¡Pelea por las pastillas, tío! [Dexter contra Krauser]

VS

Condiciones:
Condiciones normales de presión, temperatura y experiencia.
Isla neutral.
Si Krauser pierde tendrá que devolverme todas las pastillas que le queden.
Será un combate amistoso. Ni Krauser entregará a Dexter, ni Dexter proclamará su victoria.
Resultado Bélico
Sin saltos de turno ni limite de tiempo
Fichas tal y como están ahora 27-12-2014

Escenario:
Pancu Island


Habitada por un solo pueblo que se autodenominan “Asichi” que en un lenguaje antiguo significa “Moradores del bambú”, la entrada a cualquier persona ajena a esta tribu [que no comparta lazo sanguíneo] esta prohibida a menos que alguien de la misma tribu les extienda una invitación formal.
Esta isla tiene un sistema de gobierno independiente

Extras:
Si peleais en la zona de costa, no pasará nada, si os movéis hacia el interior, unos osos panda gigantes podrían atacaros. Tened cuidado. AVISO: el bambú de esta isla tiene la dureza del acero.

¿Quien empieza?
Mi moneda de la suerte dictamina... que empieza Dexter

FIGHT!

El enorme barco atracó en la isla. "Pancu, la isla del bambú... ¿Quién queda en esta zona?", pensaba el dragón mientras descendía por la cubierta principal de la Joya. Era un barco más ostentoso de lo que acostumbraba, pero ahora era famoso... O infame, según algunos, y estaba muy cabreado con Krauser. En su combate contra el almirante Kurotora, aquel tipo de barba castaña, le había dado una Ivankov pill, y se había llegado a olvidar de dar el resto. Y justo cuando lo localizaba, se enteraba de que Krauser había ido por ahí regalando sus juguetes. "Te las di para jugar tú, no para regalarlas. ¿Y si ahora decide investigarlas y recrearlas?", decía para sí, cabreado con el hombre. Había confiado en él y ahora tenía que recuperar las cosas para que no se liase parda. Aquel Marine irresponsable iba a llevarse una buena regañina.

Se sentó en la playa, a la orilla del Mar, mirando el horizonte. El barco estaba atracado en un pequeño muelle a unos cincuenta metros. Luego sería difícil maniobrar, pero ya se encargaría su navegante de ello. Tal vez luego de la bronca invitara a tomar algo a aquel marine truhán, tal vez...

Un pequeño bote no tardó mucho en llegar a la isla, pasó por el muelle junto al enorme barco pirata. De este salió el castaño, el cual llevaba su camiseta negra y sus armas, no mostraba su capa pues no podía arriesgarse a ser visto. No tardó en divisar al dragón, estaba sentado. Sabía lo que había hecho, estaba mal pero no pudo contenerse. Karl era su amigo y al verlo de esa forma y en ese apuro no pudo evitar salvarle. No tardó mucho en sentarse justo a su lado, después metió la mano en su bolsillo sacando una pequeña bolsita con todas y cada una de aquellas píldoras. La dejó al lado de la pierna del pirata y pegó un suspiro mirando al frente mientras ahora entrecerraba los ojos.

- Anda empieza, pero antes déjame disculparme. No tuve más remedio, Karl es mi mejor amigo y no pude aguantar.

Ahora dirigió su mirada al chico de forma seria pero calmada, dejando sus manos hundidas en la arena esperando la bronca que se iba a llevar por haber roto la promesa.

Dexter miró el cielo. Ni una sola nube, ni un pájaro cruzando el horizonte. Tan sólo la bóveda azul, conteniéndolos, fusionándose en la lejanía con el mar, que trataba de tragar la arena de aquella playa casi idílica. El Demonio de la Niebla se había sentado a su lado tras tirar las pastillas a su lado. En verdad no le importaba que se las hubiera dado, sino que lo compartiera sin su permiso. Las noticias volaban, y si alguien se enteraba de su posesión de aquello la idea de Sapphire como seguro de vida no funcionaría.

-Te dije muy claro que no las compartieras, Krauser- dijo, finalmente. No podía enfadarse con él, al fin y al cabo. No iba con malas intenciones-. Puedo tener muchos problemas si alguien se dedica a fabricar esas pastillas en serie. En fin... Al menos le darías pocas, ¿No?

Agarró la bolsa y contó rápidamente. Debía haber unas ciento y pico, aunque no podía decir con exactitud la cantidad. Pero, en cierto modo, lo entendía. Aunque no le gustaba.

-Eres un hijo de puta, almirante- declaró, y siguió mirando el cielo.

El marine sonrió escuchando las palabras del pirata, asintió a su pregunta de haberle dado pocas y después escuchó el cariñoso insulto, eso le hizo entrecerrar los ojos sonriendo ampliamente. Cierto era que su compañero se jugaba que hicieran algo con ellas, pero usarlas contra un Almirante no era algo que tampoco estuviera bien. Ahora observó como cogió la bolsa, adiós a su apariencia de Katherin, pero sonrió ante todo y ahora miró al dragón de forma tranquila y alzó una ceja.

- Eres un cabrón, pirata. ¿Sabes cuánto cuesta tu jodida cabeza? No me gusta escuchar a los marines hablar sobre ejecutar a uno de mis amigos Dexter, tú no eres como los demás piratas. Tienes muy buenos hombres a tu servicio, dile cuando puedas a la chica de ojos blancos que tenga más cuidado. Pese a que la torturaron para que hablará de ti, no dijo ni una palabra.

Ahora lo miró de forma tranquila y soltando un suspiro, él mismo ayudó a la chica a huir del contra-almirante pues no había hecho nada malo, aunque lo hizo disimulando y ahora la morena valía dinero por su cabeza.

- Ten cuidado Dex, no me hagas perder otra personas que aprecio…

Dijo agachando la cabeza.

"Mi cabeza... ¿300? ¿Tal vez algo más?". La duda crecía en ese aspecto, pues había visto un cartel en su momento de 400 millones, pero debía de ser sólo una broma interna, porque en los últimos había llegado a comprobar que valía menos. Era en parte un alivio, pues lo perseguirían menos, pero por otro lado haría creer a la gente que era una presa más sencilla, y lo atacarían más. Al fin y al cabo 300 millones de Berries era una miseria comparado con gente del Nuevo mundo, y muchos capitanes atrevidos lo intentarían atrapar, o cazadores con una almendra por cerebro... No quería más peleas, tan sólo vivir tranquilo, pero iba a ser bastante difícil, aunque no pensaba matar indiscriminadamente sólo por alimentar el temor en los corazones de gente inocente, no quería volverse un Kedra...

-¿Hinori?- preguntó, extrañado. La muchacha llevaba un tiempo desaparecida, pero era bastante habitual tanto en ella como en Midorima. Arqueó una ceja y continuó-. ¿Qué le ha pasado?

Era curiosa la lealtad de alguna gente... Pese a saber que él prefería ser traicionado a costarle la vida a su gente, su gente daba su vida. Cuanto más lo pensaba más lo alteraba, y Hinori... Una niñita noble, ¿Quién podría esperar que tuviera tan alto concepto de alguien que no fuera ella? Era increíble. Aunque también lo era que el demonio le siguiera la pista tan de cerca, tanto que supiera hasta a quién acogía antes de verlos con él o... ¿Tan descuidado era? A saber, con el tiempo se iba relajando, y tal vez cometía errores. Pero de momento nadie había abordado la Joya, así que podía seguir tranquilo.

-No vas a perder a nadie, tranquilo- dijo, respondiendo a aquellas últimas palabras del almirante. Se quitó los guantes y hundió las manos en la arena caliente-. Pero ten cuidado con tu compañero, algo me dice que se trae algo entre manos. Ya sabes lo que dicen, que mató a La Vega y Yamata. Cuando me lo encontré en Momoiro... Parecía muy fuerte. No me fío de él.

Una vez el dragón hubo preguntado sobre lo que le había pasado a la chica, Krauser le miró a los ojos de forma seria como habitualmente hacía. Permaneció callado unos momentos hasta que volvió a escuchar la voz de su amigo, al parecer este no se fiaba de Karl, no entendía el por qué. Eran ciertos los rumores que nombraba Dexter, principalmente hablaban de ellos algunas personas, pero el castaño no los creía, se negaba a pensar que su hermano era un asesino. Ahora alzó una ceja mientras parecía ponerse algo más serio que antes. Después comenzó a hablarle al corsario de forma tranquila.

- Karl es muy fuerte y quizás mejor almirante de lo que yo seré jamás, pero me fio de él en todos los aspectos. Precisamente de no ser por él, yo no sería nada. ¿Nunca has tenido una persona a la que le debas todo?

Esas palabras las dijo algo melancólico, pero enseguida volvió a la normalidad y pegó un leve suspiro. Metió las manos en sus bolsillos de manera tranquila y ahora miró hacia el mar, se veía perfecto y en condiciones aceptables, pero tan enorme como siempre, lo que hizo al demonio sonreír de lado entrecerrando los ojos.

- Hinori se defendió de un violador, este se chivó de dónde estaba. Ella suele presumir de capitán y dice que es el mejor del planeta, cosa que llegó a oídos de la marina. La capturaron y torturaron, pero ella no habló. Estuvo seis meses cautiva, pero cuando llegué, la liberé a escondidas. El contra-almirante es un poco idiota y quiere mi puesto desde hace tiempo, muchas veces pienso que con tanta corrupción en la marina, no duraré mucho con vida. Ya casi ni duermo a gusto en mi propio barco Dexter. No estaré tranquilo hasta que logre hacer de la marina un lugar mejor.

"6 meses cautiva", pensó por un momento el dragón. ¿Era el único pirata que nunca habían arrestado? La verdad era que su gente tenía tendencia a desaparecer, y no se había preocupado. Recibir esa noticia fue como un jarro de agua fría, como si todo lo que Hinori pensara de él fuera pura cháchara sin ningún valor. Al fin y al cabo, si no podía defenderla, ¿Cómo iba a ser el mejor capitán? Ya no se lo consideraba de base, pero saber que había tenido que sufrir por él lo hacía todo peor. Cuando viera a la chiquilla le daría un fuerte abrazo. ¿Cómo se podía ser tan idiota? Deberí haber hablado, y él se encargaba del resto. Pero no podía controlar la mente de la gente.

-Krauser, yo me debo todo a mí mismo. Si se lo debiera a alguien tal vez no me habría ido tan mal. Mírame- rió por un momento-. Criminal buscado allá donde vaya, y no puedo decir que me guste. Nadie me pregunta por qué maté personas, a nadie le importa que fuera justicia. Sólo les importa un estúpido oficial con un tiro en la cabeza. Pero cada uno es lo que es, Krauser. Soy un asesino, y no puedo cambiarlo. Por lo menos puedo aprovecharlo en ocasiones. Y bueno, tampoco está tan mal surcar los mares con la gente que te acepta tal como eres, ¿Verdad?- se relamió los labios y sacó una de sus dagas. La lanzó contra la arena, dejándola clavada-. Pero hay algo en Karl que me inquieta mucho, de verdad.

Miró el cielo de nuevo. ¿Una Marina corrupta? Sintiéndolo mucho por el Almirante, pronto caería. Había tantas cosas que podían hacer colapsar el sistema, tantas mellas en su frágil estructura, tantos puntos flacos... "Una ficha que caiga, y el resto irán una tras otra".

-¿Y vas a hacer algo para librarte de esa corrupción? Sabes que te ayudaré en lo que necesites, ¿Verdad Tito Krau?- ¿Aquel sobrenombre de dónde venía? Ya no lo recordaba, pero llevaba llamándoselo tanto tiempo... Siete años eran una eternidad.

El marine se quedó allí sentado escuchando a su amigo con calma, su mirada era inexpresiva, como si no estuviese pensando en nada. Tenía razón en el hecho de que era un criminal buscado, sin embargo para el marine era una de las mejores personas que existían en el mundo entero. De hecho muy pocos le importaban, entre los que estaban sus hombres, el dragón azul, Alex, su chica a la que no veía desde hacía mucho tiempo y por su puesto a Karl. A veces pensaba que no sería nada de no haber sido por él, sentía como si le debiera todo, incluida la vida, le dio un motivo por el que vivir y salir de la oscuridad. La frase de Dexter sobre navegar con gente que le aceptaba como era provocó una media sonrisa en el rostro del castaño, la cual no se pudo apreciar debido a sus vendajes.

- ¿A veces no sientes que estás en el bando equivocado amigo?

Dijo con una voz lenta y seria, en el momento en que sintió las palabras de que le ayudaría y aquel apodo cariñoso, no pudo evitar agachar la cabeza. Estaba muy claro, él estaba solo en el mundo de la marina, de hecho tan solo tenía consigo a Karl y encima estaban en flotas distintas. Sus mejores amigos estaban cada uno por un lado, Alex en un gremio, Dexter en una tripulación pirata y hacía tiempo que no sabía sobre nadie más, a claro, Krauser no tenía más amigos así. ¿Era él mismo un corrupto por estar junto al dragón y no tratar de arrestarle? No pensaba de esa forma, se sentía algo vacío por dentro. No tenía ningún tipo de sueño ahora, sabía que ya nada podía hacerle sonreír ampliamente, su único objetivo era lograr una marina ejemplar junto a Karl, aparte de eso no tenía otro motivo para vivir. Minako, llevaba sin verla desde hacía demasiados meses y no tenía noticias de ella.

- Aún no sé qué haré, es demasiado difícil incluso para mí. Karl anda muy ocupado y Minato pese a que me cae bien debo admitir que es una marioneta de sus superiores. Me siento demasiado solo, sin embargo no es algo a lo qué no esté acostumbrado ¿Tienes sueños Dexter? – Preguntó despacio para después entrecerrar los ojos despacio. – Yo no sé qué es eso, nunca tuve nada por lo qué ser feliz salvo ayudar a los demás en lo que pudiese, pero siento como si mi tiempo estuviese consumiéndose. El puesto de Almirante me queda demasiado grande. A veces pienso que sería mejor no haber existido, no pude salvar a mi amigo Takeshi, tampoco a mi aprendiz. Tengo miedo de perder a Karl, incluso temo que a ti o Alex os pase algo, la chica que amaba ha desaparecido de la faz de la tierra y mis hombres ya no me tratan como antes. El demonio de la niebla no es más que un pobre hombre intentando cumplir algo imposible. Incluso yo soy humano, todos los somos aunque intentemos ocultarlo en algún momento de nuestras vidas. El mundo es muy cruel y la vida demasiado larga y dolorosa. Por eso estoy confuso Dexter… ¿Qué debería hacer…?

Escuchar a Krauser era casi ver la decepción en los ojos de un padre. Un mundo corrupto en el que el Demonio de la Niebla se encontraba solo, y Dexter estaba, en cierto modo, igual. Llevaba años huyendo y empezaba a cansarse, tan sólo quería empezar de cero... Pero eso no podía suceder sin restaurar el orden natural, una forma de vida en la que no se consintiera a los Marines vagar haciendo de las suyas impunemente, donde justicia y castigo no fueran sinónimos, un mundo un poco menos inmundo... No era mucho pedir, pero necesitaba un duro trabajo para poder conseguirlo. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? La vida era dura, y no le gustaba aquella idea. Tal vez debiera intentar buscarse el favor del gobierno de alguna forma. Krauser jamás perdonaría su recompensa pese a no arrestarlo, pero alguna manera debería haber. "Y tú también con dudas...". Miró al almirante, que le preguntaba qué camino tomar, y casi sonrió.

-Hazlo mejor.

Ésa fue su respuesta. No tenía mucho más que decir ante aquello, y el almirante lo entendería. Seguramente. Al fin y al cabo era uno de los pocos marines, si no el único, en el que podía confiar. Había leído acerca de la controversia sobre Lion D. Karl, y hasta lo había conocido en Momoiro en una ocasión. La que lo había llevado a reunirse con Krauser en aquel momento. Miró la bolsa en el suelo, y se lo replanteó. Al fin y al cabo tampoco podía culparlo, tan sólo había ayudado a un amigo y probablemente él hubiera actuado igual. Confiaba en él.

-Mira, toma- dijo, tendiéndole al Marine las pastillas-. Entiendo lo que hiciste. La próxima vez me lo cuentas a mí y yo me encargo- rió un momento-. No puedes imaginar la cara que puso al enterarse de que sólo llevaba dos encima. La verdad es que no estaba fea como mujer. Podría haber sido feliz así, la almirante Karla. Habría sido divertido hacerle coletas.

Dejó de hablar y dejó que el sol le diera en la cara. Era un día bastante interesante, a pesar de cómo empezó.