Crisis en Johota: El ataque de los tritones [Pasado][Privado][Maximilian - Heaten]

Las campanas del puerto comercial de Índigo resonaban una y otra vez, la gente corría en distintas direcciones y dos grandes buques de la marina se apresuraban a preparar su armamento para un posible combate. Las carretas de la gente salían en dirección oeste en dirección a la ciudad Celeste y algunos grupos de marines apresuraban a la gente para que se refugie en lugares seguros y algunos otros se ofrecían de voluntarios para luchar. Yo estaba en el techo de una casa de aproximadamente 3 niveles observando todo lo que pasaba. Comía tranquilamente unos pastelillos que había comprado momentos antes de que el caos se apoderara de la ciudad debido a la aparición a la distancia de la silueta de un barco pero no era cualquier barco. Era un barco pirata y apenas se podía distinguir su bandera a lo lejos. La neblina era espesa en esa mañana y poco se podía distinguir a la distancia. Los marines aun seguían preparándose cuando un fuerte cañonazo se oyó desde algún lugar y una explosión sacudió uno de los buques. La proa se estaba quemando y los soldados gritaban aterrorizados por haber sido sorprendidos tan repentinamente.
 
“Esto pinta mal” – pensé mientras le daba un mordisco a un panecillo con azúcar en polvo en su cubierta.
 
A una poca distancia ya se encontraban tres barcos piratas cada uno con una bandera con el mismo simbolo. Un calamar dibujado con una espada cruzada en posición horizontal. Aquello solo me hizo pensar en una cosa. Tritones y era obvio que en cualquier lugar podrian atacar ya que despues de la guerra en la ciudad sagrada de los nobles, ellos habian demostrado su poder ellos al ser parte importante para destruir al gobierno mundial.
 

Barco Tritón:

“Ahora si que esto se va a poner feo, solo esperó que los marines hagan algo”
 
Las balas de 6 caños lanzados simultaneamente terminaron con la posible defensa de barcos que contaba el puerto, hundiendo así a los dos buques y obligando a los soldados a retroceder. Los sobrevivientes de ambos buques llegaban nadando desesperadamente hasta el muelle y corrian para ponerse a buen reacudo. Las tropas volvian a formarse al mando de sus lideres y trataban de darse animos pero era inminente la desventaja de los defensores.
 
“Mal momento para llegar aqui y ponerme a desayunar”

Apenas habían pasado unos minutos desde que la primera bala del enemigo golpeó uno de los buques de la marina, por suerte no el mío, ya que fui enviada como refuerzo a causa de los amenazantes movimientos que las bandas de los tritones, seres de los que no había tenido noticia sobre su existencia hasta entonces.

Sin embargo, la esperada misión y el inminente ataque hacia esa pequeña ciudad, que habían puesto mis deseos de torturar a estos peculiares seres a flor de piel, parecía no ir según lo que yo esperaba. El teniente que estaba al mando de mí escuadrón había decidido que una novata como yo solo estorbaría en medio de la batalla, por lo que me envío a ayudar a evacuar a los ciudadanos.

Tras "acabar" el trabajo, aunque más bien me había escaqueado en mitad de este, comencé un relajado paseo por las calles en llamas, buscando un lugar donde observar el espectáculo a gusto. Momento en el que me encontré a cierto hombre subido en el rejado de un edificio que parecía perfecto para mis propósitos.

Tardé un poco en subir, ya que cuatro pisos no se suben de un salto, pero llegue justo a tiempo de observar los "fuegos artificiales" en los que se habían convertido los barcos. -Woooow, les están dando una paliza.- Exclame mirando todo desde al lado del hombre que apenas debía de haber notado mí presencia. "Eso les pasa por no dejarme luchar." Pensé.

Aún estaba comiendo uno de los panecillos que había comprado cuando una figura femenina apareció a lado con cierta rapidez y para aparentar que no la había visto seguí mirando al frente. Dijo algo con lo que estuve totalmente de acuerdo, estaban dándole una paliza a los marines. Los grupos ya formados disparaban sus rifles a los tripulantes de los barcos pero no le daban a ninguno. Los tres barcos tritones se quedaron quietos por un segundo y un silencio inmenso cubrió toda la costa de la isla. Cogí otro panecillo y esta vez tenía una crema amarillenta de un olor extremadamente agradable. Le di una mordida y retoce de alegría por tanto delicioso bocado. La chica estaba a mi lado parecía estar callada de la misma manera que toda la isla cuando de pronto el agua cerca al puerto comenzó a burbujear intensamente.

-Ya vienen – dije mientras miraba en la bolsa de papel donde antes habían estado mis panecillos

No quedaba ninguno y justo cuando volví la mirada uno a uno los tritones fueron emergiendo del agua para lanzarse a atacar a los marines que ya se habían formado en grupos listo para aguantar la embestida. Eran como los recordaba, de piel colorida, ropas veraniegas mojadas y con armas potentes que podrían partir a la mitad a cualquier hombre. La batalla fue breve, los tritones salida por toda la línea del muelle y llegaban corriendo también por las playas aledañas. Las casas comenzaron a arder una por una y los marines rompieron líneas para correr a la ciudad en busca de refugio. Algunos entraban a casas deshabitadas en ese momento y seguidos por los tritones, solo para ser masacrados allí y que sus gritos de dolor cesaran cuando aquellos seres marinos hubieran acabado su tarea.

-Enserio, esto va ir muy mal

Aun en la mitad de la ciudad los marines que estaban encargados de sacar a los pobladores corrían de un lado a otro, apresurando a las personas para que corrieran más rápido. Las pequeñas defensas de los marines se desplomo en un instante y en menos de 15 minutos todo el puerto era suyo. Algo llamó mi atención y fue el punto de inicio para que decidiera cobrar mi venganza con ellos por haber partido a la mitad a una de mis katanas. Un tritón gordo y de piel rojiza con un hocico largo arrastraba con la mano derecha a una pequeña niña. La tenia sujeta del cabello y la niña tenía los ojos cerrados con heridas en los brazos por su horrible trato.

Me puse en pie y saltando a una casa de nivel más bajo para luego colgar de una saliente de otra que aún estaba más bajo. El tritón estaba justo en la calle que daba al edificio donde estaba y me fue fácil girar en el aire para caer de pie frente a él.

-Suéltala – dije mientras lo observaba con una mirada fría y penetrante

El tritón rio maliciosamente para luego coger a la niña del cuello y lanzarla contra mí. La niña se estrelló contra mi pecho y pode cogerla con mis brazos. El gigantón corrió a toda velocidad contra mí pero justo cuando iba a alcanzarme, di un paso a la izquierda y el tritón pasó de largo, deteniéndose bruscamente pero fue tarde para ya que mi espada le dibujo un profundo corte en la espalda de donde brotó pronto su sangre roja. El tritón cayó hacia adelante pesadamente y no se volvió a mover. La niña que estaba en mis brazos abrió los ojos y me miró casi llorando.

-Cálmate, todo estará bien – le dije sonriendo para tranquilizarla

Era una niña adorable, su cabello era color escarlata y tenía un vestido marrón con un pequeño suéter de lana de color negro que en ese momento estaba sucio. Su cara estaba con manchas de tierra y sus brazos llenos de heridas.

Me quede mirando todo con imperceptible sonrisa. "A Kuro-san le encantaría ver esto." Pensé mientras ojeaba la situación. Podía sentir lastima por alguno de sus compañeros, los cuales se habían vuelto un poco cercanos a ella, pero se le pasaba enseguida. "No es mi problema." Pensaba, aunque sabía que pronto esa situación acabaría afectándome, sin contar el echo de que ser la única superviviente de toda la flota aquí presente sería algo sospechoso.

-Esto va a ir muy mal, sí.- Dije casi como respuesta al comentario de aquel hombre que pretendía fingir no verme. El cual me sorprendió al lanzarse contra uno de los monstruosos hombre-pez que estaba atacando a una niña, la cual me trajo recuerdos. -Piko...- Murmure mientras fruncía el ceño. Ese maldito recuerdo iba a molestarla lo que quedaba de vida. -Tsk....¿Por qué tengo que hacerles yo el trabajo a esos inútiles?-Masculló mientras desenvainaba su Katana y se lanzaba hacia donde se encontraba el hombre que acababa de salvar a la niña.

Al caer, golpeó con la pierna la cara de otro de los tritones, el cual estaba a punto de atacar por la espalda al que acaba de salvar a la pequeña y la sostenla en brazos entonces.

-No pienses que trato de ayudaros, solo quiero verles sufrir de dolor.- Dije como escusa aunque sin esperar que le respondiera nada, antes de dirigirme hacia el ser que estaba frente a ella.

-¿Me mostrarías tú dolor?- Pregunté antes de lanzarse hacia él corriendo, agachándose cuando estaba a punto de alcanzarle, ya que intentaba agarrarme con sus enormes manos, y cortando sus piernas. "Es una pena que no podamos divertirnos más." Pensé al recordar que había una niña pequeña viendo todo. Lo siguiente fue atravesar su cuello con la afilada hoja de mí espada.

La chica parecía saber luchar, ya que derrotó fácilmente a algunos tritones que habían aparecido para ayudar a su primer compañero caído. Su espada cortó sus cuerpos con gran rapidez y me salvo de un gran apuro. Justo cuando iba darle las gracias unos gritos provenientes desde el otro lado de la calle hicieron que mirase hacia allá. Cuatro personas corrían hacia nosotros con rostros de desesperación. Tres mujeres y un hombre de cabello corto y alto aparecieron frente a nosotros.

-Vayámonos de… - la mujer se detuvo por un instante y fue en ese momento cuando vio los cuerpos de los tritones sin vida.

Lanzó un pequeño grito y las otras mujeres la siguieron. El hombre con un rostro desencajado me miró y luego a la chica que estaba a mi lado. Me acerqué a él y le entregué a la niña no sin antes decirle que se la llevara para que la atendiera y curaran sus heridas. Justo en el momento en que iba a marcharse, pude oír algunas voces que gritaban. Me giré y vi que una gran polvareda se acercaba rápidamente hacia nosotros.

-Váyanse ahora – dije mientras advertía la presencia de una gran cantidad de tritones acercándose a gran velocidad hacia donde estábamos

La mujer y el hombre que ahora tenía en brazos a la niña no lo dudaron dos veces y se marcharon corriendo, mientras que yo apartaba parte de mi gabardina para desenvainar nuevamente mi espada la cual había guardado ya hace algunos momentos. La sacudí en un corte fino en el aire e hizo un sonido agudo. Miré a la chica y dije:

-Soy Maximilian por cierto, si muero al menos podrás escribir eso en mi lapida. He visto que eres buena con la espada, muestra que tienes – dije mientras le sonreía a la chica

Suspiré y mi cuerpo se tranquilizó. Los tritones llegaron y tres de ellos se lanzaron a toda carrera al verme con la espada desenvainada.

“Si trato de detenerlos mi espada se partirá a la mitad, lo único que puedo hacer esquivarlos” – pensé mientras veía sus ataques dirigirse a mí

El primero descendió a gran velocidad su hacha y la enterró en el suelo de tierra luego de que la esquivara moviéndome a la izquierda, el segundo y el tercero trataron de acabar con sus espadas la cuales llegaron de ambos lado (izquierda y derecha). Me agaché para esquivar sus ataques y rápidamente contraataque con corte en diagonal a los dos últimos tritones que había tratado de matarme. El otro tritón no advirtió mi veloz movimiento y le atravesé el hombre derecho con mi espada para luego lanzarle una patada en la cara la cual lo hizo retroceder un poco pero me dio suficiente tiempo como para cortar su pecho.

El hombre se presentó en medio de la confusión como "Maximillian" Un nombre que seguramente no recordaría al no considerarlo información necesaria. El hombre y las mujeres ya se habían marchado con la niña cosa que permitiría a la chica divertirse con toda tranquilidad en aquella actuación sobre el escenario pintado de rojo.

No se molestó ni si quiera en decirle su nombre para estar a la par, por dos razones muy simples a su opinión: En primer lugar porque no necesitaría que nadie escribiera su nombre en la tumba de las sardinas que estaba apunto de asesinar y en segundo lugar porque no tenía interés en aquella persona que, si bien parecía saber usar una espada y moverse en combate, le resultaba una persona aburrida y carente de interés. "Me resulta aburrido hasta el pensar en torturarle..." Pensó mientras observaba como el tercer monstruo caía al suelo.

Por detrás de ella otro parecía querer tomarla por sorpresa, quizá pensando en usarla de rehén, o bien por motivos que su mente infantil no comprendería."Cosas de mayores", cómo se suele decir. Sin embargo que un ser de tan grande envergadura y que caminaba con torpeza entre el estrecho callejón pretendiera tomarla por sorpresa solo hacía más evidente su estupidez.

En un rápido movimiento de su espada, sin apenas hacer más que levantar el brazo con esta en la mano y dibujar un arco por encima de su cabeza con esta, provocó que una lluvia escarlata, que provenía de la garganta del pez, la empapara por completo antes de que la criatura cayera hacia atrás.

-No esperaba que los marines fueran tan débiles como para perder contra esto...- Murmuró con una macabra sonrisa en su rostro.