Saito ¿Qué esta pasando? Capitulo 2: Comiendo de forma emparanoiante [Pri. Krauser y Saito]

Mientras el cazador se ofrecía a dormir en el suelo, cosa que había sido generosa por su parte, la marine pudo ver como un hilo de sangre caía de su nariz, cosa que le hizo alzar una ceja. De repente el chico se levantó de forma rápida y se puso a hablar con el hombre del dial de grabación, a saber que estaba haciendo, esperaba que no le estuviera comprando un dial para grabarle dormido o dormida en su caso.


Pegó un nuevo suspiro, antes de irse a dormir le había entrado hambre y no era bueno aguantarse por lo que alzó la mano y esperó a que viniera el camarero. El hombre le atendió de forma eficiente y de buena gana, cosa que no solía pasarle casi nunca. Ahora le habló en un tono amable haciéndole un pedido de lo que se iba a comer antes de dormir.


- Tráigame dos huevos fritos, un perrito caliente, un plátano, un helado, unas almejas y una botella de leche. También pídale nota al cazador que habla con el tipo moreno, está conmigo, ¡de amigo!


Dijo para que no malpensara el hombre, aunque ya había malpensado con el pedido que había pedido la chica.

Tras acabar de gritar aquella estupidez, el hombre del dial se marchó sonriente con la grabación. Cuando decidía volver a mi asiento el tabernero se me acercó y me pidió que le dijera que quería tomar. Miré a Krauser y el hombre me dijo que ella ya había pedido, de echo ella le dijo que me preguntara que quería.

-Pues tráeme una tortilla, unos cuantos bollos y un yogur.

El tabernero apuntó la comanda y se marchó hacia la cocina. Tras irse el hombre me fuy hacia la mesa donde estaba sentada la marine, cada vez que la miraba pensaba cosas sucias y me salía una gotita de sangre.

-Estas hoy muy hermosa, deberíamos pedirle al camarero unas velas para la situación-. Bromeé sobre la situación para quitar hierro al asunto, pero aquella gota de sangre que me hacía parecer un pervertido seguía cayendo.

Cuando el camarero dejó las cosas en la mesa, la morena se quedó mirando al cazador mientras una nueva gotita de sudor caía por su cabeza. No paraba de tirarle los tejos, no era justo, un macho ibérico como él visto en aquella rara situación. Ahora pegó un suspiro y le quitó uno de los bollos al cazador con total confianza, después se quitó los vendajes sus dientes estaban afilados como siempre y le daban a la chica un aire siniestro. Después mordió el bollo despedazándolo en cuestión de segundos con aquellos colmillos.


- Límpiate la sangre, no olvides que sigo teniendo una mente de hombre pese al cuerpo. Aunque admito que estoy bien.


Dijo ahora de forma egocéntrica mientras notaba varias miradas que no le gustaban, eso hizo que frunciera el ceño, sobre parte de un hombre de unos dos metros y medio que tenía una camiseta negra en la qué ponía “Alvariko”. Ese tipo la ponía bastante nerviosa y no se pensaría la probabilidad de que fuera un pervertido, además ese hombre sonreía mientras mantenía los ojos abiertos.


- Saito tengo miedo…

Krauser me robó un bollo de los que me trajo el tabernero, al quitármelo se quitó las vendas que ocultaban su boca, dejando ver aquellos dientes puntiagudos tan siniestros. “Dios, como se lleve mi cosa a la boca me la destroza” Tras pensar en aquella guarrada me llevé las manos en la cabeza. –¡No puedo parar de pensar obscenidades!. Apropósito Krauser, ¿has mirado si tienes pene o vagina ahora?- . Dije con mucho interés.


Cerca de nuestro lugar había un hombre que tenía una gran altura, este no paraba de mirar de forma extraña a Krauser. Llevaba una camiseta que ponía “Alvariko” y le llegaba por encima del ombligo, aparte de que aquella camiseta le estaba pequeña mostraba una buena panza llena de pelos. El individuo se acercó a Krauser con la intención de ligar.

-Chatuna, ¿no quieres tomar algo conmigo?, o prefieres venirte a los establos para darte un buen rodeo-. Su tonó era de muy desesperado

Mientras escuchaba las palabras del cazador se sorprendió un poco, si tenía senos estaba claro lo que tenía debajo o al menos lo creía, antes de hacer nada se acercó aquel tipo poniéndole en bandeja irse a dar un revolcón. La morena sonrió amablemente mientras soltaba una pequeña carcajada con voz dulce y amable, segundos después su brazo derecho se puso de un color negro azabache y estrelló el puño en la cabeza de aquella persona lanzándolo contra el suelo y dejándolo medio atontado en el acto y con la lengua fuera.


- Bueno a lo que íbamos…


Ahora tragó saliva despacio mientras se miraba despacio levantándose un poco el pantalón y mirando por encima. Pudo ver que su arma de destrucción inferior no estaba en su sitio, por lo que dedujo que era completamente una mujer. Ahora miró al cazador mientras se comía una almeja tranquilamente y estiraba los brazos hacia arriba dejando ver el vientre el cual era muy distinto al de antes, ya no estaban las portentosas abdominales.


- Pues eso, que no hay cañón.

Krauser golpeó el rostro de aquél desesperado con su puño envuelto en haki armadura, el había escuchado de aquella habilidad tan sorprendente que las personas verdaderamente fuertes poseían. El baboso cayó al suelo casi inconsciente, tras haberlo noqueado Krauser miró por dentro de su pantalón, eso significaba que en breves sabría si tenía pene o no.

Esté alzó sus manos mientras se comía una almeja, pude ver su estómago totalmente plano y con cintura de mujer.  Eso me daba a entender que era completamente una mujer, sobre todo cuando me dijo que su cañón ya no estaba.

-Me gustaría que algún día me enseñases el haki, ya que veo que puedes usarlo… Aunque lo suyo sería volverte a la normalidad. Aproposito, ¿estás seguro que en el castillo encontraremos la solución?

Al acabar de hablar, el hombretón baboso que estaba en el suelo se levantó.  Este estaba algo mareado, pero su convicción de que esa noche mojaría lo hacía tener una fuerza sobrehumana.

-Cha.. Chatuna, si no quieres sexo en el establo te puedo dar mucho sexo conico.

La morena ahora asintió a las palabras del chico, seguramente en el castillo encontrarían alguna respuesta, debía de haber informes médicos y demás. Las trampas no eran problema pues Katherin era una arqueóloga bastante buena. Así iba a llamarse por el momento, ahora miró al chico de forma tranquila llevándose una mano a la mejilla mientras le observaba.


- Por el momento me hara llamar Vice-Almirante Katherin, pues debe de haber bastante cosas. El haki puedo enseñártelo pero llevará tiempo, a mi me costó diez meses tenerlo como lo tengo ahora.


Dijo ahora mientras su brazo volvía a la normalidad y observaba como aquel tío se levantaba y volví a dar guerra. De repente la chica sonrió de forma siniestra mientras lo miraba mostrando sus dientes afilados.


- Largo o te despedazo.


- Me va el riesgo mamasita.


- Pues díselo a mi hermano mayor.


Dijo ahora señalando a Saito con una sonrisa dulce en señal de acción cabrona.

El Marine me comentó que el no tendría problemas en enseñarme le haki, pero que seria muy largo el tiempo de aprendizaje. Al parecer el tardó 10 meses en aprender el haki tal como ya lo tenía. ¿Tan difícil era sacar aquel poder interno?.
Tras decirme eso me dijo que se haría llamar a partir de ahora Katherin , al escuchar eso se me escapó una carcajada. –Vale Katherin jajaja-. En ese momento se levantó el baboso del suelo y volvía a la carga. Krauser amenazó de muerte al cachondomental, pero esté no le importaba. En ese momento un escalofrío recorrió mi cuerpo. Katherin le dijo al hombre que yo era su hermano mayor y me tenía que pedir permiso a mí.

En ese momento el grandullón se me acercó, “Maldito Krauser me ha pasado la bola”.

-Tu hermana está muy buena, me la voy a llevar si o si, tengo mucho amor que darle y tú no lo vas a impedir. Ademas te tengo que decir que soy maestro de Kungfu mezclado con técnicas de Dragón ball.

Aquel hombre estaba como una jodida cabra, se puso en una postura estúpida manteniéndose con una pierna mientras alzabas sus brazos.

-¡La grulla del dragón!

Cogí el vaso de leche de Krauser y sin moverme de la mesa se lo lance a la cara, este le dio de pleno y calló redondo al suelo.

-Este reino está lleno de locos, se me ha quitado las ganas hasta de comer, ¿nos vamos a la cama?

No veas con Saito, usando un simple vaso de leche tumbó aquel tipo como si nada, ese hombre hizo algo llamado la grulla. Estaba como una regadera pero era mejor dejarlo en su sitio y pensar en otra cosa, de modo que la marine se comió los dos huevos fritos y el perrito mientras sus dientes trituraban todo, después de aquello suspiró colocándose las vendas y mirando al cazador.


- Bueno Oni-chan, deberíamos ir a dormir antes de que vuelvan más locos.


Dijo ahora mientras sonreía de lado mientras se levantaba tranquilamente de su sitio y observaba al tipo en el suelo ya inconsciente por el golpe. El hombre del local se acercó a la marine y habló con ella, le dijo que la habitación costaba cien berries la noche, algo que sin duda podía pagar, por lo que pagó lo conveniente y ahora miró al cazador de nuevo de forma tranquila.


- Buenos, vayamos al sobre.


Dijo ahora empezando a subir las escaleras lentamente y de forma algo torpe, no se adaptaba al extraño cuerpo que tenía ahora y sus senos con el movimiento y al llevar camiseta sin sujetador iban de un lado a otro.

Katherin se acercó al tabernero para pagar por la habitación, el tabernero le dio una llave con el número 8. Acto seguido nos dirigimos hacías las escaleras para subir a la planta de arriba. Krauser estaba delante de mí, no podía parar de ver los movimientos torpes de sus caderas y sus nalgas moverse.

-¿No has pensado en quedarte como mujer y empezarte atraer los hombres?. La cuestión es que tengas cuerpo de mujer no mente de hombre-. Dije con una gotita de sangre que me salía de la nariz al estar viendo su trasero mientras subía las escaleras.
Por fin llegamos a la habitación, rápidamente le quité la llave de la mano para ser el primero en abrir para hacer la típica broma de las damas primero. Pero tras abrir la puerta  pudimos ver ua habitación totalmente decorada con terciopelo rojo y luces rojas, había una cama redonda y muchos juguetes sexuales.

Mi mandíbula casi llegaba al suelo al ver aquel panorama.

-¿¡Qué clase de Reino es este!?

Ante las palabras del cazador, la morena alzó de nuevo una ceja suspirando, ni de coña se iba a echar a esa vida. De modo que mientras iba andando con el chico iba a responderle, pero este ágilmente le arrebató la llave y al abrir la puerta pudieron ver aquel panorama. Los ojos de la marine se abrieron como platos mientras miraba aquello medio acojonada.


- Joder… en serio esto es inhumano. Procura no tocar nada o pillas un sidazo increíble macho.


Dijo mientras suspiraba para después tumbarse en la enorme cama mirando que al lado había unas esposas y todo, miedo era poco, además de muchas bebidas por todos lados y bastantes pastillas y cosas raras.


- No me echare a esa vida hombre, que tengo novia. Aunque sea recluta y yo Vice-Almirante eso es un secreto jajajaja.


Dijo soltando una carcajada con aquella voz tan femenina, mientras estaba tumbada entrecerró los ojos despacio para ver aquella molesta luz roja.


- Estoy por darme una ducha…

La marine se sorprendió tanto como yo al ver aquella habitación, de echo me recomendó que no tocara nada si no quería pillar el sida. Esa respuesta me hizo pensármelo dos el coger una de aquellas cosas para bromear. Katherin se tiró a la cama y me dijo que no cambiaría sus gustos sexuales, ya que tenía novia y al parecer de un rango muy inferior al suyo.

-Pareces una lesbiana al habla de tu novia con esa voz y cuerpo jajaja.

En ese momento la marine dijo que posiblemente se fuera a darse una ducha, al imaginarme la escena un fuerte chorro salió de mi nariz volviendo a tirarme al suelo.

-Co… Como quieras jejeje…-. Dije medio alelado por aquella visualización

Mientras estaba en el suelo recordé lo del sida, por lo que de un salto volví a incorporarme y con un porte serio comencé a ponerme unos papelitos en la nariz para k parase la hemorragia.

-Yo aré guardia por si viene algún indeseado que quiera mirarte mientras te duchas…

El único que podía mirar era el propio cazador, por lo que la marine elevó la ceja sin creérselo aún de todas formas no tenía nada que perder. Se quitó la camiseta allí de buenas con total confianza mientras ahora caminaba al baño quitándose el pantalón, pero tenía los bóxers puestos aún. De modo que ahora entró al baño de forma tranquila y encendió la ducha, pegó un suspiro de nuevo dejando su enorme arma a un lado y tras eso silbó metiéndose en el agua.


Al quitarse el pantalón se le cayó al suelo una pastillita azul de aquellas que se había comido aunque no se había dado cuenta de ello, ella seguía en su mundo tranquilamente mientras el agua le caía por todo el cuerpo, de repente se miró en un espejo que poco a poco comenzaba a llenarse de vapor debido al calor que comenzaba a hacer en aquel sitio tan cómodo.


- Pues si que estoy buena si.


- ¿Pero que dices?


Se dijo de nuevo agitando la cabeza, parecía como si otra voz hubiese hablado por él, solo faltaba eso, que estuviese desarrollando bipolaridad.

La marine se quitó la camisa dejando ver sus enormes senos y volviéndome a salir el gran chorro de sangre y cayendo al suelo.- Katherin me vas a matar por desangramiento. Mi rostro ya estaba algo paliducho por culpa de la pérdida de sangre. Katherín fue hacia el baño mientras se quitaba el pantalón por el camino, hasta quedar en bóxer.

Nuevamente salió el chorro de sangre, me encontraba mareado y me arrastraba hacia el cuarto de baño para pedir ayuda a Katherin. Cuando estaba cerca de ella caí al suelo con la boca abierta, notaba algo pegado a mi lengua, por lo que con mi última fuerza di la vuelta para acabar boca arriba. Sin querer me atraganté con algo que de inmediato me trague.

Al cabo de unos segundos me encontraba mejor, por lo que me levante y me fuy al baño para echarme agua en la cara mientras se duchaba Katherin. Al llegar al lavabo abrí el grifo y me eché un poco de agua en la cara, al acabar lo cerré y  miré el cristal empeñado por la humedad y el calor. Me notaba como si fuera más pequeño y también notaba un peso en mis pectorales. Pasé mi mano por aquel cristal para verme el rostro.

Mi rostro era el de una mujer, tenía pecho y había menguado, retrocedí por el susto y me choque con la mampara de la ducha. Inmediatamente la abrí de par en par y grité

-¡Katherin!, me… me… ¡ME VUELTO MUJER!-. Mi voz era de un tono dulce y femenino