Byakuro Kyoya
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Hacía calor en Loguetown. Un día soleado y unas temperaturas altas, pese a la época del año en la que se encontraban. En realidad lo normal por aquellos días serían nubes oscuras, lluvia y posiblemente, hasta nieve. No aquel sol deslumbrante y aquel cielo sin nubes. Algo que a Byakuro le traía sin cuidado. La verdad es que hasta agradecía aquel tiempo tan agradable. no le apetecía mojarse bajo la lluvia o morirse de frío con la nieve. Y Klaus lo agradecía el doble.
Había dejado atrás la zona del puerto, y había empezado a caminar hacia el centro de la ciudad. Un lugar antiguo, y que había presenciado la muerte del primero de los reyes piratas: Gol D Roger. La plaza se encontraba limitada por el ayuntamiento y el cuartel de la marina, por lo que era uno de los sitios más seguros de toda la ciudad, y en el centro de ella habían instalado un enorme abeto de proporciones gigantescas, iluminado con un millar de bombillas de colores. Claro que en ese momento las bombillas estaban apagadas, se encenderían al caer la noche.
El cazador se dirigió a una de las terrazas del lugar, con mesas redondas cubiertas con manteles blancos. Se sentó e hizo un gesto a un camarero para que lo fuera a servir.
- Un vasito de zumo de uvas, con mucho hielo. Y unas aceitunas. -el cazador lo miró con el rabillo del ojo, mientras fijaba su atención en la plaza frente a él. El ajetreo era intenso, las personas se movían de aquí para allá, haciendo sus últimos preparativos para el final del año. Byakuro acarició a Klaus y sonrió. Pasaría el fin de año solo... una lástima. Le habría gustado estar acompañado esa noche tan especial.
Había dejado atrás la zona del puerto, y había empezado a caminar hacia el centro de la ciudad. Un lugar antiguo, y que había presenciado la muerte del primero de los reyes piratas: Gol D Roger. La plaza se encontraba limitada por el ayuntamiento y el cuartel de la marina, por lo que era uno de los sitios más seguros de toda la ciudad, y en el centro de ella habían instalado un enorme abeto de proporciones gigantescas, iluminado con un millar de bombillas de colores. Claro que en ese momento las bombillas estaban apagadas, se encenderían al caer la noche.
El cazador se dirigió a una de las terrazas del lugar, con mesas redondas cubiertas con manteles blancos. Se sentó e hizo un gesto a un camarero para que lo fuera a servir.
- Un vasito de zumo de uvas, con mucho hielo. Y unas aceitunas. -el cazador lo miró con el rabillo del ojo, mientras fijaba su atención en la plaza frente a él. El ajetreo era intenso, las personas se movían de aquí para allá, haciendo sus últimos preparativos para el final del año. Byakuro acarició a Klaus y sonrió. Pasaría el fin de año solo... una lástima. Le habría gustado estar acompañado esa noche tan especial.
Estaba cansada. Mucho calor, mucho sol, y eso en una época de frio no era algo común ni algo realmente agradable. Si decían que iba a hacer frio, que cumplieran su palabra; no volveria a confiar en los meteorólogos, ella sabía de clima ¿Por qué no confiaba en lo que su corazón le decía? Y aquella mañana le había dicho que no llevara ropa abrigada, pero como todo el mundo decía que sería un día muy frio y nevaría, prefirió, por esta estúpida vez, seguirles la corriente. Grave error. Era por estas cosas que no se podía confiar en los demás, eran ovejas que seguían al rebaño y si alguien decía que haría frio, todos confiaban ciegamente solo porque la “caja boba” les decía.
Tenía calor. Llevando un saco de lana y medias altas no era para menos. Aunque lo tenía abierto, casi completamente, mostrando escote y una camisa blanca también desabotonada. Era por el único lugar que podía respirar. Y lo peor de todo era que no podía quitarse el uniforme porque estaba en servicio. Esos eran los pocos momentos que se quejaba de estar en la marina y tener, por su código de honor y jerarquía, seguir lo que le decían. Es más, seguramente que era la única idiota que aún seguía con el saco y no se había ido a cambiar.
Aunque no estaba haciendo mucho que digamos. Relajada en una esquina de una terraza-“cafecito”, sola con su espada en una mano, bien sujeta, y media dormida. Tenía sus piernas subidas a una silla y su gorra puesta en la cara para evitar cuanto sol pudiera evitar. No que a esto se le llamara estar en servicio, pero no tenía ni ganas de salir a patrullar con ese sol maldito. Ni una limonada la podía animar. Aún tenía el vaso en la mesa y parecía que mientras se mantuviese ahí nadie la molestaría; había pagado el derecho de piso de estar ahí y disfrutaría del poco aire que corría por aquella esquina hasta que el mozo le levantara el vaso.
Tenía calor. Llevando un saco de lana y medias altas no era para menos. Aunque lo tenía abierto, casi completamente, mostrando escote y una camisa blanca también desabotonada. Era por el único lugar que podía respirar. Y lo peor de todo era que no podía quitarse el uniforme porque estaba en servicio. Esos eran los pocos momentos que se quejaba de estar en la marina y tener, por su código de honor y jerarquía, seguir lo que le decían. Es más, seguramente que era la única idiota que aún seguía con el saco y no se había ido a cambiar.
Aunque no estaba haciendo mucho que digamos. Relajada en una esquina de una terraza-“cafecito”, sola con su espada en una mano, bien sujeta, y media dormida. Tenía sus piernas subidas a una silla y su gorra puesta en la cara para evitar cuanto sol pudiera evitar. No que a esto se le llamara estar en servicio, pero no tenía ni ganas de salir a patrullar con ese sol maldito. Ni una limonada la podía animar. Aún tenía el vaso en la mesa y parecía que mientras se mantuviese ahí nadie la molestaría; había pagado el derecho de piso de estar ahí y disfrutaría del poco aire que corría por aquella esquina hasta que el mozo le levantara el vaso.
- just a little music for passing the time:
Byakuro Kyoya
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Byakuro estaba viendo un grupo de personas cerca del árbol, observándolos con un aire abobado cuando se fijó en una chica, un par de mesas más allá. Por su indumentaria, era de la marina. Aquello también explicaba el por qué la mujer llevaba tanta ropa haciendo el calor que hacía.
Parecía aburrida, e incluso algo agobiada. El chico sonrió para sí. Podía ir a alegrarle la mañana un poco. Se puso a Klaus en la cabeza, se levantó de la silla y se acercó por la espalda a aquella mujer. No pudo evitar ver una cinta colgada en un lado de su ropa, con un gato en ella. Aquello desentonaba un poco con el conjunto general. Él apoyó el bastón a un lado, que resonó con un toque metálico, para llamar su atención, y le sonrió afablemente:
- Buenos días, imoto-chan. Te veo algo aburrida -de una mirada rápida observó su aspecto: una piel pálida y unos ojos bonitos. Era guapa, y tenía un cuerpo atlético. No estaba para nada mal. Klaus soltó un gruñido, y Byakuro lo miró. Adoraba a aquel animalito-. ¿Qué pasa, Klaus? -Byakuro recogió a Klaus con la mano y el animal empezó a subirle por el brazo hacia el hombro-. Vaya... -el camaleón empezó a adoptar el mismo color que la camiseta del cazador.
Byakuro observó la mesa, y aburrido como estaba, agarró una silla de otra mesa cercana y se sentó, jugueteando con su mascota. Entonces se dio cuenta de que no se había presentado:
- Oh, perdona. No te he dicho mi nombre... -extendió la mano-. Me llamo Byakuro, y este es mi colega Klaus. -en sus ojos violetas hubo un brillo infantil mientras presentaba a su mascota, como un niño de cinco años que presenta a su mejor amigo.
Parecía aburrida, e incluso algo agobiada. El chico sonrió para sí. Podía ir a alegrarle la mañana un poco. Se puso a Klaus en la cabeza, se levantó de la silla y se acercó por la espalda a aquella mujer. No pudo evitar ver una cinta colgada en un lado de su ropa, con un gato en ella. Aquello desentonaba un poco con el conjunto general. Él apoyó el bastón a un lado, que resonó con un toque metálico, para llamar su atención, y le sonrió afablemente:
- Buenos días, imoto-chan. Te veo algo aburrida -de una mirada rápida observó su aspecto: una piel pálida y unos ojos bonitos. Era guapa, y tenía un cuerpo atlético. No estaba para nada mal. Klaus soltó un gruñido, y Byakuro lo miró. Adoraba a aquel animalito-. ¿Qué pasa, Klaus? -Byakuro recogió a Klaus con la mano y el animal empezó a subirle por el brazo hacia el hombro-. Vaya... -el camaleón empezó a adoptar el mismo color que la camiseta del cazador.
Byakuro observó la mesa, y aburrido como estaba, agarró una silla de otra mesa cercana y se sentó, jugueteando con su mascota. Entonces se dio cuenta de que no se había presentado:
- Oh, perdona. No te he dicho mi nombre... -extendió la mano-. Me llamo Byakuro, y este es mi colega Klaus. -en sus ojos violetas hubo un brillo infantil mientras presentaba a su mascota, como un niño de cinco años que presenta a su mejor amigo.
Un ruido metálico, resonante, la despertó de su letargo. Inmediatamente movió una mano para levantar su gorra lo suficiente como para que ambas miradas se cruzaran, y un instante luego volvió a bajar el gorro. Su rostro estaba relajado, su mirada algo perdida y su boca levemente abierta con la mandíbula casi colgando para respirar más cómodamente. Pero una vez vio a aquel chico su rostro se volvió algo más serio, su mirada por ese instante cambio a una fría y cortante, tal como sus palabras.
-Aléjate. Molestas.-
No tenía ganas de ser disturbada y que alguien se le acerque tan cómodamente, como si lo conociera de algún lado, en medio de una siesta era sin duda algo molesto. Por muy cortes que sea, no tenía porque responderle de la misma forma. Quizás si se mostraba lo suficientemente cortante y fría aquel chico se alejaría. Ni el saludo le respondería, cruzándose de brazos, manteniendo su katana colgada de su cuerda para no perderla de vista. No le interesaba quien era ni lo que quería.
-No me interesa. Aléjate.-
Cortante como podía llegar a ser, distante y casi mostrando los dientes, como una perra, una “perra de la marina” como se los solía llamar. No le importaba en lo más mínimo. Ni el mostrarse como una maleducada o dejarlo con la mano extendida. Agacho un poco más su cabeza y apretó un poco más sus brazos.
-Y, ¿aún estas ahí?-
El calor era insoportable. Una pequeña gotita de sudor le corría por la mejilla.
-Aléjate. Molestas.-
No tenía ganas de ser disturbada y que alguien se le acerque tan cómodamente, como si lo conociera de algún lado, en medio de una siesta era sin duda algo molesto. Por muy cortes que sea, no tenía porque responderle de la misma forma. Quizás si se mostraba lo suficientemente cortante y fría aquel chico se alejaría. Ni el saludo le respondería, cruzándose de brazos, manteniendo su katana colgada de su cuerda para no perderla de vista. No le interesaba quien era ni lo que quería.
-No me interesa. Aléjate.-
Cortante como podía llegar a ser, distante y casi mostrando los dientes, como una perra, una “perra de la marina” como se los solía llamar. No le importaba en lo más mínimo. Ni el mostrarse como una maleducada o dejarlo con la mano extendida. Agacho un poco más su cabeza y apretó un poco más sus brazos.
-Y, ¿aún estas ahí?-
El calor era insoportable. Una pequeña gotita de sudor le corría por la mejilla.
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Byakuro soltó una alegre carcajada. Parecía que su presencia crispaba a aquella mujer. Aquello podía ser muy divertido. Hizo un gesto al camarero que llevaba su bebida para que se la sirviera en aquella mesa. El hombre dejó el zumo de uvas en la mesa y se alejó de nuevo, seguramente para atender otros pedidos. Byakuro observó a aquella chica. Era reservada y fría. No era algo que apreciase en las mujeres especialmente, pero le apetecía probar a ver si al menos conseguía que la chica al menos mostrase algún rastro de humanidad en aquel rostro frío como un témpano de hielo. Parecía tener calor, por lo que Byakuro empleó una de sus ilusiones. Hizo que el aire alrededor de la chica se volviera más fresco que el que lo rodeaba, dándole así un respiro a la joven. Esta, sin embargo, era una ilusión realista, pero no real. Esto quería decir que tan solo la chica sentiría el frescor, mientras que la gente a su alrededor no verían el aire combarse debido a las diferencias de temperatura. En definitiva, la mujer se refrescaría, pero nadie notaría la diferencia a excepción de ella.
- ¿Mejor así? -preguntó el chico, para posteriormente dar un corto sorbo a su zumo. Delicioso y afrutado, era perfecto.
Klaus empezó a caminar por la mesa y se comió una de las aceitunas que había dejado allí el camarero, con un gesto que denotaba desidia suprema, pero que siendo como era el camaleón, bien podía ser la más absoluta satisfacción ante aquel bocado.
- ¿Mejor así? -preguntó el chico, para posteriormente dar un corto sorbo a su zumo. Delicioso y afrutado, era perfecto.
Klaus empezó a caminar por la mesa y se comió una de las aceitunas que había dejado allí el camarero, con un gesto que denotaba desidia suprema, pero que siendo como era el camaleón, bien podía ser la más absoluta satisfacción ante aquel bocado.
De un momento a otro el aire cambio, abruptamente se volvió más fresco, menos denso y caluroso. Algo raro ocurría acá, no era un soplo de aire nuevo, sino algo más, no era posible que el viento cambiara tan rápido y trajera un aire fresco, no había ocurrido en todo el día, manteniéndose así de pesado desde la mañana. Se sentía raro aquel aire, lo respiraba pesado pero se sentía fresco alrededor de su cuerpo. La gotita continúo su camino por el rostro de la chica hasta caer al suelo, pero sería la última de su clase, aquel aire la relajaba y el calor se apaciguaba. Ahí fue cuando él revelo que tenía algo que ver con el cambio de temperatura…
-¿Qué has hecho?-
Bajo de golpe las piernas de la silla y se abalanzo hacia aquel sujeto casi tirándole el jugo. ¿Era acaso un usuario de una fruta? Era lo único que le pasaba por la mente; una fruta de frio, una fruta de aire quizás, o de regulación de temperatura, ¿del ambiente?. Aunque su reacción era sin sentido, sea lo que fuese le estaba haciendo un favor bajando la temperatura del lugar. No debería de comportarse así, tan agresiva. Se alejó un poco y volvió a cruzarse de brazos. Desviando la mirada a otro lado, para ver como reaccionaban las otras personas del lugar ante aquel cambio.
-Dis…disculpas. Y gracias. No…no me gusta el calor. Hum~ Soy Yamato Satou. Recluta de la marina, futura almirante.-
-¿Qué has hecho?-
Bajo de golpe las piernas de la silla y se abalanzo hacia aquel sujeto casi tirándole el jugo. ¿Era acaso un usuario de una fruta? Era lo único que le pasaba por la mente; una fruta de frio, una fruta de aire quizás, o de regulación de temperatura, ¿del ambiente?. Aunque su reacción era sin sentido, sea lo que fuese le estaba haciendo un favor bajando la temperatura del lugar. No debería de comportarse así, tan agresiva. Se alejó un poco y volvió a cruzarse de brazos. Desviando la mirada a otro lado, para ver como reaccionaban las otras personas del lugar ante aquel cambio.
-Dis…disculpas. Y gracias. No…no me gusta el calor. Hum~ Soy Yamato Satou. Recluta de la marina, futura almirante.-
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Ella se lanzó sobre él, posiblemente asustada ante aquel cambio de la temperatura. Era algo normal, la gente de a pie temía a los usuarios de akumas. Sin embargo logró contenerse y volvió a sentarse en el asiento, mirando alrededor por si había montado un escándalo. Por suerte, el bullicio de la plaza y la poca gente en aquella terraza hicieron que el incidente pasara desapercibido.
- Bueno... Yamato-chwan -dijo Byakuro, sonriendo y colocándose bien el cuello de la camiseta-. De nada, supongo. Me llamo Byakuro, y soy... digamos que soy una persona que se dedica a viajar con su compañero. -señaló a Klaus. -bebió un poco de su copa.
Así que Almirante. No apuntaba bajo, la mujer. Aunque la gorra aquella no parecía precisamente de un rango bajo. Daba igual, Byakuro no entendía de rangos militares, y tampoco era algo que le importase. Suspiró con tranquilidad y le dijo a la chica:
- Si estás incómoda por el aire, puedo detenerlo. Y no es lo único que puedo hacer. Podrías quitarte ese uniforme y nadie aquí lo notaría. -sonrió-. No voy a negar que las chicas uniformadas tienen un atractivo intenso, pero debes estar incómoda -dicho esto, el joven cogió una aceituna y se la tomó con ganas-. ¿Ni siquiera en este día tan especial os dejan vacaciones? La vida en la Marina debe ser muy dura. ¿A que sí, Klaus? -el camaleón respondió con un suave gruñido. El calor lo estaba atontando un poco. Byakuro sonrió y con un movimiento hizo aparecer una pequeña sombrilla del tamaño de un paraguas de bolsillo en su mano. La colocó en la mesa, tapando así a su colega-. Así mejor... -soltó una leve carcajada.
- Bueno... Yamato-chwan -dijo Byakuro, sonriendo y colocándose bien el cuello de la camiseta-. De nada, supongo. Me llamo Byakuro, y soy... digamos que soy una persona que se dedica a viajar con su compañero. -señaló a Klaus. -bebió un poco de su copa.
Así que Almirante. No apuntaba bajo, la mujer. Aunque la gorra aquella no parecía precisamente de un rango bajo. Daba igual, Byakuro no entendía de rangos militares, y tampoco era algo que le importase. Suspiró con tranquilidad y le dijo a la chica:
- Si estás incómoda por el aire, puedo detenerlo. Y no es lo único que puedo hacer. Podrías quitarte ese uniforme y nadie aquí lo notaría. -sonrió-. No voy a negar que las chicas uniformadas tienen un atractivo intenso, pero debes estar incómoda -dicho esto, el joven cogió una aceituna y se la tomó con ganas-. ¿Ni siquiera en este día tan especial os dejan vacaciones? La vida en la Marina debe ser muy dura. ¿A que sí, Klaus? -el camaleón respondió con un suave gruñido. El calor lo estaba atontando un poco. Byakuro sonrió y con un movimiento hizo aparecer una pequeña sombrilla del tamaño de un paraguas de bolsillo en su mano. La colocó en la mesa, tapando así a su colega-. Así mejor... -soltó una leve carcajada.
-Sí. He notado a tu… mascota. Poco usual ver un camaleón como mascota, tengo que decir. -
La gente parecía no haberse sorprendido por el cambio de temperatura. Es más, parecía que ni habían notado que algo cambio, quizás ella esperaba una reacción similar a la suya pero nadie estaba incomoda de tal manera. Volvió su mirada hacia su ahora compañero de mesa que había pasado por todo lo que ella le dijo y aun se mantenía ahí.
Lo que ocurrió después fue un sobresalto más. Más leve al menos. ¿Realmente le habían mencionado que podía quitarse la ropa y nadie lo notaria? ¿Era una especie de chiste? Yamato tomo su espada y la acerco, levemente separando el mango de la funda. Quizás él no lo notaria, pero aquella chica no estaba para chistes, al menos no ese día.
-Obviare ese comentario… Y si, nuestra vida no es como un paseo por un campo de flores. Pero alguien tiene que hacerlo. Si no estuviésemos el mundo sería un caos, los piratas andarían sueltos como si nada pasara… La marina es la justicia que ata el orden al mundo.
Se había dado cuenta como de la nada aquel tipo había sacado una mini sombrilla para su camaleón. ¿Cómo era posible? Quizás su fruta hacia algo más que solo cambiar la temperatura. Ahora le daba curiosidad saber “que” era realmente lo que hacía.
-Dime…
Se tomó un momento para replantearse lo que diría, analizar lo ocurrido.
-¿Qué hace tu fruta precisamente?
Directa y al grano como solía ser ella. No había otra opción más, aquel tipo tenía una akuma no mi. No era posible que fuese un “mago” o que tuviese algún poder especial para cambiar el clima. Como conocedora de este tema, al ser uno de sus expertise, el ambiente no cambiaba así como así, y las sombrillas no aparecían de la nada. Y si aquel chico no tenía una fruta, esperaba que al menos le comentara el secreto de sus “trucos”.
La gente parecía no haberse sorprendido por el cambio de temperatura. Es más, parecía que ni habían notado que algo cambio, quizás ella esperaba una reacción similar a la suya pero nadie estaba incomoda de tal manera. Volvió su mirada hacia su ahora compañero de mesa que había pasado por todo lo que ella le dijo y aun se mantenía ahí.
Lo que ocurrió después fue un sobresalto más. Más leve al menos. ¿Realmente le habían mencionado que podía quitarse la ropa y nadie lo notaria? ¿Era una especie de chiste? Yamato tomo su espada y la acerco, levemente separando el mango de la funda. Quizás él no lo notaria, pero aquella chica no estaba para chistes, al menos no ese día.
-Obviare ese comentario… Y si, nuestra vida no es como un paseo por un campo de flores. Pero alguien tiene que hacerlo. Si no estuviésemos el mundo sería un caos, los piratas andarían sueltos como si nada pasara… La marina es la justicia que ata el orden al mundo.
Se había dado cuenta como de la nada aquel tipo había sacado una mini sombrilla para su camaleón. ¿Cómo era posible? Quizás su fruta hacia algo más que solo cambiar la temperatura. Ahora le daba curiosidad saber “que” era realmente lo que hacía.
-Dime…
Se tomó un momento para replantearse lo que diría, analizar lo ocurrido.
-¿Qué hace tu fruta precisamente?
Directa y al grano como solía ser ella. No había otra opción más, aquel tipo tenía una akuma no mi. No era posible que fuese un “mago” o que tuviese algún poder especial para cambiar el clima. Como conocedora de este tema, al ser uno de sus expertise, el ambiente no cambiaba así como así, y las sombrillas no aparecían de la nada. Y si aquel chico no tenía una fruta, esperaba que al menos le comentara el secreto de sus “trucos”.
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Byakuro sonrió al oír la pregunta. Miró a la chica a los ojos y le dijo:
- Bueno... ¿qué quieres que haga? -aquella respuesta era lo único que necesitaba saber-. Y con respecto a los piratas... -durante un momento su rostro se ensombreció- conozco a un par de ellos que merecen la muerte. Sin embargo, no todos son malos. -rió para sí.
No sabía cómo se tomaría aquello la chica que tenía enfrente. Parecía estar muy segura de sus objetivos y de sus principios. Tampoco es que le importase excesivamente. Dio otro sorbo al zumo antes de seguir.
- Por otro lado, sin un poco de caos, la vida no sería tan divertida -la miró de solsayo mientras el camarero le llevaba la bebida a la mujer-. Me dedico a cazar piratas, pero sinceramente... -bajó un poco el tono- metería la mano en el fuego por alguno de ellos. No todo en esta vida es blanco o negro... a veces... -su ojo derecho pasó de ser de color violeta a rojo instante antes de regresar a su tono habitual- hay más colores y matices.
Klaus devoró otra aceituna. Byakuro le imitó. Había notado el movimiento de la chica antes, hacia su espada. Tal vez ahora se enfadase, pero seguramente no querría montar un escándalo en la vía pública. A saber.
- Bueno... ¿qué quieres que haga? -aquella respuesta era lo único que necesitaba saber-. Y con respecto a los piratas... -durante un momento su rostro se ensombreció- conozco a un par de ellos que merecen la muerte. Sin embargo, no todos son malos. -rió para sí.
No sabía cómo se tomaría aquello la chica que tenía enfrente. Parecía estar muy segura de sus objetivos y de sus principios. Tampoco es que le importase excesivamente. Dio otro sorbo al zumo antes de seguir.
- Por otro lado, sin un poco de caos, la vida no sería tan divertida -la miró de solsayo mientras el camarero le llevaba la bebida a la mujer-. Me dedico a cazar piratas, pero sinceramente... -bajó un poco el tono- metería la mano en el fuego por alguno de ellos. No todo en esta vida es blanco o negro... a veces... -su ojo derecho pasó de ser de color violeta a rojo instante antes de regresar a su tono habitual- hay más colores y matices.
Klaus devoró otra aceituna. Byakuro le imitó. Había notado el movimiento de la chica antes, hacia su espada. Tal vez ahora se enfadase, pero seguramente no querría montar un escándalo en la vía pública. A saber.
Conque aquel chico era un cazador de piratas. Interesante. No tenía el clásico look de uno de ellos, pero las apariencias engañaban. Tampoco que le interesase la profesión, a menos de que fuese un pirata o un revolucionario o anarquista, ella no tendría que preocuparse. Lo que le interesaba era su fruta. No lo había negado asique sin duda era un usuario de akuma. ¿Pero qué era lo que hacía? Por lo que le dijo sonaría como una fruta multiuso, pero ella nunca había escuchado una fruta que hiciese más de una cosa, era una de las varias debilidades de esos objetos del demonio.
-El caos es la ausencia de orden. Incluso en los comienzos del universo había un orden, porque del caos nada nace.-
Movió una mano hasta tomar el vaso del chico y robarle un sorbo.
-El orden es lo que evita que se pueda hacer cualquier cosa, como robarte el jugo. Los piratas están en su derecho de vivir, pero no de cometer actos contra el prójimo. La marina se encarga de retarlos, como una madre haría con su hijo.-
Le devolvería el jugo, mostrando una muy leve sonrisa en ese frio rostro. La verdad es que estaba rico aquel jugo.
-Aun no me contestas “que” es lo que hace tu fruta.-
-El caos es la ausencia de orden. Incluso en los comienzos del universo había un orden, porque del caos nada nace.-
Movió una mano hasta tomar el vaso del chico y robarle un sorbo.
-El orden es lo que evita que se pueda hacer cualquier cosa, como robarte el jugo. Los piratas están en su derecho de vivir, pero no de cometer actos contra el prójimo. La marina se encarga de retarlos, como una madre haría con su hijo.-
Le devolvería el jugo, mostrando una muy leve sonrisa en ese frio rostro. La verdad es que estaba rico aquel jugo.
-Aun no me contestas “que” es lo que hace tu fruta.-
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Ella le robó un poco de zumo y al cazador le pareció ver que una leve sonrisa se le dibujaba en el rostro. Bien, había roto la máscara de indiferencia total. Era un avance. Sonrió, y con su fruta llenó la copa hasta el sitio donde estaba antes de aquel hurto menor, de forma muy disimulada. Aquella era una ilusión real, el zumo que había en la copa, por lo tanto, era tan real como el que estaba previamente:
- Vaya, yo no veo que me hayas robado nada. -señaló la copa y sonrió, correspondiéndola-. No todos los piratas roban y saquean. Yo mismo conozco casos, como ya te he dicho. Al igual que conozco gente en este lado de la ley. Y te aseguro que se pueden crear cosas con el caos. Tal vez no tan perfectas y... ordenadas -sonrió ante aquella redundancia- pero muy bonitas.
En su mano apareció una bola de cristal opaco. Lo colocó entre los dos, en el centro de la mesa, y un montón de luces danzantes empezaron a bailar sobre su superficie. Tras unos instantes, el cristal empezó a encogerse hasta desaparecer.
- No creo que tenga la obligación de contestarte acerca de mi fruta, pero ya que insistes, te lo diré. Soy un mago, creo ilusiones. Tan simples como una flor en tu oreja -le rozó la oreja con la mano para coger una pequeña flor violeta que había aparecido allí- o una paloma blanca. -una paloma salió volando de detrás del chico y se perdió en el cielo.
El chico sonrió y bebió un pequeño sorbo de su copa. Tal vez lograra hacer buenas migas con aquella chica si lograba ahondar un poco más. La observó y dijo:
- Bonita gorra, por cierto. Tengo curiosidad... ¿qué grado tienes?
- Vaya, yo no veo que me hayas robado nada. -señaló la copa y sonrió, correspondiéndola-. No todos los piratas roban y saquean. Yo mismo conozco casos, como ya te he dicho. Al igual que conozco gente en este lado de la ley. Y te aseguro que se pueden crear cosas con el caos. Tal vez no tan perfectas y... ordenadas -sonrió ante aquella redundancia- pero muy bonitas.
En su mano apareció una bola de cristal opaco. Lo colocó entre los dos, en el centro de la mesa, y un montón de luces danzantes empezaron a bailar sobre su superficie. Tras unos instantes, el cristal empezó a encogerse hasta desaparecer.
- No creo que tenga la obligación de contestarte acerca de mi fruta, pero ya que insistes, te lo diré. Soy un mago, creo ilusiones. Tan simples como una flor en tu oreja -le rozó la oreja con la mano para coger una pequeña flor violeta que había aparecido allí- o una paloma blanca. -una paloma salió volando de detrás del chico y se perdió en el cielo.
El chico sonrió y bebió un pequeño sorbo de su copa. Tal vez lograra hacer buenas migas con aquella chica si lograba ahondar un poco más. La observó y dijo:
- Bonita gorra, por cierto. Tengo curiosidad... ¿qué grado tienes?
Lentamente comenzaba a entender cómo funcionaba la fruta de aquel cazador. Que el vaso “mágicamente” se llenara de vuelta hasta su estado previo al pequeño robo de la chica no era lógico, no era algo que tuviese relación con todo lo que antes había ocurrido. Esa fruta era una fruta de ilusión, ella ahora lo sabía. Aunque más tarde él mismo revelaría el secreto. Eso significaba que lo que sentía, aquel aire fresco, no era real, quizás nada de lo que ocurría ahí era real. Una fruta que alterase la percepción, en papel sonaba extremadamente fuerte. Pero debía de tener algún limitante, o alcance.
Tomo la flor que recién le había sacado de la oreja. La apretó con fuerza hasta sentir que lo que tenía en la mano no era más una flor. La paloma tampoco era real, él sí lo era, el lugar lo era, la bebida que recién había probado lo era estaba segura. ¿Qué era real y que no lo era? Apretó fuerte su espada, no la quería perder en uno de esos trucos de magia, y levemente levantándose miro a su alrededor tratando de buscar alguna otra cosa rara. No parecía haber ninguna otra cosa fuera de lo común.
-¿Mi gorra?...-
Se acomodó esta, palpándola para ver si aún estaba en su sitio, y levantándose de la silla miro fríamente a su compañero de mesa. ¿Cómo podía confiar en alguien que jugaba con ilusiones? Aquel tipo le daba mala espina. Y su rostro dejaba ver eso, más firme que de costumbre, su mirada parecía querer cortarlo por la mitad.
-¿Cómo puedo confiar en ti?... Te ordeno que elimines toda ilusión que hayas estado haciendo en este sitio.-
No le tenía miedo y no le importaba realmente quien era, cazador de piratas o pirata en sí. Si iban a hablar quería hablar sin trucos de magia ni pantallas de humo.
Tomo la flor que recién le había sacado de la oreja. La apretó con fuerza hasta sentir que lo que tenía en la mano no era más una flor. La paloma tampoco era real, él sí lo era, el lugar lo era, la bebida que recién había probado lo era estaba segura. ¿Qué era real y que no lo era? Apretó fuerte su espada, no la quería perder en uno de esos trucos de magia, y levemente levantándose miro a su alrededor tratando de buscar alguna otra cosa rara. No parecía haber ninguna otra cosa fuera de lo común.
-¿Mi gorra?...-
Se acomodó esta, palpándola para ver si aún estaba en su sitio, y levantándose de la silla miro fríamente a su compañero de mesa. ¿Cómo podía confiar en alguien que jugaba con ilusiones? Aquel tipo le daba mala espina. Y su rostro dejaba ver eso, más firme que de costumbre, su mirada parecía querer cortarlo por la mitad.
-¿Cómo puedo confiar en ti?... Te ordeno que elimines toda ilusión que hayas estado haciendo en este sitio.-
No le tenía miedo y no le importaba realmente quien era, cazador de piratas o pirata en sí. Si iban a hablar quería hablar sin trucos de magia ni pantallas de humo.
- Spoiler:
- Mira que saco la fusta :prussley:
jaja
Byakuro Kyoya
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- Está bien, tranquila... -sonrió el chico, mientras los restos de la pobre flor machacada, la sombrilla y la capa de aire frío se desvanecían. Esto último quizas supusiera un pequeño golpe de calor para la mujer, pero si se negaba a que Byakuro empleara las ilusiones, él tampoco iba a quejarse. Le sonrió y se terminó el zumo que le quedaba en la copa. Al acabar el trago, miró sonriendo a la chica, y le dijo-. Si no quieres hablar, o simplemente te resulto molesto, puedo irme. No, no te preocupes por tu espada, no pienso tocarla. Aunque antes yo te respondí a tu pregunta. Y tú aún no me has dicho que grado ostentas. Ciertamente, no es algo que me quite el sueño, pero tengo curiosidad... por eso, y por tu cinta de gatos. -el cazador señaló con la mirada la curiosa banda.
Mientras esperaba la respuesta de la chica, el joven estiró sus brazos, para desentumecerlos, y soltó un leve bostezo.
- Mmmmm... a ver si consigo hacer algo interesante hoy por la noche. -murmuró en voz baja al tiempo que empezaba a pensar en cómo iba a celebrar la llegada del nuevo año. Miró a Klaus comer otra oliva y sonrió. Ya habría tiempo de pensarlo.
Mientras esperaba la respuesta de la chica, el joven estiró sus brazos, para desentumecerlos, y soltó un leve bostezo.
- Mmmmm... a ver si consigo hacer algo interesante hoy por la noche. -murmuró en voz baja al tiempo que empezaba a pensar en cómo iba a celebrar la llegada del nuevo año. Miró a Klaus comer otra oliva y sonrió. Ya habría tiempo de pensarlo.
- offrol:
- sacala e.e
nota: lo siento si hay faltas o queda muy corto... lo hice desde el móvil :/
Para sorpresa de la chica, él accedió a limpiar el lugar de toda ilusión. La verdad era que ella creía que se negaría o algo similar, quizás estaba siendo demasiado exagerada con todo el tema. Podría ser que aquel sujeto no fuese malo. Todo el asunto de verse rodeada de ilusiones, cosas falsas, le había puesto en alerta, ahora podría relajarse un poco o eso suponía. Le daría un espacio para abrirse.
Por mucho que odiara estar rodeada de ilusiones, aquel aire fresco realmente le había caído muy bien, pero se mantendría firme en su decisión de entablar una charla libre de “magia”. Abriéndose completamente el abrigo, se lo quitaría y lo dejaría sobre la silla. Quedándose en camisa, pero calculaba que aun así tendría calor, asique comenzaría a arremangarse esta mientras se sentaba y relajaba un poco.
-Recluta. Ya te lo dije…-
Señalando su sombrero con un dedo y con ese mismo dedo levantándose un poco la visera de la gorra. Acto seguido señalaría su cinta con el estampado del gatito.
-La gorra era perteneciente a mi padre, un marine de alto rango… Me la regalo en su último cumpleaños. Y esta cinta…-
Sería la primera vez en ese día que se ruborizaría por otra razón que no fuese el calor.
-…soy la presidenta de la AdAGaMa… Asociación de amantes de gatitos de la marina.-
Lo diría como si fuese lo más común del mundo. Pero por dentro sabía que podría causar un poco de risa; ya había pasado antes. Escuchando lo que decía en voz baja, no pudo evitar comentar sobre la existencia de un evento.
-Ehm, sobre hoy a la noche... habrá un evento especial en esta plaza organizado por la marina. Si no tienes nada mejor que hacer, puedes quedarte y disfrutar de las actividades.-
Por mucho que odiara estar rodeada de ilusiones, aquel aire fresco realmente le había caído muy bien, pero se mantendría firme en su decisión de entablar una charla libre de “magia”. Abriéndose completamente el abrigo, se lo quitaría y lo dejaría sobre la silla. Quedándose en camisa, pero calculaba que aun así tendría calor, asique comenzaría a arremangarse esta mientras se sentaba y relajaba un poco.
-Recluta. Ya te lo dije…-
Señalando su sombrero con un dedo y con ese mismo dedo levantándose un poco la visera de la gorra. Acto seguido señalaría su cinta con el estampado del gatito.
-La gorra era perteneciente a mi padre, un marine de alto rango… Me la regalo en su último cumpleaños. Y esta cinta…-
Sería la primera vez en ese día que se ruborizaría por otra razón que no fuese el calor.
-…soy la presidenta de la AdAGaMa… Asociación de amantes de gatitos de la marina.-
Lo diría como si fuese lo más común del mundo. Pero por dentro sabía que podría causar un poco de risa; ya había pasado antes. Escuchando lo que decía en voz baja, no pudo evitar comentar sobre la existencia de un evento.
-Ehm, sobre hoy a la noche... habrá un evento especial en esta plaza organizado por la marina. Si no tienes nada mejor que hacer, puedes quedarte y disfrutar de las actividades.-
- offrol:
- me importa un bledo si es largo o corto. jaja.
olvídate de eso cuando roleamos.
Byakuro Kyoya
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La chica se quitó la chaqueta, quedando con su camisa únicamente, y aún así, se la arremangó para evitar tener tanto calor. Luego le dijo que ya antes le había informado de que era recluta. Byakuro se dio cuenta de su error. Normalmente no hablaba con marines, y no había caído en la cuenta de que "recluta" era el rango. Vaya, así que era nueva en el cuerpo. Se ruborizó un poco por su error y asintió. Así que su marine había sido un alto rango. Bueno, aquello explicaba su firmeza al creer en la Marina.
El cazador notó cómo la chica se ruborizaba un poco ante aquella pregunta, y la respuesta no hizo otra cosa que levantarle las comisuras de los labios en una sonrisa, que sin ser burlona, se notaba que estaba provocada por la gracia que le provocaba la situación.
- Vaya... es la primera vez que oigo hablar de esa asociación. Tal vez me informe. -se planteó qué pasaría si generaba una leve brisa tan solo para evitar que ella tuviera tanto calor, pero ella le había pedido expresamente que no empleara ilusiones, así que desistió. Después de eso, la marine le dijo que esa misma noche, debido a aquella fecha tan especial iba a realizarse una especie de evento en la plaza y que podría pasarse.
- Mmmm... bueno, no tenía pensado hacer nada esta noche, la verdad. Y si tengo la oportunidad de volver a verte, tal vez me pase y me puedas contar más cosas sobre la asociación de gatos con más calma -el cazador sonrió-. Sería bastante agradable recibir el año nuevo en compañía, y Klaus... no es precisamente hablador. -al oír su nombre, el camaleón se giró hacia Byakuro, con una expresión de apatía total. Ya se había terminado las aceitunas y, a falta de una actividad por hacer, estaba en el medio de la mesa, observando el aire. La verdad es que podía resultar hasta cómico ver al camaleón con aquella actitud tan indiferente ante el mundo que lo rodeaba.
El cazador notó cómo la chica se ruborizaba un poco ante aquella pregunta, y la respuesta no hizo otra cosa que levantarle las comisuras de los labios en una sonrisa, que sin ser burlona, se notaba que estaba provocada por la gracia que le provocaba la situación.
- Vaya... es la primera vez que oigo hablar de esa asociación. Tal vez me informe. -se planteó qué pasaría si generaba una leve brisa tan solo para evitar que ella tuviera tanto calor, pero ella le había pedido expresamente que no empleara ilusiones, así que desistió. Después de eso, la marine le dijo que esa misma noche, debido a aquella fecha tan especial iba a realizarse una especie de evento en la plaza y que podría pasarse.
- Mmmm... bueno, no tenía pensado hacer nada esta noche, la verdad. Y si tengo la oportunidad de volver a verte, tal vez me pase y me puedas contar más cosas sobre la asociación de gatos con más calma -el cazador sonrió-. Sería bastante agradable recibir el año nuevo en compañía, y Klaus... no es precisamente hablador. -al oír su nombre, el camaleón se giró hacia Byakuro, con una expresión de apatía total. Ya se había terminado las aceitunas y, a falta de una actividad por hacer, estaba en el medio de la mesa, observando el aire. La verdad es que podía resultar hasta cómico ver al camaleón con aquella actitud tan indiferente ante el mundo que lo rodeaba.
-Estaré presente como la presidenta de la asociación, asique no solo te podrás divertir con las actividades que hemos pensado, sino también aprenderás de cuidados hacia los gatos.-
Habían planeado muchas actividades para despedir el fin de año, para hacer más placentero el conteo final. Cada club tenía sus actividades planeadas y la marina en si tenía planeado una demostración de poder con exposición de armas, fuegos artificiales y un sector de tiro al blanco. Era básicamente una feria, solo que más militarizada. Los que se encargaban de atender cada puesto era personal de la marina, habría guardias de la marina por doquier y personas de importancia. Si algún pirata era lo estúpido para pisar mil metros cerca de la feria se vería instantáneamente rodeado de marines y personal de guardia; querían hacer de este fin de año un día tranquilo y divertido pero sin problemas criminales.
-Habrá… *cof*cof* …ehm, una carrera de gatitos.-
Se ruborizaba y chillaba por dentro tan solo pensar en las cositas más tiernas del mundo tratando de llegar a la meta, moviendo sus pequeñas y peluditas patitas. Pero su rostro no mostraba ni la más leve señal de alteración. Mientras que por dentro moría de amor. No era que le gustase del todo la situación, pero era para un buen fin (la mitad de las apuestas serian para el fondo de caridad para gatos callejeros). Y seria en un ambiente controlado. ¡Eran gatitos! Cualquier cosa que hiciesen seria kawaii~
-Y si no te interesa otros clubes tendrán otras actividades como tiro al blanco de parte de la academia, defensa personal de parte de los maestros en combate, entre otras cosas. Nose bien que te interese… Sino, puedes disfrutar de la cocina, habrá muchos puestos de comida y todos traídos de diferentes lugares del mundo.-
Le estaba tratando de vender el evento. Parte de las ganancias serian para los clubes y asociaciones, además de ser destinado el resto para los cuarteles, asique se vería beneficiada ella como la marina de por si.
Habían planeado muchas actividades para despedir el fin de año, para hacer más placentero el conteo final. Cada club tenía sus actividades planeadas y la marina en si tenía planeado una demostración de poder con exposición de armas, fuegos artificiales y un sector de tiro al blanco. Era básicamente una feria, solo que más militarizada. Los que se encargaban de atender cada puesto era personal de la marina, habría guardias de la marina por doquier y personas de importancia. Si algún pirata era lo estúpido para pisar mil metros cerca de la feria se vería instantáneamente rodeado de marines y personal de guardia; querían hacer de este fin de año un día tranquilo y divertido pero sin problemas criminales.
-Habrá… *cof*cof* …ehm, una carrera de gatitos.-
Se ruborizaba y chillaba por dentro tan solo pensar en las cositas más tiernas del mundo tratando de llegar a la meta, moviendo sus pequeñas y peluditas patitas. Pero su rostro no mostraba ni la más leve señal de alteración. Mientras que por dentro moría de amor. No era que le gustase del todo la situación, pero era para un buen fin (la mitad de las apuestas serian para el fondo de caridad para gatos callejeros). Y seria en un ambiente controlado. ¡Eran gatitos! Cualquier cosa que hiciesen seria kawaii~
-Y si no te interesa otros clubes tendrán otras actividades como tiro al blanco de parte de la academia, defensa personal de parte de los maestros en combate, entre otras cosas. Nose bien que te interese… Sino, puedes disfrutar de la cocina, habrá muchos puestos de comida y todos traídos de diferentes lugares del mundo.-
Le estaba tratando de vender el evento. Parte de las ganancias serian para los clubes y asociaciones, además de ser destinado el resto para los cuarteles, asique se vería beneficiada ella como la marina de por si.
Byakuro Kyoya
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
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Energía
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- Bueno, tal vez me pase... -sonrió el cazador. Le sonaba bien eso de los puestos de comida y el tiro al blanco. Hacía tiempo que no probaba sus dardos. Esperaba no haber perdido el toque. Sonrió a la marine-. ¿Podrías hacerme un favor? Si a las ocho de la noche no he llegado al evento, búscame con esto. De todos modos espero que no sea necesario. -le tendió una vibre card a la joven.
Tras esa entrega, el cazador se levantó de la silla y dejó un par de billetes en la mesa, pagando su consumición y la de la marine. Antes de que ella pudiera decir nada, extendió un brazo hacia Klaus, se colgó la bolsa y cogió su bastón.
- Nos vemos, imoto-chan -con un movimiento de la mano hizo una especie de despedida, apoyando los dedos en la frente y moviéndolos hacia delante-. Hasta la noche. -dicho esto, empezó a caminar y se perdió entre el gentío.
Tras esa entrega, el cazador se levantó de la silla y dejó un par de billetes en la mesa, pagando su consumición y la de la marine. Antes de que ella pudiera decir nada, extendió un brazo hacia Klaus, se colgó la bolsa y cogió su bastón.
- Nos vemos, imoto-chan -con un movimiento de la mano hizo una especie de despedida, apoyando los dedos en la frente y moviéndolos hacia delante-. Hasta la noche. -dicho esto, empezó a caminar y se perdió entre el gentío.
Le había dado una tarjeta, una vibre card, una forma especial de papel hecho en el Nuevo Mundo, objeto que es dado a un amigo o familiar para que sepa en qué dirección estas pero no el lugar. Si una Vibre Card comienza a arder por sí sola eso significa que la vida de la persona está desapareciendo y si la Vibre Card desparece es que esta muere. No era un objeto nuevo para ella, en su familia, como en muchas otras (o eso creía) cada quien tenía varios de estos papeles para saber dónde se encontraban y si algo malo les había sucedido. Ver uno de estos papeles le hacía recordar aquella vez cuando se enteraron que su padre había muerto, gracias a que el papel de este había ardido. Aunque era un recuerdo triste, Yamato no lloro, se mantuvo mirando el papel y luego al chico, guardando la vibre card en el bolsillo frontal de su camisa. Momento que él aprovecho y se marchó dejando dinero sobre la mesa.
Le iba a seguir para decirle que no hacía falta, que la marina tenía una cuesta especial en dicho cafecito y no le cobraban nada. Pero una vez levantada él ya se había marchado. ¿y para que seguirlo? No hacía falta, ya luego le devolvería el favor.
-Hasta el nuevo año… - dijo en voz baja. Para mirar hacia afuera de lugar y luego marcharse.
Le iba a seguir para decirle que no hacía falta, que la marina tenía una cuesta especial en dicho cafecito y no le cobraban nada. Pero una vez levantada él ya se había marchado. ¿y para que seguirlo? No hacía falta, ya luego le devolvería el favor.
-Hasta el nuevo año… - dijo en voz baja. Para mirar hacia afuera de lugar y luego marcharse.
- Spoiler:
- sorry la pregunta, ¿Dónde se pide la experiencia/niveles y eso por el tema? o como es la cosa?
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