Rana vs Dragón

condiciones:

vs

Turnos: Empieza el retado

Isla: Õkyū mazushī

La isla es parcialmente redonda, recubierta por sus bordes u orillas por sistemas montañosos, teniendo solamente una playa en el lado este, y un gran canal lo suficientemente ancho como para que entre un navío, en el lado oeste. La playa se pierde en la vegetación, una selva tropical, y no hay caminos establecidos para llegar a ninguna parte. Tiene zonas pantanosas y fangosas por doquier, así como nidos de alimañas y depredadores varios. En el centro de la isla, brotando de su base un manantial de agua pura que crea el canal del lado oeste, que desemboca en el mar, se alza una elevación de terreno rocoso, y sobre ella, unas ruinas de contrucciones maya, derruida en un 30%.

Tomó el agua con sus manos, que se escurría como pequeñas cascadas entre cada uno de sus dedos a medida que la acercaba a sus labios para dar un sorbo. No era un día de excesivo calor, aunque la caminata le había dejado algo cansado y había producido en él una sed insaciable. Siete u ocho fueron los tragos que dio antes de darse por satisfecho, lavándose la cara inmediatamente después para despejarse. Tras esto se separó del manantial y tomó asiento sobre una roca, algo húmeda, donde revisó sus pertenencias.

- Con esto tendré para todo el día -pensó en voz alta mientras comprobaba el estado de la comida que aún le quedaba.

¿Dónde se encontraba? Según había oído aquella isla recibía el nombre de "Õkyū mazushī". Era, para variar, una de sus pequeñas escapadas, las cuales dedicaba a entrenar o simplemente a meditar, siendo esta vez el primer caso. Llevaba bastante tiempo sin ejercitarse y comenzaba a sentirse débil, cosa que no le agradaba en nada. Debía mantener un alto nivel de poder si quería seguir considerándose digno de ser el capitán de los Red Demons. Tomó un poco de comida, una pequeña parte de un extraño animar del cual no sabría decir el nombre, pero de un sabor aceptable para haberse limitado a chamuscarlo. Definitivamente no tenía dotes de cocinero. Mientras comía echó un vistazo a la zona que rodeaba el manantial, así como a la pequeña "montaña" que se alzaba sobre este.

- Tal vez sería buena idea explorar la cima -susurró para sí mismo, terminándose el bocado.

Saltando en medio de la vegetación, se encontraba la rana. Estaba presurosa, en aquella isla habían muchos animales, que extrañamente querían comerlo. Era algo divertido para Frog, pero también cansado, así que decidió intentar buscar algún lugar seguro, en donde descansar. Hace sólo unos días había llegado a aquella isla, parecía ser tranquila, aunque se equivocó rotundamente, podía estar seguro que entrenar no sería ningún problema.

- Debo escapar de acá.- Dijo para sí, cuando empezó a escuchar los pasos de al parecer otro depredador.

La rana estaba arta de pelear, tan sólo quería meditar un rato. Y la respuesta se le apareció frente a sus ojos. Una pequeña elevación en la tierra, una montaña, sería un lugar adecuado para escapar de todos sus depredadores. Así que guardó su escudo y espada, para luego dar tremendo salto para treparse en aquella montaña. Y poco a poco intentaba subir hacia la cima de aquel lugar.

Una vez hubo terminado de comer se puso en pie, aún con la mirada fija en la cima del montículo rocoso que se alzaba sobre el manantial. "Será más rápido por el aire". Y, acto seguido, hizo brotar de su espalda dos enormes alas doradas, relucientes por el reflejo de los rayos del Sol. Tomó impulso con los pies para saltar y comenzó a batirlas, alzando el vuelo y poniéndose rumbo a la cima. No tardó mucho más de dos o tres minutos en llegar hasta el punto más alto, pudiendo observar entonces una pequeña población en ruinas, de cultura y procedencias desconocidas para él.

- Vaya... ¿Quién se habría asentado en un lugar como este? -se preguntó al tiempo que comenzaba a descender, planeando ligeramente hasta llegar al suelo.

Hizo desaparecer las alas y empezó a recorrer las ruinas, que no se encontraban en demasiado mal estado, pues aún conservaban gran cantidad de edificios casi intactos aunque recorridos por lianas y trepadoras. Se notaba que a esa altura hacía algo más de frío, aunque para él era irrelevante ya que ni siquiera lo sentía.

Frog se encontraba escalando esa pequeña montaña, le era muy difícil controlar sus pequeñas manos y piernas para subir poco a poco hacia la cima. Pero, mientras hacía eso observo en el cielo algo sorprendente, un pájaro de alas doradas atravesaba el cielo. Y descendía no muy lejos a unas ruinas, que desde ese lugar se observaban un poco. "Debo ver eso", pensó la rana, para descender al instante de la montaña. Luego de llegar a tierra firme, empezó a dar largos saltos para llegar pronto al lugar, y no perder a su "espécimen".

- Date prisa Glenn, debes ver a esa ave.- Se dijo para sí, mientras poco a poco se acercaba al lugar. Llego un par de minutos después, empezó a buscar entre las ruinas a tal pájaro. Estuvo muy atentó, y esa cosa enorme no podía haber salido volando sin que lo haya visto. Pero no encontró a nadie, a excepción de un tipo, un pelirrojo. Se acercó hacia él, esperando que el tuviera respuesta.

- Oye tú, ¿No has visto a una avecilla dorada pasar por aquí?- Le preguntó. Fue algo tonto, no paso tanto tiempo para que relacionara los hechos. Aquel pelirrojo era la ave que había visto. Sacó al instante su espada y escudo, este tipo era algo extraño, y Frog sabía que debía tener cuidado. Retrocedió varios pasos lentamente.- ¿Qué eres?- Dijo, mientras se ponía en guardia.

Siguió caminando por las ruinas tranquilamente, sin prestar demasiada atención. Lo cierto era que lo que en un principio parecía curiosidad e interés había terminado por tornarse en aburrimiento. Todo era exactamente igual. Los arquitectos de la época no fueron demasiado ingeniosos a la hora de crear aquellos edificios, y aunque el misterio le daba cierto matiz interesante, al no encontrar nada fuera de lo normal había terminado por limitarse a recorrer las calles de lo que quedaba de aquella ciudad. Pronto cambió la situación al sentir una "voz" aproximarse hacia su posición. No esperaba que hubiese alguien más en ese sitio aparte de él. Mayor fue su sorpresa al comprobar que el ser que acababa de presentarse ante él no era nada más ni nada menos que una rana. Pero no una rana cualquiera: ¡una rana parlante con armas! ¿En qué clases de sitios se metía siempre?

- ¿Un ave dorada? Creo que no -le contestó a su primera pregunta, tratando de aparentar tranquilidad. Tal vez le hubiese visto ascender la montaña, aunque juraría haberse ocultado lo suficiente. Al menos parecía haberle confundido con un ave, lo cual le daba cierta ventaja si la situación se volvía problemática. No pareció creerse sus palabras, pues rápidamente le preguntó qué era.

El pelirrojo no contestó a esa pregunta, sino que se puso en guardia al ver que el animal sacaba sus armas y adoptaba una posición defensiva. La situación estaba resultando, cuanto menos, ridícula. Por suerte nadie podría verles... O eso esperaba. Se quedó mirándola fijamente, analizándola. Su "voz" no era demasiado fuerte, así que no supondría un gran problema deshacerse de él... ¿O ella? Aún no lo tenía muy claro. Probaría con algo simple. Tal vez se asustase y saliese corriendo. Extendió los brazos en cruz al tiempo que una corriente de viento comenzó a rodearle.

- Soy el Rey del Cielo, una leyenda hecha carne. Más te vale marcharte si quieres conservar la vida -y tras esto se puso de lado a él, mirándole fijamente y extendiendo el brazo derecho al frente, lo cual provocó que una ráfaga de viento a 40 km/h se dirigiese a él. No esperaba mandarlo por los aires ni nada similar, pero su peso sería bastante pequeño y probablemente lograse empujarle un poco.

Senda del Dragón del Viento

En que problema se había metido la pequeña rana, se había topado con un mounstro... ¿O el mounstro era él?. El hecho era que estaba en problemas, si no tenía cuidado con aquel tipo podía morir fácilmente. Pero la rana, no conocía la palabra rendirse. Y era imposible ver que Frog mostrara algo de cobardía. Así de pie frente a la "ave" en forma humana, lo observaba  muy extrañado, era posible hacer cosa así. Con lo poco que conocía la rana del mundo, cada ves se sorprendía de lo que podía hallar en este. Aquel hombre respondía con una negativa a su primera pregunta, pero era un hecho que el pelirrojo era el ave dorada que había visto, no había otra explicación.

- Tú, el rey de los cielos.- Comentó mientras observaba al pelirrojo. Este realizaba algunos movimientos, y se ponía en guardia también. Una leve ráfaga de viento atravesó la piel de la rana. Al principio las sospechas eran nulas, pero cuando el pelirrojo estiró su brazo, una potente ráfaga de viento directo a la rana. Esta por instinto clavó su espada en la tierra, antes de salir disparado varios metros hacia atrás. Los efectos del viento provoco que la rana hondeara como una bandera, pero no fue lanzado hacia atrás, dado a la resistencia de sus espada.

" Que diablos fue eso", se preguntó en cuanto caía al suelo, luego cesara el viento. Pero para que un hombre lograra provocar eso, debía ser muy fuerte. Frog lo sabía, pero el no se rendiría sin intentarlo, y entonces dio un gran salto hacia el cielo, de alrededor de tres metros, para caer directo en aquel hombre, con su espada en mano. Era un ataque suicida, quizá, pero su única opción de atacar a aquel hombre.

Corte desde el aire.

Observó cómo la rana se sujetaba a su espada para no salir volando, lo cual le resultó ser una visión bastante cómica pese a no variar su expresión de indiferencia absoluta. Tras deshacer el viento se quedó mirando a su particular adversario, el cual esperaba que saliese despavorido por el terror de enfrentarse a alguien con ese tipo de habilidades. Sin embargo, en una muestra de coraje (y tal vez de estupidez), el pequeño guerrero decidió plantarle cara. Saltó una altura bastante considerable, de unos tres metros, antes de abalanzarse sobre él. Un movimiento tan audaz como descuidado, que dejó a la rana en una posición bastante arriesgada.

- Eso ha sido muy imprudente por tu parte -fue lo que dijo el pelirrojo mientras se preparaba para responder.

No tuvo que romperse mucho la cabeza ante aquella ofensiva, dedicándose únicamente a desplazarse hacia un lado para salir de la trayectoria del proyectil verde en el que se había convertido su rival, esquivándolo con aparente facilidad. Mientras pasaba a su lado trataría de sujetarle de la cabeza y estrellarle con fuerza contra el suelo, lo que de funcionar probablemente provocaría que este se agrietase y la rana se hundiese en él ligeramente. No pretendía matar, aunque esperaba que con tal golpe quedase fuera de combate. Tras esto se alejaría un poco y observaría a su rival unos segundos antes de dar media vuelta y marcharse por donde había venido.

Golpe contra el suelo

Con la mayor valentía del mundo, Frog se lanzaba hacia un rival claramente superior a él. Aunque eso poco le importaba, le causaba un poco de miedo, sentimiento que trataba de eliminar cada ves que se hacia más fuerte. Pero ahora, desde el aire la rana amenazaba con cortar al pelirrojo desde el aire, aunque la impresión de este parecía ser muy confiada. Entonces al estar separados a una distancia razonable, el pelirrojo se movía hacia un costado para evitar a la rana. Y para esta era ya imposible cambiar su trayectoria, estaba a merced de la supuesta ave dorada. Por reacción intento interponer su espada, pero fue inútil, el pelirrojo cogió la cabeza de la rana, y con una tremenda fuerza estampó a la pequeña rana con al suelo.

" ¡Oh no!", fue lo último que alcanzo a pensar antes de golpearse y perder la conciencia. Había perdido, era imposible continuar. El golpe fue extremadamente poderoso, quizá hasta fracturó parte del débil cráneo del animal. El poder del pelirrojo era inmenso comparado a la debilidad de la rana. Frog odiaba mucho más que nunca su falta de poder, ansiaba ser alguien poderoso, pero su cuerpo y las circunstancias impedían ese hecho. Algún día alcanzaría ese gran poder, nadie lo sabía. Lo único que podía hacer desde ahora, era esforzarse al máximo, para poder derrotar a personas como ese pelirrojo. Personas que amenazan con el bienestar de él y todos sus seres queridos. Frog había caído ese día, pero se levantaría, y se haría tan fuerte que nadie jamás lo trataría como un animal.

Luego el pelirrojo se alejaba del lugar, no había sido reto alguno enfrentar a la rana. Mientras la segunda, yacía en el suelo herida. A pesar de todo, el destino indicaba que la rana se levantara, no ahora, pero en algunas horas de seguro lograría recuperarse. La pelea había culminado, la conclusión fue la derrota de la rana...

Ganador akagami.

Akagami: 2000 exp
Frog: 2645 exp

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