Minato Kazuo
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Acababa de terminar una de sus espadas más normales para el ejército de la marina, pues les vendía de vez en cuando lotes de este tipo de armas. No eran armas fuera de lo normal, solo aquellas que servirían para combatir contra los piratas de rango bajo que intentaran entrar en el Grand Line de alguna de las formas posibles. Se secó la frente y comenzó a caminar recibiendo los impactos directos de los rayos de Sol y observando lo que había a su alrededor en aquella apacible mañana. Su puesto, la armería en la que sacaba algo de dinero, estaba bastante bien posicionada entre otros comercios en los que ninguno le hacía la competencia por lo que se sentía bastante cómodo. Sin embargo llevaba toda la mañana haciendo espadas y, tras el encargo días antes de un agente del gobierno con el que se había enbolsado diez millones de berries, sentía que debía dedicarse a empresas mayores.
Pero lo primero era llenarse el estómago. Caminó hasta la tienda de enfrente y se pidió el típico buñuelo relleno, del cual adquirió tres, y comenzó a caminar por la plaza principal de Marineford mientras se comía el primero de ellos. No había cerrado la tienda pero teniendo en cuenta la hora y el lugar en el que estaban dudaba que nadie se atreviera a robar alguna espada o algún material, por lo que simplemente ignoró aquello de su memoria. Simplemente esperaba que su confianza no fuera algo malo.
Tras un rato caminando llegó hasta el mar, lugar donde se quedó observando los barcos de los capitanes de navíos que allí estaban anclados. Deseó por un instante tener veinte veces más dinero que hasta ese momento, de forma que pudiera comprarse el barco que tenía planeado siempre y cuando encontrara un gran carpintero que le ayudara. Quizás fuera hasta Water Seven ya que si no recordaba mal tenía buena fama de gente que sabía manejar barcos. Lo que Minato sabía es que parado como estaba no iba a conseguir una gran suma monetaria, por lo que había tomado una decisión. La decisión de buscar piratas con recompensa y traerlos por su cuenta con el único propósito de meterlos en Impel Down y conseguir el dinero. ¿Solo le interesaba el dinero? No, pero si conseguía un barco para Hero´s Force podrían atrapar más maleantes. Todo fuera por la justicia.
Suspiró se dio la vuelta rumbo de nuevo a su herrería. Quizás hubiera llegado algún cliente, alguno que pidiera algo de verdad que costara buena cantidad de dinero, pues todo serían ventajas. La marina se haría más fuerte tanto para el que compraba el arma como para Minato, por lo que era un gran negocio. Rumbo a su establecimiento sacó el segundo buñuelo y se lo comenzó a comer. ¿Habría cambiado algo desde que había salido?
Pero lo primero era llenarse el estómago. Caminó hasta la tienda de enfrente y se pidió el típico buñuelo relleno, del cual adquirió tres, y comenzó a caminar por la plaza principal de Marineford mientras se comía el primero de ellos. No había cerrado la tienda pero teniendo en cuenta la hora y el lugar en el que estaban dudaba que nadie se atreviera a robar alguna espada o algún material, por lo que simplemente ignoró aquello de su memoria. Simplemente esperaba que su confianza no fuera algo malo.
Tras un rato caminando llegó hasta el mar, lugar donde se quedó observando los barcos de los capitanes de navíos que allí estaban anclados. Deseó por un instante tener veinte veces más dinero que hasta ese momento, de forma que pudiera comprarse el barco que tenía planeado siempre y cuando encontrara un gran carpintero que le ayudara. Quizás fuera hasta Water Seven ya que si no recordaba mal tenía buena fama de gente que sabía manejar barcos. Lo que Minato sabía es que parado como estaba no iba a conseguir una gran suma monetaria, por lo que había tomado una decisión. La decisión de buscar piratas con recompensa y traerlos por su cuenta con el único propósito de meterlos en Impel Down y conseguir el dinero. ¿Solo le interesaba el dinero? No, pero si conseguía un barco para Hero´s Force podrían atrapar más maleantes. Todo fuera por la justicia.
Suspiró se dio la vuelta rumbo de nuevo a su herrería. Quizás hubiera llegado algún cliente, alguno que pidiera algo de verdad que costara buena cantidad de dinero, pues todo serían ventajas. La marina se haría más fuerte tanto para el que compraba el arma como para Minato, por lo que era un gran negocio. Rumbo a su establecimiento sacó el segundo buñuelo y se lo comenzó a comer. ¿Habría cambiado algo desde que había salido?
- Detalles:
- La cosa es que te cruces con Minato por el camino o te lo encuentres de nuevo en la herrería aunque por tu tamaño imagino no será difícil.
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El día era tranquilo. Terminaba recientemente el cuidado de las entradas de Impel Down, una misión mas larga de lo normal. Pero fue de las mas sencillas que se pueden asignar a un recluta. Resguardar la entrada una entrada. Me dirigía en mi acorazado rumbo a Marine Ford. Ya tenía parte de la noche y la mañana navegando era cuestión de tiempo era medio día y podía ver Marine Ford.
Me encontraba sola, y lo único que podía hacer es admirar el bello océano y mi barco, solía ser un poderoso acorazado pero su estado era deplorable, aunque no dejaba de ser un barco imponente. Al menos para cualquier humano. Son tan escuálidos solo traía un pequeño bote con 3 recamaras, pero era mas grande que un acorazado. Esperaba que al poder llegar encontrar un par de carpinteros y herreros que puedan trabajar mi bote. Además de notificar el resultado de la misión. Y buscar algo mas divertido.
Al acercarme a la costa podía ver gran movimiento, el día ya estaba entrado solo me restaba ir y buscar un espacio para mi barco, me recosté un poco y recordaba el tiempo que daba clases de buceo. Sin darme cuenta de la noción del tiempo sin mas ya tenía que hacer las maniobras para detener el barco. A veces pensaba que cargarme era un martirio para el barco. Cerca de 5 toneladas entre mi equipo y yo y además de toda la comida y cachivaches que tengo guardados.
Al estar anclado mi barco solo me tome el tiempo para asar a un rey marino ya que tenia bastante hambre. Coloque un ligero fuego y coloque en la pequeña cocina que tenia en mi barco a cocer todo, podía ver como salía el humo de los árboles que funcionaban de combustible. Mientras quedaba en su punto fui a el mercado a comprar algunas especias, digo después de todo, no tenia por que comer el rey marino como siempre. Asi que fui y compre una tienda de hierbas. Mi caminar era una preocupación latente todo el tiempo, aun que la mayoría de la gente solía apartarse de verme no dejaba de preocuparme y tenia que dar cada paso con cautela. No faltaba el desprevenido que vivía en otro mundo. Aparte entre tanto bullicio también me debe preocupar puestos y no hacer movimientos bruscos cerca de mercancías frágiles, la ultima vez solo por caminar termine rompiendo unos platos de un restaurante. Fue muy vergonzoso, estoy para ayudar y servir y mira que terminar rompiendo platos solo por pasar es malo.
Para cuando finalmente regrese a mi barco coloque las especias y me senté a comer disfrutaba de la compañía pero hoy no tenía ese placer aun. Admiraba con calma la vida acelerada y ajetreada de las personas como si el día de mañana el tiempo se terminara.
Me encontraba sola, y lo único que podía hacer es admirar el bello océano y mi barco, solía ser un poderoso acorazado pero su estado era deplorable, aunque no dejaba de ser un barco imponente. Al menos para cualquier humano. Son tan escuálidos solo traía un pequeño bote con 3 recamaras, pero era mas grande que un acorazado. Esperaba que al poder llegar encontrar un par de carpinteros y herreros que puedan trabajar mi bote. Además de notificar el resultado de la misión. Y buscar algo mas divertido.
Al acercarme a la costa podía ver gran movimiento, el día ya estaba entrado solo me restaba ir y buscar un espacio para mi barco, me recosté un poco y recordaba el tiempo que daba clases de buceo. Sin darme cuenta de la noción del tiempo sin mas ya tenía que hacer las maniobras para detener el barco. A veces pensaba que cargarme era un martirio para el barco. Cerca de 5 toneladas entre mi equipo y yo y además de toda la comida y cachivaches que tengo guardados.
Al estar anclado mi barco solo me tome el tiempo para asar a un rey marino ya que tenia bastante hambre. Coloque un ligero fuego y coloque en la pequeña cocina que tenia en mi barco a cocer todo, podía ver como salía el humo de los árboles que funcionaban de combustible. Mientras quedaba en su punto fui a el mercado a comprar algunas especias, digo después de todo, no tenia por que comer el rey marino como siempre. Asi que fui y compre una tienda de hierbas. Mi caminar era una preocupación latente todo el tiempo, aun que la mayoría de la gente solía apartarse de verme no dejaba de preocuparme y tenia que dar cada paso con cautela. No faltaba el desprevenido que vivía en otro mundo. Aparte entre tanto bullicio también me debe preocupar puestos y no hacer movimientos bruscos cerca de mercancías frágiles, la ultima vez solo por caminar termine rompiendo unos platos de un restaurante. Fue muy vergonzoso, estoy para ayudar y servir y mira que terminar rompiendo platos solo por pasar es malo.
Para cuando finalmente regrese a mi barco coloque las especias y me senté a comer disfrutaba de la compañía pero hoy no tenía ese placer aun. Admiraba con calma la vida acelerada y ajetreada de las personas como si el día de mañana el tiempo se terminara.
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Justo cuando estaba a punto de volver a la herrería notó unos ligeros temblores en sus pies, como si hubiera un terremoto, y una enorme sombra cubrió el Sol impidiendo que los rayos llegaran hasta él. Alzó la vista para ver de qué se trataba aquella repentina oscuridad y vio a una mujer que pasaba cerca suya, una mujer de raza gigante y cuya altura bien podría ser comparada con la de los edificios que rodeaban la herrería de Minato. La miró sorprendido pues, aunque no fuera la primera vez que veía un gigante, siempre era algo bastante sorprendente por el enorme tamaño que solían tener, así como las grandes armas que portaban capaces de destrozar edificios a su paso. Se quedó mirándola un poco mientras caminaba y la vio llegar hasta un enorme barco que sobresalía por encima de cualquier otro, eso sumado a la capa que indicaba su rango como capitán hacían que el interés del pelirrojo por ella aumentara enormemente.
Tras pensar un poco y teniendo en cuenta que la mañana estaba siendo bastante tranquila, Minato decidió seguir a aquella mujer por los muelles hasta su barco y, receloso de estar abordándolo sin permiso alguno, avanzó despacio y se apresuró a gritar en cuanto hubo llegado arriba, solo para advertir que iba a entrar y pedir permiso de esa forma. —¡Buenos días! ¡Permiso para abordar el barco!— gritó el marine mientras avanzaba lentamente hasta el lugar donde había visto a la mujer desplazarse. Una vez la vio se acercó hasta ella caminando despacio, allí todo era más grande pues era un barco hecho para poder transportar un gigante como ella. —Oh, lamento si la he interrumpido.— dijo Minato tras comprobar que estaba comiendo, o al menos a punto de hacerlo. Hizo una reverencia para disculparse como si se tratara de un novato, pero no era por aparentar sino porque él de verdad tenía esa forma de ser incluso con aquellos que eran inferiores en rango.
—Soy el comodoro Minato Kazuo, nunca la había visto por aquí y tengo la manía de presentarme a los marines de rango alto que veo para conocerlos personalmente... Es un honor conocerla, ¿puedo preguntar por su nombre?— preguntó Minato. No iba vestido con su túnica que lo representaba como comodoro, sus ropas eran las normales que siempre llevaba y que eran mucho más cómodas. Notó que estaba siendo un poco grosero con sus palabras pues la había interrumpido en su hora de comer, y no la conocía de nada por lo que no sabía cómo de bien o de mal iba a sentarle eso. De nuevo hizo una pequeña reverencia y añadió una disculpa, si aquella mujer no le quería allí se marcharía por donde había venido y ya la conocería más tarde. —Puedo volver en otro momento si ahora está ocupada, no quisiera molestarla.— concluyó.
Tras pensar un poco y teniendo en cuenta que la mañana estaba siendo bastante tranquila, Minato decidió seguir a aquella mujer por los muelles hasta su barco y, receloso de estar abordándolo sin permiso alguno, avanzó despacio y se apresuró a gritar en cuanto hubo llegado arriba, solo para advertir que iba a entrar y pedir permiso de esa forma. —¡Buenos días! ¡Permiso para abordar el barco!— gritó el marine mientras avanzaba lentamente hasta el lugar donde había visto a la mujer desplazarse. Una vez la vio se acercó hasta ella caminando despacio, allí todo era más grande pues era un barco hecho para poder transportar un gigante como ella. —Oh, lamento si la he interrumpido.— dijo Minato tras comprobar que estaba comiendo, o al menos a punto de hacerlo. Hizo una reverencia para disculparse como si se tratara de un novato, pero no era por aparentar sino porque él de verdad tenía esa forma de ser incluso con aquellos que eran inferiores en rango.
—Soy el comodoro Minato Kazuo, nunca la había visto por aquí y tengo la manía de presentarme a los marines de rango alto que veo para conocerlos personalmente... Es un honor conocerla, ¿puedo preguntar por su nombre?— preguntó Minato. No iba vestido con su túnica que lo representaba como comodoro, sus ropas eran las normales que siempre llevaba y que eran mucho más cómodas. Notó que estaba siendo un poco grosero con sus palabras pues la había interrumpido en su hora de comer, y no la conocía de nada por lo que no sabía cómo de bien o de mal iba a sentarle eso. De nuevo hizo una pequeña reverencia y añadió una disculpa, si aquella mujer no le quería allí se marcharía por donde había venido y ya la conocería más tarde. —Puedo volver en otro momento si ahora está ocupada, no quisiera molestarla.— concluyó.
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Estaba terminando de acomodar todo en el plato, cuando alguien subió escuche sin más un buenos días, antes de decir nada, me acerque a tapar el fuego ya que el sonido de los arboles quemándose era algo alto, para conversaciones con humanos. Regrese y me le acerque un poco. Sin mas el inicio un dialogo de presentación.
-Perdón señor. - No note su cargo por su ropa, estaba bien cuadrada. el barco se meneo un poco por mi abrupto movimiento. Mi nombre es Arabel Skybell Señor, el honor señor es todo mío. Era muy educado, y me indico que relajara después de eso. Luego de cuadrarme el ruido de fondo se quedo apaciguado un poco. Mi movimiento repentino y mi voz recia de saludo asusto a la gente del muelle entorno.
Escuche con gran claridad su voz diciéndome que si me molestaba, pero jamás quería hacer eso no a un comodoro. O cualquier cosa superior a mi. – Para nada señor Minato, estoy para servirle a cualquier hora en cualquier momento. No hay momento inoportuno. La justicia no descansa. Asi que mis deberes tampoco lo hacen. – Replico con una voz mas suave y gentil una voz mas sutil como si susurrara o se contuviera ya que noto los nervios de los marines y ciudadanos de entorno.
-Señor disculpe si no le salude antes debido a mi incapacidad de denotar su rango.- Aun que de echo arabell no podía saber si decía la verdad o no, pero no tenia reproche por ser sumisa a otros, si se burlaban de ella podía olvidarlo, y si era cierto no quedaba de mas el formalismo y dar crédito a su palabra. Aun que después de todo las probabilidades de que fuera cierto eran altas, estando en una sede de tal importancia para la marina.
El sonido del bullicio comenzaba a volver y se normalizaba el ambiente. – Disculpe mis modales gusta un poco de calamar? Es que apenas e regresado de estar en impel down y no me di el tiempo de preparar comida, con antelación. Pero debo ir a informar que concluí mi guarda con éxito para futuras asignaciones. –
El muelle se veía muy animado, de vez en cuando algunos marines se detenían para admirar la belleza de la gigante y su tamaño y su barco todo en ella era de asombro. No muy seguido tenían visitan de tal envergadura, ya que entre los gigantes era alta. Aquel lugar estaba repleto del aroma del calamar, y como no podía ser si no, el humo y todo lo que conllevo cocinarlo, lleno el muelle ya que su fuego era del tamaño de una casa. Y su comida no era para menos.
Arabel se veía muy animada, tenía el cuerpo tonificado, y no se denotaban en su piel heridas o cicatrices. Se le veía muy sonriente y alegre. Y como no serlo no se tiene nada que ocultar cuando se es honesta con uno y con los demás. Solo es cuestión de esperar para que algo interesante sucediera.
-Perdón señor. - No note su cargo por su ropa, estaba bien cuadrada. el barco se meneo un poco por mi abrupto movimiento. Mi nombre es Arabel Skybell Señor, el honor señor es todo mío. Era muy educado, y me indico que relajara después de eso. Luego de cuadrarme el ruido de fondo se quedo apaciguado un poco. Mi movimiento repentino y mi voz recia de saludo asusto a la gente del muelle entorno.
Escuche con gran claridad su voz diciéndome que si me molestaba, pero jamás quería hacer eso no a un comodoro. O cualquier cosa superior a mi. – Para nada señor Minato, estoy para servirle a cualquier hora en cualquier momento. No hay momento inoportuno. La justicia no descansa. Asi que mis deberes tampoco lo hacen. – Replico con una voz mas suave y gentil una voz mas sutil como si susurrara o se contuviera ya que noto los nervios de los marines y ciudadanos de entorno.
-Señor disculpe si no le salude antes debido a mi incapacidad de denotar su rango.- Aun que de echo arabell no podía saber si decía la verdad o no, pero no tenia reproche por ser sumisa a otros, si se burlaban de ella podía olvidarlo, y si era cierto no quedaba de mas el formalismo y dar crédito a su palabra. Aun que después de todo las probabilidades de que fuera cierto eran altas, estando en una sede de tal importancia para la marina.
El sonido del bullicio comenzaba a volver y se normalizaba el ambiente. – Disculpe mis modales gusta un poco de calamar? Es que apenas e regresado de estar en impel down y no me di el tiempo de preparar comida, con antelación. Pero debo ir a informar que concluí mi guarda con éxito para futuras asignaciones. –
El muelle se veía muy animado, de vez en cuando algunos marines se detenían para admirar la belleza de la gigante y su tamaño y su barco todo en ella era de asombro. No muy seguido tenían visitan de tal envergadura, ya que entre los gigantes era alta. Aquel lugar estaba repleto del aroma del calamar, y como no podía ser si no, el humo y todo lo que conllevo cocinarlo, lleno el muelle ya que su fuego era del tamaño de una casa. Y su comida no era para menos.
Arabel se veía muy animada, tenía el cuerpo tonificado, y no se denotaban en su piel heridas o cicatrices. Se le veía muy sonriente y alegre. Y como no serlo no se tiene nada que ocultar cuando se es honesta con uno y con los demás. Solo es cuestión de esperar para que algo interesante sucediera.
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Minato negó con la cabeza y extendió las manos en señal de disculpa, aunque apreciaba la subordinación o mejor dicho el respeto hacia los superiores, no le gustaba ser tratado como un gran jefe o un dictador o algo por el estilo. Si algún día Minato llegaba a ser Almirante de Flota, cosa que no solo ni le iba ni le venía sino que dudaba enormemente, no dejaría que nadie lo tratara como un ente superior sino que sería tratado con respeto pero confianza. —¡No, no! ¡Por favor no hace falta que seas tan formal, no soy de los que gustan ese tipo de subordinación...!— dijo Minato a la mujer que todavía no le había dicho su nombre. —Veo que aprecias la justicia, y eso es algo que realmente me gusta. ¡No habrá paz para los malvados!— pronunció con ánimo mientras se acercaba al lugar donde la mujer estaba comiendo, algo que para ella era un pescaillo pero desde su perspectiva se veía como un Rey Marino.
El pelirrojo se quedó al lado de la carne y observó su color, parecía en buen estado e incluso comestible por lo que tras mirar a su anfitriona con cara de "¿Seguro que no le importa?" aceptó su propuesta y dio un paso atrás mientras desenfundaba sus Ninjatos. Dos rápidas estocadas y un buen trozo para un humano salió disparado en el aire, en el cual fue atravesado por la Ninjato de la mano derecha mientras guardaba la de la mano izquierda. —¡Buen provecho!— dijo de buen humor mientras se la llevaba a la boca todavía trinchada en su Ninjato y le daba un mordisco. Lejos de lo que pudiera parecer por su tamaño, la carne de Rey Marino estaba bastante buena. Se aseguró de masticar y tragar todo bien de aquel bocado para volver a dirigirse a la mujer. —Vaya, está bastante bueno, muchas gracias.— pronunció el comodoro mientras se aseguraba que el trozo restante de carne estuviera bien fijado. —Si me permite...— dijo simplemente, y acto seguido comenzó a correr hasta el mástil de aquel barco.
Dio unos cuantos pasos por la superficie vertical y después saltó hasta agarrarse de un cabo suelto e impulsarse sobre uno de los palos que sujetaban las velas, colocándose en uno que llegaba hasta la altura aproximada de su rostro sentada pues no era el más grande. —¿Dices que fuiste guarda en Impel Down? Vaya, eso suena bastante bien. Cuéntame, ¿te encargabas de la vigilancia de la puerta principal o algo así?— le preguntó el comodoro que, una vez sentado en aquel mástil, le dio un nuevo bocado a aquel pedazo de la bestia marina que llevaba sujeta en la ninjato y la masticaba observándola atentamente. Tras terminar de mascar y dándole tiempo así para contar su historia, incluyó algunas palabras para darle seguridad a la mujer, pues no portaba sus ropajes que lo identificaban como un verdadero miembro de la marina.
—Debió de ser interesante, la verdad es que yo últimamente solo he estado haciendo armas y armaduras en mi herrería... No ha pasado nada serio desde lo de Loguetown...— dijo el pelirrojo refiriéndose a la ejecución de Katrina, una Yonkou, y la muerte del almirante de flota junto a la de dos almirantes. —Y por cierto, no hace falta que me trates de señor... la gente me llama Minato, pero eres libre de llamarme como quieras.— concluyó con una gran sonrisa y los ojos cerrados, pese a que estos últimos no podrían ser vistos debido al casco que tapaba la mitad de su rostro.
El pelirrojo se quedó al lado de la carne y observó su color, parecía en buen estado e incluso comestible por lo que tras mirar a su anfitriona con cara de "¿Seguro que no le importa?" aceptó su propuesta y dio un paso atrás mientras desenfundaba sus Ninjatos. Dos rápidas estocadas y un buen trozo para un humano salió disparado en el aire, en el cual fue atravesado por la Ninjato de la mano derecha mientras guardaba la de la mano izquierda. —¡Buen provecho!— dijo de buen humor mientras se la llevaba a la boca todavía trinchada en su Ninjato y le daba un mordisco. Lejos de lo que pudiera parecer por su tamaño, la carne de Rey Marino estaba bastante buena. Se aseguró de masticar y tragar todo bien de aquel bocado para volver a dirigirse a la mujer. —Vaya, está bastante bueno, muchas gracias.— pronunció el comodoro mientras se aseguraba que el trozo restante de carne estuviera bien fijado. —Si me permite...— dijo simplemente, y acto seguido comenzó a correr hasta el mástil de aquel barco.
Dio unos cuantos pasos por la superficie vertical y después saltó hasta agarrarse de un cabo suelto e impulsarse sobre uno de los palos que sujetaban las velas, colocándose en uno que llegaba hasta la altura aproximada de su rostro sentada pues no era el más grande. —¿Dices que fuiste guarda en Impel Down? Vaya, eso suena bastante bien. Cuéntame, ¿te encargabas de la vigilancia de la puerta principal o algo así?— le preguntó el comodoro que, una vez sentado en aquel mástil, le dio un nuevo bocado a aquel pedazo de la bestia marina que llevaba sujeta en la ninjato y la masticaba observándola atentamente. Tras terminar de mascar y dándole tiempo así para contar su historia, incluyó algunas palabras para darle seguridad a la mujer, pues no portaba sus ropajes que lo identificaban como un verdadero miembro de la marina.
—Debió de ser interesante, la verdad es que yo últimamente solo he estado haciendo armas y armaduras en mi herrería... No ha pasado nada serio desde lo de Loguetown...— dijo el pelirrojo refiriéndose a la ejecución de Katrina, una Yonkou, y la muerte del almirante de flota junto a la de dos almirantes. —Y por cierto, no hace falta que me trates de señor... la gente me llama Minato, pero eres libre de llamarme como quieras.— concluyó con una gran sonrisa y los ojos cerrados, pese a que estos últimos no podrían ser vistos debido al casco que tapaba la mitad de su rostro.
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Veía como se sentía cómodo en mi barco pero yo sentía algo de vergüenza era un barco muy desorganizado, no había tenido tiempo de atenderlo como era debido por estar en las puertas de impel down, apenas ahorita tenia algo de tiempo para arreglarlo y darle esa harmonía que merecía. Podía ver a Minato disfrutar de mi calamar, y daba gracias de ir a comprar especias, todas esas hierbas servían para ocultar el sabor. No era excepcional cocinando pero siempre era bueno tener algo a la mano.
Me pregunto sore mi misión, no tenia problemas con contarle debido a que era un cargo mayor. Pero a veces no estaba del todo segura de si era lo mas correcto. Sin embargo mis ordenes eran claras repórtales a tus superiores. El indudablemente lo era.
-Bueno mientras estuve en la entrada de impel down. Realmente fue algo aburrido. No pasa mucho que digamos. De vez en cuando algún prisionero entraba con muchas energías. Y le daba unas palmaditas con suavidad animándolo a que recapacitara. Lo que si note es que muchos de ellos tenían el espíritu quebrado. Lo único que deseaban era vivir con tranquilidad. Muchos otros diría yo que ese infierno los fortalecía y desean escapar. En una ocasión uno quiso salir solo me senté frente a la entrada y realice mi Tekkai. El pobre se deprimió después de intentar golpear mi ojo. Fue muy simple, en ocasiones me gustaría reformar un poco la prisión y saber por que son tan indulgentes ustedes. Todo ser merece una segunda oportunidad. Creo fielmente que elbaf nos dejo vivir por eso. Pero una tercera no debería ser tolerada. Deberían ser ejecutados, solo y por el mero echo de no tener honor. Aun que indudablemente lo único que puedo hacer es seguir sus ordenes por absurdas que sean.
Como cuando el jefe de guardias me ordeno aplastar a un prisionero, fue desagradable era un usuario según eso y que realizo quien sabe que, no me interesaba indagar mas en una pobre vida que no conocía y me vi en la necesidad de apagar. Pero el orden prevaleció, eso si mi señor comodoro Minato. El orden de la prisión fue indudable.
No hubo muchos problemas. Y en general mi estadía fue meramente aburrida. Conocí a muchos prisioneros y dialogaba con ellos. Conocer su historia su vida, y verla como terminaría, no son mas que meros reflejos de una vida sin honor. Aun que muchos de ellos estaban arrepentidos, muchos de ellos habrían podido aportar algo a la sociedad, la mayoría de los seres que son como ustedes necesitan tocar la obscuridad para ver la luz. No logro entender por que necesitan hacer esa clase de cosas… -
Termine de darles algunos mordiscos rápidos, y después mire a mi comodoro.
-Disculpe mi Comodoro Minato. Menciono que es un herrero, podría ayudarme con las reparaciones del barco, hay algunas secciones reforzadas en acero por los intrincados movimientos que me veo en necesidad de realizar en mi barco. Podría verificar meramente si necesitan reparación o ajustes. Mi barco duro unos años sin que se moviera y me preocupa si podría soportar la tensión de un combate. -
Me pregunto sore mi misión, no tenia problemas con contarle debido a que era un cargo mayor. Pero a veces no estaba del todo segura de si era lo mas correcto. Sin embargo mis ordenes eran claras repórtales a tus superiores. El indudablemente lo era.
-Bueno mientras estuve en la entrada de impel down. Realmente fue algo aburrido. No pasa mucho que digamos. De vez en cuando algún prisionero entraba con muchas energías. Y le daba unas palmaditas con suavidad animándolo a que recapacitara. Lo que si note es que muchos de ellos tenían el espíritu quebrado. Lo único que deseaban era vivir con tranquilidad. Muchos otros diría yo que ese infierno los fortalecía y desean escapar. En una ocasión uno quiso salir solo me senté frente a la entrada y realice mi Tekkai. El pobre se deprimió después de intentar golpear mi ojo. Fue muy simple, en ocasiones me gustaría reformar un poco la prisión y saber por que son tan indulgentes ustedes. Todo ser merece una segunda oportunidad. Creo fielmente que elbaf nos dejo vivir por eso. Pero una tercera no debería ser tolerada. Deberían ser ejecutados, solo y por el mero echo de no tener honor. Aun que indudablemente lo único que puedo hacer es seguir sus ordenes por absurdas que sean.
Como cuando el jefe de guardias me ordeno aplastar a un prisionero, fue desagradable era un usuario según eso y que realizo quien sabe que, no me interesaba indagar mas en una pobre vida que no conocía y me vi en la necesidad de apagar. Pero el orden prevaleció, eso si mi señor comodoro Minato. El orden de la prisión fue indudable.
No hubo muchos problemas. Y en general mi estadía fue meramente aburrida. Conocí a muchos prisioneros y dialogaba con ellos. Conocer su historia su vida, y verla como terminaría, no son mas que meros reflejos de una vida sin honor. Aun que muchos de ellos estaban arrepentidos, muchos de ellos habrían podido aportar algo a la sociedad, la mayoría de los seres que son como ustedes necesitan tocar la obscuridad para ver la luz. No logro entender por que necesitan hacer esa clase de cosas… -
Termine de darles algunos mordiscos rápidos, y después mire a mi comodoro.
-Disculpe mi Comodoro Minato. Menciono que es un herrero, podría ayudarme con las reparaciones del barco, hay algunas secciones reforzadas en acero por los intrincados movimientos que me veo en necesidad de realizar en mi barco. Podría verificar meramente si necesitan reparación o ajustes. Mi barco duro unos años sin que se moviera y me preocupa si podría soportar la tensión de un combate. -
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Escuchó atentamente lo que aquella gran mujer le decía, al principio sin sacar nada excesivamente importante pero pronto sus palabras acapararon toda su atención. Aquella mujer no solo estaba dando un informe, sino también su propia visión de todo lo que pasaba en Impel Down, una visión de la justicia y el hecho de que no estaba totalmente de acuerdo con algunas de las cosas. Era una crítica acerca del sistema pero desde un lado que en ningún momento se estaba poniendo en contra de la marina, sino que la defendía a pesar de no tener lógica según ella. Boquiabierto la escuchaba, las anécdotas de sus días como guardia eran interesantes también, pero era el trasfondo de las mismas lo que hacía que aquella conversación le hubiera provocado tanta sorpresa. Tragó saliva tras escuchar su petición de inspeccionar el barco, a lo que asintió lentamente antes de agitar la cabeza y ponerse de pie en aquel mástil.
—¡Claro, claro, perdona! Me quedé un poco sorprendido por tus palabras, es una reflexión interesante...— le dijo Minato el cual terminó de comerse el trozo de Bestia marina rápidamente. —Llévame a las zonas dañadas, por favor, aunque te advierto que soy un herrero armero y no soldador por lo que aunque pudiera reconocerlo yo no podría arreglar tu barco.— le advirtió. La petición era para que lo acompañara hasta las zonas dañadas y una vez ahí él mismo observaría los defectos. Y mientras caminaran se aseguraría de seguir la conversación que estaban teniendo, seguirla pues le interesaba mucho aquel puntos de vista. Y para ello, decidió negárselo en un principio y darle motivos para creer en la justicia que el Gobierno realizaba.
—Comprendo que muchos prisioneros puedan estar arrepentidos por lo que hicieron, comprendo que merecerían una segunda oportunidad pero... ¿Qué ocurriría si los liberamos y comienzan a incumplir la ley de nuevo? No podemos saber cuáles están verdaderamente arrepentidos y solo quieren ayudar, y es por eso que los tenemos que tener encerrados, para evitar que hagan daño a nadie más. Además, si están en prisión es porque han sido juzgados y condenados a ello, ¿no crees? Se les pone una recompensa por su cabeza en base a la cantidad de delitos que tengan, y pasan un tiempo en esa prisión para cubrir los delitos que hicieron... ¿No crees? Y a los que deben permanecer ahí toda la vida... Que según creo son la mayoría... Imagino que se lo han merecido, pero no podemos controlar quién es "bueno" y quién es "malo".— se explicó el comodoro pensativo, en verdad lo que Arabell decía tenía sentido pero diciendo aquellas palabras tan firmes a una idea no solo daría una impresión firme de él sino que le permitiría seguir viendo la opinión de la gigante. —Deberían haber cumplido la ley y habrían evitado entrar en Impel Down, ¿no lo crees así?— le dijo sin poner un tono serio en ningún momento.
Estaba muy interesado, quizás hubiera encontrado un "pensamiento" similar en la marina. Ella en ningún momento se había puesto en contra de la marina o del Gobierno, y a pesar de que en su cabeza había ideas ligeramente distintas a las de Minato era la primera vez -sin contar a la tripulación de Hero´s Force, que creía poseían el mismo pensamiento que él- que encontraba a un marine de rango alto tan entregado a su trabajo. Lion D. Karl... Sospechaba de él cosas que no podía mencionar en voz alta, cosas que haría temblar los pilares de toda la marina... Y por otro lado estaba Krauser, su estilo era demasiado sanguinario y mortal para tener un pensamiento similar al del pelirrojo. ¿Acaso tendría algo que ver con el color de la cabellera? No, no lo creo.
—¡Claro, claro, perdona! Me quedé un poco sorprendido por tus palabras, es una reflexión interesante...— le dijo Minato el cual terminó de comerse el trozo de Bestia marina rápidamente. —Llévame a las zonas dañadas, por favor, aunque te advierto que soy un herrero armero y no soldador por lo que aunque pudiera reconocerlo yo no podría arreglar tu barco.— le advirtió. La petición era para que lo acompañara hasta las zonas dañadas y una vez ahí él mismo observaría los defectos. Y mientras caminaran se aseguraría de seguir la conversación que estaban teniendo, seguirla pues le interesaba mucho aquel puntos de vista. Y para ello, decidió negárselo en un principio y darle motivos para creer en la justicia que el Gobierno realizaba.
—Comprendo que muchos prisioneros puedan estar arrepentidos por lo que hicieron, comprendo que merecerían una segunda oportunidad pero... ¿Qué ocurriría si los liberamos y comienzan a incumplir la ley de nuevo? No podemos saber cuáles están verdaderamente arrepentidos y solo quieren ayudar, y es por eso que los tenemos que tener encerrados, para evitar que hagan daño a nadie más. Además, si están en prisión es porque han sido juzgados y condenados a ello, ¿no crees? Se les pone una recompensa por su cabeza en base a la cantidad de delitos que tengan, y pasan un tiempo en esa prisión para cubrir los delitos que hicieron... ¿No crees? Y a los que deben permanecer ahí toda la vida... Que según creo son la mayoría... Imagino que se lo han merecido, pero no podemos controlar quién es "bueno" y quién es "malo".— se explicó el comodoro pensativo, en verdad lo que Arabell decía tenía sentido pero diciendo aquellas palabras tan firmes a una idea no solo daría una impresión firme de él sino que le permitiría seguir viendo la opinión de la gigante. —Deberían haber cumplido la ley y habrían evitado entrar en Impel Down, ¿no lo crees así?— le dijo sin poner un tono serio en ningún momento.
Estaba muy interesado, quizás hubiera encontrado un "pensamiento" similar en la marina. Ella en ningún momento se había puesto en contra de la marina o del Gobierno, y a pesar de que en su cabeza había ideas ligeramente distintas a las de Minato era la primera vez -sin contar a la tripulación de Hero´s Force, que creía poseían el mismo pensamiento que él- que encontraba a un marine de rango alto tan entregado a su trabajo. Lion D. Karl... Sospechaba de él cosas que no podía mencionar en voz alta, cosas que haría temblar los pilares de toda la marina... Y por otro lado estaba Krauser, su estilo era demasiado sanguinario y mortal para tener un pensamiento similar al del pelirrojo. ¿Acaso tendría algo que ver con el color de la cabellera? No, no lo creo.
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Mire como mi comodoro estaba atento a mi, me preocupaba que redujera mi voz demasiado. Ya que dejo casi hasta de respirar me preocupe un poco, pero se reincorporo pronto. Y respondió con amabilidad, no esperaba sorprenderle, no pude contener mi sonrisa que pensara que es interesante lo que mencione. Me advirtió sobre sus habilidades pero creo que serian mejores que las mías sobre el metal así que lo escolte muy lentamente por el barco para examinar, me agachaba y señalaba con mi dedo los puntos que consideraba mas vulnerables y le di un recorrido por todo el barco las 3 habitaciones, mi dormitorio, la cocina que básicamente era mi horno con una mesita. Para esos días lluviosos. Finalmente le mostré el almacén que no era mas que un gran cuarto con redes normales, redes de metal.
Tras inspeccionar el barco con calma, y no estoy segura si estaba sumergido en la tarea que le encomendé o en pensamientos, una vez dentro del almacén inicio a hablar.
Comentándome una perspectiva poco acertada del entendimiento general de su especie. Pero me maravillaba la sed de saber como arreglarlo, hablaba de un ser honorable. Ya que podría dar la tangente y no interesarle las cosas, las arreglarían como todos sin pensar, sin analizar sin llegar al fondo. Pero el no, el quería saber, el conocimiento es caro y mientras que a mi me sobra vida para pensar y sentarme a disfrutar de las cosas, ellos mueren cada segundo, así que creo que cualquier empujoncito es como un salvavidas a lograr que disfruten su vida. Escuche atentamente cada palabra no me hiso falta reflexionar sabia que debía contestar. Y cuando al fin escuche lo que tenia que decirme sin dudar ya estando dentro de mi barco, le respondí.
-Las cosas son ams simples de lo que imagina mi comodoro Minato. Usted me a preguntado con toda claridad ¿Qué ocurriría si los liberamos y comienzan a incumplir la ley de nuevo? Bueno pues yo le puedo responder con la misma claridad. Hago hincapié en mis pasadas palabras, soy creyente de dar segundas oportunidades. Nunca dije una tercera. No los encerraría, todo ser que salga con derecho a vivir tranquilamente si lo incumple por pequeño que sea, desde robar una manzana hasta volver a matar a alguien. Su pena es la muerte inmediata si el juez le vuelve a considerar culpable. Tiene razón no puedo saber si dicen la verdad o no, así como usted, no puedo saber realmente si me a dicho la verdad desde que nos conocimos o no. No le conozco, no estoy segura realmente si ostenta el cargo que mensiona, no estoy segura de ser cierto lo anterior, que su encuentro es amistoso o no. Lo único que se es que es usted lo que me muestra siendo usted. Yo confio en que eso sea cierto, ya que si me pierdo en el pensamiento de no confiar no llegaría a hacer relamente nada bueno.
Es parte fundamental para que algo sea beuno creer que lo es. Que justicia desea impartir, si el corazón no puede sentir o ver la bondad, si no puede diferenciar entre alguien malo o bueno. Lo mejor es creer que todos son buenos, yo no conozco a nadie, a mi no me cosnta que alguien alla echo algo malo. Yo lo juzgo con mis propios ojos. Yo misma decido si es malo o no, y es fácil decidir, todos son buenos todos dicen la verdad. Solo falta que cada uno de ustedes demuestre si tiene honor o no. Es decir hasta que ustedes mismos se demientan. Y como cualquier ser puede equivocarse. Elbaf es glorioso y nos deja redimirnos, siempre perderemos algo en el proceso, pero podemos superarlo.
Esa es la segunda oportunidad que todos merecen. Estoy en una organización ciega, y no puedo ayudar al ciego, si no llego a la cabeza para mostrarle como ver. Solo hay una forma de poder tener la confianza de alguien es si la organización es ciega cumpliendo órdenes desde tomar una vida hasta cuidar una puerta. Se hara.
Usted mismo me menciona que la prisión ya fueron condenados, claramente muchos otros no tuvieron el lujo de ir con un juez benévolo si no con el mismo elbaf, que les arrebato la vida, él sabe por qué no merecían la segunda oportunidad. Pero aquellos que siguen con vida, la merecen, de no ser asi, por que cuidar de prisioneros. Por que tener que gastar alimento en gente malvada, tener que invertir soldados en cuidar a gente que no merece vivir. Seria mejor ejecutarlos directamente. Si la prisión existe es porque es un castigo, alguien cuando castiga busca redención. Limpiar sus culpas.
Me dijo que como se restaurarían esos ciudadanos, los castigos van por niveles, incluso impel down funciona as, debería hacerse una isla gemela, con una libertad condicional. En la que si pueden coexistir entre la gente de fuera que quiera vivir en esa zona, y otros prisioneros. Pueden ser prisioneros de otras islas por cargos menores pero no tan severos, los mismo prisioneros que quieren reinstalarse en la sociedad.
Hay que tener en cuenta que si se tiene la libertad ellos mismo reincidirán si en verdad son malos, por que creen que son libres. Se pueden establecer zonas de libertad, con ambientes controlados de estrés psicológico que lo que buscan es hacer que reincidan. Incluso después de todo, esto estoy segura que algún 1% saldrá y será malo, y se le tendrá que dar caza, pero ese otro 99% muchos tienen familia hogares, y solo desean ayudar a otros, enseñarles a no ser crueles. No ser bandidos, no ser piratas.
Eso des agobiara mucho trabajo de la misma marina. No somos nadie para tomar sediciones de que es bueno o malo, son entes muy abstractos, sin embargo podemos decir que es justo para que la sociedad viva con tranquilidad. Y esas decisiones son en pro de la misma.
La ley como me menciona usted o yo misma la ha quebrantado de alguna u otra forma a perdonado a alguien, a dejado de leer un papel, a pasado por alto a un niño muerto de hambre que robo algo. De otra manera solo es un ciego mas y si usted mismo no puede ver, yo veré por ustedes. –
Permanecí en silencio y tome un barril de manzanas, tome lo mejor que pude una con un palillo y se la acerque. El resto lo empine como si se tratara de agua, y las mastique para sacar el poco jugo que podía ofrecer. Se podia escuchar el oleaje golpeteando contra el bote, y la muchedumbre de fondo , por la puerta abierta del almacen entraba una sutil briza, el tiempo habia trascurrido y el sol estaba mas cerca del punto mas alto. Algunas gabiotas se escuchaban su sonido. Arabel acerco un diminuto banco para ella, aun que muy grande para cualquier persona comun. Tomo asiento y se inclino y puso sus brazos sobre la mesa y se quedo mirando espectante al Comodor.
Tras inspeccionar el barco con calma, y no estoy segura si estaba sumergido en la tarea que le encomendé o en pensamientos, una vez dentro del almacén inicio a hablar.
Comentándome una perspectiva poco acertada del entendimiento general de su especie. Pero me maravillaba la sed de saber como arreglarlo, hablaba de un ser honorable. Ya que podría dar la tangente y no interesarle las cosas, las arreglarían como todos sin pensar, sin analizar sin llegar al fondo. Pero el no, el quería saber, el conocimiento es caro y mientras que a mi me sobra vida para pensar y sentarme a disfrutar de las cosas, ellos mueren cada segundo, así que creo que cualquier empujoncito es como un salvavidas a lograr que disfruten su vida. Escuche atentamente cada palabra no me hiso falta reflexionar sabia que debía contestar. Y cuando al fin escuche lo que tenia que decirme sin dudar ya estando dentro de mi barco, le respondí.
-Las cosas son ams simples de lo que imagina mi comodoro Minato. Usted me a preguntado con toda claridad ¿Qué ocurriría si los liberamos y comienzan a incumplir la ley de nuevo? Bueno pues yo le puedo responder con la misma claridad. Hago hincapié en mis pasadas palabras, soy creyente de dar segundas oportunidades. Nunca dije una tercera. No los encerraría, todo ser que salga con derecho a vivir tranquilamente si lo incumple por pequeño que sea, desde robar una manzana hasta volver a matar a alguien. Su pena es la muerte inmediata si el juez le vuelve a considerar culpable. Tiene razón no puedo saber si dicen la verdad o no, así como usted, no puedo saber realmente si me a dicho la verdad desde que nos conocimos o no. No le conozco, no estoy segura realmente si ostenta el cargo que mensiona, no estoy segura de ser cierto lo anterior, que su encuentro es amistoso o no. Lo único que se es que es usted lo que me muestra siendo usted. Yo confio en que eso sea cierto, ya que si me pierdo en el pensamiento de no confiar no llegaría a hacer relamente nada bueno.
Es parte fundamental para que algo sea beuno creer que lo es. Que justicia desea impartir, si el corazón no puede sentir o ver la bondad, si no puede diferenciar entre alguien malo o bueno. Lo mejor es creer que todos son buenos, yo no conozco a nadie, a mi no me cosnta que alguien alla echo algo malo. Yo lo juzgo con mis propios ojos. Yo misma decido si es malo o no, y es fácil decidir, todos son buenos todos dicen la verdad. Solo falta que cada uno de ustedes demuestre si tiene honor o no. Es decir hasta que ustedes mismos se demientan. Y como cualquier ser puede equivocarse. Elbaf es glorioso y nos deja redimirnos, siempre perderemos algo en el proceso, pero podemos superarlo.
Esa es la segunda oportunidad que todos merecen. Estoy en una organización ciega, y no puedo ayudar al ciego, si no llego a la cabeza para mostrarle como ver. Solo hay una forma de poder tener la confianza de alguien es si la organización es ciega cumpliendo órdenes desde tomar una vida hasta cuidar una puerta. Se hara.
Usted mismo me menciona que la prisión ya fueron condenados, claramente muchos otros no tuvieron el lujo de ir con un juez benévolo si no con el mismo elbaf, que les arrebato la vida, él sabe por qué no merecían la segunda oportunidad. Pero aquellos que siguen con vida, la merecen, de no ser asi, por que cuidar de prisioneros. Por que tener que gastar alimento en gente malvada, tener que invertir soldados en cuidar a gente que no merece vivir. Seria mejor ejecutarlos directamente. Si la prisión existe es porque es un castigo, alguien cuando castiga busca redención. Limpiar sus culpas.
Me dijo que como se restaurarían esos ciudadanos, los castigos van por niveles, incluso impel down funciona as, debería hacerse una isla gemela, con una libertad condicional. En la que si pueden coexistir entre la gente de fuera que quiera vivir en esa zona, y otros prisioneros. Pueden ser prisioneros de otras islas por cargos menores pero no tan severos, los mismo prisioneros que quieren reinstalarse en la sociedad.
Hay que tener en cuenta que si se tiene la libertad ellos mismo reincidirán si en verdad son malos, por que creen que son libres. Se pueden establecer zonas de libertad, con ambientes controlados de estrés psicológico que lo que buscan es hacer que reincidan. Incluso después de todo, esto estoy segura que algún 1% saldrá y será malo, y se le tendrá que dar caza, pero ese otro 99% muchos tienen familia hogares, y solo desean ayudar a otros, enseñarles a no ser crueles. No ser bandidos, no ser piratas.
Eso des agobiara mucho trabajo de la misma marina. No somos nadie para tomar sediciones de que es bueno o malo, son entes muy abstractos, sin embargo podemos decir que es justo para que la sociedad viva con tranquilidad. Y esas decisiones son en pro de la misma.
La ley como me menciona usted o yo misma la ha quebrantado de alguna u otra forma a perdonado a alguien, a dejado de leer un papel, a pasado por alto a un niño muerto de hambre que robo algo. De otra manera solo es un ciego mas y si usted mismo no puede ver, yo veré por ustedes. –
Permanecí en silencio y tome un barril de manzanas, tome lo mejor que pude una con un palillo y se la acerque. El resto lo empine como si se tratara de agua, y las mastique para sacar el poco jugo que podía ofrecer. Se podia escuchar el oleaje golpeteando contra el bote, y la muchedumbre de fondo , por la puerta abierta del almacen entraba una sutil briza, el tiempo habia trascurrido y el sol estaba mas cerca del punto mas alto. Algunas gabiotas se escuchaban su sonido. Arabel acerco un diminuto banco para ella, aun que muy grande para cualquier persona comun. Tomo asiento y se inclino y puso sus brazos sobre la mesa y se quedo mirando espectante al Comodor.
Minato Kazuo
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Fue acompañando a la gigante a una distancia prudencial para evitar que tuviera problemas al caminar, adentrándose en un enorme lugar que podría ser considerado un edificio para alguien del tamaño de Minato aunque en realidad era un tamaño bastante normal para un gigante, nada del otro mundo. Observaba la gran cantidad de madera y otros recursos que habían tenido que ser utilizados para construir aquella embarcación, los carpinteros que la hubieran construido debían ser o gigantes o muy diestros en su arte. Por otro lado fue observando la zona en todas las habitaciones por las que pasaba, observando las paredes y dándose cuenta de un patrón que coincidía en una ligera parte con el resto de habitaciones. —Bueno, no soy un experto trabajando la madera pero sí puedo decir que probablemente el barco no se movió mucho ni cambió de posición mientras eras vigilante... La humedad le vino siempre desde el mismo lado, deteriorando algunos tablones todos en el babor del barco. Eso ha provocado que varias de las vigas de metal que sirven como juntas y como la estructura básica se hayan soltado, por lo que la única solución es sustituir la parte de la madera deteriorada y asegurarse de que las vigas se quedan en su sitio.— le dijo Minato que, pese a no ser carpintero, también tenía un barco y sabía dónde había que mirar aquellas cosas.
—Por otro lado... Quizás debería comprobar las velas, imagino que estuvieron plegadas todo el tiempo pero la humedad puede haberlas atacado también haciéndolas más débiles y que se puedan rasgar si hay alguna tormenta.— finalizó su "informe" del estado y comenzó a escuchar todo lo que tenía que decir, la respuesta al tema de la Justicia que el Gobierno profesaba hacia los delincuentes. Un discurso que sin duda tenía su parte de razón, pero que por la parte de Minato se veía como algo muy lejos de su tipo de creencias, aunque no tan lejos como la del resto de marines que había conocido. A él también le gustaría dar doble oportunidad a la gente si con ello pudiera hacer que sus corazones se volvieran bondadosos, pero no iba a poner en peligro la vida de los demás arriesgándose a dejar a criminales sueltos. Pero lo que más discrepancia tenía no era eso, era otra cosa...
Tomó la manzana que ella le ofrecía sonriendo y haciendo una pequeña inclinación con la cabeza, al tiempo que se acercaba a donde ella estaba sentada y de un enorme salto se subía para colocarse a su lado, pero tras esto continuó subiendo de un salto y se subió encima de la mesa para estar a una altura más adecuada en una conversación. —Lamentablemente creo no compartir su opinión. Lo cierto es que la Justicia es muda, no puede hablar por sí misma y necesita de unos intérpretes que la prediquen. Los hay que, conociéndola, tratan de ser lo más justo posible y hacen juicios y demás que deciden el destino de los hombres en base a sus acciones. Mi trabajo es servir a la justicia llevando a esos hombres ante ella, sean inocentes o no yo no puedo juzgar de esa forma. Un asesino o un tirano tendrá una recompensa mayor y, por tanto, sus actos delictivos habrán sido mayores. Alguien que roba una manzana por comer no merece ser encerrado en Impel Down, y es por eso que su castigo es mucho más inferior a eso.—
—Yo soy un justiciero, mi trabajo es cumplir el Bien no porque me paguen por ello, sino porque es mi Deber hacerlo. Sin buscar nada a cambio, sin esperar recompensa, fama, gloria o algo en la otra vida. No, hago lo que hago porque puedo, porque es mi Deber al tener este poder. El Deber de traer la Justicia al mundo, una Justicia verdadera y absoluta donde los justos no tengan que ser asesinados por los injustos... Es mi Deber. Si damos segundas oportunidades estamos revocando esa justicia, estamos haciendo que los infractores de la ley que han cometido un acto Injusto no reciban el peso de la Justicia sobre sus hombros... Sin embargo coincido en una cosa, y es la debilidad que pueden tener algunos hombres para cometer algo injusto pese a que luego se arrepientan. Su culpabilidad ahí sigue siendo la misma, ¿pero se lo merece? Supongo que es a una entidad superior a la que le toca juzgar eso, nosotros no tenemos el poder ni el deber de hacerlo.—
—Entonces, ¿qué es acerca de las diferentes interpretaciones de la Justicia? El Gobierno Mundial interpreta estas injusticias y las recoge en un código penal y moral, mas dicho código podría hacer una interpretación errónea de la justicia por ejemplo con el grado de "castigo" para según qué delitos. Sin embargo yo no soy el Juez, yo no decido los destinos de los demás sino que soy el que los lleva ante la Justicia. Es por ello que debo ceñirme a un código de Justicia, a una interpretación lo más correcta posible y, por nada del mundo pese a lo que mis sentimientos, emociones o pensamientos puedan decirme, nunca salirme de ese código. Solo será así cuando la marina y por tanto el Gobierno Mundial logre triunfar y, con mi ayuda, crear un mundo Justo.— terminó su discurso. —Y lo crearé...— incluyó en su Epíteto. Tras aquella charla se llevó la manzana a la boca y la mordió, estaba jugosa y algo ácida, una fruta sabrosa y agradable al paladar. Agradeció también el jugo de la misma debido a que se había quedado algo seco de tanto hablar, pero no estaba molesto por ello sino que se sentía más fuerte, más vivo y más justo con aquellas palabras que había dicho.
—Por otro lado... Quizás debería comprobar las velas, imagino que estuvieron plegadas todo el tiempo pero la humedad puede haberlas atacado también haciéndolas más débiles y que se puedan rasgar si hay alguna tormenta.— finalizó su "informe" del estado y comenzó a escuchar todo lo que tenía que decir, la respuesta al tema de la Justicia que el Gobierno profesaba hacia los delincuentes. Un discurso que sin duda tenía su parte de razón, pero que por la parte de Minato se veía como algo muy lejos de su tipo de creencias, aunque no tan lejos como la del resto de marines que había conocido. A él también le gustaría dar doble oportunidad a la gente si con ello pudiera hacer que sus corazones se volvieran bondadosos, pero no iba a poner en peligro la vida de los demás arriesgándose a dejar a criminales sueltos. Pero lo que más discrepancia tenía no era eso, era otra cosa...
Tomó la manzana que ella le ofrecía sonriendo y haciendo una pequeña inclinación con la cabeza, al tiempo que se acercaba a donde ella estaba sentada y de un enorme salto se subía para colocarse a su lado, pero tras esto continuó subiendo de un salto y se subió encima de la mesa para estar a una altura más adecuada en una conversación. —Lamentablemente creo no compartir su opinión. Lo cierto es que la Justicia es muda, no puede hablar por sí misma y necesita de unos intérpretes que la prediquen. Los hay que, conociéndola, tratan de ser lo más justo posible y hacen juicios y demás que deciden el destino de los hombres en base a sus acciones. Mi trabajo es servir a la justicia llevando a esos hombres ante ella, sean inocentes o no yo no puedo juzgar de esa forma. Un asesino o un tirano tendrá una recompensa mayor y, por tanto, sus actos delictivos habrán sido mayores. Alguien que roba una manzana por comer no merece ser encerrado en Impel Down, y es por eso que su castigo es mucho más inferior a eso.—
—Yo soy un justiciero, mi trabajo es cumplir el Bien no porque me paguen por ello, sino porque es mi Deber hacerlo. Sin buscar nada a cambio, sin esperar recompensa, fama, gloria o algo en la otra vida. No, hago lo que hago porque puedo, porque es mi Deber al tener este poder. El Deber de traer la Justicia al mundo, una Justicia verdadera y absoluta donde los justos no tengan que ser asesinados por los injustos... Es mi Deber. Si damos segundas oportunidades estamos revocando esa justicia, estamos haciendo que los infractores de la ley que han cometido un acto Injusto no reciban el peso de la Justicia sobre sus hombros... Sin embargo coincido en una cosa, y es la debilidad que pueden tener algunos hombres para cometer algo injusto pese a que luego se arrepientan. Su culpabilidad ahí sigue siendo la misma, ¿pero se lo merece? Supongo que es a una entidad superior a la que le toca juzgar eso, nosotros no tenemos el poder ni el deber de hacerlo.—
—Entonces, ¿qué es acerca de las diferentes interpretaciones de la Justicia? El Gobierno Mundial interpreta estas injusticias y las recoge en un código penal y moral, mas dicho código podría hacer una interpretación errónea de la justicia por ejemplo con el grado de "castigo" para según qué delitos. Sin embargo yo no soy el Juez, yo no decido los destinos de los demás sino que soy el que los lleva ante la Justicia. Es por ello que debo ceñirme a un código de Justicia, a una interpretación lo más correcta posible y, por nada del mundo pese a lo que mis sentimientos, emociones o pensamientos puedan decirme, nunca salirme de ese código. Solo será así cuando la marina y por tanto el Gobierno Mundial logre triunfar y, con mi ayuda, crear un mundo Justo.— terminó su discurso. —Y lo crearé...— incluyó en su Epíteto. Tras aquella charla se llevó la manzana a la boca y la mordió, estaba jugosa y algo ácida, una fruta sabrosa y agradable al paladar. Agradeció también el jugo de la misma debido a que se había quedado algo seco de tanto hablar, pero no estaba molesto por ello sino que se sentía más fuerte, más vivo y más justo con aquellas palabras que había dicho.
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La gigante escucho con atención todo lo relevante sobre el barco, y le pareció un poco alarmante. Sabía que debía llevar sin falta su barco a alguna zona de carpinteros. Ya estaba absorbida en la idea que tendría que volver a cargar el barco para llevarlo hasta aquella zona. Ya no quería que el barco se sometiese a mas estrés pero después se torno la conversación un tanto mas extraña estaba dando mis opiniones, sin embargo note como mi comodoro tomo otra distancia.
No sonaba agresivo ni altanero, ni mucho menos ofendido, sin embargo su porte y voz cambio. Por la manera en que defendía sus ideales. Erróneos y mal encaminados pero nobles. Para mi bastaba con eso, podía seguir su camino e interpretar mis comentarios erróneamente. Jamás puse en peligro a ningún inocente con mis ideas. Ni lo haría. Me incorpore de la mesa, aun que seguía sentada, y escuche con suma atención, el bullicio no era nada con respecto a su visión. Al terminar me quede viéndole un momento ya que pensaba, no pregunto nada mas si no que me dijo su sentir. Para mi lo que el buscaba era un mero cuento de hadas. Código penal de que hablaba era tan abstracto como cuando un gigante quiere patear una roca para jugar. La perspectiva humana es difícil de entender por eso necesitan de alguien que pueda marcar el son y ellos lo sigan, incluso mi comodoro, no es otro que parte del sistema ciego, y para como lo dice seguirá siéndolo.
-Agradezco sus palabras mi comodoro, son muy alentadoras, me da gusto saber de gente noble y honrada existen. Se que si es por probabilidades debe haber mas, pero me da gusto conocerlas. Y por cierto mi comodoro, disculpando mi impertinencia, jamás dije que la justicia fuera muda. La marina rugue cual León es por ello que el caos no es completo. –El sonido se sentía mas fuerte del oleaje. No lo era pero el silencio que lleno aquel lugar daba la sensación de que enorme olas golpeaban contra el casco, y su fuerte movimiento meneaba mas el barco de arriba abajo. Me levante acomode y asegure mi pequeño banco.
No sonaba agresivo ni altanero, ni mucho menos ofendido, sin embargo su porte y voz cambio. Por la manera en que defendía sus ideales. Erróneos y mal encaminados pero nobles. Para mi bastaba con eso, podía seguir su camino e interpretar mis comentarios erróneamente. Jamás puse en peligro a ningún inocente con mis ideas. Ni lo haría. Me incorpore de la mesa, aun que seguía sentada, y escuche con suma atención, el bullicio no era nada con respecto a su visión. Al terminar me quede viéndole un momento ya que pensaba, no pregunto nada mas si no que me dijo su sentir. Para mi lo que el buscaba era un mero cuento de hadas. Código penal de que hablaba era tan abstracto como cuando un gigante quiere patear una roca para jugar. La perspectiva humana es difícil de entender por eso necesitan de alguien que pueda marcar el son y ellos lo sigan, incluso mi comodoro, no es otro que parte del sistema ciego, y para como lo dice seguirá siéndolo.
-Agradezco sus palabras mi comodoro, son muy alentadoras, me da gusto saber de gente noble y honrada existen. Se que si es por probabilidades debe haber mas, pero me da gusto conocerlas. Y por cierto mi comodoro, disculpando mi impertinencia, jamás dije que la justicia fuera muda. La marina rugue cual León es por ello que el caos no es completo. –El sonido se sentía mas fuerte del oleaje. No lo era pero el silencio que lleno aquel lugar daba la sensación de que enorme olas golpeaban contra el casco, y su fuerte movimiento meneaba mas el barco de arriba abajo. Me levante acomode y asegure mi pequeño banco.
Minato Kazuo
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Notaba como el sonido de las olas no lograba enmudecer la sensación de un choque de pensamientos, de ideologías, que si bien perseguía el mismo objetivo el método de conseguirlo era bastante diferente. Se lamentó de sus últimas palabras, quizás había sido demasiado tajante con su forma de expresarse. Arabell agradeció haber conocido a alguien como Minato, alguien que defendiera aquellos ideales que aunque pensara que eran equivocados e incorrectos eran bastante nobles. —Lamento si me expresé incorrectamente, a lo que me refería era que la Justicia como entidad no puede expresarse por sí sola, y es mediante los Jueces y los juicios que hacemos las personas que la interpretamos.— aclaró, diciendocon eso que en ningún momento la había acusado de nada y que solo se había expresado mal.
En cualquier caso se enderezó y se ajustó el casco sobre su cabeza, tratando de mantener el equilibrio que en ese barco se volvía algo más complicado para alguien tan pequeño. —Yo también agradezco esta conversación, hablar tan profundamente de esto... Sin duda tiene usted una mentalidad muy firme y leal a la marina, Arabell, es un gusto conocer a alguien así.— le dijo, tras lo cual le dedicó una enorme sonrisa. —Si bien nuestros puntos no son exactamente iguales ambos somos miembros de la marina, y la defenderemos con honor siguiendo sus directrices. Es por eso que me alegra haberle conocido. Últimamente dudo claramente de la lealtad de algunos de mis... compañeros.— añadió, aunque estuvo a punto de decir "superiores" lo que podría haber sido un acuse muy grave.
Esperó en silencio, no iba a abrir la boca a menos que se lo pidiera para en ningún caso hacerla cómplice de ningún tipo, aunque probablemente tampoco iba a abrir la boca aunque se lo pidiera y no diría sus sospechas, o al menos no diría una gran parte de ellas. Si le decía que sospechaba de Lion D. Karl o de cualquier otro marine y resultaba ser un gran compañero suyo quizás podría alertarlo, y eso era algo que no podía permitirse. Sabía que llegaría el día en que todo se desvelaría y podría acabar con un malentendido o con una cruenta batalla, pero todavía no había llegado el momento de que eso pasara.
En cualquier caso se enderezó y se ajustó el casco sobre su cabeza, tratando de mantener el equilibrio que en ese barco se volvía algo más complicado para alguien tan pequeño. —Yo también agradezco esta conversación, hablar tan profundamente de esto... Sin duda tiene usted una mentalidad muy firme y leal a la marina, Arabell, es un gusto conocer a alguien así.— le dijo, tras lo cual le dedicó una enorme sonrisa. —Si bien nuestros puntos no son exactamente iguales ambos somos miembros de la marina, y la defenderemos con honor siguiendo sus directrices. Es por eso que me alegra haberle conocido. Últimamente dudo claramente de la lealtad de algunos de mis... compañeros.— añadió, aunque estuvo a punto de decir "superiores" lo que podría haber sido un acuse muy grave.
Esperó en silencio, no iba a abrir la boca a menos que se lo pidiera para en ningún caso hacerla cómplice de ningún tipo, aunque probablemente tampoco iba a abrir la boca aunque se lo pidiera y no diría sus sospechas, o al menos no diría una gran parte de ellas. Si le decía que sospechaba de Lion D. Karl o de cualquier otro marine y resultaba ser un gran compañero suyo quizás podría alertarlo, y eso era algo que no podía permitirse. Sabía que llegaría el día en que todo se desvelaría y podría acabar con un malentendido o con una cruenta batalla, pero todavía no había llegado el momento de que eso pasara.
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-Mi comodoro pero que dice usted jamás se expresó mal. Yo entendí perfectamente a que se refiere. –
Me dio gusto saber que se sentía cómodo con tanta platica de mi parte.
-Solo estamos para servir. –
Después de escuchar que es posible que existan rangos podridos me altero no pude evitar ponerme seria. Era un tema complicado. Pero necesitaba saber quiénes eran para juzgarlos yo misma. Investigar, seré grande y no seré la mas grandiosa espía pero tengo mis medios para encontrar los puntos flacos. Pero seria un tema muy escabroso si se tratara de gente de mayor rango a mi, ya que no dudaría en ejecutar a alguien de mi grado o inferior, pero como dijo son compañeros, podría referirse a gente de su mismo grado es decir comodoros.
-Se que no me interesa pero siento que necesita ayuda con sus finamente escogidas palabras. Si hay corrupción debe ser destruida, aun que eso implique reformar la marina desde 0. Pero una advertencia le tengo que decir Mi comodoro, seguiré sus órdenes por ser mi comodoro. Pero si alguien de más alto mando me ordena ir a por usted no lo dudare en pos de subir y remplazar a ese ser. Asi que sea cauto. Si me desea emplear como herramienta. –
Saque mi mejor espada la Falancer y la coloque frente a el una espada que pesaba unas 3 toneladas capaz de absorber el aire y expulsarlo cual ondas de chocque si me diera el tiempo suficiente podría abrumar una isla solo con un agitar.
-Se lo juro por esta arma que a servido en pos de salvar vidas.-
Me dio gusto saber que se sentía cómodo con tanta platica de mi parte.
-Solo estamos para servir. –
Después de escuchar que es posible que existan rangos podridos me altero no pude evitar ponerme seria. Era un tema complicado. Pero necesitaba saber quiénes eran para juzgarlos yo misma. Investigar, seré grande y no seré la mas grandiosa espía pero tengo mis medios para encontrar los puntos flacos. Pero seria un tema muy escabroso si se tratara de gente de mayor rango a mi, ya que no dudaría en ejecutar a alguien de mi grado o inferior, pero como dijo son compañeros, podría referirse a gente de su mismo grado es decir comodoros.
-Se que no me interesa pero siento que necesita ayuda con sus finamente escogidas palabras. Si hay corrupción debe ser destruida, aun que eso implique reformar la marina desde 0. Pero una advertencia le tengo que decir Mi comodoro, seguiré sus órdenes por ser mi comodoro. Pero si alguien de más alto mando me ordena ir a por usted no lo dudare en pos de subir y remplazar a ese ser. Asi que sea cauto. Si me desea emplear como herramienta. –
Saque mi mejor espada la Falancer y la coloque frente a el una espada que pesaba unas 3 toneladas capaz de absorber el aire y expulsarlo cual ondas de chocque si me diera el tiempo suficiente podría abrumar una isla solo con un agitar.
-Se lo juro por esta arma que a servido en pos de salvar vidas.-
Minato Kazuo
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Quedó un poco sorprendido por los movimientos de aquella gigante, al fin y al cabo parecía que fuera capaz de aplastarlo como si se tratara de un grano de maiz hasta oír el "crack". Arabell desenfundó una de sus espadas y la puso contra él, parecía una espada enorme y por los conocimientos que Minato poseía sabía que no era una espada común, aunque no podía saber exactamente qué sería lo que podría hacer. Sin embargo las palabras que dijo a continuación le hicieron sentir confiado con aquella mujer, no era de las típicas que se corrompían por dinero o poder, y sus ideales habían quedado remarcados con sus anteriores palabras. En cualquier caso, el pelirrojo inclinó la cabeza un segundo y asintió en señal de concordancia con Arabell, así como comprensión por sus palabras y aceptación de las mismas.
—Dado que volvió hace poco quizás no lo sepa pero... El Almirante de Flota murió en Loguetown, así como dos almirantes cuyos puestos ya han sido ocupados. Sospecho que... esos dos almirantes... fueron envenenados. Y estoy casi seguro de saber quién fue, pero no tengo pruebas contra él. Y es alguien cuya fuerza no es nada a menospreciar, pero desconozco por qué haría algo así... ¿Por poder? Quizás, no lo conozco personalmente... Tan solo tenga en cuenta una cosa, Arabell, si algo me pasara debe comprender que no fue un accidente, que fue por una causa interna y entonces deberá dar la voz de alarma al propio Almirante de Flota. ¿De acuerdo?— le pidió simplemente con el tono algo serio, aunque más preocupado que cualquier otra cosa.
Tragó saliva y desenfundó las dos Ninjatos en un rápido movimiento delante de él, mostrándoselas a la gigante con posición solemne. —Yo le juro, por la Justicia, que nunca me veré corrompido por intereses personales y que simepre cumpliré esta aunque eso suponga mi muerte.— pronunció en voz alta para que pudiera oírlo desde su posición. Lo más probable es que si Minato investigaba a Karl y resultaba ser el asesino, el siguiente en morir sería el pelirrojo. No le daba miedo aquel pensamiento, pero sería algo muy injusto para el mundo que ese hombre se librara porque simplemente había eliminado a aquel que podía llevarlo ante la justicia. Guardó las dos Ninjatos en su funda e hizo una reverencia hacia la giganta, tras lo cual sonrió y le agradeció por todo.
—Muchas gracias, Arabell, por permitirme dialogar contigo a pesar de no portar mi identificación de Comodoro. Me ha hecho ver las cosas desde otro punto de vista, y decir todo eso era algo que necesitaba soltar desde hacía mucho tiempo.— le dijo como forma de agradecerle. —También agradezco tu hospitalidad y la comida, sin duda es una anfitriona maravillosa.— la elogió con una gran sonrisa.
—Dado que volvió hace poco quizás no lo sepa pero... El Almirante de Flota murió en Loguetown, así como dos almirantes cuyos puestos ya han sido ocupados. Sospecho que... esos dos almirantes... fueron envenenados. Y estoy casi seguro de saber quién fue, pero no tengo pruebas contra él. Y es alguien cuya fuerza no es nada a menospreciar, pero desconozco por qué haría algo así... ¿Por poder? Quizás, no lo conozco personalmente... Tan solo tenga en cuenta una cosa, Arabell, si algo me pasara debe comprender que no fue un accidente, que fue por una causa interna y entonces deberá dar la voz de alarma al propio Almirante de Flota. ¿De acuerdo?— le pidió simplemente con el tono algo serio, aunque más preocupado que cualquier otra cosa.
Tragó saliva y desenfundó las dos Ninjatos en un rápido movimiento delante de él, mostrándoselas a la gigante con posición solemne. —Yo le juro, por la Justicia, que nunca me veré corrompido por intereses personales y que simepre cumpliré esta aunque eso suponga mi muerte.— pronunció en voz alta para que pudiera oírlo desde su posición. Lo más probable es que si Minato investigaba a Karl y resultaba ser el asesino, el siguiente en morir sería el pelirrojo. No le daba miedo aquel pensamiento, pero sería algo muy injusto para el mundo que ese hombre se librara porque simplemente había eliminado a aquel que podía llevarlo ante la justicia. Guardó las dos Ninjatos en su funda e hizo una reverencia hacia la giganta, tras lo cual sonrió y le agradeció por todo.
—Muchas gracias, Arabell, por permitirme dialogar contigo a pesar de no portar mi identificación de Comodoro. Me ha hecho ver las cosas desde otro punto de vista, y decir todo eso era algo que necesitaba soltar desde hacía mucho tiempo.— le dijo como forma de agradecerle. —También agradezco tu hospitalidad y la comida, sin duda es una anfitriona maravillosa.— la elogió con una gran sonrisa.
Arabell
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fuerza
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Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
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Me en contrataba algo consternada por la noticia de lo acontecido pero bueno solo hablaba de un mal manejo por parte de la marina. Y sus consecuencias, elbaf es glorioso. Desconocía a los almirantes, pero debía dar con ellos. Y juzgarlo con los ojos de elbaf. Tenía que saber que sucedía. Ya que si en verdad estaban corruptos. Debía acatar la corrupción y eso sería peligroso. Por el momento me siento cómoda. Pero todo indicaba que mi joven Comodoro quería partir.
Escuche como hablaba de evitar la corrupción, pero los humanos son cambiantes, pierden su camino con facilidad, aun así veremos que sucede. Veremos que podemos lograr si es que algo se puede salvar. Pero estoy segura que elbaf nos otorgara el mas grandioso deseo posible. Una muerte gloriosa luchando por lo que creemos. Pero yo no moriré elbaf me a mostrado que aun tengo mucho por hacer.
-Es un honor mi comodoro, servirle y servir. Solo espero que sea de esta forma nos crucemos en un futuro. La alegría se suya y no le quito mas tiempo ya que todo gira sin detenerse, y veo que debe tener mejores cosas que hacer. No tema siempre que quiera hablar estaremos para escuchar. La hospitalidad ofrecida es lo mínimo para cualquier persona digna de vivir, no hace falta agradecer. Se agradece. –
Le respondí a su sonrisa con una delicada sonrisa de mi parte. Ahora tenia un objetivo claro, debía ir a reparar mi barco y además, debía ir a conocer a los almirantes. Aun que sonara cierto lo que mencionaba mi comodoro, no podía dar fe de ello hasta verlo. Asi es como debía funcionar yo misma juzgare quien hace el bien o el mal. El comodoro bajo del barco y quedo en el muelle viéndome, algunas personas se quedaron a nuestro entorno viéndonos, o mas bien viéndome, ya que tome mi barco con ambos brazos lo cargue sobre mi y lo eche a mi mano izquierda, tenia bien en alto la mano, la cubierta del barco fácilmente estaba sobre los 45 metros de altura una vez que estaba cargándolo con mi brazo, debía llevarlo a la zona de carpinteros. Dejarlo y buscar a los almirantes o su paradero.
Escuche como hablaba de evitar la corrupción, pero los humanos son cambiantes, pierden su camino con facilidad, aun así veremos que sucede. Veremos que podemos lograr si es que algo se puede salvar. Pero estoy segura que elbaf nos otorgara el mas grandioso deseo posible. Una muerte gloriosa luchando por lo que creemos. Pero yo no moriré elbaf me a mostrado que aun tengo mucho por hacer.
-Es un honor mi comodoro, servirle y servir. Solo espero que sea de esta forma nos crucemos en un futuro. La alegría se suya y no le quito mas tiempo ya que todo gira sin detenerse, y veo que debe tener mejores cosas que hacer. No tema siempre que quiera hablar estaremos para escuchar. La hospitalidad ofrecida es lo mínimo para cualquier persona digna de vivir, no hace falta agradecer. Se agradece. –
Le respondí a su sonrisa con una delicada sonrisa de mi parte. Ahora tenia un objetivo claro, debía ir a reparar mi barco y además, debía ir a conocer a los almirantes. Aun que sonara cierto lo que mencionaba mi comodoro, no podía dar fe de ello hasta verlo. Asi es como debía funcionar yo misma juzgare quien hace el bien o el mal. El comodoro bajo del barco y quedo en el muelle viéndome, algunas personas se quedaron a nuestro entorno viéndonos, o mas bien viéndome, ya que tome mi barco con ambos brazos lo cargue sobre mi y lo eche a mi mano izquierda, tenia bien en alto la mano, la cubierta del barco fácilmente estaba sobre los 45 metros de altura una vez que estaba cargándolo con mi brazo, debía llevarlo a la zona de carpinteros. Dejarlo y buscar a los almirantes o su paradero.
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