¿Una noche tranquila? (Rol grupal pasado: Kirito, Selene, Kidah y Sinclair Moon)

Era una noche tranquila de luna llena en casino island, una figura alada pasaba volando por delante del astro, sobrevolando las playas de la isla. Esa figura era yo, Sinclair Moon, cazarrecompensas y portador de la Tenshi-Tenshi no mi.

Llevaba varios días de descanso alejado del gremio y el viento me había llevado a Casino Island, una isla con dos caras, la cara tranquila con hermosas y tranquilas playas y la zona marchosa la de los casinos y clubs. Después de volar un rato, aterricé en una de las muchas playas que habían en esa isla, la playa no tenía nada de especial, era una playa de arenas blancas y aguas cristalinas. Era un lugar tranquilo y silencioso, un lugar idóneo para pensar y meditar. Me senté en la playa, dejé a un lado mi chaqueta de cuero dejando ver debajo de esta una camisa roja. Era una noche en la que no esperaba nada, ni a nadie, mi único objetivo era relajarme y olvidarme por un rato de mi trabajo, mientras escuchaba el sondo de las olas y sentía la arena templada debajo de mi.

Me hallaba en una isla en la que nunca había estado pero si había oído hablar de ella. Casino Island, una isla con dos caras, una zona tranquila y otra marchosa.

Despues de haber estado varios dias de polizón en un barco comercial, tenia muy pocas ganas de estar rodeada de gente y bullicios. Necesitaba tranquilidad, así que me fui a una playa. Nunca había visto algo tan hermoso, arenas blancas y finas, suaves como la seda y el reflejo de la luna en el mar cristalino. Era tal la hermosura del lugar que deje la mente en blanco y empecé a caminar por la orilla, mientras oía el son de las olas y cantaba una canción de cuna que solía cantar madre a mi hermano y a mi.

Kidah: Dios Morfeo, dale a este niño tu amor mientras le pródigo una bendición.
Dios Morfeo, dale a este niño tu amor mientras le pródigo una bendición.
Con un beso el niño despertó~...

Al cantar, solté varias lágrimas al recordar a mi familia...

Seguía allí sentado en la arena con la mente en blanco y los ojos cerrados, escuchando las olas, sintiendo la brisa marina en mi piel y la arena pero, de repente escuche un sonido, una voz femenina cantando una canción, no sabía de donde venía, pero como no tenía nada mejor que hacer la intenté seguir asique cogí mi chaqueta de cuero y comencé a caminar hacia la voz y, al cabo de varios minutos, vi una figura, y de esa figura provenía la voz. Era una chica preciosa de melenas pelirrojas, asique me quedé observándola a una distancia prudencial para no asustarla, me senté en el suelo de nuevo y me quede escuchándola. Y cuando acabó la canción, me levanté y aplaudí

- Había venido a esta playa para relajarme y estar en silencio, pero una voz hermosa, al igual que su dueña no me molesta.

Cuando terminé de cantar, oí unos aplausos y la voz de un chaval hizo que me asustara, haciendo que casi se me saliera el corazón por la boca. Me giré sacando las espadas en guardia pero las palabras que dijo el chico pelirojo de mí me sonrojaron, pensaba que estaría sola y nadie me oiría pero estaba equivocada. Le mostré una sonrisa amable, me acerqué al chico y con una voz suave, le dije:            
                                                         
-Gracias por tus palabras, pensaba   que estaba sola en esta playa pero parece que no. Me llamo Kidaihla pero dime Kidah ¿y tú, cómo te llamas?

Me senté en la orilla, mirando las estrellas y la luna, esperando a que el chico me responda e hiciera lo mismo que yo.

¿No te parece hermosa esta noche? Desearía que nunca acabara, pocas veces se puede ver un paisaje así. -dije sin despegar la mirada del cielo estrellado-

Debí pensar antes de aplaudirle a la chica, pues es cierto que lo hice como alago por su preciosa voz, pero también debí caer en la cuenta de que que un extraño que te aplaude en un lugar oscuro y solitario, aunque lo haga con buena intención eso asusta:

- Perdoneme si la he asustado señorita, debí ser menos efusivo, pero no me pude contener al oír tan hermosa melodía, proveniente de tan hermosa dama.

Poco después me dijo que pensaba que estaba sola en aquella playa y a continuación me dijo su nombre y me preguntó el mio:

- Mi nombre es Sinclair Moon, pero puedes llamarme Sin.

Seguí la noche contemplando la hermosa noche, con aquella joven que acababa de conoce aquella noche y la verdad es que coincidía con ella pues, al igual que ella, desearía que aquella noche no acabara nunca:

- ¿Sabes? estoy de acuerdo contigo, yo también desearía que esta noche no acabara nunca, paz, tranquilidad, dejando a un lado el trabajo...es un momento realmente fantástico.

Estaba tan ensimismado viendo el cielo nocturno con mi nueva acompañante, que no me di cuenta que una tercera persona también estaba allí, no es que se dirigiera a nosotros o nos hablara sino que, de repente, a mis oídos llegó una música de la que solo sabía que provenía de un instrumento musical. Miré a mi alrededor y vi, no muy lejos de donde nos encontrábamos, a una persona tocando lo que parecía ser un saxofón, pensé en decirle a aquel que tocaba aquella música que viniera con nosotros, pero decidí que esperaría a hacerlo pues, aquella melodía, ahora instrumental, hacía aun más fantástico aquel momento.

Dijo que se llamaba Sinclair Moon pero que podía llamarlo Sin, era un chico my educado por lo que veía. Se sentó a mi lado mirando las estrellas al igual que yo, diciendo que estaba de acuerdo conmigo por el comentario que hice de que ojala esta noche no acabara nunca. Sonreí a lo que dijo, era un chico muy agradable, me gustaba estar en su compañia.

Los dos seguíamos viendo el cielo estrellado, todo estaba muy tranquilo hasta que escuché el son de un saxofón, había una tercera persona por aquí, asi que giré mi cabeza hacia donde provenía aquella hermosa melodía y a lo lejos vi una figura negra con el instrumento que tocaba. Me sorprendía lo bien que tocaba. Aquella música hizo que mirara hacia el mar donde se reflejaba la luna, olvidando todo lo que tenía alrededor y recordando a mi familia y a mi maestro... Esperé a que terminara de tocar para dirigirme hacia donde estaba el chico y decirle lo bien que tocaba. Y eso hice, justo cuando terminó, me levanté de la arena y fuí hacia él.

-Perdona que te moleste pero no pude evitar escucharte y quise acercarme para decirte que me encanta como tocas .-Dije con una sonrisa sincera-.