Steve
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Akuma no mi
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Límite de tiempo : Sin fecha límite.
Escenario : Karakura, la isla posee una gran variedad de vegetación rodeando al centro de la ciudad, dónde se ubica la única ciudad de la isla en la cima de una gran montaña que sirve de protección a la ciudad. La vegetación más destacable de la isla es la medicinal.
Turnos :
- Número aleatorio (1,2) : 2
2 - Empieza Erik.
Condiciones :
-Combate sin nomenclaturas. (Vamos a probar jejeje)
-Sin muertes ni amputaciones.
-Saltos de turno cada 32 horas.
-Isla... Random!
-Si gano será mi amigo y si no pues... ¡También!
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Lo primero que notó al despertar fue un desagradable dolor de cabeza, tan fuerte que casi le hacía desear sufrir de nuevo las heridas que le habían causado en la guerra si con ello lograba librarse de él. Lo segundo, un insoportable calor en la cabeza. Lo tercero, al abrir los ojos, una luz cegadora que le hizo cubrirse la cara. No estaba en sus mejores momentos. Notaba el estómago revuelto, y se tambaleó al levantarse. Estaba rodeado por árboles, en un claro en mitad de un bosque. El calor se debía a un rayo de sol que se colaba entre las ramas y le había estado dando justo en la cara. No llevaba su equipo de combate consigo, tan sólo su fiel escopeta y por ropa una chaqueta de cuero, una camiseta negra manchada de vómito, unas botas resistentes de punta de acero, vaqueros ajustados y un cinturón de pinchos con una calavera.
- Me cago en... ¿qué narices me habré bebido ayer?
Avanzó hasta un árbol, tambaleándose, y se paró unos instantes a esperar a que se le pasara el mareo. Respiró profundamente varias veces, notando una vena palpitando con fuerza en su cabeza. En cuanto se recuperó lo suficiente, comenzó a avanzar por el bosque. No reconocía el lugar, pero en aquel momento le daba igual. Necesitaba agua. Sería el mejor remedio contra la resaca. No tardó en escuchar el ruido de una corriente, y se dirigió hacia el lugar tan rápido como se lo permitió su maltratado cuerpo. Era un pequeño río, casi un arroyo, de aguas limpias. Se dejó caer de rodillas en la orilla y comenzó a beber grandes tragos, juntando sus manos a modo de recipiente. Entonces miró su reflejo. Tenía un aspecto un poco lamentable. Tenía una barba de tres días descuidada y desigual, consecuencia de no haberse afeitado con la frecuencia adecuada últimamente. No podía distinguirlo bien en el reflejo, pero estaba casi seguro de que tenía los ojos enrojecidos. Con un taco y un suspiro, se sentó y se dejó estar en el sitio un rato.
Erik era un hombre muy alto (de más de dos metros), fuerte de cuerpo y con una larga e imponente melena castaña que le llegaba casi hasta las piernas. Era bastante conocido en muchos sitios que había visitado como un juerguista de primera y un liante. Sin embargo, era aun más famoso por su cargo como comandante de la Armada Revolucionaria. Muchos de los que habían oído hablar de él se cuestionaban cómo semejante macarra había llegado tan alto en la jerarquía revolucionaria, pero lo cierto era que el joven rockero se había ganado una recompensa de 150.000.000 por su cabeza por su participación en la Gran Guerra de Mariejoa. Era un rival a tener en cuenta... más aun porque aun no había mostrado en público sus auténticos poderes.
- Me cago en... ¿qué narices me habré bebido ayer?
Avanzó hasta un árbol, tambaleándose, y se paró unos instantes a esperar a que se le pasara el mareo. Respiró profundamente varias veces, notando una vena palpitando con fuerza en su cabeza. En cuanto se recuperó lo suficiente, comenzó a avanzar por el bosque. No reconocía el lugar, pero en aquel momento le daba igual. Necesitaba agua. Sería el mejor remedio contra la resaca. No tardó en escuchar el ruido de una corriente, y se dirigió hacia el lugar tan rápido como se lo permitió su maltratado cuerpo. Era un pequeño río, casi un arroyo, de aguas limpias. Se dejó caer de rodillas en la orilla y comenzó a beber grandes tragos, juntando sus manos a modo de recipiente. Entonces miró su reflejo. Tenía un aspecto un poco lamentable. Tenía una barba de tres días descuidada y desigual, consecuencia de no haberse afeitado con la frecuencia adecuada últimamente. No podía distinguirlo bien en el reflejo, pero estaba casi seguro de que tenía los ojos enrojecidos. Con un taco y un suspiro, se sentó y se dejó estar en el sitio un rato.
Erik era un hombre muy alto (de más de dos metros), fuerte de cuerpo y con una larga e imponente melena castaña que le llegaba casi hasta las piernas. Era bastante conocido en muchos sitios que había visitado como un juerguista de primera y un liante. Sin embargo, era aun más famoso por su cargo como comandante de la Armada Revolucionaria. Muchos de los que habían oído hablar de él se cuestionaban cómo semejante macarra había llegado tan alto en la jerarquía revolucionaria, pero lo cierto era que el joven rockero se había ganado una recompensa de 150.000.000 por su cabeza por su participación en la Gran Guerra de Mariejoa. Era un rival a tener en cuenta... más aun porque aun no había mostrado en público sus auténticos poderes.
Alwyn
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Akuma no mi
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Llevaba varios meses siguiendo la pista de revolucionarios que habían participado en el asalto a tierra santa, pero siempre se escapaban antes de que llegáramos. Aquella situación era muy frustrante, necesitaba capturar a aquellos hombres para ascender y ser reconocida, destacar por encima de aquella chusma. Empecé a sospechar que debían tener algún tipo de espía entre nosotros, así que mataría dos pájaros de un tiro, nunca mejor dicho. Salí a reunir información sobre un revolucionario de 150.000.000 millones, que nos habían dicho que estaba cerca. Al parecer aquel hombre había estado en la ciudad, y se pasó bastante con la bebida. Eso era malo podía estar en cualquier lugar. Regresé a la base provisional y les conté que nos sacaba una noche de ventaja, pues se había marchado ya en barco. Yo me quedare por si me entero de algo más poderos mandar más información con Arimisa. Aquello era normal era la única con alguna capacidad de espía en toda la tropa, servía más aquí que allí.
Una vez todos se hubieron marchado le enseñe la foto a Arimisa, no salía muy favorecido aquel tipo en la foto pero daba igual seria mío. La ordene buscarlo por el lado norte de la isla, yo iría hacia el sur. Pase a mi forma completa pues es ms rápida que la hibrida que todavía me cuesta controlar. Comencé a sobrevolar toda la zona a baja altura, aquel hombre debía estar en alguna parte durmiendo, seguramente. Me encontré a varios hombres que encajaban desde lejos en borrachera nocturna, pero ninguno resulto ser el premio que buscaba. Pasaron varias horas de búsqueda cuando volvió Arimisa, parece que al fin algo de suerte. Volvimos a la ciudad y recogí lo que había dejado allí, no pensaba volver por la ciudad si podía con el hombre capturado. Me despedí del tabernero diciendo que no había encontrado nada y que me marchaba ya de la isla, toda precaución en aquel momento era poca. Volvimos a partir, esta vez guiada por la lechuza, que me llevó hasta un arroyo. Una vez allí, antes de delatar mi presencia mande a Arimisa a la ciudad por si aparecía el tipo por allí.
Me lance hacia el arroyo remontándolo en la dirección que había seguido con Arimisa esperando encontrar a mi presa. Volaba bajo y con el mantra activado para intentar no pasar nada por alto. Le daría la oportunidad de rendirse, sería lo mejor para todos.
Una vez todos se hubieron marchado le enseñe la foto a Arimisa, no salía muy favorecido aquel tipo en la foto pero daba igual seria mío. La ordene buscarlo por el lado norte de la isla, yo iría hacia el sur. Pase a mi forma completa pues es ms rápida que la hibrida que todavía me cuesta controlar. Comencé a sobrevolar toda la zona a baja altura, aquel hombre debía estar en alguna parte durmiendo, seguramente. Me encontré a varios hombres que encajaban desde lejos en borrachera nocturna, pero ninguno resulto ser el premio que buscaba. Pasaron varias horas de búsqueda cuando volvió Arimisa, parece que al fin algo de suerte. Volvimos a la ciudad y recogí lo que había dejado allí, no pensaba volver por la ciudad si podía con el hombre capturado. Me despedí del tabernero diciendo que no había encontrado nada y que me marchaba ya de la isla, toda precaución en aquel momento era poca. Volvimos a partir, esta vez guiada por la lechuza, que me llevó hasta un arroyo. Una vez allí, antes de delatar mi presencia mande a Arimisa a la ciudad por si aparecía el tipo por allí.
Me lance hacia el arroyo remontándolo en la dirección que había seguido con Arimisa esperando encontrar a mi presa. Volaba bajo y con el mantra activado para intentar no pasar nada por alto. Le daría la oportunidad de rendirse, sería lo mejor para todos.
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Erik bostezó y se levantó. Ahora le tocaba buscar algo de comer. Se rebuscó en los bolsillos de la chaqueta de cuero hasta encontrar una barra de chocolate. Con una sonrisa golosa, retiró el envoltorio y comenzó a devorar el dulce a grandes bocados. Al poco rato de tragarlo, se arrepintió al notar un fuerte retortijón de estómago. Se llevó las manos a la barriga y soltó un leve quejido. "Eso no ha sido buena idea..." Bebió un trago más de agua para tratar de calmar sus tripas y se tumbó en el suelo, con la espalda contra un árbol y la escopeta (que hasta entonces había llevado colgada del hombro) a su lado. Descansar era mejor idea para su estado actual. Dio un bostezo, y pensó en lo que podría pasar si alguien le atacaba en aquel estado. "Estaría en problemas, pero sigo siendo un logia, y tengo mi escopeta conmigo. Creo que me las podré apañar." Últimamente estaba siendo muy descuidado para ser un revolucionario con cargo elevado y semejante recompensa... estaba demasiado acostumbrado al anonimato.
- Tal vez debería empezar a andarme con más ojo. No me apetecería acabar en New Impel Down. El viejo Wist se descuido y acabó muerto...
Su expresión, hasta el momento calmada, se volvió triste y melancólica. Wisteria... lo echaba mucho de menos. En la batalla de Mariejoa los habían asignado a escuadrones diferentes, y el de su compañero había sufrido un trágico final. El oficial al mando había sido arrestado y había escapado a duras penas, pero la mayoría habían muerto. Su amigo había sido una de las víctimas. Todo por culpa de un puto agente del Cipher Pol infiltrado... enfurecido, dio un puñetazo contra el suelo. Si descubría quién era ese desgraciado, se encargaría de hacérselo pagar. Wisteria había sido su mejor amigo, y el único que había tenido en la Revolución. No era un mal hombre, y no se merecía lo que le había pasado.
En todo caso, tenía que evitar que le pasara lo mismo. Wisteria no hubiese querido que hubiese acabado muerto por un descuido tonto como aquel. Su compañero había tenido una muerte heroica enfrentándose al Gobierno Mundial... debería estarse preparando para vengarlo, no saliendo de fiesta y bebiendo hasta caer inconsciente. Tanto alcohol... ¿cuándo se había vuelto así? Siempre le había gustado beber, pero con control. A lo mejor alguna vez se le había ido de las manos. ¿Pero beber hasta caer inconsciente noche sí y noche también? Él no era así. Hizo memoria... La única vez que había estado así fue al volver a su isla natal y encontrarse con que su padrastro estaba intentando obligarle a dejar su vocación de mecánico. Su madre apoyó la decisión del hombre, y el tener a su familia en su contra y apoyando a aquel tipo lo había sacado de quicio. Había pasado semanas bebiendo sin control antes de tomar la resolución de enfrentarse a su padrastro y dejarle las cosas claras antes de abandonar su casa para siempre. Alzó una mano y la apretó. En su palma comenzó a concentrar sal y a darle forma de munición. Si le atacaban, estaría preparado.
- Tal vez debería empezar a andarme con más ojo. No me apetecería acabar en New Impel Down. El viejo Wist se descuido y acabó muerto...
Su expresión, hasta el momento calmada, se volvió triste y melancólica. Wisteria... lo echaba mucho de menos. En la batalla de Mariejoa los habían asignado a escuadrones diferentes, y el de su compañero había sufrido un trágico final. El oficial al mando había sido arrestado y había escapado a duras penas, pero la mayoría habían muerto. Su amigo había sido una de las víctimas. Todo por culpa de un puto agente del Cipher Pol infiltrado... enfurecido, dio un puñetazo contra el suelo. Si descubría quién era ese desgraciado, se encargaría de hacérselo pagar. Wisteria había sido su mejor amigo, y el único que había tenido en la Revolución. No era un mal hombre, y no se merecía lo que le había pasado.
En todo caso, tenía que evitar que le pasara lo mismo. Wisteria no hubiese querido que hubiese acabado muerto por un descuido tonto como aquel. Su compañero había tenido una muerte heroica enfrentándose al Gobierno Mundial... debería estarse preparando para vengarlo, no saliendo de fiesta y bebiendo hasta caer inconsciente. Tanto alcohol... ¿cuándo se había vuelto así? Siempre le había gustado beber, pero con control. A lo mejor alguna vez se le había ido de las manos. ¿Pero beber hasta caer inconsciente noche sí y noche también? Él no era así. Hizo memoria... La única vez que había estado así fue al volver a su isla natal y encontrarse con que su padrastro estaba intentando obligarle a dejar su vocación de mecánico. Su madre apoyó la decisión del hombre, y el tener a su familia en su contra y apoyando a aquel tipo lo había sacado de quicio. Había pasado semanas bebiendo sin control antes de tomar la resolución de enfrentarse a su padrastro y dejarle las cosas claras antes de abandonar su casa para siempre. Alzó una mano y la apretó. En su palma comenzó a concentrar sal y a darle forma de munición. Si le atacaban, estaría preparado.
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Seguí el cauce del rio, y al fin encontré a mi presa. Sentado contra un árbol parecía ensimismado, y de la mano le salía algo. Me fije más atentamente y parecía que era sal, así que era un usuario como yo, aquello se volvía más interesante. Hice otro par de pasadas volando y acabe en una rama a distancia de tiro de mis pistolas de aquel hombre. Después de un salto baje al suelo y tome mi forma normal.
-Buenos días, por favor, entréguese sin oponerse. – y sien esperar una respuesta. – será lo mejor para los dos, yo no me cansare y tu terminaras mal, no tengo intención de llevarlo muerto.
La elección del sitio no había sido al azar, en las dos pasadas que hice como búho me había fijado en la disposición de los árboles, las rocas, el arroyo. Todo lo que pudiera servirme y darme ventajas gracias a mis habilidades. Desde esta zona estaba el rio en medio, para un usuario cuerpo a cuerpo sería más complicado cruzar, si cruzaba las rocas lo ralentizarían. Si era combatiente a distancia, aquí podría usar el Kami-e sin chocarme con nada. Y si las cosas se ponían feas tenía el bosque detrás, confiaba en mi velocidad, mi sigilo y que podría echar a volar. Me prepare para empezar aquel combate, active los hakis, y relaje cuerpo y mente, para usar mejor el kami-e. Tenía la esperanza de aquel individuo no se rindiera y poder al fin tener un combate de verdad
-Buenos días, por favor, entréguese sin oponerse. – y sien esperar una respuesta. – será lo mejor para los dos, yo no me cansare y tu terminaras mal, no tengo intención de llevarlo muerto.
La elección del sitio no había sido al azar, en las dos pasadas que hice como búho me había fijado en la disposición de los árboles, las rocas, el arroyo. Todo lo que pudiera servirme y darme ventajas gracias a mis habilidades. Desde esta zona estaba el rio en medio, para un usuario cuerpo a cuerpo sería más complicado cruzar, si cruzaba las rocas lo ralentizarían. Si era combatiente a distancia, aquí podría usar el Kami-e sin chocarme con nada. Y si las cosas se ponían feas tenía el bosque detrás, confiaba en mi velocidad, mi sigilo y que podría echar a volar. Me prepare para empezar aquel combate, active los hakis, y relaje cuerpo y mente, para usar mejor el kami-e. Tenía la esperanza de aquel individuo no se rindiera y poder al fin tener un combate de verdad
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