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Vine hasta esta isla en uno de los destructores de la marina, todos los marines se sentían confiados a mi alrededor, no sabían, ni sospechaban que pertenecía al CP, ellos pensaban que era una caza recompensas que venía a la isla por trabajo, nada más lejos de la verdad. Mi objetivo era evaluar la seguridad y asegurarme de que no hubieras revolucionarios infiltrados en este fuerte, o entre los caza recompensas. Mi aspecto que difería mucho de marines y CP me junto a mi entrenamiento me daban grandes ventajas para este trabajo, con respecto a mis compañeros.
El puerto al que llegue era bastante grande, había varios destructores ms de la marina y algún que otro barco, seguramente, de cazadores. Seguí el camino de tierra hasta la entrada de la base, todavía no me presentaría allí primero quería tomar una bebida en la taberna local e intentar enterarme de algún que otro asunto interesante, con suerte hasta alguno fuera verdad. La taberna que encontré era un edificio de dos plantas pintada de verde y con pequeños balconcitos en la ventanas, la acera cubierta por sobre techo de madera y un mural con diversas recompensas clavadas en el. El interior era de madera, con techos altos y un pequeño escenario en la parte de la derecha. Me acerque hasta la barra y pedí vino, el camarero me trajo una jarra de vino, bastante malo pero no era plan de llamar la atención. En las mesas había distintos grupos de cazadores que charlaban entre ellos. Me fije que no tenían un tono bajo, y no había nadie que hablara en secreto o bajo para que el resto no se enteraran.
En la taberna siguió entrando gente con muy diferentes atuendos, al parecer esta noche había show, podía quedarme a verlo, aunque posiblemente lo único que viera fuera un montón de hombres babeando por una chica en el escenario. Quien sabe lo mismo hasta me sorprendía y la que mirara interesada fuera yo en el espectáculo. Pedí otra jara de aquel pobre vino y me dispuse a ver qué es lo que sucedía.
El puerto al que llegue era bastante grande, había varios destructores ms de la marina y algún que otro barco, seguramente, de cazadores. Seguí el camino de tierra hasta la entrada de la base, todavía no me presentaría allí primero quería tomar una bebida en la taberna local e intentar enterarme de algún que otro asunto interesante, con suerte hasta alguno fuera verdad. La taberna que encontré era un edificio de dos plantas pintada de verde y con pequeños balconcitos en la ventanas, la acera cubierta por sobre techo de madera y un mural con diversas recompensas clavadas en el. El interior era de madera, con techos altos y un pequeño escenario en la parte de la derecha. Me acerque hasta la barra y pedí vino, el camarero me trajo una jarra de vino, bastante malo pero no era plan de llamar la atención. En las mesas había distintos grupos de cazadores que charlaban entre ellos. Me fije que no tenían un tono bajo, y no había nadie que hablara en secreto o bajo para que el resto no se enteraran.
En la taberna siguió entrando gente con muy diferentes atuendos, al parecer esta noche había show, podía quedarme a verlo, aunque posiblemente lo único que viera fuera un montón de hombres babeando por una chica en el escenario. Quien sabe lo mismo hasta me sorprendía y la que mirara interesada fuera yo en el espectáculo. Pedí otra jara de aquel pobre vino y me dispuse a ver qué es lo que sucedía.
Katymain
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Me estaba dando una vuelta por Shellstown, lo que es curioso es que esta isla tiene forma de concha, bueno, volviendo a lo que estaba diciendo, iba buscando algo con lo que entretenerme o divertirme, aunque esto último lo veo difícil pero podría ser el caso. Mientras esperaba a que algo sucediera entré en un bar que estaba cerca y pedí una cerveza, puesto que últimamente me iba bien y no estaba necesitada.
Fue una agradable estancia, el sabor de la cerveza era muy aceptable y si hubiese caído quizás me hubiera quedado a tomarme otra ronda pero no pude resistirme a salir de la taberna puesto que se decía que había desembarcado un barco de la marina. En efecto, ahí estaba, podría ser que se encontrase algún criminal por los alrededores así que comencé a avanzar hacia la embarcación para ver si podía recopilar información.
Fue una agradable estancia, el sabor de la cerveza era muy aceptable y si hubiese caído quizás me hubiera quedado a tomarme otra ronda pero no pude resistirme a salir de la taberna puesto que se decía que había desembarcado un barco de la marina. En efecto, ahí estaba, podría ser que se encontrase algún criminal por los alrededores así que comencé a avanzar hacia la embarcación para ver si podía recopilar información.
Lowell
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Hoy venía un gigantesco grupo de marines a la isla y yo estaba que me subía por la paredes. Me encantaría irrumpir allí y empezar a matarlos a todos pero no podía. Me tenía que quedar atendiendo gente en el bar todo el día y, a la tarde, preparar el espectáculo. El bar se había llenado de cazarrecompensas y algunos ciudadanos, a la espera del espectáculo. A mí no me molestaba, solamente debía de llevar bebidas y poca cosa más.
Llegaba la tarde y todos se estaban agitando. Si antes hablaban a voces, ahora lo hacían con gritos. Era algo insoportable pero me debía aguantar. Me acerqué a una mujer que había al lado de la barra. Era pelirroja y parecía esperar las horas en silencio. Quizás estuviera en sus pensamientos o la curiosidad por el espectáculo la mataba. En cuanto me acerqué lo suficiente dije:
-¿Qué hace una dama como usted en este lugar? Le aconsejaría dejar este bar de poca monta o se le pegará algo.
Llegaba la tarde y todos se estaban agitando. Si antes hablaban a voces, ahora lo hacían con gritos. Era algo insoportable pero me debía aguantar. Me acerqué a una mujer que había al lado de la barra. Era pelirroja y parecía esperar las horas en silencio. Quizás estuviera en sus pensamientos o la curiosidad por el espectáculo la mataba. En cuanto me acerqué lo suficiente dije:
-¿Qué hace una dama como usted en este lugar? Le aconsejaría dejar este bar de poca monta o se le pegará algo.
Alwyn
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Mientras esperaba a que empezara el espectáculo, que parecía se había retrasado me fije en uno de los camareros, un gyojin alto, no demasiado delgado, con el pelo rubio y unos ojos fieros, de color azul claro. Había oído hablar a muchos nobles de ellos, los consideraban inferiores. Pero viéndolo de cerca no sabría decir, se parecía bastante aun animal, quizá fueran útiles, decidí ponerle a prueba. Mientras pensaba en esto el joven gyojin se acerco y me dijo:
¿Qué hace una dama como usted en este lugar? Le aconsejaría dejar este bar de poca monta o se le pegará algo.
¿Qué piensas que se me puede pegar, aparte de enfermedades? Me llamo Alwyn, y si quieres te dejo que me enseñes un lugar mejor en el que beber y pasar el tiempo, después del espectáculo.
Esto lo ultimo lo dije viendo que el espectáculo ya empezaba y no me gustaba hace cosas para nada, y para ver esto había esperado mucho. El espectáculo consistió en una sucesión de bailes, algunos solo de hombres o de mujeres, que venían siendo estriptis en toda regla y fueron los últimos. Los primeros eran bailes exóticos con hombres levantando a mujeres sobre sus cabezas, un numero de cabaret e incluso a mitad salieron varios hombres y mujeres a contar chistes, mucho de ellos sin gracia al menos para mí. Fueron un par de horas entretenidas, no me disgusto haber tenido que esperar, además puede que haberlo hecho me reportara bastante información pues el camarero gyojin debía de estar bastante puesto en chismes y noticias, pude que incluso lo “contratara” como informante.
Una vez acabo el espectáculo, me espere a que la gente fuera desalojando el local, tras lo cual solo quedaron unas pocas diseminadas por las mesas y alguna en la barra.
Camarero- llamé al gyojin rubio, una vez se acerco- Si has terminado por hoy me gustaría que me enseñaras lo que hablamos antes.
¿Qué hace una dama como usted en este lugar? Le aconsejaría dejar este bar de poca monta o se le pegará algo.
¿Qué piensas que se me puede pegar, aparte de enfermedades? Me llamo Alwyn, y si quieres te dejo que me enseñes un lugar mejor en el que beber y pasar el tiempo, después del espectáculo.
Esto lo ultimo lo dije viendo que el espectáculo ya empezaba y no me gustaba hace cosas para nada, y para ver esto había esperado mucho. El espectáculo consistió en una sucesión de bailes, algunos solo de hombres o de mujeres, que venían siendo estriptis en toda regla y fueron los últimos. Los primeros eran bailes exóticos con hombres levantando a mujeres sobre sus cabezas, un numero de cabaret e incluso a mitad salieron varios hombres y mujeres a contar chistes, mucho de ellos sin gracia al menos para mí. Fueron un par de horas entretenidas, no me disgusto haber tenido que esperar, además puede que haberlo hecho me reportara bastante información pues el camarero gyojin debía de estar bastante puesto en chismes y noticias, pude que incluso lo “contratara” como informante.
Una vez acabo el espectáculo, me espere a que la gente fuera desalojando el local, tras lo cual solo quedaron unas pocas diseminadas por las mesas y alguna en la barra.
Camarero- llamé al gyojin rubio, una vez se acerco- Si has terminado por hoy me gustaría que me enseñaras lo que hablamos antes.
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Siempre tenía que ver el espectáculo, todas las veces que ocurría, sin excepción alguna. Me lo sabía incluso de memoria y ninguna de sus partes era nueva. Los chistes y el striptease no me gustaban para nada. Era un sufrimiento para mí siempre que se celebraba esto.
Ya terminado el espectáculo, la bella mujer me dijo de llevarla a otro lugar para beber mejor y hablar. Por mí no había problema, ni por mi jefe ya que justo cerraba el bar. A estas horas dudaba mucho de que hubiera uno abierto... pero quizás era posible.
-Sígueme. El camino puede llegar a ser largo, así que pregunta lo que quieras.
Me dirigía en un camino recto hacia el barrio del entretenimiento. Donde se concentraban todos los bares, casinos e incluso los puticlubs. No iba comúnmente a aquella zona, ya que ni me gustaba beber alcohol, ni apostar ni ver a mujeres en paños menores sin habérmelo ganado. Pero allí seguramente había dos o tres bares abiertos a estas horas.
Ya terminado el espectáculo, la bella mujer me dijo de llevarla a otro lugar para beber mejor y hablar. Por mí no había problema, ni por mi jefe ya que justo cerraba el bar. A estas horas dudaba mucho de que hubiera uno abierto... pero quizás era posible.
-Sígueme. El camino puede llegar a ser largo, así que pregunta lo que quieras.
Me dirigía en un camino recto hacia el barrio del entretenimiento. Donde se concentraban todos los bares, casinos e incluso los puticlubs. No iba comúnmente a aquella zona, ya que ni me gustaba beber alcohol, ni apostar ni ver a mujeres en paños menores sin habérmelo ganado. Pero allí seguramente había dos o tres bares abiertos a estas horas.
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Salimos de la posada, estaba ya oscuro y pocas luces se veían ya en esa zona. Le tendí el brazo para que camináramos juntos, hasta donde me llevara.
-Sígueme. El camino puede llegar a ser largo, así que pregunta lo que quieras. -Me dijo mientras comenzábamos a andar sin yo saber dónde.
Por el camino le pregunte cosas triviales, como de donde era, a que se dedicaba, como era la vida en esta ciudad. El camino que seguíamos parecía bastante recto, llegados a un punto pasamos cerca del mar. Este iluminado por la luna llena, daba una estampa hermosa. Llegados a este punto le pedí que paráramos y nos quedáramos allí contemplando aquel precioso paisaje. Se podía ver la cala con las oscuras sombras de los árboles a los lados, los barcos que salían o entraban del puerto parecían navegar sobre plata liquida. En la playa pude ver un espectáculo singular, la arena refulgía de color azulado. Sin duda era cosa de magia, pero aun así era lo más bonito que había llegado a ver. Me gire hacia mi acompañante y le pregunte:
-Tú, ¿vienes de él? – Pregunte señalando hacia el plateado mar.- ¿Echas de menos alguna vez volver a tu casa? ¿Y a tu familia?- espere su respuesta con la vista perdida en el paisaje.
-Sígueme. El camino puede llegar a ser largo, así que pregunta lo que quieras. -Me dijo mientras comenzábamos a andar sin yo saber dónde.
Por el camino le pregunte cosas triviales, como de donde era, a que se dedicaba, como era la vida en esta ciudad. El camino que seguíamos parecía bastante recto, llegados a un punto pasamos cerca del mar. Este iluminado por la luna llena, daba una estampa hermosa. Llegados a este punto le pedí que paráramos y nos quedáramos allí contemplando aquel precioso paisaje. Se podía ver la cala con las oscuras sombras de los árboles a los lados, los barcos que salían o entraban del puerto parecían navegar sobre plata liquida. En la playa pude ver un espectáculo singular, la arena refulgía de color azulado. Sin duda era cosa de magia, pero aun así era lo más bonito que había llegado a ver. Me gire hacia mi acompañante y le pregunte:
-Tú, ¿vienes de él? – Pregunte señalando hacia el plateado mar.- ¿Echas de menos alguna vez volver a tu casa? ¿Y a tu familia?- espere su respuesta con la vista perdida en el paisaje.
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Recorrimos un trecho del camino sin, al menos yo, pensarlo. Prestaba más atención a la charla que ofrecía la mujer, la cual se concentraba únicamente en cosas sobre mí y esta, la ciudad - o, mejor dicho, el infierno - en la que habitaba. Estuve respondiendo preguntas, una tras otra, sin pausa alguna. Me extrañó un poco el hecho de que se dejó, quizás por mera casualidad, el querer saber mi nombre. Tampoco importaba mucho, yo tampoco sabía el suyo. Ya habría un momento cordial en el cual presentarse, pues ella eclipsaba toda la cháchara sin dejarme lugar a respuestas fuera de las que la mujer quería escuchar.
Por el camino había pocas curvas. Quizá tuviera que ver con el dueño del bar, el muy pervertido. Era muy posible que incluso lo tuviera pensado. O fuera marketing, quien sabe. A ningún borracho le gustan las curvas, creo yo. Llegamos a pasar por una calle muy cerca de la costa. A nuestra izquierda estaba el mar que ya acostumbraba a ver todas las noches. A mi derecha, las tiendas y bares que aprovechaban esto para atraer público. Y funcionaba. Yo, en concreto, venía todas las noches a admirar las grandes olas e incluso nadar un poco, quien sabe lo que se me pudiera pasar por la cabeza. Mucha gente se quedaba maravillada, observando las melosas aguas que se movían a compás. Por la noche ofrecía una hermosa vista, la cual encantaba a todos - incluso a mí, que llevaba mucho tiempo en esta isla -
Me había quedado pensativo sin mirar siquiera a la chica, cuando de pronto escuché su tono alzarse sobre el silencio que tenía.
-Tú, ¿vienes de él? – Señaló el mar - ¿Echas de menos alguna vez volver a tu casa? ¿Y a tu familia?
La pregunta interesaba a mucha gente, al parecer. Me habían repetido muchas veces la pregunta, pero pocas con la actitud que mostraba ella. Parecía ser totalmente sincera, curiosa como poca gente lo había sido. La mayoría de personas lo preguntaban con una actitud..., ¿racista? Sí, racista. Mucha gente me miraba mal, pero supongo que gente como ella era la razón de que pudiera vivir en este mundo. Avancé unos pasos y me apoyé con los brazos en la valla metálica que separaba calle de costa y, sin despegar la mirada del mar, dije:
-Pues... - Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Una sonrisa inocente, algo nostálgica se podría decir. - En principio sí, vengo de allí. Pero yo allí no tengo hogar, lo tengo aquí. Y familia... - Me costaban decir estas palabras a pesar de haberlo aceptado. Tenía, pero a la vez no. - Se podría decir que no tengo. - Al ritmo que decía estas palabras, mi sonrisa se borraba, pero me esforzaba por dibujar otra nueva en mi cara. Me di la vuelta y vi a la mujer, observándola. Me apoyé con los codos suavemente en la valla y le mostré una mueca feliz - ¿A qué es precioso el mar? Shellstown es una de las mejores islas respecto a su playa. ¿Te gustaría acercarte? Está lleno de preciosos peces y a la luz de la Luna se ve incluso más bonito. - Le tendí la mano, aún manteniendo mi notable felicidad en la cara.
Hay que dejar eso en el pasado, Lowell... - Pensaba para mí mismo intentando consolarme. De momento, había que hacer feliz a la dama.
Por el camino había pocas curvas. Quizá tuviera que ver con el dueño del bar, el muy pervertido. Era muy posible que incluso lo tuviera pensado. O fuera marketing, quien sabe. A ningún borracho le gustan las curvas, creo yo. Llegamos a pasar por una calle muy cerca de la costa. A nuestra izquierda estaba el mar que ya acostumbraba a ver todas las noches. A mi derecha, las tiendas y bares que aprovechaban esto para atraer público. Y funcionaba. Yo, en concreto, venía todas las noches a admirar las grandes olas e incluso nadar un poco, quien sabe lo que se me pudiera pasar por la cabeza. Mucha gente se quedaba maravillada, observando las melosas aguas que se movían a compás. Por la noche ofrecía una hermosa vista, la cual encantaba a todos - incluso a mí, que llevaba mucho tiempo en esta isla -
Me había quedado pensativo sin mirar siquiera a la chica, cuando de pronto escuché su tono alzarse sobre el silencio que tenía.
-Tú, ¿vienes de él? – Señaló el mar - ¿Echas de menos alguna vez volver a tu casa? ¿Y a tu familia?
La pregunta interesaba a mucha gente, al parecer. Me habían repetido muchas veces la pregunta, pero pocas con la actitud que mostraba ella. Parecía ser totalmente sincera, curiosa como poca gente lo había sido. La mayoría de personas lo preguntaban con una actitud..., ¿racista? Sí, racista. Mucha gente me miraba mal, pero supongo que gente como ella era la razón de que pudiera vivir en este mundo. Avancé unos pasos y me apoyé con los brazos en la valla metálica que separaba calle de costa y, sin despegar la mirada del mar, dije:
-Pues... - Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Una sonrisa inocente, algo nostálgica se podría decir. - En principio sí, vengo de allí. Pero yo allí no tengo hogar, lo tengo aquí. Y familia... - Me costaban decir estas palabras a pesar de haberlo aceptado. Tenía, pero a la vez no. - Se podría decir que no tengo. - Al ritmo que decía estas palabras, mi sonrisa se borraba, pero me esforzaba por dibujar otra nueva en mi cara. Me di la vuelta y vi a la mujer, observándola. Me apoyé con los codos suavemente en la valla y le mostré una mueca feliz - ¿A qué es precioso el mar? Shellstown es una de las mejores islas respecto a su playa. ¿Te gustaría acercarte? Está lleno de preciosos peces y a la luz de la Luna se ve incluso más bonito. - Le tendí la mano, aún manteniendo mi notable felicidad en la cara.
Hay que dejar eso en el pasado, Lowell... - Pensaba para mí mismo intentando consolarme. De momento, había que hacer feliz a la dama.
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El joven pez me respondía a todas mis preguntas tranquilamente, hasta que toco responder la última que le había planteado. Me dijo que debía proceder de allí y que no tenía familia, todo con una sonrisa en la boca. En ese momento la lastima me inundo un poco, pues yo recordé a mi hermano, supongo que todos tenemos alguna tragedia. Tras eso me comentó de acercarnos a la playa, pues las de esta isla eran de las mejores, que había peces y que a la luz de la luna, todo era mucho más bonito.
Bajamos hasta la playa, el me iba guiando por el camino, nada más llegar a la arena me quite las botas, había escuchado que la sensación de esta bajo los pies era de lo mejor. La verdad es que era agradable, pero habían exagerado bastante la situación. Junto al pez llegue hasta la orilla, sabía que no debía meterme en ella, pero los peces que reflejaban la luz lunar, y los extraños colores azules del agua me convencieron. Nada más tocar esta sentí como un bajón, de no estar sujeta al hombre-pez seguramente habría caído al agua.
-Tenías razón, es precioso. Me llamo Alwyn por cierto.-Esperaba que no achacara el bajó a que poseía una akuma.
Bajamos hasta la playa, el me iba guiando por el camino, nada más llegar a la arena me quite las botas, había escuchado que la sensación de esta bajo los pies era de lo mejor. La verdad es que era agradable, pero habían exagerado bastante la situación. Junto al pez llegue hasta la orilla, sabía que no debía meterme en ella, pero los peces que reflejaban la luz lunar, y los extraños colores azules del agua me convencieron. Nada más tocar esta sentí como un bajón, de no estar sujeta al hombre-pez seguramente habría caído al agua.
-Tenías razón, es precioso. Me llamo Alwyn por cierto.-Esperaba que no achacara el bajó a que poseía una akuma.
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