(pasado/privado) Lenin y Murasaki

Era un día bastante caluroso en el que la villa se encontraba llena de vida, se encontraban en temporada de festivales y todo el mundo corría de un lado a otro, bien para ayudar con la carpintería, levantando distintos puestos, bien comprando para preparar lo que se comería en la fiesta o ensañando algún baile o concierto para el disfrute de los turistas y lugareños.

En cuanto a mí, simplemente buscaba un lugar circulado por personas que no estuvieran encargándose de ninguna de esas labores, sabía que era la única manera de que le prestaran atención y, si quería tener lo suficiente para poder disfrutar después curioseando por la zona, necesitaba obtener dicha atención.

Tardó unas cuantas horas en encontrar el lugar que le pareció idóneo: un cruce en la avenida de los restaurantes y moteles/hostales de la villa, dedicado principalmente a turistas y personas de clase algo más alta que la media del lugar. Había gente saliendo y entrando de bares (alguno bastante borracho ya, a pesar de que apenas era medio día, señoras cotilleando como dignas marujas que eran, niños corriendo y jugueteando; un público bastante prometedor en su opinión. No necesitaba más que atraer la atención de una de esas personas y el resto se iría agrupando a su alrededor.

Se preparó, tomó aire y comenzó su actuación de canto y baile, todo un espectáculo para la vista y el oído. ¿A quién le traería la buena fortuna?

Se encontraba en una zona ajetreada de aquella villa algo desconocida para él. Habían dejado a varios marines cuidando la zona de peligros como piratas o ladrones, pero para tratar de desanimarles con una broma por parte de su superior, les hicieron hospedarse en un hostal de la ciudad, algo de no muchos lujos pero en el cual se podía dormir bien. Tenían que estar allí un tiempo indeterminado, por lo que cada mañana se movilizaban en grupos de dos para revisar los alrededores y por separado para el interior de la ciudad.

Esta mañana le había tocado ayudar en la ciudad, algo que le agradaba bastante ya que ayudar y proteger a los demás era su meta en la vida. Ayudó a una señora mayor a llegar hasta su casa, también desenganchó una cometa de un árbol y se la devolvió al chiquillo que la había atascado y no mucho después, caminando en busca de ayudas, se topó con algo inesperado. Una chica cantaba y bailaba alegremente en medio de la ciudad, y no lo hacía mal, era un espectáculo bastante agradable. Esperó al final de su espectáculo, a que descansase un momento, para acercarse a felicitarla por alegrar el lugar a los habitantes del lugar.

Encantado señorita, tiene una buena voz, me agrada pensar que existe gente que reparte alegría a los demás de la mejor forma que puede - Le comenta con gran pasión y emoción en sus ojos, como si un aura de alegría le rodease.

Tras acabar su actuación recibió los vítores y aplausos de los que se mantuvieron observando su espectáculo, además que alguna que otra recompensa, en metálico, que ella aceptaba mostrando algo de timidez, como si la razón de su actuación fuera solo alegrar a los demás en lugar de conseguir dinero para subsistir, el cual era su verdadero objetivo.

Entre las personas que la felicitaron, le llamo la atención un hombre, bastante más mayor que ella, con un peculiar bigote, que parecía especialmente agradado por su actuación y que con una amigable sonrisa se le acerco para decirle:-Encantado señorita, tiene una buena voz, me agrada pensar que existe gente que reparte alegría a los demás de la mejor forma que puede.-

A esto, no pudo evitar responder sonriente.- Muchas gracias señor, es usted muy amable- Al no saber que vocación tenía, mostró la parte amigable y alegre de ella.
- Oh, no me he presentado. Me llamo Akane, encantada.-

Tras aquella breve presentación, su estomago no tardó en recordarle que llevaba el día sin robar bocado, razón por la que había estado actuando, y que le habían ayudado a obtener unos 300 Berries. -Bueno, no están mal- Pensó.

La joven chica le sonrió mientras le respondía con unas agradables palabras y acto seguido se presentaba. Su nombre era Akane, un nombre curioso y que no había escuchado antes, quizás por aquí era un nombre común pero desde luego por los mares de los que provenía no era un nombre muy utilizado. No dudó en presentarse a sí mismo para no ser grosero ante aquella persona.

Yo soy Lenin Blaze, un marine al que puedes acudir ante cualquier necesidad, si quieres ayuda por algún casual, ya sabes a quién acudir - responde manteniendo la misma sonrisa, realiza una breve parada para observar sus prendas y continua con un par de preguntas que le rondan la cabeza sobre la chica - ¿A que se dedica, artista callejera por casualidad? ¿Vive en esta isla o recorre varias islas realizando su espectáculo?

El oír la palabra "Marine" salir de su boca hizo que a la chica se le erizara el pelo, lo cual oculto girándose levemente, agachando la cabeza par guardar sus pertenencias, al tiempo que ocultaba las dagas de su cinturón, dejándolas detrás de la capa que llegaba hasta la cintura.

Quiso pensar que solo había dicho aquello en broma, decidida a creer que era eso se volvió a girar con la misma alegría que antes, aunque manteniendo la guardia por si pudiera correr peligro.

-No, no soy algo tan respetable como una artista, soy una simple nómada a la que le gusta bailar y cantar- Dijo, riendo levemente. Y usted. señor Lenin, ¿Es nativo de esta preciosa isla?- Preguntó, buscando olvidarse aún si fuese solo de forma temporal.