Bya vs Hogg

condiciones:

vs

Turnos: Empieza Bya

Byakuro estaba en la cubierta del barco mercante. El patrón del navío sin duda había sido muy amable al cederle un camarote para él solo donde poder descansar, y la verdad lo agradecía. Pero tampoco pasaba mucho tiempo en aquel cuarto, sino que prefería pasear por cubierta para evitar el anquilosamiento de las piernas. En aquel momento estaba practicando algunas katas del Ryu Yoshiki, tranquilamente, con su bastón grabado. A su lado estaba la bolsa con diales y su chaqueta y su camiseta. Las profundas cicatrices con forma de cadenas que recorrían el torso del chico habían impresionado en un primer momento a la tripulación, e incluso un par de aquellos marineros habían probado a practicar el Ryu Yoshiki más básico con el cazador, que los había aceptado con una sonrisa. Pero llevaba ya cinco días en el navío, y empezaba a aburrirse. En tan solo un par de días llegaría a su destino y podría continuar con su entrenamiento.

- Bueno, creo que voy a parar por ahora... -dijo mientras bajaba el bastón y se apoyaba en el mástil de la vela mayor. Activó su haki de observación. No era por las personas del barco, sino por las malditas gaviotas. Un par de días antes, una de aquellas aves marinas había pensado que su cabeza era un buen lugar para anidar y se había intentado adueñar de su pelo. Desde entonces, no podía estar tranquilo, viendo aquellos pájaros en el cielo. El hecho de que navegaran por un mar lleno de reyes marinos no tenía nada que ver, el verdadero peligro eran aquellos pájaros blancos y negros.

Byakuro sacó un bocadillo envuelto en papel de su bolsa. Tenía mucha hambre después de haber entrenado. Estaba a punto de dar el primer mordisco a aquel delicioso pan con relleno de bacon queso y tomate, cuando un hombre gritó desde lo alto del barco:

- ¡Capitán, una embarcación se aproxima por el suroeste!
- ¿Qué clase de embarcación? -preguntó el capitán, con su mirada al frente, tratando de distinguir el bote, cosa algo difícil debido a la distancia.
- Parece un bote, señor.
- ¿Piratas? -preguntó el patrón.
- Es posible, señor, aunque lo dudo. -respondió el vigía.
- Si son piratas... -se levantó Byakuro, dejando el bocata en la bolsa- yo me encargaré de ellos. En un bote no puede ir mucha gente. -el chico sonrió con los ojos brillando por la expectación. No le vendría mal probar lo que había aprendido con su fruta.

El cazador se preparó para pelear, agarrando su bastón y observando el lugar por el que debía aproximarse el bote. Sin embargo, en su emoción había desviado su atención de las gaviotas, y una de ellas descendió sobre él tratando de asentarse en su pelo.

- ¡MALDITO PAJARRACO! ¡FUERA DE AQUÍ! -gritó el chico, haciendo aspavientos con las manos. Tras espantar al animal, volvió a fijar su atención en el bote, con el bastón en la mano derecha, apoyando su cuerpo en él, y tratando de distinguir a los hipotéticos piratas. Si de verdad eran criminales, los entregaría para ganar algo de dinero, que nunca venía mal.

De pronto Byakuro sintió algo. El barco parecía vibrar. Sí, algo estaba ocurriendo. Sin embargo la distancia aún era demasiada como para distinguir con claridad lo que estaba haciendo la gente aquel bote, por lo que un temblor no era su mayor preocupación. El cazador extendió un brazo hacia la verga del palo mayor y se columpió hacia el lugar donde estaba el vigía.

- ¿Me prestas tus prismáticos un momento? -le pidió con seriedad.
- Esto... pero... -el hombre parecía titubear.
- Solo quiero ver ese barco mejor. No tardaré nada, vigía-chan. -insistió el cazador.
- Está bien... -el hombre le cedió el prismático con una sombra de duda aún en el rostro. Byakuro le sonrió, tranquilizador.

El cazador se giró hacia el bote y observó por los prismáticos. Distinguió una única figura, sosteniendo lo que parecía ser un arma de gran calibre y... ¿disparando? Extraño, pese a la distancia, el cazador estaba seguro de que un arma tan grande debería hacer un ruido atronador. Seguramente estaría silenciada. Con la misma sonrisa, devolvió los prismáticos al vigía:

- Muy amable, gracias. -luego se volvió a balancear hasta al lado de su bolsa y siguió observando el bote, mientras trataba de pensar qué hacer. Mientras tanto, lentamente el barco se iba escorando, de forma imperceptible, hacia el lado desde el cual el hombre de la gatling disparaba, mientras decenas de pequeños agujeros daban paso al agua del mar.

Byakuro abrió los ojos exageradamente. Se giró hacia los demás y gritó:

- ¡AL SUELO! -en ese instante, parte del casco del barco explotó hacia dentro. El casco de la nave no había resistido la explosión y había cedido hacia el interior. Algunos maderos cayeron al mar, y parte del casco colapsó. El barco empezó a hacer aguas.

- ¿¡Quién de vosotros es Byakuro!? - vociferó el hombre de la gatling, que ahora llevaba un subfusil - Que de un paso al frente. ¡Los demás no os mováis!

El cazador, que había acabado tumbado en el suelo por la explosión, con las manos sobre la cabeza, se incorporó con lentitud. En sus ojos había una frialdad que pocas veces aparecía. Tan solo cuando quería matar a alguien. La última vez que había ocurrido eso, una isla había ardido. El cazador se acercó al borde de la cubierta, buscando un lugar donde protegerse en caso de que el otro disparase de nuevo o lanzase otra granada. Para ello, se colocó en una zona que aún conservaba la baranda, para poder echarse cuerpo a tierra en caso de necesidad. Su haki de visión estaba activo.

- ¿Qué quieres de mí? -preguntó, mientras sus brazos empezaban a arder con unas llamas violetas, sus flamas vitales. Sus ojos no mostraban humanidad en ese momento. Para cualquiera que lo conociera, aquello sería un evento desconocido, porque los que lo habían visto así hasta la fecha, no habían podido contarlo.

Byakuro observó al gigantón subir al barco de un salto. Era impresionante ver la agilidad que poseía para el tamaño que tenía. En el salto, el hombre hizo algo, pero el cazador no logró verlo bien. Creyó ver que el paramilitar había lanzado algo al interior del barco. De todos modos, tampoco le preocupaba en ese momento. Sus ojos estaban fijos en el hombre del fusil, que apenas tardó un instante en apuntarlo con su arma. Byakuro se preparó para pelear contra el hombre, que disparó varias ráfagas de balas.

El cuerpo del cazador fue atravesado por las balas, y de los agujero creados empezó a salir un líquido espeso y rojizo. El cazador hizo un gesto dolorido, y trató de tapar los agujeros de bala, pero había demasiados. Y entonces explotaron, llenándolo todo de aquel pegajoso líquido rojo, mientras el bastón de Byakuro caía a los pies de Hogg. El cazador había desaparecido de la cubierta del barco en un abrir y cerrar de ojos.

Los hombres del barco quedaron en silencio, asombrados ante aquel ataque silencioso y letal. El cuerpo del cazador era una sangría roja por toda la cubierta.

- Vaya... no está mal -los pegotes rojos empezaron a moverse hacia un punto bajo los pies de Hogg-. ¿Todas tus armas tienen silenciador? -una mano apareció del charco rojo bajo los pies del hombre, agarrando el bastón, que empezó a arder con aquellas llamas violetas, y realizó un rápido movimiento, imbuyéndolo en haki de armadura, para tratar de hacer caer al hombretón. Tras el ataque por sorpresa, Byakuro empezó a reconstruirse a partir de la tinta en la que su cuerpo se había convertido, alzándose al lado del tipo de gafas de sol.

Byakuro se terminó de reconstruir por completo, terminando con su cabello, que dejó de ser rojo para volver a su habitual color blanco. Miró con odio al tipo, que ahora corría a toda velocidad hacia proa. Podía ser rápido, pero no tanto como él. El cazador lanzó una cadena con la mano derecha hacia la verga del mástil y se balanceó hacia proa, persiguiendo al tipo por el aire. Cuando estuvo cerca, deshizo la cadena y agarró el bastón con ambas manos, para desatar un golpe contra la cabeza del tipo. El golpe, además de ir imbuido en haki armadura, "explotaría" liberando la energía del impacto en un radio de 1 metro, por lo que aunque no diese exactamente en el sitio que pretendía, dañaría al hombre. Viendo la granada que llevaba en la mano aquel hombre, el cazador trató de apoyar los pies en la espalda de su víctima, para con ayuda de otra cadena, impulsarse hacia atrás de nuevo y alejarse de su radio de acción.

- Lo siento, pero no pienso morir hoy.

Byakuro había retrocedido un poco, lo suficiente como para poder reaccionar al tiro de la granada. con su bastón aún agarrado en la mano derecha, hizo un movimiento de barrido, tratando de lanzar el explosivo hacia arriba. La bomba fue impactada, con lo que el palo mayor del barco reventó cuando la explosión se produjo. Esto hizo que el mástil y el velamen cayesen lateralmente, arrastrando con ellos la cadena a la que Byakuro estaba unido. Como un acto reflejo, el cazador deshizo aquella unión, pero no pudo evitar caer sobre la esquina reventada del barco, clavándose un trozo de madera en el costado. Aún no dominaba del todo la técnica de intangibilidad. Ahogó un grito de dolor al sentir el madero rasgándole la carne y se apoyó en el bastón para ponerse en pie. No podía dejar que Hogg se recuperase.

- ¡Muere! -gritó, mientras lanzaba un par de ondas cortantes con su bastón, en forma de X. Mientras tanto, corrió lo más rápido que pudo hacia su bolsa. Si aquel hombre llevaba tantas bombas encima, tenía otro recurso más que podría funcionar.

Byakuro sintió una amenaza proveniente de atrás. Cuando se giró vio cómo el enorme hombre estaba a su lado, con una granada en la mano.

- ¡Mierda! -gritó mientras trataba de volverse intangible de nuevo.

La explosión fue tan instantánea que al cazador no le dio tiempo a descomponerse en tinta. La cubierta reventó hacia el interior, que empezaba a llenarse lentamente de agua. El barco, escorado, lleno de boquetes y haciendo aguas, tenía los minutos contados. Byakuro sintió cómo caía en una pared que en su momento había sido vertical, pero que empezaba a adquirir una inclinación cada vez menor, tendiendo a la horizontalidad. No había que ser un genio para saber lo que eso significaba. El cazador sentía cómo le faltaba el aliento. Tenía el cuerpo lleno de quemaduras por aquella explosión, y le dolía todo. Sus pies estaban húmedos, indicando la proximidad del agua, si no salía de ahí pronto, estaría en problemas. A su lado, el cuerpo del gigante, con graves cortes y la cara paralizada en una mueca de rabia, descansaba inerte.

- Mierda... ¡Mierda! -masculló el cazador, mientras las cicatrices de su cuerpo empezaban a moverse, pasando por la zona del costado dañado, cerrando levemente la herida, lo suficiente como para levantarse. En su brazo hizo aparecer una guadaña, con la que cercenó la cabeza del hombre. Si aquel hombre era un pirata, no iba a quedarse sin su recompensa, eso lo tenía claro.

Tambaleándose, y apoyándose en el suelo cada vez más vertical del barco, se arrastró hasta el exterior. El caos reinaba, mientras los marineros trataban de enderezar la nave, y algunos se tiraban al agua, lo que en aquel mar era un verdadero suicidio. Tras recoger su bolsa, el cazador saltó, pero no al agua, sino al bote del hombre, en el que ya había tres marineros. Con una voz serena les dijo:

- Lo siento por el barco... -el cazador señaló el barco en el que había llegado el otro tipo, a lo lejos-. Tal vez aquel navío os valga para seguir navegando.

Pues gana Bya.

2030 de EXP y la cabeza de ese tío. Si la entregas ya sabes, vuelves a tu antiguo puesto.

Hoja actualizada (con 1000 PX más por ser menor a lvl 30)