Astor Longdale
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Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
EXPERIENCIA: 0
NIVEL: 1
NOMBRE: Astor Longdale
APODO: Berserker, El Sacerdote
EDAD: 56 años
SEXO: Masculino
RAZA: Humano
RANGO/EMPLEO: Recluta/Marine
RANGO SOCIAL: Medio
DESCRIPCIÓN DE ESTILO DE LUCHA:
AKUMA NO MI: Sage Sage No Mi
HAKIS, TÉCNICAS, POWER UPS:
DESCRIPCIÓN FÍSICA: La primera característica física de este hombre se encuentra en su rostro: grande, largo, robusto. Tiene los rasgos claramente desgastados por la edad y los contratiempos que los años le han regalado; aún así tampoco tiende a arreglar el desorden que presenta su físico generalmente a primera vista. Su rostro destaca principalmente por su nariz ganchuda y acentuada, seguida de la barba que descansa debajo de ésta y que a su misma vez se reúne con la de las patillas. A diferencia del resto (o por lo menos generalmente) Astor no disfruta de unos ojos pronunciados o una mirada aterradora, más bien son unos ojos que gozan de incertidumbres, oscuridad. Es una mirada llana de la que nunca te puedes esperar nada, una mirada que pasa rotundamente desapercibida y que cualquiera se aventuraría a relacionar con la de un ciego. «El señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El señor es el baluarte de mi vida, ¿de quién me asustaré?»
Actualmente posee una cabellera larga y oscura que le roza la piel de la cintura, que a diferencia de su barba, siempre está sucia, descuidada y a veces en posiciones que desafían notoriamente las leyes gravitatorias. Es una melena que le suma bastantes puntos a su figura como persona imponente o temible, a parte de las dimensiones de sus músculos y altura. A este grupo de características podríamos agregarle la suma de cicatrices que recorren el cuerpo del Marine, así como la que posee en el brazo: es una herida de combate que sufrió durante sus años de cautiverio situada en lo alto del brazo, con forma de finta. «Ya me he sometido a suficientes torturas en este santo lugar, y no voy a permitir ninguna más. La corrupción no es digna de manchar la casa del Señor.»
Lo único que consigue quebrar su apariencia madura es, muy gradualmente, su expresión serena y solemne ante situaciones críticas. Su semblante siempre ha dado un aire de maldad y picardía que no es excesivamente contrario a los ambientes que suele frecuentar o a su forma de comportarse. Aún así no es alguien que suela utilizar demasiado las expresiones a la hora de comunicarse o revelar su estado de ánimo; al igual que su capacidad para retorcer las situaciones con argumentos falsos (mentiras), también es capaz de hacerlo con expresiones contradictorias. «Los que hacen verdad son contentamiento del Señor, pero los que hacen justicia son privilegio.»
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA: Astor es un hombre difícil de determinar psicológicamente. Es un asesino que cree en las leyes de Dios o, por lo menos, en una interpretación libre de éstas. Eso es lo que le mantiene en pie, lo que hace continúe rondando por el mundo y haciéndose una pelota más grande: la Fe. Tiene una determinación increíblemente grotesca ante temas de carácter divino al igual que posee un empecinamiento que le impide abrirse a otras creencias, cosa que acentúa su voluntad de contentar a su Señor. No tiene ni el más mínimo problema en cuanto a decir o hacer lo que cree correcto aún teniendo que herir a su prójimo, a quien realmente da la salvación.
A primera vista Astor parece, sin más rodeos, lo que realmente es: un hombre imponente, derecho e irritable. Aún así siempre guarda respeto ante los demás, así como le obligaba a hacer la disciplina que impartieron sobre él. Se limita a realizar sus pertinentes actos de fe sólo teniendo en cuenta la voluntad del Señor, ya que se considera digno y con Su permiso de hacerlo. Desde que era un chaval no puede evitar ver el pecado en cada uno de los hombres de esa tierra, y aunque trate de observar desde un prisma un tanto más perspectivo, sólo puede sentirse responsable de tener que ayudarles a redimir sus fallas a través de la salvación. Por ello la Marina es para él un medio por el que conseguir sus objetivos: las más despiadadas y pecadoras almas de ese infierno están dibujadas sobre carteles de Se Busca dentro de las oficinas de las Bases. Y aunque suene un tanto contradictorio, Astor no es alguien que le desee el mal a su prójimo. Él es un firme defensor de la enmienda y del arrepentimiento, después de todo cree que no puede haber peor condena que seguir habitando en este sucio mundo de ratas.
Semblante tenso, rostro apagado, mirada furtiva. Son características que definen la apariencia de Astor Longdale porque no las hay exactas que definan el interior de su cabeza. ¿Puede llegar a amar? ¿Es alguien apático? A lo largo de su vida se ha planteado incertidumbres que ha ido descubriendo a medida que pasaban los años, día tras día se convertía en alguien más fuerte y determinado, alguien que conocía su objetivo de vida en esa tierra. Un Salvador es alguien que hace justicia ante herejías y comportamientos insensatos liberando el alma y con ella, los pecados que contaminan cada perímetro de este lugar Sagrado. Es alguien encargado de limpiar la mancha y de acusar de estar pudriendo desde el interior Su casa, algo que no puede quedar sin castigo.
PROFESIONES:
BANDA: -
ARMAS: Espada {Berserk Sword}
HISTORIA:
Levastos es una isla situada en el East Blue más bien conocida por su alto rango social entre los ciudadanos y su gran influencia y dependencia Marina. Astor nació en esas tierras durante una madrugada del mes de enero. Fue fruto de la relación de Thyra y Shane Longdale, una pareja de médicos bastante reconocidos dentro de los círculos de la Isla. Ellos criaron a su pequeño con toda sarta de caprichos y materiales de valor, buenos tratos y el mejor servicio académico privado jamás imaginado. Astor ya era bastante conocido en el barrio sólo con cinco años de edad; sobresalía entre los demás niños y llamaba la atención de cualquier adulto con el que mantuviera una conversación. Eso le gustaba. Siempre quería ser el primero, siempre buscaba hasta entre los más enrevesados caminos la solución para conseguir lo que necesitara; siempre necesitaba algo. Y sabiendo esto, podía decirse que era un chaval que de todo gozaba. Las clases más bajas de la isla solían cuchichear llamándolo consentido después de verlo pasar por las carreteras vistiendo indumentarias con las que ellos pagarían el almuerzo de sus hijos durante más de dos largas semanas. Otros se limitaban a dejarlo pasar. Realmente ninguna de las dos cosas suponía algún problema: Astor era muy educado y comprensivo, alguien que con tan corta edad ya se apiadaba de los que menos privilegios tenían. A veces se imaginaba situaciones en la que él está repartiendo trozos de tela a los campesinos que viven en las costas y éstos le agracian con alabanzas y rezos.
Sin duda, Astor no era un niño cualquiera. Podríamos soltar una tira de adjetivos bruscos y despectivos para describirlo, pero ninguno se acomodaría realmente a su perfil psicológico. O por lo menos no del todo. El pequeño Longdale vivió una historia que no es digna de contar, una historia que repudiaría cualquier otra y que dejaría boquiabiertos hasta a los más despiadados. Gozó de una riqueza materialista durante su corta infancia y esa es la última sensación humana que actualmente recuerda: las cosas comenzaron a torcerse semanas después de su séptimo cumpleaños. La piratería en esa época estaba prácticamente descontrolada y por mucho que Levastos estuviera protegida por las mejores Armadas, antes o después tendría que suceder algo. Once flotas fueron las que escoltaron las costas de la Isla y dos los barcos piratas que la saquearon; éstos últimos vencieron. Se hacían llamar Piratas de Davion, una banda liderada por la tercera generación de sucesores del primer Davion.
Y todo sucedió a lo largo de una sola noche: hicieron estallar los campos de cultivo de los comerciantes, bardearon las zonas habitadas y, finalmente, se llevaron a parte de la población masculina que pudiera serles de utilidad. Shane y Astor estaban entre aquella desafortunada multitud. Shane Longdale fue registrado con una marca de fuego en la piel y funcionó como médico cirujano durante las primeras semanas. Atendía a piratas que hubieran sufrido algún tipo de lesión o contratiempo durante el motín a cambio de comida para él y su hijo. Dormían en las plantas más inferiores del navío junto a los demás cautivos y dependiendo de su condición física realizaban unos u otros trabajos. A diferencia de su padre, Astor sólo se dedicó a dormir y dormir hasta recibir órdenes de piratas con rangos superiores: su primer labor fue utilizando la escoba y la fregona, algo que a distinción del resto de niños de su edad, era todo un privilegio.
Y así sucedieron las cosas hasta el segundo mes. Astor no terminó de entender su objetivo allí hasta el tercer día de mayo. La habitación donde vivía junto a su padre y otras decenas de compañeros más estaba ocupada por la población más joven. Él dibujaba con carboncillos la madera vieja de la litera y tarareaba una instrumental original a la par que pensaba en su padre. Siempre estaba pensando en él; en lo que estaría haciendo, en la comida que le traería, en el cuento que tocaría esa noche. Pero esa vez era algo que iba un poco más allá: Astor no veía a su padre desde hacía una semana. No estaba realmente preocupado porque no conocía las horrorosas intenciones que habitaban en el interior de cada uno de los bucaneros del Navío, pero por su puesto, sí que le echaba en falta.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y a través de ella se dislumbró la figura de un hombre. Eso significaba que cada uno de los presentes debía colocarse formando una hilera de cara a la pared: los niños lo hicieron. Sin embargo el individuo no entró, sólo se limitó a realizar un corto llamamiento —: Astor Longdale. Sígueme — y calló. Astor se volteó curioso y miró hacia la puerta de reojo observando la silueta engrandecida marchándose de la estancia. Un chaval compañero suyo le dio un empujoncito en el hombro para que le siguiera, seguido de un ‘¡venga, ¿es que no le has oído?!’ y, entonces, lleno de incertidumbres y cuestiones, avanzó hacia el pasillo. Era la primera vez que salía, por lo que caminar a paso acelerado para no perderle la pista al señor era una especie de inconveniente a la hora de querer observar cada detalle del interior del barco.
Se detuvieron delante de una puerta de metal oscuro y el hombre la abrió girando una llave situada en el interior de la cerradura. Después de un par de ruidos bruscos la habitación quedó al descubierto — Entra — ordenó el hombre, imponente. Y Astor obedeció.
Era una sala angosta de cuatro paredes de piedra oscura, el mismo material que había en el suelo. Se respiraba humedad en cada centímetro de la atmósfera y un aire empolvado que inducía al chaval una sensación similar al estornudo. En el centro habían tres figuras, y una de ellas era Shane Longdale, sujetado de los brazos por las siluetas restantes. Presentaban el cuerpo de su padre tembloroso, semidesnudo, moribundo y sucio. Astor caminó hacia él a paso despacio, entornando los ojos sobre la mirada de su antecesor. Shane tosió. Poco tardó su hijo en darse cuenta de que estaba gravemente enfermo y herido.
— ¿P-papá? — musitó, casi para sus adentros.
Shane contestó levantando la cabeza, encontrándose con los ojos de su hijo.
Uno de los piratas que le sujetaban golpeó el hombro de Shane, haciéndole toser. El otro pirata le atizó otro golpe en las costillas. Astor no dijo nada. No sabía qué hacer, no quería tomar parte de algo que no conseguía comprender; y obtuvo la respuesta de su incertidumbre sin formular ninguna pregunta. El tercer pirata situado a espaldas de Astor le tendió una piedra en la mano, agachándose a su lado —: Expía sus pecados, Astor. Están contaminando este lugar Sagrado — susurró, y seguidamente se alejó del pequeño Longdale — Líbrale del sufrimiento. Apaga su dolor.
Shane sollozó. Fue un gemido largo e intenso, acompañado de una sutil inclinación de espalda. Las rodillas, tendidas sobre el suelo, habían comenzado a temblar con mayor fuerza a la par que la sangre de sus heridas volvía a recorrer su piel manchada. Astor enmudeció. Durante unos segundos la habitación se concentró únicamente en los sonidos de sufrimiento del cautivo, su temor ante la piedra que sujetaba la minúscula mano de su hijo se manifestaba en llantos similares a los de un niño. — ¡VAMOS, ESTÚPIDO! — la voz de uno de los piratas que sujetaban a Shane quebró el silencio entre las cuatro paredes, produciendo un estrépito sobre el pequeño Longdale —: ¡Martírialo, es un pecador, haz que reciba el castigo divino!
La mano de Astor se movió hacia la cabeza de su padre instintivamente. El primer golpe empujó al individuo hacia atrás, el segundo le abrió una brecha en la piel y del tercero no hay testimonio. El chico continuó el suplicio hasta que los ojos de su padre, que antes buscaban encontrarse con los suyos, miraron sin ver. Su brillo se desvaneció y tomó parte de él la oscuridad que acolchaba el ambiente, la humedad que cubría el sudor de su frente. Los piratas dejaron caer el cuerpo inerte de Shane sobre la piedra del suelo a la par que Astor retrocedía, aún con los ojos sobre los de su padre, similares a los de un ciego —Has expiado sus pecados, Astor — una voz agra se hizo en el ambiente. El pirata que minutos antes le tendía una piedra sobre la mano acababa de abrir la puerta con la intención de marcharse de la escena —, ahora tienes Su permiso. Conviértete en contentamiento del Señor.
Astor pasó los siguientes cinco días dentro de la pequeña mazmorra donde había redimido los pecados de su padre y entregado su alma limpia al amparo del Señor. Había visto con sus propios ojos cómo lanzaban el cuerpo de su padre al mar envuelto en un saco de manzanas sucio y a piratas conducir a otros hombres moribundos a los pisos más bajos del Navío. Pronto se desenvolverían más las cosas, encontraría la respuesta a muchas incertidumbres en los brazos de la fe y, sobre todo, se formaría con conocimientos de un nuevo arte. El pirata que le había puesto la piedra en la mano se hacía llamar Padre Gaara y se reunía una vez al día con él para ayudarlo a recitar oraciones de devoción —: Recita, hijo, conmigo: El señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El señor es el baluarte de mi vida, ¿de quién me asustaré? — y, una y otra vez, rendían tributo a su Señor. Semanas más tarde ya podía hacerlo solo, dos veces diarias, al pie de su cama. Para entonces ya habría comenzado con las clases de esgrima que practicaba con el mismo Padre, estudiando cada minúscula finta y movimiento para conseguir un ataque rápido, conciso y, sobre todo, potente.
Se dieron las once de la tarde cuando Astor envainaba la katana y la guardaba con el resto en la armería. Por empeño se había saltado el toque de queda para entrenar un rato más. Sólo pasaron unos minutos entre que el pequeño Longdale se vestía con la túnica antes de que un pirata irrumpiera en la sala. Ambos se miraron durante unos instantes. Astor se sentía asustado, sabía para lo que ese hombre estaba allí: no debía haber cometido ese error, no debía haber seguido el entrenamiento porque eso conllevaba a la desobediencia. En un principio no creía que fuera un error demasiado grave pero tampoco conocía las consecuencias que podía tener. Varias veces había oído desde su cuarto las plegarias de muchos de sus compañeros después de cometer un pecado similar a no terminarse el plato de comida, tal vez comer un poco de más, no limpiar u olvidarse de realizar los rezos diarios.
El pirata avanzó hacia él con gran imponencia, agarrándolo del brazo y conduciéndolo fuera de la habitación. Caminaron juntos durante unos minutos hasta llegar a una habitación que Astor solía frecuentar casi diariamente: el despacho del Padre Gaara. El pirata tocó la puerta con los nudillos y la abrió dejando su interior al descubierto, seguidamente empujó al muchacho dentro y cerró la entrada. Éste se enderezó y, después de frotarse la cabeza, echó un ojo al cuarto: estaba iluminado por la lámpara de araña del techo y decorado por todos los marcos de fotografías empolvadas de lo que Astor supuso que sería la familia Davion. El Padre Gaara estaba de pie en una esquina, con los brazos unidos detrás de la espalda —: Confiésame tus pecados y yo decidiré tu pleitesía, hijo — dijo, acercándose al cuerpo de espaldas del muchacho —. No temas, vengo en nombre Suyo.
Astor vaciló, sin embargo bajó la cabeza y se limitó a obedecer las órdenes del Padre —: Padre, he pecado. Perdóneme.
— Confiesa, Astor, tus pecados están contaminando este lugar sagrado — y, sin rodeos, descubrió un látigo de detrás de su espalda que testó con una finta clara sobre el aire que retumbó tétricamente dentro de las cuatro paredes de la habitación.
— Por favor, perdóneme Padre — sollozó.
— Dios te perdonará…, cuando cumplas con tu condena —dijo, descendiendo el tono de voz y acercándose aún más por la espalda al espadachín aspirante. Levantó el brazo con el que sostenía el látigo y… — Rinde… — descendió la extremidad, con ello concluyó la acción dibujando una finta en la espalda del muchacho —, pleitesía… — una segunda finta —, ante el Señor — y de nuevo, una tercera — ¡CONFIÉSATE!
— ¡He pecado, he desobedecido las órdenes del Padre! — exclamó, cayendo sobre el suelo de rodillas. Tenía tres llagas en la espalda, tres líneas ardientes que cortaron su túnica para atravesarle la carne de la piel.
— Levántate, pecador, y dime si mereces un lugar debajo del amparo de nuestro Señor.
Astor se levantó tambaleante, pero un nuevo latigazo hizo que sus rodillas volvieran a traicionarle. Apretó los dientes y a la vez, los ojos, de los cuales brotaban lágrimas de un inocente. La pena acabaría después de otras dos fintas más, pero sólo por ese día. Astor no volvió a saltarse el toque de queda, pero recibió un castigo por cada error que cometía traicionando las leyes de Dios. Pasaron los años y el pequeño Longdale se vio obligado a madurar antes de tiempo. Con ganas seguía practicando y mejorando su arte con la espada, además de indagar en libros de Medicina curiosidades que se aprendía y que más tarde ejercía con animales. La figura de su padre no había desaparecido de su cabeza, pero se había contorsionado tanto que no la reconocía. Un día se había atrevido a preguntarle al Padre cuál había sido el pecado por el que Shane había sido condenado.
— Shane Longdale no ha sido condenado, hijo. Tú has salvado su alma. Todo el mundo necesita un salvador, alguien que expíe por siempre sus pecados y le ayude a despedirse de las llamas de este infierno llamado mundo. Estamos aquí para que la voluntad del Señor sea contentada con nuestras buenas acciones, y tú lo hiciste dándole a tu padre una nueva vida en el Cielo.
— ¿Y por qué… por qué no puedo ir yo al Cielo ahora, Padre?
— Has de esperar a que llegue el momento, y entre tanto tendrás que apiadarte de los traidores de Dios y darles su salvación. Astor, tú serás mi sucesor.
Pero Astor no quería ser su sucesor. No le gustaba realmente lo que sus piratas hacían y mucho menos le gustaba las torturas que impartían a sus compañeros o, más concretamente, a él. ¿Por qué no podían castigar al que de verdad cometía pecado, al que de verdad hacía sufrir al prójimo? Podía reconocer que durante esos años había aprendido grandes comportamientos y disciplinas, pero ninguna de ellas se acercaba a sus principios. Él le había dado la salvación a su propio padre como quien acaba con la vida de un ciervo atrapado en la trampa de un cazador: acabar con el sufrimiento y acabar con el pecador.
Acababa de pasar el décimo-cuarto cumpleaños de Astor, hacía sólo un par de semanas. Ya podía decirse que estaba hecho todo un espadachín, sin embargo era evidente que aún le quedaba mucho tiempo de entrenamiento. También había avanzado mucho con los conocimientos en el ámbito de la medicina, algo que realmente le apasionaba. Pero sin duda, su mayor progreso durante esos últimos siete años había sido su forma de pensar. No soportaba más torturas por parte de los piratas del navío, a quienes más tarde veía cometiendo el mismo pecado. No estaba de acuerdo con los tratos que recibía y menos con la disciplina que aún se le imponía. Llevaba bastantes meses planeando algún tipo de huida y todas las noches rezaba al Señor y rogaba porque todo saliera bien—: Ya me he sometido a suficientes torturas en este santo lugar, y no voy a permitir ninguna más. La corrupción no es digna de manchar la casa del Señor — No podía pensar en otra cosa que no fuera encerrar a esos farsantes predicadores de la palabra de Dios y comenzar con un nuevo estilo de vida. Y eso no tardaría en llegar.
Pronto, los Piratas de Davion sumarían una isla más a la lista de saqueaciones, pero esta vez conseguirían algo más que una reposición de la plantilla: encontraron una Fruta del Diablo. Cada vez que Astor la miraba se perdía en sus tonos rojos intensos y en las formas lineales que poseía. El chico se hizo con el baúl que la custodiaba antes de que el Navío partiera de la Isla, pues su vigilancia le había sido confiada a él, ni más ni menos por el Padre Gaara. También se había asegurado de salir con alguna de las espadas de la armería del barco para portar una buena defensa. Pasó unos cuantos meses en esa Isla después de ver al barco de los Piratas de Davion perderse detrás del horizonte. Evidentemente fue una decisión en la que arriesgó todo su ser, y sin duda lo hizo acertadamente. Pudo conseguir con éxito un puesto como Recluta en la Marina de Levastos, su isla natal, después de volver a ella. Lo único que le echó para atrás fue descubrir que su madre había fallecido en su ausencia, además de que apenas reconocía a la vieja población de la isla. Sin embargo ahora tenía un nuevo objetivo de cara a sus creencias.
Mar de origen: East Blue.
Isla de origen: Levastos.
Pertenencias: Una cadena que lleva atada al cuello de la que pende una cruz dorada.
Botín de partidas: -
Sueños: Redimir los pecados de todo pirata y delincuente que pueda alcanzar.
Referido por: -
NIVEL: 1
NOMBRE: Astor Longdale
APODO: Berserker, El Sacerdote
EDAD: 56 años
SEXO: Masculino
RAZA: Humano
RANGO/EMPLEO: Recluta/Marine
RANGO SOCIAL: Medio
DESCRIPCIÓN DE ESTILO DE LUCHA:
- Nombre: Berserk.
- Ejecución: Este estilo de lucha se ejecuta a través de cualquier arma (en este caso la suya, que es una espada) con la que derriba al contrincante centrándose en el bloqueo de los ataques externos y sobre todo en la fuerza del golpe.
AKUMA NO MI: Sage Sage No Mi
- Tipo de fruta: Logia etérea
- Poder característico: Permite al usuario convertirse, crear y manipular el plomo en todos sus estados.
- Tabla de Niveles:
- TABLA DE NIVELES:
Nv 1. Puede convertirse en plomo en estado sólido ya pudiendo manipularlo, siendo su cuerpo absolutamente externo a los tóxicos que el elemento produce. El elemento ya adquiere consistencia y densidad. Puede expandirse hasta un radio de dos metros y medio.
Nv 5. Puede expandirse hasta un radio de seis metros. Ahora adquiere la capacidad de expandir el elemento y separarlo de su cuerpo aún manipulándolo.
Nv 10. Es capaz de hacer formas y figuras con la masa en estado sólido y a partir de su cuerpo o manipulando el plomo ajeno a él.
Nv 15. El plomo que genera en estado sólido tiene suficiente resistencia como para aguantar hasta 35kg.
Nv 20. La capacidad de expansión en estado sólido aumenta a un radio de 20 metros.
Nv 25. Es capaz de sedimentar la materia y reemplazarla por otros objetos (armas, por ejemplo). A partir de este punto el plomo que genera se vuelve tóxico.
Nv 30. Puede convertir su cuerpo en plomo sólido, así como reemplazar sus extremidades por dicha materia y mantenerse así durante el tiempo que desee. En este estado puede moverse con menos agilidad pero sus golpes se intensifican muchísimo y el aguante del plomo sólido al peso aumenta a 70kg.
Nv 45. Puede generar materia sólida de su propio cuerpo y dispararla hasta una distancia de 30 metros. Puede expandir el plomo en estado sólido hasta un máximo de 60 metros.
Nv 40. Puede generar figuras complejas (armas, armaduras, etc) desde el plomo en su estado sólido.
Nv 45. El plomo que genera en estado sólido tiene un aguante de hasta 100 kg.
Nv 50. Puede expandir la materia sólida hasta un máximo de 1.000 metros en radio.
Nv 60. La toxicidad de la materia se vuelve grave cuando la materia se encuentra cerca de la piel del ser humano por más de dos posts.
Nv 70. Puede generar plomo y lanzarlo a velocidad de una bala hasta la distancia que la materia aguante en el aire.
Nv 90. El plomo en estado sólido puede aguantar hasta un máximo de 100kg. La toxicidad de la materia puede volverse mortal si se mantiene cerca de la piel del ser humano durante más de un post.
Nv 100. El plomo en estado sólido puede aguantar cualquier cantidad de peso, pudiendo generar hasta 1.000.000 metros en radio del mismo material.
HAKIS, TÉCNICAS, POWER UPS:
DESCRIPCIÓN FÍSICA: La primera característica física de este hombre se encuentra en su rostro: grande, largo, robusto. Tiene los rasgos claramente desgastados por la edad y los contratiempos que los años le han regalado; aún así tampoco tiende a arreglar el desorden que presenta su físico generalmente a primera vista. Su rostro destaca principalmente por su nariz ganchuda y acentuada, seguida de la barba que descansa debajo de ésta y que a su misma vez se reúne con la de las patillas. A diferencia del resto (o por lo menos generalmente) Astor no disfruta de unos ojos pronunciados o una mirada aterradora, más bien son unos ojos que gozan de incertidumbres, oscuridad. Es una mirada llana de la que nunca te puedes esperar nada, una mirada que pasa rotundamente desapercibida y que cualquiera se aventuraría a relacionar con la de un ciego. «El señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El señor es el baluarte de mi vida, ¿de quién me asustaré?»
Actualmente posee una cabellera larga y oscura que le roza la piel de la cintura, que a diferencia de su barba, siempre está sucia, descuidada y a veces en posiciones que desafían notoriamente las leyes gravitatorias. Es una melena que le suma bastantes puntos a su figura como persona imponente o temible, a parte de las dimensiones de sus músculos y altura. A este grupo de características podríamos agregarle la suma de cicatrices que recorren el cuerpo del Marine, así como la que posee en el brazo: es una herida de combate que sufrió durante sus años de cautiverio situada en lo alto del brazo, con forma de finta. «Ya me he sometido a suficientes torturas en este santo lugar, y no voy a permitir ninguna más. La corrupción no es digna de manchar la casa del Señor.»
Lo único que consigue quebrar su apariencia madura es, muy gradualmente, su expresión serena y solemne ante situaciones críticas. Su semblante siempre ha dado un aire de maldad y picardía que no es excesivamente contrario a los ambientes que suele frecuentar o a su forma de comportarse. Aún así no es alguien que suela utilizar demasiado las expresiones a la hora de comunicarse o revelar su estado de ánimo; al igual que su capacidad para retorcer las situaciones con argumentos falsos (mentiras), también es capaz de hacerlo con expresiones contradictorias. «Los que hacen verdad son contentamiento del Señor, pero los que hacen justicia son privilegio.»
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA: Astor es un hombre difícil de determinar psicológicamente. Es un asesino que cree en las leyes de Dios o, por lo menos, en una interpretación libre de éstas. Eso es lo que le mantiene en pie, lo que hace continúe rondando por el mundo y haciéndose una pelota más grande: la Fe. Tiene una determinación increíblemente grotesca ante temas de carácter divino al igual que posee un empecinamiento que le impide abrirse a otras creencias, cosa que acentúa su voluntad de contentar a su Señor. No tiene ni el más mínimo problema en cuanto a decir o hacer lo que cree correcto aún teniendo que herir a su prójimo, a quien realmente da la salvación.
A primera vista Astor parece, sin más rodeos, lo que realmente es: un hombre imponente, derecho e irritable. Aún así siempre guarda respeto ante los demás, así como le obligaba a hacer la disciplina que impartieron sobre él. Se limita a realizar sus pertinentes actos de fe sólo teniendo en cuenta la voluntad del Señor, ya que se considera digno y con Su permiso de hacerlo. Desde que era un chaval no puede evitar ver el pecado en cada uno de los hombres de esa tierra, y aunque trate de observar desde un prisma un tanto más perspectivo, sólo puede sentirse responsable de tener que ayudarles a redimir sus fallas a través de la salvación. Por ello la Marina es para él un medio por el que conseguir sus objetivos: las más despiadadas y pecadoras almas de ese infierno están dibujadas sobre carteles de Se Busca dentro de las oficinas de las Bases. Y aunque suene un tanto contradictorio, Astor no es alguien que le desee el mal a su prójimo. Él es un firme defensor de la enmienda y del arrepentimiento, después de todo cree que no puede haber peor condena que seguir habitando en este sucio mundo de ratas.
Semblante tenso, rostro apagado, mirada furtiva. Son características que definen la apariencia de Astor Longdale porque no las hay exactas que definan el interior de su cabeza. ¿Puede llegar a amar? ¿Es alguien apático? A lo largo de su vida se ha planteado incertidumbres que ha ido descubriendo a medida que pasaban los años, día tras día se convertía en alguien más fuerte y determinado, alguien que conocía su objetivo de vida en esa tierra. Un Salvador es alguien que hace justicia ante herejías y comportamientos insensatos liberando el alma y con ella, los pecados que contaminan cada perímetro de este lugar Sagrado. Es alguien encargado de limpiar la mancha y de acusar de estar pudriendo desde el interior Su casa, algo que no puede quedar sin castigo.
Gustos:
- Rezar: Lo hace siempre que puede, ya sea en algún lugar de culto o en su propia casa. Le han inculcado creencias católicas desde que tiene no más de siete años y el ser practicante es un detalle muy importante para complementar el día a día de este Marine.
- El mundo: Sí, Astor está hecho todo un paisajista. Le gusta disfrutar tanto de los elementos más sencillos y escuetos como de los más complejos y gigantes. No puede evitar apreciar cada ápice de creación de Dios sobre esa atmósfera y disfruta de ello casi siempre que puede.
- La medicina: Su padre, su madre y el resto de sus antecesores fueron médicos cirujanos de fama continental a quienes muchísimas familias terminaron debiéndoles sus propias vidas. La curación es una especie de don que habita con ímpetu en la sangre de los Longdale.
- Sabores dulces: A pesar de todo el negro y quemado papel que envuelve la figura de Longdale, es alguien a quien podemos encontraros sin ningún problema merendando pastas dulces y demás surtidos de tentempiés.
- Celebraciones: Año nuevo, fiestas patronales, todo tipo de reunión formal o incluso costumbre puede llegar a llamar la atención de este hombre tradicional. De hecho tiene una costumbre que manifiesta casi todos los domingos a las cuatro de la tarde, hora que dedica exclusivamente a la purificación del alma y del espíritu con oraciones de devoción.
- Entrenamiento: El arte de la espada ha llevado a Astor a derivar su propio estilo de lucha a través de los años. Disfruta de él tanto como lo hace trabajando o sumiéndose en sus oraciones diarias.
Desagrados:
- Los pecadores: Es, principalmente, el objetivo que Astor ha de atrapar para acabar con su propósito en ese mundo. El pecado que persigue principalmente es el de la piratería, que concierne el asesinato, el robo y demás actos que han de recibir la expiación de un Salvador.
- La indisciplina: No puede soportar tratar con una persona que carezca de educación o una mínima de respeto hacia el prójimo. La disciplina es para Astor un principio esencial a la hora de educar a un nacido.
Habilidades:
- La espada: La maneja desde que era sólo un crío y con ella ha aprendido a valerse por sí mismo ante situaciones críticas. Ha derivado del esgrima un nuevo estilo personal basado en la fuerza bruta del golpe que aún espera ver evolucionar, aprovechándose de la potencia y auge natural de su anatomía.
- Manipulación verbal: Controla cada ápice de su credibilidad a la hora de comunicarse. Es capaz de contorsionar la verdad tanto con mentiras como con expresiones faciales.
- Analítico y perfeccionista: Tiene una especie de manía en cuanto a lo que a orden se refiere. Es un ejemplo el hecho de que siempre esté al tanto de que no haya manchas ni lagunas dentro de sus documentos en la Marina. Asimismo puede resultarle una molestia perder datos pertenecientes a alguna línea temporal o a la historia de los expedientes de los piratas en Busca y Captura.
Torpezas:
- Poca confianza: Astor se ha hecho una especie de hombre ermitaño a lo largo de los años. Su historia le ha dejado cicatrices y lagunas que a día de hoy le impiden soltarse o, como mucho, comunicarse con un mínimo de determinación. Es por ello que siempre le ha costado mantener una relación saludable con alguien, pues en su mayoría no van más allá del trato profesional.
- Bastante testarudo: Nunca aceptará la existencia de otras religiones o creencias. Para él sólo existe la piedad del Señor que habita en todas partes y a quien le debe voto y devoción hasta el día de su Salvación eterna.
PROFESIONES:
- Principal: Asesino
- Secundarias: Médico, Arqueólogo (Historiador)
BANDA: -
ARMAS: Espada {Berserk Sword}
HISTORIA:
Levastos es una isla situada en el East Blue más bien conocida por su alto rango social entre los ciudadanos y su gran influencia y dependencia Marina. Astor nació en esas tierras durante una madrugada del mes de enero. Fue fruto de la relación de Thyra y Shane Longdale, una pareja de médicos bastante reconocidos dentro de los círculos de la Isla. Ellos criaron a su pequeño con toda sarta de caprichos y materiales de valor, buenos tratos y el mejor servicio académico privado jamás imaginado. Astor ya era bastante conocido en el barrio sólo con cinco años de edad; sobresalía entre los demás niños y llamaba la atención de cualquier adulto con el que mantuviera una conversación. Eso le gustaba. Siempre quería ser el primero, siempre buscaba hasta entre los más enrevesados caminos la solución para conseguir lo que necesitara; siempre necesitaba algo. Y sabiendo esto, podía decirse que era un chaval que de todo gozaba. Las clases más bajas de la isla solían cuchichear llamándolo consentido después de verlo pasar por las carreteras vistiendo indumentarias con las que ellos pagarían el almuerzo de sus hijos durante más de dos largas semanas. Otros se limitaban a dejarlo pasar. Realmente ninguna de las dos cosas suponía algún problema: Astor era muy educado y comprensivo, alguien que con tan corta edad ya se apiadaba de los que menos privilegios tenían. A veces se imaginaba situaciones en la que él está repartiendo trozos de tela a los campesinos que viven en las costas y éstos le agracian con alabanzas y rezos.
Sin duda, Astor no era un niño cualquiera. Podríamos soltar una tira de adjetivos bruscos y despectivos para describirlo, pero ninguno se acomodaría realmente a su perfil psicológico. O por lo menos no del todo. El pequeño Longdale vivió una historia que no es digna de contar, una historia que repudiaría cualquier otra y que dejaría boquiabiertos hasta a los más despiadados. Gozó de una riqueza materialista durante su corta infancia y esa es la última sensación humana que actualmente recuerda: las cosas comenzaron a torcerse semanas después de su séptimo cumpleaños. La piratería en esa época estaba prácticamente descontrolada y por mucho que Levastos estuviera protegida por las mejores Armadas, antes o después tendría que suceder algo. Once flotas fueron las que escoltaron las costas de la Isla y dos los barcos piratas que la saquearon; éstos últimos vencieron. Se hacían llamar Piratas de Davion, una banda liderada por la tercera generación de sucesores del primer Davion.
Y todo sucedió a lo largo de una sola noche: hicieron estallar los campos de cultivo de los comerciantes, bardearon las zonas habitadas y, finalmente, se llevaron a parte de la población masculina que pudiera serles de utilidad. Shane y Astor estaban entre aquella desafortunada multitud. Shane Longdale fue registrado con una marca de fuego en la piel y funcionó como médico cirujano durante las primeras semanas. Atendía a piratas que hubieran sufrido algún tipo de lesión o contratiempo durante el motín a cambio de comida para él y su hijo. Dormían en las plantas más inferiores del navío junto a los demás cautivos y dependiendo de su condición física realizaban unos u otros trabajos. A diferencia de su padre, Astor sólo se dedicó a dormir y dormir hasta recibir órdenes de piratas con rangos superiores: su primer labor fue utilizando la escoba y la fregona, algo que a distinción del resto de niños de su edad, era todo un privilegio.
Y así sucedieron las cosas hasta el segundo mes. Astor no terminó de entender su objetivo allí hasta el tercer día de mayo. La habitación donde vivía junto a su padre y otras decenas de compañeros más estaba ocupada por la población más joven. Él dibujaba con carboncillos la madera vieja de la litera y tarareaba una instrumental original a la par que pensaba en su padre. Siempre estaba pensando en él; en lo que estaría haciendo, en la comida que le traería, en el cuento que tocaría esa noche. Pero esa vez era algo que iba un poco más allá: Astor no veía a su padre desde hacía una semana. No estaba realmente preocupado porque no conocía las horrorosas intenciones que habitaban en el interior de cada uno de los bucaneros del Navío, pero por su puesto, sí que le echaba en falta.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y a través de ella se dislumbró la figura de un hombre. Eso significaba que cada uno de los presentes debía colocarse formando una hilera de cara a la pared: los niños lo hicieron. Sin embargo el individuo no entró, sólo se limitó a realizar un corto llamamiento —: Astor Longdale. Sígueme — y calló. Astor se volteó curioso y miró hacia la puerta de reojo observando la silueta engrandecida marchándose de la estancia. Un chaval compañero suyo le dio un empujoncito en el hombro para que le siguiera, seguido de un ‘¡venga, ¿es que no le has oído?!’ y, entonces, lleno de incertidumbres y cuestiones, avanzó hacia el pasillo. Era la primera vez que salía, por lo que caminar a paso acelerado para no perderle la pista al señor era una especie de inconveniente a la hora de querer observar cada detalle del interior del barco.
Se detuvieron delante de una puerta de metal oscuro y el hombre la abrió girando una llave situada en el interior de la cerradura. Después de un par de ruidos bruscos la habitación quedó al descubierto — Entra — ordenó el hombre, imponente. Y Astor obedeció.
Era una sala angosta de cuatro paredes de piedra oscura, el mismo material que había en el suelo. Se respiraba humedad en cada centímetro de la atmósfera y un aire empolvado que inducía al chaval una sensación similar al estornudo. En el centro habían tres figuras, y una de ellas era Shane Longdale, sujetado de los brazos por las siluetas restantes. Presentaban el cuerpo de su padre tembloroso, semidesnudo, moribundo y sucio. Astor caminó hacia él a paso despacio, entornando los ojos sobre la mirada de su antecesor. Shane tosió. Poco tardó su hijo en darse cuenta de que estaba gravemente enfermo y herido.
— ¿P-papá? — musitó, casi para sus adentros.
Shane contestó levantando la cabeza, encontrándose con los ojos de su hijo.
Uno de los piratas que le sujetaban golpeó el hombro de Shane, haciéndole toser. El otro pirata le atizó otro golpe en las costillas. Astor no dijo nada. No sabía qué hacer, no quería tomar parte de algo que no conseguía comprender; y obtuvo la respuesta de su incertidumbre sin formular ninguna pregunta. El tercer pirata situado a espaldas de Astor le tendió una piedra en la mano, agachándose a su lado —: Expía sus pecados, Astor. Están contaminando este lugar Sagrado — susurró, y seguidamente se alejó del pequeño Longdale — Líbrale del sufrimiento. Apaga su dolor.
Shane sollozó. Fue un gemido largo e intenso, acompañado de una sutil inclinación de espalda. Las rodillas, tendidas sobre el suelo, habían comenzado a temblar con mayor fuerza a la par que la sangre de sus heridas volvía a recorrer su piel manchada. Astor enmudeció. Durante unos segundos la habitación se concentró únicamente en los sonidos de sufrimiento del cautivo, su temor ante la piedra que sujetaba la minúscula mano de su hijo se manifestaba en llantos similares a los de un niño. — ¡VAMOS, ESTÚPIDO! — la voz de uno de los piratas que sujetaban a Shane quebró el silencio entre las cuatro paredes, produciendo un estrépito sobre el pequeño Longdale —: ¡Martírialo, es un pecador, haz que reciba el castigo divino!
La mano de Astor se movió hacia la cabeza de su padre instintivamente. El primer golpe empujó al individuo hacia atrás, el segundo le abrió una brecha en la piel y del tercero no hay testimonio. El chico continuó el suplicio hasta que los ojos de su padre, que antes buscaban encontrarse con los suyos, miraron sin ver. Su brillo se desvaneció y tomó parte de él la oscuridad que acolchaba el ambiente, la humedad que cubría el sudor de su frente. Los piratas dejaron caer el cuerpo inerte de Shane sobre la piedra del suelo a la par que Astor retrocedía, aún con los ojos sobre los de su padre, similares a los de un ciego —Has expiado sus pecados, Astor — una voz agra se hizo en el ambiente. El pirata que minutos antes le tendía una piedra sobre la mano acababa de abrir la puerta con la intención de marcharse de la escena —, ahora tienes Su permiso. Conviértete en contentamiento del Señor.
Astor pasó los siguientes cinco días dentro de la pequeña mazmorra donde había redimido los pecados de su padre y entregado su alma limpia al amparo del Señor. Había visto con sus propios ojos cómo lanzaban el cuerpo de su padre al mar envuelto en un saco de manzanas sucio y a piratas conducir a otros hombres moribundos a los pisos más bajos del Navío. Pronto se desenvolverían más las cosas, encontraría la respuesta a muchas incertidumbres en los brazos de la fe y, sobre todo, se formaría con conocimientos de un nuevo arte. El pirata que le había puesto la piedra en la mano se hacía llamar Padre Gaara y se reunía una vez al día con él para ayudarlo a recitar oraciones de devoción —: Recita, hijo, conmigo: El señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El señor es el baluarte de mi vida, ¿de quién me asustaré? — y, una y otra vez, rendían tributo a su Señor. Semanas más tarde ya podía hacerlo solo, dos veces diarias, al pie de su cama. Para entonces ya habría comenzado con las clases de esgrima que practicaba con el mismo Padre, estudiando cada minúscula finta y movimiento para conseguir un ataque rápido, conciso y, sobre todo, potente.
Se dieron las once de la tarde cuando Astor envainaba la katana y la guardaba con el resto en la armería. Por empeño se había saltado el toque de queda para entrenar un rato más. Sólo pasaron unos minutos entre que el pequeño Longdale se vestía con la túnica antes de que un pirata irrumpiera en la sala. Ambos se miraron durante unos instantes. Astor se sentía asustado, sabía para lo que ese hombre estaba allí: no debía haber cometido ese error, no debía haber seguido el entrenamiento porque eso conllevaba a la desobediencia. En un principio no creía que fuera un error demasiado grave pero tampoco conocía las consecuencias que podía tener. Varias veces había oído desde su cuarto las plegarias de muchos de sus compañeros después de cometer un pecado similar a no terminarse el plato de comida, tal vez comer un poco de más, no limpiar u olvidarse de realizar los rezos diarios.
El pirata avanzó hacia él con gran imponencia, agarrándolo del brazo y conduciéndolo fuera de la habitación. Caminaron juntos durante unos minutos hasta llegar a una habitación que Astor solía frecuentar casi diariamente: el despacho del Padre Gaara. El pirata tocó la puerta con los nudillos y la abrió dejando su interior al descubierto, seguidamente empujó al muchacho dentro y cerró la entrada. Éste se enderezó y, después de frotarse la cabeza, echó un ojo al cuarto: estaba iluminado por la lámpara de araña del techo y decorado por todos los marcos de fotografías empolvadas de lo que Astor supuso que sería la familia Davion. El Padre Gaara estaba de pie en una esquina, con los brazos unidos detrás de la espalda —: Confiésame tus pecados y yo decidiré tu pleitesía, hijo — dijo, acercándose al cuerpo de espaldas del muchacho —. No temas, vengo en nombre Suyo.
Astor vaciló, sin embargo bajó la cabeza y se limitó a obedecer las órdenes del Padre —: Padre, he pecado. Perdóneme.
— Confiesa, Astor, tus pecados están contaminando este lugar sagrado — y, sin rodeos, descubrió un látigo de detrás de su espalda que testó con una finta clara sobre el aire que retumbó tétricamente dentro de las cuatro paredes de la habitación.
— Por favor, perdóneme Padre — sollozó.
— Dios te perdonará…, cuando cumplas con tu condena —dijo, descendiendo el tono de voz y acercándose aún más por la espalda al espadachín aspirante. Levantó el brazo con el que sostenía el látigo y… — Rinde… — descendió la extremidad, con ello concluyó la acción dibujando una finta en la espalda del muchacho —, pleitesía… — una segunda finta —, ante el Señor — y de nuevo, una tercera — ¡CONFIÉSATE!
— ¡He pecado, he desobedecido las órdenes del Padre! — exclamó, cayendo sobre el suelo de rodillas. Tenía tres llagas en la espalda, tres líneas ardientes que cortaron su túnica para atravesarle la carne de la piel.
— Levántate, pecador, y dime si mereces un lugar debajo del amparo de nuestro Señor.
Astor se levantó tambaleante, pero un nuevo latigazo hizo que sus rodillas volvieran a traicionarle. Apretó los dientes y a la vez, los ojos, de los cuales brotaban lágrimas de un inocente. La pena acabaría después de otras dos fintas más, pero sólo por ese día. Astor no volvió a saltarse el toque de queda, pero recibió un castigo por cada error que cometía traicionando las leyes de Dios. Pasaron los años y el pequeño Longdale se vio obligado a madurar antes de tiempo. Con ganas seguía practicando y mejorando su arte con la espada, además de indagar en libros de Medicina curiosidades que se aprendía y que más tarde ejercía con animales. La figura de su padre no había desaparecido de su cabeza, pero se había contorsionado tanto que no la reconocía. Un día se había atrevido a preguntarle al Padre cuál había sido el pecado por el que Shane había sido condenado.
— Shane Longdale no ha sido condenado, hijo. Tú has salvado su alma. Todo el mundo necesita un salvador, alguien que expíe por siempre sus pecados y le ayude a despedirse de las llamas de este infierno llamado mundo. Estamos aquí para que la voluntad del Señor sea contentada con nuestras buenas acciones, y tú lo hiciste dándole a tu padre una nueva vida en el Cielo.
— ¿Y por qué… por qué no puedo ir yo al Cielo ahora, Padre?
— Has de esperar a que llegue el momento, y entre tanto tendrás que apiadarte de los traidores de Dios y darles su salvación. Astor, tú serás mi sucesor.
Pero Astor no quería ser su sucesor. No le gustaba realmente lo que sus piratas hacían y mucho menos le gustaba las torturas que impartían a sus compañeros o, más concretamente, a él. ¿Por qué no podían castigar al que de verdad cometía pecado, al que de verdad hacía sufrir al prójimo? Podía reconocer que durante esos años había aprendido grandes comportamientos y disciplinas, pero ninguna de ellas se acercaba a sus principios. Él le había dado la salvación a su propio padre como quien acaba con la vida de un ciervo atrapado en la trampa de un cazador: acabar con el sufrimiento y acabar con el pecador.
Acababa de pasar el décimo-cuarto cumpleaños de Astor, hacía sólo un par de semanas. Ya podía decirse que estaba hecho todo un espadachín, sin embargo era evidente que aún le quedaba mucho tiempo de entrenamiento. También había avanzado mucho con los conocimientos en el ámbito de la medicina, algo que realmente le apasionaba. Pero sin duda, su mayor progreso durante esos últimos siete años había sido su forma de pensar. No soportaba más torturas por parte de los piratas del navío, a quienes más tarde veía cometiendo el mismo pecado. No estaba de acuerdo con los tratos que recibía y menos con la disciplina que aún se le imponía. Llevaba bastantes meses planeando algún tipo de huida y todas las noches rezaba al Señor y rogaba porque todo saliera bien—: Ya me he sometido a suficientes torturas en este santo lugar, y no voy a permitir ninguna más. La corrupción no es digna de manchar la casa del Señor — No podía pensar en otra cosa que no fuera encerrar a esos farsantes predicadores de la palabra de Dios y comenzar con un nuevo estilo de vida. Y eso no tardaría en llegar.
Pronto, los Piratas de Davion sumarían una isla más a la lista de saqueaciones, pero esta vez conseguirían algo más que una reposición de la plantilla: encontraron una Fruta del Diablo. Cada vez que Astor la miraba se perdía en sus tonos rojos intensos y en las formas lineales que poseía. El chico se hizo con el baúl que la custodiaba antes de que el Navío partiera de la Isla, pues su vigilancia le había sido confiada a él, ni más ni menos por el Padre Gaara. También se había asegurado de salir con alguna de las espadas de la armería del barco para portar una buena defensa. Pasó unos cuantos meses en esa Isla después de ver al barco de los Piratas de Davion perderse detrás del horizonte. Evidentemente fue una decisión en la que arriesgó todo su ser, y sin duda lo hizo acertadamente. Pudo conseguir con éxito un puesto como Recluta en la Marina de Levastos, su isla natal, después de volver a ella. Lo único que le echó para atrás fue descubrir que su madre había fallecido en su ausencia, además de que apenas reconocía a la vieja población de la isla. Sin embargo ahora tenía un nuevo objetivo de cara a sus creencias.
- Datos:
- La historia está desarrollada hasta su comienzo como Recluta, una vez vaya ascendiendo puestos editaré con más hechos.
Mar de origen: East Blue.
Isla de origen: Levastos.
Pertenencias: Una cadena que lleva atada al cuello de la que pende una cruz dorada.
Botín de partidas: -
Sueños: Redimir los pecados de todo pirata y delincuente que pueda alcanzar.
Referido por: -
Astor Longdale
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Buenas noches señor sacerdote, empecemos. Por cierto, tiene usted un bigote muy sexy. Y además, te llamas igual que un amigo mío al que hace mucho que no veo, tu nombre me trae nostalgia.
- Historia del Pj (calidad y originalidad) - Hasta 2´5 puntos:
Pues eso... que tienes un 9. Puntuaciones para optar a diferentes cosas:
Akumas:
- Paramecia- 7´5
- Zoan normal - 8
- Zoan prehistórica - 8'5
- Logia etérea - 9
- Zoan mitológica - 9'5
- Akuma legendaria - 10*
*Se deberá sacar un 10 de nota para poder acceder a una de las akumas más poderosas de la serie, como la Pika Pika no mi. También se incluyen en este tipo Akumas potencialmente OP (Overpowered), como la logia de sonido.
*Los nombres de las Akumas deben de ser bisílabos. En ciertos casos el Staff se reserva el derecho a cambiar el nombre a una Akuma (Tiger Tiger por Neko Neko modelo tigre, por ejemplo)
Cyborg:
- Comenzar como humano con una parte cyborg - 7,5
- Comenzar como cyborg - 8,5
Razas:
- Humanos y Skypianos- cualquier nota
- Brazos largos y piernas largas- 6
- Enanos- 7
-Animales parlantes- 7
- Gyojin grado 1* - 7´5
- Gigante - 8
- Gyojin grado 2* (peces venenosos y tiburones) - 8´5
Cualquier petición, ya sea de akuma, parte cyborg, o cualquier otra cosa a la que se tenga derecho por nota de ficha debe ser hecha antes del primer rol. Una vez has comenzado a rolear, pierdes el derecho a pedir nada por nota de ficha si no lo has hecho antes.
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- Spoiler:
- Un plus por poner a Yiruma. No, hombre, pero el acompañarlo con música adecuada siempre viene bien. Me gusta ese detalle, sin embargo, vamos a lo que vamos, la historia.
Tras leerla en profundidad, te pongo 2'5 sobre 2'5.
- Spoiler:
- Bien explicado, se podría describir mucho más, si, pero está muy bien. 2 sobre 2,5.
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- Nada destacable, 1 punto.
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- Bastante bien, con posibles mejoras y más desarrollo, pero bastante bien. 1,9 de 2 puntos.
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- Muy bien, sip. 1 punto.
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- Algo flojo, pero cumple lo mínimo. 0,6 de 1 punto.
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Petición: Logia etérea.
Sage Sage No Mi: Permite al usuario convertirse, crear y manipular el plomo en todos sus estados.
Sage Sage No Mi: Permite al usuario convertirse, crear y manipular el plomo en todos sus estados.
- TABLA DE NIVELES:
Nv 1. Puede convertirse en plomo en estado sólido ya pudiendo manipularlo, siendo su cuerpo absolutamente externo a los tóxicos que el elemento produce. Puede expandirse hasta un radio de dos metros y medio.
Nv 5. Puede expandirse hasta un radio de seis metros. Ahora adquiere la capacidad de expandir el elemento y separarlo de su cuerpo aún manipulándolo.
Nv 10. Es capaz de hacer formas y figuras con la masa en estado sólido y a partir de su cuerpo o manipulando el plomo ajeno a él.
Nv 15. El plomo que genera en estado sólido tiene suficiente resistencia como para aguantar hasta 35kg.
Nv 20. La capacidad de expansión en estado sólido aumenta a un radio de 20 metros.
Nv 25. Es capaz de sedimentar la materia y reemplazarla por otros objetos (armas, por ejemplo). A partir de este punto el plomo que genera se vuelve tóxico.
Nv 30. Puede convertir su cuerpo en plomo sólido, así como reemplazar sus extremidades por dicha materia y mantenerse así durante el tiempo que desee. En este estado puede moverse con menos agilidad pero sus golpes se intensifican muchísimo y el aguante del plomo sólido al peso aumenta a 70kg.
Nv 45. Puede generar materia sólida de su propio cuerpo y dispararla hasta una distancia de 30 metros. Puede expandir el plomo en estado sólido hasta un máximo de 60 metros.
Nv 40. Puede generar figuras complejas (armas, armaduras, etc) desde el plomo en su estado sólido.
Nv 45. El plomo que genera en estado sólido tiene un aguante de hasta 100 kg.
Nv 50. Puede expandir la materia sólida hasta un máximo de 1.000 metros en radio.
Nv 60. La toxicidad de la materia se vuelve grave cuando la materia se encuentra cerca de la piel del ser humano por más de dos posts.
Nv 70. Puede generar plomo y lanzarlo a velocidad de una bala hasta la distancia que la materia aguante en el aire.
Nv 90. El plomo en estado sólido puede aguantar hasta un máximo de 100kg. La toxicidad de la materia puede volverse mortal si se mantiene cerca de la piel del ser humano durante más de un post.
Nv 100. El plomo en estado sólido puede aguantar cualquier cantidad de peso, pudiendo generar hasta 1.000.000 metros en radio del mismo material.
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Tabla y akuma aceptada. Lo único, y perdona mi ignorancia si es que me estoy equivocando... ¿Mercurio?
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Error mío, basé mi tabla en la del mercurio. Registros hechos y editado el fallo.
Disculpa que irrumpa para corregir a mi compañero, pero sólo se puede manejar el elemento en su estado natural (Temperatura ambiente y presión atmosférica). Los demás estados deben sacarse mediante Power Up.
Buenos días.
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Tabla editada.
Señor Nat escribió:el elemento en su estado natural
Disculpa mi insistencia xD Manejar el estado líquido y gaseoso es algo que deberás conseguir mediante Power Ups
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Tabla editada, confundí tu corrección. Gracias xD.
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