(Pasado) (Privado) Yoko y Mura, ¿Un nuevo equipo?

Hacía mucho calor, a pesar de encontrarse cerca de la costa, a pesar de que era mejor que aquel lugar helado en el que había acabado de forma que ni ella sabía. El calor le era insoportable a la peli-naranja que, si bien odiaba el frío por que le recordaba al laboratorio en el que había sido encerrada durante años, no estaba acostumbrada a sentir el sol tanto tiempo sobre su piel.

Ante tal situación, lo único que se le ocurrió hacer fue tapar su piel, hasta entonces pálida pero que seguramente ya se habría bronceado, con la tela azul que llevaba atada a su cinturón, aunque esa medida no le seria suficiente. por suerte tenía como consuelo una pequeña botella de agua, lo único que le quedaba en víveres de lo poco que había obtenido al salir del reino de Sakura en su pequeño barco (el cual era un milagro que se mantuviera a flote durante tanto tiempo).

tomo un trago de su valiosa agua mientras caminaba por las calles, no entendía como podían estar tan transitadas pero eso le era igual, de hecho, hasta le era conveniente, si conseguía que su voz no le fallase.

Buscó como ya le había sido costumbre un lugar en el que poder cantar y atraer a un público que, aunque fuese pequeño, pudiera darle algún beneficio. Aunque en esa ocasión parecía que nadie estuviera interesado, o quizás no tenían suficiente tiempo ni dinero que gastar en algo así.

Acabo por quedarse sentada a la sombra de una palma, algo desesperanzad por que apenas debían quedarle un par de berries para aguantar. Suspiró y miro hacia la calle. Ella se encontraba en algo así como el "oasis en la ciudad".

Mientras miraba como la gente pasaba comenzó a tararear, inconscientemente, al  oír la melodía de una guitarra cuyas cuerdas sonaban en alguna parte de aquel oasis. Al darse cuenta, seguramente gracias a su excelente oído, no pudo evitar ponerse a buscar a la persona que tocaba esa preciosa música. Era la primera ves que escuchaba un instrumento, por lo que estaba maravillada por  su sonido, y más aún lo estuvo al ver a su interprete, una chica que aparentaba rondar su edad, de cabello largo y rojo como el fuego, que punteaba una guitarra a la sombra de un árbol.

Murasaki se limitó a sentarse a un par de metros de ella, para no molestarla, y seguir así escuchando un poco más.

Aplaudió al acabar la chica su pieza, se notaba en su rostro que le había encantado la canción de esta. -Ha sido increíble.- Respondió enérgicamente mientras observaba como un pequeño animal se subía a su regazo. -Que lindo...- Pensó mientras le acariciaba la cabeza.

Según la joven del instrumento, le había caído bien al animalito, cosa que causo que Murasaki esbozara una aleve sonrisa, quizá algo infantil.

La chica le preguntó sí sabía algo de música, pregunta algo difícil de contestar ya que, a pesar de ganarse el pan con sus actuaciones de cantante callejera, no sabía nada sobre instrumentos, partituras, notas,....

-Bu-Bueno...realmente saber no se nada de música...- Dijo algo avergonzada.-Aunque la verdad es que me encanta cantar.-

Tras responder esto miró a la chica y luego al "curioso" instrumento que tenía en sus manos, era la primera vez que la chica veía una guitarra. -Esto...¿Qué es?- Preguntó señalando la guitarra.

-Una...guitarra...- Murmuró mientras tomaba entere sus manos el instrumento que la chica le había ofrecido para observarlo. lo miro con curiosidad, sujetándola con cuidado ya que había notado lo valiosa que era para su compañera. intentó imitar lo que hizo la chica, pulsando alguna cuerda con torpeza.

-Parece complicada de usar...- Murmuró antes de levantar la mirada para fijarse en la chica, sentada ahora a su lado. Esta se presentó tanto a ella como a su compañero que seguía en su regazo.

-Yoko-san, es un nombre muy bonito.- Sonrió y miró al animalillo que parecía esperar un alago de su parte también.-Y cosquillas también...Yo me llamo Murasaki Akane...Encantada.- Se presentó, era una de las pocas veces en que decía el nombre de Murasaki también, cosa que la sorprendió a ella misma.-Y me encantaría cantar para vosotros.- Concluyó dedicandole una sonrisa.

Escucho lo que su nueva amiga le decía. -¿De verdad? ¡Me encantaría aprender!- Exclamo animada ante la sugerencia de Yoko-chan, la cual se ofreció a darle alguna clase de guitarra un día de estos.

Dicho esto, la chica, tras estirarse se puso en pie, proponiéndole a Murasaki dar un paseo por la ciudad, dandole tiempo para pensar en una canción para hacer una pequeña actuación para sus nuevos amigos.

La chica asintió y, tras devolverle su guitarra a la pelirroja, se levanto para ponerse en marcha, llevando a cosquillas subido en la cabeza, lo que le hacía bastante gracia.

-¡Vayamos entonces!- Exclamó antes de que ambas se pusieran en camino.

-Te echo una carrera hasta esa fuente.¡Ya!- Dijo Yoko-chan al tiempo que echaba a correr.

-Eh..h!- Para cuando pudo reaccionar, la chica ya le sacaba unos cinco metros de distancia. -No es jus...o sí..- No pudo evitar sonreír, aunque pareciera una tontería, se sentía como si fuera una niña y estuviera jugando con una de sus mejores amigas, a pesar de apenas haberse conocido.-Agárrate cosquillas- Nada más dijo eso, pego un salto y echo a correr rápidamente, pretendía recuperar el espacio que le había sacado, pero no querría llamar la atención, así que no se transformaría.

Pero eso estaba bien, aún sin transformarse, su entrenamiento la ayudaría a alcanzarla, o eso pensaba. Aunque la chica era también muy rápida.

Con medida se acercaban a la "meta" parecía que la distancia se iba igualando. Lo más seguro era que quedarán en empate, ya que la chica no podía acelerar mucho más sin transformarse.

Me quede bastante sorprendida al ver una copia de Yoko frente a mí, la cual hizo que frenara en seco. -¿Qué coj...?- Pensó sorprendida.

Por el frenazo cosquillas casi se cayo de mi cabeza rodando hacia atrás. Yo levante la mirada al notar eso.-Cosquillas, ¿estas bien?- Pregunte riendo levemente. No esperaba que eso ocurriera, aunque me pareció gracioso, de hecho mi primera impresión sobre la sombra era que había sido un espejismo, no había visto uno nunca así que , ¿quién sabía?

Yoko, la cual se había frenado poco después que ella, se acercaba disculpándose algo avergonzada, aunque yo no entendía la razón aún. -Ummm...¿Qué ocurre Yoko-chan?- Pregunte inocentemente, en cambio, cosquillas parecía si saberlo, casi como si el pequeño animalito le hiciera una pequeña reprimenda, cosa que me pareció bastante adorable en él.

Le dedicó una sonrisa a la chica. "Parece que somos iguales." Pensó, preguntándose como mostrarle que ella era igual sin asustar al resto de personas que se encontraban paseando por las calles de aquella bonita ciudad. Miró a ambos lados, asegurándose de que nadie la viera.

-¿Puedes cerrar un momento los ojos?- Dijo con una leve risita en su tono de voz. Quería ver la expresión de la chica, aunque le preocupaba que se asustara. "Ya no hay marcha atrás." Se puso en pie frente a ella y se concentró, convirtiéndose en Puma y apoyando la cabeza sobre su regazo. -Ya puedes abrirlos. Yo también poseo una Akuma.-

Ahora solo esperaba que no se sorprendiera demasiado. Quería confirmarle así que no iba a perder su amistad.

Volvió a tomar su apariencia humana para despedirse como era debido, agitando la mano a modo de saludo hasta que no pudo verla. Mura quedó unos minutos más ahí de pie, junto a la fuente. Era la primera amiga que tenía en mucho tiempo y, por lo visto, se comprendían la una a la otra debido a su circunstancia. Pero esa era solo una de las cosas que tenían en común.

Una vez volvió a sus pensamientos se vio rodeada de desconocidos otra vez, cosa que hizo que se pusiera en marcha otra vez, dispuesta a buscar un lugar donde quedarse a dormir es noche. Tras ellos seguramente siguiera su viaje, uno en el que quizá con el tiempo se reencontraran. -Espero que nos volvamos a ver, Yoko.-