¡10 años en activo! Hace ya 10 años que esta comunidad, todavía más antigua, encontró su lugar en OPD. Los tiempos han cambiado y los usuarios más antiguos han dado paso a las nuevas generaciones que hoy rolean, pero siempre con el mismo espíritu que nos vio nacer: Construir juntos la historia más grande jamás contada. Da igual si acabas de llegar o llevas una vida; si te quedas o te vas: Gracias por hacer de este foro un lugar mejor.
27/02La actualización ha terminado con éxito casi completo. Quedan cosas por pulir, pero en breves se solventarán.
27/02Hemos tenido un pequeño problema con las afiliaciones al cambiar de skin. Rogamos comprensión y un poco de paciencia.
27/02La lotería ha terminado. Ya no se pueden intercambiar más premios por este evento; gracias a todos por participar.
Búsquedas
Últimos Temas
Últimos temas
Alekséi Sokolov Miér 28 Ago 2024 - 2:12Joseec293
Whisky 'The Risky'Vie 21 Jun 2024 - 10:13Whisky the Risky
Derramando sangreJue 13 Jun 2024 - 23:53Raulgamerlol11
Petición de experiencia y premiosJue 13 Jun 2024 - 18:54Lumin Maj
La luna, la sombra y el bufónJue 13 Jun 2024 - 17:19Mako
¡Me prometió que no le contaría a nadie! [Ely - Prometio]Miér 5 Jun 2024 - 23:13Charlotte Prometio
Petición de moderación de técnicasVie 31 Mayo 2024 - 18:35El Gremio OPD
Rhea Jue 30 Mayo 2024 - 22:19El Gremio OPD
Berry [ID]Jue 30 Mayo 2024 - 19:45El Gremio OPD
Salem NizarJue 30 Mayo 2024 - 19:41El Gremio OPD
Prometeo, El Fénix [ID]Jue 30 Mayo 2024 - 19:34El Gremio OPD
Siguiente ronda


Ir abajo
Dexter Black
Líder de la revolución
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios

Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] Empty Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] {Jue 25 Sep 2014 - 14:04}

Una sombra caía sobre Conomi. Un ave tal vez, un pájaro gigante que proyectaba su negra imagen desde las alturas, cubriendo con su negror cada ápice de terreno que recorría. Tal vez un demonio, quizás un depredador salvaje que buscaba alimentarse, igual sólo un enorme reptil que lentamente tomaba tierra, plegando sus monstruosas alas. Refulgía al sol, y cada una de sus escamas tomaba un color del arco iris, pero predominaba el azul de base, un azul intenso, índigo, zafíreo, como gotas de agua del mar unidas a una colosal figura. La figura inconfundible de un dragón, planeando, buscando aterrizar en una zona alejada de los habitantes de la isla. En parte por no asustarlos, en parte por protegerse. "¿Y si me asocian a esta figura?", se repetía cada vez que avanzaba en aquella forma, hermosa y poderosa, a la vez que peligrosa para sí mismo. De atraparlo como dragón codiciarían sus escamas, su carne fibrosa y única, el poder del trueno... Pero si se enteraban de que detrás de aquello estaba Dexter Black, el Zafiro Negro, no sólo lo perseguirían por aquello. Un dragón como enemigo del gobierno, una fuerza de la naturaleza demasiado irrefrenable, un enemigo que habría que aplastar con toda la fuerza posible por que no llegara a convertirse en amenaza. Sentía el peligro, pero también las ganas de volar. Era un dragón, era el espíritu libre, el único ser al que la naturaleza jamás podría atar. Fuerte y raudo, pero débil. Sus andanzas, su cabeza, su moral... Todas aquellas cosas que lo definían lo hacían débil, un enemigo irreal que jamás podría derrotar.

"¿Recuerdas la leyenda de Akira?", le dijo su mente. Claro que la recordaba. La tenía presente cada día. Akira era un gran guerrero, y lo último que le faltaba por hacer era vencer al dragón que aterraba a su gente. Hasta el final de sus días, el guerrero buscó al dragón, pero jamás lo encontró, y no fue hasta el final de sus días cuando se dio cuenta de que el dragón vivía en él. Era una historia para reflexionar, algo que ayudaba a dejar la mente en blanco mientras el mundo se desvanecía, pero para el joven dragón significaba algo más. Posado ya en el suelo, tornado ya a su forma humana, seguía reflexionando sobre la naturaleza de aquel dragón. ¿En su caso qué era él? Sabía que tenía al dragón dentro, y con ello lo había llegado a domar hasta cierto punto. Ya no tenía que luchar contra sí mismo, ni sentía el ansia antropófaga de los primeros momentos, aquellos en que la mítica bestia surgía a su voluntad y se apoderaba de él. Lo había convertido en una fiera un tiempo, pero había conseguido sobrellevarlo con su voluntad, con el conocimiento que Akira no tuvo. No tenía que derrotar al dragón, tenía que aceptarlo. Pero eso no era su verdadero dragón. El dragón de Akira era sólo una metáfora para describir aquello que lleva dolor a la vida. Pero... ¿Realmente sería capaz de destruir lo que le causaba dolor? Definitivamente no podría hacerlo. Eran aquellas sensaciones las que lo separaban de su forma desatada, las que lo hacían humano, las que, en cierto modo lo hacían feliz... El dragón de Akira era una parte esencial en él. Perseguirlo sería olvidar quién era, y no estaba dispuesto a pasar por aquello. La vida no era un lecho de rosas, pero era feliz en ella, o por lo menos le iba bien dentro de lo humanamente posible.

Había aterrizado en un claro. Olía a rocío y a hierba, y a fruta y bayas. Era un lugar precioso, rodeado de árboles por todos lados. Adoraba el verdor, la floresta y perderse en medio de los bosques, aunque en aquel momento su aterrizaje hubiera sido más necesario que por placer, pero no podía, aún así, dejar de mirar a cada árbol, cada pequeña planta que había cerca, cada fruta y cada flor... Todo era demasiado hermoso. Había lirios silvestres y algunas campanillas, algunas manzanas caídas al suelo, castañas y bellotas. No parecía un bosque natural, pero por el tamaño de los árboles era más que obvio que tenían ya una larga historia. Metros y metros ascendían aquellos colosos de madera y tiempo, aquellos ancianos que estaban en la flor de la vida. A veces quería hablar con los árboles, saber qué esperaban, qué miraban, aunque tenía una respuesta clara. Eran pacientes. Sólo esperaban, y el mundo cambiaba, la gente nacía y moría. Ellos no. Avanzaba hacia el pueblo Cocoyasi, aunque gracias a su sentido de la orientación era muy probable que no llegara a salir del lugar. No era que se le diera mal reconocer rutas, pero en lugares tan hipnóticos, tan bellos, perdía la percepción del espacio, del tiempo y de la propia existencia ajena. Estaba él, estaban los árboles. Era feliz.

Cambió de idea. Los árboles eran perfectos, y sus ramas, en la copa, se enredaban formando pequeñas hamacas. Podría relajarse un rato, y de paso nadie lo relacionaría con el animal que recién había bajado desde los cielos. No le apetecía que algún indeseable lo encontrara en el lugar, ni tampoco ser molestado. La tranquilidad era una de las pocas cosas que aún conservaba, y no quería perderla también...
Legim
Legim
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios

Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] Empty Re: Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] {Dom 12 Oct 2014 - 0:15}

Brisa fresca rozando mi rostro, olor a mar, un sol agradable y además, el oleaje era tranquilo, suave, este paisaje nada tenía que ver con los abruptos mares más allá del Grand Line. La experiencia de viajar sobre un mar tan tranquilo una vez más me había llevado a un estado mental de paz y tranquilidad que hacía años que no disfrutaba, tal era el placer de navegar en estas aguas, que empecé a recordar que fue por esta misma sensación por la que comencé a estudiar navegación hace ya muchos años a partir de innumerables enciclopedias alrededor de este tema, todas firmadas por una mujer, Nami.

Sin embargo, yo había dejado de lado mis estudios sobre la navegación hace ya unos meses, no me parecía igual de interesante de lo que me lo había parecido al comienzo de mi aventura, y por si fuese poco, por una u otra cosa, siempre había otro navegante más dispuesto a ejercer que yo. En semejantes condiciones el amor hacia la navegación poco a poco había ido marchitándose de mi corazón, ya no me emocionaba ni me atraía saber de esta.

En su lugar, nació un nuevo amor, amor hacia los bosques. Los bosques contenían una enorme cantidad de características, y saber todo sobre estos podía ser más que clave en multitud de ocasiones. Podría saber por donde han pasado las personas a pesar de no haber muchas señales que dejasen, podría sortear mejor las ramas y raíces, haciendo que mis reflejos y velocidad aumentasen considerablemente en este tipo de terrenos, y en caso de necesidad, sabría como manejar el ambiente que me rodea para ayudarme de este en todo momento. Ya conocía mucho sobre el mar, saber lo mismo del bosque era mi objetivo, de esta forma podría saber hasta el más mínimo detalle de ambos lugares y sacarles provecho.


A lo lejos empezaba a divisar una isla, y bastante bien, ya que podía localizar a esta distancia por donde andaba el puerto.
- Simurgh, hemos llegado mi buen compañero, vamos a ver que nos depara esta isla un par de días, luego nos aprovisionaremos y marcharemos raudos a la siguiente isla, no tenemos demasiado tiempo que perder. - Dije con suavidad a Simurgh, mi fiel compañero de viajes.

Como es normal, Simurgh no me respondió, rara vez lo hace a decir verdad, pero ya me había acostumbrado por fortuna a esto, si aún le hablaba era porque sabía que me escucharía perfectamente y no quería que nuestra relación se enfriase demasiado, al fin y al cabo, quiero a esa entrañable y majestuosa criatura que me acompaña allá donde vaya sin dilación.

A ritmo tranquilo y sin prisas tomé el timón sonriendo por mis pensamientos sobre el ave y sorteando las posibles rocas existentes en el trayecto continué hasta llegar a mi destino, el puerto. Una vez allí, solté el ancla y até con fuerza el barco con las cuerdas gruesas que había comprado antes de partir hacia este lugar, no quería que se marchase mi preciado bote pesquero robado la semana pasada, aunque la cuerda tampoco es que fuese una garantía de total seguridad, más lo sería el ancla que yace en el fondo del mar.
- Bueno... como era de esperar, no llamé la atención. Cierto es que soy el hombre mas buscado en el mundo, pero la gente no está todo el tiempo buscándome, tienen cosas que requieren más atención, su vida por ejemplo. - Pensé al tiempo que caminaba por el lugar y daba unas monedas al vigilante de todos estos barcos a modo de propina para que no hiciese preguntas y lo vigilase.

A la izquierda pude como los pescadores mas rezagados partían en busca del alimento de sus familias con algunas de sus mujeres despidiéndose de estos. Era algo curioso de ver, ya que algunas despedían a sus maridos con una gran pena escrita en sus ojos, mientras que otras, generalmente más mayores, parecían tener prisas por la marcha de sus maridos, supongo que habrá una razón para todo esto, una razón que no me apetece pensar ahora mismo. Más al fondo, los ancianos del pueblo estaban ya bastante alejados de la aglomeración, eran apenas unos 10 u 12 hombres que a duras penas distinguía desde mi posición. Estos se sentaban mirando al mar y con una mano sujeta a sus cañas de pescar, ¿Qué pensarían estos hombres? Todos silenciosos, fijos e inmóviles mirando al mar. Desde luego eso da para pensar largo y tendido todo pensamiento que se me haya pasado por la cabeza y miles de pensamientos más, y todos, en mayor profundidad. Es por esto que dichos hombres son respetados seguramente, aportan una sabiduría sin igual que ningún joven por avispado que sea puede llegar a igualar.

Suspiré mirando a la derecha, una plazoleta con cierta alegría, niños corriendo de un lado a otro, jugando a pillarse los unos a los otros, a interpretar papeles sociales como son los trabajos de sus padres y vecinos, o contándose entre ellos historias que habrán escuchado contar a sus mayores. Por supuesto, no podía faltan la típica banda con su cabecilla al frente disputándose un territorio con otra banda, comiéndoselo totalmente en serio pero sin llegar a límites peligrosos.
- Mi nombre es Monkey. D. Luffy, ¡Y voy a ser el rey de los piratas!
- Jooo, eso no vale, ¡Yo me lo pedí antes!
- ¡Luffy! ¡Soy el temible capitán Buggy!
- ¡Eh! Ese es muy fuerte, ¡Dijimos que no valía!


Sin duda, las conversaciones mantenidas entre estos niños interpretando a los piratas era la mar de divertida, y más si conocías las historias reales tras estos hombres de mar. Podía observar como algunas señoras que vendían sus productos no les quitaban un ojo a estos niños, pero tampoco a mi persona, algo normal supongo teniendo en cuenta que soy un forastero.
- ¡Pues yo seré el almirante Corleone!
- Y yo el Vice-almirante Legim


Una sorpresa escucharles decir esos nombres, tal que me hizo un vuelco el corazón por pillarme tan desprevenido. Normalmente hablan de la gran era, es extraño que hablen de etapas ciertamente recientes, como alguno me interprete y yo lo vea soy capaz de corregirlo en todo, y hacerle ser el más fuerte. Nadie puede ser más fuerte que yo.

Perdido en mis pensamientos con los niños alcé la mirada sonriendo inconscientemente, y mi mirada se cruzó con una joven de cabellos rosas y algo ondulado, esta era dueña de una floristería, y ante mi mirada sonriente respondió sonriendo y mirando hacia abajo algo tímida, momento en el cual me percaté de mi sonrisa. Riendo suavemente por el suceso me acerqué hasta su puesto cogiendo con mis manos una flor blanca y hermosa que tenía en exposición junto a tantas otras de su misma clase. En un vaso vacío derramé agua de mi cantimplora y la coloqué en un lateral de la tienda, y en ella deposité la flor.
- Tu fuiste la que me enseñaste que las Gardenias colocadas así dan un intenso y agradable perfume ¿Recuerdas?
- ¿Cómo iba a olvidar un recuerdo a tu lado capitán?
- Me halagas... pero ya sabes que no conviene mantenerme en tu recuerdo, cualquier día apareceré muerto y no podré haberte dado ni una minúscula parte de lo que quisiera darte y te gustaría recibir.
- Me da igual, con verte en este preciso instante ya merece la pena cada instante que te tuve en mente.
- Jé... eres demasiado buena para mi...
- No, no digas eso.
- Si, si lo digo... ojalá pudiesen ser diferentes las cosas.
- Pueden serlo capitán.
- No... aún no.
- ¿Por qué?
- Sabes el motivo...
- Deja que vaya contigo, déjame hacerlo por favor
- Sería peligroso, y no soportaría tu perdida
- ... capitán
- ¿Si?
- Mire hacia arriba por favor.


Haciendo caso a esa extraña petición me giré para hacerlo, pudiendo observar previamente que todo estaba oscurecido ¿Alguna nube había tapado el sol?
- ... Dios mio... es...
- Un dragón.

Sobre nosotros voló un dragón a una altura baja, un dragón enorme que parecía dispuesto a aterrizar aquí o hacer algo por lo bajo que sobrevolaba el terreno.
- Luego vuelvo, tengo que ir tras él... no permitiría que os pasara nada a ti, a tu casa, o a tus flores...
- Ten cuidado.
- Tranquila, yo nunca moriré, ya lo sabes ¡Por cierto! Preparame un ramo enorme de Rosas rojas, tengo alguien a quien regalarse esas flores
- Dije sonriendo al tiempo que corría en dirección al dragón.
- Idiota... las tendrás, las tendrás, aunque te van a salir muy caras si son para otra ¿Eh?
- Jajajajajaja ¡Descuida, descuida!


Este iba más rápido como era normal, sin embargo no pasaba desapercibido y podía perseguirle a través del bosque espeso que había gracias a mis conocimientos en bosques y una extraordinaria velocidad acompañada de excelentes reflejos. Sin cesar saltaba de rama en rama intentando ver al dragón, pero poco a poco se iba alejando y lo perdía, por lo que pegué un gran salto y sin decir ninguna palabra Simurgh sabía que quería yo.

Simurgh emitió una luz casi cegadora y al desvanecerse esta ya estaba en su lomo volando a una velocidad que me atrevería a decir que era superior a la del dragón, con lo que las distancias se fueron reduciendo. Sin embargo, este descendió en un claro algo alejado, y aceleré para pillarlo antes de que incendiase el lugar. Pero una vez llegado al claro, no había rastro alguno del dragón.
- ¿Qué cojones? ¿Un usuario de akuma no mi? ¿Quién diantres tiene semejante bestialidad de fruta? Podría incluso competir con mi padre llegado el momento.

Giré a mi alrededor buscando con prisa alguna pista y grité hacia arriba para hacerme notar y oir.
- ¡¡¡¡Ooooooe!!! ¡¡Dragón de poca monta!! ¡Acércate, solo quiero hablar!

Si no respondía, tendría que emprender la búsqueda, la cual podría incluso serme fácil, pero muy trabajosa para mi gusto. En un principio quería solo eso, hablar, aunque no descartaría matar al dragón si este era violento y agresivo con él o la isla. Al fin y al cabo, todo espadachín ansía matar un dragón alguna vez en su vida con el objetivo de emular al samurai Ryumma.
Dexter Black
Líder de la revolución
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios

Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] Empty Re: Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] {Lun 3 Nov 2014 - 0:55}

"Dexter... ¿No crees que te olvidas de algo?", susurró su mente con romántica voz delicada cuando la gigantesca zarpa de Dexter perforó el tronco de un árbol mientras trataba de encaramarse. "Vaya, pues la verdad es que sí...". Volvió a su forma humana, perfectamente normal excepto por un ligero rubor en sus mejillas, probablemente vergüenza, aunque poca. Al fin y al cabo Dexter no era demasiado pudoroso en ese aspecto. Se pasaba el día en líos por torpe, si no estuviera ya acostumbrado a mal puerto llegaría. "Qué bonitas manos tengo", dijo, observando el tono pálido de su cuerpo, repeinándose con los dedos el cabello dicromado. Era hora de escalar.

Subió a la copa de un árbol, un manzano viejo, de ramas nudosas y tronco blanquecino, fácil de ascender y cómodo para sentarse. Además olía muy bien, como a manzana y a té verde... Echaba de menos tener un poco de té, algo de brandy, un buen libro, pero no todo se podía tener. En aquel momento, bajo la luz filtrada por el follaje, el día era perfecto. Tenía todo lo que hacía falta tener, calma, manzanas y sombra. Perfecto para su piel albina. Arrancó una manzana madura y le dio un bocado. Sabía algo amarga, pero estaba deliciosa. Se recostó y pasó algo extraño.

- ¡¡¡¡Ooooooe!!! ¡¡Dragón de poca monta!! ¡Acércate, solo quiero hablar!

La voz pertenecía ni más ni menos que al famoso capitán Legan Legim, un pirata que se había ganado un renombre en el "mundillo". Ayudas a revolucionarios, asesinar a un Almirante, ascender luego a Almirante durante unos segundos... Era imposible no reconocer aquella voz, aún sin haberlo oído nunca, como era el caso. "¿Cómo va a ser Legim?", dijo su mente. Un tipo de tal magnitud andaría haciendo cosas más importantes, como perseguir palomas en medio de un parque o beber hasta caer rendido al suelo, y allí seguir bebiendo, lo que fuera. Aquella reflexión lo llevaba a otro asunto algo más escabroso. ¿Por qué olía a té verde en un manzano? Aquellas cosas eran cuanto menos intrigantes, de aquella clase de fenómenos que hacían a uno sorprenderse de la magnificencia de la naturaleza. Por eso amaba los bosques, siempre podían sorprenderlo, pero esas cosas lo llevaban a pensar en quién podría ser aquel sujeto. Aún no había descartado que fuera Legim, aunque también podría ser el espíritu de un samurai de Wano que llegaba para atormentarlo... Y ciertamente aquello era más probable incluso.

Observó desde su posición privilegiada, casi al borde del claro cómo el hombre buscaba sin muchas ganas alguna pista de su posición, seguramente preparado para desarrollar una búsqueda más exhaustiva del "dragón de poca monta". Seguramente no encontraría ninguno, pero... ¿Cabello blanco? Un peliblanco, justo cuando pensaba en Legan Legim... no podía ser casualidad. Se parecía hasta en la cara al Wanted que había visto tantas veces cuando era cazador. "Cuando era cazador... ¿Cuántas probabilidades había de esto?", no pudo evitar preguntarse cuando por fin reconoció la cara del Capitán Legan Legim. Una vez atraparlo fue su meta, una secreta aspiración, pero ahora que estaba tan cerca... Ya no era cazador. Ni le interesaba perseguir criminales, tan sólo quería navegar, encontrar la música con la que soñaba cada noche... Aquellas cosas.

-Si sólo quieres hablar- dijo, asomando la cabeza hacia el claro. Era sorprendente lo flexible que llegaba a ser cuando quería, porque no estaba a la distancia que comúnmente se denominaba "cómoda" para aquellos menesteres. Pero una charla muchas veces la merecía-. Sube al árbol. Hay manzanas y sombra.

Se volvió a acomodar, dándole otro mordisco, pensando que sólo hay una cosa más desagradable que encontrar un gusano en una manzana. Encontrar medio. Escupió el bocado y tiró la manzana. "Qué asco".
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios

Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] Empty Re: Desafiando al Shirokami [Privado Legim y Dexter] {}

Volver arriba
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.