Por la gloria del último cigarro. [Ban/Rees]

El día estaba nublado, no era una buena señal, sobre todo para el tipo que viajaba en aquel solitario bote en mitad del mar. Se trataba de un hombre de pelo castaño claro, tenía algo de barba y un poco de bigote, vestía con una capa negra que le cubría la espalda. La llevaba abierta dejando ver de ese modo su fuerte torso, el cual estaba vendado en bastantes zonas. Su pantalón era marrón al igual que sus botas, el solitario tipo, remaba lentamente mientras iba quejándose como de costumbre.

- Joder, no es justo, yo quiero un barco que me lleve. Esto de viajar en bote es un verdadero rollo. Como me ataque un rey marino voy a chillar como una perra.

Dijo mientras llevaba la mano a su bolsillo derecho de la capa y sacaba un paquete de tabaco, al cual tan solo le quedaba un único cigarro. Unas pequeñas lagrimitas cayeron desde el rostro del castaño, el cual miró a otro lado cerrando los ojos con fuerza. No podía ser posible, gritó con fuerza a los cuatro vientos mientras se lamentaba de forma ruidosa y muy escandalosa.

- ¡No es justo! ¡Solo queda uno!

Tras unos momentos, se lo metió en la boca despacio y sacó su mechero, girando la piedra hacia atrás y liberando aquella llama. El fuego prendió con éxito su cigarro, el cual empezó a soltar una leve y minúscula cortina de humo. La verdad es que Ban estaba bastante feliz de esa forma, ahora soltó una carcajada mientras levantaba el puño en señal de victoria y continuaba viajando por mitad del mar en aquel simple bote. Era un suicidio, cualquier depredador marino podría atacarle y encima no llevaba ninguna clase de arma, cosa que le iba a fastidiar muchísimo. Tan solo sabía un pequeño estilo cuerpo a cuerpo para defenderse de los peligros.

Las suaves caladas que daba el castaño sobre si cigarro, le hacían el hombre más feliz del mundo. Estaba a punto de ponerse a cantar cuando de repente pudo ver como una barca se acercaba a la suya, podía escuchar una voz. Esa persona estaba cantando o llamándole, el bote pasó por al lado y Ban se fijó en lo dañado que llevaba su vehículo aquel chico peli verde. De repente soltó una pequeña carcajada mientras le hablaba en un tono bromista y mostrando los dientes, apretando bien su cigarro para que este no se cayera al agua.

- ¡Colega que se te rompe la barca! ¡Vamos sube a mi bote y compartamos vehículo!

Volvió a pegar una calada a su cigarro mientras ahora se acomodaba pasando por al lado del chico, esperando si este iba a subir a bordo o no, en aquel bote había sitio para cuatro personas. Para dos si iban tumbadas como era el caso del devastador. De repente metió la mano en su otro bolsillo buscando algo, hasta que finalmente sacó dos pequeñas botellas, sin embargo no eran de ron, se trataban de dos cervezas. Tras sacarlas, las dejó en su mano derecha y las metió en el mar, manteniéndolas agarradas para que se enfriaran un poco, mientras tanto, el castaño racionaba su cigarro dando caladas suaves y tranquilas.

- Mira que viajar en esas condiciones colega…

El chico era bastante agradable, una vez entró en el bote, Ban remó algo fuerte para alejarse de la barca rota y así poder continuar rumbo al siguiente destino. Escuchó sus palabras con una tranquila sonrisa mientras observaba a su alrededor y comprobaba que no hubiese peligro. Después miró al chico de forma tranquila contestándole de forma tranquila.

- A Cualquier lugar al que pueda llamar tierra firme. Soy un recuperador, viajo por el mundo realizando trabajos sociales y buenas obras, aunque últimamente estoy en paro.

Añadió de forma tranquila mientras su bote se dirigía al Sur. Después de unos segundos sacó las dos botellas del agua, y parecían haber cogido una temperatura bastante baja. Le ofreció una al chico colocándola a su lado y abrió la suya propia. Le pegó un largo trago apartando unos segundos el cigarro de la boca mientras cerraba los ojos. Instantes después soltó una nueva carcajada mientras colocaba la botella en su mano y volvía a colocarse el cigarro en su boca, dándole una nueva calada y echando el humo a un lado.

- Esto es vida

Dijo de repente cuando sus ojos observaron un barco a lo lejos, sin embargo su bandera indicaba que pertenecía a la marina, lo que hizo que una gotita anime le cayera por la cabeza. No le agradaban mucho los marines, de repente miró al chico de forma tranquila y le preguntó en un tono alto pero calmado.

- Amigo ¿Tienes recompensa por tu cabeza? Podríamos pedir que nos lleven si no es tu caso.

Al parecer el chico estaba limpio, algo que iba a serles de mucha ayuda pues podrían acoplarse al barco marine con facilidad. El bote se acercaba al enorme navío cuando de repente este levantó unas pequeñas olas, una pequeña ráfaga de agua le dio al castaño en la cara. En ese momento, el precioso cigarro que aún le quedaba la mitad cayó al agua perdiéndose en el ancho mar azul. Los ojos de Ban se abrieron como platos mientras pegaba el mayor de los gritos.

- ¡Noooooooooo! ¡Hijos de puta!

Sin pensárselo saltó del bote tirándose de cabeza al agua y sumergiéndose mientras trataba de buscar su ansiado y perfecto cigarro. No veía nada y la sal le escocía en los ojos, no tardó mucho en salir a la superficie empapado mientras observaba como los marines echaban unos cabos para que subieran. El castaño gruñó mientras una pequeña lágrima caía por su mejilla, su precioso cigarro había fallecido, aquello no podía ser verdad. De repente pudo ver como uno de los marines de la borda tenía en su boca un puro bastante grande.

- ¡Me he enamorado!

Gritó ahora cogiendo el cabo y empezando a subir a toda prisa observando el precioso puro del marine. Esperaba que su compañero cogiera el otro cabo y subiera, si no le daban de fumar, la iba a liar pero bien liada.

Mientras que el chico inventaba aquella excusa, el castaño llegó hasta el marino del puro y se quedó mirándole fijamente mientras se relamía despacio. Aquel pequeño humo le llamaba sin duda alguna y estaba deseando probar aquel exquisito objeto del señor. Sin pensárselo colocó su mano en el hombro del tipo que fumaba.

- Amigo me habéis tirado el cigarro… dame uno de esos… huele bien y debe de saber a gloria. Vamos enróllate hermano.

Inmediatamente aquel tipo frunció el ceño y golpeó el estomago de Ban con su puño, los ojos del recuperador se pusieron blancos mientras escupía algo de saliva debido al profundo dolor que sintió en su abdomen. Los tosidos comenzaron a sonar por parte de aquel tipo, el marine que le había golpeado, tenía la palabra “Sargento” escrita en su espalda, el chico se quedó en el suelo tratando de respirar mejor. Cuando de repente aquel marine, el cual tenía el pelo morado y los ojos azules, se quedó mirándole con una sonrisa siniestra.

- No vuelvas a pedirme algo o acabaras en un calabozo toda tu vida insecto patético.

Algunos de los marines empezaron a reírse un poco por lo que había hecho el superior. Al parecer era un barco con unos quince hombres y el jefe era el tipo del puro, esas basuras abusaban de su poder sin motivo alguno.

Ban permanecía escupiendo un poco de saliva en el suelo tratando de recobrar la respiración. Al notar como el chico le preguntaba sobre como estaba, asintió despacio. Después escuchó sus palabras con el sargento, el castaño se levantó despacio mientras fruncía el ceño y ensombrecía sus ojos de forma sombría. Ahora miró al marine a la cara mientras respiraba un poco mejor, sin ningún miedo, comenzó a hablarle de forma seria y desafiante.

- De modo que la marina abusa de su poder, no me pensaba algo así, pero supongo que era tal y como ya me habían dicho. Ya he aguantado bastante, no voy a dejar que os divirtáis como os guste.

De repente Ban colocó sus manos semi abiertas, sus cinco dedos estaba flexionados como si imitará a una víbora. Su mirada era seria, colocó la pierna derecha por delante de la izquierda observando a aquel hombre mientras empezaba a apretar los músculos. El sargento al verle de esa forma, sacó una pequeña daga de forma amenazante, el resto de marines observaban dispuestos a meterse si pasaba algo malo entre ellos.

- ¡Hebi Ni Kama Reta Kisu! ¡Imperio de la serpiente!

Gritó ahora el chico con fuerza mientras comenzaba a golpear varias veces el pecho del marine con la punta de sus dedos, buscando hacerle daño en sus puntos vitales. Tras aquel ataque, el alto cargo de pelo morado cayó de espaldas quejándose del dolor, los marines comenzaron a correr a por el castaño.

- ¡Chico huye si quieres! ¡Yo no me dejo someter por nadie y menos por la marina!

El castaño sonrió al ver como el peli verde se ocupaba de aquellos payasos. El sargento se levantó lanzando varios golpes con su daga rumbo al devastador. Este comenzó a esquivarlo de forma ágil mientras sonreía de lado, se llevó un corte en el hombro, por el cual soltó un pequeño gruñido, pero después impactó su rodilla en el pecho de aquel sargento. El combate siguió unos momentos más. Por fin Ban logró arrebatar la daga de las manos de su oponente, no sin antes haberse llevado unos cuantos cortes, ahora la fuerza y resistencia del recuperador mandaba. Los distintos golpes iban chocando en los cuerpos de los dos hombres, finalmente el castaño impactó su puño en la cabeza del hombre uniformado y lo tiró al suelo dejándolo inconsciente. Después levantó la cabeza observando que ya se veía tierra a lo lejos, algo que le agradó, les daría tiempo a llegar antes de que la bella durmiente se levantara. Además el chico peleaba genial contra los marines, Ban quitó un puro de la chaqueta del marine y se sentó sobre su espalda a esperar a que su compañero acabara con lo que estaba haciendo.


- Puede que nos llevemos una recompensa por esto pero ha merecido la pena. Viva la libertad amigo. Por la gloria del último cigarro.