Steve
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Akuma no mi
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Que agradable sabor el que tienen las mañanas ¿no te parece? Mas… no recuerdas que tu cama fuera tan dura, y ¿desde cuando podías ver el cielo desde tu habitación? Tras un rato puedes notar que esa no es tu cama, ni tu cuarto y ¿qué coño es eso que parece ir a cuatro patas? Tras ponerte las gafas puedes responder a la última pregunta, era un árbol, pero no a las dos primeras. No recuerdas nada de cómo has conseguido llegar a aquella isla, si hacía unas horas tú estabas durmiendo en otra bastante diferente.
Al levantarte, te fijas que estas en una playa, una playa de arenas blancas que parecía extenderse como un camino hacía el horizonte, sin cesar en este nunca. Hacía un lado el mar, que acariciaba la orilla con cada ola. En el otro lado, un enorme, frondoso y vivo bosque, que parecía rezumar vida, aunque estos eran pequeños animales. Entre los matorrales, se podía ver algo extraño, un brillo, posiblemente porque un rayo de sol incidía en él y te daba directamente a las retinas. Podrías mirar que es. O también podrías quedarte durmiendo en esta apacible playa.
Al levantarte, te fijas que estas en una playa, una playa de arenas blancas que parecía extenderse como un camino hacía el horizonte, sin cesar en este nunca. Hacía un lado el mar, que acariciaba la orilla con cada ola. En el otro lado, un enorme, frondoso y vivo bosque, que parecía rezumar vida, aunque estos eran pequeños animales. Entre los matorrales, se podía ver algo extraño, un brillo, posiblemente porque un rayo de sol incidía en él y te daba directamente a las retinas. Podrías mirar que es. O también podrías quedarte durmiendo en esta apacible playa.
[Off-rol: Sukiya es un vagabundo, hace tiempo que no tiene casa (lo digo por la cama, que tampoco tiene ahora)]
Me desperté... con buen cuerpo pero con mal sabor de boca. Era cómo si hubiese estado bebiendo toda la noche y tuviese la boca seca, como cuando te despiertas con resaca. O eso me parecía, porque nunca había bebido, esa referencia lo había sacado de mi padre. Al abrir la boca salió bastante arena de ella.
- ¡¡Tju, tju!! - tosí, y pensé por qué demonios tendría arena en la boca si debajo del puente donde vivíamos había hierba y algunas piedras, nada de arena.
Al abrir los ojos y echar un vistazo alrededor, vi que no reconocía el paraje. Un bosque, una playa y el mar. Al incorporarme y frotarme los ojos para despejar la vista vi algo que se movía en el bosque, algún animal, pero claro, sin gafas no podía ver los detalles del bosque. Cuando me los puse, vi que aquel "animal" en realidad era un árbol que caminaba a cuatro patas. Nunca había visto una cosa como esa...
¿¡Dónde demonios me encontraba!?
Me alejé un poco del bosque y cogiendo un poco de agua del mar, aunque estaba salada, no era para beber, sino para enjuagarme y quitarme toda la arena que tenía en la boca. Me dejó un sabor muy salado pero era mucho mejor que la sensación anterior. Fue entonces cuando me fijé de nuevo dónde estaba.
Frente a mí, veía una jungla con una impresionante variedad de plantas y árboles, todo con un increíble color verde que hacía que tu mirada se quedara observando aquel precioso color. Animales pequeños que no me causarían problemas y debajo de mí, hacia los dos lados, una playa de arena blanca que se alargaba hasta que la vista no alcanzaba.
Me di cuenta de que estaba sólo. Siempre había estado con mi padre durante estos tres últimos años, aunque nos separábamos para obtener alimentos o dinero. Me enseñó a no entrar en pánico si no sabía qué y cómo hacer. Aspiré hondo y no dejé que mis emociones me confundieran. Estaba sólo. Mi primer objetivo tendría que ser encontrar una fuente fiable de agua ya que por el mar no tenía pinta de que pasaran muchos barcos, quizás había algún pueblo después del bosque. Cuando encontrara un poco de agua y comida buscaría a mi padre y si no lo encontraba, buscaría una forma de salir de la isla y llegar de nuevo a Towerbridge, a nuestro hogar.
Mientras pensaba en todo eso vi un destello proveniente del bosque, exactamente cerca de la playa entre unos matorrales. No sabía qué podría aguardar aquel bosque, pero de todas maneras tenía que adentrarme, por lo que poco a poco, me acerqué a donde estaba el destello para asegurarme qué lo producía.
Me desperté... con buen cuerpo pero con mal sabor de boca. Era cómo si hubiese estado bebiendo toda la noche y tuviese la boca seca, como cuando te despiertas con resaca. O eso me parecía, porque nunca había bebido, esa referencia lo había sacado de mi padre. Al abrir la boca salió bastante arena de ella.
- ¡¡Tju, tju!! - tosí, y pensé por qué demonios tendría arena en la boca si debajo del puente donde vivíamos había hierba y algunas piedras, nada de arena.
Al abrir los ojos y echar un vistazo alrededor, vi que no reconocía el paraje. Un bosque, una playa y el mar. Al incorporarme y frotarme los ojos para despejar la vista vi algo que se movía en el bosque, algún animal, pero claro, sin gafas no podía ver los detalles del bosque. Cuando me los puse, vi que aquel "animal" en realidad era un árbol que caminaba a cuatro patas. Nunca había visto una cosa como esa...
¿¡Dónde demonios me encontraba!?
Me alejé un poco del bosque y cogiendo un poco de agua del mar, aunque estaba salada, no era para beber, sino para enjuagarme y quitarme toda la arena que tenía en la boca. Me dejó un sabor muy salado pero era mucho mejor que la sensación anterior. Fue entonces cuando me fijé de nuevo dónde estaba.
Frente a mí, veía una jungla con una impresionante variedad de plantas y árboles, todo con un increíble color verde que hacía que tu mirada se quedara observando aquel precioso color. Animales pequeños que no me causarían problemas y debajo de mí, hacia los dos lados, una playa de arena blanca que se alargaba hasta que la vista no alcanzaba.
Me di cuenta de que estaba sólo. Siempre había estado con mi padre durante estos tres últimos años, aunque nos separábamos para obtener alimentos o dinero. Me enseñó a no entrar en pánico si no sabía qué y cómo hacer. Aspiré hondo y no dejé que mis emociones me confundieran. Estaba sólo. Mi primer objetivo tendría que ser encontrar una fuente fiable de agua ya que por el mar no tenía pinta de que pasaran muchos barcos, quizás había algún pueblo después del bosque. Cuando encontrara un poco de agua y comida buscaría a mi padre y si no lo encontraba, buscaría una forma de salir de la isla y llegar de nuevo a Towerbridge, a nuestro hogar.
Mientras pensaba en todo eso vi un destello proveniente del bosque, exactamente cerca de la playa entre unos matorrales. No sabía qué podría aguardar aquel bosque, pero de todas maneras tenía que adentrarme, por lo que poco a poco, me acerqué a donde estaba el destello para asegurarme qué lo producía.
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Lo que refulge con refractando la luz del sol es una espada tirada en el suelo, aunque no una espada común, porque te das cuenta de que es la que te regalo tu padre. Además de la funda, la espada esta manchada con sangre, y hay muchísima más dispersa por el suelo.
Deberías cogerla, al oír un grito agónico en la lejanía, que parece provenir de una persona desde el centro de la isla, entrando en el bosque. Puedes intuir la zona de la que proviene, pues una gran bandada de pájaros huye volando desde ahí.
Deberías cogerla, al oír un grito agónico en la lejanía, que parece provenir de una persona desde el centro de la isla, entrando en el bosque. Puedes intuir la zona de la que proviene, pues una gran bandada de pájaros huye volando desde ahí.
- ¿Una... una espada? - me dije a mi mismo al ver aquella arma tras el arbusto. En seguida me di cuenta de que era la de mi padre y la cogí sin pensármelo -. La espada de mi padre... ¿manchado de sangre...?
Me temí lo peor. Al parecer no estaba solo en aquella isla verdosa, sino que mi padre seguramente no andaría muy lejos. No pude evitarlo. Esa vez, las enseñanzas de mi padre no fueron suficiente. Mi preocupación iba en aumento, ¿sería aquella sangre de mi padre? No podía ser... no... ya perdí a mi madre... no podía perder a mi padre también.
Ni de broma.
Con una mano en la vaina de la katana y la otra en el mango, empecé a correr tan rápido como podía hacia el lugar donde había oído un enorme grito. Soy de los que les gusta andar, caminar tranquilos, sin nada de prisas. Odio correr. Pero si corriendo podía saber qué estaba sucediendo ese fatídico día, correría como un demonio vigilando el suelo para no tropezarme con ninguna rama y mirando hacia delante para no comerme ningún árbol en el camino.
El objetivo era claro, atravesar el bosque y llegar hacia donde provenía el grito, desde donde salieron decenas de pájaros volando.
- ¡¡¡PADREE!!!
Me temí lo peor. Al parecer no estaba solo en aquella isla verdosa, sino que mi padre seguramente no andaría muy lejos. No pude evitarlo. Esa vez, las enseñanzas de mi padre no fueron suficiente. Mi preocupación iba en aumento, ¿sería aquella sangre de mi padre? No podía ser... no... ya perdí a mi madre... no podía perder a mi padre también.
Ni de broma.
Con una mano en la vaina de la katana y la otra en el mango, empecé a correr tan rápido como podía hacia el lugar donde había oído un enorme grito. Soy de los que les gusta andar, caminar tranquilos, sin nada de prisas. Odio correr. Pero si corriendo podía saber qué estaba sucediendo ese fatídico día, correría como un demonio vigilando el suelo para no tropezarme con ninguna rama y mirando hacia delante para no comerme ningún árbol en el camino.
El objetivo era claro, atravesar el bosque y llegar hacia donde provenía el grito, desde donde salieron decenas de pájaros volando.
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Llegas al centro de la isla, un pequeño claro con un lago, desde el que se alza imponente una enorme figura pétrea, una estatua. Un cuerpo humano, que yace sin vida en el suelo, y una gran parte del cuerpo llena de cortes, en especial los de la cara, que hacen irreconocible a la víctima, y el torso, que esta tan destrozado que se pueden ver sus entrañas. Un tigre ronda el cuerpo, parece hambriento y no ha terminado de comer, no creo que le guste que le interrumpan.
Desde tu posición te puedes fijar en que la figura, de aspecto humano aunque mucho mayor en complexión y altura, además de tener un solo ojo, el cual parece brillar de forma extraña. Además de eso a tu vista está el rastro seguido por el humano antes de morir, un camino justo contrario al que tu seguiste, el cual no tiene ni una traza de sangre, solo huellas, ramas rotas y unas tiras de ropa, que se habrían roto, posiblemente al estar huyendo del tigre que lo había asesinado.
Deberías investigar qué es lo que ha pasado, esperar a que el tigre, que aún no se ha percatado de tu presencia, a pesar del grito, se vaya o eliminarlo, si lo quieres intentar.
Desde tu posición te puedes fijar en que la figura, de aspecto humano aunque mucho mayor en complexión y altura, además de tener un solo ojo, el cual parece brillar de forma extraña. Además de eso a tu vista está el rastro seguido por el humano antes de morir, un camino justo contrario al que tu seguiste, el cual no tiene ni una traza de sangre, solo huellas, ramas rotas y unas tiras de ropa, que se habrían roto, posiblemente al estar huyendo del tigre que lo había asesinado.
Deberías investigar qué es lo que ha pasado, esperar a que el tigre, que aún no se ha percatado de tu presencia, a pesar del grito, se vaya o eliminarlo, si lo quieres intentar.
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