[Pasado] Nómadas del desierto || Priv. Teobaldo

Arabasta, en algunos aspectos es similar al clima del mar en el South blue, incluso he llegado a pensar que los mares de mi región natal son mas secos e incluso mas fríos al anochecer, por lo que soportar estas condiciones climatologías para mi es un chiste. Lo único que me incomodaba y no soporto son las tormentas de arena tan inclementes y el paisaje tan monótono ¡arena por todos lados!. Pero para mi fortuna ya solo me faltaba medio día de viaje para llegar a Yuba, deseaba llegar pronto ya que tengo un vital interés en registrar las ruinas de la vieja Yuba antes de partir asía Alubarna para seguir recolectando información sobre el Reino de Arabasta.

Antes de aventurarme a explorar estas regiones desiertas tome las debidas precauciones, había comprado un turbante y unos anteojos especiales los cuales evitaban la luz reflejada en su superficie del desierto por lo tanto podía ver perfectamente a unos 100 metros, ademas había comprado suficiente agua para tan largo viaje. Para mi fortuna habia hayado entre la basura de Nanohan, restos de vela y maderos con los cuales pude improvisar un velero de arena, pues había escuchado en una de las posadas que era la forma en que se desplazaban los nómadas en el desierto, este improvisado vehículo me había ahorrado 8 días de viaje.

Lentes de sol para el desierto :

Mientras pensaba en mi buena fortuna, pude observar que justo por delante de mi se encontraban las figuras de un camello y un hombre que se dirigían seguramente a Yuba, el poblé animal venia sobre cargado con el equipaje del hombre y enésima tenia que cargar también con el amo, seguramente había sido un viaje muy agotador para ambos. En cuestión de minutos rebase a los dos, al pasar junto a ellos alce mi mano en seña de buena fe, dando un cordial saludo desde mi navío de arena, en cuestión de segundos había dejado tras de mi al viajero y su camello.

Me faltaban  los últimos 2 kilómetros para llegar a Yuba durante ese tiempo el camino me pareció eterno, claro cuando el paisaje es similar se produce en el cerebro ese efecto, durante ese tiempo solo me había hallado con el nómada y su camello, esperaba que el resto del viaje fuera tranquilo como había sido hasta estas alturas, En verdad deseaba llegar antes del anochecer para poder tomar un baño caliente y bueno quizás comer alguno de los manjares de la región, antes de acostarme a descasar, para que a la mañana siguiente me adentrara a las ruinas escondidas debajo de Yuba. No obstante recorría sobre mi el hormigueo de un mal presentimiento.

Justo como había supuesto mi pequeña nave improvisada se había descompuesto, intente de todo para hacerla funcionar pero el aparato nada mas no funcionaba al parecer había entrado grandes cantidades de arena en los engranes y no poseía el lubricante necesario paras limpiarlos, encasquetado mi vehículo y restando unos kilómetros para mi arribo a Yuba, maldije a los cuatro vientos por mi desafortunada situación, después de patear los maderos de mi ya extinto trasporte me puse a pensar cual seria mi mejor opción, el sol estaba en su punto mas alto y era evidente que al no tener ningún otro medio para desplazarme por el desierto, aun cuando faltaran unos metros seria un infierno cruzar los. Pues bien no eran metros sino kilómetros los que tenia que recorrer, afortunadamente no tenia mucho equipaje lo que aligera mi paso pero con el sol tan sofocante seria una locura el aventurarme en tan hostil desierto.

Entonces recordé al nómada que había pasado era seguro que el se dirigía en la misma dirección que yo, si la suerte me sonreía como en el primer momento que llegue a esta isla, quizás ese nómada traería con sigo alguna especie de grasa natural que pudiera servirme o bien podría ser para mi fortuna que en su inmensa cordialidad me invitaría a subir en su camello y así darme un aventon hasta Yuba, no tenia mucho pero seguramente podría pagar ese favor un buen tarro de cerveza fría, a mi no me gustaba esa bebida pero era sabido que a los nómadas les encanta.

Así que me prepare para aguardar a que aquel individuo se apareciera, tome algunos de los tablones mas pequeños y con la vela improvise un techo que me diera algo de sombra. Destape la cantimplora que tenia conmigo y sorbí pequeños tragos de agua, si mis cálculos no me fallaban y claro que no me fallarían al paso al que iba el camello el nómada debía pasar junto a mi en unas 5 horas, por lo que me dispuse a contemplar el cielo. Por un segundo me pareció ver algo extraño unas nubes grises pasaron a gran velocidad justo por encima de mi, pero el suceso solo tardo unos segundos de nuevo el cielo estuvo tan azul y despejado como había estado toda la mañana, tome otro trago de mi cantimplora, dándole la espalda al cielo me dispuse a matar el tiempo haciendo un inventario de mis pertenencias y de las herramientas con las que contaba para poner en marcha este cachivache.
               

Me encontraba harto, el mecanismo de mi nave estaba en verdad atascado ningún engrane giraba ya y por la desesperación de hacer que funcionara creo que solo provoque que mas arena se metiera por los engranes, di por perdida la tarea de reparar el navío, así que regrese a mi inventario tenia 4 botellas de agua mas o menos, tres hojas de café para mascar muy útiles al recorrer largas distancias, dos bolillos de pan, entre la herramientas un martillo, un destornillador de cruz, una llave perica y una pinza. Durante la primera hora me entretuve intentando solucionar los desperfectos y contando mis provisiones, las siguientes tres horas comencé a cavar un pequeño agujero en la arena como lo hacen los niños en las playas para entretenerse, al cavo de un rato ya tenia un pequeño pozo. Dios mio empezaba a suponer que aquel nómada había tomado un camino diferente pues estaba retrasándose mucho.

Si no aparecía pronto tendría que esperar a que anocheciera para poder moverme de esa forma al menos no me expondría a la deshidratación y mientras estuviera en movimiento consideraba que podía ser capas de evitar el enfriamiento de mis articulaciones, de pronto note que empezaba a divagar, me encontraba en el suelo metido en el pequeño agujero que recién había escavado sentía el cuerpo pesado, supuse que era por el fresco de la arena, pues es sabido que después de la primera capa de arena, mientras mas profundo se cave mas fría estará la arena.    

Pero algo no andaba bien era evidente que aun con la sombra que me había proporcionado para cubrirme del inclemente sol, este ya había ganado la contienda era mas que notable yo sufría de un golpeado de calor, el cual me proporciono un fuerte dolor de cabeza, me sentía débil y deshidratado, durante este tiempo y sin percatarme ya había consumido mis botellas de agua -oh! maldito inventario jajaja susurre con los labios resecos para mis adentros ya estaba perdiendo la cordura. De pronto alce mi vista y vi a unos 8 o 5 metros de mi al hombre y su camello parecía que se había detenido a contemplarme, quizás pensaba que era una especie de ladrón o algo por el estilo pues suelen haber de esos tipos, pero esta no era una ruta comercial y yo no era hostil de pronto vi que movió su cabeza así abajo este ademan con la cabeza implicaba un gesto de amistad y de buena fe, después tanto hombre como camello continuaron su camino.

Salí de mi estupor al verlo avanzar y corrí en su dirección agitando las manos para ser visto aun estaba en su campo de visión, pero este se iba perdiendo conforme el avanzaba, la arena me impedía el correr a gran velocidad por lo que no podía igualar su velocidad, otro factor que contribuía a mi pobre desplazamiento era el estar mareado por la deshidratación. Saque las hojitas de café y las introduje a mi boca para darme un estimulo extra, cuando estuve lo mas cerca posible grite con todas mis fuerzas.

-¡Amigo regrese necesito de su ayuda!... ¡Ayudaaaaaaaa!... ¡Regreseeee!...  

Rogué porque me escuchara, mis  fuerzas no dieron para mas y me desplome en la hirviente arena, pude ver gracias a mi antifaz como el camello lentamente paraba, si me hoyo dará la vuelta sino estaré perdido, fue la ultima idea que cruzo por mi mente antes de desmallar me.

Después de unos segundos comencé a retomar la lucidez, tirado en la arena, sentí aun el amargo sabor de las hojas de café fue una fortuna que se me cruzar por la mene el empezar a mas carlas cuando inicie mi carrera en dirección al viajero. Con el rostro en dirección al suelo comen se a reflexionar sobre mi situación, al verme aun tirado en el suelo cruzo la idea de que seguramente aquel hombre había continuado su viaje sin detenerse o bien por estar a una considerable distancia no pudo verme al estar en el suelo seguramente las dunas habían tapado mi posición. En esas conclusiones estuve pensado mientras regresaba a mi la fuerza suficiente para ponerme de pie y buscar refugio en mi navío, me puse de pie lentamente pues aun me encontraba algo mareado, cual seria mi sorpresa al ver al hombre de pie junto a su camello a unos diez o tal vez  20 metros de mi posición.

Mientras me ponía en marcha a su encuentro di gracias por tener estos fabulosos anteojos para el sol pues sin ellos jamas hubiera podido divisar debido a los reflejos solares sobre la superficie de la arena los cuales intensificaban el brillo del sol. Para que el encuentro fuera lo mas amistoso posible y dado que no había mostrado hostilidad asía mi, me quite del la tela roja que me servia de cinturón y la deje hondear en las zonas desérticas y principalmente entre los nómadas esta es una señal de ayuda, dado que tenia la boca seca no me habría sido poder gritarle así que opte por usar esta señal visual, ademas quería rectificar que solicitaba su ayuda pues no estaba seguro que me hubiera escuchado al momento de gritarle, ademas podría estar esperando un ataque sorpresa o algo por el estilo, por lo que al hondear mi faja roja demostraba que conocía sus señales de ayuda, ademas era evidente que esta no era una de las rutas de las caravanas de comercio y era mas para el uso de los nómadas.

Era por estas razones que yo había decidido tomar esta ruta para alejarme de los bandidos pero son poco frecuentadas por los nómadas dado que son mucho mas largas ademas existen otras tres rutas que los nómadas suelen usar para viajar con seguridad entre sus iguales, he tenido la fortuna de haberme hollado a este buen hombre y a su nombre bestia. La distancia entre nosotros no era demasiado larga pero me pareció una eternidad, no obstante al cabo de unos minutos estuve frente a el y a su camello el cual ahora descansaba plácidamente sobre su vientre al estar ahora a un metro de distancia me dispuse hablar.  

- Hola amigo mi nombre es Teobaldo me encuentro en grabes problemas, ve el navío que tengo de tras mio- señale en dirección de mi embarcación de arena- me temo que le ha entrado arena entre los engranajes y no  tengo grasa para limpiarlos deseaba saber si usted tenia de casualidad entre su equipaje algo que pudiera servirme.

Intente sonar lo mas amistoso posible pero mi garganta estaba reseca por lo que mi voz se oía un poco grave - disculpe por sonar algo antisonate pero tengo la garganta reseca- el hombre me escucho con atención mientras me contemplaba detenidamente, seguía estando a un metro de él por lo que procedí a examinarlo detenidamente, llevaba puesto un pañuelo negro en la cabeza el cual tenia enrollado como un turbante, tan solo se podían ver sus ojos y parte de su piel quemada por el sol, vestía ademas una camisola de manga larga de color negro como las que acostumbran a usar los nómadas en estas regiones para protegerse de los rayos solares, por ultimo note esos pantalones típicos de los habitantes de Arabasta de forma abombada en la parte inferior, por lo que me pude percatar no llevaba ninguna arma encima eso me daba cierto grado de seguridad.

También procedí a examina su camello el cual a esta distancia me parecía bastante cuidado, aun cuando se le había atiborrado de equipaje aquel hombre debía apreciar mucho a su animal pues lo tenia en muy buen estado, distinto a lo que he visto entre otros nómadas esto me tranquilizo aun mas sabia que podía obtener ayuda de él si tan solo seguía las cordialidades de su gente.  por lo que como dicta la costumbre me mantuve a una distancia de un metro de él respetando su espacio personal espere a que me invitara a unirme le junto a él y su camello, la verdad es que me encontraba muy positivo sobre este encuentro habiéndole expresado mis intenciones y guardando las debidas cordialidades no había razón para se malinterpretaran mis intenciones.

El hombre sonaba algo mayor quizás tenia unos 45 o 60 años por el sonido de su voz gruesa, que surgió al momento de contestar a mi petición al parecer no llevaba consigo ninguna grasa que me pudiera ser útil y era mas que obvio al verlo montado sobre un camello, debía estar pensado que era un chiste andante al tener mi navío de arena y no venir bien preparado para las emergencias pero lo cierto era que no tenia recursos para hacerme de todo lo necesario para cruzar el desierto, había sido una fortuna poder fabricarme un velero con la basura del puerto mientras pasaban estas ideas por mi mente, me percate como supuse de que aquel hombre no estaba muy a gusto con tener que ayudar a un desconocido y mucho menos a un chaval.

Tras unos breves segundos desee darme algo de crédito y me dije - tranquilo quizás no había sido fiel a las tradiciones de los nómadas y se había sentido insultado por mi mala interpretación de sus cultura-, me sonreí libertado de que aun me faltaba mucho para ser un buen historiador pensaba en todo esto cuando repentinamente el hombre buscaba entre su equipaje algunos suministros,  pues si bien no tenia grasa me había ofrecido agua y un medicamento para el dolor de mi cabeza la cual a estas alturas palpitaba como tambor y el malestar aumentaba con mis aguadas reflexiones.

De pronto saco un botecito de vidrio con un liquido azul el cual me tomo por sorpresa y casi dejo caer sobre la arena pero aun tenia algo de reflejos tomándolo con firmase entre mis dedos, evitando que se cayera al suelo. Evitando así un incidente el cual seguramente me hubiera puesto aun mas en ridículo ante aquel hombre mayor, destape entonces el menjurje el cual tome sin titubear, pues al observar como el hombre revisaba entre sus cosas note que tenia muchos frascos de medicinas y otras cosas que solo los buenos médicos llevan consigo. Inmediatamente me acabe todo el contenido de la botella sentí un alivio sanador que atravesó por todo el cuerpo, la cabeza ya no me dolía y parecía como si hubiera tomado todo un oasis pues mi garganta ahora se encontraba humectada, procedí a darle las gracias pero el hombre estaba muy inmersos en sus ideas, pues ahora me decía que la mejor oferta que podía dar era el acompañarme hasta Yuba, claro que me aclaro que seria a pie pues su fiel camello estaba extremadamente cansado para cargar con los dos, esto ultimo se me hizo muy razonable y no proteste ante tal argumento.

Deje entonces mi triste navío atrás el cual había compensado su vida como una pila de desechos y la terminaba de la misma forma, trate entonces con las nuevas energías renovadas que había surgido del menjurje el mantener el paso del hombre y de su camello que para su edad caminaba a muy buen paso, durante el recorrido me empezó a incomodar la idea de ser un peso muerto al ver que incluso aquel nómada había optado por no montar en su camello, si no se hubiera topado conmigo seguramente seguiría su viaje cómodamente sin tener que cuidar de mi, pero en verdad apreciaba ese acto de caballerosidad al ponerse a mi igual.

El viaje fue demasiado tranquilo y durante un tiempo no se produjo ente nosotros ninguna dialogo hasta que después de unos 10 minutos de recorrido el aire comenzó a levantar grandes nubes de arena y polvo que golpeaban sin inclemencia contra nosotros, pude observar como el hombre intentaba cubrirse los ojos con la manga de su vestimenta, pero era evidente que no se producía el efecto deseado, en mi caso no tenia ese problema pues mis anteojos estaba pensados para esas situaciones, mi problema era desplazamiento pues los vientos eran caves mas recios y el caminar sobre un suelo inestable complicaba que hubiera buen agarre al terreno era como si uno fuera arrastrado por el cause de un rió. Aquel hombre no parecía tener ese problema pues se ayudaba de su camello pera tomar empuje, noble animal en verdad eres excepcional entiendo ahora el porque velan tanto por tu seguridad.

De pronto el grito del viejo me saco de mi pensamiento al parecer había optado por que nos detuviéramos totalmente, ordeno al camello que se acostara en el suelo para usarlo de barrera contra los fuertes vientos, me hizo una señal con la mano para que acercar hasta el y así nos acurrucamos junto a su fiel compañero de viaje, alce la vista y note que el cielo estaba parcialmente despejado pues un grupo de nubes grises surcaba a gran velocidad el cielo desde la dirección de la que veníamos, no habías tomado conciencia de este fenómeno pues veníamos cubriéndonos de los fuertes vientos, ademas por parte del viejo dudo que pudiera ver mas haya de su nariz con tanta arena rodándole la cara y yo venia aristado en pensar como había resultado todo para nosotros dos.

Pero ahora dirigía mi pensamiento a esos nubarrones -mmmmm en algún lugar había lee ido sobre lo que significa ese fenómeno- la verdad me sentía algo frustrado porque al menos de haber estudiado algo mas prometedor como para navegante hubiera podido ayudar a nuestra situación, de pronto lo note detrás de notros se levantaba un muro de arena de unos 15 metros de alto y que abarcaba todo el horizonte, el viento que provenía de Yuba y el cual nos impedía avanzar no era la tormenta de la debíamos preocuparnos sino la que teníamos a nuestras espaldas, mi compañero parecía no haberse percatado y se encontraba entretenido bajando las las mochilas al nivel del suelo, pero en que estoy pensado el de los antejos aquí soy yo y quien mejor visión tiene el viento había aumentado así que use todas mis fuerzas para gritarle a viejo que estaba a unos centímetros de mi - Detrás de notros, voltea- giro la cabeza no se si pudo ver lo que yo veía con tanta claridad o solo pudo observar los rayos que caían al suelo de la tormenta que teníamos detrás de nosotros a unos 100 o 70 metros de distancia, pero yo yo si podía ver al monstruo en todo su esplendor era impresionante ver los rayos morados romper la gruesa capa de arena y polvo que se levantaba por los fuertes vientos.

Incluso a estas alturas el camello parecía haberse percatado del riego pues comenzó a intranquilizarse, si no fuera por el fuerte lazo con su dueño seguramente hubiera corrido no hace mucho, los segundos pasaban y la tormentar parecía cernirse sobre nosotros, en cuestión de pocos segundos seriamos devorados por esa pared -que vamos hacer- grite con todas mis fuerzas pero el hombre se hallaba contemplando el horizonte, seguramente pensado en la mejor forma para actuar, un nómada tan viejo como el debía sabérselas de todas todas para sobrevivir en el desierto. No obstante decidí actuar por mi cuenta y mostrarme útil comencé a producir un poco de adhesivo de mis manos, para crear debajo de nosotros una plataforma solida, mis adhesivos tardarían unos minutos antes de secarse pero esperaba que los vientos contribuyeran a que fuera mas rápido de este modo tendríamos al menos suelo firme debajo de nuestros pies.  

La situación nos había rebasado en magnitud y era evidente pues mientras yo me encontraba entretenido creando una plataforma solida al unir con mis adhesivos los granos de arena bajo nuestros pies, el viejo comenzó a gritarme al parecer su intención por lo que alcance a oír era que nos dirigiéramos hasta Yuba pues de quedarnos en aquel lugar era muy peligroso para los dos. Deje lo que estaba asiendo pues entendí que no serviría de nada mis habilidades, en verdad me sentía inútil ante esta situación pues ni yo ni mis poderes habían servido de algo.

Ahora el hombre se situaba ante el camello y un servidor al parecer también era un usuario, pues había creado ante nosotros un muro de plomo macizo -ahhh mi buen Bandura hasta tenido en mi un excelente alumno, aun en estas condiciones puedo identificar cualquier metal, pero eso de que me sirve ahora- murmure suavemente para mis adentros, era evidente que sonido del viento a nuestro al rededor nadie escucharía ese leve comentario, ahora me percataba de que podía realmente ser útil,si el hombre nos cubría quien alentaría al camello a seguirnos el paso, hasta este punto me había ubicado detrás de ese noble animal, ahora gracias a que el viento ya no empuja mi cuerpo logre pasar por delante de este y tome las riendas para tirar de el no basto mayor esfuerzo pues con un suave tirón se pudo en marcha.

A pesar de que que ahora teníamos ante nosotros un rompe vientos estaba cociente que si la intención era llegar a Yuba no era tarea fácil , según había calculado apenas nos habíamos movido unos 500 metros y ya había pasado unos 30 minutos ha este ritmo la tormenta llegara antes que nosotros, ademas parte de esa distancia la plataforma que antes había creado servido para poder tener mejor tracción, ahora el suelo bajo mis pies era un rió caudaloso moviendo se y agitándose bajo nosotros.

Entonces lo vi a lo lejos la tormenta había dejado al descubierto la entra a una de las tantas ruinas que habían al rededor de Yuba, con suerte seria un pasadizo que daría directamente con la ciudad - ahi hay un camino que podemos seguir -grite con todas mis fuerzas - puede ser un pasadizo hasta Yuba de ser asi nos a horaria muchas horas de viaje que perderíamos en esta tormenta, pero no estoy seguro- estaba cociente que si cambiábamos el curso y resultaba que aquella estructura estaba bloqueada, el pueblo seria alcanzado por la fiera tormenta y quizás este hombre no perdonaría ese erro, pues a lo mejor tenia en Yuba estaba su familia y sus nietos.

Era cociente de que mi mente no estaba al cien aun no me había recuperado del todo de los efectos de la insolación, la medicina había sido buena, pero el esfuerzo extra estaba reduciendo sus efectos. Pero deseaba estar más seguro de que esa entrada era nuestra mejor opción, para llegar a tiempo.

El viejo nómada estuvo de acuerdo con mi idea cambiamos el curso y espesamos la penosa marcha hasta las ruinas, aun con el escudo de plomo de por medio el llegar hasta la entrada del túnel no fue nada fácil, note en el viejo un poco de cansancio, el cual se izo mas evidente al entrar al interior de la ruinas, pues pude notar de reojo como aquel hombre mayor sobaba sus codos después de desaparecer la pared que nos había estado protegiendo, pensé que era probable que a su edad ya le era difícil cargar con tal peso, supuse que sus codos no eran los únicos adoloridos pero decidí no preguntarle por su condición pues se veía que era un hombre recio, de carácter fuerte y hacer evidente su debilidad era lo peor que podía hacer por su orgullo.

De pronto su voz resonó en el interior del túnel, el cual pocos segundos después nos devolvió un eco, el hombre decía que en verdad no tenia ningún compromiso en Yuba supuse que se refería algo un compromiso de tipo personal esta idea se concreto al decirme era su deber el informar de la situación a los habitantes de del pueblo, paso por mi mente - o este hombre es un buen samaritano o por la forma que habla debe ser un marine- esta idea no supuso para mi ningún temor si bien era un pirata tenia la conciencia limpia de no haber cometido ningún crimen de muerte ademas si llegaba a preguntar solo debía negarlo, no habían carteles con mi rostro que desmintieran este afirmación.  

A pesar de que el hombre tenia razón al afirmar que yo no tenia tampoco ningún complomiso en Yuba, estaba en lo cierto al decirme que no podíamos descansar yo quizás no tenia tan interiorizada la idea del deber, pues en mi mente rondaba la idea de que si estas personas habían vivido durante siglos en el desierto una tormenta mas no implicaría nada nuevo, yo por el contrario esta un poco mas preocupado por nuestra seguridad, una vez el hombre termino su comentario dio media vuelta para seguir el camino, de pronto por impulso y tras pensarlo hable lo mas rápido que pude pero sin esforzarme tanto pues el sonido del lugar facilitaba el desplazamiento de la palabras, muy diferente a estar en medio de una tormenta pensé para mis adentros.

- Disculpa viejo, entiendo que quieras llegar a advertir a los ciudadanos de Yuba pero en esta circunstancias creo que el que debería ir adelante soy yo, mira las paredes son inestables y la tormenta no ayudara a la estructura, se que puedes crear plomo dese tu cuerpo, si te preguntas como lo se bueno soy un herrero y distingo los metales, pero me desvió si te quedas sepultado no creo que sea muy fácil para ti salir y si lo logras solo habremos bloqueado el camino- le dije mientras pasaba por delante de él y alzaba mis anteojos para dejarlos sobre mi frente.

Camine unos metros por delante y continué  - yo soy un hombre adhesivo y estos tardan un poco en secar así que estar a dos metros de mi creo que seria prudente, iré parchado los lugares que encuentre flojos para asegurar la ruta, por cierto tendrás alcohol o algo con lo que poder hacer una antorcha pues mas adelante no podre ver por la oscuridad- le ofrecí una amistosa sonrisa y espere.  Quizás habíamos perdido unos minutos en esta charla pero yo la consideraba necesaria un hombre prudente por mas prisa que tuviera no entrara así a lo loco a una pasadizo desconocido y menos si había riesgo de derrumbe y no se tenia luz, esperaba que mis argumentos fueran lo suficiente convincentes para hacerle ver esto, pero estaba dispuesto a correr el riesgo.      

Pude notar un poco de habiente tenso al momento de pedir el alcohol pero bueno era por nuestro bien, el hombre me proporciono lo que había solicitado, encendí con un pedernal una chispa era una suerte haber llevado entre mis ropas todo este tiempo pues había perdido el resto de mis cosas quien diría que me seria útil el haberme olivado de ella útil al hacer el inventario - bueno esto solo me dejaba una cosa en claro a veces un descuido tambien puede ser fortuito-  continué mi camino sellando tanta hendidura como veía en el camino, seguramente me veía como un tonto para el viejo pero yo estaba seguro de lo que hacia y de que esto era para nuestro bien, ademas el ritmo del viaje no aminoro, aun cuando nos acompañaba el camello y todas su carga.

En menos de una hora habíamos recorrido una buena distancia unos 500 metros mas y se podía ver una luz que indicaba la salida, durante ese tiempo de nuevo el silencio reino entre los dos y no queria dejar pasar la oportunidad para darle las gracias a este hombre ya que seguramente una ves estuviéramos fuera seria difícil que habláramos, me llene de valor pues el hombre me intimida daba y dije finalmente - mi nombre es Teobaldo y en verdad le estoy muy agradecido por lo que hoy ha echo por mi, por cierto tiene un bonito y noble animal ahí cuídelo mucho- señale asía delante de notros a la salida que se dibujaba ahora mas claramente habíamos recorrido los últimos metros en cuestión de minutos y proseguí - ahí esta la salida si se da prisa al salir podrá llegar a tiempo al centro de Yuba  para avisar todos los ciudadanos y descuide a mi paso también tratare de avisar a tantos como pueda a qui nos separamos,una ultima cosa si dios lo quiere que así sera nuestros caminos se volverá a cruzar pronto y le invitare un copa de vino pues es lo mínimo que puedo hacer- eso fue lo ultimo que le dije a ese viejo, le ofrecía una sonrisa amistosa me di media vuelta y me separe de él nuestro viaje juntos llego a su fin y me había llegado a caer muy bien, a pesar de su carácter fuerte, no se me hacia una mala persona por eso le había dado mi nombre.

Como prometí recorrí las calles avisando a tantos como pude, la gente se guarecía al escuchar mi alarmada voz, pocos minutos después finalmente la tormenta había llegado sobre notros, una familia que vio lo que andaba asiendo me dio asilo en su casa y así termino mi viaje por el desierto Arabasta.