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![[PASADO][PRIV. YUMIKO MEI Y NAGATO] ¡ATRAPEN AL LADRÓN! Empty](https://2img.net/i/empty.gif)
El sol brillaba en lo alto del cielo, debían ser las 2 o las 3. 2 edificios más altos que el el resto sobresalían al lado del sol, más abajo se encontraba una cantidad de gente paseando despreocupada. Las calles estaban limpias y se respiraba tranquilidad lo cual era extraño ya que esa isla tenía fama de ser frecuentada por piratas. Suspiré mientras me cruzaba de piernas en la silla. Me encontraba en el porche de un restaurante algo pintoresco, tenía un par de mesas fuera con sombrillas para resguardarte del sol y unas cristaleras que dejaban ver lo que sucedía adentro en todo momento. Encima de la puerta de entrada se encontraba el nombre del restaurante "Triunfadores". Un nombre que no le pegaba mucho viendo la poca gente que estaba en él. Di un trago a la copa que tenía frente de mí. No me suele gustar tomar alcohol pero siempre se agradece algo fresco en estos días tan calurosos. El camarero se acercó hacia mí despacio. -¿Ha decidido ya que va a tomar para comer?- Le miré de reojo y resoplé. Ni si quiera había mirado la carta, le hice un gesto con la mano como para que se apartara. No iba a malgastar mi saliva en decir algo tan obvio pues la carta seguía en donde la había dejado el camarero con anterioridad.
Yumiko Mei
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Jaya, hogar de piratas, un lugar donde una cazarrecompensas como yo no debía pasar, pero ese lugar era también pasto para diversión y para dejar de lado tanta caza innecesaria. Tenía en mis manos los últimos wanteds, recién salidos de los cuarteles de la Marina y que presentaban varios criminales interesantes, entre estos destacaban dos piratas que se dedicaban al secuestro y saqueo de barcos y tripulantes de la marina, bastante interesante, sin duda alguna habría que detenerlos, pues la suma de sus recompensas alcanzaba la suculenta suma de cuarenta millones de berries, ni más ni menos, un número de lo más bonito, eso me daría para mucha ropa y para pasar un buen tiempo en los casinos o con mis conocidos, además de para sumar más dinero al que ya tenía, pues mi objetivo final era encontrar una isla y poder comprarla, todo con el objetivo de que mis padres vivieran ahí, tenía bastantes ganas de volver a verlos.
-Señorita, este no es lugar para que alguien como tu pasee, vengase con nosotros, le enseñaremos para que sirven las mujeres.-Decía un hombre con una dentadura pésima, aunque con un diente de oro y los molares de abajo rotos y que vestía pésimamente, pues lo que llevaba parecía más bien ropa de vagabundo.
-Lo siento, no me convence su oferta, será mejor que busque otra mujer más acorde a su estilo de vida.-Dije sonriendo y de la forma más diplomática posible, no tenía ganas de bronca y tampoco tenía especial interés en matar a nadie de momento.
Sin esperar respuesta alguna del vagabundo, seguí caminando por las polvorientas calles de la ciudad y ante un cartel bastante llamativo, que decía "Triunfadores", entré por la puerta que había debajo y que parecía ser la de un bar de toda la vida. Una vez dentro me acerqué al camarero y pedí el plato más caro que tuviesen, esperando que eso fuera mejor que la bazofia que se vendía en el resto de restaurantes de este lugar, el hombre me miró extrañado y poco tiempo después se fue a la cocina, con la intención de prepararlo, o eso era lo que yo pensaba. Unos minutos después trajo un plato con carne y lo puso sobre la mesa, no es que me gustara comer carne, pero tenía hambre y no tenía ganas de esperar a por otro plato. Pedí un cocktail de fresas con lima y busqué con la mirada una mesa donde sentarme, pues no quería parecer la típica borracha que comía en la barra del bar.
Ante mi sorpresa no había casi gente en el bar, así que decidí sentarme al lado de alguien, al menos para entablar una conversación o pasar la comida más ameno, pues no había ganas de estar sola y aburrida, eso sería demasiado feo de ver y que decir, me sentiría exageradamente aburrida y absorta en mis pensamientos. Resulta que tomé el plato y me senté al lado de un joven peliblanco, no sin antes preguntar si podía sentarme ahí, lo cual era obvio, pues no era el tipo de persona que se sentaría en un lugar irrumpiendo en la intimidad de otra persona.
-Perdone, ¿le parece si le acompaño durante la comida, o al menos para entablar una conversación? No parece que haya muchos triunfadores en este lugar, tampoco es que me considere una, pero viendo los vagabundos que por ahí fuera corretean, prefiero estar comiendo aquí.-Dije mostrando una sonrisa, no era el tipo de persona que dejaría a los vagabundos de lado, pero Jaya era diferente, las personas olían mal, se portaban mal y no sabían de modales, eso era otro nivel de estupidez humana y de degradación de la sociedad, solo merecían estar aquí, en esta podrida tierra que algún día anhelaba ver limpia y purificada, o al menos convertida en algo mejor de lo que ahora es.
-¿Es usted de por aquí o simplemente está de paso como yo?-Pregunté formalmente con una sonrisa mientras dejaba mis cosas al lado de la mesa, entre estas destacaba mi arco, algunas flechas y una bolsa llena de berries, no era todo mi dinero, era suficiente para pagar la comida y los problemas que pudiera llegar a ocasionar, siempre llevaba dinero para eso, pues era bastante torpe.
-Señorita, este no es lugar para que alguien como tu pasee, vengase con nosotros, le enseñaremos para que sirven las mujeres.-Decía un hombre con una dentadura pésima, aunque con un diente de oro y los molares de abajo rotos y que vestía pésimamente, pues lo que llevaba parecía más bien ropa de vagabundo.
-Lo siento, no me convence su oferta, será mejor que busque otra mujer más acorde a su estilo de vida.-Dije sonriendo y de la forma más diplomática posible, no tenía ganas de bronca y tampoco tenía especial interés en matar a nadie de momento.
Sin esperar respuesta alguna del vagabundo, seguí caminando por las polvorientas calles de la ciudad y ante un cartel bastante llamativo, que decía "Triunfadores", entré por la puerta que había debajo y que parecía ser la de un bar de toda la vida. Una vez dentro me acerqué al camarero y pedí el plato más caro que tuviesen, esperando que eso fuera mejor que la bazofia que se vendía en el resto de restaurantes de este lugar, el hombre me miró extrañado y poco tiempo después se fue a la cocina, con la intención de prepararlo, o eso era lo que yo pensaba. Unos minutos después trajo un plato con carne y lo puso sobre la mesa, no es que me gustara comer carne, pero tenía hambre y no tenía ganas de esperar a por otro plato. Pedí un cocktail de fresas con lima y busqué con la mirada una mesa donde sentarme, pues no quería parecer la típica borracha que comía en la barra del bar.
Ante mi sorpresa no había casi gente en el bar, así que decidí sentarme al lado de alguien, al menos para entablar una conversación o pasar la comida más ameno, pues no había ganas de estar sola y aburrida, eso sería demasiado feo de ver y que decir, me sentiría exageradamente aburrida y absorta en mis pensamientos. Resulta que tomé el plato y me senté al lado de un joven peliblanco, no sin antes preguntar si podía sentarme ahí, lo cual era obvio, pues no era el tipo de persona que se sentaría en un lugar irrumpiendo en la intimidad de otra persona.
-Perdone, ¿le parece si le acompaño durante la comida, o al menos para entablar una conversación? No parece que haya muchos triunfadores en este lugar, tampoco es que me considere una, pero viendo los vagabundos que por ahí fuera corretean, prefiero estar comiendo aquí.-Dije mostrando una sonrisa, no era el tipo de persona que dejaría a los vagabundos de lado, pero Jaya era diferente, las personas olían mal, se portaban mal y no sabían de modales, eso era otro nivel de estupidez humana y de degradación de la sociedad, solo merecían estar aquí, en esta podrida tierra que algún día anhelaba ver limpia y purificada, o al menos convertida en algo mejor de lo que ahora es.
-¿Es usted de por aquí o simplemente está de paso como yo?-Pregunté formalmente con una sonrisa mientras dejaba mis cosas al lado de la mesa, entre estas destacaba mi arco, algunas flechas y una bolsa llena de berries, no era todo mi dinero, era suficiente para pagar la comida y los problemas que pudiera llegar a ocasionar, siempre llevaba dinero para eso, pues era bastante torpe.
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Akuma no mi
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Una chica bastante mona y simple la cual al parecer había pedido algo para comer. Era lo más normal si no fuera por que se dirigió a sentarse conmigo. Parece que le daba vergüenza sentarse a comer sola. Bueno sería la excusa perfecta para que ese camarero tan pesado no molestar más. Me preguntó si podía sentarse ahí. Le hice una señal sin decir nada y a mis cosas mientras ella se sentaba. Iba armada con un arco, no pensé simplemente en ella como una enemiga.
Llevaba un rato observando a un tipo que se paseaba por las calles como en busca de alguna victima. Había visto la pistola que intentaba ocultar con la camiseta y la navaja que había removido en su bolsillo. Tenía el pelo negro y una barba completamente descuidada al igual que la ropa que parecía vieja. Era muy extraño pero al parecer no estaba solo. Había otros cuatro caminando por ahí con los cuales se había puesto a hablar. parecían que estaban esperando para pillar a alguien. No me agradaban que estuvieran ahí. No sabía por que pero su simple existencia me molestaba y lo que me molesta se erradica.
Dí un golpe en la mesa sin darme cuenta cuando estaba apunto de levantarme. Me percaté de que ella estaba ahí y me giré para mirarla. -Estoy de paso
Llevaba un rato observando a un tipo que se paseaba por las calles como en busca de alguna victima. Había visto la pistola que intentaba ocultar con la camiseta y la navaja que había removido en su bolsillo. Tenía el pelo negro y una barba completamente descuidada al igual que la ropa que parecía vieja. Era muy extraño pero al parecer no estaba solo. Había otros cuatro caminando por ahí con los cuales se había puesto a hablar. parecían que estaban esperando para pillar a alguien. No me agradaban que estuvieran ahí. No sabía por que pero su simple existencia me molestaba y lo que me molesta se erradica.
Dí un golpe en la mesa sin darme cuenta cuando estaba apunto de levantarme. Me percaté de que ella estaba ahí y me giré para mirarla. -Estoy de paso
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