[Pasado][Privado][Maximilian - Krigan] Encuentros en una mañana extraña

Era una bonita mañana para caminar al aire libre y sentir la brisa fresca de la naturaleza en el cuerpo. Las montañas corvo eran un lugar interesante y sobretodo tranquilo o eso era lo que parecía hasta el momento en que llegué ahí. Me encontraba sentado debajo de un árbol con los ojos cerrados, cubriéndome del sol con la sombra generado por el gran tronco del árbol que me ayudaba a descansar. Abrí los ojos lentamente y vi que seguía donde estaba, el mismo lugar de hacer 30 minutos, sin ningún cambio ni variación. Mi estómago rugió por un momento avisándome que estaba vacío y solo había aire dentro de mí, llevé mi mano a abdomen golpeando suavemente con la palma como consolado la angustia de mi ser el hambre que sentía. Me puse en pie lentamente para luego limpiar mi gabardina de las posibles suciedades, insectos o restos de hojas secas que hubieran caído sobre mí.
 
-Veamos que podre encontrar de comer por aquí – pensé mientras miraba a mi alrededor en busca de algo que me sirviera de alimento.
 
Empecé a caminar lentamente por los alrededores del lugar donde había estado y sin alejarme mucho vi a una pequeña criatura moviéndose entre la maleza. Era un pequeño conejo blanco y con grandes orejas que se movía rápidamente a su madriguera porque estaba seguro  de que me había visto. Cogí una piedra pequeña y se la lancé dándole justo en la cabeza. El animal se giró un momento y aproveché para correr hasta él. Lo cogí de las patas me lo llevé para cocinarlo.
 
-Al menos no moriré de hambre – me dije a mi mismo mientras recolectaba algunos trozo de madera que me servirían de leña para cocinar al conejo.
 
Apilé las maderas de una manera adecuada para que se encendieran y luego saque una pequeña caja de fósforos que había conseguido unos días antes en el barco que me había traído a la Isla de Dawn. Despelleje al conejo como pude y ayudándome de mi katana, lo abrí a la mitad para luego de un momento quitarle todas las vísceras y atravesarlo con una rama larga y ponerlo a cocinar en la pequeña fogata que había improvisado.

Era mi segundo día vagando por las montañas corvo, luego de un incidente inesperado Kabuto mi gorila mascota había huido hacia los montes en busca de refugio tal como yo se lo indiqué, sin embargo, cuando fui en su busca no logré dar con su paradero, y mis habilidades de rastreador no estaban tan bien pulidas como quisiera, me preocupaba mucho encontrar cuanto antes a mi querido amigo, si bien yo no tuve problemas para cazar un ciervo hace unas cuantas horas, Kabuto no es un gran cazador, y no he visto ningún árbol frutal por la zona. Luego de un día de búsqueda deduje que Kabuto no podría andar a campo abierto, su increíble tamaño no pasaría desapercibido ante mis ojos, de andar por las planicies, lo habría visto a lo menos una vez en la lejanía, por tanto concentraba mi búsqueda en los bosques mas frondosos de la región, luego de 4 horas sin pista alguna encontré una cama de pasto, un pequeño truco que le había heredado a mi peludo amigo para que descansara con comodidad al aire libre, y a juzgar por el calor del sitio probablemente había estado ahí hace menos de quince minutos. Contento por el hallazgo trepé a un árbol mediante un veloz salto para tratar de avistar al grandulón. pero ya en las alturas lo que vi fue otra cosa, un pilar de humo emergía de entre el bosque, y aunque ya le había enseñado algunas proesas a mi compañero, el encender fuego no era una de ellas, una preocupación leve me invadió, el escenario se veía mal pero Kabuto sabe cuidar muy bien de si mismo, con suerte simplemente habría sitio atraído por algún alimento que se esté cocinando en ese lugar, ahora el que me preocupaba era el producto  de dicho fuego. Al notar esta verdad comencé una carrera desenfrenada para detener a Kabuto, un gorila hambriento podía ser muy agresivo, y aun que Mi gorila está domesticado aun no puedo asegurar bien como reaccionará ante esta situación. A base de acrobáticos salto avanzaba de rama en rama, cortando todo lo que se interpusiese en mi paso veloz -Solo espero llegar a tiempo, ¡Tómalo con calma cabeza de chorlito!- pensaba mientras aceleraba el paso saltando de rama en rama

El color de la carne comenzaba a cambiar de un rojo intenso a un rosado pálido y luego a un marrón algo oscuro. No necesitabas mucha habilidad para cocinar la carne al aire libre ya que lo más difícil podía ser saber cuando estaba lista pero para mi no era un problema. Desenvaine mi katana y corte una parte del conejo para ver si ya estaba cocinado. Justo en ese momento oí unos ruidos extraños y un gorila bastante grande apareció al otro lado de donde estaba. Gruño y golpeo su pecho con sus grandes brazos. Estaba casi seguro que había llegado por la comida, así que con una sonrisa y con pocos ánimos para luchar retrocedí un poco hasta estar a unos metros lejos de la braza que cocinaba al conejo. El gorila se acercó ansioso por la carne y tomó uno de los extremos de la rama que sostenía al conejo. Se apartó un poco y comenzó a mordisquear la carne con sus grandes dientes. No podía evitarlo, no tenia ganas de matar al animal y no me importaba si se estaba comiendo la comida que yo preparé, ya que después de todo podría conseguir más aunque sabia que no me seria muy fácil.

Me giré y fui en dirección al bosque nuevamente. Encontré algunas manzanas caídas cerca a un gran árbol y cogí las que estaban en buen estado. Regresé a donde estaba el gorila y este aun seguía masticando la carne con gran ansiedad.

"Vaya sí que parece que estaba hambriento" – pensé mientras limpiaba una de las manzanas y le daba un mordisco.