Experimentando cosas nuevas [Kiseki- Kasan-Hikari]

Vestido con mi mejor traje y corbata decidí que ya era hora de dejar la niñez a un lado para convertirme en un hombre, hacía tiempo que quería conocer todos los secretos de las mujeres pero ninguna pensaba de igual manera que yo así que la imaginación era lo único que me quedaba. Estaba en una fiesta elegante cuyo propósito no era otro que hacer vida social y conocer gente nueva, la noche se presentaba tranquila sin mucha emoción ni nadie realmente interesante que llamase mi atención, suerte que al menos un pianista amenizaba la noche con una bonita melodía que le daba ese toque mágico a la noche.

La sala donde se organizaba la fiesta era bastante grande donde el catering estaba servido en la parte de la izquierda dejando así mas de media sala como pista de baile, también había al fondo una zona de mesas donde la gente hacia vida social, estaba mas apartado de la música así que era un lugar ideal para mantener charlas y conversaciones sin necesidad de levantar demasiado la voz, para terminar, entre los gigantescos ventanales que decoraban la sala, había una apertura que llevaba a un balcón exterior bastante grande desde donde se podían ver las estrellas y el mar, un lugar donde las conversaciones mas íntimas empezaban a irse de tema completamente. Nada hacía presagiar una noche interesante así que comencé la ronda de copas para ir poniéndome un poco a tono, generalmente era muy tímido y encima en una fiesta tan elitista aún más.

Ya con la segunda copa en mi mano comencé a pasearme por la zona de baile donde las mujeres, bellas cual estrella, se movían con mucha gracia y soltura, entre ellas parecían jugar con los hombres que las acompañaban cosa que me pareció muy interesante pero que por desgracia no tenía el placer de probar, andando, miraba las caras de los hombres que parecían casi hechizados ante la belleza de las mujeres y que no parecían querer despertar de dicho letargo. Pronto se me acabó la pista de baile llegando a la zona de mesas donde las mujeres tenían curiosas conversaciones con otras mujeres y otras conversaciones un poco mas pícaras con los hombres, de una pareja hubo algo que me llamó la atención, de pronto se levantaron y encaminaron hacía el balcón, una vez allí mas que hablar comenzaron a acariciarse, me parecía atentar un poco contra su intimidad así que dejé de mirarlos.

Aquello parecía un ritual, primero las parejas bailaban en público para luego irse a la protección que daba la zona de las mesas para mas tarde salir a la intimidad del balcón, lo que sucedía a partir de ahí era desconocido para mi pues salían por las grandes puertas de la sala con dirección a la planta de arriba donde se encontraban los dormitorios, yo también quería formar parte de aquel ritual pero la cantidad de hombres que también buscaban lo mismo hacían disminuir mis posibilidades así que necesitaba al menos apartarme de tantas aves carroñeras, terminé la segunda copa y tras pasar primero por la barra me dirigí a uno de los pilares que habían en la sala para apoyarme contra él de forma sugerente a la par que misteriosa, suerte que los hombres y mujeres sin pareja estaban divididos y me hacía mas fácil tratar de centrar mis movimientos hacía allí, una vez bien situado donde todas las féminas pudiesen verme me quité la chaqueta del traje viéndose debajo una preciosa camisa de seda haciéndome resaltar sobre el resto.

"Bien, ahora a ver que pasa"-. Pensé cuando comenzaron las reacciones de las mujeres, algunas abrieron los ojos mas de lo normal a la vez que comenzaban a cuchichear entre las que se conocían, no podía escuchar sus comentarios pero por sus caras podía deducir que sentían por mi algún tipo de atracción que hacía que no pudiesen parar de mirarme, yo las miraba sutilmente pero ninguna llamaba mi atención en especial. Seguía con mi juego hasta ver el límite al que podían llegar allí paradas sin reaccionar, hasta cierto punto parecía un juego aunque no se diferenciaba mucho del ritual que estaban llevando a cabo las parejas que bailaban, ahora vería hasta que punto le podía resultar atractivo a las mujeres sin necesidad de faltarles al respeto ni nada por el estilo.