La gran Fería de Villa Syrup [Privado Pasado [N D.Yokohama, Nemonic]

Ambientación:

Calles solitarias, frio, mucho frio yo deambulaba por las calles con frio, echando un vaho que helaba la sangre expiraba e inspiraba a un ritmo frenético, mis ojos tenían tendencia a cerrarse, me tambaleaba  de un lada para otro en el estrecho callejón, de no más de 3 metros de ancho y 8 de alto.
Me tambaleaba con pánico huyendo, debilitado, estaba...¿Estaba herido?, tenía un tajo en el pecho, el corte era profundo, no paraba de brotar, ese líquido rojo. Estaba solo, solo había sombras, continuaba corriendo, tambaleándome por la calle. Acabe  apoyado en la pared, sin poder moverme, mis parpados se cerraban cada vez más y más...Mientras mi cuerpo, casi sin vida se deslizaba por la roca cayendo lentamente al suelo, mi respiración disminuía, lentamente, era mi fin...

-"Otra vez"-pensé para mis adentros.

Desperté envuelto en un sudor frio de la cama, mientras agarraba con fuerza la funda de la espada, como si fuera a utilizarla. Mire a un lado y a otro de la habitación y respire aliviado, solo había sido un sueño. Encendí una lámpara y mire mi cuerpo, no había heridas ni cortes, solo había sido ese dichoso sueño. Me toque con la palma de la mano la frente, la tenía ardiendo, eran esas dichosas migrañas de nuevo. Me quite mi recién cortado flequillo de  la frente, quitando también las ultimas gotas del aquellos sudores. Hacia tiempo que no dormía bien, vivía con muchas prisas, que significaba ese sueño, todos los días lo tenía, todos los días desde que deje a mis compañeros en Goa. Había vuelto a fallar a alguien. Apreté los puños con fuerzas tras depositar el arma entre las sabanas. Descolgué el Den den Mushi, pero continuaba comunicando... sin señal, tras haber sobrevivido a aquella isla del demonio, no volví a recibir ni una llamada..ni una despedida.

-Zubbbbbbb-sonaba el Den den mushi, con sus continuas intermitencias.

Deje en Den den mushi en la mesita, y me levante de la cama, y me estire un poco, tenía un pijama, normalito, de rayas azuladas, muy típico. Me moví por la habitación y fui al lavabo, me lave la cara, un par de veces y me mire al espejo. Allí estaba yo con un rostro pálido, blanco, parecía muerto. me mire, me juzgue y recordé a aquel León Zaid. Recordé lo estúpido que era y di un puñetazo al espejo, rompiéndolo, mire mi mano, no había corte, la había imbuido intuitivamente con haki.

Me aleje del espejo y fui directo a la terraza, abrí las "puertas" de par en par y asome mi cuerpo por la terraza. hacía una temperatura agradable, se podía escuchar algunos cohetes y la alegría y el barullo de la gente, mire el reloj de la pared y lo comprobé eran las 3 de la mañana. Ya no tenía mucho sentido seguir durmiendo, me volvería a despertar, como otros días ya no me volvería a dormir, lo mejor sería afrontar un nuevo día en soledad. Me vestí con una camisa, amarilla y de mangas negras, unos pantalones azulados, con unas manchas que le daban un look moderno y un gorro de lana que abrigaba mi pelo, ahora muy corto comparado con anteriores épocas.

-"Me tomare algo, haber si así me despejo algo..."-pensaba para mis adentros, aún algo nervioso.

Baje al comedor del restaurante de la posada, me senté en la barra y pedí un café solo bien cargado. Tras tomarme calmadamente, deje unas monedas en la mesa y me marche directo a la calle. salí por las calles dispuesto a calmar mis ánimos y sobretodo a olvidar, a olvidar por que había llegado a donde estaba.

La noche era perfecta, tenía estomago lleno de comer, un par de botella de un buen sake y el resto de la noche para disfrutarlo.
El tiempo emepzó a cambiar y la brisa que hacía que hiciera frio se calmo, ahora se estaba la mar de agradable. Miré a la luna que estaba en su cuarto menguante y las estrellas parecían que alumbraban mas que nuca. Hacía tiempo que no recordaba tanta paz, solo en los tiempos en los que estuve con mi maestro Fan Dan, tiempos en los que mis preocupaciones, era nimias con respecto a las de ahora. Le dí un trago a la botella de sake y eche un poco en un hueco de la piedra que hacía como efecto de vaso, tras hacer esto recé por mí maestro. - Esto va por tí viejo cascarrabias, me ayudaste mucho - dije haciendo visible una gran sonrisa.

Seguía en mis pensamientos cuando vi a alguien que venía en mi dirección, llevaba un gorro de lo que parecía ser de lana y una camisa amarilla con un pantalones azulados. LLevaba una cara algo seria, algo que me extrañaba estando en feria y aunque no me gustaba demasiado la compalía de extraños, poía hacer una excepción. Levante una botella de saque en direccion a aquel hombre y le dije - Amigo , una noche demasiado buena para estar serio y solo, ¿ se une a mi brindis por esta noche?- le dije con una mueca de amabilidad.

No sabía si aceptaría, pero al menos no se me quedaría la espina de no hacerlo.