Una despedida, otro encuentro. [Rees y Shun. Privado]

Shun respiró hondo y miró a su rival con cierto desdén. El ronin iba vestido con un kimono azul violáceo con dos espadas al cinto, al estilo samurai, una katana y una wakizashi. Estaba en posición, listo para desenvainar, con una pierna ligeramente adelantada y su mano derecha sobre el mango de Kaze no Ryoshu. Sus gafas destellaban a la luz del sol. Su oponente era un hombre de aspecto desgarbado con ropas similares a las suyas. Llevaba el pelo recogido en una coleta más corta que la de Shun, y también tenía aspecto de ser más joven. Se trataba de un espadachín errante de Wano que había oído historias de sus hazañas y lo había buscado para derrotarlo.

- Prepárate, Shun ¡Voy a por ti!

El joven comenzó a correr hacia él, gritando con la katana en alto. El ronin podía ver sus movimientos como a cámara lenta. Se quedó quieto mientras su rival se aproximaba, esperando al momento apropiado. Cuando estuvo lo bastante cerca, avanzó hacia él desenvainando y arrancándole el arma de las manos de un golpe. La katana de su rival ascendió en el aire girando y se clavó en el suelo. La gente de alrededor, curiosos principalmente, prorrumpieron en exclamaciones de sorpresa. Estaban frente a la taberna, y mucha gente ociosa se había puesto a curiosear. El chico dio un grito de rabia y fue hacia su arma, sacándola de la tierra.

- Ríndete. No quiero matar a un crío como tú. Mi próximo golpe no ira destinado a desarmarte - dijo el samurai con severidad.

El chico le miró con rabia y se puso en posición. No parecía muy dispuesto a rendirse. Shun suspiró, y lo miró con el ceño fruncido.

- Oe, ¿tan joven quieres morir?

- Juré que no volvería a Wano hasta labrarme un nombre. Y para ello te derrotaré. Mi honor está en juego.

El samurai entrecerró los ojos y tan sólo se puso en posición de nuevo. Si era una cuestión de honor, no había más que hablar. No iba a ser él quien le negase a un hombre la posibilidad de probar su valía y actuar de acuerdo al bushido. Tan sólo le daba lástima. Aquella era una causa perdida. Aunque ágil y veloz, claramente a aquel muchacho le faltaba adiestramiento y técnica. Nunca podría derrotar a un experto en kenjutsu como él. Shun había llegado a ser general samurai cuando servía a daimyo de Kamashi. No era ningún principiante, y podría derrotar a un jovenzuelo como él con insultante facilidad. Nuevamente el otro corrió hacia él, y nuevamente el samurai de gafas se puso en posición. El chico era valiente... se había ganado el derecho de que lo tratara como a un oponente digno.

- Iai... - murmuró.

De repente Shun se movió tan rápido hacia delante que sólo se vio una sombra pasando al lado de su rival y un destello metálico. De repente, estaba de pie tras el joven, dándole la espalda. Envainó su katana lentamente, y de repente se escuchó un sonido algo cortante el aire, y su rival cayó de rodillas con un tajo ensangrentado en el torso.

- ...Sasayaku no Ken.