Minathy Witherose
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Una muchacha de estatura media caminaba por las desiertas calles de la ciudad. Tenía el pelo negro azabache, mezclado con algunos mechones rojos recogido en dos coletas bajas, echadas hacia delante en un intento de refrescar la parte posterior del cuello con la escasa brisa. Vestía ropa más floja y ligera de lo que acostumbraba, consistiendo en un mono rojo y negro, sin mangas y que llegaba a los tobillos, de tela muy fina y vaporosa.
Minathy había recibido un mensaje de su lobo diciéndole que pasaría un tiempo en ese mismo lugar y no dudo un segundo en ponerse en marcha para ver a su chico.
Con un suspiro de cansancio se reacomodó la correa de la mochila que llevaba al hombro, la abrió y sacó una botella grande de agua.desenroscó el tapón y se la llevó a los labios, bebiéndose más de la mitad de una sola vez.
Cuando fue a guardarla de nuevo en la mochila bufó al ver que esa era la última que le quedaba, rebuscó en el fondo y sintió ganas de llorar cuando descubrió sus dos ultimas barritas de chocolate derretidas hasta convertirse en masas amorfas y gelatinosas.
- Maldito calor, y tengo hambre.
Resignándose, cerró la mochila y se la colgó de nuevo, lista para echarse de nuevo a andar. afortunadamente divisó la taberna que buscaba al fondo de la calle.
Corrió como si huyera de un cobrador del frac con espinillas purulentas y serpientes por cabello.
Abrió la puerta de golpe, haciéndola chocar contra la pared y llenando el lugar con un fuerte PUM.
No se molesto en mirar quien había dentro, la urgencia, era la urgencia, y por mucho que debiera comprobar que el lugar era seguro, o si Drake había llegado, en su lista de prioridades destacaba solo una cosa.
- Un café doble, con mucho hielo. y dos raciones grandes de chuletas con champiñones.
golpeó la barra con la mano ante el camarero, con una sonrisa de oreja a oreja y dejó la mochila en el taburete de al lado.
hacía tres horas que había comido, pero tenía hambre, mucha, el calor siempre le abría el apetito, y arabasta era el epítome del calor.
Mientras esperaba que el camarero le sirviera, se giró y echó un vistazo, no había demasiada gente, la barra estaba vacía de clientes, aparte de ella, y las mesas a la vista estaban prácticamente vacías, divisó un par de mesas más, que quedaban ocultas en los rincones y se preguntó si en alguna de ellas estaría quien esperaba.
el lugar estaba demasiado lleno de olores de distintos perfumes, era lo malo de aquella ciudad, los perfumes eran buenos, si, pero para su delicado olfato eran un engorro pues tapaban otros olores.
Entonces se dio cuenta de su descuido, había entrado a lo loco, sin siquiera asegurarse de que el lugar fuera seguro, por algún motivo, llevaba días sintiéndose algo paranoica. Sintiendo una presencia de alguien que la seguía a todas partes, pero que nunca podía encontrar.
Llevó la mano a su cadera, donde sujeta de la cadena de plata que siempre llevaba, estaban sus dos katanas.
Si realmente alguien la estaba siguiendo, no dudaría en cortarlo en pedacitos, no le gustaba ser violenta, pero no iba a arriesgar a su chico a un mal encuentro. No le importaba si tenia que cortar unas cuantas cabezas para ello.
Minathy había recibido un mensaje de su lobo diciéndole que pasaría un tiempo en ese mismo lugar y no dudo un segundo en ponerse en marcha para ver a su chico.
Con un suspiro de cansancio se reacomodó la correa de la mochila que llevaba al hombro, la abrió y sacó una botella grande de agua.desenroscó el tapón y se la llevó a los labios, bebiéndose más de la mitad de una sola vez.
Cuando fue a guardarla de nuevo en la mochila bufó al ver que esa era la última que le quedaba, rebuscó en el fondo y sintió ganas de llorar cuando descubrió sus dos ultimas barritas de chocolate derretidas hasta convertirse en masas amorfas y gelatinosas.
- Maldito calor, y tengo hambre.
Resignándose, cerró la mochila y se la colgó de nuevo, lista para echarse de nuevo a andar. afortunadamente divisó la taberna que buscaba al fondo de la calle.
Corrió como si huyera de un cobrador del frac con espinillas purulentas y serpientes por cabello.
Abrió la puerta de golpe, haciéndola chocar contra la pared y llenando el lugar con un fuerte PUM.
No se molesto en mirar quien había dentro, la urgencia, era la urgencia, y por mucho que debiera comprobar que el lugar era seguro, o si Drake había llegado, en su lista de prioridades destacaba solo una cosa.
- Un café doble, con mucho hielo. y dos raciones grandes de chuletas con champiñones.
golpeó la barra con la mano ante el camarero, con una sonrisa de oreja a oreja y dejó la mochila en el taburete de al lado.
hacía tres horas que había comido, pero tenía hambre, mucha, el calor siempre le abría el apetito, y arabasta era el epítome del calor.
Mientras esperaba que el camarero le sirviera, se giró y echó un vistazo, no había demasiada gente, la barra estaba vacía de clientes, aparte de ella, y las mesas a la vista estaban prácticamente vacías, divisó un par de mesas más, que quedaban ocultas en los rincones y se preguntó si en alguna de ellas estaría quien esperaba.
el lugar estaba demasiado lleno de olores de distintos perfumes, era lo malo de aquella ciudad, los perfumes eran buenos, si, pero para su delicado olfato eran un engorro pues tapaban otros olores.
Entonces se dio cuenta de su descuido, había entrado a lo loco, sin siquiera asegurarse de que el lugar fuera seguro, por algún motivo, llevaba días sintiéndose algo paranoica. Sintiendo una presencia de alguien que la seguía a todas partes, pero que nunca podía encontrar.
Llevó la mano a su cadera, donde sujeta de la cadena de plata que siempre llevaba, estaban sus dos katanas.
Si realmente alguien la estaba siguiendo, no dudaría en cortarlo en pedacitos, no le gustaba ser violenta, pero no iba a arriesgar a su chico a un mal encuentro. No le importaba si tenia que cortar unas cuantas cabezas para ello.
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Drake volaba a toda velocidad sobre el cielo de la isla del calor, sus ojos estaban emitiendo un brillo dorado y en su rostro podía verse una sonrisa algo sádica. No llevaba su camiseta como de costumbre, dejando ver un cuerpo musculoso y exagerado, sus pectorales y abdominales eran monstruosos al igual que le grosor de sus brazos. Portaba tan solo un pantalón largo y negro, unas sandalias de madera y su cinta roja en la frente, los dientes estaban en un modo afilado y ahora observaba los edificios desde el cielo empezando a olisquear despacio. No tardó mucho en localizar el aroma que trataba de encontrar, sonrió de lado y ahora salió disparado hacia un edificio que parecía ser una pequeña taberna. Activó su haki de observación hasta localizar la presencia de la chica y acto seguido se lanzó contra el tejado de forma violenta.
Hizo pedazos el techo, aterrizando en el suelo del lugar y provocando una terrible humareda de polvo que abarcó una zona de tres metros alrededor del pequeño cráter que había hecho, aquello estaba a unos seis de la chica pues gracias al mantra supo su posición exacta. Cuando el humo del lugar se retiró, surgió el chico, disponía de una sonrisa amplía y su ojo izquierdo estaba cerrado, en este se veía una cicatriz que lo atravesaba de forma superficial, una herida de hacia años. La terrible fuerza de la bestia era legendaria y podía cargarse un barco con una mano si hacía falta, ahora se quedó mirando a todos a su alrededor con calma y tranquilidad. Muchas de aquellas personas no se atrevían a moverse, de repente un tipo que parecía tener algunas copas de más, pareció picarse bastante y sacó una especie de sable. Acto seguido corrió a por el castaño lanzándole un tajo y tratando de cortarle la cabeza.
Drake se quedó quieto y miró solamente a su chica, sonriéndole de forma amable y sin moverse del sitio, de repente la afilada hoja tocó con fuerza el cuello del lobo. El acero se partió en pedazos cuando eso ocurrió, se pudo ver como el cuello del chico estaba imbuido en un color negro metálico, su haki armadura era impresionante. Usó su mano derecha para estirarla hacia aquel tipo y con el dedo meñique le dio un simple golpecito, mandándolo a volar unos cuatro metros y estampándolo con una de aquellas mesas. La verdad es que últimamente su fuerza era más que exagerada, ahora se fijó en que el pobre camarero estaba escondido detrás de la barra con miedo, en ese momento el castaño soltó un suspiro para después alzar la voz en un tono calmado. Debía dejar claro una cosa para que nadie se preocupara en aquel lugar.
- Guardaespaldas del Shichibukai Lord Derian Markov. Soy Drake el lobo, todo el mundo calmado, él pagará los desperfectos.
Ahora clavó su mirada en su chica, se empezó a acercar a ella con tranquilidad y sonriendo de lado, de repente se vio rodeado por una muchedumbre de gente de todas las edades, niños, mujeres, hombres, ancianos. Todo el mundo gritaba mientras le estiraban papeles con lápices y cosas por el estilo, además gritaban cosas como “Es Drake el rockero” y cosas así, el pobre lobo notó como una gotita de sudor la caía por la cabeza. No entendía nada y encima no sabía escribir ni leer, no entendía que haces con aquello, de modo que ahora estiró la mano hacia arriba llamando a la pantera.
- ¡Cielo ayúdame!
Hizo pedazos el techo, aterrizando en el suelo del lugar y provocando una terrible humareda de polvo que abarcó una zona de tres metros alrededor del pequeño cráter que había hecho, aquello estaba a unos seis de la chica pues gracias al mantra supo su posición exacta. Cuando el humo del lugar se retiró, surgió el chico, disponía de una sonrisa amplía y su ojo izquierdo estaba cerrado, en este se veía una cicatriz que lo atravesaba de forma superficial, una herida de hacia años. La terrible fuerza de la bestia era legendaria y podía cargarse un barco con una mano si hacía falta, ahora se quedó mirando a todos a su alrededor con calma y tranquilidad. Muchas de aquellas personas no se atrevían a moverse, de repente un tipo que parecía tener algunas copas de más, pareció picarse bastante y sacó una especie de sable. Acto seguido corrió a por el castaño lanzándole un tajo y tratando de cortarle la cabeza.
Drake se quedó quieto y miró solamente a su chica, sonriéndole de forma amable y sin moverse del sitio, de repente la afilada hoja tocó con fuerza el cuello del lobo. El acero se partió en pedazos cuando eso ocurrió, se pudo ver como el cuello del chico estaba imbuido en un color negro metálico, su haki armadura era impresionante. Usó su mano derecha para estirarla hacia aquel tipo y con el dedo meñique le dio un simple golpecito, mandándolo a volar unos cuatro metros y estampándolo con una de aquellas mesas. La verdad es que últimamente su fuerza era más que exagerada, ahora se fijó en que el pobre camarero estaba escondido detrás de la barra con miedo, en ese momento el castaño soltó un suspiro para después alzar la voz en un tono calmado. Debía dejar claro una cosa para que nadie se preocupara en aquel lugar.
- Guardaespaldas del Shichibukai Lord Derian Markov. Soy Drake el lobo, todo el mundo calmado, él pagará los desperfectos.
Ahora clavó su mirada en su chica, se empezó a acercar a ella con tranquilidad y sonriendo de lado, de repente se vio rodeado por una muchedumbre de gente de todas las edades, niños, mujeres, hombres, ancianos. Todo el mundo gritaba mientras le estiraban papeles con lápices y cosas por el estilo, además gritaban cosas como “Es Drake el rockero” y cosas así, el pobre lobo notó como una gotita de sudor la caía por la cabeza. No entendía nada y encima no sabía escribir ni leer, no entendía que haces con aquello, de modo que ahora estiró la mano hacia arriba llamando a la pantera.
- ¡Cielo ayúdame!
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Minathy estaba entretenida rebuscando entre la gente, asegurándose de que no hubiera ningún peligro real.
De pronto sin más sonó un fuerte estruendo al mismo tiempo que trozos del techo caían al suelo, levantando una gran polvareda a pocos metros de ella.
Agitó la mano para dispersar el polvo tosiendo ligeramente. una figura emergió entre el polvo y no necesitó que terminara de dispersarse para reconocer el contorno de su lobo.
Rodó los ojos negando con la cabeza, con expresión resignada. Ese tontorrón nunca cambiaría, la discreción no era lo suyo.
Vio como un borracho se acercaba a él, desenvainando un sable y sin pensarlo, por acto reflejo, desenvainó la katana de su cadera derecha. No es como si creyera que aquello dañaría a Drake, pero le era imposible ver una amenaza hacia el lobo y no hacer nada.
Iba a levantarse cuando el sable rebotó en el cuello del castaño y este, con una sonrisa, golpeó al borracho con su meñique, lanzándolo a saber a donde.
- Tsk.. chulito.
Sonrió de forma condescendiente y le miró fijamente, viendo como le sonreía y avanzaba hacia ella con porte chulesco. Paseó la vista por el torso desnudo hasta la cinturilla del pantalón y sintió que le picaban las manos por pasarlas por esos músculos perfectos cubiertos de piel morena y sabrosa.
Mmmm seguía teniendo hambre, pero ya no quería chuletas, ahora le apetecía una ración de lobo blanco.
Bajó de un saltito del taburete, estaba deseando abrazar a su chico y a punto estaba de saltarle encima desde varios metros de distancia cuando vio como los pocos clientes que había se levantaron corriendo después de que Drake se ocupara de identificarse y asegurar que los daños serían pagados por su jefe.
Derian no podía estar muy contento con la manía de Drake de destrozar cosas en vez de abrir puertas.
Sonrió de medio lado cuando los pocos clientes que había en la taberna se levantaron chismorreando, acercándose, gritando y pidiendo autógrafos, como si tuvieran un radar, más personas comenzaron a entrar por la puerta, gritando, la voz corrió y en dos minutos la taberna estaba llena de gente pidiendo un autógrafo de Drake el rockero.
Estaba conteniendo una risa cuando vio la mano de su chico y le escucho gritarle por ayuda. Negó con la cabeza, cruzándose de brazos, no pensaba mover un dedo, eso le pasaba por ir llamando la atención, si entrara por la puerta discretamente, como todo el mundo, no tendria que aguantarse a los fans.
Se apoyó en la barra, disfrutando del espectáculo y echando mano al gran baso de café con hielo que le tendió por fin el camarero. Estaba disfrutando de la refrescante bebida cuando vio como varias de las mujeres entre la multitud trataban de llegar desesperadamente a primera linea, con los escotes estirados, gritando que les firmara el pecho.
Normalmente, se abría levantado tranquilamente, se abría abierto camino y abría sacado a Drake de ahí sin más, pero por algún motivo, sintió la sangre hervir. Sus ojos cambiaron de color por si mismos, pasando de un hermoso tono verde claro o un intenso dorado.
Se movió más rápido de lo que habría pretendido, llegando a la multitud y colocó sus manos en los hombros de dos de las locas que pretendían pasarse de listas con su hombre.
- Tenéis tres segundos para largaros...o lo único que firmará sera vuestro corazón cuando os lo saque del pecho.
Las dos chicas vieron incredulas, como la joven morena les sonreia dulcemente mientras decia aquello, enseñando unos colmillos desarrollados y afilados. algo a su alrededor gritaba peligro y pareció que no eran las únicas en notarlo, por que la multitud se fue moviendo, alejandose de la morena poco a poco, dejandole el camino al cantante libre.
Minathy fulminó a las lagartas con la mirada y con unos pocos pasos más se pegó a su lobo como una lapa, abrazandolo por el cuello y dandole un beso en los labios.
Se giró a la multitud, sin cambiar sus ojos aún y con los colmillas sobresaliendo de forma amenazante.
- El es mío
De pronto sin más sonó un fuerte estruendo al mismo tiempo que trozos del techo caían al suelo, levantando una gran polvareda a pocos metros de ella.
Agitó la mano para dispersar el polvo tosiendo ligeramente. una figura emergió entre el polvo y no necesitó que terminara de dispersarse para reconocer el contorno de su lobo.
Rodó los ojos negando con la cabeza, con expresión resignada. Ese tontorrón nunca cambiaría, la discreción no era lo suyo.
Vio como un borracho se acercaba a él, desenvainando un sable y sin pensarlo, por acto reflejo, desenvainó la katana de su cadera derecha. No es como si creyera que aquello dañaría a Drake, pero le era imposible ver una amenaza hacia el lobo y no hacer nada.
Iba a levantarse cuando el sable rebotó en el cuello del castaño y este, con una sonrisa, golpeó al borracho con su meñique, lanzándolo a saber a donde.
- Tsk.. chulito.
Sonrió de forma condescendiente y le miró fijamente, viendo como le sonreía y avanzaba hacia ella con porte chulesco. Paseó la vista por el torso desnudo hasta la cinturilla del pantalón y sintió que le picaban las manos por pasarlas por esos músculos perfectos cubiertos de piel morena y sabrosa.
Mmmm seguía teniendo hambre, pero ya no quería chuletas, ahora le apetecía una ración de lobo blanco.
Bajó de un saltito del taburete, estaba deseando abrazar a su chico y a punto estaba de saltarle encima desde varios metros de distancia cuando vio como los pocos clientes que había se levantaron corriendo después de que Drake se ocupara de identificarse y asegurar que los daños serían pagados por su jefe.
Derian no podía estar muy contento con la manía de Drake de destrozar cosas en vez de abrir puertas.
Sonrió de medio lado cuando los pocos clientes que había en la taberna se levantaron chismorreando, acercándose, gritando y pidiendo autógrafos, como si tuvieran un radar, más personas comenzaron a entrar por la puerta, gritando, la voz corrió y en dos minutos la taberna estaba llena de gente pidiendo un autógrafo de Drake el rockero.
Estaba conteniendo una risa cuando vio la mano de su chico y le escucho gritarle por ayuda. Negó con la cabeza, cruzándose de brazos, no pensaba mover un dedo, eso le pasaba por ir llamando la atención, si entrara por la puerta discretamente, como todo el mundo, no tendria que aguantarse a los fans.
Se apoyó en la barra, disfrutando del espectáculo y echando mano al gran baso de café con hielo que le tendió por fin el camarero. Estaba disfrutando de la refrescante bebida cuando vio como varias de las mujeres entre la multitud trataban de llegar desesperadamente a primera linea, con los escotes estirados, gritando que les firmara el pecho.
Normalmente, se abría levantado tranquilamente, se abría abierto camino y abría sacado a Drake de ahí sin más, pero por algún motivo, sintió la sangre hervir. Sus ojos cambiaron de color por si mismos, pasando de un hermoso tono verde claro o un intenso dorado.
Se movió más rápido de lo que habría pretendido, llegando a la multitud y colocó sus manos en los hombros de dos de las locas que pretendían pasarse de listas con su hombre.
- Tenéis tres segundos para largaros...o lo único que firmará sera vuestro corazón cuando os lo saque del pecho.
Las dos chicas vieron incredulas, como la joven morena les sonreia dulcemente mientras decia aquello, enseñando unos colmillos desarrollados y afilados. algo a su alrededor gritaba peligro y pareció que no eran las únicas en notarlo, por que la multitud se fue moviendo, alejandose de la morena poco a poco, dejandole el camino al cantante libre.
Minathy fulminó a las lagartas con la mirada y con unos pocos pasos más se pegó a su lobo como una lapa, abrazandolo por el cuello y dandole un beso en los labios.
Se giró a la multitud, sin cambiar sus ojos aún y con los colmillas sobresaliendo de forma amenazante.
- El es mío
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El pobre lobo continuaba siendo acosado por la multitud mientras soltaba un suspiro algo cansado. Encima le habían tocado las típicas chicas que deseaban firmas en los senos. El luchador veía aquello una estupidez a decir verdad pero no podía cambiar la forma de ser de la gente. Poco a poco empezó a cambiar sus ojos a un tono dorado pues se estaba preparando para alejar a todo el mundo de un rugido si hacía falta. Además gracias a su tono alto de cantante quizás reventaba algunos cristales para darle más temor al asunto. No era bueno hacer ese tipo de cosas pero cuando se metían en medio de su objetivo y no se apartaban no quedaba otro remedio. El lobo estaba a punto de pegar el enorme rugido cuando de repente sintió como unos labios se pegaban a los suyos.
Aquel delicioso tacto y el dulce olor solo podían ser de su chica. De modo que ahora clavó sus ojos en ella mientras la tomaba de la cintura. Además notó como le abrazaba por el cuello. Si pretendía que la violara ahí en mitad solo debía decirlo. Después notó como ella se giró diciendo que era suyo, cosa que le provocó una pequeña risa y terminó de entenderlo todo. – Hehehehe no se preocupen caballeros. Ya nos vamos. – El castaño usó su mano derecha para elevar a su chica hasta su hombro y sentarla en él con toda la confianza del mundo. A continuación empezó a levitar hasta salir por el agujero que había formado en el techo para entrar. Cuando estuvo fuera sonrió de forma amable y la cogió en brazos mientras empezaba a volar por los cielos. No tardó en sentir aquel horrible calor debido a la isla en la que estaban.
Ahora continuó volando hasta que aterrizó debajo de un puente dónde había un rio. En uno de los lados había mucha sombra y casi no paseaba gente. Se sentó dejándola a ella ahora en el suelo y pegó su espalda a la pared mientras clavaba sus ahora verdosos ojos en ella. – Recuerda que no puedes matar a nadie, cariño. Si viera tu cabeza en un cartel de se busca no tardaría mucho en erradicar a los cazadores del planeta. – Lo más gracioso es que no solo lo decía de boquilla. El cabrón tenía el poder necesario para reventar los gremios que hiciera falta. No iba a dejar que nadie se acercase a su mujer y menos con intenciones asesinas. Aunque si aquello pasaba tan solo debía de amenazar de muerte al gobierno. Ella nunca había visto a Drake usar su potencial, el chico podía reventar una isla fácilmente pero tan solo se había visto obligado a hacerlo en una ocasión contra unos payasos de Jaya. Menos mal que Nat estuvo por allí.
Aquel delicioso tacto y el dulce olor solo podían ser de su chica. De modo que ahora clavó sus ojos en ella mientras la tomaba de la cintura. Además notó como le abrazaba por el cuello. Si pretendía que la violara ahí en mitad solo debía decirlo. Después notó como ella se giró diciendo que era suyo, cosa que le provocó una pequeña risa y terminó de entenderlo todo. – Hehehehe no se preocupen caballeros. Ya nos vamos. – El castaño usó su mano derecha para elevar a su chica hasta su hombro y sentarla en él con toda la confianza del mundo. A continuación empezó a levitar hasta salir por el agujero que había formado en el techo para entrar. Cuando estuvo fuera sonrió de forma amable y la cogió en brazos mientras empezaba a volar por los cielos. No tardó en sentir aquel horrible calor debido a la isla en la que estaban.
Ahora continuó volando hasta que aterrizó debajo de un puente dónde había un rio. En uno de los lados había mucha sombra y casi no paseaba gente. Se sentó dejándola a ella ahora en el suelo y pegó su espalda a la pared mientras clavaba sus ahora verdosos ojos en ella. – Recuerda que no puedes matar a nadie, cariño. Si viera tu cabeza en un cartel de se busca no tardaría mucho en erradicar a los cazadores del planeta. – Lo más gracioso es que no solo lo decía de boquilla. El cabrón tenía el poder necesario para reventar los gremios que hiciera falta. No iba a dejar que nadie se acercase a su mujer y menos con intenciones asesinas. Aunque si aquello pasaba tan solo debía de amenazar de muerte al gobierno. Ella nunca había visto a Drake usar su potencial, el chico podía reventar una isla fácilmente pero tan solo se había visto obligado a hacerlo en una ocasión contra unos payasos de Jaya. Menos mal que Nat estuvo por allí.
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Minathy sintió como la levantaban del suelo mientras fulminaba a esas mujeres de mala vida con la mirada y en apenas unos instantes sintio el calor agobiante de nuevo y el aire caliente azotarle el pelo.
¿ Estaban volando ? no sabía si quería reír de emoción o arrancarle la cabeza a su chico por levantarle los pies del suelo a esas alturas.
En cuanto volvió a tener sus pies en el suelo y Drake se sentó en una sombra debajo de un puente ella lo miró con las manos en las caderas y dándole una mirada de "estoy enfadada y lo sabes"
- Me importa un pepino de mar tener mi cabeza en un cartel, nadie juega con mis juguetes sin mi permiso y menos con mi marido, ahora levanta el culo de ahí y saludame como es debido o te daré una patada en el culo tan fuerte que notarás mi pie en tu intestino delgado una semana.
Estaba de mal humor por algún motivo, para empezar volvía a hacer un calor insoportable a pesas de estar bajo la sombra, había esperado el encuentro con Drake con ilusión y aun así no había recibido ni un buenos días, por culpa de una zorras con las hormonas alteradas y por si fuera poco ¡Drake se la había llevado del local sin darle tiempo de tomarse su fresquito y necesitado café!! ni hablar de su comida.
Si no fuera por que había extrañado a su lobo como al infierno, ahora mismo le daría un porrazo por sacarle su comida de las manos.
Por su fuera poco su mochila había quedado en la barra, y solo podía dar gracias de que sus armas las llebaba encima o también habrían quedado tiradas en la taberna. Miró a Drake a medio comino entre furiosa e iracunda.
- Espero por tu bien que lleves comida encima, por que mi estomago esta gruñendo, así que o me das de comer o te morderé a ti.
Le señaló con un dedo, completamente segura de lo que decía, no es que fuera caníbal, y realmente tenia hambre, pero un bocadito de Drake nunca estaba de más.
Por norma general no se lo pensaría en saltarle encima, pero tenía demasiado calor y sobretodo demasiada hambre para pensar en violarse al chico. Primero necesitaba reponer sus energías ya después le daría un repaso general a su marido.
¿ Estaban volando ? no sabía si quería reír de emoción o arrancarle la cabeza a su chico por levantarle los pies del suelo a esas alturas.
En cuanto volvió a tener sus pies en el suelo y Drake se sentó en una sombra debajo de un puente ella lo miró con las manos en las caderas y dándole una mirada de "estoy enfadada y lo sabes"
- Me importa un pepino de mar tener mi cabeza en un cartel, nadie juega con mis juguetes sin mi permiso y menos con mi marido, ahora levanta el culo de ahí y saludame como es debido o te daré una patada en el culo tan fuerte que notarás mi pie en tu intestino delgado una semana.
Estaba de mal humor por algún motivo, para empezar volvía a hacer un calor insoportable a pesas de estar bajo la sombra, había esperado el encuentro con Drake con ilusión y aun así no había recibido ni un buenos días, por culpa de una zorras con las hormonas alteradas y por si fuera poco ¡Drake se la había llevado del local sin darle tiempo de tomarse su fresquito y necesitado café!! ni hablar de su comida.
Si no fuera por que había extrañado a su lobo como al infierno, ahora mismo le daría un porrazo por sacarle su comida de las manos.
Por su fuera poco su mochila había quedado en la barra, y solo podía dar gracias de que sus armas las llebaba encima o también habrían quedado tiradas en la taberna. Miró a Drake a medio comino entre furiosa e iracunda.
- Espero por tu bien que lleves comida encima, por que mi estomago esta gruñendo, así que o me das de comer o te morderé a ti.
Le señaló con un dedo, completamente segura de lo que decía, no es que fuera caníbal, y realmente tenia hambre, pero un bocadito de Drake nunca estaba de más.
Por norma general no se lo pensaría en saltarle encima, pero tenía demasiado calor y sobretodo demasiada hambre para pensar en violarse al chico. Primero necesitaba reponer sus energías ya después le daría un repaso general a su marido.
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