Dos marines muy unidos [Rol 18]

La sangre brotaba de las heridas del Almirante, este caminaba recién llegado al cuartel. Había venido de una peligrosa misión, no tardó mucho en caminar a la zona de las duchas. Eran las dos de la mañana y todos dormían, el asesino llegó a aquella sala y se quitó la camiseta despacio dejando ver su cuerpo musculoso y bien definido. A continuación se quitó el resto de la ropa y dejó sus armas en un lado.

Sus ojos estaban entrecerrados, se quitó los vendajes despacio y le dio al agua caliente. Después se tumbó boca arriba en el suelo, dejándose llevar por sus pensamientos. Le dolía el cuerpo debido a todos los combates que había tenido ese día. Su mirada estaba clavada en el grifo, dónde las gotas caían a toda velocidad, la sala comenzaba a llenarse de un leve vapor. Sin querer había dejado la puerta abierta, pegó un suspiro estirando los brazos a los lados colocándose en cruz.

- Joder… este día ha sido bastante duro… creo que dormiré aquí esta noche. No hay nada que hacer en el camarote…

Dijo mientras desactivaba su haki para relajarse mejor, dejó descansar sus sentidos cerrando su boca y los ojos. No estaba dormido, pero estaba descansando y se encontraba bastante cómodo.

Una muchacha de cabello rojo y ojos dorados caminaba de vuelta al cuartel.

Eran pasadas las dos de la mañana y Minako notaba el cuerpo agarrotado y los músculos cansados. Había pasado unas cuantas horas después de la cena entrenando. A veces se centraba tanto en mejorar su puntería que se olvidaba de que también debía cuidar su entrenamiento cuerpo a cuerpo y esa noche se había dado un pequeño intensivo.

Frotándose el cuello se dirigió a las duchas, se daría una buena ducha rápida templada y se iría a descansar, seguro que Hawi, su halcón, ya había vuelto a la habitación y Haku, su pequeño bebe tigre, estaría inquieto esperándola… a quien quería engañar, esos dos estarían en el quinto sueño ocupando toda su cama.

Se sorprendió cuando vio el vestuario lleno de vapor, ¿Quién quedaba despierto a esas horas? No es que le importara mucho, no es como si tuviera vergüenza de mostrarse ante sus compañeros.
Caminó medio a ciegas hasta que vio un bulto tirado bajo una ducha que soltaba vapor.
¿se habría desmayado alguien?

Preocupada se acercó para encontrarse con nada menos que su jefe, tirado tan ricamente bajo el agua, el lo que parecía una siestecita muy agradable.
Negó con la cabeza exasperada, ese hombre no cambiaría.

-he, jefecito, ve a dormir a la cama

Le dio un ligero golpecito con el pie y entonces se fijo en todos los golpes y pequeñas heridas que lucia el nada despreciable cuerpo del demonio de la niebla.
Haciendo a un lado las ganas de recorrerlo un ratito más con la mirada, frunció el ceño y se metió en la ducha, aun vestida con su ropa de entrenamiento y cambió la temperatura de caliente a fría.

-¡eres un inconsciente! No puedes meter el cuerpo en agua caliente estando tan apaleado

El marine continuaba allí tirado de forma cómoda y tranquila, escuchó unos leves pasos acercándose despacio a su posición. Intuyó que sería algún marine desvelado que iría a echarse algo de agua. Alzó la mirada unos segundos al mismo tiempo que se relajaba algo más, en ese momento vio a Minako, el castaño estaba desnudo pero no era algo que le importara, simplemente se quedó mirándola como si nada. No pensaba moverse de su posición pese a sus palabras, pero de repente llegó el infierno, pulsó el agua fría.

- ¡!!Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!! ¡Noooo!

A una velocidad increíble giró saliendo de la ducha y se colocó en pie, el esfuerzo había sido sobrehumano, parecía estar algo mejor. De repente dio varios pasos hacia ella, estiró la mano poniendo el agua templada y caminó hasta estar en frente de la pelirroja, dejando a ella a un metro de la pared. La miró a los ojos despacio mientras ahora alzaba la ceja derecha, dándole un aire tétrico al poseer aquellos afilados dientes los cuales estaban ahora al descubierto totalmente.

- Creo que con mi rango sé bien lo que tengo que hacer Minako. – Dijo tuteándola con confianza. – No te preocupes, soy médico luego me tomare alguna receta especial o me inyectare un poco de mis medicinas. Tu eres la que debes tener cuidado, no me gustaría que te pasara nada en alguna de tus misiones.

Añadió por último en un tono serio, dándole a entender que se preocupa por ella, no sabía cómo iba a reaccionar la chica ante aquellas palabras. “Krauser no seas tonto, que no piense que eres un tipo engreído” pensaba ahora mientras la observaba fijamente a los ojos de manera calmada y tranquila.

La pelirroja lo detalló con la mirada mientras le veía acercarse, como un depredador.
Si fuera cualquier otro, su primer impulso sería patearle y probablemente romperle algún hueso. Sin embargo, se trataba de su jefe, y no había nada que temer de él, a menos, no ella.
Frunció el ceño con sus palabras.

-bah, tonterías, ¿Por qué meter químicos extraños en el cuerpo cuando se puede prevenir el daño? Es absurdo, y yo siempre tengo cuidado, aunque aprecio la preocupación.

Le dedico una media sonrisa echo la cabeza hacia atrás dejando que el agua le golpeara la cara, casi se había olvidado de lo relajante que era.

Despreocupándose de quien la acompañaba y preocupándose solo de relajar los aterecidos músculos, se quitó la goma que sujetaba su cabello en una coleta alta y lo dejo suelto, mojándose y se lo apartó de la cara, echándolo hacia atrás, justo antes de quitarse el top deportivo y lanzarlo fuera quedando en shorts.

-ya necesitaba esto, llevo horas practicando, creí que iba a volverme de piedra de la tensa que estaba.

Dio un suspiro de gusto y se masajeó el cuello y los hombros.

Tras escuchar las palabras de la chica, el marine suspiró un poco, no se metía nada raro, era medicina simplemente. Después de unos momentos, vio como la tiradora se quitaba el top deportivo y la goma del pelo, dejando que el agua le diera. Al escuchar que estaba tensa, el castaño ahora caminó hasta colocarse detrás de ella.

- Deberías relajarte más a menudo Minako…

De repente colocó su mano derecha sobre su hombro derecho y con el izquierdo hizo lo mismo. Pudo notar lo suave que resultaba la piel de aquella tiradora, apretó levemente en estos con cuidado para relajarla, como si se tratase de un simple masaje.

- Gracias a mi capacidad de asesino y conocimiento, puedo relajar tu cuerpo, de modo que no te muevas. Te ayudaré con los hombros… aunque cada cuerpo que he tocado, ha acabado metido en un ataúd…

Dijo ahora susurrando en su oído de una forma un tanto siniestra, pero sonriendo de lado después y soltando una leve carcajada un poco seria. Después continuó masajeando su cuello un poco de forma tranquila.

Minako dejó escapar un gemido cuando sintió las manos del demonio de la niebla presionando sus agarrotados hombros, aplicando la presión justa para deshacer la tensión en un relajante masaje.
sonrió cuando le escucho decir que normalmente todos a los que tocaba acababan en un ataúd.

Ella era fiel testigo de ese echo, pero jamás había temido al hombre, al contrario, siempre le había inspirado mucha confianza, eso si, no le gustaría de estar del lado contrario.

-aun recuerdo la primera misión que hice bajo tus ordenes, esa explosión tuya casi me descuajeringa el hombro contra un armario.

Rió al recordar el momento.

Miro por encima del hombro a los ojos de su jefe y se giró lentamente echándose el pelo mojado sobre un hombro y miro el maltratado torso, siguió las gotas de agua que caía por los marcados abdominales, y se obligó a apartar la vista cuando llegó a la cintura.

Sin darse cuenta de lo que hacía, pasó las llemas de los dedos por sus abdominales, recorriendo las hendiduras entre los músculos duros hasta el abdomen.

Frunció el ceño cuando la piel de sus dedos contrastó con el tono oscuro de los hematomas.

-¿Como demonios acabaste así?

No le gustaba nada verle herido, le había caído bien desde el primer momento, pero con el tiempo, había llegado a tenerle un cariño mas allá del respeto o la admiración.

Perdida en sus pensamientos no fue consciente de cuando se acercó tanto a el como para pasar los labios suavemente sobre la amoratada piel de un hombro, besándola suavemente, como su tío hacia cuando de pequeña ella se golpeaba trepado los arboles.

-Deberías tener más cuidado.

La mirada del castaño observó como la chica se daba la vuelta y se echaba el pelo a un lado, después mencionó el momento de aquella misión en Little Garden, cierto era que se había pasado en aquel ataque. Después escuchó sus preguntas y miró a otro lado mientras buscaba una buena excusa, pero no tenía ninguna y decidió decirle la verdad a la chica.

- Bueno digamos que he realizado demasiadas misiones en solitario, y luchar con tanto revolucionario acaba cansando.

A sus últimas palabras asintió pegando un suspiro, después empezó a notar aquellos suaves dedos por su cuerpo. El sonido del agua cayendo le relajaba aún más, segundos después notó los labios de la marine en su hombro y eso hizo que se pusiera nervioso. No estaba acostumbrado a aquello y a decir verdad estaba feliz de que fuera de ella. “Krauser para joder… es tu recluta…los demás pensaran mal…” Cosas así le llegaban a su cabeza pero decidió ignorarlas, que pensaran lo que quisieran.

- Trataré de tener más cuidado…

El tenerla tan cerca le hacía tragar saliva, incluso estaba algo excitado y eso se notaba bastante. De modo que en un intento de ocultarlo, puso su mano en el hombro de ella y la acercó a él, pegándola a su pecho. Pasó las manos suavemente por su espalda y pegó todo su cuerpo al de ella, cosa que ahora que pensaba solo había empeorado las cosas pues de esa forma ella lo iba a notar más. “Idiota la has cagado…” Se dijo asi mismo en pensamientos para después entrecerrar los ojos.

- Estás muy guapa…

La pelirroja se sorprendió cuando le sintió pegarla a él en una especie de húmedo abrazo.

Sinceramente no se lo esperaba, ni siquiera había sido consciente de lo que había hecho, o de lo contrario jamas la haría. es decir...!estaba medio en pelotas con su superior desnudo abrazados en una ducha¡

Aquello era el epítome de lo incorrecto. y por algún motivo no conseguía que le importara lo suficiente para separarse de aquel escultural y duro cuerpo.

Quiso darse una bofetada mental por pensar así de su jefe, el hombre era recto como una barra de acero y jamás haría ningún tipo de movimiento "indebido" hacia ella.

Probablemente solo necesitaba algo de consuelo después de tantas misiones, el hombre era humano después de todo y todos necesitamos algo de cariño de vez en cuando.

Hablando de barras de acero... eso largo y duro que se golpeaba contra su abdomen...no podía tratarse de una espada.

Sus ojos se abrieron como si fueran platos y el corazón le subió a la garganta en un pulso acelerado cuando comprendió que su querido jefe estaba excitado mientras la abrazaba.

Le escucho decirle que estaba muy guapa y por un momento absurdo su mente solo pudo procesar la ironía del momento...estaba despeinada, empapada y solo llevaba unos ajados shorts vaqueros empapados...pero estaba guapa...eso era un tanto estúpido.

No pudo contestar. su mente todavía trataba de decidir que debía hacer.

Por un lado, no era correcto inmiscuirse sexualmente con un superior directo. por otro lado, era él quien se acercó a ella en primer lugar con el miembro más duro que el palo de una bandera.
por no hablar de que el hombre era un monumento sobre dos piernas.

"O casi sobre tres por lo que siento en este momento" no pudo evitar pensar con su mente morbosa.

¿Por que iba a dejar pasar el momento? el demonio de la niebla era confiable, un hombre al que realmente había llegado a apreciar mas allá del compañerismo y al que más de una vez había querido echar el guante.

No es como si fuera a pedirle privilegios a cambio de favorcitos, ella era la primera en sancionar esa actitud, pero demonios, una mujer no es de piedra.

Aun abrazada a él sonrió de medio lado con malicia. al infierno las reglas, era su oportunidad y no iba a dejarla escapar.

Dejo su cuerpo descansar "inocentemente" contra el suyo, apretando los mojados senos contra su torso y rozando el erecto pene contra su abdomen.

-Pobre almirante Krauser, debes estar agotado de tanta misión, tal vez el que debería relajarse de vez en cuando eres tu.

Dejó que el aliento de sus palabras le acariciara la piel húmeda mientras pasaba suavemente las uñas por sus brazos de forma falsamente inocente.
sonrió con picardía, esta noche, el demonio de la niebla caería ante su recluta

Aquello se ponía difícil para el castaño, mantenía la mirada perdida y los ojos entrecerrados mientras la abrazaba contra su cuerpo. Sus palabras le hicieron abrir algo los ojos y avergonzarse un poco. Podía destrozar piratas y atravesar criminales con frialdad y ante aquello no podía casi pensar. Sus manos no dejaban de acariciar su espalda, el sentir sus senos contra su pecho, le hacía excitarse algo más, pero no se atrevía.

- Sí, aunque mis relajaciones son dormir todo el tiempo. Es muy bueno para la salud y me sienta bien.

“SUBNORMAL” Eso pensaba en ese momento, que comentario más tonto para la situación, cerró los ojos con fuerza mientras trataba de intentar arreglarlo pero no salía palabra de su boca, tartamudeaba cono un crío.

- Quería decir que… bueno… esto…esto…esto…

Krauser trató de arreglarlo y pegó un enorme suspiro, después de aquello la miró a los ojos. Puso la mano en su barbilla y la levantó despacio para después unir sus labios a los de ella cerrando los ojos en ese momento. No sabía muy bien que hacer pero dejó su mente vacía para llevarse por la situación, colocó sus dos manos en las caderas y la levantó con algo de fuerza, cogiéndola en brazos y pegándola a la pared. No sabía qué diablos hacía, si ella hacía algún gesto de negación la dejaría en el momento, el mido ahora le invadía.

Cuando le escucho decir que su relajación era simplemente dormir estuvo a punto de golpearse la cabeza contra la pared, o el hombre era demasiado inocente para pillar la indirecta o no estaba interesado, y por el tamaño de su miembro contra su vientre casi apostaba por lo primero.

Cuándo ya creía que iba a tener que sacar la artillería pesada o simplemente hacerle un dibujito el volvió a hablar. y esta vez quiso reír al oírle tartamudear como si fuera un niño esperando un castigo.

Iba a hablar cuando le sintió romper el abrazo, apenas se separo lo justo para tomarla de la barbilla y mirarla a los ojos.

Sintió el corazón acelerarse y casi podía oír la sangre corriendo rápida por sus venas. le vio acercarse a ella lentamente. Su rostro cada vez más cerca hasta que sus labios se rozaron.

Cerró los ojos ante el beso. Era mucho más suave de lo que habría esperado, viendo como luchaba y la forma letal que tenia de moverse, se esperaba que fuera más brusco, mas agresivo.

Sintió sus manos grandes y calientes en sus caderas y al instante sintió su espalda golpeando la pared.

Bufó ante el contraste de temperatura entre los fríos azulejos y su piel caliente y automáticamente levantó las piernas, enganchándolas a ambos lados de las desnudas caderas.

Gruñó sin dejar de besarlo, podía sentir su dureza rozándola entre las piernas por encima de la tela de los shorts.

Era curioso como algo que normalmente adoraba y que le era tan cómodo en estos momentos no era más que un incordio que le impedía sentir piel con piel.

Profundizó el beso, invadiendo la boca del demonio con su lengua solo unos instantes antes de retirarse. Dándole solo una probada de lo que tenía.

Sonriendo con malicia capturo su labio inferior entre los colmillos, mordiéndolo, apenas lo suficiente para pellizcarlo.

-Sinceramente, tu forma de dormir es un tanto peculiar.

Qué situación tan extraña estaba ocurriendo, pero al castaño no le estaba desagradando nada de nada, la tenía bien sujetada contra la pared y las piernas de ella ayudaron. Sintió ahora como la cálida y húmeda lengua de la tiradora entraba en su boca, por lo que no pudo evitar usar la suya para acariciar la de ella y mantenerlas unos segundos danzando entre ellas. Al parecer la preciosa pelirroja no solo tenía puntería con las armas de fuego, segundos después ella rompió el beso para morderle el labio inferior y decirle aquellas palabras. Se armó de valor y se puso algo más calmado. No tenía la facilidad que tenía Drake para aquellas situaciones, puto lobo sinvergüenza y salido, eran muy distintos. Pero joder ¿Qué demonios hacía pensando en el chucho? Volvió a la situación y sonrió de lado, no iba a dejarse ganar.

- Cuidado tiradora… estás en terreno de peligro…

La sostuvo con una sola mano y deslizó el dedo índice de la otra por su costado hasta bajar a su prenda inferior de ropa. Imbuyó su dedo en energía cortante y de un lento movimiento que duró diez segundos, cortó aquellas molestas prendas. Durante el trayecto no había parado de mirarla a los ojos para tratar de ponerla nerviosa a ella. Acto seguido se pegó algo más a ella rozando ahora su parte intima con la de la chica, notaba la sensación de su entrepierna, era bastante agradable y el demonio iba ya a explotar. Sin embargo pensaba aguantar unos segundos para “torturarla” un poco a ella, de hecho lo siguiente que hizo fue hacer suaves movimientos de arriba abajo. Pasando su arma por la excitante presa que tenía, sus manos ya no sujetaban sus caderas, más bien las dos partes del trasero de la chica. Elevándola un poco más y pasando ahora sus dientes por el cuello de ella.

Pegó un suave mordisco mientras trataba de no hacerle mucho daño, moviéndose algo más veloz para excitarla a ella y hacer que pidiera lo que él estaba deseando. Entre mordisco y mordisco, lamía un poco y gruñía despacio para darle algo de salvajismo al asunto. Tras aquello fue él, el que mordió ahora el labio inferior de ella mientras sonreía de lado algo sádico y al mismo tiempo siniestro.

- Mmmm… jejeje….

Mikky  gimió con sus mobimientos y sus dietes afilados mordiendo su cuello y labio.

- mmm

Su querido jefecito se había propuesto volverla loca.
Con un malvado plan rondando su cabecita estiró su mano hasta el termostato de la ducha con la intencion de bajar la temperatura del agua.

Tuvo que esforzarse para alcanzar su objetivo, pues el cuerpo duro como una roca del castaño la mantenía enclaustrada contra la pared.

Sus palabras, sus movimientos ysu jodida sonrisa sexy  le probocaron un escalofrío y sonrió.él podia hacer que se volviese loca en cualquier momento, con el simple hecho de tenerlo cerca. Pero no iva a permitirselo.

Tal vez fuera por que era orgullosa, o tal vez por simple picardía. pero se había propuesto hacerle perder los papeles.

Queria a su hombre lo mas caliente posible  y  ¿que mejor combinacion que el agua fría sobre su espalda mientras ella, su cuerpo y su boca calentaban el resto de su cuerpo?

Recorrió el cuello con los labiosy la lengua, mordisqueando con los dientes un camino del hombro hasta la oreja y clavó los dientes ligeramente en el lobulo al mismo tiempo que arqueaba las caderas, frotandose contra el sin contener un gemido.

El era el paraiso. Mikki no era estúpida, había visto las miradas que muchas mujeres le daban al verlo pasar, su jefe podía dar autentico terror en batalla, pero nadie podía negar que era jodidamente atractivo. bien, pues esa lagartas podían mirar todo lo que quisieran, Ella le había echado el guante al demonio y nadie se lo iba a arrebatar ahora.

-Ey jefecito bajame y te demostrare todo lo que una mujer puede hacerle aun hombre. Voy a llevarte a la locura.- susurró las palabras en su oido, sin dejar de mordisquear y  raspando las uñas contra sus hombros.

-¿Te atreves conmigo? ¿o vas a esfumarte en la niebla?.- Ella sonrió con malicia, adoraba picarlo. se relamió solo de pensar el como respondería.
Oh, si.  lo haria enloquecer aunque fuese lo ultimo que hiciese en su vida. era su momento y nada ni nadia la detendria.

El marine continuaba jugando con la recluta mientras ahora iba sintiendo como los mordiscos de ella pasaban por su cuello, su hombro y finalmente su oreja, tuvo que cerrar el ojo izquierdo debido a la sensación que le estaba dando. No podía ir perdiendo terreno en aquello, de modo que ahora la rozó algo más descarado, pegándola lo máximo posible contra la pared mientras sentía como el agua cambiaba de temperatura. Ahora estaba algo más fría pero el espadachín no iba a pararse solo por eso. Las siguientes palabras de la tiradora le hicieron sonreír de lado, de modo que quería que la bajara de allí, pero lo mejor fue lo de la niebla, ahora si que iba a llevar la ventaja.

- ¿Bajarte? ¿Enseñarme? Creo que estás equivocada pequeña. No necesito usar mi niebla para…

Hizo una pausa entrecerrado los ojos sin decir nada, el agua continuaba cayendo por su musculoso cuerpo, marcando los bíceps, los abdominales y los pectorales. En su rostro se marcó una sonrisa ladeada y un poco tétrica debido a sus afilados dientes que sobresalían como cuchillas de un cajón. A continuación se echó un poco hacia atrás para hacerle a la preciosidad pelirroja y amago, después se acercó abrazándola y finalmente entrando en el interior de la chica. No fue muy brusco pues no sabía si aquella chica había hecho aquello antes, él a decir verdad no y por ello estaba bastante nervioso. Tan solamente entró con la mitad de su “espada” sintiendo una sensación que le hizo soltar algo de aire de forma brusca. En ese momento decidió unir sus labios con los de ella para después quedarse quieto unos momentos.

No permitió que fuesen más de unos siete segundos, después empezó a moverse muy despacio pues temía dañarla o algo por el estilo, sus manos ahora la sostenían bien contra la pared, alzándola y dejándola de esa forma a su merced mientras ahora atrapaba la lengua de la joven entre sus dientes pero sin apretar mucho, no quería dañarla.

La pelirroja sonrió con malicia, por un momento, al sentirle separarse de ella, creyó, que en efecto, la bajaría. En cuanto pusiera los pies en el suelo, iba a enseñarle a ese Demonio lo que era llegar a la locura.

Tomo aire de forma jadeante cuando le sintió ingresar en su interior, tomándola por sorpresa. ese maldito...¡la había engañado! le había echo bajar la guardia y entonces había tomado ventaja.

No es que le molestara precisamente. Ahora había comprobado que la vista no la había engañado, ese monumento de hombre era grande...en todas partes.

Sintió su boca sobre la suya y se tragó un gemido agarrándose fuerte de los anchos hombros, sabía que le estaba clavando las uñas, pero no le importaba lo más mínimo.

Notó que se había quedado quieto unos instantes antes de comenzar a moverse lentamente, con cuidado, como si creyera que ella estaba echa de cristal y fuera a romperse si era algo brusco.

Frunció el ceño y gruñó, creía haberle demostrado en mas de una ocasión que no era frágil en absoluto, no era de cristal y desde luego no era virgen. No era la primera vez que tenía un hombre en su interior, aunque debía reconocer que era la primera vez que estaba completamente sobria y más que nada la primera vez que se permitía bajar totalmente la guardia.

Era la primera vez que se sentía realmente bien, completa, pero no iba a dejarle que la tratara como si fuera una princesita, no era su estilo. No quería que se contuviera, lo quería desatado, completamente enloquecido por ella.

- ¿Que pasa almirante? me esperaba una bestia..¿y me encuentro un corderito?

Con una sonrisa de malicia pura perdió una de sus manos entre el cabello castaño y tiró de el con fuerza suficiente para hacerle echar la cabeza hacia atrás y clavo los dientes en el cuello con algo más de fuerza de la necesaria, tratando de provocarle.

- No voy a romperme, dame todo lo que tienes.