Fan vs. Señor de la caza II

Por el golpe que había recibido durante el combate contra aquél personaje tuve que quedarme más días de lo previsto en aquella isla. Tuve la suerte de que abundaban las plantas medicinales y que los chamanes de la isla no tenían nada en contra mía. Tres día después de aquella fugaz batalla, decidí que era el momento de partir hacia Water Seven de nuevo. Tomé mi espada, me puse el traje, ajusté la corbata y me coloqué los guantes. – Vaya con ese cabrón. Estaba furioso, desde luego, había sido humillado con facilidad y además había recibido un golpe en la cabeza… todo por un simple golpe en la frente con el dedo anular. Nunca se sabía que tipo de poderes tenía la gente.

Mi rumbo me mantenía en aquella isla tan monótoma. Aun no había encontrado a la persona que necesitaba encontrar y debía de seguir buscando sin fin. Realmente ya me encontraba cansado de mirar por todos los lados y no me quedaba mucho más por descubrir... Así que proseguió su rumbo una vez más hacia el puerto para ir a otro lugar. No sabía dónde iría la próxima vez, y quedaba en duda. Ya decidiría su próximo destino viendo a quién podría cazar por la diversidad de islas que había. Suspiró y se encaminó para subir al barco. Reconoció a una persona ahí, el chaval del otro día. Una pequeña carcajada salió de entre sus labios y se dirigió hacia el chico. "Hola. ¿Qué tal estás?" dijo sin intentar no caer una vez más en una cadena de risas sin cesar.

Caminaba tranquilamente, en silencio, contemplando el basto cielo cuando de pronto escuché a alguien a mis espaldas. Me di la vuelta, enarcando una ceja cuando reparé en quién era. – Cabrón… Gruñí. Se trataba del mismo chaval de la otra vez, sí, el que me había pegado. ¿Intentaría atacarle de nuevo? Desde luego, era una persona muy orgullosa y no dejaría que nadie machacara mi orgullo. Desenvainé rápidamente y el movimiento generó una onda de viento comprimida que avanzaba hasta el rival a una gran velocidad. Había una considerable distancia entre ambos, lo que le daba mucho margen de acción. – Lamentarás lo de la otra vez. Tras el corte, cargué contra él con la espada por delante de mí.

El chaval volvió a lanzarse contra mí, esta vez generando una onda para atacarme. "Un ataque tópico y predecible" dije sin ni siquiera preocuparme de la advertencia del ataque me había dado el mantra. Levanté el brazo dracónico y lo imbuí en haki de armadura, desviando la onda con la misma mano. Mientras hacía eso cargaba contra mí a la misma vez, cosa que predije de la misma forma. Levanté la pierna derecha, la dracónica, y la espada rebotó contra ella. Le intenté agarrar del pecho mientras se abalanzaba hacia delante y esta vez soltarle un puñetazo dirigido hacia las costillas con algo de fuerza. Si mi ataque le impactaba, seguramente se las quebraría o rompería y eso sería la justificación perfecta para evitar que atacara de estas formas contra él. "Ay que ver. Qué pesado con atacarme, tío." le dije mientras me quitaba restos de arena que había levantado el mismo impacto.

Me lo imaginaba. El rival desvió con extrema facilidad mi ataque. Estabamos a años luz en términos de poder, pero me era inevitable poder atacarle. Además, la espada había rebotado en su pierna como si fuera una espada de plástico y no una de hierro. Gruñí cuando me alzó con una mano. – Serás cabrón… Le escupí a la cara. Entonces, como si de un castigo se tratara, me propinó un fuerte golpe en las costillas que me hizo vomitar sangre. No caí inconsciente pero sí estaba muy adolorido como para hacer otro movimiento. Solté mi espada que cayó al suelo y con mis últimos esfuerzos miré al rival. – Recuerda… esta cara… bien… nos volveremos… a ver…

El chico caía inconsciente esta vez. Tal vez me había pasado, pero mi paciencia llegaba a rozar límites muy altos. Era un chico testarudo, y a pesar de ver la diferencia de poder tan enorme en la que nos encontrábamos, seguía atacándome. ¿Quería suicidarse y que otro lo matara? No. Buscaba alguien más fuerte que él. Pero yo no podía ser su oponente ni mucho menos, él se merecería una persona de su mismo poder para disfrutar un buen combate. Suspiré algo agobiado y encaminé mi rumbo hacia el puerto para dirigirme a algún otro lado al azar, tal vez donde me llevase el barco en aquellos momentos. Sin dudas, era un chico interesante y fácil de observar desde lejos. "Si realmente nos encontramos, espero que puedas hacerme un rasguño." murmuré mientras me apoyaba en la baranda del barco y miraba hacia el cielo.