lado y protegido por un muro natural al otro, tan sólo accesible de frente. Si alguien, por algún casual, los atacaba tendría ángulo para verlo antes de que se acercase demasiado.

Mi maravillosa ropa interior:
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Mar 5 Mayo 2015 - 9:59}

Exhaló el aire que había estado reteniendo en sus pulmones sin notarlo con un ligero soplido. Por lo visto no era la única que tenía problemas con frutas misteriosas y el agua, así que supuso que Dexter no la llevaría a un lugar que también fuera peligroso para él. Aun así la duda en ningún momento desapareció del todo; no en vano era como cualquier animalillo salvaje que en un minuto confiaba y al siguiente escapaba ante la más mínima perturbación.

Mientras paseaban de camino a la cala no podía evitar preguntarse ciertas cuestiones de vital importancia. Si aquel era el aspecto de la garra, ¿cómo sería la transformación completa? ¿Y qué se supone que era? Hmmmm ¿lagarto? Nah, las escamas podían hacer que lo pareciera pero el color azul metálico era muy peculiar, demasiado para un animal corriente o al menos eso creía ella. Se miró las brazos primero y las piernas después. Hacía ya un buen rato que la transparencia no la molestaba debido a que estaba cómoda y no podía evitar pensar que ojalá siempre fuera así. Estaban empatados.

Levantó la mirada de su propia piel justo cuando el hombre se dio la vuelta para preguntarle si estaba bien y le advertía que faltaba poco para llegar al destino. Alice asintió con un breve movimiento de cabeza mientras se tensaba. No sabía cómo pero no tardaba ni dos minutos en despistarse e irse a su mundo. Algún día le traería disgustos si seguía así. Vio como Dex esperaba para caminar a su lado y no pudo evitar una sonrisa. ¿Siempre tan cortés? No es que le importara que lo hiciera o no pero sabía apreciar esos gestos.

Notó que se acercaban por la forma en que su pelo se encrespó al entrar en contacto con el viento que venía del mar cargado de sal y por un murmullo a lo lejos que supuso era el de las olas. Y pensar que hace unas horas había salido de ese mismo mar con ganas de no volver a él en una temporada... Le imponía respeto por no decir que un poco de miedo y ni siquiera sabía muy bien por qué. Supuso que se debía al contacto con el agua, que la debilitaba demasiado, o los viajes, que la dejaban hecha papilla. Quien sabe. Se obligó a mirar a su alrededor y apreciar el bonito paisaje. Desde luego parecía un lugar muy tranquilo, por el que no debía pasar gente a menudo. Una pena, ellos se lo perdían. Vio a su apuesto acompañante y un pensamiento cruzó raudo su cabeza. Si no fuera por su disparidad, darían el pego como una pareja cualquiera dando un paseo. Se rió ella sola hasta que se dio cuenta de que debía ser un poco raro que lo estuviera haciendo.

Dexter no perdía el tiempo. En lo que ella se paraba a quitarse la sudadera y dejarla en la arena, junto con las frutas que aún quedaban ya le faltaba la camisa y se acercaba a ella. Ah, ¿que iba en serio lo de bañarse? Se echó un poco hacia atrás de forma inconsciente cuando la distancia entre ellos era como de un palmo. ¿Qué quería? Hmmmm, ponerle su corbata. Se dejó hacer; para tener a alguien atándole algo al cuello estaba extrañamente tranquila. En cuanto terminó tuvo ganas de verse en un espejo. Señaló su propio cuello con el índice.

-No sé yo si esto será lo mío eh -se rió.

Se quedó quieta un par de minutos. Cierto era que el peligro no era mucho pero no sabía si seguirle el rollo realmente. Eso de quedarse los dos en ropa interior en una charca... Sí, era raro, ¿vale?

-Hmmmm okay... -dijo para sí misma.

Total no había demasiado que enseñar. Lo único que le preocupaba era quemarse. Se quitó los extraños zapatos y el cinturón con las armas. Con un extraño contoneo se deshizo del pantalón, quizás algo más apretado de lo que debería y para acabar la camiseta. No, espera, había más. Recordó la corbata en su cuello y forcejeó un poco para aflojarla y sacarla por su cabeza, despeinándose más de lo que ya estaba a causa de la brisa y la sal. Lo que quedó debajo no era la gran cosa. Una especie de sujetador o top y bragas negras, sin detalles, más por comodidad que por hacer bonito, pero que contrastaban en exceso con su piel tan blanca.  

Dejó con su sudadera el resto de su ropa y se dirigió al agua. Tanteó con un pie para descubrir que no estaba fría como ella pensaba y se sentó al borde, abrazando sus propias piernas y notando el calor del sol en su espalda. Tan sólo con eso ya era capaz de notarse un poco más débil aunque sabía que no le pasaría nada.

-Que curioso, debe ser la primera vez que me baño tranquilamente en el "mar" -expresó contenta mirando a Dex por encima de sus rodillas y con un deje en la voz que remarcaba que obviamente no se refería a mar abierto; aunque no recordaba su infancia no tenía la impresión de haberlo hecho. Eso además de que el agua como mucho le cubría un palmo.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Lun 11 Mayo 2015 - 16:53}

Decir que Dexter estaba hipnotizado por Alice era insultar sus habilidades en aquel campo. Sin sudadera su cuerpo se notaba sinuoso y atractivo, más de lo que en sí ya asemejaba. Una camiseta ajustaba modelaba su figura en perfecta armonía con los pantalones, que marcaban una silueta única y perfecta. Se movía con elegancia y gracilidad de un cisne mientras sus caderas bailaban para dejar sus piernas al amparo del reflejo dorado del sol en cada uno de sus poros. Continuó con la parte superior, desprendiéndose de ella con tanta naturalidad que parecía hubiera portado una segunda piel todo ese tiempo. Tan sólo quedó, tras ello, una hermosa mujer ante él con un detalle que la hacía diferente a cualquiera en aquel instante: Llevaba puesta su corbata. Una corbata rojo borgoña con cierto brillo en satén, un complemento elevado que contrastaba con el resto de la indumentaria, unas braguitas negras sencillas y un sujetador a juego. Sin embargo la imagen de la mujer semidesnuda con aquella corbata cubriendo el valle de sus pechos, protegida por una ropa tan sencilla y, al tiempo, elegante, la hacían ser el objeto de deseo del Dragón, que miraba atontado la escena.

Casi ni se dio cuenta así de cómo Alice se retiró la corbata, aunque en su interior sabía que había sido hermoso, ni despertó de su ensueño hasta que la perspectiva de la muchacha sentada a la orilla, con los pies en el agua y abrazada a sus piernas se hizo vislumbrable. Tenía en la cara una expresión que asemejaba el contento y rozaba la relajación, aunque Dexter poco entendía de aquello. Tan sólo sabía que era la chica más bonita que había visto en todo el East Blue, y se había descubierto ante él. Realmente cuando inició aquel día pensó que sería largo como una espera de Septiembre a Mayo, pero estaba pasando tan rápido que daba la impresión de que las agujas iban a abandonar el reloj, sobreesforzadas. Y, tras unos instantes, la joven mujer habló expresando el contento que Dexter sospechaba. ¿Cómo se le había ocurrido darse un baño finalmente? No lo sabía, pero si tenía que considerarlo un error, era el error del que más orgulloso se sentía en mucho tiempo.

-A mí de niño me encantaba nadar- dijo, con cierto deje reflexivo-. Me pasaba las horas en la playa, y cuando tenía oportunidad me montaba en un barco para experimentar esa sensación en cielo abierto- tal vez estuviera hablando demasiado, pero a veces sufría verborrea cuando menos lo necesitaba. Aunque no iba a tratar de refrenarla, no por el momento-. Tomar una Akuma no mi es para muchos una bendición, pero cuando la consumes por accidente llega a ser una putada.

Se levantó de su asiento y se sintió más fuerte de repente, como si fuera a salir despedido por aquella liberación de energía. "Tanto poder roba el agua... Cuán débiles somos en realidad", pensó. Estaba empapado casi hasta el cuello, con un par de algas por el cuerpo y la espalda repentinamente atacada por un viento frío. Pero ya no sentía su cuerpo quebrarse en el mar. Las rodillas le respondían bien y todo su cuerpo respondía con la vitalidad que habitualmente lo caracterizaba. Por un momento sonrió como un idiota pensando en cómo había acabado metiéndose en una cala, empapándose hasta el pecho acompañado por una chica preciosa, simpática y que le había regalado fruta. Hacía mucho tiempo que no le regalaban fruta, y el placer del obsequio era casi comparable a la compañía. "Dexter, no sigas por ese camino", dijo su mente, pero no le importaba. ¿Amistad, cariño? ¿Se podía querer a alguien en un día? A alguien con quien llevaba tan poco tiempo... Tal vez fuera una locura, pero el Zafiro Negro siempre había estado algo loco. Se sentía cómodo, lo cual no era demasiado habitual, y llevaba todo aquel tiempo observando la magnificencia de la sencillez en aquella mujer. "Bueno mira, haz lo que te dé la gana".

Caminó hasta la orilla y se sentó junto a Alice, con una pose que pretendía ser casual y atractiva, pero asemejaba más una patética estratagema de adolescente desesperado. ¿O era al revés? El caso es que se apoyó a la orilla con la muchacha al lado, tratando de no mantener más contacto del necesario con sus pechos casi desnudos, y apoyando las manos en la arena a su espalda, se quedó mirando el horizonte. Estaba algo tenso por no saber qué decir en aquel momento, pero tras unos segundos el aire inundó sus pulmones de nuevo y se atrevió a hablar.

-¿Y tú no te bañas? Es una sensación extraña, pero te llena de paz al mismo tiempo- no sabía qué más decir sin estropear la situación. ¿Pero y si la situación merecía ser estropeada? ¿Y si mejoraba al estropearla? Se estaba poniendo nervioso por una tontería. Tan sólo tenía que decirlo con naturalidad, o como una broma. "Venga, te doy un empujón"-. Alice, ¿Qué dirías si te pidiera que este día no terminara hoy?

¿De verdad había dicho eso? Su cara enrojeció ligeramente, pero secretamente agradeció el impulso de su mente. No tenía muy claro que fuese la frase acertada, pero si no lo intentaba jamás lo sabría.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Mar 12 Mayo 2015 - 9:38}

No sabía muy bien cómo había acabado allí pero tanto el sitio como la compañía eran agradables. "Pst, yo tendría que estar buscando trabajo ahora y en lugar de eso..." Se olvidó de todo en cuanto oyó a Dexter hablar, contar alguna pequeña parte de su infancia, mientras ella lo miraba, muy atenta. No quería que parara, prefería seguir oyéndolo. Pero lamentablemente tampoco se atrevía a pedirle que contara más así que cesó su relato, dejando una sensación de vacío en Alice.

Pudo ver como el hombre se levantaba y desperezaba. A pesar de toda la fuerza que pudiera tener, el agua le afectaba igual que a todos y no le permitía hacer una de las cosas que más parecía gustarle de niño. Esos precios a pagar eran horribles. Se sintió observada y vio a Dex sonreír o sonreírle sin entender que quizás ella misma era la causa, el porqué. Estaba empapado y corría una brisa que debía serle algo molesta. ¿Tendría frío? No se quejó, así que Ally supuso que no sería para tanto y sus caóticos pensamientos volvieron a cambiar su dirección.

Era todo muy raro. Raro, raro, raro. No él, sino ella y la situación. Por una vez estaba cómoda mostrando su cuerpo, por ejemplo, y tampoco estaba demasiado tensa por rodearse de agua, que siempre le había traído consigo una sensación de ansiedad. Seguía sin hacerle excesiva gracia, pero bueno. Así estaba bien.

Observó al chico mientras caminaba hasta la orilla, donde permanecía ella todavía con la barbilla apoyada en sus rodillas y abrazando sus propias piernas. No lo había notado antes, aturdida como estaba, pero llevaba unos calzoncillos muy graciosos con ositos. Se rió, mas no dijo nada al respecto. No era necesario. Al parecer quería acompañarla, y se sentó a su lado, mirando al infinito y dando la impresión de estar quizás demasiado tenso. ¿Qué le pasaba? La ceguera de Alice para algunos asuntos podía llegar a ser exasperante. Empezaba a sentirse un poco incómoda para cuando el "lagarto" rompió el silencio. Soltó un suspiro apenas perceptible.

Se quedó aturdida con la segunda de sus preguntas, sin poder hablar. Al fin entendía por dónde iba pero no el porqué. Se acababan de conocer y además siempre había huido de los hombres. Ella los trataba a todos igual, fueran amigos o más que amigos. Pocas veces le interesó uno tanto como para hacer nada con él y nunca los mantenía a su lado. Tomó aire para comenzar con su respuesta al tiempo que seguía con la mirada fija en el agua. Un momento... ¿En que pensaba? Puede que ni siquiera tuviera que ver con nada de eso.  

-El mar y el agua en general siempre me ha provocado un poquito de malestar. No físico, me refiero a más bien... ¿psicológico? El caso es que me cuesta un poco -dijo, y rió pero fue una risa un poco más grave y seca, quizás un poco nerviosa. Debía ser la primera vez que hablaba con alguien de ese tema. -Respecto a lo otro... bueno, todo se acaba alguna vez. -Lo miró de reojo, esperando su reacción a lo que dijo. Quería que sonara como una broma y no pesimista pero no sabía si le había salido bien. -De todos modos, aún nos queda mucho día por delante, ¿no?

Le sonrió como sonríes a un niño para que se tranquilice y acercó la mano a su hombro, para quitarle un alga que se le había pegado. Lo entendía. También estaba muy a gusto como para querer que se acabara.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 15 Mayo 2015 - 3:27}

Con las manos apretó la arena, que escapaba entre sus dedos mientras trataba de relajarse y recuperarse de su última verborrea. ¿Se podía decir que hubiera fracasado al recibir esa respuesta? "Todo tiene un fin", pensó, conteniendo unas lágrimas de vergüenza. ¿Era una forma bonita de rechazarlo o tan sólo una amable contestación de alguien que temía lo mismo? El miedo al fin y al cabo era algo natural, y no podía obligarla a hacer nada que ella no quisiera. Alargar el día, exprimir las horas, beber el jugo de los minutos y saborear cada segundo era algo tan difícil que se antojaba imposible, mas el gusto que imaginaba podría tener era tan dulce que su boca se derretía con pensarlo. ¿Ella tendría también ese regusto en la boca? Una sensación amarga, por no lograr ser parte de ese infinito que formaba la detención del tiempo. "Tan sólo hace falta darle a entender que puede hacer esto eterno", dijo su mente, aunque no arrojó ningún tipo de luz acerca de la situación.

Miró de reojo a Alice y por un momento entendió el por qué de sus palabras. Volvió a mirar el horizonte con cautela reflexionando sobre la timidez de la chiquilla, que hacía escaso tiempo le había preguntado por su hermano. Inocente criatura, inconsciente de las travesuras que el dragón muchas veces hacía, y con las que terminaba haciendo descubrimientos tan únicos como extraños, había creído que ELLA era otra persona, cuando tan sólo era un reflejo de lo que a veces necesitaba ser. Otra persona, libre y sin ataduras, una persona sin historia que podía empezar a escribir por donde quisiera. ¿Y por qué había decidido empezar a escribir la historia con Alice?

-Tal vez porque es guapa, simpática, tímida, y está un poco loca- dijo, sin dirigir en ningún momento la mirada a la mujer que lo acompañaba. Por un momento se olvidó de la existencia de Alice, de su presencia allí. Estaban él, un cielo azul y el mundo a sus pies-. Quizá es porque hace mucho que nadie me arrancaba una sonrisa, o porque ninguna chica ha logrado encandilarme con una sudadera ancha lo que ninguna otra ha podido desnudándose ante mí- su tono era pensativo, reflexivo y quedo. Cada vez tomaba más conciencia de la presencia que estaba a su lado, pero no llegaba a importarle. Si estaba allí, a la orilla del mar junto a él algo significaría. Aquella relación era escasa en minutos, pero rica en sonrisas y acaudalada en buenos momentos-. Puede que sea porque me escuchas, o porque te fijaste en mí esta mañana. ¿Importa acaso por qué me da igual la poca distancia entre el momento en que nos conocimos?- volvían las dudas y sus mejillas enrojecieron de repente, pero ya había tomado carrerilla. Si frenaba ahora lo lamentaría siempre-. Es posible que sea el aroma del mar, o se deba a las naranjas, pero quiero que mañana siga siendo hoy.

No iba a pedirle una gran pasión, ni un tórrido romance entre el mar y la ciudad. No le podía dar poemas de amor ni hacer grandes regalos, pero eso no importaba. ¿Acaso había algo que mereciera importancia? Tan sólo la presencia de aquella mujer brillando bajo el sol y el olor a fruta madura que, por algún motivo cobraba fuerza en su nariz. ¿Acaso algo importaba más que el beso que Dexter trataba de darle? Simplemente chocó su mirada contra la de Alice, y trató de juntar los labios con los suyos. Un beso de amor inocente, de tenue pasión para un día joven. No sabía si respondería bien a aquello, pero después de su completa abstracción, de su confesión y de su momentánea locura sentía que era eso lo que debía hacer. ¿Y qué si salía mal? No siempre se podía ganar, y siempre merecía la pena seguir jugando. ¿Podría sentir los mullidos labios de la muchacha envolviendo los suyos? ¿Le mordería suspirante pidiéndole más de lo que en aquel momento ofrecía? ¿O lo rechazaría? "¿Qué más da ahora eso? La suerte está echada", pensó, y la frase flotó en su mente mientras se inclinaba hacia ella.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 15 Mayo 2015 - 16:26}

Cuando levantó la mirada hacia su cara de nuevo se dio cuenta de que sus palabras tenían el efecto contrario del que pensaba. Aquel hombre que podría amedrentar a cualquiera parecía aguantar unas lágrimas muy amargas, demostrando una sensibilidad que no casaba demasiado bien para quien no lo conociera más allá de la primera impresión. ¿La había cagado? No era lo que pretendía desde luego pero conociéndola no era raro. Alice se envaró, creyendo haber roto el momento. Se apoyó en las palmas de sus manos y dejó de mirarle, escrutando lo que les rodeaba en busca de algo en que pudiera fijar la vista sin que resultara extraño. ¿Qué era lo que estaba sintiendo? Recordaba algo parecido unos cuantos años atrás, aunque nunca pensó que fuera a sentirlo de nuevo. Una de sus manos, rauda, dejo de ser punto de apoyo y apartó un mechón de pelo de su cara, haciendo más evidentes sus ardientes y rojas mejillas. Sus movimientos se volvían más exagerados con los nervios.

-Tal vez porque es guapa, simpática, tímida, y está un poco loca. Quizá es porque hace mucho que nadie me arrancaba una sonrisa...

Se giró hacia él de nuevo. ¿Hablaba con ella? ¿De ella? Siguió escuchando sus palabras sin necesidad de prestarle atención; estas ya se abrían camino por sí solas en el terreno hasta la fecha inhóspito que era su... ¿corazón? ¿cerebro? Esto no podía pasarle, esto la haría más débil si le permitía tomar el control. Y a pesar de todo no le importaba. Vale ya de torturarse con el pasado que ni siquiera podía recordar, con el futuro planeado de antemano y no saber cuál era el presente. Mañana tenía que ir a tal sitio a tal hora y pasado mañana también, y al otro, un ritmo agobiante que no le permitía lo más básico. Vivir. Disfrutar un poco.

Él terminó lo que estaba diciendo sin disminuir la pasión que inflamaba su voz. Acabó con un deseo que él todavía no sabía que era compartido por los dos.

-... quiero que mañana siga siendo hoy.

No sabía que debía responder a todo eso. Era demasiado bonito para ser cierto y seguramente una visión muy idealizada de ella que no era real. Aunque tampoco sabía cuál era la real, pensaba mientras caía una lágrima por su mejilla, refrescándola. Una repentina ráfaga de viento alborotó su cabello y tuvo que hacer grandes esfuerzos con el fin de evitar que la melena se convirtiera en una maraña. Para cuando volvió la brisa ligera, Dexter se inclinaba hacia ella.

-Dex, yo...

No le dio tiempo a decir nada antes de que sus labios chocaran y en milésimas ya se había olvidado de las palabras que tenía pensado expresar. Abrió mucho los ojos y se tensó por la sorpresa, pero justo después se relajaba y los cerraba. Era agradable. Mucho. Puede que demasiado para ser verdad incluso. Sin darse cuenta llevó una mano a la nuca de Dexter, como si quisiera atraerlo más hacia ella o no dejarlo marchar... No tenía ni idea de lo que pretendía pero se limitó a ir despacio, saborearlo y alargar el momento hasta que notó que se sonrojaba cada vez más y que algunas lágrimas perdidas seguían cayendo por su rostro. ¿Pero qué estaba haciendo? Se separó un poco de él y agachó la cabeza. Se sentía tan estúpida en aquel momento...
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 15 Mayo 2015 - 18:41}

Sonaron los tambores, y los instrumentos comenzaron a tocar en la mente del dragón. Música para la música, el viento pasaba por su espalda acariciando la piel ya seca y su alma empapada. Frotar de cuerdas de violín en los cabellos mecidos por la brisa, y tecleos de piano en las caricias que el dragón proporcionaba a la chica invisible. Una guitarra lejana se unió a la orquesta, punteando el cuello de Dexter en manos de Alice, y un borbotón de sensaciones afloraban en el corazón del Zafiro Negro. El ritmo largo de los besos dejaba tiempos silenciosos mientras los labios danzaban en la canción que ambos jóvenes cantaban. La muchacha parecía tirar de él, y él con ambas manos se aferraba a su espalda y costados, posando levemente las yemas de los dedos en cada paso que avanzaban. Piel suave y firme acompañaba una boca mullida, un cuerpo delicado y unas manos tan fuertes que podían evitar que el hombre huyese. O tal vez era sólo el magnetismo que Alice despedía con cada respiración, a cada pulso de su corazón. No quería que terminara nunca aquello, se sentía completo como muy pocas veces, o tal vez nunca. Podía sentir los latidos de ella en su propio pecho, y cómo la respiración, en momentos agitada, era por lo normal tranquila. Aquella mujer era poesía, y juntos eran música. El hombre se mostraba firme y sólido, pero internamente se derretía, e inconscientemente trató de alargar el beso cuando la notó apartarse.

Estúpida bestia de ojos cerrados... Tardó varios segundos en abrirlos y notar que su cara estaba ligeramente mojada. Miró a Alice con atención sin decir nada, esperando un par de palabras, una sonrisa, lo que fuera. Separó una de las manos de su torso y se la llevó a la cara, quitándose las lágrimas saladas de la chiquilla con el dorso, sin perder detalle de la chica. Cabizbaja, ocultaba su rostro ensombrecido y trataba de enmascarar el llanto. Un llanto que no escaparía a nadie que estuviera mínimamente interesado en ella. ¿A qué se debía que llorara? Tal vez asustada por algo, como en un primer momento supuso cuando no sabía qué hacer con ella. "Pero tú siempre tienes una idea, ¿Verdad?", preguntó a su mente, parado en aquella posición, mientras impotente contemplaba la imagen más triste que en mucho tiempo recordaba. ¿Por qué lloraba? No cabía el miedo, en realidad. No podía deberse a un dolor físico, pues más que un lloro lastimero se vería alguna forma menos abstracto... ¿Qué podía hacer? No sabía nada, ni cómo podía ayudarla, ni cómo entender qué sucedía. No sabía ni cómo habían llegado hasta ese punto. "Sabes perfectamente lo que hay que hacer", dijo su mente con calma. "Tan sólo dale lo que necesita".

"Perfecto". ¿Qué necesitaba? ¿Qué podía darle que sirviera de algo? Se sentía confuso por completo, incapaz de asimilar lo que estaba viviendo.

-Alice...- dijo, casi en un susurro-. Alice, pequeña...- dijo, de nuevo, con un tono más cariñoso, llevando la mano que tenía en la cara a su hombro. ¿Tal vez así pudiera ayudarla? No tenía muy claro que funcionase, pero tampoco tenía nada que perder. Era una chica demasiado perfecta para dejarla a merced de la tristeza-. No llores, por favor- sonreía mientras decía aquellas palabras, tratando de relajarla con su voz, mientras pasaba la mano de su hombro al cuello, y de ahí a la cabeza, apoyando la mano en su mejilla, húmeda y caliente-. Mírame a los ojos y dime lo que sucede- sin mucha fuerza trató de reconducir su rostro hasta que las miradas pudieran entrelazarse de nuevo. No iba a obligarla a mirarlo, pero era una forma de pedirle sin palabras que por favor lo hiciese-. No tienes que tener miedo de nada, no dejaré que nadie te haga daño.

Una mano se deslizó por la espalda de la joven, una mano que terminó en su cabello, caliente y seco, acariciando su nuca con la yema de los dedos y arañando cariñosamente con la punta de las uñas. Tal vez le diera un ligero cosquilleo, o un escalofrío que la ayudara a olvidar aquella súbita depresión en la que había entrado. No tenía constatado que aquello funcionara, pero sí lo que era realmente aquello, una muestra de profundo cariño. Seguía preguntándose cómo podía tener tanto cariño a alguien que, en realidad no conocía de nada, pero así era la química. Nadie entendía el por qué del enlace metálico. Multitud de átomos generosos tratando de entregarse entre ellos las valencias que no necesitaban, formando una nube de electrones y un compuesto aparentemente débil, pero más fuerte que el iónico, que en un principio sonaría más natural y, por su propia naturaleza, más sólido. "Así funciona la química...". Aquella frase retumbó en su mente mientras observaba a la chiquilla en sus manos, deseando abrazarla y tenerla sólo para él. Deseando que se pusiera bien para calmar el desasosiego que aquel malestar causaba en su propio corazón. ¿Era lo que él creía?

-Alice, no llores más- una lágrima rebelde escapaba por su ojo derecho, mientras su expresión permanecía en una imperturbable sonrisa amable-. Da igual lo que te pase, que yo te ayudaré. Yo te...

Casi inaudible, por reflejo de un deseo que quería aún contener, salió de su boca la palabra "quiero".
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Lun 18 Mayo 2015 - 16:30}

Había sido tan perfecto... ¿en qué momento se le había ocurrido interrumpirlo? Quizás se debía que le faltaba el aire y le costaba dejar de sollozar. Quería volver a sentir sus manos sobre ella y sus labios y todo él ¡y! Nada, se estaba volviendo loca. O enamorándose, quien sabe. Pero, ¿cómo era posible si se acababan de conocer? Bueno, el caso es que no quería separarse de él por el momento. Años de esforzarse en no sentir, en convencerse a sí misma de que eso no era para ella, que los sentimientos no eran necesarios. Que podía vivir a gusto sola, sin tener a nadie en quien apoyarse, a quien confiarle sus problemas o simplemente sus ideas y lo que pensaba sobre ciertos temas. No, se estaba yendo por las ramas sola, en su mente y preocupándolo de forma innecesaria al no proporcionarle una explicación. Notó la mirada que se clavaba en su cabeza, puesto que no podía alcanzar su cara. Alice se llevó una mano al rostro para arrastrar toda el agua salada que no provenía precisamente de la charca, mientras se calmaba. Había sido una catarsis en toda regla, sin duda. La mayor que recordaba aunque no estaba segura de si sería la última. Y a pesar de todo, las lágrimas no dejaban de correr y no podía evitar preguntarse cómo las pararía.

Sujetó por la muñeca a Dexter, que no dejaba de pasar su mano de su hombro a su cara, pasando por su cuello, con escasa fuerza y lo miró tal y cómo le pedía pero con una expresión neutra en un primer momento. Sopesaba por qué él y no cualquier otro u otra había llegado a tocar brevemente su corazón mientras se fijaba en su cara, los ojos claros que tanto le llamaban la atención y el pelo a dos colores. Sintió su mano por la espalda como un gesto de ayudarla a reponerse y se revolvió cuando llegó a su cuello, por una mezcla entre escalofrío y cosquillas. Lo sentía muy cerca. Pero lo quería todavía más cerca, que no corriera el aire entre los dos.

Notó que no era la única que parecía un aspersor. Ahora que le había contagiado ligeramente el llanto se sentía culpable por hacerlo sentir mal. Debía hacer algo para que dejara de farfullar incoherencias sobre ayudarla a toda costa. Al fin y al cabo poco podría hacer por ella. Eso pensaba, incoherencias... hasta que escuchó dos palabras que la dejaron helada. "¿Te quiero?" Era difícil saber si la pregunta era por lo chocante de la expresión o porque de verdad se planteaba a sí misma si era mutuo. Pensó que sólo lo decía por hacerlo sentir mejor, que no significaba nada en realidad pero era un bonito gesto de todos modos. Por fin la chica salió de su ensueño y sonrió un poco con la mera intención de calmarlo, cerrando los ojos por un momento.

-No es nada, sólo hacía tiempo que no me sentía así de bien. O puede que nunca llegara a sentirme así y por eso lloro un poco. Bueno, sea como sea, no lo recuerdo -miró al cielo despejado como pensando seriamente en si su mala memoria era tan mala o qué. Definitivamente era una chica extraña, y con ganas. Quien sabe cómo llegaría a ser así... -Está bien Dex, no te preocupes por mí. Yo me las arreglo con mis cambios de humor raros pero no estés mal por mí -dijo entre risas. Se sentía muy tonta por haberse puesto así, pero le había sentado bien desquitarse un poco.

Lo miró unos instantes mientras una idea rondaba su cabeza. ¿Le molestaría? Bleh, lo dudaba mucho, teniendo en cuenta lo que acababan de hacer. Con una sonrisa de niña pequeña se tiró hacia él rodeando su cuello con los brazos. No era una persona muy efusiva pero un abrazo de vez en cuando... Además quería empujarlo de broma, pero sin llegar a tirarlo. En fin, como si pudiera aunque quisiera. No parecía precisamente un debilucho. A lo mejor ya era hora de cambiar y dejar de ser tan fría y desconfiada. Ahora que estaba cerca, le susurró al oído:

-Gracias por escucharme. Pero aún así, aunque me aprecies o algo por el estilo, no te confundas, no me quieres. Eso llega con el tiempo y apenas sabes nada de mí. Ni siquiera yo sé mucho de mí.

"Espero no estar equivocándome... o tirando oportunidades por la borda."
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Mar 19 Mayo 2015 - 21:16}

Dexter tragó saliva en el momento en que se percató de que aquella palabra había salido de su boca. Su tono se había apagado levemente durante la frase, pero la palabra había logrado salir finalmente, reflejo de un pensamiento tan primario como vergonzoso en aquel momento, pero en cierto modo necesario. Mitad arrepentido y encantado cuando Alice sujetó su muñeca. Era una sensación cálida, tener contacto con ella. Sentir que su mano rozaba la piel del dragón con delicadeza de una doncella y la dureza de una guerrera. Obviamente no había pasado por alto las armas que colgaba al cinturón, y su mano mostraba ser capaz de sostener un espadón sin demasiada dificultad. Sin embargo, sin embargo... Parecía tan delicada, era tanto como un juguete roto... Sentía deseos de arreglarla, de abrazarla para hacerle saber que todo iba a acabar bien y nada malo pasaría, de coser cada jirón de la hermosa muñeca de trapo que se presentaba ante él semidesnuda.

Miró hacia él y la recorrió un escalofrío, tal vez un cosquilleo repentino por la aparición de dedos en su cuello, y se miraron a los ojos. Era hermosa a pesar de sus ojos hinchados a causa del lloro. Recorrían su cara surcos de lágrimas que caían por sus mejillas hasta perderse en la barbilla, algunas goteando sobre su pecho casi descubierto, pero apenas le excitaba aquella situación. Aunque en cierto modo ver a una mujer llorar sobre su pecho podría definirse como poético, pero aquello que en los teatros le habría emocionado no hacía sino encogerle el corazón hasta límites dolorosos. Sentía como si la sangre abandonara su cuerpo y la respiración le faltase, como si se estuviera congelando. Y entonces un hachazo invisible y homicida terminó con él.

-Gracias por escucharme. Pero aún así, aunque me aprecies o algo por el estilo, no te confundas, no me quieres. Eso llega con el tiempo y apenas sabes nada de mí. Ni siquiera yo sé mucho de mí.

La sangre volvió a fluir, acelerada, y su respiración retornó a los pulmones, excitada. ¿De verdad acababa de oír aquello? Lo estaban pasando bien, reían, hacían el tonto (él más que ella) y ninguno de los dos quería alejarse del otro. Había que ser estúpido para no entender que, de una forma o de otra, aquello era querer. Casi se sentía furioso con ella, y durante un segundo separó sus manos de ella, pero recapacitó. La palpó de nuevo con mayor delicadeza, para posarse regiamente tras unos instantes. Seguía fijo en sus ojos, aunque ella escrutaba toda su cara. No sabía nada, era tan sólo una niña... Como él, en cierto modo. Tan sólo un niño mimado del North Blue, con una buena casa, un buen padre, buenos tesoros en una caja fuerte y todas esas cosas que hacían a la gente permanecer en una falsa niñez hasta una edad bastante avanzada. Y como niño que era tenía un capricho, una pasión, una necesidad... Se había encaprichado de mujeres, y no era una sensación cálida en el pecho. No le provocaba nerviosismo la cercanía ni el cuerpo le pedía abrazarla o besarla. ¿Cómo podía explicárselo?

-Alice...-dijo, con la más pura de sus sonrisas, y una mirada que decía "te equivocas"-. Sé que te quiero porque todo mi cuerpo susurra tu nombre, y sé que quiero estar contigo aunque no te conozca. ¿Qué valor tendría quererte si supiera que eres perfecta? Sólo en el riesgo de equivocarte. Si no... ¿Cómo puede ser dulce un éxito si está asegurado?- hizo una pausa, para asegurarse de que aún tenía su atención, clavando sus ojos helados en una ardiente mirada-. Así que no te confundas tú. Querer no llega con el tiempo, hace que el tiempo nunca llegue.

Tan sólo se quedó observando, y tal vez se acercó un poco a su cara, pero nada voluntario. No se negaba a los deseos de su cuerpo, pero no era algo que deseara en aquel momento, tan sólo se dejaba llevar. Hasta estar frente con frente, si ella no se apartaba, para mirarla lo más de cerca que pudiera, y responder a todo lo que la vena inconsciente (demasiado controlada) de aquella muchacha deseara.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Jue 21 Mayo 2015 - 22:54}

Decir que no se había sentido tentada de repetir las palabras del chico hubiera sido una mentira demasiado grande, así que se quedó en el limbo de la omisión. Total, ¿de qué serviría? ¿Acaso lo más probable no era que al final del día cada uno se fuera por su lado? Tenía que apartarlo de ella, al menos hasta que consiguiera su objetivo; por un supuesto bien mayor, un proyecto vital, que realmente ahora ya se había desdibujado. ¿Sería feliz cuando hallara la verdad o debería quedarse para serlo? Le daba la impresión de que tomara la decisión que tomara se arrepentiría después de un tiempo. El hecho de pensar que debía incitarlo a alejarse de ella le dolía más que nada, le hacía sentir una opresión en el pecho. Tragó saliva con dificultad, mientras esperaba la reacción de Dexter ante sus palabras. No podía ser peor ni aunque quisiera; todo lo dicho hasta el momento no debería servir más que para que perdiera su interés sobre en lo que a ella respectaba.

Notó como perdían el contacto, y aunque lo recuperaron tras un instante, le dio tiempo a echarlo de menos. Supo que se debía a que se había enfadado pero por lo visto no le duró tanto como pensaba y en seguida la miró como si la chica no pudiera entender nada de lo que decía, como si tan solo fuera una cría. Que en cierto modo lo era, claro. No sabía que decir o hacer para complacerlo a el y a ella misma, al mismo tiempo.

Llevó la mano hasta la cara de Dexter para acariciarle la mejilla, de forma suave y pausada, como quien no tiene otro propósito en la vida más que la acción que realiza en el momento. Le dedicó la misma sonrisa que él dirigía hacia ella, esa que parecía decir que era la otra persona quien se equivocaba. Un duelo en toda regla para decidir quien tenía razón y quien no, a pesar de que Alice sabía de antemano o por lo menos quería creer que el dragón la tenía. Así estuvo un rato, hasta que por fin se decidió a hablar.

-Lo siento, Dexter. Supongo que no es la respuesta que esperabas -dijo, bajando la mirada porque no era capaz de decir aquello y mirarlo a los ojos al mismo tiempo. -Yo no tengo mucha idea de lo que es querer así que tampoco es como si pudiera hablar de ello, así, a la ligera, justo como lo he hecho. De todos modos, no puedo estar contigo, ni puedo hacer promesas que no se si cumpliré.

Intentó que su voz no se quebrara mientras lo decía y sonar rotunda y firme, lo cual no tenía ninguna validez de todos modos si ni siquiera podía mirarlo a la cara. Su mano se crispó ligeramente antes de abandonar la mejilla de Dexter y descender despacio hasta el suelo. Inmediatamente vaciló y quiso rectificar, tratar de arreglar de forma mínima los destrozos que podría haber causado en el proceso. "Quizá si desde un primer momento me hubiera callado..." Levantó la cabeza de nuevo.

-Creo que no me quedaré a gusto si no te explico mis razones. Hay algo que... tengo que averiguar sobre... mi pasado -balbuceó tratando de encontrar las palabras adecuadas. Aunque quizás decir que tenía que averiguar cuál era su pasado sería más correcto. -Empecé la búsqueda hace unos cuantos años ya y sé que no estaré tranquila hasta que logre acabarla. Pero he de hacerlo sola y puede que tarde mucho... -Comenzaba a divagar de mala manera, por lo que decidió ir al grano de nuevo. -Es por eso que no podemos estar juntos aunque créeme, ahora mismo pocas cosas podrían hacerme más feliz. -Le brillaban los ojos y empezaba a hablar más rápido a medida que se iba emocionando, pero disminuyó la intensidad de nuevo. -Como mucho podría prometer un reencuentro y ni siquiera sé cuando. Me parece un precio demasiado alto pedirte que esperes, sin saber qué me espera en mi camino, o qué te espera en el tuyo.

Notaba un nudo en la garganta, mientras trataba de terminar aquel torrente de desvaríos que no cesaba.

-Aún así, si lo que has dicho antes es tu definición de querer... no me queda otro remedio que decir que yo también te quiero.

Era consciente de que debía tener las mejillas encendidas por la vergüenza. Se inclinó para darle otro pequeño beso si es que él le dejaba, como si fuera una despedida. Después de eso se levantaría y trataría de irse de allí, sabiendo que cuanto más lo alargaran más le dolería irse. Así y todo un pensamiento recurrente seguía rondando su cabeza. "No quiero que este día se acabe." Una lucha interna.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 22 Mayo 2015 - 0:17}

Podría haberlo definido como un jarro de agua fría, como una tempestad cayendo sobre él, tal vez como una cascada golpeando incesante sus hombros. Un fragmento de hielo en su espalda, una sensación mortal y despiadada penetrando por cada uno de sus poros, dejando como escarpias cada pequeño pelo de su escaso vello corporal. Podría describirlo como una guadaña sesgando su cuello, o una espada atravesándole el corazón, un hacha partiéndolo en dos. Podría explicarlo como la repulsión magnética de dos polos iguales, como la falta de oxitocina en sus venas, como un átomo de uranio degradándose en plomo. Y aún no sería lo suficientemente preciso. El frío del invierno, el dolor de la agonía, el calor enfermo de la explosión nuclear... No podían albergar la tragedia que se desarrolló, en tan sólo un instante, en la mente del dragón. Catatónico no era la palabra, y muerto era un adjetivo demasiado cálido. Tal vez... Roto. ¿Aquella podía ser? Roto por unas simples palabras, roto como un corazón partido, inerte como un canto rodado llevado por el río. A duras penas lograba pensar, y no estaba muy claro qué había en su mente más allá de un bosque de cerezos ardiendo, un par de cuervos graznando y una imagen de sí mismo, derritiéndose en medio de su llanto. Un dragón que ya no era nada, un Zafiro que ya no era Joya, un ave sin alas, un pirata con el alma presa.

Las imágenes pasaban por su mente a velocidad vertiginosa, congeladas a cada momento, viendo con detalle todo lo vivido. Una presencia tímida a su espalda, una mujer acariciando a su perro, una naranja en el suelo y una manzana en la mano. Una imagen de sí mismo, atontado, mirándola, y ella con las manos en las caderas. Sonrisas y alegría, paseos y calles, una corbata en su cuello y un cabello encrespado. Un dragón en el agua, unos pechos hermosos como el resto de su cuerpo, y una sonrisa que los eclipsaba. Una voz que derretía, unos ojos que hipnotizaban y una pequeña nariz que lo señalaba. Un gesto tímido, una carcajada de dragón y un abrigo sobre las rocas. Un perro correteando, dos muchachos jugando, dos corazones entrelazados. ¿Cómo podían haber vivido tanto en tan poco tiempo? ¿Por qué ella debía abandonarlo cuando habían unido ya sus cuerpos? Un beso, abrazos y caricias, mimos y palabras bonitas, ¿todo mentiras? No, eran verdades, y aquellas cosas eran las que más dolían.

Un "lo siento" que llegó demasiado pronto, y un "te quiero" que llegó demasiado tarde. ¿Tal vez ambas al revés? Una disculpa tardía y un amor prematuro. Tal vez ambas tarde y ambas pronto, cada una a su manera. Ella quería soledad a pesar de lo que decían sus labios, pedían sus ojos y gritaba su alma. Deseaba estar sola cuando sus poros suspiraban por la piel del dragón, cuando sus manos pedían que no se alejara nunca, cuando en el fondo, sin querer, lo había hecho entrar hasta muy dentro en su corazón. Qué cruel llegaba a ser la ironía del abandono entre dos enamorados, qué desdicha la marcha cuando ambos querían quedarse, qué pena que siguiera la vida cuando daban ganas de morirse.

Y seguía pétreo el dragón cuando las manos de la mujer cayeron al suelo. Era aún una estatua de mármol cuando escuchó sin oír los motivos de Alice Turner para desaparecer de su vida. No podía sino hacer oídos sordos, no lograba escuchar nada más allá de una disculpa lastimera, que hacía más daño del que pretendía reparar. ¿Tal vez escuchó un susurro lejano en la voz de la muchacha cuando a punto estaba de finalizar su discurso? Quizá, sólo quizá, pudo oír esas cuatro palabras, pero su gesto no varió. Tan regio porte, detenido por completo, posando para la cáscara vacía en que de repente se había convertido. Y entonces llegó el calor.

Unos labios se posaron sobre los suyos, y tardó en reaccionar. Las lágrimas cayeron antes de que la boca se moviera, y los ojos se cerraron mientras la mano en la nuca de Alice volvía a tener vida, poco a poco. Recorrió su espalda con los dedos por un instante y quiso dejar su otra mano en las caderas de la joven, pero no llegó a tiempo. Las lágrimas habían manchado el beso, y la sal hizo amargo el momento. Un momento que terminó de agriarse cuando notó cómo, finalmente, la muchacha se separaba de él. Por un momento creyó que todo había terminado, que el día llegaba a su fin y que tal vez nunca volviera a verla, como sucedía con mucha gente a la que encontraba por el mundo adelante. ¿De verdad iba a luchar por conservarla cuando nada la impulsaba a hacerlo? Ella lo hacía por su propia voluntad, y nadie puede frenar a un corazón libre.

Observó a la muchacha levantarse y tomar cierta distancia. Parecía apurada por vestirse, y él se sentía demasiado débil como para agarrarla. Debía decirle algo, algo que la hiciera quedarse. Tan sólo unas horas, un minuto más. ¿Por qué demonios era enamoradizo? Amar y sufrir, ser rechazado tantas veces que su corazón se podía romper en jirones, como el terciopelo ajado. Y Alice, tal vez sin querer, había arrancado la última pieza. Ella era así, lo sabía. Insegura y huidiza, como todo el mundo en el fondo, como él mismo cuando se debatía entre exponerse o no.

-Si te vas para no hacerme daño- dijo, mirando hacia el mar, tratando con todas sus fuerzas de fingir indiferencia, aunque sonaba bastante más de lo que él hubiera querido a "imbécil enamorado"-, el daño ya está hecho. Y el que te he hecho yo a ti también. Si te vas ahora mancharás una historia hermosa en un baño de lágrimas. Si te quedas unas horas, o un par de días antes de seguir tu camino seguramente podamos despedirnos con una sonrisa.

Sonrió con bastante naturalidad, aunque tal vez ella no reparara en eso. Tampoco importaba. Para él, aunque hubiera sufrido en un instante y amado en otro, había sido un buen día. Si la muchacha se quedaba sólo podía mejorar.

-Si tienes miedo de mí vete, porque eres tú la que no me esperará- continuó, sin temblarle ya la voz, y con los surcos salados marcados, pero secos-. Si el miedo es a lo que tú te puedas hacer... Quédate. Hace un día precioso y se pueden hacer muchas cosas en esta isla- hizo una pausa, sin saber si seguía allí. No trataba de olerla, por lo que la obviaba si es que estaba, y no quería saber si lo abandonaba-. Ah, y no te olvides de tu corbata. Cuando tengas un rato pruébatela frente a un espejo, estás divina.

Cerró los ojos y se tiró de espaldas sobre la arena, dejando pasar el tiempo hasta que Alice lo despertara o el tiempo pasara. Quién sabe...
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 22 Mayo 2015 - 18:03}

Al final acabó por darse cuenta de que ya era un poco tarde para decir lo que había dicho, de que era probable que hubiera agotado su última oportunidad antes de tiempo. Dexter ya no la estaba escuchando y si él no la escuchaba nadie más se tomaría la molestia de hacerlo, eso lo tenía claro. Para una vez que de verdad podía sentir lo que decía y no eran palabras vacías... Cuando lo besó era imposible evitar pensar en las lágrimas que él estaba derramando pero ella ya se había secado por un rato. Perdió toda la fe en poder arreglar lo que había hecho y se dio la vuelta sin esperar una respuesta, de camino a donde estaban sus cosas. Ahora sabía que no valía la pena lo que iba a hacer, pero si no seguía buscando siempre tendría esa espina clavada y era demasiado testaruda como para seguir cambiando de opinión cada segundo. No, lo hecho, hecho estaba. Lo que le pesaba era que existían partes de ella que ya se habían perdido para siempre y allí se estaba dejando otra. Tenía que dejar de desgajarse o acabaría como la naranja que se comiera el dragón, sólo cáscara.

Ambos se habían equivocado con los tiempos. Aunque al principio parecía que sabían seguir el ritmo, una nota equivocada por ambas partes causó la más turbia de las disonancias. Empezara con mucha prisa pero ahora se ralentizaba. Prefería no tener que dejar de sentir la arena entre los dedos de los pies, ni esa brisa cargada de sal que la envolvía. Ni el cariño, o el amor que estaba experimentando y que le daba la impresión de que no se iba a repetir. Ni la presencia que la acompañaba todavía. Ally revolvió sus pertenencias mezcladas con las de aquel hombre hasta encontrar su camiseta. Perfecto. Ahora su ropa olería a él hasta que la lavara y el olor permanecería en su mente mucho más tiempo. Se la puso, por una vez en su vida, desilusionada por abandonar la media desnudez que ahora portaba y la presa que eran sus ojos se volvió a abrir. Después de un par de sollozos reparó en que Robin, el fiel acompañante de Dexter seguía allí. Se arrodilló en la arena para acariciarlo antes de irse. Sin saber si se iba o no se iba.

-Cuídalo tú por mí... -le susurró a un perro que poco tenía que hacer ante la tarea que le encomendaba y que inclinó la cabeza a un lado al oírla hablar. Ya no sabía ni lo que estaba diciendo. Bueno, por lo menos le haría compañía.

Pero no se había acabado, no. Dex todavía guardaba dentro cosas que decir y no sabía si quería oírlo. Cogió la corbata y se la puso al cuello sin hacerle un buen nudo ni apretarla antes de responder nada.

-Sé que el daño ya está hecho y ojalá no fuera así, pero eso no quita que si por mí fuera lo volvería a hacer -dijo con voz amarga. -Y claro que tengo miedo, aunque no de ti. Es normal tenerlo. -No se lo decía a él en verdad, aunque era la primera vez y seguramente la última que lo admitiría en voz alta. Sólo trataba de convencerse de ello. ¿Con quién más se sinceraría? Con nadie. -El curso de la historia puede cambiar en cinco minutos, pero la mía tendrá que esperar unos días.

Volvió junto a él y se sentó a su lado. Realmente no sabía si debía. No lo hubiera sabido nunca. Ya desde lejos podía notar que él hacía grandes esfuerzos por no notarla, como si quisiera hacerse a la idea de que ya se había ido de allí. Se sentía confusa y mareada, entendiendo sólo a medias lo que implicaban sus palabras, lo que implicaba que se quedara, lo que implicaba... No quería que le importara lo que implicaba pero tampoco podía evitarlo.

-¿Sabes? Me llevo esto sólo para tener algo tuyo -dijo señalando la corbata que llevaba el cuello. -Te encontraré de nuevo sólo para devolvértela.

Mientras se acurrucaba junto a él y lo abrazaba se odió a sí misma. Por no tener las cosas claras. Por hacerle daño a alguien que le importaba y que le había demostrado que no todo el mundo era igual; que la aceptaba aún sin saber cómo era. Quizás si lo supiera cambiaría de idea pero al menos no parecía juzgarla. Era mucho más de lo que podía pedir, y sin embargo, ahí estaba. Dispuesto a no dejarla. Ally sabía lo que iba a pasar cuando se fuera. El frío empezaría por la punta de los dedos y se iría apoderando de ella sin prisa, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Seguiría por los brazos y las piernas, haciéndola tiritar cada noche, cuando se metiera bajo las mantas. Y sabía también que el corazón sería lo último que el frío tocaría, haciendo que se ilusionara con que no le estaba afectando. ¿Sabéis cuál es el problema? Que si alguien pretendía descongelarla de nuevo tendría que utilizar el mismo recorrido y mucha paciencia. Porque a no ser que hubieran alcanzado su corazón en otra ocasión anterior, este no respondería a la llamada. Si debía escoger una metáfora, esa era el iceberg, porque si se lo permitía, el hielo era toda ella y no sólo la coraza.
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Naranjas [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas [Dexter y Anglesey] {Vie 22 Mayo 2015 - 21:17}

Podría haber empezado como un rayo de sol sobre una semilla que germina, como una brizna de hierba recién arrancada acercada a la nariz, o tal vez como una ola en la marea que lamiera los bordes de una playa cualquiera. El inicio pudo ser de muchas maneras, en verdad. Podría haber sido una noche después de un concierto, como en aquella canción. No estaba ella reinando tras la barra de un bar. De hecho, ni siquiera era el único abierto de aquel amanecer. Él no sabía tocar, así que habría perdido su cubata, pero no habría perdido la ocasión de pedirle que le dejase abierto el balcón de sus ojos de gata. Sin duda loco por conocer los secretos de su dormitorio, tal vez habría hablado todo el día tratando de hacerla reír, y con suerte llegado el momento hubiera sentido de repente el dedo juguetón de la mujer en su espalda, dibujando un corazón, y su mano le habría correspondido por debajo de la falda. Pero no había falda, ni piano en el que tocar, ni farolas encendidas. No habían ido camino un hostal tampoco, pero no hacía falta. Aquel día no se dijo "cuidado chaval te estás enamorando", y todo pasó. Así de sencillo, había pasado, y no se arrepentía. Dolor y lágrimas, alegrías y una gran sonrisa en su boca. Si tenía que morir ahora, a pesar de lo que escocía, moriría feliz.

Las imágenes vividas pasaban de nuevo por su cabeza, una tras otra, y lo hacían feliz. Estaba quieto, pero no como una estatua, tenso y distante, sino cálido en cierto modo. Cómodo y tranquilo, su respiración no era agitada ni fría, y sus ojos, rojos, ya no tenían síntomas de hinchazón. Podría haber disfrutado más del oleaje lamiendo sus talones y gemelos que de la voz de Alice cuando le decía aquellas cosas, pero no lo hizo. Y se sintió cruel al regodearse en la tristeza que notaba emanar del corazón de la muchacha. Pero era una felicidad pura, superior a cualquier otra cosa, escuchar cada una de sus palabras y notar finalmente el peso de su cabeza descansándole sobre el pecho. Un brazo sobre el abdomen y el aliento cálido de una chiquilla perfecta en su torso, recordándole que por primera vez en mucho tiempo no se sentía solo. ¡No! No estaba solo, estaba con Alice. ¿Aquello sería realmente normal? En el resto de la gente... ¿Existía aquella sensación de calor, de compañía, de conocer a alguien en tan poco tiempo, aun sin saber nada de ella? No sonaba ni medio normal, y hasta su mente se negaba a asimilarlo en algunos momentos, pero no recordaba una época en la que no hubiera sido así. "Nadie más es como tú, Dexter...", dijo su mente, sacándolo de sus pensamientos. Ya llevaba reprimiendo esos impulsos un buen rato, era normal que ya sonara el reloj de "es hora de joder a Dexter".

-Nunca me ha importado mucho la historia- dijo, pasando la mano por encima de ella, abrazándola como ella había hecho con él, y en el camino tropezó con una de las tiras del sujetador. "Dichoso trasto, sólo sabes molestar", pensó mientras su mano acariciaba la zona, porque Alice no lo tomara como un intento de manoseo. Que no le habría importado manosearla, al fin y al cabo toda su piel era suave como la seda recién tejida, y por el contacto en su cuerpo notaba que sus pechos debían de ser blandos y turgentes, pero no era el momento. No si ella no tomaba la iniciativa-. No conocí a mi madre, y he sobrevivido todos estos años- había sonado un poco... ¿Capullo? Efectivamente, había sonado como un verdadero cretino-. Pero si tú necesitas buscar tu origen... Espero que lo encuentres, mereces conocerlo- dio un beso en la cabeza a Alice y llevó su mano libre al brazo de la joven, rozando con la palma cada centímetro de piel, dando un pequeño salto para tocar su mejilla-. No voy a prometer que te esperaré, ni quiero que me esperes- dijo aquellas palabras sin entender cómo no se le rompía el corazón otra vez sólo de pensarlo-. Mi vida es peligrosa, y cualquier día podría ser el último. No quiero que esperes algo que podría no llegar nunca- estaba afectado, y tal vez acabara de estropear lo más bonito que experimentaría nunca. Pero debía ser sincero con ella. No podía permitir que se marchitase esperándolo-. Cuando pueda dormir sin miedo a que me apuñalen el corazón cada noche vendré a por ti. Eso sí puedo prometértelo.

Lo había estropeado, lo sabía. No sólo le estaba diciendo que no podía esperarla, sino que, en cierto modo, reconocía que pasara lo que pasase aquel día él tendría que desaparecer. "Eres gilipollas. Muy gilipollas", dijo su mente, y con razón. Era estúpido, un idiota impresentable que parecía divertirse rompiendo corazones. ¿Cómo podía ser tan memo? No había explicación posible, tan sólo quería que Alice fuera feliz de algún modo, y esperando por un pirata que tal vez no volviese a aparecer. Pero ahora ella era la que quizá no volvería. Era muy doloroso.

-Sé que volveré a verte, Alice. Estoy seguro de eso- mostraba más convicción de la que realmente sentía, pero con suerte llegarían para que no lo recordara como alguien horrible. Quería volver a por ella en algún momento, cuando él recuperara su vida y ella su historia. Quería tantas cosas... "Y eres la primera. Perdóname, por favor".

Dejó que el silencio cayese un instante, y dijo unas últimas palabras antes de callarse definitivamente.

-Pero sigo queriendo pasar contigo todo el tiempo que pueda antes de que te desvanezcas.
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