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Akuma no mi
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La rosada isla a veces me da ganas de vomitar. No entiendo absolutamente nada de como el ambiente puede ser tan... rosado y multi-color. Además, ya han habido tres habitantes que me han dicho lo mismo.
- Si tanto te gusta ser hombre, ¡Se un hombre! ¡No te engañes a ti misma! ¡Viste como lo que eres!
Bah. Soy mujer. No muy femenina, pero soy mujer. Nadie puede decirme lo que debo ser. Soy lo que soy y punto. Me encuentro en la orilla de la isla, mirando mi pequeño bote, el cual esta hecho una completa porquería y ni siquiera creo que pueda salir de aquí con el. He llegado a esta isla para poder encontrar otro e irme de aquí.
"Debería unirme a un gremio o algo... lo tendría mas fácil para moverme..."
Cojo mi mochila y me la cargo al hombro, entrando en la isla por completo y buscando una forma de conseguir provisiones y salir de allí lo antes posible.
- Si tanto te gusta ser hombre, ¡Se un hombre! ¡No te engañes a ti misma! ¡Viste como lo que eres!
Bah. Soy mujer. No muy femenina, pero soy mujer. Nadie puede decirme lo que debo ser. Soy lo que soy y punto. Me encuentro en la orilla de la isla, mirando mi pequeño bote, el cual esta hecho una completa porquería y ni siquiera creo que pueda salir de aquí con el. He llegado a esta isla para poder encontrar otro e irme de aquí.
"Debería unirme a un gremio o algo... lo tendría mas fácil para moverme..."
Cojo mi mochila y me la cargo al hombro, entrando en la isla por completo y buscando una forma de conseguir provisiones y salir de allí lo antes posible.
Byakuro Kyoya
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Byakuro acaba de llegar a una isla bastante extraña. Todo es rosa y... rosa. No hay nada que no sea rosa. La reconoce como una de las islas bajo el control del yonkou Legim.
- Bueno, no es que me disguste el rosa, pero este sitio es exagerado... -dijo al tiempo que se transformaba de una masa informe y negruzca a un joven apuesto, de pelo blanco, vestido con una chaqueta negra y unos pantalones que desentonaban con la cursilería imperante en el lugar.
El hombre empezó a caminar por la arena (rosa) de la playa, observando las nubes (rosas) haciendo formas de lo más estrambótico en el cielo. Al terminar la playa (rosa) la isla estaba poblado por un montón de árboles (rosas) que formaban un inmenso bosque (rosa). Esperaba que allí hubiese algo interesante, o si no terminaría por irse de la isla de extraño aspecto. Bueno, era el dominio de un yonkou, seguro que algo interesante habría por ahí.
- Bueno, no es que me disguste el rosa, pero este sitio es exagerado... -dijo al tiempo que se transformaba de una masa informe y negruzca a un joven apuesto, de pelo blanco, vestido con una chaqueta negra y unos pantalones que desentonaban con la cursilería imperante en el lugar.
El hombre empezó a caminar por la arena (rosa) de la playa, observando las nubes (rosas) haciendo formas de lo más estrambótico en el cielo. Al terminar la playa (rosa) la isla estaba poblado por un montón de árboles (rosas) que formaban un inmenso bosque (rosa). Esperaba que allí hubiese algo interesante, o si no terminaría por irse de la isla de extraño aspecto. Bueno, era el dominio de un yonkou, seguro que algo interesante habría por ahí.
Theo Thawne
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El color rosa empieza a quemarme las retinas. Siempre he preferido el rojo. Es mas... pasional. Si algo odio de esta isla es la falta de chicas. Chicas que lo son al 100%, claro. La cantidad de hombres vestidos de mujer es abrumadora...
El bosque rosa es, sin duda, empalagoso. Todo parece hecho de algodón de azúcar o de fresa. Nunca me ha gustado la fresa. Nunca me ha gustado la fruta en general.
Paro en un pequeño claro y me siento bajo la copa de un árbol al borde de este, apoyando mi espalda en su grueso tronco. Abro la mochila y saco de ella un trozo de carne con un hueso envuelta en un plástico. La desenvuelvo y tiro el plástico al suelo, dejando la carne libre.
"Esta fría..."
Empiezo a dar bocados a la carne, casi llorando a cada mordisco porque no puedo disfrutar de una comida caliente. Pero sigue siendo carne. Con la velocidad que me caracteriza al comer, termino la carne enseguida y lanzo el hueso. Después, me apoyo completamente en el árbol, quedando tumbada. Me pongo el sombrero sobre la cara y junto las manos sobre el pecho, esperando dormir un rato. Empiezo a escuchar pasos. Mis ojos se abren bajo el sombrero, pero no me muevo lo mas mínimo.
"Hazte la dormida... Seguro que pasa de ti."
El bosque rosa es, sin duda, empalagoso. Todo parece hecho de algodón de azúcar o de fresa. Nunca me ha gustado la fresa. Nunca me ha gustado la fruta en general.
Paro en un pequeño claro y me siento bajo la copa de un árbol al borde de este, apoyando mi espalda en su grueso tronco. Abro la mochila y saco de ella un trozo de carne con un hueso envuelta en un plástico. La desenvuelvo y tiro el plástico al suelo, dejando la carne libre.
"Esta fría..."
Empiezo a dar bocados a la carne, casi llorando a cada mordisco porque no puedo disfrutar de una comida caliente. Pero sigue siendo carne. Con la velocidad que me caracteriza al comer, termino la carne enseguida y lanzo el hueso. Después, me apoyo completamente en el árbol, quedando tumbada. Me pongo el sombrero sobre la cara y junto las manos sobre el pecho, esperando dormir un rato. Empiezo a escuchar pasos. Mis ojos se abren bajo el sombrero, pero no me muevo lo mas mínimo.
"Hazte la dormida... Seguro que pasa de ti."
Byakuro Kyoya
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Byakuro empezaba a pensar que estaba sufriendo una extraña enfermedad que le hacía ver todo de color rosa cuando un tono anaranjado le hizo darse cuenta de que no era así.
- Bufff... al fin algo que no es rosa... -murmuró mientras se acercaba. Resultó ser una mujer, que parecía dormir a la sombra de un árbol rosa. El cazador la miró de solsayo para luego continuar su camino.
O eso habría sido si un grupo de enormes flamencos rosas con aspecto de travestis no le cortaran el paso y lo miraran de forma lasciva. Aquellos pájaros eran tan altos como él, de patas largas y delgadas, y sus plumas parecían extremadamente llenas de polvos de maquillaje. A Byakuro se le hinchó la vena de la sien. Odiaba el maquillaje, por ende odiaba aquellas aves. Agarró su bastón y le dio un golpetazo a uno de los pájaros.
- ¡Fuera, bichos inmundos! -ante aquel ataque, la bandada de pájaros empezó a atacarle en grupo, ante lo que el chico empezó a cubrir su cuerpo con llamas violetas y empezó a pelear contra todos ellos a la vez. Pese a ser varios, eran bastante débiles y estaban descoordinados, por lo que el hombre no tardó en tumbar a tres y espantar a los restantes.
- Bufff... al fin algo que no es rosa... -murmuró mientras se acercaba. Resultó ser una mujer, que parecía dormir a la sombra de un árbol rosa. El cazador la miró de solsayo para luego continuar su camino.
O eso habría sido si un grupo de enormes flamencos rosas con aspecto de travestis no le cortaran el paso y lo miraran de forma lasciva. Aquellos pájaros eran tan altos como él, de patas largas y delgadas, y sus plumas parecían extremadamente llenas de polvos de maquillaje. A Byakuro se le hinchó la vena de la sien. Odiaba el maquillaje, por ende odiaba aquellas aves. Agarró su bastón y le dio un golpetazo a uno de los pájaros.
- ¡Fuera, bichos inmundos! -ante aquel ataque, la bandada de pájaros empezó a atacarle en grupo, ante lo que el chico empezó a cubrir su cuerpo con llamas violetas y empezó a pelear contra todos ellos a la vez. Pese a ser varios, eran bastante débiles y estaban descoordinados, por lo que el hombre no tardó en tumbar a tres y espantar a los restantes.
Theo Thawne
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Tal y como yo pensaba, el dueño del ruido de pisadas pasa de mi. Suspiro aliviada bajo el sombrero y vuelvo a cerrar los ojos, intentando conciliar el sueño. Pero no duró mucho. Un escándalo empieza a formarse poco después de que el hombre se marchara. Un enorme ruido de aves gritando invade el lugar. Seguido de un grito masculino ordenando a las aves que se marcharan. Me quito el sombrero de la cara y miro hacía delante, con pocas ganas, para ver a un muchacho de traje negro y pelo blanco combatiendo con flamencos rosas. Me río y me levanto, viendo como las aves huyen de su temible poder.
Me acerco a el y le pongo una mano en el hombro por detrás.
- El todo-poderoso espanta-pájaros. Te queda bien ese mote, pelo-canas. Aunque... pelo-canas no está tan mal.
Dando una palmadita en su hombro empiezo a caminar enfrente de el, buscando hacerme la dura sin mirarle. Pero de un lado del camino salta un flamenco rosa escondido y me empieza a atacar. Intento repelerlo gritando, perdiendo completamente la compostura y la apariencia de persona fuerte.
- ¡¡¡AAAAAH!!! ¡¡QUITAMELO!!
Me acerco a el y le pongo una mano en el hombro por detrás.
- El todo-poderoso espanta-pájaros. Te queda bien ese mote, pelo-canas. Aunque... pelo-canas no está tan mal.
Dando una palmadita en su hombro empiezo a caminar enfrente de el, buscando hacerme la dura sin mirarle. Pero de un lado del camino salta un flamenco rosa escondido y me empieza a atacar. Intento repelerlo gritando, perdiendo completamente la compostura y la apariencia de persona fuerte.
- ¡¡¡AAAAAH!!! ¡¡QUITAMELO!!
Byakuro Kyoya
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El cazador jadeaba un poquito tras haber espantado a la bandada de flamencos okamas, pero estaba satisfecho. Malditos pájaros pervertidos. La mujer se levantó y pasó a su lado, haciéndose la dura y poniéndole un extraño mote, que sinceramente no le molestó. Al fin y al cabo, él ponía motes a todo el mundo. Sin embargo, la siguiente escena hizo que la mujer perdiera todo el rastro de dignidad que tuviera, cuando uno de los flamencos le saltó encima con intenciones aviesas.
Antes de que el animal pudiera hacerle algo a la chica, Byakuro le golpeó en el largo cuello con su bastón, a lo que el animal retrocedió un par de zancadas. Sin embargo, la flexibilidad que poseía hizo que el golpe no le afectase, y se encaró contra Byakuro.
- ¿Quieres pelea, pato deforme? -le preguntó al flamenco, que soltó una especie de gorgorito. A su llamada, otros tres flamencos aparecieron-. Oh, mierda...
El cazador agarró su bastón como si de un bate de béisbol se tratase y golpeó en el mismo lugar al ave, que esta vez sí que quedó tocada por el impacto.
- ¡Siguiente! -gritó el cazador, pero los tres flamencos habían desaparecido-. Vaya mierda de secuaces... si es que hoy en día no se puede confiar en nadie...
Antes de que el animal pudiera hacerle algo a la chica, Byakuro le golpeó en el largo cuello con su bastón, a lo que el animal retrocedió un par de zancadas. Sin embargo, la flexibilidad que poseía hizo que el golpe no le afectase, y se encaró contra Byakuro.
- ¿Quieres pelea, pato deforme? -le preguntó al flamenco, que soltó una especie de gorgorito. A su llamada, otros tres flamencos aparecieron-. Oh, mierda...
El cazador agarró su bastón como si de un bate de béisbol se tratase y golpeó en el mismo lugar al ave, que esta vez sí que quedó tocada por el impacto.
- ¡Siguiente! -gritó el cazador, pero los tres flamencos habían desaparecido-. Vaya mierda de secuaces... si es que hoy en día no se puede confiar en nadie...
Theo Thawne
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El pelo-canas saltó y empezó a luchar contra el flamenco. ¿Qué quería? ¿Qué empezara a decir que es mi héroe y me ha salvado la vida? Lo llevaba claro. Me aparté un poco mientras el hombre de la chaqueta negra se... se defendía bastante bien. Es decir, no es que fuese muy difícil luchar contra un grupo de pájaros cabreados, pero el combate se le daba bien. Tal vez debería... luchar yo también. Salté hacía delante con los puños en ristre, poniéndome delante de uno de los flamencos, el cual me miraba con la cabeza alta, como con suficiencia.
"Esto se está poniendo ridículo..."
Apagué la mirada de suficiencia del pájaro de una patada lateral en el cuello. Después, el flamenco se lanzó contra mi con las patas. Esquivé a un lado, casi llevándome un zarpazo en la cara y golpeé el pecho del pájaro de un puñetazo. El pájaro empezó a correr junto a sus compañeros, los cuales el pelo-canas había asustado. Me lo quedé mirando y soplé un mechón de pelo que tenía delante de la cara.
- ¿Qué? ¿No esperaras que te dé las gracias? Podía yo sola...
Empecé a sonrojarme, pues odiaba cuando quedaba en ridículo delante de otros. Y menos aún de un chico tan apuesto. Miré abajo esperando que el sonrojo desapareciese.
- Me llamo Theobarda Thawne. O sea... Theo. Theo Thawne.
"Esto se está poniendo ridículo..."
Apagué la mirada de suficiencia del pájaro de una patada lateral en el cuello. Después, el flamenco se lanzó contra mi con las patas. Esquivé a un lado, casi llevándome un zarpazo en la cara y golpeé el pecho del pájaro de un puñetazo. El pájaro empezó a correr junto a sus compañeros, los cuales el pelo-canas había asustado. Me lo quedé mirando y soplé un mechón de pelo que tenía delante de la cara.
- ¿Qué? ¿No esperaras que te dé las gracias? Podía yo sola...
Empecé a sonrojarme, pues odiaba cuando quedaba en ridículo delante de otros. Y menos aún de un chico tan apuesto. Miré abajo esperando que el sonrojo desapareciese.
- Me llamo Theobarda Thawne. O sea... Theo. Theo Thawne.
Byakuro Kyoya
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Byakuro miró a la mujer y le dijo:
- Perdona por despertarte antes. No era mi intención. -cuando ella le dijo su nombre, el cazador respondió con una sonrisa y le dio el suyo-. Yo soy Byakuro Kyoya. -se llevó la mano a la cabeza, mientras apoyaba el bastón en el suelo y seguía caminando por el sendero.
Sobre la cabeza del hombre un grupo de colibrís rosas alzaron el vuelo. No sería raro salvo porque los colibrís medían tres metros de envergadura. El ver aquellas aves gigantes le recordó a Mostaza. Tendría que ir a buscarlo de nuevo algún día. Seguro que ya era grande como una persona adulta. En breves podría amaestrarlo para usarlo de montura. Sonrió como un niño pequeño. Volar en un pájaro gigante debía ser una gozada. Bueno, él ya había montado en Dexter en forma de dragón, pero no era lo mismo. ¿O sí? Dejando de lado sus delirios, el cazador se dio cuenta de que acababa de llegar a una encrucijada de caminos. Podía ir a la Playa Rosa, a Kamabakka o a Villa Fresa... difícil decisión.
- Perdona por despertarte antes. No era mi intención. -cuando ella le dijo su nombre, el cazador respondió con una sonrisa y le dio el suyo-. Yo soy Byakuro Kyoya. -se llevó la mano a la cabeza, mientras apoyaba el bastón en el suelo y seguía caminando por el sendero.
Sobre la cabeza del hombre un grupo de colibrís rosas alzaron el vuelo. No sería raro salvo porque los colibrís medían tres metros de envergadura. El ver aquellas aves gigantes le recordó a Mostaza. Tendría que ir a buscarlo de nuevo algún día. Seguro que ya era grande como una persona adulta. En breves podría amaestrarlo para usarlo de montura. Sonrió como un niño pequeño. Volar en un pájaro gigante debía ser una gozada. Bueno, él ya había montado en Dexter en forma de dragón, pero no era lo mismo. ¿O sí? Dejando de lado sus delirios, el cazador se dio cuenta de que acababa de llegar a una encrucijada de caminos. Podía ir a la Playa Rosa, a Kamabakka o a Villa Fresa... difícil decisión.
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El muchacho se presentó como Byakuro Kyoya. Después, siguió caminando por el sendero, mirando a unas enormes aves que alzaban el vuelo. Pero yo estaba quieta y absorta.
"Byakuro... Kyoya... ¿De qué me suena ese nombre?"
Mi cabeza empezó a vagar por todos mis recuerdos. ¿Alguien del colegio? No. ¿De Logue? No. ¿De la banda de historiadores en la cual conocí a Leyla? No... El nombre de Byakuro rondaba mi cabeza, rodeando mis recuerdos, intentando encontrar donde lo había oído antes. Oído o... leído. Entonces caí. Me di la vuelta y lo señalé, gritando.
- ¡Byakuro Kyoya! ¡El Yonkaikyo!
Me tapé la boca después de gritarlo. A lo mejor el chico quería dejarlo en secreto y estaba de incógnito en alguna misión de caza o... yo que sé.
"¡Esta es la mía! Debo unirme a su gremio..."
"Byakuro... Kyoya... ¿De qué me suena ese nombre?"
Mi cabeza empezó a vagar por todos mis recuerdos. ¿Alguien del colegio? No. ¿De Logue? No. ¿De la banda de historiadores en la cual conocí a Leyla? No... El nombre de Byakuro rondaba mi cabeza, rodeando mis recuerdos, intentando encontrar donde lo había oído antes. Oído o... leído. Entonces caí. Me di la vuelta y lo señalé, gritando.
- ¡Byakuro Kyoya! ¡El Yonkaikyo!
Me tapé la boca después de gritarlo. A lo mejor el chico quería dejarlo en secreto y estaba de incógnito en alguna misión de caza o... yo que sé.
"¡Esta es la mía! Debo unirme a su gremio..."
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Akuma no mi
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Byakuro se giró de golpe al escuchar lo que acababa de gritar la chica. ¿Su puesto había sido anunciado tan rápido? Joder, eso complicaba las oportunidades de una vida tranquila. Pero al menos, siempre podría aprovechar su fama para buscar nuevos adeptos del Ryu Yoshiki. No hay mal que por bien no venga, al fin y al cabo.
- Etto... sí, soy yo... -dijo mientras se llevaba la mano a la nuca-. Aunque tampoco es que sea gran cosa. -añadió.
El cazador hizo una leve mueca y observó el cartel. Se había decidido por ir a la Playa Rosa. Al fin y al cabo en aquel lugar no había nada de interés, tan solo un montón de pájaros pervertidos y de aspecto extraño.
- Bueno... creo que voy a irme de aquí. No hay nada que me interese en este lugar, y estar en el territorio de un Yonkou siendo un Yonkaikyo no suele ser buena idea, ¿sabes? -soltó una risita mientras empezaba a caminar rumbo a la playa.
- Etto... sí, soy yo... -dijo mientras se llevaba la mano a la nuca-. Aunque tampoco es que sea gran cosa. -añadió.
El cazador hizo una leve mueca y observó el cartel. Se había decidido por ir a la Playa Rosa. Al fin y al cabo en aquel lugar no había nada de interés, tan solo un montón de pájaros pervertidos y de aspecto extraño.
- Bueno... creo que voy a irme de aquí. No hay nada que me interese en este lugar, y estar en el territorio de un Yonkou siendo un Yonkaikyo no suele ser buena idea, ¿sabes? -soltó una risita mientras empezaba a caminar rumbo a la playa.
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Si algo había prendido es que el muchacho no era buen hablador. O eso o yo no le interesaba lo mas mínimo. Corrí detrás de él cuando se fue alegando que, cómo es el territorio de un yonkou, no es un buen lugar para un Yonkaikyo. Me puse a su lado y empecé a caminar a su misma velocidad, esperando que no soltase ninguna excusa para no hablar conmigo.
- Yo también soy cazadora. -Le dije. - No de tu nivel, claro. Estoy... buscando nuevos sitios en los que ingresar y poder crecer en la profesión.
Antes siguiera de que me pudiese contestar, apareció por el sendero un okama. Un hombre vestido de mujer, maquillada como una puerta. Con el pelo erizado y de color verde. Es una de las mujeres que me dijo que debía vestirme como un hombre si mi corazón lo deseaba.
- Ay... otra vez no...
- ¡Hermano! ¡Líbrate de las opresiones del género! ¡Se libre! ¡Fuera el sujetador femenino!
Empezó a moverse para llegar hasta mi, posiblemente para quitarme la parte superior del bikini. Intenté defenderme golpeándola y gritando.
- Yo también soy cazadora. -Le dije. - No de tu nivel, claro. Estoy... buscando nuevos sitios en los que ingresar y poder crecer en la profesión.
Antes siguiera de que me pudiese contestar, apareció por el sendero un okama. Un hombre vestido de mujer, maquillada como una puerta. Con el pelo erizado y de color verde. Es una de las mujeres que me dijo que debía vestirme como un hombre si mi corazón lo deseaba.
- Ay... otra vez no...
- ¡Hermano! ¡Líbrate de las opresiones del género! ¡Se libre! ¡Fuera el sujetador femenino!
Empezó a moverse para llegar hasta mi, posiblemente para quitarme la parte superior del bikini. Intenté defenderme golpeándola y gritando.
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Byakuro se interesó por la mujer cuando le dijo que ella también era una cazadora. "Interesante, sin duda" pensó mientras caminaba sin detenerse. Estaba a punto de soltar algo, cuando una figura rechoncha, vestida con una enorme falda de volantes y una blusa apareció más adelante. Byakuro frunció el ceño con mal humor. Había que ser un loco para conquistar aquella isla de degenerados.
- Eh, tú... apártate o... -el okama lo ignoró por completo, por lo que el cazador se giró para ver como intentaba arrancarle el sujetador a la mujer con un grito de guerra bastante ridículo.
La chica se defendió tratando de golpear al hombre travestido con el puño, pero aquel hombre era rápido y evitó el ataque de la mujer.
- ¡Okama kempo way! ¿Que te ocurre, querido? ¿Acaso estás ciego ante la verdad? ¡No te reprimas, sé feliz! -decía el okama a Theo.
Byakuro suspiró e intervino:
- Te he pedido que te apartes... -agarró su bastón con fuerza y el hombre lo miró.
- ¿Qué te ocurre, belleza? Veo una gran hermosura en tu interior... ¡Libérala! -mientras decía eso, trató de colocarle un vestido de lunares rojos.
- ¿Qu-qué? -preguntó el chico, sorprendido, mientras se lanzaba hacia atrás de un salto para evitar al okama.
- Eh, tú... apártate o... -el okama lo ignoró por completo, por lo que el cazador se giró para ver como intentaba arrancarle el sujetador a la mujer con un grito de guerra bastante ridículo.
La chica se defendió tratando de golpear al hombre travestido con el puño, pero aquel hombre era rápido y evitó el ataque de la mujer.
- ¡Okama kempo way! ¿Que te ocurre, querido? ¿Acaso estás ciego ante la verdad? ¡No te reprimas, sé feliz! -decía el okama a Theo.
Byakuro suspiró e intervino:
- Te he pedido que te apartes... -agarró su bastón con fuerza y el hombre lo miró.
- ¿Qué te ocurre, belleza? Veo una gran hermosura en tu interior... ¡Libérala! -mientras decía eso, trató de colocarle un vestido de lunares rojos.
- ¿Qu-qué? -preguntó el chico, sorprendido, mientras se lanzaba hacia atrás de un salto para evitar al okama.
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Byakuro intentó defenderme mientras yo saltaba y me sonrojaba con el rechoncho okama tratando de quitarme la parte superior del bikini. Intenté golpearla pero me esquivó y centró su atención en el peliblanco. Me moví hacia atrás mientras la okama intentaba ponerle un vestido. Me preparé y esperé al momento justo.
Entonces, cuando la okama estaba distraída y no se percataba de mi presencia, lancé un fuerte puñetazo con toda la fuerza que pude a su mejilla, haciendo que se moviese un poco al lado contrario. Empezó a tambalearse, mareada por el golpe y se metió en la maleza a trompicones.
- Ha estado cerca, ¿eh?
Me quedé mirando a Byakuro con las manos en la cintura y una sonrisa. Entonces miré al suelo, para ver mi sujetador. El okama había conseguido quitármelo. Me miré a mi misma en unos segundos y, en una fracción de segundo hice tres cosas: Sonrojarme, taparme y soltar un chillido.
Me agaché rápidamente a por el bikini y volví a ponérmelo, completamente colorada.
"Oh, dios mio..."
Entonces, cuando la okama estaba distraída y no se percataba de mi presencia, lancé un fuerte puñetazo con toda la fuerza que pude a su mejilla, haciendo que se moviese un poco al lado contrario. Empezó a tambalearse, mareada por el golpe y se metió en la maleza a trompicones.
- Ha estado cerca, ¿eh?
Me quedé mirando a Byakuro con las manos en la cintura y una sonrisa. Entonces miré al suelo, para ver mi sujetador. El okama había conseguido quitármelo. Me miré a mi misma en unos segundos y, en una fracción de segundo hice tres cosas: Sonrojarme, taparme y soltar un chillido.
Me agaché rápidamente a por el bikini y volví a ponérmelo, completamente colorada.
"Oh, dios mio..."
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El okama se alejó por un lado del camino, mientras Byakuro sentía cómo su corazón palpitaba con fuerza: ¿por qué aquel pervertido le había intentado poner un vestido? En cualquier caso, Theo se acercó a él y sonrió con confianza, orgullosa de la victoria obtenida. Una pobre victoria, ya que el okama había logrado u objetivo. En cuanto la mujer se dio cuenta de la desnudez de su pecho, se tapó rápidamente al tiempo que chillaba.
- Vale, vale, tranquilízate, ¿quieres? No me apetece que venga otro de esos tipos -al cazador le había aparecido una leve sonrisa en el rostro, divertido ante la situación. No era algo nuevo para él ver los pechos de una mujer, por lo que la reacción de ésta le había hecho bastante gracia. Se llevó la mano a los ojos y se los tapó con lentitud, aún sonriendo-. ¿Ves? No he visto nada.
Tras esperar a que la chica se vistiese de nuevo, el cazador se giró y siguió caminando hasta llegar a una playa similar a la primera en la que había "atracado". Todo seguía lleno de aquel tono rosa, lo que ponía nervioso al cazador.
- Y dime... ¿vas a quedarte mucho tiempo por aquí? -le preguntó a Theo.
- Vale, vale, tranquilízate, ¿quieres? No me apetece que venga otro de esos tipos -al cazador le había aparecido una leve sonrisa en el rostro, divertido ante la situación. No era algo nuevo para él ver los pechos de una mujer, por lo que la reacción de ésta le había hecho bastante gracia. Se llevó la mano a los ojos y se los tapó con lentitud, aún sonriendo-. ¿Ves? No he visto nada.
Tras esperar a que la chica se vistiese de nuevo, el cazador se giró y siguió caminando hasta llegar a una playa similar a la primera en la que había "atracado". Todo seguía lleno de aquel tono rosa, lo que ponía nervioso al cazador.
- Y dime... ¿vas a quedarte mucho tiempo por aquí? -le preguntó a Theo.
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Tuvo la decencia de taparse los ojos, aunque lo hacía con una sonrisa plantada en medio de la cara. Conseguí ponerme de nuevo la parte superior del bikini, pero no conseguí que bajara mi sonrojo. Al menos no en un rato. Mis nervios aumentaban. Byakuro ya me había visto hacer el ridículo tres veces. Primero los pajarracos, luego la okama y después los pechos. Suspiré y seguí caminando con el hombre peli-blanco, hasta llegar a una playa. Entonces, me preguntó si me quedaría mucho tiempo por esta isla.
- Bueno... Todo depende. Paré para buscar provisiones porque... viajo yo sola. Solía viajar con alguien pero... Digamos que no acabó bien. No quiero aburrirte con historias. Es... eso. La verdad... empiezo a cansarme de estar de aquí para allá completamente sola. Tengo unas ganas de encontrar un gremio o banda de cazadores a la que unirme...
Eso último lo dije lanzando una pequeña mirada al peli-blanco, con unos ojos que rozaban la pena y el ruego, pero sin intentar perder la dignidad y pedirlo de primera mano. Necesitaba irme de allí en compañía. Sentía que... si seguía sola una semana más... moriría.
- Bueno... Todo depende. Paré para buscar provisiones porque... viajo yo sola. Solía viajar con alguien pero... Digamos que no acabó bien. No quiero aburrirte con historias. Es... eso. La verdad... empiezo a cansarme de estar de aquí para allá completamente sola. Tengo unas ganas de encontrar un gremio o banda de cazadores a la que unirme...
Eso último lo dije lanzando una pequeña mirada al peli-blanco, con unos ojos que rozaban la pena y el ruego, pero sin intentar perder la dignidad y pedirlo de primera mano. Necesitaba irme de allí en compañía. Sentía que... si seguía sola una semana más... moriría.
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- Bueno, si no quieres estar sola, puedes venirte conmigo. -murmuró el chico, rascándose la coronilla con la mano izquierda mientras introducía la derecha en su bolsa de diales y sacaba un pequeño papelito blanco: una Vivre Card.
Por otro lado, si quería ir con él, tenían un ligero problema: necesitarían un barco, o al menos un pequeño bote para salir de la isla. Miró alrededor buscando algo que pudiera servirles de embarcación: a su alrededor solo había arena rosa. Tardó casi un minuto en localizar una especie de embarcadero a unos cientos de metros, donde parecía haber atracados algunos barcos.
- Mira, cojamos uno de esos botes de allí y vámonos de esta isla. -le propuso a la chica mientras empezaba a correr hacia ellos.
Mientras lo hacía no podía evitar pensar en Mostaza, y en los problemas de los que le habría librado el loro si hubiera estado allí. El caso era que el pájaro debía ser bastante grande ya y podría llevárselo volando. Pero bueno, no importaba si conseguía el barco. Al pensar en su mascota, no pudo evitar imaginarse a Yoko: ¿dónde estaría la muchacha? ¿se encontraría bien?
Por otro lado, si quería ir con él, tenían un ligero problema: necesitarían un barco, o al menos un pequeño bote para salir de la isla. Miró alrededor buscando algo que pudiera servirles de embarcación: a su alrededor solo había arena rosa. Tardó casi un minuto en localizar una especie de embarcadero a unos cientos de metros, donde parecía haber atracados algunos barcos.
- Mira, cojamos uno de esos botes de allí y vámonos de esta isla. -le propuso a la chica mientras empezaba a correr hacia ellos.
Mientras lo hacía no podía evitar pensar en Mostaza, y en los problemas de los que le habría librado el loro si hubiera estado allí. El caso era que el pájaro debía ser bastante grande ya y podría llevárselo volando. Pero bueno, no importaba si conseguía el barco. Al pensar en su mascota, no pudo evitar imaginarse a Yoko: ¿dónde estaría la muchacha? ¿se encontraría bien?
Theo Thawne
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Dato off: A partir de ahora voy a rolear en tercera, aviso del cambio. He descubierto que es más cómodo hacerlo así.
La táctica de Theo, si es que fue su táctica, surgió efecto. Byakuro le ofreció a la muchacha ir con él y, después, le dio un pequeño trozo de papel. Algo de lo que Theo había oído hablar. Una Vivre Card. Theo se alegró. Como una niña pequeña en una tienda de muñecas. Aunque... a ella nunca le gustaron las muñecas. Como una niña pequeña en una carnicería. Si, eso pegaba mas con Theo. Agarró la Vivre Card y se la guardó enseguida, lanzándose en un fuerte abrazo al peli-blanco. Después se soltó y pidió disculpas por el arrebato.
Después, el muchacho señaló a unos botes que había en la orilla y dijo de irse en uno de ellos. La sonrisa de Theo se borró y se quedó mirando al muchacho, dudando.
- Espera... ¿No tienes un barco? Cómo... ¿Cómo has llegado aquí? -Dijo corriendo detrás de él.
La táctica de Theo, si es que fue su táctica, surgió efecto. Byakuro le ofreció a la muchacha ir con él y, después, le dio un pequeño trozo de papel. Algo de lo que Theo había oído hablar. Una Vivre Card. Theo se alegró. Como una niña pequeña en una tienda de muñecas. Aunque... a ella nunca le gustaron las muñecas. Como una niña pequeña en una carnicería. Si, eso pegaba mas con Theo. Agarró la Vivre Card y se la guardó enseguida, lanzándose en un fuerte abrazo al peli-blanco. Después se soltó y pidió disculpas por el arrebato.
Después, el muchacho señaló a unos botes que había en la orilla y dijo de irse en uno de ellos. La sonrisa de Theo se borró y se quedó mirando al muchacho, dudando.
- Espera... ¿No tienes un barco? Cómo... ¿Cómo has llegado aquí? -Dijo corriendo detrás de él.
Byakuro Kyoya
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El cazador sonrió y dijo:
- Flotando sobre el agua. -sin dejar de detenerse, saltó una pequeña rama marrón, arrastrada por la corriente, un pequeño vestigio de otro color que no fuera el omnipresente rosa.
Tras un par de minutos a trote, ambos llegaron al pequeño embarcadero. Sin duda aquel era un lugar hortera, con aquel tono rosa y aquellas flores gigantes estampadas aquí y allá. Amarrados a éste había un par de barcos de la misma índole, uno de ellos con un mascarón de proa similar a un fénix. Al mismo tiempo era menos hortera que el otro, que tenía alitas blancas a ambos lados del casco y una cabeza de cisne en proa.
Byakuro se acercó al de cabeza de fénix. Era pequeño, apenas debía tener para tres tripulantes, pero valía para eso. Así que montó en el barco y le hizo un gesto a la mujer para que lo siguiese.
- No creo que les importe que cojamos este barco hasta la siguiente isla... -dijo con una sonrisa.
- Flotando sobre el agua. -sin dejar de detenerse, saltó una pequeña rama marrón, arrastrada por la corriente, un pequeño vestigio de otro color que no fuera el omnipresente rosa.
Tras un par de minutos a trote, ambos llegaron al pequeño embarcadero. Sin duda aquel era un lugar hortera, con aquel tono rosa y aquellas flores gigantes estampadas aquí y allá. Amarrados a éste había un par de barcos de la misma índole, uno de ellos con un mascarón de proa similar a un fénix. Al mismo tiempo era menos hortera que el otro, que tenía alitas blancas a ambos lados del casco y una cabeza de cisne en proa.
Byakuro se acercó al de cabeza de fénix. Era pequeño, apenas debía tener para tres tripulantes, pero valía para eso. Así que montó en el barco y le hizo un gesto a la mujer para que lo siguiese.
- No creo que les importe que cojamos este barco hasta la siguiente isla... -dijo con una sonrisa.
Theo Thawne
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Su respuesta a la pregunta de Theo la dejó bastante tocada y sin saber como reaccionar. "Flotando sobre el agua". La muchacha se quedó quieta pensando en esa respuesta mientras Byakuro miraba que bote coger.
Un pequeño barco, del mismo tamaño que tenía el barco de Theo cuando viajaba con Leyla. La morena se llevó una mano al sombrero y lo bajó ligeramente, intentando ocultar sus ojos húmedos por los recuerdos. Habían pasado pocos años de lo ocurrido y la chica aún no conseguía superarlo. Agitó la cabeza ligeramente para sacarse ese pensamiento de la cabeza y volvió a mirar a Byakuro, el cual observaba el barco con mascarón de fénix intensamente.
Miró a Theo y sonrió diciendo que no sería ningún problema llevarse ese barco hasta la siguiente isla.
"Eso es... robar..."
Pero a Theo no le importaba aquello, siempre y cuando no tuviese que seguir viajando sola. Sus ojos volvieron a humedecerse, pero esta vez de felicidad. Dio un paso adelante y se dirigió al barco, sonriendo a Byakuro.
- Vámonos ya, ¿no?
Un pequeño barco, del mismo tamaño que tenía el barco de Theo cuando viajaba con Leyla. La morena se llevó una mano al sombrero y lo bajó ligeramente, intentando ocultar sus ojos húmedos por los recuerdos. Habían pasado pocos años de lo ocurrido y la chica aún no conseguía superarlo. Agitó la cabeza ligeramente para sacarse ese pensamiento de la cabeza y volvió a mirar a Byakuro, el cual observaba el barco con mascarón de fénix intensamente.
Miró a Theo y sonrió diciendo que no sería ningún problema llevarse ese barco hasta la siguiente isla.
"Eso es... robar..."
Pero a Theo no le importaba aquello, siempre y cuando no tuviese que seguir viajando sola. Sus ojos volvieron a humedecerse, pero esta vez de felicidad. Dio un paso adelante y se dirigió al barco, sonriendo a Byakuro.
- Vámonos ya, ¿no?
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Byakuro se montó en el barco y lo miró, satisfecho. Tras eso, saltó de nuevo al muelle y soltó las amarras. Por último, cogió una bolsita y puso un generoso fajo de billetes dentro. Dejó la bolsita con el dinero al lado del amarre, suponiendo que aquello valdría lo suficiente como para comprar un barco de aquel tipo.
- Bien, estamos listos... -el chico agarró el timón de madera de palo de rosa, y puso rumbo al horizonte. El barco empezó a moverse lentamente hacia el mar, dejando atrás la costa.
La mente de Byakuro estaba pensando en cual sería el siguiente paso. Aunque en realidad, lo tenía bastante claro: encontrar a Yoko de nuevo y recuperar a Mostaza. Aunque no le gustaba admitirlo, aquel pajarraco se había ganado un hueco en su corazón.
- ¡A toda vela! -gritó mientras el barco se hacía a la mar.
- Bien, estamos listos... -el chico agarró el timón de madera de palo de rosa, y puso rumbo al horizonte. El barco empezó a moverse lentamente hacia el mar, dejando atrás la costa.
La mente de Byakuro estaba pensando en cual sería el siguiente paso. Aunque en realidad, lo tenía bastante claro: encontrar a Yoko de nuevo y recuperar a Mostaza. Aunque no le gustaba admitirlo, aquel pajarraco se había ganado un hueco en su corazón.
- ¡A toda vela! -gritó mientras el barco se hacía a la mar.
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El barco zarpó y Theo observaba como la isla rosa se hacía cada vez mas pequeña en la lejanía. El sol se ponía mientras se alejaban y la oscuridad empezaba a reinar el cielo. Theo sonreía sabiendo que ya no tenía que viajar sola. Theo habló con Byakuro un rato, de cosas poco importantes. A donde se dirigirían y todo eso. Cuando el sol se puso del todo, una Theo cansada se despidió y entró a uno de los camarotes del barco pequeño.
Se tumbó en la cama y empezó a dormir, por primera vez en mucho tiempo, con una sonrisa.
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TEMA TERMINADO
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