¿Bailamos? — Pasado Privado • Yamato Nadeshiko

— Recluta Benedetti, por favor presentarse a la oficina principal. Repito, Recluta Benedetti por favor presentarse a la oficina principal. — decían por unos "Megaphone Mushi", una subraza de Den Den Mushi que son usados como amplificadores repartidos por todo el Cuartel Marine del North Blue para ser utilizados como megáfonos obviamente, a la hora de dar comunicados a toda la base; Me encontraba recostado en mi cama, con las manos puestas en la nuca y soltando un resoplido de agobio y pereza por mis fosas nasales.
— "¿En serio tengo que ir...?" — pensé para mi mismo. Una voz interna parecía querer contestarme: "Ve, si quieres que te paguen". — Pero no me importa el dinero, me lo paso por donde no da el sol... que manera de joder, ¿qué querrán ahora? — susurré de modo que nadie más que yo escuchara mis palabras. Me levanté de la cama con pesantez, sentándome en esta y estirando los brazos al aire, relamiéndome los labios e intentando quitarme las lagañas; Una vez lo suficientemente despierto como para poder caminar como una persona normal, me cambié de ropa, colocándome una camisa blanca, corbata roja, y un traje negro de líneas finas color khaki. Como para terminar todo aquel conjunto, me coloqué un pañuelo rojo en el bolsillo izquierdo de dicho traje ajustado a mi cuerpo, y un par de mocasines elegantes. Básicamente estaba vistiendo muy bien teniendo en cuenta la ocasión.

Tomé mi mandoble cargándolo apoyado gentilmente sobre mi hombro izquierdo, pasando la puerta y dirigiéndome hacia la dichosa oficina a la que me habían llamado. Con una leve patada abrí la puerta del lugar, mostrando acto de presencia. Allí se encontraba un Capitán de la Marina, sentado en su cómoda silla tras el escritorio asignado para él. Me quedó mirando más que curioso, con las manos tomadas entre sí y los codos apoyados contra la superficie del escritorio. Enarqué una ceja hasta que escuché sus palabras, parado ahí.
— Adelante, Dante... siéntate. Creo que te gustará oír que al fin tienes algo que hacer. — me dijo en un tono claramente socarrón. Aquel hombre siempre buscaba tocarme la moral, y parecía ser que esta ocasión no sería la excepción a ello; yo solo volteé los ojos en blanco por unos segundos, sentándome en una de las dos sillas puestas frente al inmueble de madera que el otro usaba de apoyo. La habitación era sosa, muy seria y bien ordenada... con paredes de madera, bibliotecas y un aroma a nuevo insoportable, con un suelo tapado de moquette roja. — ¿Qué precisa, Capitán Morfeus? — le contestaba yo, notándose la ironía en ese respeto que le demostraba.

El sujeto se sacó el sombrero que llevaba, dando a mostrar una piel morena, calvo y de labios gruesos. Portaba unas gafas de sol con diseño redondeado, algo curioso a decir verdad pero que no me interesaba en lo más mínimo; aclaró su garganta y dispuso a responderme. — Ha surgido una misión de bajo riesgo... y no he visto mejor oportunidad que esta para ponerte a prueba a ver de qué estás hecho, Benedetti... — hizo una fugaz pausa, y cuando vio que estaba entreabriendo los labios para hablar yo, él me interrumpió de inmediato. — Pero no irás solo, tendrás de acompañante a otro recluta. Espero esto no te moleste... seguro sabrán trabajar bien juntos, ¿cierto? — me cuestionó, sonriendo irónico. Sabía perfectamente cuánto odiaba ir en grupo, de todos modos bufé y me mantuve cruzado de brazos, dejando mi mandoble apoyado a un lado de la silla en la que estaba.

El capitán levantó un pequeño tubo del Den Den Mushi en su oficina, y habló de manera rauda y concisa. — Hacerme el favor de llamar a la recluta Nadeshiko, gracias. — dijo él. ¿Había dicho "la recluta"? ¿Así que iría con una mujer, huh? Bueno, tal vez esta misión sería un poco más interesante al final de todo.

Volteé mi cabeza hacia la izquierda, viendo así la presencia de la susodicha recluta que me acompañaría en aquella misión. Reí un poco, no porque me diera gracia su apariencia, sino más bien por lo bella que era. Enarqué una ceja y posé dos dedos en mi frente, adelantándolos en un raudo movimiento a modo de saludo. El capitán Morfeus se aclaró un poco la garganta, y dedicándole una caballerosa y casi que seductora sonrisa a la fémina, le invitó a sentarse, indicándole con una mano la otra silla que estaba prácticamente a mi lado, separadas una de la otra por menos de un metro de distancia. — Adelante, Nadeshiko... siéntate. — le dijo él, mientras me miraba de reojo solamente para ver cuales eran mis reacciones ante tal lindura a mi lado. ¿Cómo negarlo? Así cualquiera no podía negarse a ir de misión, aunque tal vez su carácter me sacaría de las casillas, o no... ¿Quién sabe?; — Un placer... — murmuré yo, a lo que Morfeus soltó un gruñido algo notable, denotando que no le agradaba en absoluto que tuviera ese tipo de tratos con ella. Giré los ojos en blancos y resoplé una risa por la nariz. Acto seguido el capitán empezó a explicar por qué razón había llamado a la chica.

— Te he llamado ya que... como le he explicado anteriormente al recluta Benedetti, ha surgido una misión de bajo riesgo. ¿Qué misión, se preguntarán? — sacó de uno de los cajones una pequeña carpeta de color beige, la cual abrió frente a nosotros dando vuelta el texto para que fuese legible para nosotros, indicando parte por parte con su dedo índice zurdo. — Nuestros investigadores nos han informado del descubrimiento de un artefacto legendario que es de vital importancia para la Marina. Deberán ir a las ruinas de Old Sant Mountain en el South Blue, y llevarse el artefacto que hay allí dentro. — explicaba Morfeus. Llevé mi mano diestra a mi mentón, y a medida que rascaba un poco este, fruncía levemente el ceño y me dispuse a hablar. — ¿Y porqué no lo hicieron los mismos investigadores? — cuestioné, a lo que el capitán rió resoplando por la nariz. — Alguien tiene que hacer el trabajo sucio. —; luego de haber dicho eso, se levantó y nos dejó la carpeta.

— Esta noche partirán en barco hacia el South Blue... mucha suerte, muchachos... — hizo una pausa mirándonos a ambos, y suspirando un poco. — Y por favor, no lo arruinen... trabajen en equipo. — sabía que diciendo eso se refería a mi, pero no le daría mucha importancia. Luego movió una mano en moción de que podíamos retirarnos de la oficina. Yo me levanté de mi asiento, y así como vine, me fui, esperando tras la puerta a la chica que me acompañaría en aquella misión; Una vez ambos estuvimos fuera de la oficina, yo portando mi mandoble apoyado al hombro nuevamente, aclaré mi garganta dirigiéndome a la Marine.
— Podría decir que trabajar conmigo será la mejor de las experiencias, pero eso sería mentirte, y eres muy linda para hacerlo... — hice una leve pausa y reí, alzando un poco el mentón notándose claramente la diferencia entre alturas. — Espero sepas cuidarte sola, no quiero cargas a la hora de estar en la misión. — le pedí, arrugando un poco el ceño. Se me notaba serio, muy serio a decir verdad... algo raro en mi, pero quería dejar las cosas en claro. De un segundo luego de decir aquello, sonreí de nuevo socarrón, de medio labio, extendiendo mi mano libre para ofrecérsela a la joven, con intenciones de estrecharla a modo de saludo 'cordial'. — Un placer... soy Dante Alessandro Benedetti. — le dije, tomara mi mano o no, inclinaría mi cuerpo para besar gentilmente el dorso de una de sus manos, guiñándole un ojo. ¿Seductor? Tal vez, pero nunca dando más de un paso adelante.