Shiori vs. Shun: El primer encuentro.

Era una aldea pequeña, y como tal, solía recibir pocos viajeros. Es por eso que el viejo dueño del puesto de ramen se sorprendió cuando de buena mañana, un extranjero se sentó a la barra. El local era el típico abierto a la calle, sin paredes, así que lo vio venir desde lejos. Un hombre con aspecto de samurai, vestido con un kimono azul con un símbolo romboidal compuesto por cuatro rombos blancos más pequeños. Llevaba una katana y una wakizashi al obi, y su hakama era azul oscuro. Llevaba un kasa a la cabeza. Se acercó al hombre, con lo que el anciano pudo apreciar que el samurai llevaba gafas. Este depositó unas monedas sobre la barra y dijo:

- Shio ramen, oneigaishimasu, ojisan.

El anciano le sonrió y le hizo una inclinación de cabeza. Había pedido el ramen más sencillo y suave por una cuestión práctica: no era sabio entrenar con el estómago lleno. Estaba en el sur de Wano pasando unos días para tomarse unas pequeñas vacaciones y meditar sobre unas preocupantes noticias que le había llegado de un peligroso criminal, un jefe bandido que quería su cabeza. Al parecer un comerciante corrupto al que había dado una lección tenía alguna clase de cómplice, y ese tipo pretendía vengar a su camarada. Se le acumulaban las tareas. Derrotar al bandido, acabar con una banda de ronins por encargo de un señor feudal... sólo faltaría que el comerciante se escapara de prisión y tuviera que capturarlo de nuevo.

- Itadakimasu - murmuró, juntando las manos frente al tazón de ramen, antes de empezar a comer.

El viaje del joven ronin le había conducido hasta una aldea a las afueras de Wano. Tras llegar por el camino principal, su estómago rugió, indicándole que era hora de ingerir alimentos. Le apetecía comer algo de ramen ya que llevaba semanas sin hacerlo; las ganas, eran enormes. Entre varias preguntas, le lograron guiar hacia un pequeño establecimiento donde según la gente del pueblo tenía calidad. El ramen de calidad era algo que le agradaba a Shiori, como a cualquiera. Una vez llegó pudo fijarse en que era abierto al público y no tenía paredes, cosa la cual era de agradecer. El ramen estaba caliente y hacía un calor impresionante en aquel día. No llevaba la camiseta de abajo, solo portaba el chaleco azabache y su vestimenta normal, con sus pantalones holgados y sus chanclas de madera. La katana y el bokken permanecían en el cordón de cáñamo de su cintura. Se protegía del sol con su kasa y la coleta que portaba, le impedía acalorarse más. Aprovechó para sentarse al lado de un samurái, sin mirarlo. Golpeó dos veces la mesa para llamar la atención del cocinero y le habló una vez vino.

-Rāmen no bōru, shite kudasai. -Exclamó dedicándole una vaga sonrisa al cocinero.

Una vez el bol se encontraba enfrente de él, separó los palillos e hizo una reverencia agradeciendo la comida. Estaba muy caliente, pero tenía un paladar resistente y no le importaba demasiado. Lo que le preocupaba era el calor que tenía encima. Una vez se lo comió, se levantó sacando el monedero de un bolsillo de su chaleco y agitándolo para comprobar cuánto dinero había. El otro samurái seguía comiendo, y la curiosidad provocó a que mirase hacia su cara. Y eso hizo, poniendo una cara despectiva hacia él.

Spoiler:

¿Ese no era Shun, el samurái tan famoso de Wano? El samurái... que tenía la Kaze Kaze no Mi. Frunció el entrecejo y agarró el mango del bokken de forma lenta. Lograba divisarse de que era de madera, pero eso le importaba bien poco. Bajó su kasa y se dirigió hacia él. No podía reprimir su ira en aquel momento, estaba muy enfadado y necesitaba desahogarse. Iba en contra de su personalidad ser tan promiscuo, pero tenía la venganza justo delante suyo y necesitaba cumplirla.

-¡Tú mataste a mi Shogun! Yo, Shiori Raiko, hijo de este, ¡te desafío para restaurar mi honor! -Gritó mientras miraba mal hacia el samurái.

Llevaba ya un rato comiendo, cuando llegó otro hombre. Este tenía más pinta de ronin que samurai, pero el aspecto no era la mejor manera de juzgar a un hombre. El mismo Shun solía procurar a pesar de ser ronin mantenerse presentable, y no aparentar ser un espadachín vagabundo. Aunque en ocasiones era un poco complicado. Continuó tomando su ramen, y acabó con los fideos. Cogió el tazón y se puso a beber la sopa, aprovechando hasta la última gota. Y al bajar el recipiente se encontró de frente con el rostro del otro espadachín, que lo miraba con ira. Sus palabras, rabiosas, lo desconcertaron. ¿Su Shogun? ¿Hijo? Tardó un momento en poner sus pensamientos en orden. El Shogun tenía una salud perfecta, y no tenía ninguna noticia de que hubiese muerto. Más aun, él nunca había cometido un acto tal como el asesinato de un señor feudal.

- No se de qué me hablas - dijo Shun, desviando la mirada y posando el tazón en la barra - Te aconsejo que vuelvas por donde has venido y no vuelvas a acusarme de cosas que no he hecho, o entonces me veré obligado a defender mi honor de tus calumnias.

Tras sus últimas palabras volvió a mirarle a los ojos, con fiereza. Su mirada contenía una amenaza latente, pretendiendo intimidarlo y que lo dejase tranquilo. Entonces se levantó con un gesto aparentemente calmado, pero en guardia ante un posible ataque del otro tipo. Se colocó bien el kasa y salió del puesto, alejándose por la calle principal. No pintaba nada en aquel pueblo, así que se iría a la espesura a meditar.

- Yo un asesino... - murmuró, meneando suavemente la cabeza.

Las palabras de la persona que tenían delante solo confundían al joven Shiori. Llevaba unos meses huérfano, y sin nadie a quien acudir. Su estatus social había descendido al de un ronin, y delante tenía a la persona que había buscado por ese tiempo. "¿Poseerá la Kaze Kaze?" Se preguntó dudoso de lo que le había comunicado Shun. Le dedicó una mirada terrorífica, la cual provocó que sus manos comenzaran a temblar. Pero estaba entrenado para ignorar el terror, a pesar de que su enemigo pudiera ser más fuerte. No le quedaba mucho más que perder y su honor era lo más importante en el bushido que practicaba. Sacó el bokken y apuntó hacia el asesino de su padre. Lo primero, era comprobar si realmente era usuario de la tan famosa logia. Pasó el bokken por la tierra y levantó una pequeña capa de esta.

Tras eso, se abalanzó hacia delante intentando pegar un tajo en diagonal, partiendo desde el hombro del ronin hasta su cadera. Había sido un movimiento ágil por su parte, sacrificando fuerza en el tajo para otorgar una mayor velocidad. Simplemente necesitaba notificar si poseía aquella fruta del diablo. Eso le haría cambiar de opinión y ser más atento a sus palabras. Era promiscuo e inapropiado atacar de aquella forma, y tal vez el ronin que tenía enfrente se vengaría derramando su sangre. Pero era su honor, algo que nadie podía tocar. Estaba enseñado así, al fin y al cabo.

-¡Han matado al Shogun y destruido el palacio! Hace un mes. La noticia no ha salido fuera porque no les interesa a los que manejan el ámbito social en Wano. Está siendo gobernada por otra persona. Tú ya mantuviste un ataque contra él a órdenes de tu Daimyo, y los rumores de que posees la Kaze Kaze, fruta la cual poseía mi padre...- Le dijo, dando dos pasos rápidos hacia atrás y llevando la mano a la empuñadura de la katana para usar su full counter si contraatacaba. Solo tenía que fijarse bien en sus rasgos faciales. Era parecido a su padre.