Mark Kjellberg
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11:25a.m.
Candyland
Grand Line • El Paraíso
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Grand Line • El Paraíso
Un aroma intenso a dulce me embriagaba los sentidos mientras surcaba los aires volando en mi forma de Dragón. ¿De qué se podría tratar aquello? Bajé de las nubes, divisando en lontananza aquella isla que desde la lejanía tenía apariencia colorida. Se olfateaba desde lejos ya el aroma intenso a repostería, ¿Donde demonios estaba? Sé que en el Grand Line, en la primera mitad de esta... pero no creía recordar haber pasado por aquella isla antes en mi estadía por la línea. Me fui acercando a dicha isla, aterrizando en su amplio puerto. La gente me quedaba mirando raro debido a mi forma de dragón, la cual hice desaparecer cuando mi cuerpo cambió a mi forma humana de golpe. Suspiré un poco, mirando de soslayo a aquella gente, la cual más aliviada solamente se disponía a sonreír y seguir sus asuntos, ¿tal vez estaban algo asustados? No lo sé, pero rápidamente la fuerza militar del sitio se me acercó sin dudarlo ni un segundo.
— ¡Alto! ... ¿Porqué aterrorizas a la gente de Candyland así como así? ¿Con qué intenciones vienes? — me preguntaba el aparente líder, mientras sus subordinados por detrás me apuntaban con sus rifles. Suspiré pesadamente bajando la mirada y encogiéndome de hombros por unos segundos, decepcionado por la actitud que aquellos tomaban ante mi presencia.
— Por favor... ¿tenemos que llegar al uso de las armas de fuego, porque sí? Vengo por curiosidad, ya que el aroma a dulce se sentía desde lejos. ¿Es que acaso ahora no se puede llegar a una isla con la única intención de curiosear y tal vez, comprar algo para comer? — cuestionaba yo, arrugando un poco el ceño y mirando altivo a aquel Marine que me miraba fijamente a los ojos. Este se estremeció un poco, tal vez intimidado por mi seria mirada que le había dedicado. Le había dejado en evidencia claramente. Sus subordinados bajaron las armas y el superior simplemente asintió con la cabeza, permitiéndome pasar hacia lo que vendría siendo el puerto marítimo de la isla, en el cual vendían un sin fin de comidas exóticas, siendo la mayoría dulces. Empecé a salivar de manera incontrolada, hasta el punto en el que la baba me chorreaba por la comisura de los labios, pareciendo un auténtico retrasado mental o un pervertido psicópata, una de dos para el ojo ajeno.
Comenzaba a recorrer las veredas y tiendas de la ciudad portuaria de Candyland, revisando con sumo interés todos los lugares que había para ver. Compraba todo lo que me encontraba y me resultaba apetitoso para todos los sentidos. Devoraba cada profiterol relleno de crema batida, bombones, pasteles, entre quien sabe cuantas otras preparaciones consumí, hasta sentirme lo suficientemente lleno como para no querer ni un solo bocado más, y eso la verdad que me tomó como una hora de comer sin parar, ahora solamente debía buscar un lugar cómodo en el que reposarme a descansar, para así bajar toda la comida que había consumido.
— ¡Alto! ... ¿Porqué aterrorizas a la gente de Candyland así como así? ¿Con qué intenciones vienes? — me preguntaba el aparente líder, mientras sus subordinados por detrás me apuntaban con sus rifles. Suspiré pesadamente bajando la mirada y encogiéndome de hombros por unos segundos, decepcionado por la actitud que aquellos tomaban ante mi presencia.
— Por favor... ¿tenemos que llegar al uso de las armas de fuego, porque sí? Vengo por curiosidad, ya que el aroma a dulce se sentía desde lejos. ¿Es que acaso ahora no se puede llegar a una isla con la única intención de curiosear y tal vez, comprar algo para comer? — cuestionaba yo, arrugando un poco el ceño y mirando altivo a aquel Marine que me miraba fijamente a los ojos. Este se estremeció un poco, tal vez intimidado por mi seria mirada que le había dedicado. Le había dejado en evidencia claramente. Sus subordinados bajaron las armas y el superior simplemente asintió con la cabeza, permitiéndome pasar hacia lo que vendría siendo el puerto marítimo de la isla, en el cual vendían un sin fin de comidas exóticas, siendo la mayoría dulces. Empecé a salivar de manera incontrolada, hasta el punto en el que la baba me chorreaba por la comisura de los labios, pareciendo un auténtico retrasado mental o un pervertido psicópata, una de dos para el ojo ajeno.
Comenzaba a recorrer las veredas y tiendas de la ciudad portuaria de Candyland, revisando con sumo interés todos los lugares que había para ver. Compraba todo lo que me encontraba y me resultaba apetitoso para todos los sentidos. Devoraba cada profiterol relleno de crema batida, bombones, pasteles, entre quien sabe cuantas otras preparaciones consumí, hasta sentirme lo suficientemente lleno como para no querer ni un solo bocado más, y eso la verdad que me tomó como una hora de comer sin parar, ahora solamente debía buscar un lugar cómodo en el que reposarme a descansar, para así bajar toda la comida que había consumido.
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Me encontraba rondando por una adorable isla, estaban reabasteciendo mi barco mientras yo hice una petición en por la mañana de un helado para mí, de vainilla lo consiguieron hacer pero ya tenían tiempo ya deambulando por la isla me encontraba a orillas de la misma comiendo mi helado de la manera mas feliz y grata, en esta ocasión no sucedió como siempre que se quedaba viendo el infinito océano admirando su sonido placentero y aroma, si no que se perdió viendo al interior de la isla. Estaba disfrutando de la frescura y del aroma de su helado. Tenia mucho tiempo que no se detenía a disfrutar de algo frio y con un sabor que la enloquecía.
Pudo notar como algo del cielo entro en dirección a la zona mas urbanizada. No se denoto mucho alboroto asi que no se inmuto y prosiguió disfrutando del helado. Se quedo pensativa admirando los colores de la isla en su trabajo, debía moverse a marine Ford para hacer la entrega de un documento que traía consigo. Desconocía el contenido y le importaba aun mas poco. Solo le preocupaba que estuviera a salvo y la ruta mas adecuada. Tras dejar de admirar aquella isla se sumergió en algunos mapas y reviso el clima para poder averiguar la mejor ruta que no llevase riesgo para el paquete, ya que no había prisa por entregar asi que podía tomar muchos medios de seguridad para evitar hasta las lluvias más ligeras.
Al parecer por la ruta lo conveniente era esperar hasta el siguiente día para evitar una posible tormenta que azotaría por la noche. Eso le daría tiempo de sobra para pedir otro helado mas. Y además pedir que horneen algún postre. Al terminar su helado se estiro un poco e inicio unos ejercicios para desentumir.
El sabor que termino en ella era algo dulce y saco su cantimplora y bebió algo d agua y se ajustó la ropa capa, y reacomodo sus tres espadas. De una forma cómoda y alta para evitar golpear edificios mientras avanzaba.
Para cuando llegue a la ciudad a su orilla cercana solamente dispuse de un mensajero para que realizara los preparativos para una tarta, los ingredientes de la misma isla eran interesantes, y esperaba que no fuera muy complejo realizar algo para mis dimensiones.
Pudo notar como algo del cielo entro en dirección a la zona mas urbanizada. No se denoto mucho alboroto asi que no se inmuto y prosiguió disfrutando del helado. Se quedo pensativa admirando los colores de la isla en su trabajo, debía moverse a marine Ford para hacer la entrega de un documento que traía consigo. Desconocía el contenido y le importaba aun mas poco. Solo le preocupaba que estuviera a salvo y la ruta mas adecuada. Tras dejar de admirar aquella isla se sumergió en algunos mapas y reviso el clima para poder averiguar la mejor ruta que no llevase riesgo para el paquete, ya que no había prisa por entregar asi que podía tomar muchos medios de seguridad para evitar hasta las lluvias más ligeras.
Al parecer por la ruta lo conveniente era esperar hasta el siguiente día para evitar una posible tormenta que azotaría por la noche. Eso le daría tiempo de sobra para pedir otro helado mas. Y además pedir que horneen algún postre. Al terminar su helado se estiro un poco e inicio unos ejercicios para desentumir.
El sabor que termino en ella era algo dulce y saco su cantimplora y bebió algo d agua y se ajustó la ropa capa, y reacomodo sus tres espadas. De una forma cómoda y alta para evitar golpear edificios mientras avanzaba.
Para cuando llegue a la ciudad a su orilla cercana solamente dispuse de un mensajero para que realizara los preparativos para una tarta, los ingredientes de la misma isla eran interesantes, y esperaba que no fuera muy complejo realizar algo para mis dimensiones.
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Mi estómago lleno y mi corazón contento, ¿qué más podía pedir la verdad? Paseaba por la isla ahora más bien viendo lo que podría comer cuando terminase de hacer la digestión, el dinero era lo que menos me faltaba a decir verdad, y seguro si me empezaba a hacer falta, podía cazar un pirata cualquiera de estos de poca monta que deambulan por la Grand Line o inclusive en los Mares Cardinales si no tenía ganas de hacer demasiado esfuerzo; Mientras miraba a todos lados en la ciudad costera, divisé no muy difícilmente a una fémina, pero... no era eso lo que me llamó la atención, sino el tamaño de... bueno, todo su cuerpo en general, ya que era gigantesca en cada curvatura, pero no por gorda... ¡Sino que literalmente era una gigante! Vaya, nunca había visto a uno en mi vida, y mucho menos una mujer que tenía pintas de ser bastante atractiva a simple vista.
Desplegué mis alas con simpleza gracias al entrenamiento de tres años que había hecho allá en Karate Island, para ahora poder utilizar partes parciales de mis transformaciones comunes de Zoan Mitológica sin tener que deformar todo mi cuerpo para ello. Remontando vuelo, empecé a elevarme hasta los cielos, mirando que a su espalda portaba lo que parecía ser una capa de piel, con el símbolo de la Marina. ¿Sería ella una miembro de la organización con la cual yo estaba afiliado? Curioso en verdad, al menos no tendría que preocuparme si sería hostil, seguro si le mencionaba mis trabajos con la Marina y el Gobierno Mundial tendría alguna ventaja a la hora de hablarle.
Fue tal mi osadía, que sin preguntármelo ni dos veces, volando me posé en su hombro derecho sintiéndome bastante más pequeño que ella, aunque seguro mi cuerpo era casi del tamaño de su cabeza, o un poco más pequeño. Aclaré mi garganta, intentando descansar un poco las alas, ya que debido al peso de comida en mi estómago no era lo más cómodo para andar volando por los aires. — Ahem... discúlpeme, señorita... — le intentaba llamar la atención diciendo aquello, en un tono de voz un poco más elevado de lo normal para así lograr que me escuchase. Empecé a aletear de nuevo, para así volar por delante de su rostro, esperando que no hiciera nada raro o no reaccionara mal ante mi presencia, ya que evidentemente ver a una persona con alas de dragón delante de uno no es la mejor de las visiones digo yo, o eso pienso.
— No pude evitar ver que es una Marine, o eso he de sospechar por sus prendas... o el símbolo de dicha organización a su espalda... ¿Pero podría brindarme cierta ayuda? Le veo lo suficientemente... fuerte como para no ser una simple recluta. — le halagaba para ver si así podía al menos conseguir que no me mirara raro u desconfiara de mi, aunque a decir verdad, ¿quien no desconfiaría de un hombre musculado que parecía adicto a los anabólicos? Pero en fin, volando frente a su rostro me encontraba en esos momentos.
— Me pregunto yo... si podrá arrodillarse o algo así, señorita, para así estar un poco más a la altura, ¿sabe? — hice una pequeña pausa, desviando la mirada hacia un lado y luego cruzándome de brazos. — Digo, no es como si no me cansara el volar todo el tiempo mientras te levantas metros sobre el suelo, no... — me acerqué al rostro ajeno, quedando a unos tres metros de distancia más o menos, que teniendo en cuenta el tamaño del cuerpo contrario, esa distancia era casi ínfima, inclusive podía sentir su respiración impactar contra todo mi cuerpo, un aire cálido y suave. — Pero de todos modos disculpe mi falta de cortesía, mi nombre es Mark Kjellberg, cazador a tiempo cuasi-completo, afiliado con la Marina y el Gobierno Mundial. A estas alturas no puedo ocultar quien soy, supuestamente me dicen "Leyenda Andante", aunque no me siento como tal... soy tan perfecto que empezaré a creérmelo. — decía en un tono de voz bastante egocéntrico, muy característico de mi realmente. Revoloteaba sintiéndome una pequeña ave molesta o un bicho volador ululando alrededor de una fémina que seguramente pronto tiraría un manotazo para alejar a la molestia, más que una persona que tenía siquiera la posibilidad de entablar una conversación.
Desplegué mis alas con simpleza gracias al entrenamiento de tres años que había hecho allá en Karate Island, para ahora poder utilizar partes parciales de mis transformaciones comunes de Zoan Mitológica sin tener que deformar todo mi cuerpo para ello. Remontando vuelo, empecé a elevarme hasta los cielos, mirando que a su espalda portaba lo que parecía ser una capa de piel, con el símbolo de la Marina. ¿Sería ella una miembro de la organización con la cual yo estaba afiliado? Curioso en verdad, al menos no tendría que preocuparme si sería hostil, seguro si le mencionaba mis trabajos con la Marina y el Gobierno Mundial tendría alguna ventaja a la hora de hablarle.
Fue tal mi osadía, que sin preguntármelo ni dos veces, volando me posé en su hombro derecho sintiéndome bastante más pequeño que ella, aunque seguro mi cuerpo era casi del tamaño de su cabeza, o un poco más pequeño. Aclaré mi garganta, intentando descansar un poco las alas, ya que debido al peso de comida en mi estómago no era lo más cómodo para andar volando por los aires. — Ahem... discúlpeme, señorita... — le intentaba llamar la atención diciendo aquello, en un tono de voz un poco más elevado de lo normal para así lograr que me escuchase. Empecé a aletear de nuevo, para así volar por delante de su rostro, esperando que no hiciera nada raro o no reaccionara mal ante mi presencia, ya que evidentemente ver a una persona con alas de dragón delante de uno no es la mejor de las visiones digo yo, o eso pienso.
— No pude evitar ver que es una Marine, o eso he de sospechar por sus prendas... o el símbolo de dicha organización a su espalda... ¿Pero podría brindarme cierta ayuda? Le veo lo suficientemente... fuerte como para no ser una simple recluta. — le halagaba para ver si así podía al menos conseguir que no me mirara raro u desconfiara de mi, aunque a decir verdad, ¿quien no desconfiaría de un hombre musculado que parecía adicto a los anabólicos? Pero en fin, volando frente a su rostro me encontraba en esos momentos.
— Me pregunto yo... si podrá arrodillarse o algo así, señorita, para así estar un poco más a la altura, ¿sabe? — hice una pequeña pausa, desviando la mirada hacia un lado y luego cruzándome de brazos. — Digo, no es como si no me cansara el volar todo el tiempo mientras te levantas metros sobre el suelo, no... — me acerqué al rostro ajeno, quedando a unos tres metros de distancia más o menos, que teniendo en cuenta el tamaño del cuerpo contrario, esa distancia era casi ínfima, inclusive podía sentir su respiración impactar contra todo mi cuerpo, un aire cálido y suave. — Pero de todos modos disculpe mi falta de cortesía, mi nombre es Mark Kjellberg, cazador a tiempo cuasi-completo, afiliado con la Marina y el Gobierno Mundial. A estas alturas no puedo ocultar quien soy, supuestamente me dicen "Leyenda Andante", aunque no me siento como tal... soy tan perfecto que empezaré a creérmelo. — decía en un tono de voz bastante egocéntrico, muy característico de mi realmente. Revoloteaba sintiéndome una pequeña ave molesta o un bicho volador ululando alrededor de una fémina que seguramente pronto tiraría un manotazo para alejar a la molestia, más que una persona que tenía siquiera la posibilidad de entablar una conversación.
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Me encontraba caminado para realizar mi solicitud que si lo pensara un poco habría quedado claro egoísta, pero darme gustos así es lo que hace que la vida sea tan maravillosa, como evitar poder darlo al final no tendría que hacerlo en los próximos 40 años, hasta que me den ganas de nuevo. Mientras avanzaba vi algo raro un animalejo amorfo y feo, digo la isla es extraña no esperaba menos de sus animales, desenrede un pequeño costal donde traía frutas, eran como semillitas, tome un puñado, creo que eran manzanas con naranjas. Vi que se acercaba pensé alimentarlo, pero antes de que arrojara las frutas se puso en mi hombro, me dio miedo verlo, sus alas eran extrañas y me invadió un sentimiento de asco si era algo fellito, no esperaba que se me subiera sin mas. Luego escuche unas palabras.
El avechucho estaba entrenado como había leído en los libros sobre los periquitos, era tan lindo. Luego sin más se puso frente a mí. Fue cuando le vi bien y no parecía en lo mas mínimo un ave. Era mas como otra cosa. Luego inicio a hablar otra vez, me sorprendió eso me dejo claro, que no era una ave. Su forma y manera de hablar me decía que era un usuario. Luego de escucharle atentamente. Me intrigo ya que quería mi ayuda y que mas haría si no ayudar. Mi repostería tendría que esperar. Me gire un poco y me senté en seisa.
Mientras tomaba una posición más cómoda para dialogar y escuchar su petición me pidió que me sentara, bueno yo estaba acostumbrada a sentarme con todas estas personitas. No pude evitar reírme gentilmente, y me lleve la mano izquierda para tapar mi sonrisa, no era propio reírse de la gente.
-Un placer mi noble Mark Kjellberg me puedes nombrar Arabell Skybell, estoy a tus órdenes. Y disculpa mi educación pero me temo que no e tenido el placer de escuchar aquel nombre, ni hablar sobre alguna leyenda andante. Me agrada que seas perfecto, así hay una cosa menos de que preocuparnos por este mundo hermoso. As me favor de decirme como puedo ayudarte, no estaré muchos días en la isla, así que entre mas pronto iniciemos mas rápido le daremos solución a tu problemática.-
Mire las frutas de mi mano, parecería grosero si las arrojara ahora que se que no es un animalejo. Decidi guardarlas en mi pequeña bolsa de nuevo. Estábamos aun lado del pueblo, y en lo que esperaba ajuste mi bustier de cuero, a su misma vez mis demás prendas, reacomode mi cabellera y quede a expectativa de la petición de aquel hombre.
El avechucho estaba entrenado como había leído en los libros sobre los periquitos, era tan lindo. Luego sin más se puso frente a mí. Fue cuando le vi bien y no parecía en lo mas mínimo un ave. Era mas como otra cosa. Luego inicio a hablar otra vez, me sorprendió eso me dejo claro, que no era una ave. Su forma y manera de hablar me decía que era un usuario. Luego de escucharle atentamente. Me intrigo ya que quería mi ayuda y que mas haría si no ayudar. Mi repostería tendría que esperar. Me gire un poco y me senté en seisa.
Mientras tomaba una posición más cómoda para dialogar y escuchar su petición me pidió que me sentara, bueno yo estaba acostumbrada a sentarme con todas estas personitas. No pude evitar reírme gentilmente, y me lleve la mano izquierda para tapar mi sonrisa, no era propio reírse de la gente.
-Un placer mi noble Mark Kjellberg me puedes nombrar Arabell Skybell, estoy a tus órdenes. Y disculpa mi educación pero me temo que no e tenido el placer de escuchar aquel nombre, ni hablar sobre alguna leyenda andante. Me agrada que seas perfecto, así hay una cosa menos de que preocuparnos por este mundo hermoso. As me favor de decirme como puedo ayudarte, no estaré muchos días en la isla, así que entre mas pronto iniciemos mas rápido le daremos solución a tu problemática.-
Mire las frutas de mi mano, parecería grosero si las arrojara ahora que se que no es un animalejo. Decidi guardarlas en mi pequeña bolsa de nuevo. Estábamos aun lado del pueblo, y en lo que esperaba ajuste mi bustier de cuero, a su misma vez mis demás prendas, reacomode mi cabellera y quede a expectativa de la petición de aquel hombre.
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Tanto cuerpo pudiente moviéndose de esa manera hasta me distraía un poco de lo que le quería pedir a aquella Marine de cabellos rojizos. El que se sentara de ese modo solamente me dejó saber que aceptaría al menos eso. Sus palabras eran tan amables, educadas en verdad, algo que me sorprendía proviniendo de una gigante de Elbaf. Me le quedaba mirando fijo, aterrizando al suelo y transformando mi cuerpo completamente en el de un dragón que se elevaba del suelo unos cuatro metros aproximadamente. No era una enorme altura pero al menos habría un poco más que ver en aquella maravillosa isla para los transeúntes aparte de las deliciosas preparaciones que hacían los famosos reposteros de Candyland. Una vez estando un poco más a la altura con la fémina -aunque aún me sacara varios metros- aclaré mi garganta, notándose que mi voz era más grave y gutural que en mi forma humana, demostrando que no solo mi cuerpo cambiaba gracias a mi Zoan Mitológica, un aspecto que tal vez era curioso en ella. Retraje mis alas y miré fijamente a los ojos de la chica, dispuesto a decirle lo que necesitaba, ya que nunca antes había tenido la oportunidad de cruzar palabra con una Marine de alto rango, que vamos... Recluta al menos ella no parecía, no tenía tales pintas.
— Antes de que se me vaya la pinza y me olvide de lo que le iba a decir... es un placer, señorita Arabell. — comentaba echándome en el suelo, en medio de aquella enorme plaza en donde teníamos el suficiente espacio para estar los dos ahí tranquilamente. Me le quedaba mirando fijo a los ojos mientras proseguía hablando, era curioso estar tanto tiempo en mi forma completa de dragón, mucho más haciéndolo con una gigante. — No me sorprende que no te suene mi nombre, cielo... es más, mejor así, el asunto es el siguiente... estoy siguiendo hace mucho tiempo a un pirata, posiblemente ya esté al nivel del nuevo mundo... su nombre es Scar Von Karma o al menos así se hace llamar. Es un tipo alto, de caballera corta engominada hacia atrás cual lamida de vaca, de color borravino, con una ENORME sonrisa, principalmente al lado izquierdo de la cara que tiene la mejilla rasgada. — explicaba con suma dedicación, aquel pirata que había sido el encargado de atacar la aldea en la que nací y por ende causar la muerte de mis padres, siendo mi padre el más afectado debido a la furia incontenible del duque de Goa. Siendo un hijo huérfano a manos de un par de enloquecidos hombres amantes del poder, lo único que quería eran respuestas, siquiera tenía deseos de matar a dicho Von Karma, pero es que... a estas alturas, tantos encuentros fugaces tuvimos, que empezaba a colmarme la paciencia, y siempre que nos cruzábamos terminaba perdiendo yo, por más entrenamiento que tuviese.
— Tal vez el cartel de Wanted que tomé de él cuando aún era un pirata del Paraíso le ayude en algo. — y sin muchos preámbulos, volví a mi forma humana unos momentos, pero me di cuenta que dicho cartel era demasiado pequeño como para los enormes ojos de la fémina gigante. Bufé y volví a transformarme en dragón, renegando levemente con la cabeza. — Olvídelo, es demasiado pequeño como para que le sea fácil divisar el rostro del tipo... Si no le conoce no sé cómo podría identificarlo en tal caso que sepa donde está. — decía notándose mi claro enojo de no poder encontrar a aquel sujeto, mis deseos de hallarlo y darle una merecida paliza cada vez eran más intensas, inclusive luego de lo sucedido en Karate Island donde había mandado a uno de sus subordinados y sus piratas a atacar la isla, poniendo en peligro la vida de Katarina y todos los pueblerinos del lugar. — No es como si fuese de vital importancia encontrarle, pero... sería un placer que me ayudara con tal asunto. — le decía sonriendo algo seductor, aunque estando en mi forma de dragón era algo poco creíble o servible siquiera, era mejor cuando era humano... ¿pero cómo podría verme la cara siquiera, con lo pequeño que era yo comparado con la fémina? En fin...
— Antes de que se me vaya la pinza y me olvide de lo que le iba a decir... es un placer, señorita Arabell. — comentaba echándome en el suelo, en medio de aquella enorme plaza en donde teníamos el suficiente espacio para estar los dos ahí tranquilamente. Me le quedaba mirando fijo a los ojos mientras proseguía hablando, era curioso estar tanto tiempo en mi forma completa de dragón, mucho más haciéndolo con una gigante. — No me sorprende que no te suene mi nombre, cielo... es más, mejor así, el asunto es el siguiente... estoy siguiendo hace mucho tiempo a un pirata, posiblemente ya esté al nivel del nuevo mundo... su nombre es Scar Von Karma o al menos así se hace llamar. Es un tipo alto, de caballera corta engominada hacia atrás cual lamida de vaca, de color borravino, con una ENORME sonrisa, principalmente al lado izquierdo de la cara que tiene la mejilla rasgada. — explicaba con suma dedicación, aquel pirata que había sido el encargado de atacar la aldea en la que nací y por ende causar la muerte de mis padres, siendo mi padre el más afectado debido a la furia incontenible del duque de Goa. Siendo un hijo huérfano a manos de un par de enloquecidos hombres amantes del poder, lo único que quería eran respuestas, siquiera tenía deseos de matar a dicho Von Karma, pero es que... a estas alturas, tantos encuentros fugaces tuvimos, que empezaba a colmarme la paciencia, y siempre que nos cruzábamos terminaba perdiendo yo, por más entrenamiento que tuviese.
— Tal vez el cartel de Wanted que tomé de él cuando aún era un pirata del Paraíso le ayude en algo. — y sin muchos preámbulos, volví a mi forma humana unos momentos, pero me di cuenta que dicho cartel era demasiado pequeño como para los enormes ojos de la fémina gigante. Bufé y volví a transformarme en dragón, renegando levemente con la cabeza. — Olvídelo, es demasiado pequeño como para que le sea fácil divisar el rostro del tipo... Si no le conoce no sé cómo podría identificarlo en tal caso que sepa donde está. — decía notándose mi claro enojo de no poder encontrar a aquel sujeto, mis deseos de hallarlo y darle una merecida paliza cada vez eran más intensas, inclusive luego de lo sucedido en Karate Island donde había mandado a uno de sus subordinados y sus piratas a atacar la isla, poniendo en peligro la vida de Katarina y todos los pueblerinos del lugar. — No es como si fuese de vital importancia encontrarle, pero... sería un placer que me ayudara con tal asunto. — le decía sonriendo algo seductor, aunque estando en mi forma de dragón era algo poco creíble o servible siquiera, era mejor cuando era humano... ¿pero cómo podría verme la cara siquiera, con lo pequeño que era yo comparado con la fémina? En fin...
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Estaba muy intrigada, y todo indicaba que era un ser curioso, No hablaba mucho pero cuando apenas intentaba recordar algo cambiaba de tema, era complicado seguirle el ritmo. Al final no supe bien de que pirata hablaba pero podría buscar en los registros, en algún momento estoy segura que recordaría el nombre y podría ofrecerle un poco de ayuda claro, de que sea quien dice ser y sea lo proclama. De momento me intrigaba su forma. Era algo curioso no conocía ese tipo de lagartijas.
-Interesante ser que eres, por lo que entiendo puedo intentar ayudarte como tal en este momento no tengo la información pero regresare a marine ford pronto creo que en dos años y podre revisar los registros. Solo necesitare una forma de comunicarme contigo. Ya que si no seria complicado, dar contigo. Si no te importa quisiera pedir un pai de manzana, y otro helado. –
La zona estaba despejada me levante y camine a una pequeña plaza donde me senté de nuevo y con la mas grande sutileza que podía lograr, toque una ventanita del heladero, al cual le pedí mi helado de vainilla, el salió asombrado de verme.
-Hola muy buen dia nuevamente le debo molestar con otro helado, puedo esperar, al anochecer sin problema no se preocupe, y si podía decirle a algún panadero si me hace el favor de hacerme un pai de manzana. –
Mi compañero alado en forma lagartija estaba junto a mi en la placita, y me gire a verle pero me llamo mas la atención toda la gente los rostros que tenían, estaba algo apenada, de estar estorbando tanto, por que seguramente es lo que siempre hago en lugares asi, sin embargo se veía agradables aun que temerosos y asombrados por las entidades que estaban teniendo un dialogo en la plaza. Me dirigí a mi nuevo acompañante.
-Gustas algo yo me encargo de pagarlo no te preocupes.-
El heladero se perdió dentro de su edificación, al parecer quiso decir algo pero Arabell no logro escucharle. El bullicio de la gente era bastante alto, y la mayoría de la gente habla muy bajo.
-Interesante ser que eres, por lo que entiendo puedo intentar ayudarte como tal en este momento no tengo la información pero regresare a marine ford pronto creo que en dos años y podre revisar los registros. Solo necesitare una forma de comunicarme contigo. Ya que si no seria complicado, dar contigo. Si no te importa quisiera pedir un pai de manzana, y otro helado. –
La zona estaba despejada me levante y camine a una pequeña plaza donde me senté de nuevo y con la mas grande sutileza que podía lograr, toque una ventanita del heladero, al cual le pedí mi helado de vainilla, el salió asombrado de verme.
-Hola muy buen dia nuevamente le debo molestar con otro helado, puedo esperar, al anochecer sin problema no se preocupe, y si podía decirle a algún panadero si me hace el favor de hacerme un pai de manzana. –
Mi compañero alado en forma lagartija estaba junto a mi en la placita, y me gire a verle pero me llamo mas la atención toda la gente los rostros que tenían, estaba algo apenada, de estar estorbando tanto, por que seguramente es lo que siempre hago en lugares asi, sin embargo se veía agradables aun que temerosos y asombrados por las entidades que estaban teniendo un dialogo en la plaza. Me dirigí a mi nuevo acompañante.
-Gustas algo yo me encargo de pagarlo no te preocupes.-
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