El Amor Sale Caro.. (Moderado D- Bale D. Edward)

Vaya... parece que estas llegando a Water 7 en un barco de mercaderes aceptaron traerte a esta isla por el modesto precio de 11 peces pescados por ti mismo, aunque tardaste dos horas a merecido la pena tanto esfuerzo.
El mar se encuentra tranquilo, es primera hora de la mañana y el sol esta en todo lo alto parece que va a ser un buen día, las gaviotas vuelan por el cielo en busca de algo que hacer, o comer ya que es un barco de pesca y al parecer un graciosillo te a puesto en pez en la espalda haciendo así que esos pájaros vallan a por ti, intentaras espantarlos pero para mala suerte uno de ellos hace sus necesidades en tu cara.

-Chico vamos te necesitamos en cubierta- te dice el jefe del barco.

Quedara poco pero no te vas a librar del trabajo, mientras vas hacia cubierta te entretienes con una especie de delfín.

No recuerdo cómo acabé aceptando a que me llevaran unos mercaderes en su barco a cambio de que pescara unos pescados, pero éstos me metieron uno en la espalda para que las gaviotas me persiguieran -¡Mmmhh! Podría simplemente espantarlas con mi poder, pero entonces me delataría- pensé. Me llevó dos horas pescar el pago por el viaje, para que encima ahora me atacaran unas gaviotas. Conseguí espantarlas de algún modo, no sin antes ser defecado en la cara.

-¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHH!! ¡Se me ha cagado encimaa!

Corrí hacia un cubo de agua sucia de limpiar la cubierta y vertí el contenido encima de mi cara con el objetivo de lavármela, aunque acabé ensuciándome entero, pero sin la hez de la ave en mi en ella. Una vez solucionado el problema del excremento de gaviota, puse a secar mi ropa y cogí un recambio que me prestaron los mercaderes que tenían para los grumetes, no me gustaba mucho el conjunto, pero me tuve que conformar.

-Chico vamos te necesitamos en cubierta- me dijo el jefe del barco.

Me dirigí hacia donde me llamaron, y por el camino vi una especie de delfín, que me pareció entretenido, así que me detuve a verlo.

Parece que el delfin te quiere decir algo... pero no lo entiendes y decides tirarle una manzana que se encontraba en un baúl al lado tuya.
Tras darle alimento hace un gesto de gracias y se vuelve al mar, donde mas a lo lejos se podían ver diferentes peces, donde empiezas a mirarlos.
Bueno, es hora de ver que querían en cubierta, aunque seguro que te echan la bronca:

-¿Porque has tardado tanto? No se porque nuestro capitán deja a que unos piratuchos como tu entren a nuestro barco...

Te quedas parado sin saber que hacer, pero cuando te ibas a marchar el hombre vuelve a hablar:

-Espera, tengo un trabajo para ti... si me tras unos planos que están en el despacho del capitán te recompensare con un poco de dinero...

Ahora eres tu el que eliges ir o no.

El delfín parecía querer algo, así que busqué a mi alrededor y encontré un baúl con un a manzana, así que se la lancé y vi cómo se iba, a la vez que vislumbraba una variedad de peces alucinantes, que me distrajeron de nuevo. De repente, recordé lo que estaba haciendo allí, y que me habían llamado a cubierta, así que me apresuré. Allí me esperaba el mercader que me había llamado y me echó la bronca.

-¿Porque has tardado tanto? No se porque nuestro capitán deja a que unos piratuchos como tu entren a nuestro barco...

-Ehhmmm... ¿Me distraje con un delfín?- intenté excusarme, pero era una excusa patética, así que pensé en escabullirme de allí. Fue entonces cuando volvió a hablar:

-Espera, tengo un trabajo para ti... si me traes unos planos que están en el despacho del capitán te recompensaré con un poco de dinero...

Un trabajo fácil con una recompensa necesaria, pues necesitaba el dinero, así que acepté la petición. Por un momento, mi yo prudente pensó -¿Y si esto me trae problemas con el capitán del barco?-, idea a la cual hice caso omiso, de modo que me dirigí al despacho del capitán en busca de los planos.

Así que has aceptado el trabajillo espero que no mueras en el intento.. El hombre sigue fregando y te lanza un grito:

-Suerte...-mientras se reía para el, parece un poco mal de la cabeza, pero un poco de dinero no viene mal en estos momentos ya que te encuentras sin nada.

Empiezas a caminar por la cubierta en busca de una puerta para entrar el los camarotes sin que nadie te vea, tendrás que sacar ese espía que tienes dentro aunque no seas bueno sabrás esconderte en poco...
Decides entrar directamente sin importarte quien te vea. Una vez dentro decides ponerte la capucha de tu chaqueta para ir un poco desapercibido, no creo que puedas usar tus armas aquí dentro, los pasillos son estrechos y además uno contra toda una tripulación de pescaderos no creo que acabes bien. Abres una puerta donde se escucha un jaleo terrible, es la cocina, nada mas entrar uno de ellos te tira un delantal:

-Póntelo y empieza a cortar esas cebollas y después las patatas con aquel cuchillo.

Te quedas quieto, pensando si irte o no, pero de nuevo se escucha aquella fea voz:

-Te e dicho que trabajes- mientras se acerca a tu con el cuchillo en la mano.
¿Que harás te quedas o será mejor ir al despacho del jefe?, pero si te vas ese cocinero te lo impedirá...

-Suerte...- Eso fue lo que me dijo el hombre tras aceptar la oferta. Mientras me iba, se rió para sí mismo, parecía muy mal de la chaveta, pero no tenía elección, necesitaba el dinero.

Entré en la zona de los camarotes directamente, sin pensármelo dos veces, pues el sigilo no es uno de mis mayores talentos, aunque me puse la capucha de mi chaqueta para no ir completamente descubierto. Los pasillos eran estrechos y había bastantes tripulantes a bordo, de modo que usar la violencia no serviría para nada más que para acabar en un gran problema, y me interesaba evitarlos, la verdad. Pasé por delante de una puerta de la que venía mucho ajetreo, y me acerqué a mirar, descubrí tras entrar que se trataba de la cocina, y, cuando me dispuse a salir de allí para seguir con mi tarea, uno de los cocineros me lanzó un delantal y me dijo:

-Póntelo y empieza a cortar esas cebollas y después las patatas con aquel cuchillo.

Me quedé quieto un rato pensando qué hacer: si me quedaba evitaría problemas, pero perdería tiempo, en cambio, si me iba, causaría problemas y podría perder aún más tiempo.

-Te he dicho que trabajes- Me dijo mientras cogía un cuchillo y se acercaba amenazante.

-Vale, Vale, ya voy- dije alzando las manos en señal de rendición, no me gustaba la idea de tener que cocinar, pues era otro de mis puntos flacos, pero a situaciones desesperadas, medidas desesperadas. De modo que me puse el delantal y empecé a cortar los alimentos lo mejor que pude, a la vez que lo intentaba hacer lo más rápido posible.

A si que te has quedado a cortar patatas... esto no te lo esperabas ni en tus sueños, tu un pirata fuerte aquí, en esta pocilga. Bueno, has terminado tu trabajo

-Buen trabajo chico, toma esto- a cambio te has llevado 600.000 berries y un corte en el dedo índice, aunque no te duele nada.

Sales de aquella cocina y ves a gente pasar por los pasillos, parece que ya has llegado, parece que ya habéis llegado. Empujado por la multitud llegas de nuevo a la cubierta, allí ves a una bella dama, de un pelo rojo intenso que viste un vestido color miel, lleva dos maletas que parecen pesadas y ella no puede con ellos. ¿Qué decides, ir con ella y acompañarla al pueblo. a lo mejor os hacéis amigos o algo mas.... o te quedas en el barco en busca de lo que te a pedido el otro hombre?

Tras estar un buen rato en la cocina intentando no hacer ningún destrozo, con bastante éxito pues lo único que me salió mal, a parte de algunas patatas un poco mal peladas, fue un pequeño corte en el dedo índice que no dolía nada. El cocinero me dio una considerable suma de 600.000 :berris2: , que me venían la mar de bien. Cuando me disponía a ir al despacho del capitán, me encontré con que ya habíamos llegado, así que supuse que el loco ese pensaría que algo malo y peligroso me habría pasado y que no volvería a aparecer delante suyo, de modo que me dirigí a donde había dejado mis ropajes, que ya estaban secos, me cambié de nuevo, dejando el uniforme guardado en un cubo que parecía de ropa sucia, y me dispuse a salir del barco.

Cuando llegué de vuelta a cubierta dando empujones a diestro y siniestro por los pasillos, me encontré a una mujer bastante guapa, con cabello de color rojo intenso y un vestido de color miel, al lado de dos maletas en las que podría haber cabido perfectamente.

-Disculpe dama,.. ¿Me permite ayudarla con su equipaje?- dije con mi tono más cortés, aprendido de hablar con mi nakama Liam.

Enseguida cogí ambas maletas, que pesaban unos 15kg cada una, intentando disimular el esfuerzo que necesitaba realmente para hacerme un poco el fuerte, y, con una sonrisa, me dispuse a bajar del barco con aquella bella damisela.