Pelea en la isla de Cactus

EN UN COMBATE CUÁDRUPLE

Escenario:

Isla Foolshout: Una isla llena, aparentemente, de cactus supuestamente en algún lugar del Nuevo Mundo.

Turnos: Satou, Suspiro, Derek, Void

Especial: Hace mucho sol.

Condiciones:
-Saltos de turnos cada 36 h.
-El rol deberá tener mínimo 7 posts por persona para poder ser entregado como de isla.
-No habrán daños graves, cicatrices o muerte.

-Coño, ¿cómo pincha tanto esta mierda? -pregunté cabreado quitándome una espina del brazo.

Había llegado a isla cáctus, ¿el por qué? Y yo qué sé, ni que tuviera que tener razón para llegar a una isla así. Agarré a Soror Ignis y abrasé de varios cortes al cáctus, me había tocado mis partes de una forma absoluta. Llevé la mano a mis ojos y estornudé, ¿por qué hacía tanto sol? Sí, era irónico que el sol me molestara ligeramente a la vista... Me coloqué mi armadura presionando un botón del maletín no sin antes desnudarme para evitar el exceso de calor. La armadura era suave y mullida por dentro, y mis partes estaban bien protegidas... Éste iba a ser un buen día. Comencé a andar tranquilamente mientras volvía a poner a Soror Ignis en el cinturón de mi espalda y me paré delante de un barranco. No sabía a dónde ir ni qué hacer, vamos.

Off:

No oía nada, ni pájaros, ni gente, nada, solo el silbido del viento al pasar. Me encontraba en una isla del nuevo mundo, una isla aparentemente inhabitada.

No me acordaba de como llegué a esta isla, total ¿que más daba? una isla u otra, todas me eran iguales, lo único que buscaba era estar apartado de la sociedad, para cumplir mi exilio.

Aún no me perdonaba lo que pasó en aquel entonces, como perdí a mi tripulación, a los Miembros de la Hermandad, y después mi barco, el Caleuche, acabando así, solo y olvidado, lo que se merecía alguien como yo.

Alcé la mirada, y vi mis manos secas y vacías, y detrás de estas mi ropa, destrozada con arañazos y rasgaduras, reflejo de mi tiempo en el exilio.

Me levanté del suelo, y comencé a caminar por el camino, no sabia a donde iba, ni me importaba, lo único que quería era andar.

Off:

Maldito calor. ¿No podían mandarle a una isla normal? Con aquella temperatura, no podía llevar su ropa habitual, una gabardina de cuero y pantalones ajustados. En lugar de eso, llevaba un uniforme de marine adaptado para entornos desérticos, con una túnica blanca como las que solían llevar los moradores de tierras como aquella y una gorra con una tela a los lados. Era un hombre joven, extremadamente alto (superaba con creces los dos metros) y su larga melena le llegaba más abajo de la cintura. El color su pelo era de un extraño tono platino, bastante peculiar. Y apoyada en su hombro derecho, transportaba una enorme espada envainada de casi dos metros de largo: una odachi.

Lo habían enviado siguiendo el rastro de unos tipos que se le habían escapado en Shoko. Había estado muy cerca de atraparlos la anterior vez, y el fracaso lo había enfadado de sobremanera. Le había emocionado la perspectiva de retomar la caza en cuanto supo dónde estaban, pero no lograba encontrar pista alguna. No había muchos rastros u olores que seguir en aquel lugar, y aun encima empezaba a agotársele el agua de su cantimplora.

- Espero encontrar pronto a esos tipos, o tendré que volver al barco y abandonar la búsqueda otra vez - masculló, enfadado.

-Qué mierda, me aburro y la calor es muy insoportable -dije mientras miraba hacia el fondo del barranco.

Había llegado hasta el límite, claro. Debía darme la vuelta y continuar pero unas ganas que aparecieron de la nada provocaron que cargara una lanza de luz en mi mano y la tirara al cielo. Volví a crear varias más y las dirigí hacia la misma dirección (manual draven); para ver si había alguien más por la zona. Una vez logradas mis intenciones, esperé parado en el mismo sitio. No quería estar rodeado de cáctus, era totalmente estúpido...
Aproveché para utilizar plataformas de luz que me permitieron elevarme a unos metros del suelo y comencé a mirar hacia todos los lados, si alguien había visto eso, debía venir para aquí si tenía un ápice de curiosidad.

-¡Venid aquí si tenéis cojones, entretenedme! -grité desafiando.

O los cáctus se arrancaban del suelo y avanzaban hacia mí, o... Bah, ya no sabía qué pensar. Me mantuve alerta mirando hacia mis alrededores por si realmente había alguien y había visto el gran pilar de luz.

Iba caminando tranquila y pausadamente cuando de pronto, algo brilló, comencé a buscar donde se habia producido, y vi unos cuantos estallidos de luz a la izquierda de mi posición.

Me quedé pensando -¿Qué podría ser lo que produjera eso? ¿Una señal de auxilio? ¿un ataque? ¿una trampa? ... tengo que averiguarlo.-

Aseguré la cantimplora al cinto, y una vez revisado todo mi equipo, salté en el aire, descomponiendo mi cuerpo en oxígeno en el mismo salto, para poder llegar volando sin ser visto.

Mientras volaba, buscaba indicios de vida por la zona, para aclarar qué podía ser los estallidos de luz.

-Por dios, no me apetece luchar nada. Estoy perro y me duele los tobillos. ¿Por qué estoy aquí? No sé si tengo que reflexionar sobre mi vida, pero el estar en una isla llena de cáctus provoca un gran pesar en mi interior. -Dije mientras caía al suelo de rodillas y golpeaba este con los dos puños- Me iré y volveré, cuando no tenga un gran problema que mediar.

Y así hace, me alegraba el retirarme a tiempo y evitar futuros daños. Era una persona estratégica y por ende inteligente, cosa la cual provocaba esta retirada por mi parte. No era miedo ni mucho menos temor a la gente que podría haber por ahí; era algo de instinto, y muy bueno para mí. Me encontraba feliz, al fin y al cabo. Feliz de haberme retirado a tiempo. Chasqueé los dedos y creé plataformas de luz para alejarme de aquel lugar lo más rápido posible, si no me encontraba a nadie sería lo mejor. O bueno, eso creía.

Ganador Der

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