Dulce Locura[Pasado] [Privado Yuzi-Syva]

Me había estado fijando desde que apareció una nueva isla por el horizonte del barco mercante donde me habían aceptado para aquel pequeño trabajo en la densa niebla que se estaba formando alrededor nuestro; y es que la niebla no es ningún raro fenomeno sobrenatural que nunca haya visto, a no ser claro que sea del mismo color que la de esta: rosa.
La verdad es que no era niebla normal, según lo que había leido era niebla de algodón dulce, y no era de extrañar para una isla nada normal, CandyLand la isla de los dulces.

Cuando desembarqué allí me di cuenta de que la niebla no era lo único que no extraño en aquel lugar, todo en si era algo nuevo y raro que posiblemente no encontrarías en ningún otro sitio, estaba dispuesta a cobrar lo que merecía para acto seguido marcharme del puerto y dar una vuelta por aquel mágico lugar cuando oí que alguien me llamaba.
-Read, lleva estas cajas hasta el almacen de la pasteleria de los clientes y allí ya te pagaran- Suspiré resignada, solo quería aquellos trabajos para tener la oportunidad de viajar de isla en isla no para que me usaran como mula de carga, aunque si quería volver a llenar mi bolsita con monedas tendría que tragarme mi orgullo y hacer lo que me ordenaban.

Recorrí más de diez kilometros andando con tres cajas llenas de yo que se qué y mi rifle encima de todas ellas; cuando llegue al almacén de la puerta donde nos esperaba, el que supuse que era el cliente deje todas las cajas a su cuidado y recibí lo que me habían prometido, con aquello podría sobrevivir bastante tiempo al menos el trabajo había valido la pena, además de que ya me encontraba en la única ciudad de la isla la cuál quería visitar antes de partir.

Andé por las calles observando todo a mi alrededor y asombrandome con lo que veía, parecía una niña pequeña curioseando un mundo que nunca había visto y en el fondo era verdad, nunca había visto ni volvería a ver cosas iguales a la de esa isla; llegué después de mucho andar a lo que parecía una especie de taberna solo que toda ella era de dulces, las paredes parecian de galleta y la puerta de chocolate, cuando entré me di cuenta de que por dentro el diseño era igual, barra de galleta, sillas y mesas de jengibre, el suelo era duro aunque seguramente tambien comestible.
Me senté en una de las sillas de jengibre al lado de la barra y pedí las especialidades de allí, que no tenía ni idea de que era pero en aquel momento con lo hambienta que estaba, me daba igual.
En lo que esperaba escribí en mi diario debajo de la fecha del día de hoy "Llegada a Candyland"

Delante de mi apareció un camarero con una torre de dulces caramelos, bombones, pasteles, trozos de algodón de azucar, chocolate y extraños alimentos que no había probado en mi vida, estaba segura de que si me ponia de pies y me compraba con ella casi me llegaba a la altura de la rodilla, al lado había un batido de chocolate, parecía algo infantil pero yo misma había especificado que no me sirvieran una bebida alcoholica.
Deboré todo con facilidad después de lo que había andado necesitaba recuperar fuerzas de nuevo, aunque fuera a base de dulces, termine con todos ellos hasta que no pude más y al darme pena dejar un pastelito, tres bombones y una especie de circulo formado de algodón de azucar con chocolate con encima les guardé en una bolsa que pide al camarero y les deposité en mi mochila.
Pagué y salí de alli dispuesta a explorar la isla y encontrar algo divertido que hacer.

Caminaba por la calle tranquilamente mirando todo de la misma forma que antes, me paré enfrente de una fuente no por que fuera muy impresionante, que tambien si no por que un chico de pelo morado y traje chillón estaba bañandose en esta, disfrutando de lo que parecía ser batido.
Todos los habitantes le miraban, algunos asustados por el extravagante comportamiento y apariencia del muchacho, otros simplemente intentaban no mirarlo y echaban a andar más rápido, pero yo no hice nada de eso me paré en seco a contemplarle y no pude evitar soltar una carcajada y preguntarle con sarcasmo.
-Debe gustarte mucho el batido, bueno a ti y a tu ropa-
Le miraba con una medio sonrisa sarcástica que no llegaba a ser amable pero tampoco ofensiva, simplemente burlona.

El chico que estaba sumergido en batido había empezado a canturrear una cancioncilla bastante pegadiza la verdad, me recordaba a esos niños que van a la feria y disfrutan al máximo de todo, se sorprenden de cada cosa que ven y se ilusionan con una mosca, en realidad aquella descripción tambien se podía aplicar a mi.

Después de mi comentario pareció que reparaba en mi presencia, se acercó a mi un poco y después de gritar algo parecido como "Soy el Dios del Batido, Te concedo un batido" Dijo extendiendo hacia mi las manos y poniendo una voz que a mi cuanto menos me parecio graciosa.
Parecia un fantasma así como estaba cubierto de batido entero y con una ropa que supuse que después de todas esas capas eran blancas.

-Quiero un poco de batido- Pedí como deseo aún entre risas, la verdad es que aquel señor me parecia bastante loco y a la vez gracioso y divertido, asi que decidí seguirle el juego con una sonrisa.- Señor Dios de los batidos- Añadí para darle más formalidad.