Kaito Kazuki
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Midorima Shintaro vs Dark D. Rose
Escenario: Una isla desconocida, un peligro sin conocimiento. Es una isla dividida por zonas, pero de una forma bastante curiosa, pues su silueta y forma ya son inusuales. Es una isla casi como una torre, se ve como una Jolly Roger si se observa desde el cielo, pero sobre el mar solo se encuentra una pequeña parte de la isla, el resto está bajo el agua, se divide en zonas o niveles los cuales tienen una climatología y ecosistema únicos.
Condiciones:
- Isla neutral
- Experiencia normal
- Sin heridas graves (se quedan algunas cicatrices)
- Resultado a KO
- Sin límite de tiempo
- Fichas como están hasta hoy (31-12-14)
Turnos: 1: Empieza Midorima 2: Empieza Rose
- Número aleatorio (1,2) : 2
Rei Arslan
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Akuma no mi
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No... no sabía como definir aquel lugar... era extraño de por sí, nunca había visto una isla de esa forma ni en ninguna de mis travesías. Me encontraba en la cubierta de la Dolce Vendetta apoyada en la barandilla. Observaba como el agua chocaba lentamente contra el casco del barco, como las olas rompían con fiereza. Estiré la cabeza y suspiré. Quería bajar ya del barco y pisar tierra, aunque solo fuera por unos segundos.
El motivo de llegar a aquella isla era para reunirme con Midorima, un antiguo miembro de los Sons of Anarchy que se había ido. Había escuchado noticias de el y le tenía aprecio como a un hermano. Recordé que el tenía un DDM que yo le había dado así que fue por ahí en donde le había avisado una semana antes. Allí le iba a hablar de muchas cosas que habían ocurrido en su ausencia, y en parte, echarle algunas en cara. Y esta isla era un buen punto de encuentro.
No iba a ser una charla tranquila, de eso estaba segura. Tras tres años que habían pasado tenía que enseñarle muchas cosas a Mido, ya no era aquella chica débil que era protegida y solía perder sus combate. No. Esa época había terminado para mí. Ahora era yo la que protegería a los que hiciese falta. Bajé del barco de un salto y fui caminando lentamente hacia la pequeña costa que había. Allí estuve unos varios minutos revisando mis armas hasta que fijé mi vista en el horizonte. -A ver que sorpresa me traes de esta vez Mido...
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Vaya isla más extraña, no entendía porque Rose lo había citado a este lugar, la llamada lo tomó desprevenido y más aun cuando ella quería hablar con él, no le importo nada y simplemente dejó todo tirado para encontrarse con su ex capitana, Midorima también quería decirle algunas cosas y quizás también escuchar algunas malas, aún tenía a fuego grabado en su memoria aquella despedida, sabía que quizás más de hablar deberían luchar, pero con ella no quería pelear…no era porque era mujer, por el contrario, Rose era parte de su familia y por eso mismo decidió dejar la banda, para que no la hirieran por su culpa.
Caminaba por la playa, tenía una idea de que la iba a encontrar ahí, la conocía y seguramente iba a estar ahí, cerca de su barco, algo se lo decía Solo espero que no peleemos, no quiero luchar contigo Rose pensaba mientras escuchaba el mar a su lado, en verdad no quería luchar contra ella, le tenía mucho aprecio como para hacerle daño, aparte todo había cambiado en estos tres años. Shintaro ahora era más fuerte que antes, y seguramente, podría derrotar a Rose, quizás no pero bueno…no quería luchar, menos contra ella. Caminaba con sus dos manos en los bolsillos, su mirada mostraba algo de nostalgia, había pasado mucho tiempo desde que la había visto. Y entonces al final la vio, estaba observando sus armas, suspiró tranquilamente mientras se acercaba despacio, sin hacer mucho ruido, cuando estuvo a unos cinco metros se detuvo en seco, no sacó las manos de sus bolsillos, es más ni siquiera estaba preparado para esquivar algún ataque, esperaba que Rose no lo atacara…
Ha pasado tiempo ¿no? .- tomó una leve pausa mientras ahora miraba el océano, como supuso el barco estaba ahí cerca, lo miró con atención, al parecer no estaba en malas condiciones, eso era bueno.- Bien, vamos directo al asunto Rose ¿qué me quieres decir? Pero antes…¿Cómo has estado?.- su tono en la última pregunta rozaba lo preocupado, quizás lo protector, sin quitarle la vista al océano esperó la respuesta de la peli roja, era hora de la verdad…o eso creía, no entendía el por qué de esta citación tan extraña, esta pequeña junta entre ellos…pero ahora Rose se lo iba a decir.
Caminaba por la playa, tenía una idea de que la iba a encontrar ahí, la conocía y seguramente iba a estar ahí, cerca de su barco, algo se lo decía Solo espero que no peleemos, no quiero luchar contigo Rose pensaba mientras escuchaba el mar a su lado, en verdad no quería luchar contra ella, le tenía mucho aprecio como para hacerle daño, aparte todo había cambiado en estos tres años. Shintaro ahora era más fuerte que antes, y seguramente, podría derrotar a Rose, quizás no pero bueno…no quería luchar, menos contra ella. Caminaba con sus dos manos en los bolsillos, su mirada mostraba algo de nostalgia, había pasado mucho tiempo desde que la había visto. Y entonces al final la vio, estaba observando sus armas, suspiró tranquilamente mientras se acercaba despacio, sin hacer mucho ruido, cuando estuvo a unos cinco metros se detuvo en seco, no sacó las manos de sus bolsillos, es más ni siquiera estaba preparado para esquivar algún ataque, esperaba que Rose no lo atacara…
Ha pasado tiempo ¿no? .- tomó una leve pausa mientras ahora miraba el océano, como supuso el barco estaba ahí cerca, lo miró con atención, al parecer no estaba en malas condiciones, eso era bueno.- Bien, vamos directo al asunto Rose ¿qué me quieres decir? Pero antes…¿Cómo has estado?.- su tono en la última pregunta rozaba lo preocupado, quizás lo protector, sin quitarle la vista al océano esperó la respuesta de la peli roja, era hora de la verdad…o eso creía, no entendía el por qué de esta citación tan extraña, esta pequeña junta entre ellos…pero ahora Rose se lo iba a decir.
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Akuma no mi
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Allí estaba él, como si nada hubiese pasado en estos últimos tres años. No había cambiado mucho. Levanté mi vista hacia él a medida que le veía venir y fui yo la que avanzó hasta él. -Si, ha pasado demasiado tiempo...-dije secamente. Escuchar sus palabras me hicieron pensar bastante. Ir al grano sería lo mejor, para los dos, al fin y al cabo esto no iba a ser una conversación tranquila, no quería estar demasiado tiempo frente a alguien que se había ido solamente por el bien de los demás, nunca creía en esas típicas excusas en las que siempre me habían enseñado que si alguien corría peligro no era cuestión separarse, sino aliarse para vencerlo juntos.
-Y... dentro de lo que cabe... bien, intentando sobrevivir día a día. ¿Y tu?- Le pregunté con una sonrisa. A quién iba a engañar, a pesar de que se hubiese ido lo seguía considerando un amigo, casi un hermano al que ayudar cuando estuviese en peligro, si por mi fuera me quedaría hablando con el todo el día entero, contándole las anécdotas que me habían pasado y escuchando las suyas. Pero mi orgullo no me lo permitía, sabiendo lo que hizo me veía en la obligación de comprobar muchas cosas. -Bueno, veamos cuanto has mejorado en todo este tiempo, quiero que me sorprendas...-dije mientras caminaba alejándome de él sin mirarle. Me quedé a tan solo unos cuantos metros de él.
Me transformé en mi forma completa de tigre y sin moverme de allí comencé a enviarle ventiscas de hielo abrasador que con tan solo tocar la piel podían producir quemaduras de segundo grado por congelación. Estas ventiscas iban dirigidas en todas direcciones, me gustaría saber si conseguiría esquivar alguna.
Bāninguaisu [AF]
-Y... dentro de lo que cabe... bien, intentando sobrevivir día a día. ¿Y tu?- Le pregunté con una sonrisa. A quién iba a engañar, a pesar de que se hubiese ido lo seguía considerando un amigo, casi un hermano al que ayudar cuando estuviese en peligro, si por mi fuera me quedaría hablando con el todo el día entero, contándole las anécdotas que me habían pasado y escuchando las suyas. Pero mi orgullo no me lo permitía, sabiendo lo que hizo me veía en la obligación de comprobar muchas cosas. -Bueno, veamos cuanto has mejorado en todo este tiempo, quiero que me sorprendas...-dije mientras caminaba alejándome de él sin mirarle. Me quedé a tan solo unos cuantos metros de él.
Me transformé en mi forma completa de tigre y sin moverme de allí comencé a enviarle ventiscas de hielo abrasador que con tan solo tocar la piel podían producir quemaduras de segundo grado por congelación. Estas ventiscas iban dirigidas en todas direcciones, me gustaría saber si conseguiría esquivar alguna.
Bāninguaisu [AF]
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Akuma no mi
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Midorima la vio acercarse, no había cambiado mucho, quizás ahora era un poco más madura, más inteligente pero no lo iba a saber, al principio le había hablado con sequedad, se merecía ese tono y quizás más, no lo sabía, le sorprendió el hecho de que al final le preguntará con una sonrisa. Suspiró tranquilamente mientras la observaba con tranquilidad, aunque sentía como si el ambiente estuviera algo más pesado, más cargado, bueno no le importaba tampoco es que se sintiera muy incómodo al respecto, cuando escuchó las últimas palabras de Rose se quedó callado, quería comprobar que tanto había mejorado, era cierto que en estos tres años había mejorado bastante, pero si había una persona con la cual no quería luchar, era ella. La seguía queriendo, a pesar de la distancia que había entre ellos, la consideraba su hermana y no podía atacarla, no después de todo lo que había pasado.
Pues yo he estado bien, he estado en diversas batallas, ¿sabes, Rose? Te he echado mucho de menos, estos tres años han sido difíciles.
Mencionó con un tono calmado mientras la veía transformarse en su forma completa, al parecer iba a ir en serio, suspiró tranquilamente, se sacó las manos de sus bolsillos mientras la seguía observando, su figura de esa bestia mitológica le quedaba bien, pero aun así, seguía sin querer atacarla. Observó su ataque Ráfagas de hielo ¿eh? pensó con una sonrisa divertida, cubrió sus brazos y piernas en su Haki de Armadura para luego activar su técnica especial, The Zone Of God, su cuerpo ahora estaba rojo tal tomate y echaba humo por todo su cuerpo, suspiró tranquilamente mientras se movía de lado a lado esquivando la mayor parte de esas ráfagas de hielo, el resto las bloqueaba con sus brazos y piernas, acto seguido, saltó hacía atrás generando algo de distancia, sus ropas habían quedado destruidas y su cuerpo había recibido daños considerables, la cara tenía alguna quemadura, su hombro izquierdo, parte del pecho y también su pierna izquierda. Eran quemaduras graves, pero no le iban a impedir moverse con todo.
A decir verdad, venía preparado para esto, pero aun así no quiero luchar contra ti. Una parte de mi corazón, te sigue teniendo como capitana…sé que te hice daño, no sabes cuánto me arrepiento, pero en ese entonces era necesario. Lo siento, Rose.
Mencionaba con un tono de pena, su mirada la reflejaba bastante bien. Miró a Rose ahora, no tenía idea de cómo la iba a atacar, ni siquiera si iba a ser capaz de levantar su puño contra ella, pero quizás era necesario, ¿para qué? No lo sabía, pero era hora de luchar, quizás mientras luchaban mostraban sus verdaderos sentimientos. Sin más estiró todas sus extremidades para dar un buen combate, luego de eso dio un par de saltos y poder hacer que su cuerpo entrará en calor. Estaba listo para pelear físicamente, mentalmente aun tenía sus dudas pero ya las despejaría, y por la misma razón, debería ir en serio desde el inicio, sabía que Rose era más fuerte que antes, nunca le había ganado pero por eso mismo le demostraría cuanto había cambiado. Sin más demora desapareció para aparecer al costado de Rose, de ahí lanzó una poderosa patada a la cruz de ella, iba imbuida en Haki pero aun así dudó un segundo y la patada perdió velocidad y poder…definitivamente su mente no quería atacar a Rose.
The Zone Of God: Feelings [AM][Haki Armadura LVL 2]
Pues yo he estado bien, he estado en diversas batallas, ¿sabes, Rose? Te he echado mucho de menos, estos tres años han sido difíciles.
Mencionó con un tono calmado mientras la veía transformarse en su forma completa, al parecer iba a ir en serio, suspiró tranquilamente, se sacó las manos de sus bolsillos mientras la seguía observando, su figura de esa bestia mitológica le quedaba bien, pero aun así, seguía sin querer atacarla. Observó su ataque Ráfagas de hielo ¿eh? pensó con una sonrisa divertida, cubrió sus brazos y piernas en su Haki de Armadura para luego activar su técnica especial, The Zone Of God, su cuerpo ahora estaba rojo tal tomate y echaba humo por todo su cuerpo, suspiró tranquilamente mientras se movía de lado a lado esquivando la mayor parte de esas ráfagas de hielo, el resto las bloqueaba con sus brazos y piernas, acto seguido, saltó hacía atrás generando algo de distancia, sus ropas habían quedado destruidas y su cuerpo había recibido daños considerables, la cara tenía alguna quemadura, su hombro izquierdo, parte del pecho y también su pierna izquierda. Eran quemaduras graves, pero no le iban a impedir moverse con todo.
A decir verdad, venía preparado para esto, pero aun así no quiero luchar contra ti. Una parte de mi corazón, te sigue teniendo como capitana…sé que te hice daño, no sabes cuánto me arrepiento, pero en ese entonces era necesario. Lo siento, Rose.
Mencionaba con un tono de pena, su mirada la reflejaba bastante bien. Miró a Rose ahora, no tenía idea de cómo la iba a atacar, ni siquiera si iba a ser capaz de levantar su puño contra ella, pero quizás era necesario, ¿para qué? No lo sabía, pero era hora de luchar, quizás mientras luchaban mostraban sus verdaderos sentimientos. Sin más estiró todas sus extremidades para dar un buen combate, luego de eso dio un par de saltos y poder hacer que su cuerpo entrará en calor. Estaba listo para pelear físicamente, mentalmente aun tenía sus dudas pero ya las despejaría, y por la misma razón, debería ir en serio desde el inicio, sabía que Rose era más fuerte que antes, nunca le había ganado pero por eso mismo le demostraría cuanto había cambiado. Sin más demora desapareció para aparecer al costado de Rose, de ahí lanzó una poderosa patada a la cruz de ella, iba imbuida en Haki pero aun así dudó un segundo y la patada perdió velocidad y poder…definitivamente su mente no quería atacar a Rose.
The Zone Of God: Feelings [AM][Haki Armadura LVL 2]
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-Yo también te he echado menos...-Pensé para mí misma después de enviarle aquel ataque. Cuando estaba alejada de él no pude evitar sonreír para mí misma. A ratos me preguntaba si estaba haciendo bien o mal en ser tan dura, al fin y al cabo… Era un amigo para mí y no quería causarle daño. Tenía ese extraño comportamiento de no hacer daño a la gente que apreciaba, pero… ¿por qué esta vez mi orgullo no hacía efecto? Acaso me importaba más la salud de él que ese orgullo… no. Imposible. No podía cambiar eso, yo no era así. Ignoraría todo lo que me rodeaba solamente para demostrar que seguía siendo la misma chica de antes. En cuanto como se había defendido de mi ataque apenas me moví de mi sitio, aunque pude escuchar unas palabras suyas. No me apetecía mirarle a la cara, me apenaba demasiado aquella sensación.
Apenas me moví del sitio en el que me encontraba cuando vi que el comenzaba a contraatacarme. Saqué mis dos katanas y me puse en posición para defenderme. En cuanto vi que venía directo hacia mí las puse en forma de X para poder evitar que llegase a darme. El impacto había sido fuerte, e incluso hizo que mis pies retrocedieran algún que otro metro hasta que me aparté y bajé las katanas. Me alejé un poco más de él y después me giré. Alcé la voz -¿Sabes cuantas veces he escuchado ese tema? Daño… dolor… Estoy cansada de escuchar siempre lo mismo. La última vez que me dijeron eso al cabo de un tiempo perdí a esa persona. No quiero seguir perdiendo a más gente, personas a las que aprecio. Me duele saber que jamás regresarán y que el hogar que tenía poco a poco está desapareciendo. Siempre seguirás siendo un egoísta para mí que huyó por si solo.-No quería soltar esas palabras, a fin de cuentas en cierto modo me dolía decírselas…-¿Pero sabes? Sigues siendo mi amigo, y… aunque nos llevemos a matar como en estos momentos te sigo considerando como a un hermano, porque nuestras disputas infantiles son las que nos hacen serlo. Y… aunque estés en problemas te ayudaré, cuanto haga falta.- Puse una de mis katanas al hombro y la otra la apoyé en el suelo.-Has perdido tantas cosas en tu ausencia…
Si seguía hablando me apenaría demasiado, había venido para luchar contra él y no a rememorar tiempos antiguos que jamás regresarían. Aquello no eran más que unas simples reminiscencias del pasado. Respiré profundamente. Coloqué mi pierna hacia delante al igual que mis katanas. Esta vez haría una serie de cortes frontales. Comencé a correr hacia él y en cuanto llegué con las dos katanas empecé a generar cortes de gran potencia desde los hombros hacia abajo para golpear sus puntos vitales.
Jigoku: Konbokatto [AI]
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Lo sé, idiota pensó al escucha a Rose, era extraño, sabía que se había perdido de muchas cosas, pero no quería saberlas, no quería escuchar cosas malas en su ausencia ¿ausencia? No, él se fue por el bien de los demás, aun cuando Rose lo llamará egoísta, no tenía sentido, los había protegido de los peores enemigos del mundo…no fue egoísta, de hecho, fue una decisión sabia pero no importaba, Rose se iba a quedar con esa imagen. Pero ahora no era el tiempo para dudar si su decisión era correcta o no, tenía que seguir luchando tanto contra su capitana como contra sus dudas, era una lucha difícil, más si sabía que Rose era más fuerte que él y que las opciones de ganar sean nulas.
Observó venir a Rose con sus dos espadas, estaba preparado para esquivarlas, imbuyó sus dos manos en su Haki y así frenó ambas espadas, aunque el ataque era fuerte y lo hizo retroceder un par de metros, incluso sintió como es el que filo traspasaba su carne haciendo dos cortes en sus manos, no eran graves y tampoco molestaban, estaba listo para todo. Midorima generó más distancia entre ellos dos, quería saber si por algún causal Rose podría perdonarlo, sus ojos verdes reflejaban quizás lo arrepentido de dejarla sola, de hacerla sufrir tanto por su partida, era una amiga imprescindible, una hermana y su familia, había pasado mucho tiempo, se notaba un cambio en los dos, pero sus corazones seguían iguales, los sentimientos que sentían ambos seguían ardiendo como la primera vez que se encontraron en el Reino de Sakura, donde Midorima aceptó a Rose como su capitana, de ahí todo fue a mejor y su relación fue mejor, incluso confiaban ciegamente el uno del otro, era imposible que esos lazos se rompieran.
Rose, yo solo te diré una cosa, no sabes lo que me arrepiento de dejar la banda, de abandonarte pero era necesario, no podía permitir que te hicieran daño, por eso me fui…y ahora por favor responde esto algún día por lejano que sea ¿me perdonarías?
Preguntó al final con un tono de pena, era lo único que quería saber, el resto no importaba, desactivó su técnica, no iba a pelear en serio, tampoco quería hacerlo, de hecho, estaba en contra de luchar contra Rose, de esta lucha estúpida y sin sentido, pero su corazón de guerrero seguía luchando adentro por salir…no podía controlar las ganas de cruzar armas con ella, de ver si la diferencia solo había crecido o había bajado, pero su mente y sus sentimientos no quería luchar, se quedó así de pie, con los brazos abajo, cabeza gacha, ya no podía más…no era capaz de luchar, no sin antes quizás escuchar la respuesta de Rose, todo podría cambiar con su respuesta.
Observó venir a Rose con sus dos espadas, estaba preparado para esquivarlas, imbuyó sus dos manos en su Haki y así frenó ambas espadas, aunque el ataque era fuerte y lo hizo retroceder un par de metros, incluso sintió como es el que filo traspasaba su carne haciendo dos cortes en sus manos, no eran graves y tampoco molestaban, estaba listo para todo. Midorima generó más distancia entre ellos dos, quería saber si por algún causal Rose podría perdonarlo, sus ojos verdes reflejaban quizás lo arrepentido de dejarla sola, de hacerla sufrir tanto por su partida, era una amiga imprescindible, una hermana y su familia, había pasado mucho tiempo, se notaba un cambio en los dos, pero sus corazones seguían iguales, los sentimientos que sentían ambos seguían ardiendo como la primera vez que se encontraron en el Reino de Sakura, donde Midorima aceptó a Rose como su capitana, de ahí todo fue a mejor y su relación fue mejor, incluso confiaban ciegamente el uno del otro, era imposible que esos lazos se rompieran.
Rose, yo solo te diré una cosa, no sabes lo que me arrepiento de dejar la banda, de abandonarte pero era necesario, no podía permitir que te hicieran daño, por eso me fui…y ahora por favor responde esto algún día por lejano que sea ¿me perdonarías?
Preguntó al final con un tono de pena, era lo único que quería saber, el resto no importaba, desactivó su técnica, no iba a pelear en serio, tampoco quería hacerlo, de hecho, estaba en contra de luchar contra Rose, de esta lucha estúpida y sin sentido, pero su corazón de guerrero seguía luchando adentro por salir…no podía controlar las ganas de cruzar armas con ella, de ver si la diferencia solo había crecido o había bajado, pero su mente y sus sentimientos no quería luchar, se quedó así de pie, con los brazos abajo, cabeza gacha, ya no podía más…no era capaz de luchar, no sin antes quizás escuchar la respuesta de Rose, todo podría cambiar con su respuesta.
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Le seguía mirando desde cerca, a su lado. Había sido demasiado dura... ¿Por qué? No era mi intención. Al fin y al cabo yo no podía obligar a nadie a quedarse a mi lado, quería ver a la gente feliz, no unidos a un destino que no les pertenece. Miré al cielo y después le volví a mirar a él. -Lo siento, Midorima...- Pensé para mí misma. ¿Por qué no todo podía volver a ser como antes? Por qué... había cambiado el tiempo... ¿Es que acaso nunca podré tener alguna etapa de mi vida tranquila? ¡No lo soporto! ¡Estoy harta de esto! Todo es triste, sin luz... Mi alma es un profundo océano de sentimientos que poco a poco los va tragando... para que así nunca florezcan de nuevo. Eché mi mano sobre la cabeza en señal de exasperación y la pasé por mi cara hacia abajo. Suspiré.
Mi ataque lo había esquivado con cierta dificultad pero no había logrado hacerle muchas heridas. Tras eso escuché sus palabras. Me hicieron pensar un poco. Quisiera creerle, pero sabía que algo en mi interior no me lo permitía. ¿Orgullo? Puede ser. Pero estaba claro que seguiría sin aceptar esa explicación solamente porque me hicieran daño. Yo sabía defenderme y salir de los problemas sola, nunca había precisado ayuda de nadie, sino de esa forma no hubiese sobrevivido en mi infancia. Aunque su pregunta... supongo que me ablandé.
-Perdonarte... suena bien. Haremos un trato. Tu y yo. Aquí y ahora. Si me ganas te perdono. Si te venzo desaparecerás de mi vista. No volveré a saber nada de ti, traidor.-Dije remarcando esto último cuando ponía mi katana sobre el hombro y comenzaba a alejarme de él. Todo lo que yo había dicho era una mentira. A pesar de que ganase o perdiese le perdonaría. Era un fuerte vínculo el que me unía con él y no iba a perderlo. Cuando ya estaba lo suficientemente alejada de él -unos 10 metros más o menos- le alcé la voz y puse mis katanas en posición.-¡Vamos, tu empiezas!
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Midorima no podía creer las palabras de Rose, bueno sí…las creía pero no se las esperaba, eso iba en contra de todas sus ideas, no podía aceptar ese trato más que nada porque sabía que las probabilidades de perder estaban en su contra, notaba la determinación en los ojos de su capitana, ”Has cambiado mucho, Rose” pensó mientras ahora lentamente doblaba sus piernas, apoyó su puño derecho en el suelo mientras que la izquierda reposaba en su muslo izquierdo, lentamente su cuerpo empezó a cambiar, ahora echaba humo tal tetera y estaba rojo tal tomate, pero no se quedó ahí de la nada ahora solo estaba rojo y cuando elevó su mirada para clavar sus verdes en los ojos de su capitana, se veían aquellos rayos verdes tan característicos, si iba a luchar iba a hacerlo en serio.
Esta bien, acepto el trato Rose. Aunque si llego a perder, te seguiré protegiendo desde las sombras. No te dejaré.
Mencionaba mientras se ponía nuevamente en la vertical, su fue tono seco, casi sin emociones, su determinación estaba en aquellas palabras. Era hora de mostrar lo que había cambiado en tres años, no solo era más fuerte sino que inclusive ahora era un poco más serio al decir las cosas, el nivel dos de su técnica estaba listo para ser mostrado ante su capitana, se llevaría una gran sorpresa al ver que ahora ya no podría seguirle el ritmo. Suspiró tranquilamente mientras empezaba a moverse en el mismo sitio, estaba calentando, miraba en todo momento a Rose, a aquella peli roja que le enseñó a confiar en alguien, en dar la vida por otros. Un nuevo suspiro ”Bien, es hora de hacerlo, ganaré a como dé lugar.” pensaba mientras se frenaba, imbuyó su puño derecho en su Haki Armadura, lo puso cerca de su cara y sonrió de medio lado, ya tenía una idea de cómo atacar.
Bien, ahora te mostraré mis habilidades…aquí voy, capitana
Sin decir nada más fue que con un rápido movimiento ya estaba al frente de Rose, su velocidad ahora alcanzaba los ciento setenta y cinco kilómetros por hora, lo suficiente para agarrar por sorpresa a alguien, y más si Rose estaba acostumbrada a cierta velocidad, ahora era distinto todo había cambiado, sin dudar un solo segundo, fue que trato de conectar un puñetazo en el rostro de su capitana, diera o no, luego de eso con velocidad lanzó una poderosa patada a las costillas de Rose, también imbuido en su Haki…luego de eso con dos volteretas se alejó lo suficiente y elevó su guardia, ya era hora de pelear más y hablar menos.
The Zone Of God: Maxim Evolution [AF]
Esta bien, acepto el trato Rose. Aunque si llego a perder, te seguiré protegiendo desde las sombras. No te dejaré.
Mencionaba mientras se ponía nuevamente en la vertical, su fue tono seco, casi sin emociones, su determinación estaba en aquellas palabras. Era hora de mostrar lo que había cambiado en tres años, no solo era más fuerte sino que inclusive ahora era un poco más serio al decir las cosas, el nivel dos de su técnica estaba listo para ser mostrado ante su capitana, se llevaría una gran sorpresa al ver que ahora ya no podría seguirle el ritmo. Suspiró tranquilamente mientras empezaba a moverse en el mismo sitio, estaba calentando, miraba en todo momento a Rose, a aquella peli roja que le enseñó a confiar en alguien, en dar la vida por otros. Un nuevo suspiro ”Bien, es hora de hacerlo, ganaré a como dé lugar.” pensaba mientras se frenaba, imbuyó su puño derecho en su Haki Armadura, lo puso cerca de su cara y sonrió de medio lado, ya tenía una idea de cómo atacar.
Bien, ahora te mostraré mis habilidades…aquí voy, capitana
Sin decir nada más fue que con un rápido movimiento ya estaba al frente de Rose, su velocidad ahora alcanzaba los ciento setenta y cinco kilómetros por hora, lo suficiente para agarrar por sorpresa a alguien, y más si Rose estaba acostumbrada a cierta velocidad, ahora era distinto todo había cambiado, sin dudar un solo segundo, fue que trato de conectar un puñetazo en el rostro de su capitana, diera o no, luego de eso con velocidad lanzó una poderosa patada a las costillas de Rose, también imbuido en su Haki…luego de eso con dos volteretas se alejó lo suficiente y elevó su guardia, ya era hora de pelear más y hablar menos.
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Seguía en mi posición de ataque esperando a que avanzase y poder tener una ofensiva contra sus movimientos. No podía parar de observarle, seguro que a el le costaba tanto como a mí emprender un combate, pero... era necesario. Por una vez debíamos anteponer los sentimientos que hubiese entre los dos y dejar paso al honor y al orgullo. Pero lo que me colmó fue que me dijese que me siguiese protegiendo desde las sombras, no... no quería eso, todos los que lo hacían morían o desaparecían, estaba harta de perder a la gente. Zarlet, Jallial, Abyss, Kuroi, Crimson... mencionaba en mi mente mientras acariciaba mi vientre junto con el último nombre pronunciado, y a pesar de seguir pensando para mi misma que Mido era un traidor le apreciaba demasiado así que intentaría evitar llorar.
Era veloz, casi tanto como yo, eso me sorprendía pues había mejorado en ese tema bastante. Se dirigía hacia mí a gran velocidad y vi como su puño venía dirigido a gran velocidad hacia mi rostro, puse mis katanas en diagonal para amortiguar el golpe aunque eso me hizo retroceder unos pasos y después creé una barrera de hielo para defenderme de su patada. Yo me eché hacia atrás aunque el hielo rompió por la fuerza. Aún tenía varios ases bajo la manga. Me transformé en mi forma híbrida, pues sería más que suficiente. Con las dos katanas le envié seguidamente ondas de energía cortantes gracias a mi espíritu en forma de valkiria, estas ondas irían a 180 km/h y arrasarían con todo a su paso, pero para dificultarlo todo un poco más después de las ondas puse mi mano sobre el suelo, comenzó a brotar hielo y a expandirse, parecía una pista de patinaje. Todo ese hielo cubría el hasta sus pies, sin llegar a tocarlo, aunque si quería ir debería irse sin evitar resbalar ni caerse...
Jigoku: Thousand cuts of hell [AMF]
Mientras mis ataques hacían su trabajo, yo alcé la voz contra él -¡Nunca digas que me vas a proteger desde las sombras, todos los que han dicho eso ya no están junto a mí, se han ido y no regresarán! Ahora estoy sola como cuando comencé mi aventura de ser pirata. Y si quiero evitar que me protejas es por el simple echo de que no quiero perderte a ti también. No quiero quedarme sola en este mundo. Eres de las pocas personas que todavía no me han abandonado y si hago el trato es para alejarte de mí. Así no te pasará nada.
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Rose había esquivado su ataque casi sin recibir daños. No cabían dudas que era más fuerte que antes. Suspiró tranquilo mientras ahora veía su ataque, lo podía esquivar con algo de facilidad, pero no se movió. De hecho, abrió sus dos brazos e imbuyó su pecho en su Busoushoku Haki. Recibió el ataque de lleno, las ondas cortantes herían su carne y le dejaban grandes heridas, profundas, algunas superficiales pero en general, todas eran profundas y estaban en casi todo su cuerpo. En su torso, desgarrando su camiseta dejando ver sus pectorales y abdominales trabajados, sus piernas también recibieron daños, al igual que sus brazos, en fin, todo su cuerpo resultó dañado.
Midorima a pesar del daño, estaba de pie, con una sonrisa mirando a su capitana. Suspiró tranquilo mientras trataba de no desmayarse ahí mismo. La sangre bañaba la pista de hielo que había creado con su habilidad, desactivó su técnica y empezó a caminar a paso lento hacia Rose. “¿Acaso eres idiota? ¿Tanto te importa ella que haces esto? ¿No entiendes que no quiere tu protección?” se decía a sí mismo, pero a cada pregunta, negaba con la cabeza. No le interesaba si Rose quería su protección o no, jamás la iba a dejar sola. Se acercó a ella, la observó con calma, seguía siendo igual de hermosa que antes, no había cambiado mucho, aunque había aceptado el trato, sabía que era una mentira. Una cruel y pesada, pero mentía. Ninguno de los dos quería alejarse del otro, se notaba cuando se miraban y hablaban. Puso su mano en su cabeza y le dijo con una sonrisa.
– Rose, yo nunca te dejaré. Siempre estaré para ti. – le desordenó un poco su pelo mientras la miraba con cierto cariño, ¿Amor? Podría ser posible, ni siquiera él lo sabía. – No te dejaré porque tú no quieres que me vaya. Lo he comprobado, tus ataques son débiles, les faltan voluntad, al igual que los míos. ¿Por qué sigues excusándote en el ejemplo de otros? Yo soy más fuerte, nadie me va a matar, tampoco desapareceré de la noche a la mañana. – suspiró tranquilamente mientras ahora se quedaba callado, no tenía muchas ganas de hablar, más que nada porque a cada palabra se le formaba un nudo en la garganta. Aparte, su cuerpo le dolía en parte, pero ahí estaba aguantando por ella. – Rose, te juro que nunca te dejaré de lado. Eres una persona especial para mí, me has ayudado demasiado como para dejarte. – le besó la frente con suavidad y se alejó de nuevo, abrió sus brazos y la miró a los ojos, su sangre recorría prácticamente todo su cuerpo. – Si no me crees, eres libre de acabar con mi vida. Anda. Mátame aquí y ahora, no me moveré de aquí, no usaré mi Haki, no haré nada si tú decides cortarme la cabeza. ¿Qué harás? – sus palabras eran más serias que nunca. Sonreía de manera tranquila, miraba a los ojos a Rose… ¿Por qué hacía eso? Seguía sin entenderlo bien.
Midorima a pesar del daño, estaba de pie, con una sonrisa mirando a su capitana. Suspiró tranquilo mientras trataba de no desmayarse ahí mismo. La sangre bañaba la pista de hielo que había creado con su habilidad, desactivó su técnica y empezó a caminar a paso lento hacia Rose. “¿Acaso eres idiota? ¿Tanto te importa ella que haces esto? ¿No entiendes que no quiere tu protección?” se decía a sí mismo, pero a cada pregunta, negaba con la cabeza. No le interesaba si Rose quería su protección o no, jamás la iba a dejar sola. Se acercó a ella, la observó con calma, seguía siendo igual de hermosa que antes, no había cambiado mucho, aunque había aceptado el trato, sabía que era una mentira. Una cruel y pesada, pero mentía. Ninguno de los dos quería alejarse del otro, se notaba cuando se miraban y hablaban. Puso su mano en su cabeza y le dijo con una sonrisa.
– Rose, yo nunca te dejaré. Siempre estaré para ti. – le desordenó un poco su pelo mientras la miraba con cierto cariño, ¿Amor? Podría ser posible, ni siquiera él lo sabía. – No te dejaré porque tú no quieres que me vaya. Lo he comprobado, tus ataques son débiles, les faltan voluntad, al igual que los míos. ¿Por qué sigues excusándote en el ejemplo de otros? Yo soy más fuerte, nadie me va a matar, tampoco desapareceré de la noche a la mañana. – suspiró tranquilamente mientras ahora se quedaba callado, no tenía muchas ganas de hablar, más que nada porque a cada palabra se le formaba un nudo en la garganta. Aparte, su cuerpo le dolía en parte, pero ahí estaba aguantando por ella. – Rose, te juro que nunca te dejaré de lado. Eres una persona especial para mí, me has ayudado demasiado como para dejarte. – le besó la frente con suavidad y se alejó de nuevo, abrió sus brazos y la miró a los ojos, su sangre recorría prácticamente todo su cuerpo. – Si no me crees, eres libre de acabar con mi vida. Anda. Mátame aquí y ahora, no me moveré de aquí, no usaré mi Haki, no haré nada si tú decides cortarme la cabeza. ¿Qué harás? – sus palabras eran más serias que nunca. Sonreía de manera tranquila, miraba a los ojos a Rose… ¿Por qué hacía eso? Seguía sin entenderlo bien.
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Bajé mis katanas y miré al suelo. Estaba cansada, pero no era un agotamiento físico era como si en mi interior me encontrase cansada. No era capaz de mirarle a los ojos mientras el me hablaba, quisiera hacerlo... pero el orgullo me lo impedía. Vi como se acercaba hacia mi y ahí fue cuando lo miré. Cuando puso su mano sobre mi cabeza sonreí para mis adentros. Cuando miré a sus ojos tuve que estirarme un "poco" pues el era mucho más alto que yo. Desordenó mi pelo a lo que yo al rato volví a colocar y escuché sus palabras con atención.
Tenía la sensación de que me dolía escucharlas, quizás por que decía que nunca me dejaría de lado o porque no me abandonaría. Yo no podía creer eso, pues no quería hacerme ilusiones para que luego todo se derrumbase. Era demasiado terca para este tipo de cosas y el debería saberlo bien. ¿Por qué seguía intentándolo? ¿Es que acaso no se daría por vencido? Para que engañarnos, ambos éramos unos tercos y haríamos lo imposible por conseguir lo que nos proponíamos. Tras eso cerré los ojos mientras el me daba un beso en la frente y cuando se alejó los volví a abrir.
Matarlo... los sentimientos comenzaron a agolparse de repente en mi cabeza. El orgullo me decía que lo hiciera, no debía perdonar una traición de ese calibre; sin embargo, el corazón me decía que no lo hiciese. ¿Qué más daría una traición? ¿Acaso dependían las vidas por eso? ¿Iba a perder a alguien que consideraba como un hermano solo porque se había ido de nuestra banda? No, no podía permitir eso. No podía dejarme llevar por el orgullo, aunque... este hubiese ganado. Guardé mis katanas y saqué a Rubí y Zafiro -mis pistolas- y apunté hacia él. -Lo siento, Mido.- Mis manos temblaban como si no quisiera hacerlo, en verdad no quería pero algo me dictaba que sí. Disparé a los lados, como si fuesen hacia él pero sin llegar a tocarlo. Bajé las pistolas y fui hacia él de forma lenta, aunque corrí para abrazarle. -Lo siento...-Dije entre lágrimas. -No soy capaz de hacerte nada, me da igual el resto. No me importa que te hubieses ido de la banda. Me da igual el trato que hicimos. Todo. No puedo hacerle daño a la persona que quiere protegerme. Soy demasiado terca para reconocer las cosas, pero a pesar de todo nos seguiríamos protegiendo el uno y el otro. Yo tan solo te he retado para ver cuán fuerte eras y mira como te he dejado. Lo siento.- Mis sollozos eran abundantes. Yo seguía abrazada a él, apoyando mi cabeza en su abdomen, no quería separarme por ahora.
Tenía la sensación de que me dolía escucharlas, quizás por que decía que nunca me dejaría de lado o porque no me abandonaría. Yo no podía creer eso, pues no quería hacerme ilusiones para que luego todo se derrumbase. Era demasiado terca para este tipo de cosas y el debería saberlo bien. ¿Por qué seguía intentándolo? ¿Es que acaso no se daría por vencido? Para que engañarnos, ambos éramos unos tercos y haríamos lo imposible por conseguir lo que nos proponíamos. Tras eso cerré los ojos mientras el me daba un beso en la frente y cuando se alejó los volví a abrir.
Matarlo... los sentimientos comenzaron a agolparse de repente en mi cabeza. El orgullo me decía que lo hiciera, no debía perdonar una traición de ese calibre; sin embargo, el corazón me decía que no lo hiciese. ¿Qué más daría una traición? ¿Acaso dependían las vidas por eso? ¿Iba a perder a alguien que consideraba como un hermano solo porque se había ido de nuestra banda? No, no podía permitir eso. No podía dejarme llevar por el orgullo, aunque... este hubiese ganado. Guardé mis katanas y saqué a Rubí y Zafiro -mis pistolas- y apunté hacia él. -Lo siento, Mido.- Mis manos temblaban como si no quisiera hacerlo, en verdad no quería pero algo me dictaba que sí. Disparé a los lados, como si fuesen hacia él pero sin llegar a tocarlo. Bajé las pistolas y fui hacia él de forma lenta, aunque corrí para abrazarle. -Lo siento...-Dije entre lágrimas. -No soy capaz de hacerte nada, me da igual el resto. No me importa que te hubieses ido de la banda. Me da igual el trato que hicimos. Todo. No puedo hacerle daño a la persona que quiere protegerme. Soy demasiado terca para reconocer las cosas, pero a pesar de todo nos seguiríamos protegiendo el uno y el otro. Yo tan solo te he retado para ver cuán fuerte eras y mira como te he dejado. Lo siento.- Mis sollozos eran abundantes. Yo seguía abrazada a él, apoyando mi cabeza en su abdomen, no quería separarme por ahora.
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Midorima observó a Rose. La vio sacando unas pistolas ¿Lo iba a hacer? La veía capaz de disparar a su cuerpo, de quitarle su vida, acabar con él y que de alguna manera acabar también con todo lo que habían formado. Aunque para él, aquellos lazos eran irrompibles, aun cuando la pelirroja le quitara su vida. Cerró los ojos, esperando el o los disparos que acabarían con él. Incluso empezó a pensar en sus últimas palabras para dejarle algo a Rose. Escuchó la voz de Rose, se estaba disculpando. No cabía duda, iba a disparar. Suspiró y sonrió con calma, escuchó los disparos… Pero nada había pasado, seguía respirando ¿Rose había fallado a esa distancia? Era imposible… ”Es simple, no pudo hacerlo, idiota” le reclamó su consciencia mientras abría los ojos para ver a su capitana.
Lo abrazó, sintió calor en ese acto. Escuchó sus palabras y no pudo contener algunas lágrimas. Lo había reconocido, la abrazó con cuidado, una mano la puso en su cintura mientras la otra la ponía en su cabeza. No quería decirle nada, todo estaba dicho. El trato estaba roto, y ahora, aunque había perdido… Ya daba igual. No iba a separarse de ella, nunca más, aun cuando sus camino estuvieran destinados a ser diferentes, él siempre iba a estar para Rose… la protegería de cualquier peligro. ”Así es como tienen que ser las cosas ¿no?” pensó mientras miraba al cielo. El sonido del mar los acompañaba, era una buena tarde.
– Tranquila, no pasa nada. – tomó una ligera pausa mientras ahora bajaba su mano y la rodeaba por completo. – Estas heridas no son nada. Al menos ahora al fin entendemos que no podemos separarnos. – una última pausa mientras miraba al cielo, implacable, incambiable, como la relación que tenían ellos. – Yo te prometo, aquí y ahora, que no moriré. No te dejaré sola. – dijo antes de soltar a Rose y tumbarse en el suelo. Estaba agotado y sus heridas eran serias, pero nada que un buen descanso no iba solucionar. Tomó un poco de aire para luego suspirar aliviado, ya todo había acabado. Se sentó y luego miró al océano. – Rose, nuestra relación es especial, fuerte, irrompible… Definitivamente, eres la mejor persona que conozco. Gracias por todo lo que hiciste por mí. – finalizó mientras miraba al océano con calma.
Lo abrazó, sintió calor en ese acto. Escuchó sus palabras y no pudo contener algunas lágrimas. Lo había reconocido, la abrazó con cuidado, una mano la puso en su cintura mientras la otra la ponía en su cabeza. No quería decirle nada, todo estaba dicho. El trato estaba roto, y ahora, aunque había perdido… Ya daba igual. No iba a separarse de ella, nunca más, aun cuando sus camino estuvieran destinados a ser diferentes, él siempre iba a estar para Rose… la protegería de cualquier peligro. ”Así es como tienen que ser las cosas ¿no?” pensó mientras miraba al cielo. El sonido del mar los acompañaba, era una buena tarde.
– Tranquila, no pasa nada. – tomó una ligera pausa mientras ahora bajaba su mano y la rodeaba por completo. – Estas heridas no son nada. Al menos ahora al fin entendemos que no podemos separarnos. – una última pausa mientras miraba al cielo, implacable, incambiable, como la relación que tenían ellos. – Yo te prometo, aquí y ahora, que no moriré. No te dejaré sola. – dijo antes de soltar a Rose y tumbarse en el suelo. Estaba agotado y sus heridas eran serias, pero nada que un buen descanso no iba solucionar. Tomó un poco de aire para luego suspirar aliviado, ya todo había acabado. Se sentó y luego miró al océano. – Rose, nuestra relación es especial, fuerte, irrompible… Definitivamente, eres la mejor persona que conozco. Gracias por todo lo que hiciste por mí. – finalizó mientras miraba al océano con calma.
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Estúpido orgullo. ¿Por qué nunca podré apartarlo de mí? Lo único que consigue es estropear las relaciones con la gente. Odio es lo único que siento ante esa... ¿Sensación? Ni siquiera sé como denominarla. Levanté mi cabeza hacia arriba y le miré. Puede que quisiese hacerse el fuerte pero le conocía demasiado bien y las heridas podían convertirse en algo grave y no quería que le pasase nada. Me separé de él y miré hacia el mar en la longitud. No me giré hacia el en ningún momento para saber lo que hacía, tan solo perdí mi vista en el mar.
-¿Te lo imaginabas así? Desde aquella vez que nos conocimos en el reino de Sakura nunca pensé que pudiésemos haber acabado así, comenzamos con una amistad, aunque siempre picándonos, pero eso hizo que nuestra amistad mejorase y llegase hasta a el punto de salvar la vida uno del otro, y ahora míranos, luchando como si nada de lo anterior hubiese existido entre nosotros. Sin embargo... - Paré unos segundos y sonreí. - Siento que esta lucha nos ha ayudado en cierto modo... Quizás si no hubiese tenido lugar seguiría creyendo que eras un traidor.
Me acerqué a el. Todavía seguía sonriendo. No iba a negar que estaba feliz de haber aclarado todas las cosas. Irrompible... eso era la mejor palabra que nos definía, yo me encargaría que nada ni nadie rompiese ese lazo. Pasé la mano por su brazo y le miré a los ojos. -No hace falta que me prometas nada. Confío en ti y sé que no te pasará nada, porque cada vez que necesites ayuda yo estaré para ayudarte. -Le di un abrazo y tiré de su mano para que me acompañase. -Vamos a nuestro barco. Allí están algunos de nuestros viejos amigos y podremos curarte las heridas. Ven conmigo.- Mi intención era llevarle hasta el barco para curarle y bueno, para que viese como habían cambiado un poco todo y quizás, recordar buenos momentos juntos.
-¿Te lo imaginabas así? Desde aquella vez que nos conocimos en el reino de Sakura nunca pensé que pudiésemos haber acabado así, comenzamos con una amistad, aunque siempre picándonos, pero eso hizo que nuestra amistad mejorase y llegase hasta a el punto de salvar la vida uno del otro, y ahora míranos, luchando como si nada de lo anterior hubiese existido entre nosotros. Sin embargo... - Paré unos segundos y sonreí. - Siento que esta lucha nos ha ayudado en cierto modo... Quizás si no hubiese tenido lugar seguiría creyendo que eras un traidor.
Me acerqué a el. Todavía seguía sonriendo. No iba a negar que estaba feliz de haber aclarado todas las cosas. Irrompible... eso era la mejor palabra que nos definía, yo me encargaría que nada ni nadie rompiese ese lazo. Pasé la mano por su brazo y le miré a los ojos. -No hace falta que me prometas nada. Confío en ti y sé que no te pasará nada, porque cada vez que necesites ayuda yo estaré para ayudarte. -Le di un abrazo y tiré de su mano para que me acompañase. -Vamos a nuestro barco. Allí están algunos de nuestros viejos amigos y podremos curarte las heridas. Ven conmigo.- Mi intención era llevarle hasta el barco para curarle y bueno, para que viese como habían cambiado un poco todo y quizás, recordar buenos momentos juntos.
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Midorima se sentía mejor que nunca. Escuchó las palabras de la pelirroja y le daba la razón. En cierta manera sentía lo mismo, sin esta pelea muchas cosas no se hubieran aclarado. Aunque para que se iba a tratar de auto engañar… Hubiera hecho lo imposible por aclarar las cosas con Rose. Su mejor amiga, su hermana y parte de su familia, la única persona a la que había jurado proteger aun cuando eso significara perder su vida. No podía ni quería dejar las cosas sin hablar, y ahora, que ya por fin estaba todo listo… Se sentía bien, su corazón se lo agradecía, y al fin, su estúpida consciencia se callaba y lo dejaba tranquilo. Todo había llegado a un final, y por suerte, uno excelente.
– Si, tienes razón Rose… – mencionaba mientras aceptaba la ayuda de la pelirroja. – Aunque bueno… Quizás esto hubiera sucedido de mil formas distintas ¿No crees? – dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque cuando escuchó la propuesta de ir al barco tragó saliva nervioso. Una cosa era convencer a Rose, pero no tenía idea de cómo es que reaccionaría el resto al verlo ahí como si nada ¿Nada? Bueno estaba algo herido ¿Algo? Estaba demasiado herido, pero lo más importante ¿Qué más daba la opinión del resto? – Si, creo que me iría bien ir al barco. Un buen baño, y descansar en alguna cama me vendría bien…. – tomó una leve pausa mientras reía por dentro. Según recordaba, nadie podía entrar a la habitación de la pelirroja, así que con una sonrisa algo malvada, siniestra e incluso algo macabra fue que empezó a caminar imponiendo su cuerpo para obligar a Rose a avanzar.
Entonces fue que llegaron al barco. Midorima hacía esfuerzos sobrehumanos para arrastrar a Rose, ignorando todo fue que siguió avanzando, para así llegar a la zona de las habitaciones. Y al final, la vio… Algo le decía que la puerta que estaba delante suya era la habitación de su capitana. Con una sonrisa aun mayor, estiró su mano para llegar a la perilla y lograr girarla… Con solo un vistazo bastaba… Estiró su mano para entrar… Era el todo o nada. Una apuesta difícil…
– Si, tienes razón Rose… – mencionaba mientras aceptaba la ayuda de la pelirroja. – Aunque bueno… Quizás esto hubiera sucedido de mil formas distintas ¿No crees? – dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque cuando escuchó la propuesta de ir al barco tragó saliva nervioso. Una cosa era convencer a Rose, pero no tenía idea de cómo es que reaccionaría el resto al verlo ahí como si nada ¿Nada? Bueno estaba algo herido ¿Algo? Estaba demasiado herido, pero lo más importante ¿Qué más daba la opinión del resto? – Si, creo que me iría bien ir al barco. Un buen baño, y descansar en alguna cama me vendría bien…. – tomó una leve pausa mientras reía por dentro. Según recordaba, nadie podía entrar a la habitación de la pelirroja, así que con una sonrisa algo malvada, siniestra e incluso algo macabra fue que empezó a caminar imponiendo su cuerpo para obligar a Rose a avanzar.
Entonces fue que llegaron al barco. Midorima hacía esfuerzos sobrehumanos para arrastrar a Rose, ignorando todo fue que siguió avanzando, para así llegar a la zona de las habitaciones. Y al final, la vio… Algo le decía que la puerta que estaba delante suya era la habitación de su capitana. Con una sonrisa aun mayor, estiró su mano para llegar a la perilla y lograr girarla… Con solo un vistazo bastaba… Estiró su mano para entrar… Era el todo o nada. Una apuesta difícil…
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Sabía que aceptaría en venir. Le conocía demasiado bien como para negarse. Pasé mi brazo por su hombro para ayudarle a caminar. Y fuimos despacio. Quería llegar lo antes posible a la Dolce Vendetta ya que esas heridas no me gustaban para nada. Suspiré y seguí avanzando. Durante unos segundos me detuve y miré hacia atrás. No tardaría en olvidar este lugar. Esta isla. Desde mi situación aún se podían ver escombros de luchar y algo de sangre. Hasta que punto había llegado mi orgullo... me lo seguía preguntando una y otra vez. Toda la vida lo maldeciría. Para siempre. Ya no quiero que ese estúpido orgullo esté presente en mi vida, tan solo nubla la vista de las personas e inunda los corazones de oscuridad. Ladeé la cabeza hacia un lado en señal de enfado.
A medida que avanzábamos podíamos ver el barco más cerca. Las olas del mar chocaban con suavidad. Todo estaba en calma. ¿Era yo o todo lo que nos rodeaba se había mejorado? Parece que todo dependía de una sola cosa y era esto... Abandonamos la zona central de la isla y pasamos a la playa. Notaba la arena en mis pies, era suave y finita. Finalmente conseguimos llegar hasta el barco. Dejé que Mido subiese primero y en nada llegamos a la cubierta. El fue directo a la zona de camarotes lo cual me pareció un tanto extraño así que decidí seguirle. Se quedó frente a la puerta del mío y cuando iba a abrir el pomo de la puerta yo le agarré de la muñeca. -Alto... - Dije enarcando una ceja. ¿Para que querría entrar? En mi cuarto no había nada que llamase la atención. -No sé para que quieres entrar... no hay nada interesante ahí dentro. Aunque si tanta ilusión te hace...- Dije con una sonrisa. Tampoco perdía nada, así que me puse delante de él y agarré el pomo. Ladeé la cabeza hacia él. -Esto quedará como nuestro pequeño secreto. - Dije sonriendo. Era el segundo en ver ese cuarto y era un privilegio, pero no quería que nadie lo supiese, no quería perder autoridad. Giré el pomo y abrí la puerta lentamente dejando entrar un halo de luz en donde estábamos.
A medida que avanzábamos podíamos ver el barco más cerca. Las olas del mar chocaban con suavidad. Todo estaba en calma. ¿Era yo o todo lo que nos rodeaba se había mejorado? Parece que todo dependía de una sola cosa y era esto... Abandonamos la zona central de la isla y pasamos a la playa. Notaba la arena en mis pies, era suave y finita. Finalmente conseguimos llegar hasta el barco. Dejé que Mido subiese primero y en nada llegamos a la cubierta. El fue directo a la zona de camarotes lo cual me pareció un tanto extraño así que decidí seguirle. Se quedó frente a la puerta del mío y cuando iba a abrir el pomo de la puerta yo le agarré de la muñeca. -Alto... - Dije enarcando una ceja. ¿Para que querría entrar? En mi cuarto no había nada que llamase la atención. -No sé para que quieres entrar... no hay nada interesante ahí dentro. Aunque si tanta ilusión te hace...- Dije con una sonrisa. Tampoco perdía nada, así que me puse delante de él y agarré el pomo. Ladeé la cabeza hacia él. -Esto quedará como nuestro pequeño secreto. - Dije sonriendo. Era el segundo en ver ese cuarto y era un privilegio, pero no quería que nadie lo supiese, no quería perder autoridad. Giré el pomo y abrí la puerta lentamente dejando entrar un halo de luz en donde estábamos.
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