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Llegué a Nueva Esperanza algo nerviosa. Había pasado a la segunda ronda de la liga porque la fortuna así lo quiso. El hombre que se suponía, competiría conmigo, se había retirado, empujándome a mi una ronda más cerca de la victoria. Me dieron ganas de reír, era imposible que yo ganase. Pero tampoco es que me hubiera metido en la competición por eso.
Bajé del barco en el que había llegado y di gracias a los amables navegantes que habían aceptado a llevarme. La verdad es que tendría que ir pensando en conseguirme una canoa, unas alas, un dragón...algo. Esto de mendigar viajecitos en barco comenzaba a ser humillante. Me eché la melena roja hacia atrás y repasé si lo tenía todo. Palpé los cuchillos en las ligas a través de la falda, contándolos. No me fiaba, con lo despistada que era igual y se me había caído uno en el barco. Un señor vestido de traje me miró mal. No me extrañaba, entre lo corto de la falda y el gesto malinterpretable, qué iba a pensar. Lejos de ofenderme le dediqué una sonrisa. Se sonrojó y siguió andando con un bufido de desaprobación. Me reí para mis adentros.
Sí, lo tenía todo. Pero había oído el nombre de mi adversario más de una vez. Sólo rumores, pero parecía ser alguien bastante fuerte. Me dieron ganas de saltar en el aire de la alegría. Un combate interesante y la posibilidad de aprender de alguien con experiencia. Sólo me faltaba saber dónde tendría lugar la lucha. Llevaba un rato caminando pero solo veía edificios y tiendas. Vi a un hombre de espaldas esperando para cruzar. Vestía pantalón y camisa negra, en vez de traje. Supuse que podría ayudarme y me dirigí hacia él. Le puse la mano en el hombro con suavidad para no sobresaltarle y le pregunté:
-Disculpe, no parece de aquí. ¿Conoce a un hombre llamado...Kaín? Tengo un compromiso con él, pero no logro encontrar el...lugar, de la cita.
Bajé del barco en el que había llegado y di gracias a los amables navegantes que habían aceptado a llevarme. La verdad es que tendría que ir pensando en conseguirme una canoa, unas alas, un dragón...algo. Esto de mendigar viajecitos en barco comenzaba a ser humillante. Me eché la melena roja hacia atrás y repasé si lo tenía todo. Palpé los cuchillos en las ligas a través de la falda, contándolos. No me fiaba, con lo despistada que era igual y se me había caído uno en el barco. Un señor vestido de traje me miró mal. No me extrañaba, entre lo corto de la falda y el gesto malinterpretable, qué iba a pensar. Lejos de ofenderme le dediqué una sonrisa. Se sonrojó y siguió andando con un bufido de desaprobación. Me reí para mis adentros.
Sí, lo tenía todo. Pero había oído el nombre de mi adversario más de una vez. Sólo rumores, pero parecía ser alguien bastante fuerte. Me dieron ganas de saltar en el aire de la alegría. Un combate interesante y la posibilidad de aprender de alguien con experiencia. Sólo me faltaba saber dónde tendría lugar la lucha. Llevaba un rato caminando pero solo veía edificios y tiendas. Vi a un hombre de espaldas esperando para cruzar. Vestía pantalón y camisa negra, en vez de traje. Supuse que podría ayudarme y me dirigí hacia él. Le puse la mano en el hombro con suavidad para no sobresaltarle y le pregunté:
-Disculpe, no parece de aquí. ¿Conoce a un hombre llamado...Kaín? Tengo un compromiso con él, pero no logro encontrar el...lugar, de la cita.
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El cazador no se encontraba a gusto en aquel lugar, no por el ambiente serio ni por la gente (que tampoco eran especialmente de su agrado) sino por el desconocimiento. Aborrecía no saber donde se encontraba, era algo que nunca había podido explicar.
El peliblanco iba ataviado como de costumbre. Sus ropajes negros con los detalles rojos de siempre (cordones y corbata) pero con una variación. En aquella ocasión, llevaba la camisa abrochada hasta el cuello, lo que le confería un aire no elegante, pero si un poco más serio, más acorde con el entorno.
Tras la incomparecencia de su rival en la anterior ronda, Kaín se había sentido desanimado con respecto a la liga, desánimo que desapareció en cuanto le hablaron de su contrincante para la siguiente ronda. Todo lo que sabía de ella era una descripción muy básica. Ni nombre, ni apodo, solo una apariencia poco concreta. Las palabras textuales del hombre que le había dado los datos de su siguiente combate fueron "una jovencita pelirroja de toma pan y moja". Al cazador le agradaban esos juegos de palabras, pero la vaga descripción le recordó demasiado a Eirika, lo cual le quitó las ganas de reír.
Con curiosidad sobre la mujer, había llegado a aquel agobiante lugar sin demasiadas expectativas en lo que aquel día pudiera depararle. En ese instante una voz y un leve contacto en el hombro le hicieron girarse.
No había duda, era ella. Era una joven bajita en comparación con Kaín, tenía una piel perfecta y un aire delicado. Y su pelo... Kaín vio superpuesta, por unos instantes, a la joven que tenía delante y a su difunto amor. Su expresión se volvió melancólica por un instante, pero se recompuso, esperando que su rival no lo hubiera visto, y le dedicó una sonrisa.
-"Una pelirroja de toma pan y moja", eh?...- Dijo con tono burlón. Soltó una carcajada y sonrió, esta vez sinceramente.- Yo soy Kaín, encantado.- El cazador realizó una leve inclinación de cabeza y, con total calma, miró a su alrededor. La gente los miraba sin disimular cierto desprecio por la atrevida vestimenta de la joven. Si no le recordase tanto a ella, Kaín estaría disfrutando de las vistas como el que más.- Y yo que pensaba que desentonaba en este reducto de estirados... jajaja.
El cazador echó a andar en cuanto no hubo coches pasando, sin mirar atrás. No sabía si la muchacha lo seguiría o no, pero no tenía demasiadas ganas de luchar contra la "reencarnación" de su pelirroja, así que si ella no daba el primer paso, el peliblanco haría como que se olvidaba del tema.
El peliblanco iba ataviado como de costumbre. Sus ropajes negros con los detalles rojos de siempre (cordones y corbata) pero con una variación. En aquella ocasión, llevaba la camisa abrochada hasta el cuello, lo que le confería un aire no elegante, pero si un poco más serio, más acorde con el entorno.
Tras la incomparecencia de su rival en la anterior ronda, Kaín se había sentido desanimado con respecto a la liga, desánimo que desapareció en cuanto le hablaron de su contrincante para la siguiente ronda. Todo lo que sabía de ella era una descripción muy básica. Ni nombre, ni apodo, solo una apariencia poco concreta. Las palabras textuales del hombre que le había dado los datos de su siguiente combate fueron "una jovencita pelirroja de toma pan y moja". Al cazador le agradaban esos juegos de palabras, pero la vaga descripción le recordó demasiado a Eirika, lo cual le quitó las ganas de reír.
Con curiosidad sobre la mujer, había llegado a aquel agobiante lugar sin demasiadas expectativas en lo que aquel día pudiera depararle. En ese instante una voz y un leve contacto en el hombro le hicieron girarse.
No había duda, era ella. Era una joven bajita en comparación con Kaín, tenía una piel perfecta y un aire delicado. Y su pelo... Kaín vio superpuesta, por unos instantes, a la joven que tenía delante y a su difunto amor. Su expresión se volvió melancólica por un instante, pero se recompuso, esperando que su rival no lo hubiera visto, y le dedicó una sonrisa.
-"Una pelirroja de toma pan y moja", eh?...- Dijo con tono burlón. Soltó una carcajada y sonrió, esta vez sinceramente.- Yo soy Kaín, encantado.- El cazador realizó una leve inclinación de cabeza y, con total calma, miró a su alrededor. La gente los miraba sin disimular cierto desprecio por la atrevida vestimenta de la joven. Si no le recordase tanto a ella, Kaín estaría disfrutando de las vistas como el que más.- Y yo que pensaba que desentonaba en este reducto de estirados... jajaja.
El cazador echó a andar en cuanto no hubo coches pasando, sin mirar atrás. No sabía si la muchacha lo seguiría o no, pero no tenía demasiadas ganas de luchar contra la "reencarnación" de su pelirroja, así que si ella no daba el primer paso, el peliblanco haría como que se olvidaba del tema.
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Se giró, parecía amable. El pelo blanco adornaba una cara seria, pero suavizaba sus rasgos. Se movía sin hacer un sólo movimiento superfluo. Alguien poderoso.
Aunque la verdad es que casi cambio de opinión al oír sus primeras palabras.
Mientras él soltaba una carcajada, a mi se me escapó una sonrisa. Maldita sea, ahora solo se me conocía por mis pechos. No sabía si frustrarme u orgullecerme. Decidí pensarlo luego. Efectivamente, se presentó como Kaín. (Qué sorpresa.) Sin siquiera decir adiós, echó a andar. No sabía si seguirlo, pero como no miraba hacia atrás siquiera, deduje que no era eso lo que pretendía. El pensar que no me tomaba en serio ni siquiera para pelear me molestó bastante. Cruzó la calle mientras yo suspiraba y cogía un cuchillo. Tal vez durase poco, pero no iba a renunciar a la pelea. Por suerte la gente, después de verle hablando conmigo, se apartaba de él. Sonreí con ironía, que buena consecuencia. Herir civiles no es mi estilo.
Aguardé hasta que llegó a una esquina y cuando estaba a punto de dar la vuelta, lancé el cuchillo. Se clavó en el muro a centímetros de su cara, como había planeado.
-Eh.
Un coche había frenado de golpe al ver pasar el arma, así que aproveché para subirme de un salto a él. Es lo que tiene haberse criado en el circo...no me resisto a dramatizar.
-Tengo que pedirte que me regales unos minutos de tu tiempo. No quiero renunciar a un combate.
Aunque la verdad es que casi cambio de opinión al oír sus primeras palabras.
Mientras él soltaba una carcajada, a mi se me escapó una sonrisa. Maldita sea, ahora solo se me conocía por mis pechos. No sabía si frustrarme u orgullecerme. Decidí pensarlo luego. Efectivamente, se presentó como Kaín. (Qué sorpresa.) Sin siquiera decir adiós, echó a andar. No sabía si seguirlo, pero como no miraba hacia atrás siquiera, deduje que no era eso lo que pretendía. El pensar que no me tomaba en serio ni siquiera para pelear me molestó bastante. Cruzó la calle mientras yo suspiraba y cogía un cuchillo. Tal vez durase poco, pero no iba a renunciar a la pelea. Por suerte la gente, después de verle hablando conmigo, se apartaba de él. Sonreí con ironía, que buena consecuencia. Herir civiles no es mi estilo.
Aguardé hasta que llegó a una esquina y cuando estaba a punto de dar la vuelta, lancé el cuchillo. Se clavó en el muro a centímetros de su cara, como había planeado.
-Eh.
Un coche había frenado de golpe al ver pasar el arma, así que aproveché para subirme de un salto a él. Es lo que tiene haberse criado en el circo...no me resisto a dramatizar.
-Tengo que pedirte que me regales unos minutos de tu tiempo. No quiero renunciar a un combate.
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El cazador se sentía decepcionado. Deseaba que aquella maldita mujer no se pareciera tanto a ella para poder haber peleado tranquilamente, pero los hados no le sonrieron aquel día. El cazador había perdido toda la esperanza de aprovechar aquel día cuando un cuchillo voló a centímetros de su rostro, terminando clavado en la pared. El filo fue acompañado de las palabras de la muchacha, que avivaron la llama del furor en Kaín.
Una mirada fija directa a los ojos de la mujer fueron suficiente para Kaín. No aceptaría un "no". Comenzó a hablar mientras se quitaba la prótesis y la guardaba y, acto seguido desabrochaba su camisa con cuidado, usando solo una mano, de modo que volvió a tener el aspecto de siempre. Su sonrisa de excitación antes del combate también había vuelto.
-Bien, joven dama. Estoy seguro que eres más que unas piernas bonitas y poco tapadas y una melena al viento. Lucharé contra ti. Eso significa que todos vosotros deberíais ir alejándoos de aquí, pandilla de buitres, antes de que salgáis malheridos por error.- Dijo alzando la voz para que todo el mundo pudiera escucharle. No le gustaba herir a inocentes, pero tampoco le gustaban los estirados. El cazador se puso en guardia, con su brazo diestro, el del muñón, por delante, y sonrió.- Espero que estés lista, pelirroja...
El cazador se mantuvo en el sitio y, con calma, realizó un movimiento extremadamente simple. Un puñetazo directo en dirección a la mujer, lanzando una onda de choque desde su puño izquierdo y volviendo a la posición de guardia. Un primer ataque de tanteo, como solía hacer el peliblanco.
Onda de choque (AIF)
Una mirada fija directa a los ojos de la mujer fueron suficiente para Kaín. No aceptaría un "no". Comenzó a hablar mientras se quitaba la prótesis y la guardaba y, acto seguido desabrochaba su camisa con cuidado, usando solo una mano, de modo que volvió a tener el aspecto de siempre. Su sonrisa de excitación antes del combate también había vuelto.
-Bien, joven dama. Estoy seguro que eres más que unas piernas bonitas y poco tapadas y una melena al viento. Lucharé contra ti. Eso significa que todos vosotros deberíais ir alejándoos de aquí, pandilla de buitres, antes de que salgáis malheridos por error.- Dijo alzando la voz para que todo el mundo pudiera escucharle. No le gustaba herir a inocentes, pero tampoco le gustaban los estirados. El cazador se puso en guardia, con su brazo diestro, el del muñón, por delante, y sonrió.- Espero que estés lista, pelirroja...
El cazador se mantuvo en el sitio y, con calma, realizó un movimiento extremadamente simple. Un puñetazo directo en dirección a la mujer, lanzando una onda de choque desde su puño izquierdo y volviendo a la posición de guardia. Un primer ataque de tanteo, como solía hacer el peliblanco.
Onda de choque (AIF)
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Me miró directamente a los ojos. Yo le sonreí mientras le saludaba con una mano. Se quitó lo que parecía una prótesis y con la otra mano comenzó a desabrochar su camisa. Elevé las cejas con sorpresa. Nadie me había avisado de esto. Bueno, si tan seguro estaba de que podía ganarme con una sola mano...Ya tenía un objetivo marcado. Aguantar viva el tiempo suficiente para obligarlo a ponerse el guantelete. Si no en este combate, le obligaría a concertar otro más. Con ese objetivo en mente, aproveché la pausa momentánea para elevar los brazos y recogerme el pelo. No quería que me tapara la cara en un mal momento. Aseguré bien la cinta negra y me puse en guardia.
-Bien, joven dama. Estoy seguro que eres más que unas piernas bonitas y poco tapadas y una melena al viento. Lucharé contra ti. Eso significa que todos vosotros deberíais ir alejándoos de aquí, pandilla de buitres, antes de que salgáis malheridos por error
Solté una carcajada en cuanto le oí y vi a los estirados del lugar corriendo despavoridos. El chico que estaba dentro del coche en el que estaba subida también salió. Me miró como pidiéndome que me bajara, pero me puse seria y arqueé una ceja. Salió corriendo. Mi mueca se transformó en una sonrisa de nuevo. Oí a Kaín y miré al frente. Vi su puñetazo y la onda de choque avanzar. Salté hacia atrás, para bajar del coche y que se comiera él el golpe. Al fin y al cabo no era mío. Ya en el aire, le guiñé un ojo mientras le decía:
-Perdona peliblanco, pero con ropa más recatada no sería capaz de moverme a gusto. Espero que eso no te incomode.
Casi casi me daba pena el dueño del auto. Ya le veía con el papelito del ''siniestro total'' en la mano. Pero aún había quedado un bonito amasijo de metal. Oculté el brazo con mi capa negra y lo transformé en el del tigre. No quería revelar mi akuma todavía, pero se me había ocurrido algo interesante. Aprovechando la fuerza que me sumaba, levanté el coche en el aire y se lo tiré al peliblanco. [AI]
Me costó un poco, pero mientras el coche todavía estaba en el aire regresé mis brazos a la normalidad y me arreglé el pelo con una mano, como si nada hubiera pasado. Acto seguido agarré un cuchillo con una mano y eché a correr hacia él.
-Bien, joven dama. Estoy seguro que eres más que unas piernas bonitas y poco tapadas y una melena al viento. Lucharé contra ti. Eso significa que todos vosotros deberíais ir alejándoos de aquí, pandilla de buitres, antes de que salgáis malheridos por error
Solté una carcajada en cuanto le oí y vi a los estirados del lugar corriendo despavoridos. El chico que estaba dentro del coche en el que estaba subida también salió. Me miró como pidiéndome que me bajara, pero me puse seria y arqueé una ceja. Salió corriendo. Mi mueca se transformó en una sonrisa de nuevo. Oí a Kaín y miré al frente. Vi su puñetazo y la onda de choque avanzar. Salté hacia atrás, para bajar del coche y que se comiera él el golpe. Al fin y al cabo no era mío. Ya en el aire, le guiñé un ojo mientras le decía:
-Perdona peliblanco, pero con ropa más recatada no sería capaz de moverme a gusto. Espero que eso no te incomode.
Casi casi me daba pena el dueño del auto. Ya le veía con el papelito del ''siniestro total'' en la mano. Pero aún había quedado un bonito amasijo de metal. Oculté el brazo con mi capa negra y lo transformé en el del tigre. No quería revelar mi akuma todavía, pero se me había ocurrido algo interesante. Aprovechando la fuerza que me sumaba, levanté el coche en el aire y se lo tiré al peliblanco. [AI]
Me costó un poco, pero mientras el coche todavía estaba en el aire regresé mis brazos a la normalidad y me arreglé el pelo con una mano, como si nada hubiera pasado. Acto seguido agarré un cuchillo con una mano y eché a correr hacia él.
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El coche había quedado echo puré y la joven estaba oculta tras él, pero el cazador no estaba preocupado, sino todo lo contrario. Conseguir golpearla con algo tan sencillo hubiera sido decepcionante cuanto menos. Sus cejas se arquearon cuando el coche comenzó a levitar ante sus ojos... No, la mujer lo estaba levantando, así, como quien no quiere la cosa. El cazador vio venir el coche antes de que la joven se lo lanzase con el poder de su haki pero, lejos de esquivarlo, avanzó un paso hacia el frente y extendió su mano siniestra con los dedos extendidos mientras bloqueaba el codo. El coche se detuvo en seco contra la palma de su mano sin causarle demasiadas dificultades al peliblanco. Aquellos coches eléctricos que tan de moda se habían puesto no aguantaban nada. El vehículo no tardó más de dos segundos en volver a ponerse en movimiento, pues Kaín le propinó una fuerte patada hacia el frente, con la intención de lanzarlo directamente contra la muchacha pelirroja y, tras propinar el golpe al amasijo de metal, retrocedió un par de pasos.
Pateo de coche (AF)
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Ya parecía que estuviéramos jugando al fútbol con el coche. Una pena que el dueño hubiera huido por patas, habría sido gracioso ver su cara. Paró el coche con una sola mano y de una patada me lo devolvió. Solté un silbido de admiración y sin poder evitarlo sonreí. Esto era divertido... Ahora me tocaba jugar.
Ya estaba corriendo, así que simplemente me dejé caer al suelo y del impulso resbalé un par de metros mientras veía como el coche pasaba por encima de mí. Oí a mi espalda el ruido del vehículo chocar contra la pared y mi sonrisa se ensanchó. De dos ágiles saltos me puse en pie y en el aire mientras sacaba dos cuchillos y los lanzaba hacia mi adversario, apuntando con relativa facilidad. Uno, al cuello, a la aorta. El otro, al nervio presente en la rodilla izquierda. No tenía muchas esperanzas en que dieran, pero si tenía suerte, tal vez y hasta lograra inutilizarle o paralizarle la pierna por un rato. Los nervios son cosas muy delicadas. Tuve la suerte de aterrizar justo encima de la tapa de una alcantarilla. Hum, contundente. Volviendo a tapar mi brazo con la capa lo transformé y aprovechando la fuerza extra, di una vuelta para coger impulso y se lo lancé al estómago. Así de paso comprobaría su dominio sobre el haki, ya que lo más probable es que lo poseyera.
Lanzamiento de cuchillos + tapa de alcantarilla - [AIF]
Ya estaba corriendo, así que simplemente me dejé caer al suelo y del impulso resbalé un par de metros mientras veía como el coche pasaba por encima de mí. Oí a mi espalda el ruido del vehículo chocar contra la pared y mi sonrisa se ensanchó. De dos ágiles saltos me puse en pie y en el aire mientras sacaba dos cuchillos y los lanzaba hacia mi adversario, apuntando con relativa facilidad. Uno, al cuello, a la aorta. El otro, al nervio presente en la rodilla izquierda. No tenía muchas esperanzas en que dieran, pero si tenía suerte, tal vez y hasta lograra inutilizarle o paralizarle la pierna por un rato. Los nervios son cosas muy delicadas. Tuve la suerte de aterrizar justo encima de la tapa de una alcantarilla. Hum, contundente. Volviendo a tapar mi brazo con la capa lo transformé y aprovechando la fuerza extra, di una vuelta para coger impulso y se lo lancé al estómago. Así de paso comprobaría su dominio sobre el haki, ya que lo más probable es que lo poseyera.
Lanzamiento de cuchillos + tapa de alcantarilla - [AIF]
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La muchacha esquivó el vehículo deslizándose por el suelo, haciendo gala de una gran agilidad y elasticidad que sorprendieron al peliblanco y, tras lanzar dos cuchillos contra el, aterrizó en una tapa de alcantarilla y, con un poderoso giro, se la lanzó también. Era evidente que le gustaba el combate a distancia.
El cazador recubrió su cuerpo con haki armadura y esquivó el cuchillo directo al cuello, recibiendo el otro justo en el nervio lo que, pese al haki, le provocó un tembleque en la pierna durante un instante, lo justo como para que no pudiera esquivar la tapa y se viera obligado a desviarla con un fuerte golpe de muñón hacia un lado.
-Ya basta de jueguecitos, pelirroja. Pongámonos serios.
El cazador, con una sonrisa en los labios, cargó contra ella a gran velocidad utilizando su Burst y descargó una patada directa contra el estómago de la joven.
Burst Arrow (AMF)
El cazador recubrió su cuerpo con haki armadura y esquivó el cuchillo directo al cuello, recibiendo el otro justo en el nervio lo que, pese al haki, le provocó un tembleque en la pierna durante un instante, lo justo como para que no pudiera esquivar la tapa y se viera obligado a desviarla con un fuerte golpe de muñón hacia un lado.
-Ya basta de jueguecitos, pelirroja. Pongámonos serios.
El cazador, con una sonrisa en los labios, cargó contra ella a gran velocidad utilizando su Burst y descargó una patada directa contra el estómago de la joven.
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Mi ataque no sirvió de mucho. Me limité a suspirar mientras veía como esquivaba el primer cuchillo y se deshacía de la tapa de alcantarilla con un simple golpe. El otro cuchillo apenas le había frenado un momento, y yo no podía apostar toda mi estrategia a seguir lanzándolos, eran limitados. Y en cuanto me acercara más de la cuenta estaría perdida.
Al parecer le había hecho ponerse serio. Si, bueno, no me creía eso. Cargó contra mi y apenas me dio tiempo a girar un poco para no encajar el golpe de lleno en el estómago. Traté de pasar a forma híbrida para aumentar mi resistencia, ya que la colisión era inevitable. Me dolió, mucho, y retrocedí varios pasos. Me llevé la mano al costado, donde me había dado. No parecía haber costillas rotas, pero la zona estaba negra aun tras haber cambiado. Torcí el gesto, contrariada. Esto me complicaba las cosas. Respiré hondo antes de proseguir. Tal vez el dolor disminuyera si cambiaba a forma completa. Mi tigre tenía más resistencia al daño que yo. Me ocuparía de las consecuencias al acabar el combate.
-Razón llevas.
Mis ojos relucieron y haciendo acopio de voluntad, eché a correr hacia él. Solo fueron unos metros, pero dolieron como el infierno. Debía cambiar en el último segundo, para no ponerle sobre aviso. Al llegar, salté en el aire apretando los dientes y cambié. Con las garras por delante, traté de aterrizar sobre él, preparada para desgarrar su pecho y morderle el hombro.
Tiger Fall [AF]
Al parecer le había hecho ponerse serio. Si, bueno, no me creía eso. Cargó contra mi y apenas me dio tiempo a girar un poco para no encajar el golpe de lleno en el estómago. Traté de pasar a forma híbrida para aumentar mi resistencia, ya que la colisión era inevitable. Me dolió, mucho, y retrocedí varios pasos. Me llevé la mano al costado, donde me había dado. No parecía haber costillas rotas, pero la zona estaba negra aun tras haber cambiado. Torcí el gesto, contrariada. Esto me complicaba las cosas. Respiré hondo antes de proseguir. Tal vez el dolor disminuyera si cambiaba a forma completa. Mi tigre tenía más resistencia al daño que yo. Me ocuparía de las consecuencias al acabar el combate.
-Razón llevas.
Mis ojos relucieron y haciendo acopio de voluntad, eché a correr hacia él. Solo fueron unos metros, pero dolieron como el infierno. Debía cambiar en el último segundo, para no ponerle sobre aviso. Al llegar, salté en el aire apretando los dientes y cambié. Con las garras por delante, traté de aterrizar sobre él, preparada para desgarrar su pecho y morderle el hombro.
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La joven comenzó a correr hacia el, con decisión en los ojos. Un ataque directo. Kaín sonrió. Eso nunca funcionaba con el. Se puso en guardia mientras activaba sus dos hakis a plena potencia, por lo que vio que la intención de su enemigo era saltarle encima. Pero, tal vez por descuido o por confianza contra un rival más débil, el cazador no prestó la atención debida de tal modo que, cuando la pelirroja se convirtió en un colosal felino que caía hacia el, lo pilló de sorpresa.
Le dio tiempo a alzar los brazos y detener con ellos los afilados colmillos del animal, introduciendo su brazo derecho en la boca del mismo, tras lo cual notó como los colmillos se hundían un poco en su piel, más sus garras cayeron sobre su pecho como afiladas dagas. De no ser por su haki, le habría dejado hecho unos zorros, pero su poder mitigó gran parte del golpe y solo recibió dos juegos de feos, aunque no muy profundos, arañazos y los colmillos se hundieron apenas unos milímetros en su carne, pese a la gran fuerza de su oponente. El cazador hincó una rodilla en tierra por el poderoso embate.
Sin esperar más, el cazador asió con terrible fuerza una de las patas de la felina con su brazo libre mientras adoptaba su nivel tres. Un fuerte exoesqueleto negro recubrió sus ahora cuatro brazos y todo su cuerpo. Le brotaron alas en la espalda, antenas en la frente y pinzas en las mandíbulas. Haciendo uso de toda su agilidad y aprovechando que su rival no podía zafarse, pues la agarraba con todas sus fuerzas, proyectó sus dos manos libres para agarrar la otra pata delantera de la felina y, anclando con todas sus fuerzas los pies al suelo, sin levantarse y, desde esa posición, se proyectó a si mismo y a la felina hacia atrás con todas sus fuerzas en un extraño movimiento muy similar a un suplex de wrestling pero agarrando con brutal fuerza las patas de su enemiga y haciendo fuerza extra con sus brazos para que cayera de una forma más violenta, garantizando así que no se daría la vuelta en el aire como buen gato que era.
Ari Suplex (AF)
Le dio tiempo a alzar los brazos y detener con ellos los afilados colmillos del animal, introduciendo su brazo derecho en la boca del mismo, tras lo cual notó como los colmillos se hundían un poco en su piel, más sus garras cayeron sobre su pecho como afiladas dagas. De no ser por su haki, le habría dejado hecho unos zorros, pero su poder mitigó gran parte del golpe y solo recibió dos juegos de feos, aunque no muy profundos, arañazos y los colmillos se hundieron apenas unos milímetros en su carne, pese a la gran fuerza de su oponente. El cazador hincó una rodilla en tierra por el poderoso embate.
Sin esperar más, el cazador asió con terrible fuerza una de las patas de la felina con su brazo libre mientras adoptaba su nivel tres. Un fuerte exoesqueleto negro recubrió sus ahora cuatro brazos y todo su cuerpo. Le brotaron alas en la espalda, antenas en la frente y pinzas en las mandíbulas. Haciendo uso de toda su agilidad y aprovechando que su rival no podía zafarse, pues la agarraba con todas sus fuerzas, proyectó sus dos manos libres para agarrar la otra pata delantera de la felina y, anclando con todas sus fuerzas los pies al suelo, sin levantarse y, desde esa posición, se proyectó a si mismo y a la felina hacia atrás con todas sus fuerzas en un extraño movimiento muy similar a un suplex de wrestling pero agarrando con brutal fuerza las patas de su enemiga y haciendo fuerza extra con sus brazos para que cayera de una forma más violenta, garantizando así que no se daría la vuelta en el aire como buen gato que era.
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Alzó los brazos para pararme e hinqué con más fuerza mis colmillos. Apenas los sentí traspasar unos milímetros la carne, pero me sentí orgullosa. Adelanté las garras, rasgándole el pecho. Apenas le hice unos arañazos, ni siquiera sangraban demasiado. Pero renovó mis energías. Este hombre no era invencible, solo endemoniadamente fuerte. Iba a retirarme cuando me agarró la pata. Observé con alarma como su piel se volvía negra. Otros dos brazos zafaron mi otra pata y unas alas extrañas crecieron en su espalda. De su boca sobresalían dos pinzas de aspecto temible. Por un segundo, mi corazón retumbó en el pecho, sin entender el milagro. El segundo que tardé en racionalizar que no era la única usuaria zoan en esta calle. Y estaba en problemas. Su fuerza había aumentado, ni siquiera intenté soltarme, no valía la pena malgastar energías.
Aguardé. Él me levantó en el aire sin dejar de agarrarme. Supongo que pretendía que me estrellara contra el suelo, pero yo tenía otros planes. Seguíamos en la acera, la pared estaba a menos de dos metros. Justo cuando empezaba a descender tomé aire y cambié a mi forma parcial. Recuperé mi tamaño normal, pero conservé la cola, las orejas y los ojos de felino, así como el pelaje de tigre y una cabellera ahora negra. Y mis manos y muñecas eran ahora sustancialmente más pequeñas. Sin embargo, seguía igual de ágil. Me escabullí de entre sus brazos , aunque de manera poco grácil debido a la postura, y dando un extraño quiebro eché una patada hacia atrás. No pretendía darle, sino usarlo para impulsarme hacia la pared. Transformé de vuelta mi mano y al llegar clavé la garra en el muro. Arañó la superficie, frenando mi impulso y llevándome mas o menos sana y salva hasta el suelo. Aún me escocía la herida del costado, pero no hice caso.
-Parece que por fin te has animado a jugar en serio. Cuando acabe el combate asegúrate de decirme qué animal se supone que eres. No vi bicho tan extraño en mi vida.
Levanté los brazos y me apreté la coleta. Maldita sea, yo todavía podía dar mucha guerra. Miré a mi alrededor, atacarle de frente otra vez era un suicidio. Una farola. Sonriendo, utilicé la pared y de salto en salto me encaramé en lo alto. Cogí 4 cuchillos. Ya los recuperaría después. Lancé uno a cada una de sus muñecas y acto seguido salté yo mientras me transformaba, tratando de caer a su espalda. No dejaba de sentir puntadas en el costado, que fastidio. No tenía muy claro el qué hacer, pero tan pronto aterricé me decidí. Vi sus alas frente a mí y lancé sendos zarpazos al punto en que se unían a su cuerpo. [AID]
Aguardé. Él me levantó en el aire sin dejar de agarrarme. Supongo que pretendía que me estrellara contra el suelo, pero yo tenía otros planes. Seguíamos en la acera, la pared estaba a menos de dos metros. Justo cuando empezaba a descender tomé aire y cambié a mi forma parcial. Recuperé mi tamaño normal, pero conservé la cola, las orejas y los ojos de felino, así como el pelaje de tigre y una cabellera ahora negra. Y mis manos y muñecas eran ahora sustancialmente más pequeñas. Sin embargo, seguía igual de ágil. Me escabullí de entre sus brazos , aunque de manera poco grácil debido a la postura, y dando un extraño quiebro eché una patada hacia atrás. No pretendía darle, sino usarlo para impulsarme hacia la pared. Transformé de vuelta mi mano y al llegar clavé la garra en el muro. Arañó la superficie, frenando mi impulso y llevándome mas o menos sana y salva hasta el suelo. Aún me escocía la herida del costado, pero no hice caso.
-Parece que por fin te has animado a jugar en serio. Cuando acabe el combate asegúrate de decirme qué animal se supone que eres. No vi bicho tan extraño en mi vida.
Levanté los brazos y me apreté la coleta. Maldita sea, yo todavía podía dar mucha guerra. Miré a mi alrededor, atacarle de frente otra vez era un suicidio. Una farola. Sonriendo, utilicé la pared y de salto en salto me encaramé en lo alto. Cogí 4 cuchillos. Ya los recuperaría después. Lancé uno a cada una de sus muñecas y acto seguido salté yo mientras me transformaba, tratando de caer a su espalda. No dejaba de sentir puntadas en el costado, que fastidio. No tenía muy claro el qué hacer, pero tan pronto aterricé me decidí. Vi sus alas frente a mí y lancé sendos zarpazos al punto en que se unían a su cuerpo. [AID]
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fuerza
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Velocidad
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Akuma no mi
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Aquella gata era más ágil de lo que parecía, había logrado zafarse de su agarre y eso no era algo que pudiera decir cualquiera. Durante un instante el cazador la perdió de vista, aunque sus sentidos le dijeron en todo momento donde estaba.
La mujer se subió a una farola y, con gran habilidad, lanzó cuatro cuchillos a las muñecas de Kaín, pero aquel tipo de ataques ya no le preocupaban, no en el nivel tres de su forma híbrida. Su exoesqueleto era demasiado duro para que unas dagas lo atravesaran, así que el cazador ni se movió, preparando su siguiente acción mientras veía a la joven volar sobre el.
Aterrizó a su espalda al tiempo que alrededor de Kaín se formaba un viento huracanado y, justo cuando la felina lanzó sus garras contra la unión de sus alas a su cuerpo, este las abrió de golpe, proyectando la fuerza del huracán que lo rodeaba hacia su enemiga. El ataque desvió las garras, que se empotraron de nuevo contra su poderoso exoesqueleto, y, con una sonrisa, el cazador giró sobre si mismo mientras se agachaba un poco, lanzando una patada circular en forma de barrido para derribar a su contendiente y, acto seguido, de tener éxito, se sentaría sobre ella y la inmovilizaría con sus cuatro brazos y sus más de doscientos kilos de peso.
Barrido+ Agarre (AIF)
La mujer se subió a una farola y, con gran habilidad, lanzó cuatro cuchillos a las muñecas de Kaín, pero aquel tipo de ataques ya no le preocupaban, no en el nivel tres de su forma híbrida. Su exoesqueleto era demasiado duro para que unas dagas lo atravesaran, así que el cazador ni se movió, preparando su siguiente acción mientras veía a la joven volar sobre el.
Aterrizó a su espalda al tiempo que alrededor de Kaín se formaba un viento huracanado y, justo cuando la felina lanzó sus garras contra la unión de sus alas a su cuerpo, este las abrió de golpe, proyectando la fuerza del huracán que lo rodeaba hacia su enemiga. El ataque desvió las garras, que se empotraron de nuevo contra su poderoso exoesqueleto, y, con una sonrisa, el cazador giró sobre si mismo mientras se agachaba un poco, lanzando una patada circular en forma de barrido para derribar a su contendiente y, acto seguido, de tener éxito, se sentaría sobre ella y la inmovilizaría con sus cuatro brazos y sus más de doscientos kilos de peso.
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