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El viento arremolinaba las jóvenes y dispares hebras añiles de la joven. “Ciertamente una experiencia envidiable”. Eso es lo que concluyo de su escasa estadía en la isla anterior. Llego hace un par de días, diría que en la tarde cansina del tercer jueves del mes, y se ha encontrado con una doncella bastante amable, suficientemente tierna como para llevarla hasta su jefe para enseñarle el bello arte que derrochaba como sirena. . Allí descubrió que las costas de la isla no eran más que tortuosos escenarios entre civiles y marines. -¿Cómo dijo que se llamaba? -Kakki-no; no la puedo entender. Un nombre trillado, para un sistema trillado. Caminaron hasta el final de la calle y allí se quedaron…
-Lo has logrado, pues este es el resultado de nuestro entrenamiento. Recito enfadado el viejo canoso y arrogante. –¿Es esto lo que quieres Ren?, mas no heredaras el mundo, el talento que la vida te dio lo has derrochado desde que muri… -Lo nombras y te mato arremetió la primaveral y fresca joven acariciando el frío metal de su pistola. Pinto una joven sonrisa de perlas para opacar, por momento, la idea de que su amigo había muerto; aun no lo podía superar. –Cantare ¿No te pone contento?, es lo que me has dicho siempre “cumple tus sueños”- ¿Pues este es tu sueño? ¿O es un afán vano, una coraza casi humana para evitar lo que Jones te enseño? ¿Acaso quieres olvidar a tu amigo? –Yo no lo olvide. Grita irritante la gladiadora del Jazz. Obres acusadores se posaron sobre su curvilínea silueta. Murmuro de una loca, de una desquiciaba que regalaba palabras al viento. Pero la brisa conciliadora trajo consigo la distracción perfecta. Gritos irritantes – A la horca es un pedófilo invocaban a la parca –Hay que matarlo. Exigen lo mas cobardes tras la multitud enardecía. La loca ya no era motivo de sus miradas, era una espectadora mas del corrompido sistema…
-Lo has logrado, pues este es el resultado de nuestro entrenamiento. Recito enfadado el viejo canoso y arrogante. –¿Es esto lo que quieres Ren?, mas no heredaras el mundo, el talento que la vida te dio lo has derrochado desde que muri… -Lo nombras y te mato arremetió la primaveral y fresca joven acariciando el frío metal de su pistola. Pinto una joven sonrisa de perlas para opacar, por momento, la idea de que su amigo había muerto; aun no lo podía superar. –Cantare ¿No te pone contento?, es lo que me has dicho siempre “cumple tus sueños”- ¿Pues este es tu sueño? ¿O es un afán vano, una coraza casi humana para evitar lo que Jones te enseño? ¿Acaso quieres olvidar a tu amigo? –Yo no lo olvide. Grita irritante la gladiadora del Jazz. Obres acusadores se posaron sobre su curvilínea silueta. Murmuro de una loca, de una desquiciaba que regalaba palabras al viento. Pero la brisa conciliadora trajo consigo la distracción perfecta. Gritos irritantes – A la horca es un pedófilo invocaban a la parca –Hay que matarlo. Exigen lo mas cobardes tras la multitud enardecía. La loca ya no era motivo de sus miradas, era una espectadora mas del corrompido sistema…
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-Yo no soy la loca, pues miaren este circo, clamo la joven en respuesta a los estrepitosos obres que la habían imputado. –No es un acto de cobardía invocar la muerte de un hombre en manos de su opresor. Mas no fu escuchada. Los enormes pilares de currazo que sostenían la colosal iglesia hicieron estéril la movilidad del muchacho que, en temblores, pordioseaba por su vida. –Dejadme por favor dejadme… de rodillas humillo las pocas palabras que podía recitar, la masas sucumbidas en odio regalaron sus palabras al viento. Las grandes autoridades de blanco trataron de alegrar la faena pero la turba estaba en ebullición, querían ver sangre. –Parad. Impuso el marine con una sonrisa de superioridad, vigoroso y altanero se creía omnipotente portando su carabina. La joven muchacha estaba a punto de eclosionar con sus pistolas, cuando de pronto se acerco a la iglesia una mujer. De rostro pálido y apagado, apenas unas hebras blancas decoraban su semblante. Sus ojos emanaban ira con cada lágrima que recorría la nieve de sus mejillas. –Matadlo, matadlo a abusado de mi hijo!!! Una ola de gritos enmudeció la ciudad por completo, la anciana quedo doblegada llorando y pidiendo a Dios…
La carabina estaba borracha de ira, a punto de vomitar metralla hacia el maldito depredador, la voz del pueblo era sagrada. La joven estaba helada, su cabeza estaba colapsando ni siquiera noto lo que sucedía, un pedófilo era un pedófilo. La plebe, como emperador, daban pulgar bajo a semejante intento de gladiador. La señal del superior estaba por darse, el muchacho regalo lo poco que quedaba de aliento al cielo. –Parad, parad. Interrumpió la fiesta un joven soldado. Un susurro mortal trajo consigo el final del curro, la anciana en depresión maldecía con sus luceros la liberación de su pesadilla. Todos quedaron inmóviles a semejante regalo de dios -¡Vivan los Yonkou! –Gritaba - ¡Los marines ya no son nada! –Que pasa…-Porque no lo matan. Las bravías olas comenzaron a golpear contra las paredes de la costa, el propio cielo regalo grandes vientos y las masas coreaban los truenos de una tormenta de estación. Había que moverse rápido, lluvia de piedras azotaban al joven que con gran superioridad enaltecía la corrupta imagen del gobierno. El cielo, la mar, la gente fueron calladas y engullidos por el cantar de una pistola. La dama erguida, victoriosa hizo silbar un proyectil con la diestra. Por un momento el tiempo se detuvo, el cauce de es bala dibujo una sonrisa en la anciana que ahora, triunfante, exploto en llanto. El estallido ensordeció a los mas cércanos, el olor a pólvora regalo frescura a las calles y los uniformados vistieron de rojo. Un tiro perfecto, colérico, conciliador. El cráneo del joven quedo hecho añicos y sus escoltas abrasaron la tierra del suelo producto del impacto. El mar calmo, el cielo trago y disperso la polvera y la muchedumbre grito, pero esta vez gritos de júbilo. –Se hizo justicia aaaaaaaa. Lo marines irritantes y cabreados giraron sus cabezas para poder cazar el retrato de tan desafiante mensaje, mientras otros se recuperaban del impacto; era momento de huir. –Corre, vámonos de aquí. Ya has cantado niña...
El final de la calle mostraba un ejemplar parque, un lugar perfecto para escapar de sus seguidores. Pero sin darse cuenta golpeo a un joven que regalaba bellos acordes, una viola como pocas en este lugar del mundo. Giro asustada y salvaje regalándole una sonrisa conciliadora al joven, y siguió en su trote firme…
La carabina estaba borracha de ira, a punto de vomitar metralla hacia el maldito depredador, la voz del pueblo era sagrada. La joven estaba helada, su cabeza estaba colapsando ni siquiera noto lo que sucedía, un pedófilo era un pedófilo. La plebe, como emperador, daban pulgar bajo a semejante intento de gladiador. La señal del superior estaba por darse, el muchacho regalo lo poco que quedaba de aliento al cielo. –Parad, parad. Interrumpió la fiesta un joven soldado. Un susurro mortal trajo consigo el final del curro, la anciana en depresión maldecía con sus luceros la liberación de su pesadilla. Todos quedaron inmóviles a semejante regalo de dios -¡Vivan los Yonkou! –Gritaba - ¡Los marines ya no son nada! –Que pasa…-Porque no lo matan. Las bravías olas comenzaron a golpear contra las paredes de la costa, el propio cielo regalo grandes vientos y las masas coreaban los truenos de una tormenta de estación. Había que moverse rápido, lluvia de piedras azotaban al joven que con gran superioridad enaltecía la corrupta imagen del gobierno. El cielo, la mar, la gente fueron calladas y engullidos por el cantar de una pistola. La dama erguida, victoriosa hizo silbar un proyectil con la diestra. Por un momento el tiempo se detuvo, el cauce de es bala dibujo una sonrisa en la anciana que ahora, triunfante, exploto en llanto. El estallido ensordeció a los mas cércanos, el olor a pólvora regalo frescura a las calles y los uniformados vistieron de rojo. Un tiro perfecto, colérico, conciliador. El cráneo del joven quedo hecho añicos y sus escoltas abrasaron la tierra del suelo producto del impacto. El mar calmo, el cielo trago y disperso la polvera y la muchedumbre grito, pero esta vez gritos de júbilo. –Se hizo justicia aaaaaaaa. Lo marines irritantes y cabreados giraron sus cabezas para poder cazar el retrato de tan desafiante mensaje, mientras otros se recuperaban del impacto; era momento de huir. –Corre, vámonos de aquí. Ya has cantado niña...
El final de la calle mostraba un ejemplar parque, un lugar perfecto para escapar de sus seguidores. Pero sin darse cuenta golpeo a un joven que regalaba bellos acordes, una viola como pocas en este lugar del mundo. Giro asustada y salvaje regalándole una sonrisa conciliadora al joven, y siguió en su trote firme…
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Aquel lugar parecía seguro para el dúo que había logrado escapar. - No podemos quedarnos en esta isla por mucho. Confirmó el veterano a su discípula. Este no sufrió síntomas de fatiga por la euforia del escape, en cambio su discípula estaba muy agitada y con miedo. -Que haremos maestro, la costa debe estar repleta de marines. - no podemos luchar, la mejor opción es pedir ayuda... De más esta decir que lo que hiciste no estuvo mal, no te cuestiones hija. La chica parecía preocupada y con culpa, jamás había ejecutado a un hombre, a pesar de conocer a la parca de cerca. -ayuda, ha quien. Sólo podemos huir con bucaneros. Agitada e inquieta pega pequeños saltos en la mesa de la resguardada taberna. -tranquila...no podemos levantar sospecha. Obres inquietos y confusos miraban a la solitaria chica, mientras por la ventana se podía ver grupos de marines buscándola. -tratemos de no hablar mucho y pasemos desapercibidos. La joven llamó al moso y pidió un vaso de ron con cola, al viejo no le gustaba tomar y prefería fumar opio en su pipa.- no levantar sospechas me dices y prendes esa pipa. -tranquila nadie lo notará...
-Ren que te parece aquel muchacho, el que esta solo en la mesa con su guitarra. Aquel era el hidalgo que anteriormente había chocado en la plaza. Parecía de buenas intenciones pero había que actuar con cautela. Sin pensarlo y con miedo la fresca y primaveral joven se siento a su lado y con la mejor sonrisa clama. –Disculpa lo de recién no fue mi intención golpearte. ¿Me puedo sentar? Las palabras fuero adornadas con mil tempestades. Quería irse ya de aquella isla que tanto la enceraba en un círculo de culpa y miedo. Quería olvidar lo que paso, tomar un whisky y ponerse a cantar de nuevo. Pero su expresión y fino tartamudeo la hacían quedar en evidencia ante el apuesto muchacho…
-Ren que te parece aquel muchacho, el que esta solo en la mesa con su guitarra. Aquel era el hidalgo que anteriormente había chocado en la plaza. Parecía de buenas intenciones pero había que actuar con cautela. Sin pensarlo y con miedo la fresca y primaveral joven se siento a su lado y con la mejor sonrisa clama. –Disculpa lo de recién no fue mi intención golpearte. ¿Me puedo sentar? Las palabras fuero adornadas con mil tempestades. Quería irse ya de aquella isla que tanto la enceraba en un círculo de culpa y miedo. Quería olvidar lo que paso, tomar un whisky y ponerse a cantar de nuevo. Pero su expresión y fino tartamudeo la hacían quedar en evidencia ante el apuesto muchacho…
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¿Esta era la opción, o simplemente el prologo de su fin? El joven parecía sospechar un poco y en el bar la cosa estaba mas tranquila. ¿Como era posible encarar esta situación? Necesitaba decírselo de una ves el, apuesto estaba con muchas cuestiones. Necesitaba un barco, o al menos, una balsa; ella era muy buena navegante.
-Estoy bien lo único que me quiero ir de la isla cuanto antes ¿Tú me puedes ayudar? La interrogante de la joven traía una estera pordiosera, ella no quería narrar lo que sucedió en la iglesia. Fijo sus ojos llenos de dudas sobres lo del joven que disfrutaba su bebida. Sabia que no estaba bien ocultar la verdad. Entonces se paro y susurro un melodía en el oído de aquel joven. –He matado a un pedófilo necesito me saquen de aquí junto con mi maestro. Miro un momento por la ventana y vio que un dueto de marines entró a la taberna. –Han visto a un joven de cabellos azules ella esta armada. Se les pagara unas monedas al que la encuentre. Totalmente doblegada y sin escape escupió un pedido –Ayúdame y mi lealtad será tuya te estaré agradecida siempre…
-Estoy bien lo único que me quiero ir de la isla cuanto antes ¿Tú me puedes ayudar? La interrogante de la joven traía una estera pordiosera, ella no quería narrar lo que sucedió en la iglesia. Fijo sus ojos llenos de dudas sobres lo del joven que disfrutaba su bebida. Sabia que no estaba bien ocultar la verdad. Entonces se paro y susurro un melodía en el oído de aquel joven. –He matado a un pedófilo necesito me saquen de aquí junto con mi maestro. Miro un momento por la ventana y vio que un dueto de marines entró a la taberna. –Han visto a un joven de cabellos azules ella esta armada. Se les pagara unas monedas al que la encuentre. Totalmente doblegada y sin escape escupió un pedido –Ayúdame y mi lealtad será tuya te estaré agradecida siempre…
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El caos en el lugar marcaba la sin sabor de los días de calma. El apuesto caballero callado y erguido parecía preocupado con la interrupción de la chica, que en ausencia de cordura reclamo un poco de ayuda. Fuera el lugar era una boca de lobos, cada esquina acunaba un marin, cada persona buscaba a la sirena añil por unas monedas. Maximilian clamo, una presentación que tranquilizo a la joven, una acción tan noble que pondero un poco de confianza en este sistema tan hostil. Pero la calma se agrieto, un momento en el que el tiempo para la joven se paralizo. Los obres carmesí, temblorosos y húmedos, contemplaron su pesadilla. La seudo omnipotencia que derrochaban los uniformados ofreciendo cuantas monedas por una cabeza era vergonzosa. Pero allí estaban portando sus carabinas y una bolsa con no menos de 3 kilos de baries, ostentando poder.
-No quiero quebrar este momento… suspiro, trago aire… -Pero estoy desesperada ellos dos me buscan a mi. Acaricio la mano del joven esperando un poco de piedad. Pero para sorpresa de ellas los luceros azabache, del titán, se posaron en un joven de cabello violeta. Se acerco a la barra y pidió una bebida fuerte. “Acaso el también era buscado”. El violáceo casaba miradas en la taberna hasta que llego a la del titán azabache. Una sonrisa tímida y picara fue la que rompió el hielo y dejo a los marines en un segundo plano, una mirada por sobre todas las cosas calida y fraternal. La tranquilidad de la joven comenzó a convertirse en nervios, los puercos en las mesas la miraban para delatarla. Pero en su demencia no logro contemplar que el joven de cabello morado se acerco a la mesa y platicaba con Max. “Es capitán, Max es capitán” pensó la tenor un poco mas tranquila. Sin uniforme de seguro aquel apuesto irrelevante incendia sus pasiones aventuras como bucanero. La suerte parecía estar girando a su favor…
Mientras su maestro degustaba sin apuros del tabaco, cada suspiro humeante hacia a Ren enloquecer. Para evitar un conflicto le hace una seña para marcar la cercanía de los marines. Era ya el momento para huir… Adelantándose a la situación el señor violetita hace una señal a la joven para salir por la puerta aprovechando la distracción de los marines. Pero cuando la joven gozaba de sus libertades, de la mano del morado, un viejo grito –Esa es la joven oficiales, se va por allí. Señala, parándose de la mesa, con el dedo derecho y con la zurda exige sus monedas. El corazon de la tenor comenzo a latir de sobre manera, el tiempo ya no era su aliado necestitaban escapar. Las carabinas cargadas y erguidas apuntaban a ambas siluetas; hasta que gritaron arojando municiones de blafemias contra ambos…
-No quiero quebrar este momento… suspiro, trago aire… -Pero estoy desesperada ellos dos me buscan a mi. Acaricio la mano del joven esperando un poco de piedad. Pero para sorpresa de ellas los luceros azabache, del titán, se posaron en un joven de cabello violeta. Se acerco a la barra y pidió una bebida fuerte. “Acaso el también era buscado”. El violáceo casaba miradas en la taberna hasta que llego a la del titán azabache. Una sonrisa tímida y picara fue la que rompió el hielo y dejo a los marines en un segundo plano, una mirada por sobre todas las cosas calida y fraternal. La tranquilidad de la joven comenzó a convertirse en nervios, los puercos en las mesas la miraban para delatarla. Pero en su demencia no logro contemplar que el joven de cabello morado se acerco a la mesa y platicaba con Max. “Es capitán, Max es capitán” pensó la tenor un poco mas tranquila. Sin uniforme de seguro aquel apuesto irrelevante incendia sus pasiones aventuras como bucanero. La suerte parecía estar girando a su favor…
Mientras su maestro degustaba sin apuros del tabaco, cada suspiro humeante hacia a Ren enloquecer. Para evitar un conflicto le hace una seña para marcar la cercanía de los marines. Era ya el momento para huir… Adelantándose a la situación el señor violetita hace una señal a la joven para salir por la puerta aprovechando la distracción de los marines. Pero cuando la joven gozaba de sus libertades, de la mano del morado, un viejo grito –Esa es la joven oficiales, se va por allí. Señala, parándose de la mesa, con el dedo derecho y con la zurda exige sus monedas. El corazon de la tenor comenzo a latir de sobre manera, el tiempo ya no era su aliado necestitaban escapar. Las carabinas cargadas y erguidas apuntaban a ambas siluetas; hasta que gritaron arojando municiones de blafemias contra ambos…
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