[Pasado/Privado] Dulce locura... [Aki D. Arlia y Axys Newt]

Axys estaba paseando por los caminos de aquel pueblo, antes olvidado, ahora famoso. A pesar de su fama, no veía a mucha gente, lo cual era realmente un alivio. Sus ojos se perdían mirando sus pasos avanzar, bastante abiertos. Su rostro era totalmente inexpresivo. Su blanca piel brillaba un poco por culpa del sol. Era un día soleado.

¿A donde me lleváis?- Se preguntó en voz alta, mirando a sus pies, caminando cada vez más lento.- Estoy cansado...- Levanta su mirada y observa una cabaña. Se acercó a ella y se sentó a su lado, en la sombra, apoyando su espalda en la pared. Sus ojos apuntaban al cielo, estirando el brazo como si intentase agarrar una nube.- Demasiado lejos...- Tras decir aquello, soltó un suspiro.

El aspecto del chico daba algo de pena, totalmente despeinado, una camiseta que le quedaba grande y la manga derecha totalmente destrozada. Unos pantalones vaqueros negros y unas botas blancas.

De súpeto, la puerta de la cabaña se abrió. De ella salieron dos individuos muy sospechosos. Ambos con pistolas en mano. Tenían una sonrisa siniestra en su cara haciendoles parecer malas personas. Entonces, dirigieron su mirada a Axys, quien estaba mirando el cielo.

Individuo 1: Vaya... ¿Qué tenemos aquí?- El señor, aparentemente de unos treinta años, se acercó y le agarró del cuello, apuntándolo con su pistola.- Este lugar es privado...

¿Pistola... ¿Eso es una pistola?- Preguntó con los ojos muy abiertos, comenzando a llorar.


¡¡No me gustan las pistolas!!- Gritó. De un fuerte golpe le quitó la pistola de la mano, y clavó sus afiladas uñas en el brazo del hombre. Una vez en el suelo, tosiendo, cogió su espada, que tenía a su espalda. Sin pensárselo dos veces, atravesó el estómago del hombre que acababa de atacarle... Su camisa blanca se tiñó de rojo, y sus ojos se clavaron en el segundo individuo, sedientos de sangre.- No... Escaparás...