[Privado // Abraham, Shio] Conociendo al dragón

Mis viajes me habían llevado a las aguas del este, en busca de un nuevo compañero de viajes. Había conocido a otros gyojines que vivían en la superficie, y aunque nuestras formas de pensar diferían un poco, al final habíamos llegado a entendernos. Si todo iba bien serían amigos para toda la vida, algo que deseaba con ansias. Nunca había tenido familia, quizá encontraría en la amistad lo que no encontré en la familia.
El mar estaba tranquilo aquel día, así que simplemente me dirigí en busca del rumor, el dragón oceánico. Sabía que era un gyojin, pero no podía dejar de imaginármelo, cada vez de una forma distinta y más aterrador y alucinante que la anterior. Era un dragón al fin y al cabo, algo de grandioso debía tener.
No le di mucha importancia al asunto, al menos no más de la que debía, mi objetivo era encontrarlo, entablar conversación y tal vez convencerlo para que se uniese a mi causa, ¿sería posible?
El tiempo empezaba a cambia, las aguas se agitaron un poco, mientras que el cielo iba cubriéndose de una capa de nubes grisáceas. Aquello no me gustó nada, no veía ningún problema para mi, ya que no parecían nubes tormentosas, pero si que caería un buen chaparrón, lo que supondría una visibilidad casi nula en la superficie, por ello me sumergí. Seguí mi camino bajo la superficie oceánica, escuchando el repiquetear de las gotas contra la superficie del agua, que se movía, como en un intento de revelarse contra la lluvia.

El mar poco a poco era agredido por la lluvia, el cielo estaba completamente negro, las gotas golpeaban con fuerza contra la superficie del agua y un ligero viento se había levantado, causando que aumentase el oleaje en la zona. Por mi parte, seguía tranquilamente bajo el agua, nadando tras un pez que me tenía entretenido. Quizá sería una buena merienda, quizá no, a saber. Aunque no me molestaba el sabor del pescado crudo, le había cogido gusto a la comida cocinada, así que cuando mi mano ya estaba justo sobre el pequeño animal, preparada para coger, lo dejé ir. Me giré en el agua ya que había notado una ligera perturbación en las ondas de radar que emitía por mi melón. Normalmente no lo usaba a no ser que estuviese de caza o que la visión fuese demasiado nula, como en ese momento.
Me sumergí rápidamente hacia el fondo, sin miedo a lo que pudiese encontrarme, y finalmente me paré. Miré hacia arriba para encontrarme con dos extrañas siluetas que eran las causantes del movimiento del agua, sus movimientos perturbaban los ultrasonidos y eso me alertaba. Parecían ser dos gyojines, o al menos criaturas similares porque dudo que algún humano nadase con el temporal que se estaba desatando fuera. Esperé, lo mejor era saber un poco más antes de acercarme, no les tenía miedo, pero nunca viene mal ser precavido.