Red Flag begins

Tras auxiliar de manera preventiva a nuestro gran Rey Naram y al capitán, Akagami fue el primero en bajar por aquella trampilla que había quedado al descubierto. No sabíamos a cuanta distancia se encontraba el piso de abajo por lo que era una opción bastante sensta dejar que aquellos individuos que podían volar o planear bajasen primero.

Tras el descenso del capitán y el de Lanxe, supimos más o menos la distancia que había hasta el piso de abajo. Naram creó una escalerilla por la que pudimos bajar los demás integrantes de la banda. Al llegar al piso  inferior lo primero que vi fue una sandía hecha añicos por la bola que Naram había dejado caer y a un hombre suspendido en el suelo con unos rasgos faciales que denotaban una muerte dulce y rápida.

- No os lo perdais, este hombre esta muerto y es mas feliz que el amargado de Nagato, dije sosteniéndo la cabeza del muerto y agitándola de un lado para otro.

Obviamente aquél hombre había sufrido un infarto, la pregunta era el por qué. Podía haber sido el susto de la bola cayendo pero eso no bastaba como para que un hombre muriese por un infarto. Sólo se me ocurrían dos posibles explicaciones de aquella muerte. La primera no tardé en obviarla. Podría tratarse de un sujeto con problemas de hiperténsion y un susto como el de la bola resultó acabar en un infarto debida a la rápida aceleración que sufrió su organismo en respuesta a un estímulo de huida.

La segunda hipótesis que comencé a manejar fué que algo o alguien le hubiese producido aquél infarto, el cómo era algo que no llegaba a comprender del todo pero mientra yo estaba pensando eso el capitan despertaba sutilmente a una mujer que se encontraba en la habitación contigua.

- Capitán, creo que va siendo de que me enseñes esos trucos tan buenos que tienes para encandilar a las mujeres, comente aún con la cabeza del muerto entre mis manos.

De pronto un sonido retumbó la sala en la que nos hallábamos, Nagato se dirigió hacia el origen del ruido indicándo que alguien lo siguiese. No pude sopesar que riesgos podrían ser los que descubriésemos al indagar mas en el origen de aquél ruido. Me puse en pie y miré fijamente a Rito que se hallaba muy feliz con lo que parecía una escoba nueva.

- Genial, así podra limpiar la cubierta mas denetidamente, pensé.

Le hice una señal con los ojos a Rito para que siguiese a Nagato. Si encontrábamos algo hostil, era mejor que mi conejuda amiga se enfrentase a ello pues en combate había demostrado ser una auténtica bestia. Sería mas útil curando las heridas que pudiesen sufrir alguno de mis compañeros que no combatiendo, no de momento, no con esta situación tan desfavorable......

Dejé de comprobar el armario mientras mis compañeros empezaban a bajar por unas escaleras que creo Naram, les vi como comenzaban a bajar rápidamente, estos eran capaces de dejarme allí arriba sola.

Agarre la escoba y comencé a bajar las escaleras corriendo mientras sostenía la escoba en la mano derecha, era como sino tuviera nada, era bastante increíble. Al llegar abajo vi a todos encargándose de sus funciones habituales, ninguna.

Comencé a comprobar la escoba, era de un material muy resistente y encima tenía cerdas de hierro, no se si usarían esto para limpiar pero se debían de cargar el suelo entero cada vez que barrían.

Mientras comprobaba la escoba vi a Nagato beber el jugo de lo que parecía una sandía en bastante mal estado. Ryan estaba mirando el cadáver de un hombre que claramente había estirado la pata encima de la cama. Naram estaba literalmente llorando de risa al ver al capi intentando hablar con aquella mujer, si ni siquiera podía estar normal conmigo que nos veíamos a diario, imagínate con una extraña.

De alguna manera quería darle ánimos y no sabía como, ya que mis formas ellos las denominaban como abusivas, no es acoso si ellos quieren y estaba claro que Naram y el capi me deseaban con locura.

Mi cara seguía brillando cada vez que miraba a la escoba, era demasiado impresionante como para ser cierto. Después de un rato sumergida en mis pensamiento un gran estruendo retumbo en toda la habitación.

Nagato fue el primero en empezar a avanzar hacia el lugar procedente del ruido, por otro lado, Ryan me miro fijamente para que fuera a ayudar a aquel inútil que iba a acabar muerto por lo que fuera que hubiera provocado ese ruido.

No me quedaba mas remedio que ir a ayudar con lo que fuera ese ruido, pero al ver al capi dándome la espalda e indefenso, no se porque pero algo me impulsaba a hacerlo, era superior a todos mis deseos de detenerme.

Agarre la escoba con la mano derecha y antes de ir hacia Nagato salí corriendo hacia el capi que tenía el culo en pompa mientras hablaba con aquella mujer. Le di un gran azote con mi mano izquierda y acto seguido seguí corriendo con todas mis fuerzas.

-Luego ajustaremos cuentas capi.-Dije en voz alta mientras llegaba hasta donde estaba Nagato.

Me puse detrás de Nagato que llevaba su espada desenfundada, yo podía hacer lo mismo, pero no vi el momento de apartar la escoba que posiblemente era mejor que aquella espada.

-Nagato tenemos que enseñarles de lo que somos capaces los Red Demons, sea lo que sea que haya hecho ese ruido, no creo que quiera darnos dinero.-Dije mientras mi tono de voz iba disminuyendo progresivamente y empezando a soltar una sonrisa.

Creo que vuelvo a la carga de nuevo, pensé mientras nos dirigíamos hacia el ruido.

Tras pasar no pocas dificultades conseguí bajar, aún estaba bajo los efectos de la cocaína y estos no eran especialmente buenos, sin duda me había pasado de la raya y nunca mejor dicho. Aún tenía la nariz algo hinchada, aunque no era de una manera exagerada, sino más bien con el aspecto que tienes los enfermos de gripe, cuando sufren el horror del moquillo que ni una montaña de pañuelos puede frenar.

Tras bajar al piso de abajo tome un poco de aire por la boca, flexione levemente mis piernas apoyando mis manos en las rodillas, de manera semejante a la de un corredor exhausto. Me encontraba algo mareado, uno de esos mareos seguramente consecuencia de la cocaína, aunque  eso mareos eran habituales de tarde en tarde.

Mientras sucedía este incidente, observe la sala mareado. Tenía un aspecto mucho más modesto, húmedo y sombrío. En el suelo estaba pringoso, por lo visto había una sandía aplasta, lo más probable aplastada por la bola gigante del herido contramaestre. Lo que más me llamo la atención fue un hombre de mediana edad, tenía el rostro completamente pálido, helado como la sala, parecía aterrado e inmóvil ¿Estaría en shock? No...de hecho parecía muerto.

En la cama había una mujer, la cual respiraba plácidamente, durmiendo. ¿Cómo alguien después de caer una bola de metal a escasos metros tuya podía estar durmiendo tan plácidamente? Es más ¿Cómo podía estar durmiendo es ese antro tan alegremente? Entre esas y más preguntas el resto del grupo llego a nuestra posición gracias a la escaleras generadas por el monarca.

Mientras el capitán agarraba a la mujer para despertarla de una manera absolutamente salvaje, la “mujercita”, Rito, daba una cachetada a este. Mientras un repentino ruido escalofriante se dirigía a nuestra posición, Nagato y Rito se adelantaron para tratar de detener aquel ruido en caso de que fueran “amigos”, yo pensando deprisa me situé en el centro de la sala, echando mano de mi pistola de chispa del interior de la chaqueta y empuñando esta con el seguro puesto.

Mientras el techo goteaba a causa de la humedades continué planteándome las posibilidades que podría haber para salir. Tras lo cual se me ocurrió una idea:

-Nagato, invoca uno de tus fantasmas y que recorra la escalera en sentido ascendente, supongo que no te costara trabajo. Rito, puesto que eres una usuaria tipo zoan utiliza tus capacidad auditiva para determinar lo que se nos viene encima, señores Naram y Ryan- vigilen la posible legada de adversarios por la escalera en sentido descendente - dije en un tono agradable y cordial, había estado en situaciones parecidas hacía tiempo y si mi intuición no fallaba seguramente sabría donde estaba la salida.

-"¿Seré capaz de acertar en este estado?” - me preguntaba a mi mismo.

Bueno, parece que sobre ese ruido se ha escuchado un crujido. Como si alguien intentara hacer tortilla con un pie. Tranquilo Akagami, se te recuperarán pronto, pero la mujer, completamente desnuda, parece no muy conforme con tus maneras. Por cierto, tienes un cacho de tela en la mano y te duele horrores la entrepierna, pero nada que no arregle una conducta más apacible.

-¡¿Pero qué te has creído?!- dice, tapándose con una sábana pese a que le has visto todo lo visible. ¡Oye! Eso me recuerda a tu Flashback.

Flashback de Akagami:

Bueno, poco a poco se acerca a vosotros un traje de Buzo gigante con un ancla en la mano. Ha pasado sin molestarse en absoluto, dirigiendo una mirada a la sandía y agarrando un pedazo. Tras eso atraviesa educadamente la habitación y sube las escaleras. Tal vez queráis subir con él y preguntarle algo. O tal vez Nagato y Rito quieran enfrentarse a él antes de que llegue a las escaleras, pero yo me lo pensaría dos veces.

-¿Quién se supone que sois y qué hacéis en la sala de control?

Si alguien observa fijamente, podrá ver que frente a la cama hay pantallas que muestran distintos ángulos de la habitación, y un disco de grabación. Por cierto Naram, tu intuición te dice que no deberíais verlo o se puede liar.

Ryan, observando al tipo tan feliz o más que Nagato, ves que hay un libro titulado "1.001 formas de asesinar a un rey. Un tratado sobre venenos y fumigación de alimañas" bajo su chaqueta. Tal vez te interese llevártelo... Por ver los venenos y tal, pero que no lo vea el principito.

Lanxerot, parece que nadie te está haciendo ni puñetero caso. Imponte hombre, por la memoria del gran "Souh Mikoto".

Como bien había previsto, el método de Akagami para levantar a la mujer fue un tanto… Peculiar, me causo agrado ver la escena y la respuesta de la mujer, seguramente eso dolería más que el golpe en mi pie. Si hubiera estado yo en esa situación seguramente acabaría con la vida de esa mujer, aunque por otra parte no la habría desvelado de aquella manera. Hice una risa seca con satisfacción y fue entonces cuando lo que generaba el ruido dio la cara, empezando a escucharse unos pasos metálicos de gran peso que iban acercándose poco a poco, a un ritmo constante.

Mientras Akagami había recibido el golpe y la mujer se tapaba su cuerpo con la sabana alguien o algo vestido en traje de buzo portando una gran ancla atravesó la anterior sala, agachándose para coger un pedazo de la sandía rota y continuar su camino. Cuando cruzo la portezuela y le seguía con la mirada pude ver que delante de la cama había unas pantallas que parecían que mostraban la habitación en la que habíamos estado desde el principio, pero no podía diferenciar muy bien, estaba lejos y mi atención se la había llevado el  intruso, paso por delante de mi haciendo caso omiso, algo que no podía tolerar, ¿osaba actuar como si no ocurriera nada después de mantenerme aquí encerrado? Necesitaba respuestas ya, la mujer no parecía que fuera a cooperar  rápidamente y estaba entretenido ya con Akagami, tendría que intentarlo por mi cuenta.

Cuando pasó a dos o tres pasos de mi le grité.

-¡Tú! Hombre de hojalata, será mejor que nos digas donde nos encontramos y como salir de aquí, no estoy para tonterías. Más vale que no desobedezcas a tu rey, parece que sabes por donde te mueves, exijo respuestas.

Me mantuve de pies mirándole de lado con los brazos cruzados y los ojos posados en él. Si queríamos salir de aquí mejor preguntarlo directamente, a un rey no le gusta perder el tiempo. Aunque por otra parte, si se ponía agresivo seguramente seria un gran adversario, pero contábamos con la ventaja de la mayoría y de que algunos de la banda estén locos por las peleas, lo más probable es que no necesite ni mancharme las manos.

El sonido de la tela rasgándose fue todo lo que llegó a los oídos del pelirrojo antes de que la mujer, ahora tal y como sus padres la trajeron al mundo, le propinase una buena patada en la entrepierna. Abrió los ojos como platos al tiempo que soltaba el trozo de ropa que tenía aferrado y se llevaba ambas manos a las bolas de dragón, cayendo de rodillas sobre el suelo y haciendo una mueca de dolor al tiempo que una horrible sensación ascendía por su cuerpo hasta llegarle al vientre. Resistencia de dragón, ¿eh? Y una mierda. Tras unos segundos en los que se mantuvo inclinado esperando a que el dolor disminuyese se irguió de nuevo, observando ahora a la mujer totalmente desnuda que se tapaba con las sábanas. Su cuerpo aún se mantenía con cierta inclinación hacia delante, unos veinte grados, aunque al menos la situación era algo más soportable.

- Disculpas -pronunció en un tono algo débil, como si la voz se hubiese esfumado de su garganta- No era mi intención.

De repente volvió a sentir un fuerte pinchazo en la cabeza y, al igual que las veces anteriores, multitud de imágenes en blanco y negro pasaron por delante de sus ojos.

Flashback:

Otro pinchazo de dolor y el pelirrojo volvió a la realidad, dándose cuenta en ese momento de que su compañero podría encontrarse metido en un buen problema. ¿Cómo iban de fumados para que se les ocurriese hacer eso? Estaba claro que mucho... Demasiado. Echó un vistazo entonces a la sala, dándose cuenta de las pantallas y de aquel enorme tipo con traje de buzo y un ancla... ¿Por qué iba vestido así? ¿Acaso se encontraban bajo el mar? Ese podría ser un buen motivo por el cual la otra habitación no tenía ventanas... Y de ser así podrían estar muy jodidos. Volvió su mirada entonces a la mujer, devolviéndole el pedazo de ropa que le había arrancado e inclinándose de forma respetuosa, tal y como había aprendido durante su esclavitud, tratando de conseguir apaciguar su ira.

- De nuevo, discúlpeme. No pretendía obtener este resultado -prosiguió- Estamos algo confusos ya que nos hemos despertado aquí sin saber cómo hemos llegado ni dónde nos encontramos. ¿Qué es este sitio? -preguntó finalmente, hablando en el tono más cortés y educado que pudo.

Tras eso volvió su mirada a Naram y a sus demás compañeros, implorando porque no les metiesen en otro problema. A veces eran demasiado impulsivos, y eso preocupaba al capitán.

Observo atónito como el tipo con traje de buzo se pasea delante nuestra, toma un pedazo de la sandia, o más bien mi sandia ya que ahora había decidido que me pertenecía puesto que su dueño no estaba en condiciones de poseerla. Miré de mala manera la sandía y de nuevo al tipo. -Oye, la sandía no es tuya y deberías haber pedido permiso para coger un trozo. ¿Qué demonios? Deberías de haberme pedido permiso para pasar por aquí No se quien eres pero te acabas de meter en un buen lío. ¿Ves ese tipo de oro que se cree un rey? Te va a destrozar por tocar cosas suyas, yo que tú dejaba tus cosas de valor y me iba por donde he venido. Es un consejo, amigo.-

Perfecto, el viejo truco del poli bueno y poli malo, había hecho de poli bueno a la perfección, seguro que ni se habría dado cuenta de nada. Además si se cabreaba lo más posible era que pegase a Naram así que era un plan genial. Sonreía mientras seguía pensando en lo bien que lo había hecho. Podría volverme actor, seguro que saldría en todos los periódcos y sería famoso, famosísimo. Comencé a reir solo por lo bajo mientras descuidaba al "buzo".

Los pasos cada vez se oían más y más cerca, se iban haciendo cadavez más pesados y contundentes y para sorpresa de todos una figura de un buzo con un ancla emergió de entre las sombras y se paseó por la habitación en la que nos encontrábamos sin mediar palabra ni gesto alguno. Se acercó al trozo de sandía, cogió un pedazo y siguió su camino.

Como era de esperarse nuestro gran rey Naram comenzó a gritarle, ¿Acaso creía que el trozo de sandía que había cogido aquel extraño sujeto también le pertenecía?
Otro de mis compañeros, sí, aquel que tenía peor cara que el muerto, Nagato parecía disfrutar con las peleas pues dirigió un discurso hostil ante el hombre buzo. Al contrario que los dos primeros individuos el capitán habló al buzo de una manera cordial. La agresividad de Naram y Nagato y la inocencia e ingenuidad del capitán parecían una antítesis un tanto cómica. Esta aventura no había hecho mas que empezar y resultaba bastante estrambótica y cómica. Aún no nos habíamos metido en problemas, pero parecía que aquel buzo que caminaba por la sala nos estaba pidiendo a gritos diversión. Pasara lo que pasara yo me estaba divirtiendo un montón aunque si la cosa se ponía seria tendría que aplazar la diversión y priorizar la supervivencia.

Volví en mí tras quedarme varios minutos mirando a nuestro nuevo "amigo" y ví que el hombre que aún estaba debajo de mí llevaba una especie de libro guardado. Lo saqué con cuidado y leí la portada, acto seguido y de manera muy rápida me lo escondí en uno de mis bolsillos interiores. Naram ni si quiera me estaba mirando ya que continuaba gritándo al buzo por lo que no tenía que tener mucho cuidado, de todas maneras era mejor ser precavido y prudente, aquél libro me iba a proporcionar además de horas de lectura interesantes, una fuente de diversión para mis futuras aventuras.

- Je, este libro va a ser la mar de interesante, pensé mientras se me dibujaba una sonrisa.

Alcé la mirada y aún con la sonrisa en la cara me diriji al capitán mirando a la mujer que yacía desnuda en la cama.

- Capitán, prefiero tener un escudo por si las cosas se tuercen, ¿me harías un favor? Amordaza a esa mujer, la utilizaremos de rehén, puede que sea importante para alguién, consideralo un as bajo la manga.

Nagato:

Ryan:

Flashback para Akagami:

El buzo se gira, y lanza la sandía contra la escoba de Rito, que se rompe en el acto. Y mira hacia Nagato, ignorando por completo a su majestad el Gran Rey Naram Glod. Da un paso hacia delante, y clava el ancla en el suelo con un golpe seco, que hace temblar todo el piso.

-¿Esta cosa es vuestra?- pregunta la mujer, vestida instantáneamente por cuestiones de censura-. Deberíais controlarla un poco...

Parece que la mujer no ha oído a Ryan, pero akagami, con sus sentidos de dragón y, sobre todo, lo que intensifica los sentidos una buena patada en la entrepierna, lo oye clarísimamente. Asimismo, Naram siente que conoce al buzo, por algún motivo.

Murasaki:

El buzo pasó completamente de mi, haciendo que me irritara, para luego estampar su enorme ancla con el suelo y destrozar la escoba de Rito, ja, pobre de ella, se la veía muy contenta con su nuevo juguete. Pero eso no era lo importante, lo realmente importante era que destrozo una escoba que no era de madera ni de plástico con un trozo de sandia.
Eso hizo que me replanteara si atacarle, seguramente no lograría ni hacerle un rasguño, y al contrario que yo, lo más probable es que él tendría una fuerza a la cual no podría ni compararme y seguramente echarme a volar. Pero seguía sin ser excusa para olvidar la ofensa hacia mi persona.

- ¡JA!, ¿acaso crees que nos impresionas? Conoce tu lugar escoria, sera mejor que colabores, aunque viendo tu reacción, puedo permitirme prescindir de un saco de metal como tú.

Estando aún en la misma posición con los brazos cruzados levante levemente mi brazo derecho y abrí la mano creando una reluciente espada de titanio con una empuñadura de oro muy bien decorada y de doble filo. Observe un instante mi recién creación moviendola un poco para luego mirar fijamente durante un momento al gran buzo. Algo en mi subconsciente me decía que lo conocía de algo, solo que no lograba encontrar algo con que relacionarlo, aunque si ya le conocía, la ofensa por ignorarme era aún mayor.
Descruce los brazos, elevé mi brazo derecho a la altura del pecho y posicioné con un ligero movimiento de muñeca la espada horizontalmente al suelo.

- Alguien como tú no es digno de que yo pierda más el tiempo contigo.

Dicho esto solté la espada, quedándose flotando en el mismo lugar, y una vez con los brazos cruzados otra vez dirigí la espada volando hacia Rito rápidamente, siempre a una distancia segura del buzo para intentar que no pudiera cogerla ni interfiriera en el trayecto, dejándola frente a Rito flotando con la punta de la espada apuntando hacia el techo.

- Siéntete afortunada Rito, seguro que te es de más ayuda. Ahora enséñale los modales adecuados.

Dije con un tono despectivo.

¿Otro flashback? Realmente aquello se estaba volviendo bastante repetitivo e incomodo, aunque gracias a eso podía averiguar cosas que ocurrieron la noche anterior. Por desgracia, esta vez se trataba de información irrelevante o, más bien, de información que habría preferido no recordar. La imagen era un tanto grotesca, con Ryan demostrando sus cualidades con aquella misteriosa mujer al tiempo que Rito se frotaba con el brazo de esta. ¿Pero qué clase de tripulación tenía? Psicópatas, drogadictos... Definitivamente eran un circo de tripulación. Si Mikoto levantara la cabeza...

El pelirrojo se tambaleó ligeramente tras el temblor que produjo el buzo con aquel golpe, justo después de haber destrozado la escoba de Rito con una simple sandía. ¿Qué clase de fuerza podía tener para hacer algo así? No estaba seguro de hasta dónde llegaban sus capacidades, pero la situación se había vuelto muy peligrosa. No solo era grande y fuerte, sino que además probablemente no fuese capaz de atravesar aquél traje... Aunque siempre podía intentarlo. Como suponía, tras prácticamente haber ignorado por completo a sus tripulantes, Naram empezó con su numerito tras un comentario bastante desafortunado de Nagato. El Rey creó una espada, la cual entregó a Rito para que... ¿Peleara por él? ¿Por qué no le sorprendía? Suspiró pesadamente, no sin antes mirar a Ryan con un semblante bastante serio.

- No creo que nos sirva de mucho... No parecen conocerse -le respondió, comenzando a caminar- En cualquier caso, actúa como mejor veas. La dejo a tu cargo, creo que van a necesitar mi ayuda... -prosiguió mientras pasaba a su lado- Ah, y procura mantenerla de una pieza.

Dicho esto se puso junto a Rito y flexionó las piernas, poniéndose en guardia y preparándose para el más que seguro enfrentamiento. "¿Será capaz de entendernos siquiera?" pensaba. "¿Dónde estará el gato cuando se le necesita?" Hizo una seña a Nagato para que se preparase, sin apartar la mirada del buzo, tratando de analizar cuáles podrían ser sus puntos débiles. Su mirada terminó por posarse en sus piernas. Porque... Ya se sabe lo que dicen: "cuanto más alto..." Sí, definitivamente esa sería una buena forma de enfrentarse a él si no eran capaces de igualarle en fuerza. El joven dragón trataría de cubrir a sus compañeros todo lo posible para que pudieran lograr aquel objetivo.

- Nagato -susurró, haciendo un disimulado gesto con la cabeza hacia esa zona, justo antes de fijarse en la coneja, que parecía bastante afectada por la reciente pérdida de su escoba- Esto no es bueno.

El buzo... Un gran "hombre" que se alzaba ante nosotros imponente. Parecía que si quisiera podría tumbar un edificio entero. Lo que podíamos tener claro es que no era usuario. Un usuario no podría ser buzo, ¿o sí? ¿Habría gente tan loca como para eso? Sea como fuere no teníamos otra opción o si lo hubiese pareció que no nos percatamos de ella. Teníamos que luchar y derrotarle para poder seguir avanzando por lo que fuera que fuese donde estábamos.

El capitán se acercó a Rito y me dió unas indicacuiones de a donde debía dirigir mis ataques. Las piernas, realmente parecía estar bien pensado. Ese traje debía de pesar bastante y al ser tan grande seguro que podríamos inmovilizarlo y matarlo más facilmente. Seguro que si lo hacía bien me dejaban asestar el último golpe. Ya veía mi nombre en los periódicos: Nagato, el hombre que acabó con la amenaza del buzo. Las chicas harían cola para que las firmara en los pechos. No podía fallar.

Afirmé con la cabeza ante la órden y fui el primero en lanzarme. No las tenía todas conmigo pero debía demostrar valor y confianza en ese ataque. Me lancé con la espada en punta como si buscara atravesar su armadura por el tórax pero antes de impactar cambié mi trayectoría hacia sus piernas a la vez que me dejaba deslizar por el suelo para intentar evitar cualquier ataque. Si no le daba al menos habría ganado una distracción para los otros ataques. Y si le daba tal vez podría desequilibrarlo de una suave manera para que los demás pudieran acabar con él. Soy todo un estratega en esto de las peleas.

El capitán me dio luz verde para hacer lo que quisiera con aquella chica que momentos antes se encontraba desnuda en la cama que ahora estaba en frente de mí. Me levanté dejando al muerto caer al suelo y avancé despacio por la habitación hasta llegar donde estaba aquella mujer. Mientras avanzaba mis compañeros habían decidido que lo mejor que podían hacer era atacar a aquél extraño sujeto que portaba la armadura de un buzo, un enemigo contundente, sin duda, además de que aquella armadura no iba a ser fácil de romper. Dejando el combate a un lado, algo que no me interesaba pues mi tarea principal era curar cualquier posible complicación que sucediese a causa de la inminente batalla llegué a mi destino.

La mujer no parecía haber oído lo que había dicho antes al capitán, estaba sosegada y tranquila por lo que descarté tal opción. No se alarmó mucho al ver que me dirigía hacia ella.

Tendí mi mano para ayudarla a levantarse de la cama.

- Venga conmigo señorita, dije mientras señalaba el cuarto de al lado. Parece que la situación va a tornarse en un escenario de batalla y nosotros estamos en medio, será mejor que nos refugiemos hasta que la situación se calme.

Aquella chica que seguía desnuda aunque tapándose con las sábanas agarró mi mano y recorrimos toda la habitación hasta llegar a un lugar seguro.

Por el camino pensé en qué hacer con aquella mujer, se que había dicho al capitán que quería utilizarla de cebo pero era un opción que el capitán no compartía conmigo, ¿Qué más podía hacer con ella? Cualquiera de las ideas que se me pasaban por la cabeza eran un tanto macabras y no creo que pudiese llevarlas a cabo, no por mi, sino porque la banda no aceptaría mi criterio a la hora de tomar decisiones en un futuro. Quizás Lanxe lo aceptase, total iba bastante colocado por lo que no le importaría mucho....

Llegué a una posición segura con aquella chica y nos sentamos, no parecía nerviosa, no parecía aterrorizada, ni siquiera mostraba un semblante de miedo.

- Que interesante, pensé.

No sabía si preguntarla directamente o coaccionarla de algún modo, no creo que la segunda opción fuese muy oportuna en aquella situación ya que aquella era una bella joven semidesnuda que estaba sentada junto a mí. Comencé a hacerla todo tipo de preguntas a ver si podía conseguir algo de información con respecto al lugar en el que nos encontrábamos, no sin antes hacerla también preguntas bastante embarazosas típicas de un mujeriego como yo. Había que mantener las composturas así que tras varias preguntas la miré a los ojos y la pregunté:

- ¿No querrás por casualidad probar un caramelo que he traído conmigo?

"¿Dónde diablos estoy?" Fue lo primero que paso por su mente al despertarse en aquel extraño lugar con patas. Sí, con patas. Se sentía como si la hubieran metido en un robot que estuviera caminando de forma lenta y pesada, y seguramente hubiera dado de lleno. Se encontraba sentada sobre una superficie de terciopelo rojo, el cual apenas tenía un par de pliegues que lo volvían irregular, seguramente por que fuera el lugar por el que la habían metido en aquel sitio. Además, el extraño lugar estaba lleno de cables y pantallas que le mostraban que estaba pasando fuera, además de un botón rojo bastante sospechoso.

-Quizá deba empezar por pensar cómo he llegado a este lugar.- Se dijo a si misma mientras miraba las pantallas, en las cuales lograba ver a sus compañeros, acompañados de una mujer que no reconocía. -¿¡Qué narices están haciendo ese grupo de idiotas!?- Gritó molesta aunque seguramente no sería capaces de oírla al igual que ella no oía lo que pasaba. Y si no fuera por las pantallas tampoco sabría que aquella cosa estaba enfrentándose a ellos.

"¿Por qué he sido la única a la que han encerrado en un cascarón?" Recordaba que sus compañeros habían decidido ir de fiesta la noche anterior. Ella les acompaño también, aunque no tomó nada. No le gustaba el alcohol y el ambiente de ese sitio tampoco. "Cierto...salí antes que ellos por que no me gustaba el lugar...¿Pero cómo pude no verles salir? Ni siquiera se cuando acabe aquí." -Ya me preocuparé por eso después.- Se dijo a sí misma al tiempo que intentaba alzarse, ayudándose de los cables que colgaban por todos lados. Aquella cosa no podía estar del todo cerrada, sino como iba a estar respirando.

Olisqueó el aire buscando el olor de alguno de ellos. Obviamente en su forma humana no iba a lograr gran cosa, aunque seguía teniendo mejor olfato que un humano corriente. De esta forma, los olores que era capaz de percibir la llevaron a deducir que tal vez hubiera un respiradero o algo por el estilo en la parte más alta. -No es seguro pero es más que nada.- Dijo mientras tiraba de los cables para erguirse, momento en el que vio que Aka, Nagato y seguramente Rito se iban a lanzar a derivarla, o más bien a la cosa en la que estaba metida.

"Si no me oyen al menos me habré desahogado." Pensó antes de tomar todo el aire posible en sus pulmones para luego soltarlo a modo de grito, lo más alto y agudo posible. De algo debía servirle su habilidad cantando, ¿no? "¡¿SE PUEDE SABER QUE ESTÁIS HACIENDO, PEDAZO IDIOTAS!?" Eso era lo que pensaba gritarles, pero quizá no fuera una buena idea, más porque podría incitar a que no la ayudaran a salir, en especial Naram, el cual parecía ofendido. -¡BAKAGAMIIIIIIIIIIIIIIIIIII!- Gritó finalmente, antes de caer al lugar en el que estaba sentada. La chica cerró los ojos y soltó un grito agudo al notar que caía. ¿Se habían roto los cables o solo se había resbalado?

Esto no podía ser verdad, toda la habitación empezó a tornarse en un color rojo bastante sangriento, similar al rojo.... de la sandía. cada segundo que pasaba mis ojos empezaban mas y mas a cristalizarse, dejando brotar unas cuantas lágrimas que recorrieron todo mi cuerpo hasta llegar al final de la falda.

Un grito salio de mi sin poder contenerlo mientras el resto de los compañeros hacían de las suyas, el estúpido y apuesto rey dejaba una espada bastante singular delante de mi persona, y claro que la iba a utilizar, no me pensaba contener.

Mi grito recorrió toda la habitación mientras las lagrimas dejaron de brotar al momento, una sonrisa se puso en mi hermosa cara mientras dejaba caer los cachitos de escoba que quedaban en mis manos. Sin poder contenerme agarre la espada, mientras una sonrisa bastante siniestra empezó a salir sin poder detenerse.

-Pienso beberme tu sangre, gota a gota, maldito cacho de hojalata.

Observe como Nagato empezó a correr hacia el pedazo de hierro oxidado, que era solo mio. Me transforme en forma completa mientras agarraba la espada con firmeza, Nagato creía que podía hacer algo en su estado actual, pobrecito, su velocidad ni se acercaba a la mía.

Me impulse sobre mis patas traseras, disparada hacia el cacho de hojalata por el lado contrario a Nagato. Mi estilo de pelea en estos casos podía resultar bastante útil, aproveche para intentar asestarle un golpe en el pecho con la punta de la espada dejando una mano libre para poder defenderme en caso de contraataque.

-Ahora ya no pareces tan grande..... pequeñín de hojalata.

La banda me ignoraba por completó. En cierta manera mi actitud me había llevado por aislarme al completó de mi banda, en cierta forma tan solo los hombres con la marca primaria me conocían. Aquella marca era muy distinta a la actual, la cual no portaba. Todo había cambiado desde hacía medio año en adelante, tras la que sería la última orden del capitán Mikoto.

Luego recuerdo cuando estaba en aquella misión de grupo de contrabandeado de Goa y vi como la vibre card de Mikoto comenzaba a arder lentamente. No tarde mucho en poner rumbo a el último lugar que le había visto, el reino de Sakura. Cuando llegué la llama había consumido el papel por completó, eso solo podía significar una cosa...Mikoto, el hombre que había considerado mi hermano había muerto.

Ese día hubo muchas caras largas entre los integrantes de la banda, muchas búsquedas de su cuerpo en vano. No se encontró el cuerpo, la esperanza siguió viva en algunos de los miembros por algún tiempo. No fue ese mi caso, ya que mis esperanzas se desvanecieron en el instante en el que el papel marchito tan rápido como había florecido aquella aventura que tan dulces recuerdos me traía...pero todo aquello eran ecos de un pasado que no volvería a retumbar en nuestros corazones.

De poco me importaba que mis compañeros estuvieran haciendo frente a aquel buzo metálico, tampoco me llamaban atención el acto quinto de los coloquios del rey loco, Naram Glod, o las excentricidades del doctor ludópata, o las aventuras del famélico espadachín de la ruina, siguiendo por la mujer del servicio de abordo, continuando por la desaparecida gata y finalmente el estimado capitán, aquel hombre ante el que me había tenido que reclinar, él era el segundo hombre que me había derrotado a lo largo de mi vida, pero no había perdido mi estilo de lucha perfecto, había perdido por mis sentimentalismos hacia Mikoto, por su reflejo en el chico pelirrojo, por su llama eterna en el dragón...Y yo continuaba preguntándome ¿Por qué no me dejaste a mi tu legado, Mikoto? ¿No tenías fe en mi?...No creo que fuera eso, tal vez mi personalidad era demasiado tiránica, los lideres que se alzan por la fuerza no son verdaderos líderes, solo son líderes aquellos que son vistos como tal por el resto. Tal vez sea por ello por lo que no sería buen capitán...Tal vez Darius lo habría hecho mejor que yo.

Posiblemente mi época en la banda estuviera llegando a su fin, debería darme un tiempo tal como hizo Mikoto, tal vez debería tratar de recuperar mi rango en la Cipher Pol, buscar respuestas a la pregunta de ¿Quién era realmente Darius Lanxerot?

De vuelta a la realidad, observé la escena sendos espadachines parecían estar tratando de tumbar al gigante de acero, mientras que en el otro lado de la habitación parecía que había lo que parecía ser un panel de grabación, en particular parecía la habitación en la que habíamos estado de fiesta.

Sin más dilación y sin dejar de estar atentó al combate, me dirigí al panel y con sumo cuidado traté de parar el sistema de grabación, tras lo cual extraería el disco de grabación, ya lo vería en otro momento pero era importante no dejar pruebas de mi extralimitaciones en mi “misión de infiltración”. Tardaría un poco más en terminar de hacer esta acción pero esto se debía a que no quería distraerme del todo, no me apetecía que el gigante de acero me diera una “caricia”.

Parece que Rito ha atravesado por completo el armazón metálico y ha hundido la espada en él. Sería una acción loable, y tendréis tiempo de celebrarla cuando hayáis terminado con el buzo, que empieza a pitar, y una voz suena desde él:

-Autodestrucción en treinta segundos.

El aparato está completamente inmóvil, y Akagami cree haber oído algo antes de eso. ¿Tal vez el gato? Quién sabe. Lanxerot se lleva su disco, y la mujer mira con rostro travieso a Ryan.

-¿Qué clase de caramelo?

Su voz suena bastante sugerente, como si pasada la vergüenza inicial quisiera pasar un buen rato. O tal vez le esté haciendo efecto algo que haya tomado anteriormente, o te tome el pelo... Quién sabe, pero actúa raro.

Akagami:

Mura:

En fin, tenéis 30 segundos para arreglar la que habéis liado o, por lo menos, sacar a Mura de ahí. Difícil cuando sólo Bakagami se ha dado cuenta de que está dentro, ¿No?

¿Cómo corren los segundos?:

Una sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrojo al ver que el buzo caía tras el ataque conjunto de Nagato y Rito. Al final, incluso con las diferencias que pudiera haber entre los miembros de la banda, tenían un buen trabajo en equipo. Sin embargo, pronto tardaría en esfumarse aquella sensación pues, del buzo, una voz de alarma les avisó que en treinta segundos aquella cosa explotaría. Akagami abrió los ojos como platos, no solo por eso, sino porque creyó escuchar la voz de Mura desde el interior de aquella cosa.

- ¿¡Gato!? -gritó mientras salía corriendo hacia la máquina, que parecía inmovilizada en el suelo, a toda prisa, lanzándose sobre esta y mirando por el hueco que había dejado la espada- ¿¡Estás ahí!?

"¿Qué narices hace ahí metida!?" pensó al verla tras la raja que Rito le había ocasionado a aquella cosa. Justo entonces volvió a sentir un fuerte pinchazo en la cabeza... Justo en el mejor momento. Al parecer aquella noche se había excedido fumando, incluso más de lo normal. Tal vez por eso no se encontrase del todo bien... Quién sabe. De vuelta a la realidad, el pelirrojo negó con la cabeza rápidamente, tratando de despejarse. El tiempo corría y debía sacarla de allí cuanto antes. No sabía si sería capaz de lograrlo, pero usaría toda su fuerza en ello. Rápidamente su cuerpo aumentó de tamaño y se recubrió de escamas, adoptando su forma híbrida e incrementando su fuerza de forma considerable. Introdujo las garras en la brecha y tiró, tratando de ensancharla lo suficiente como para poder sacar a la chica de allí.

- ¡Rito, Lanx, Naram, ayudadme a abrir esta cosa, Mura está dentro! -les gritó, casi rugiendo mientras seguía intentando abrir aquella "lata"- Ryan, Nagato, coged a la mujer y salid de aquí. ¡YA!

Había elegido como ayuda a los demás zoans de la banda para aprovechar su fuerza física superior, y a Naram porque tal vez algún objeto podría facilitarles las cosas. Nagato era rápido y Ryan era mucho más sensato, así que entre ambos podrían hacerse cargo de la mujer. Más valía que aquello funcionase, pues de tardar demasiado aquel lugar se convertiría en un revuelto de Demons.

- ¡Tú empuja desde dentro, vamos a sacarte de ahí!

La pelirroja  ahogo un grito al ver como la espada de Rito atravesaba aquel armatoste y cómo casi la atravesaba a ella también. ¿Acaso pretendían matarla? Siendo su banda cualquiera sabía. Al menos había logrado dos cosas con todo eso. Por un lado, descubrir que aquella cosa no era tan resistente. "Si esa espada ha atravesado seguro que puedo abrir esta cosa." Por otra parte, logró que su capitán se diera cuenta de que estaba ahí.

-Claro que estoy aquí. ¡¿A quién esperabas si no, lagartija?!- bufo la chica desde dentro mientras comenzaba a pegar patadas a esa cosa. No hacía falta decir que Murasaki se encontraba de muy mal humor después de todo aquello Anoche la dejaron sola y a saber cómo  acabo metida en un buzo enorme a control remoto. Encima la mitad de sus compañeros ni se acordaban de ella. Casi la convierten en un pincho de carne y su capitán la llama gato en un momento así. Sería un milagro que no se llevara una patada de su parte al salir de ahí. más aún al escuchar la orden de Aka: "-Tú empuja desde ahí.-"

-Ya tenía esas intenciones sin que me lo dijeras.- Dijo mientras pegaba patadas continuas a aquella cosa, en su forma híbrida. -De verdad. Si hubiera sabido que esto se abriría con esta facilidad me habría salvado yo sola- Se siguió quejando mientras golpeaba con más fuerza. -Agh. ¡ESTO ES DEMASIADO MOLESTO!- Gritó antes de pegar otro golpe, empleando los diales de sus botas en esta última "embestida", esperando lograr así que la "tapa" de aquella cosa saliera volando por los aires. Tal vez golpeando la cara de Akagami por la posición en que se encontraba.

Que cojones pasaba aquí, yo solo quería seguir cortando aquella cosa destartalada y empieza a decir algo de autodestrucción. En mi cabeza una voz empezó a gritarme algo como, destruyelo antes de que se auto destruya.

Saque la espada de su interior con esperanzas de querer seguir cortándolo hasta que solo quedara polvo cuando el capitán se puso delante, pensaba cortarle sino se apartaba rápido, nadie me quitaría la presa.

Mi espada estaba por encima de mi cabeza de conejo cuando derrepente grito algo de un gato, ni de coña sería la única mujer aparte de mi la que estaba en el interior. ¿Que cojones haría ahí?

El capitán empezó a gritar a casi toda la banda (los importantes) para sacar a Mura de dentro, mi espada seguía levantada y algo dentro de mí quería cortar pero entonces el capitán dijo las palabras mágicas, abramosle el canal.

-Capitám, me ha hecho muy feliz.

Deje caer la espada de titanio que creo el rey y sin quitarme mi forma completa agarre en la raja que había hecho al atacarle y empece a tirar para separar el brazo del cuerpo lo que dejaría espacio suficiente para que saliera una chica tan pequeña. Algo me decía que después de sacarla se iba a poner todo mucho más..... interesante.

Afirmé a la órden del capitán y salí de allí en dirección a donde se encontraba Ryan. ¿Quien sabe que estaría haciendo ese médico pervertido? Corrí todo lo que pude, según lo que me había parecido escuchar, esa cosa estaba a punto de autodestruirse. Irrumpí con fuerza en la sala y observé la escena algo cortado. Me parece que no era el mejor momento y por la cara de Ryan posiblemente lo acabaría pagando caro.

-La cosa esa va a explotar y tenemos que salir de aquí cuanto antes. El capitán dice que ella también.- Salí a esperarles fuera para intentar no incomodarles más. No pude evitar reir un poco por culpa de la situación tan mala en la que me había encontrado al abrir la puerta. Al principio no pensé que fuera tan cómica pero vista desde otro punto era la mar de graciosa. Sea como fuere seguro que Ryan me las haría pagar de alguna manera pero en ese momento era lo que menos me importaba. Esa cosa era una bomba y explotaría en cualquier momento.

Como era de esperar mi espada atravesó fácilmente el cuerpo metálico de aquel buzo, aun que he de reconocer que Rito fue con mucho ahincó y asestó un buen golpe.

Fue entonces cuando el cuerpo inerte de aquello cayó al suelo inmóvil y seguidamente un temporizador para una explosión comenzaba su cuenta atrás. Akagami salió corriendo hacia el buzo y comenzó a gritarnos pidiéndonos a unos pocos que le ayudáramos a sacar del buzo a... ¿Murasaki? Pasé completamente de la parte de ayudar, seguramente pudieran con solo fuerza bruta por lo que me acerque a Akagami he hice desaparecer la espada de titanio que le di a Rito.

- Sera mejor que alejemos esta cosa de aquí, no me gustaría que se ensuciara mi armadura con polvo.

Creé entonces una plataforma de metal con ruedas no más grande que el buzo al lado del trozo de hojalata y comencé a volver por donde vine, dirigiéndome a las escaleras de caracol con paso firme y rápido.

- Cuando terminéis de sacar a Murasaki subid al buzo a la plataforma y mandarlo de una patada por donde vino, yo me aseguraré de que no vuelque la plataforma, así que no os contengáis.

Una vez terminado de decir esto me quedé frente a las escaleras de caracol mirando como sacarían a Murasaki y sin perder de vista mi plataforma para cuando pegaran la patada. Si iba a explotar, que explotara aún más lejos, ya no teníamos nada que hacer en ese piso. Y ya que no nos daría tiempo a explorar esa parte oscura, que mejor que hacerla estallar, con suerte algunos idiotas morirían con la explosión, si es que hay más gente.
Ya estaba cansándome de los juegos de este lugar, tan solo quería salir ya de ahí, castigar a los sucios perros que me atraparon aquí y tomarme una buena copa de vino en mi camarote.

Sonreí de nuevo a aquella mujer que me miraba de manera lasciva, mi proposición de caramelo había cuajado pero seguía habiendo algo en aquella mujer que no terminaba de convencerme, algo bastante extraño con respecto a su psicología. No era posible que hubiese aceptado así sin mas mi proposición del caramelo pero bueno, ella esperaba una cosa y yo le iba a dar otra diferente a lo que sus pensamientos sucios la estaban empujando a visualizar.

Comencé a bajarme el pantalón despacio justo cuando una alarma me sobresaltó, parecía una señal de autodestrucción pero no estaba del todo seguro pues me encontraba en la habitación contigua a la del buzo. Mis temores se cumplieron al interrumpir Nagato en la habitación. Llevaba prisa y confirmo lo que antes me había planteado, iba a estallar una bomba.

El sonrojado Nagato salió de la habitación ruborizado tras cortarme la escena del caramelo con aquella joven dama. No se que le rondaría por la mente pero era calro que se hacía una ligera idea sobre lo que estaba sucediendo, verme a mi con las manos sobre el pantalón hacía que imaginase un sinfín de cosas sucias en su mente.

- Mmmm, suspiré, que fácil es jugar con la mente de algunos.

Miré de nuevo a aquella mujer y volví a tenderle mi mano una vez más.

- Ya ha oído al entrometido señorita, debemos correr ahora pero luego terminaremos con nuestro.... juego.

Salimos corriendo de la habitación y atravesamos toda la sala donde se hayaban los demás miembros de la banda. La escena era algo inusual pues estaban intentando sacar algo del buzo. Atravesamos toda la habitación corriendo con todas nuestras fuerzas sin darme tiempo a pensar en el por qué de la situación. Tras llegar a las escaleras de caracol subimos confiando en que la potencia de aquella bomba no causase estragos en nosotros si nos encontrábamos en el piso superior, piso que por cierto era el destino del buzo que hasta hacía pocos segundo yacía en el suelo con una bomba implantada en su armadura.

Al llegar al piso superior decidimos esperar hasta que los demás miembros subiesen también.

-¿Quién sera el tipo que hay dentro de la armadura?

No fue muy difícil extraer el disco, por fortuna ninguna alarma sonó cosa que era el mayor de mis temores. Mientras tanto mis compañeros parecían haber tenido bastante éxito en lo referente a enfrentarse al buzo, ya que lo habían derribado y habían hecho una pequeña grieta en el aparato.
Mientras tanto el médico parecía tontear con la mujer, la cual ahora se mostraba extrañamente tranquila.

Pero una frase cambio todo, ya que al parecer el buzo tenia un sistema de auto destrucción, pero la situación se puso más peliaguda cuando el capitán soltó que la puma andaba dentro. Dando ordenes a los zoans y al cono dorado de abrir la lata de hojalata y sacar a nuestra compañera. Mientras el resto se encargaba de cuidar de la mujer. Yo no tarde en racionar  y me puse ha contar hasta veinte.

-Acaso sabe esta gente hacer algo a derechas- pensé mientras me acercaba al buzo por la espalda mientras me encendía un pitillo.

Una vez que me encontré cerca transforme una de mis piernas en su forma híbrida, mostrando las garras del fénix. Tras lo cual di una patada rápida con la que trataría de hacer otra raja por la que trabajar, esta raja estaba paralela a la que estaban haciendo mis compañeros por lo que ayudaría a ablandar la estructura del armazón y hacer del rescate algo más sencillo. También procuré evitar penetrar mucho en el buzo ya que podía afectar a la compañero o en el peor de los casos al explosivo.

-Trabajar solo superficialmente y tratar de evitar tocar el núcleo inferior del buzo, seguramente este ahí el explosivo- voceé mientras colabora en la apertura del gigante de hojalata.

Si habíamos sacado a Murasaki antes de contar hasta veinte patearía al robot hasta la plataforma con ese diseño hortera del que solía hacer gala nuestro querido rey, el cual tenía la misma obsesión por el oro que un gitano de East Blue, aunque bien podría llamársela ataúd.

En caso contrario daría la orden de todos de seguir los pasos de Nagato, Ryan y la chica facilona, ya que sería poco prudente quedarnos en el lugar ya que existía el riesgo de que la explosión provocará un derrumbamiento que nos enterrara a todos, no estaba dispuesto a esperar una eternidad de inmortalidad enterrado bajo un desierto.

Así como panorama general... Mura logra salir y el buzo cae en la plataforma de Naram, que lo manda al lugar donde están los restos de sandía y el cadáver del hombre. Cuando todos os juntáis el artefacto explota y Ryan recibe un precioso planchazo en la cara, por una chapa que no llegó a ser metralla. Además de eso, juegos de luces por la explosión, salta algo de sangre y sandía y... Nagato, ¿No te sabe rara la boca? En fin, a ver qué va sucediendo.

Naram:

Lanx:

Akagami:

Mura:

Mujer misteriosa:

Bueno, la zona donde el buzo estaba se ha derribado, por lo que ya no podéis seguir por ahí. Del mismo modo, las escaleras están ahí, intactas. ¿Bajáis o subís? Son escaleras de caracol de mármol, con pasamanos de oro y gemas. Podríais intentar robar...