Conociendo a un nuevo Marine [Privado Nocturne93 y Sora]

Era la primera vez que me daban el día libre. Bueno, el día, tenía unos días para descansar. Desde que había ingresado como marine había trabajado sin descanso durante tres meses, ahora por fin se daban cuenta de que existía. Gracias a mis labores fui ascendido a jefe de flota menor, el primer gran avance tras haber sido cabo. Me sentía realmente genial y tenía una pequeña insignia/placa que demostraba mi rango, solamente los reclutas son aquellos que no llevan ningún distintivo de su rango.

¿Que podía hacer? Disfrutar de un viaje relajado y tranquilo hacia una isla remota y desierta. Me entró la curiosidad, deseaba conocer todas las islas que se encontrasen en el North blue, quería defender éste mar a toda costa cuando fuese un alto cargo de la marina, pues no pensaba rendirme hasta lograr mi objetivo. Pero para poder defender todo un mar debo conocer todas y cada una de sus islas, por eso aproveché mi primer permiso de relax para marchar a una isla no muy lejana y desierta, una isla con un nombre extraño y curiosamente plana, apenas ni había una sola elevación de terreno, era una isla que como la marea ascendiese lo suficiente la enterraría. Esta es la isla Yutakángrea.

Estaba ya allí, me encontraba tirándome al agua para atraer el bote a la orilla, no quería que la corriente se lo llevase y quedarme atrapado en una isla desierta, donde lo único que hay son árboles y animales salvajes. Pero lo primero para analizar la isla era ver su contorno, rodearla, dar alguna vuelta tranquilamente y observando los recovecos creados por la erosión en la isla. Caminaría por la arena hasta dar una vuelta a la isla.

Dicho y hecho comencé a caminar, y así estuve por unos diez minutos, analizando como buenamente podía la isla, de momento nada extraño, una playa normal y corriente con la vegetación creciendo a pocos metros del agua. Pero de pronto si me encontré algo realmente extraño, y muy, muy curioso. Se supone que es una isla deshabitada, pero allí en el frente había un tipo tumbado en la arena, parecía que estaba durmiendo. ¿Sería algún náufrago?

Comencé a avanzar más rápidamente hacia él, no sabía qué o quién podría ser, pero todo indicaba a que podría ser alguien que había naufragado y había ido a parar a la isla. Conforme me iba aproximando me daba cuenta que ese cuerpo me resultaba algo conocido, bastante familiar. Cuando llegué a su posición me di cuenta de que se trataba de un compañero de la brigada, Gajeel. Me senté a su lado, no se si se había dado cuenta de mi presencia, pero de pronto comencé a hablarle para darle a entender que si, que estaba allí, no estaba solo.

-Hace buen día para relajarse en la arena. ¿Verdad compañero?

Le sonreí y aguardé una respuesta mirándole directamente a la cara. Si estaba dormido le dejaría allí descansar y continuaría, pero tenía curiosidad por saber qué hacía allí en esa isla desierta.

-¿Tomate? Jajaja. Bueno, muy rojo no soy, pero si me pongo como un tomate cuando me río mucho.

Mi reacción fue esa nada más terminar él de hablar. A continuación fuí capaz de observar una muestra directa e inofensiva del poder de una de las akuma no mi, la suna-suna, logia que da control sobre la arena y permite al usuario transformarse en ella. Por desgracia Gajeel todavía no había avanzado lo suficiente en el control de su poder como para hacer grandes cosas, incluso dudaba de que pudiera transformarse.

Creó una pequeña figura de arena, una pistola, la cual se deshizo casi al instante. Puse una mueca fingida de asombro, ni siquiera me molesté por que no se notase el teatro que hice con ese gesto, tras lo cual comencé a reirme, esta vez de verdad. Se me había quedado mirando como buscando una aprobación o vete tú a saber qué. Cuando pasaron un par de segundos me sentí un poco incómodo por lo que comencé a hablarle.

-Vas avanzando con tu poder. Pero ten cuidado no te ahogues en tu propia arena cuando te deshagas jejeje. -hice una pequeña pausa y proseguí cambiando de tema.- Dime Gajeel. ¿Qué te ha traído por aquí? No esperaba ver a nadie en ésta isla, se supone que está desierta, y como suba un poco la marea vas a acabar un poco empapado, y eso no te vendrá muy bien. -volví a reír.

Ahora fui yo quien se quedaría en silencio aguardando una respuesta, pero antes me levanté, quería dar una vuelta por allí, tal vez le interesase hacer un pequeño entrenamiento a Gajeel, después se lo sugeriría, quería saber como luchaba y ver su podía hallarme a su altura. Al fin y al cabo no conocía su forma de combatir, tan solo sabía que era un usuario de akuma no mi, nada más.

-¿Sabes que? Me gusta tu idea. Realmente tengo curiosidad por ésta isla.

Comencé a caminar, con Gajeel al lado. Nos adentramos al interior de la isla, ya casi que pasaba de analizar el contorno de la isla para ver cuanto podría abarcar y cómo serían sus lindes. Ahora prefería adentrarme para conocer mejor la fauna y vegetación de aquél lugar. Es realmente curioso que una isla tan plana pueda llegar a tener tal vegetación, debía de haberse quedado bajo el mar hace mucho tiempo.

No muy lejos hacia adelante estaba el bosque, desconocía qué diantres podría haber en su interior o más allá, pero quería explorarlo. Tan solo esperaba que no hubieran peligros, aunque lo dudaba, una isla tan extraña no debería tener criaturas peligrosas, dudo siquiera que tenga vida de otro tipo que no sea la animal. Mientras avanzábamos comencé a hablarle a Gajeel.

-Oye Gajeel. ¿Te interesaría entrenar un poco? Somos camaradas, y creo que deberíamos de conocer hasta dónde podemos llegar el uno y el otro para evitar ser un estorbo cuando se de un combate real.

El viento soplaba con calma, no hacía un sol especialmente intenso, el cielo estaba bastante cubierto en ese día, o se había ido cubriendo desde que llegué a la isla, pues ahora había más nubes que antes, aun así no parecía avecinarse ningún tipo de tormenta. Si Gajeel es mi compañero en la Brigada Disciplinaria debería de saber hasta donde sería capaz de luchar antes de inmiscuirme en sus asuntos en un combate abierto contra los piratas o los revolucionarios. Al fin y al cabo todavía no había visto nada de sus nuevos poderes salvo la muestra de hacía un momento.

-¿Que me dices? ¿Te interesa?

Gajeel se mostró bastante positivo en cuanto a mi propuesta, parecía querer lo mismo que yo y enseguida estuvo de acuerdo hasta el punto de insinuarme que comenzase yo, no era precisamente una dama, es más, tal vez se arrepintiera de decir eso, pero entendí la indirecta que me lanzó. La capté al aire. Le sonreí y me reí mientras decía esas palabras.

Me di la vuelta y caminé unos pasos para alejarme de él, al fin y al cabo si íbamos a pelear estaría bien empezar de cero como buenos camaradas, y nada de atacarnos por sorpresa. Como me quiso dar la iniciativa quise empezar de esa forma, no me gusta ser rastrero en los entrenamientos con camaradas. Aunque después en combate real no lo hiciese así, pero no es lo mismo.

Me detuve tras alejarme unos pasos, cuando me giré Gajeel tal vez se alarmaría. Había entrado en mi mentalidad combativa, ahora estaba serio, con el ceño ligeramente fruncido y con la mano derecha sobre la empuñadura de la espada maestra. La mano derecha caía próxima a la empuñadura de la espada plateada. Le miraba directamente a los ojos.

-Prepárate Gajeel Redfox. Esto comienza.

Me dio los honores de comenzar, por lo que tan solo desenfundé la espada maestra y comencé a aproximarme a paso ligero a por él, observando sus movimientos, y nada más. Lo primero sería ver cómo pelea él, saber si va directo de frente, tal vez no estaría bien que le engañase de ésta forma, pero al fin y al cabo yo quería verle cómo era él de veras, y había que empezar de alguna forma. Mas no quería ser yo quien diese el primer golpe.

Fui corriendo hacia Gajeel, y de pronto éste desenfundó su arma y cargó también contra mí. Continué avanzando rápidamente mirando a mi compañero, y a la vez mi oponente en esa justa, venía directo hacia mí, con un ataque de frente, aguardé hasta ver que hacía, pero lo único que advertí fue un ataque frontal, un estilo demasiado directo a mi parecer, y con un fácil contraataque.

Nuestras armas chocaron y nos quedamos mirándonos el uno al otro forcejeando. Sonreí, pero no pude evitar mantener cierta seriedad, aunque fuese un combate de entrenamiento también debíamos esforzarnos para conocer el verdadero estilo de combate de nuestro compañero, y para ello había que ir en serio, muy enserio. No me preocupé, puesto que Gajeel es un usuario logia, por lo que mis ataques no harán más que deshacerle. O al menos eso esperaba.

Dijo unas palabras mofándose de mi habilidad. Ahí sonreí completamente, dejando toda seriedad a un lado. Se iba a cagar.

-Esperaba ser sorprendido con algún buen golpe, pero solo has hecho chocar las espadas. En fin, me tocará empezar a mí.

Mientras estaba diciendo esas palabras para distraerlo había movido mi pie derecho un poco hacia adelante para hacer mi movimiento. Al estar nuestras armas chocándo él estaba empujando contra mí, y yo contra él, por lo que lo único que debía hacer era dejar que su propio empuje le llevase hacia adelante. Roté en sentido contrario de las agujas del reloj, desviando su espada hacia su derecha. Al estar empujando su cuerpo se desestabilizaría, pero yo no me detendría, a la vez que giraba para desestabilizarlo, giraba mi brazo para golpearle con la parte plana de la espada en toda la espalda, tal vez en la cabeza.

Heimen Kaiten [AM]

Sabía que no le haría nada, puesto que sabría descomponer su cuerpo, pero tampoco buscaría dañarle, solo mostrarle mi técnica con la espada, debería de saberla. Nada más hacer ese golpe mantuve la guardia dando un salto hacia atrás y alejándome, aun sin saber si lo había bloqueado o si le había deshecho en granitos de arena.

-No es todo cuanto se hacer, pero vayamos poco a poco. ¿No crees?

Estuve bien equivocado, ese golpe pareció coger bastante por sorpresa a mi camarada, quien cayó al suelo tras un golpe bastante bien dado a la altura de las cervicales principales, justo en todo el cuello. Pude ver cómo caía al suelo de boca y se quedaba allí tirado. Estaba jugando conmigo, estaba seguro, me alejé unos pasos para dejar que se levante y no me coja por sorpresa de las piernas. Me quedé mirándole, no se movía.

-Oe Gajeel, no seas cuentista, tampoco te he dado tan fuerte.

Pero no se movía, ni un ápice, no le veía mover ni un solo músculo. Estaba completamente seguro de que tan solo estaba jugando conmigo, esperaría el momento que me acercase, aunque parecía un poco extraño, normalmente no podría aguantar la risa si era algún tipo de broma.

-Va Gaj, levanta arenoso. Deja de hacer cuento.

Pero continuaba sin moverse. Eso ya comenzaba a asustar, siendo una broma ya habría estallado a reir o por lo menos se habría movido algo de contener la risa. Su mirada estaba apuntando hacia abajo, por lo que no me vería acercarme. ¿Tan fuerte le dí que quedó inconsciente? No puede ser, apenas le dí un golpe de nada, eso es imposible.

Envainé la espada y corrí hacia él, me agaché y le posé la mano sobre el cuello en la parte donde le golpeé. Lo tenía enrojecido, pero no era demasiado, estaba seguro de que no había nada roto. Le tomé el pulso, todavía tenía, eso ya habría sido demasiado acojonante. Giré su cuerpo para que estuviese boca arriba y comprobe su respiración. Parecía que no había problema alguno todavía, estaba bien, solo inconsciente. Aparentemente.

-Hey Gajeel, venga levanta, ya está bien de bromas.

Parecía que no era ninguna broma. Gajeel no se movía ni un ápice, estaba claro que había quedado inconsciente. Apenas ni había tratado de dañarle y había logrado dejarle KO en un momento. Comencé a preocuparme, debía llevarle rápidamente a la enfermería, el único problema era estar en una isla dejada de la mano de dios, deshabitada y perdida en mitad del mar. Solo podía hacer una cosa.

Cogí su cuerpo cargándolo a mi hombro y fui rápidamente hacia aquella pequeña embarcación en la cual llegué a la isla, le pondría en ella y regresaría de nuevo al cuartel o a la isla más próxima que viera en el mapa que tenía guardado. Solo esperaba que tan solo hubiera quedado inconsciente sin más daños.

En cuanto llegué al bote en el que llegué le dejé con cuidado y lo hice a la mar el viaje sería largo, esperaba que no hubiera sufrido ningún daño. Lo único que intentaría ahora sería mantener sus constantes lo mejor que pudiera, asegurarme que tuviera pulso y que no se acalorase demasiado. Solo podía mojarle con agua de mar, y era un usuario, pero no tenía nada mejor que eso, esperaba que funcionase y que no estuviese mal cuando lograse llevarle a un puesto médico.