Derian Markov
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Límite de tiempo : Sin fecha límite.
Escenario : Isla gyojin.
Condiciones :
-Reto off-rol.
-Ambos nivel 70.
-Dark puede usar la fruta, pero no puede utilizar
-Dark no puede usar las siguientes técnicas y power ups:
-HIKARI NO KAMI, DEPILACIÓN LÁSER
-HIKARI NO KAMI, TENNOHASHIRA
Dark Satou
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-Ya podéis volveros atrás. Os matarían si siguierais por aquí. -Aclaró el joven, levantando la mano y ordenando al buque que permanecía detrás suyo retroceder.
No le gustaba nada encontrarse en una isla por la cual, la salida era extremadamente difícil en caso de huida. Pero ese no era el caso. El clima era bochornoso y pesado, y el sol inundaba cada rincón de la isla. "Una verdadera ironía si tuviese que drenar la luz." Murmuró hacia sí mismo, preso de la devoción que originaría el próximo combate. Una pequeña brisa pasó por su lado, indicándole el momento de que debía vanzar.
Su capa ondeaba lentamente a la vez que su cabello, mostrando en kanjis japoneses "Vice-almirante". Un título que no aceptaba, y que usaría si hacía falta. Lamentablemente, esta era un tipo de situación en la que debía usarlo. Activó su mantra y notó varias presencias exageradamente fuertes, tal vez equiparables a la suya o incluso mejores. Una pequeña sonrisa se originó entre sus comisuras, justificando las ganas que tenía de luchar con un espadachín equiparable a su nivel. Bajó lentamente la mano hacia la funda mecanizada de sus espadas y miró hacia delante.
"Tengo que comprobar si sois aptos de que Kiseki vaya con vosotros." Pensó mientras lograba concentrarse cada vez más y visualizar dónde se encontraba el tan famoso devastador. Un movimiento de mano, una pequeña pose de impulso y una materialización en luz provocaron que se plantase a unos metros del tiburón. No había escondido su presencia, así que él, si era usuario de kenbunshoku sabría que Dark habría llegado a la isla y no lo pillaría en sorpresa. Puso la mano a escasos centímetros de la empuñadura de la legendaria Extorquendo Mundi y la desenvainó con un rápido movimiento de mano. Tan veloz que parecía que el arma se teletransportó hacia esta.
Tras elevarla y dirigir una mirada fría hacia Cánabar, se preparó para el combate. -¿Nos presentamos, o ya me conoces? -Exclamó con una pequeña mueca sarcástica.- Veamos si eres el tan famoso devastador del que la plebe suele hablar. Te cedo el primer movimiento, Segador.
No le gustaba nada encontrarse en una isla por la cual, la salida era extremadamente difícil en caso de huida. Pero ese no era el caso. El clima era bochornoso y pesado, y el sol inundaba cada rincón de la isla. "Una verdadera ironía si tuviese que drenar la luz." Murmuró hacia sí mismo, preso de la devoción que originaría el próximo combate. Una pequeña brisa pasó por su lado, indicándole el momento de que debía vanzar.
Su capa ondeaba lentamente a la vez que su cabello, mostrando en kanjis japoneses "Vice-almirante". Un título que no aceptaba, y que usaría si hacía falta. Lamentablemente, esta era un tipo de situación en la que debía usarlo. Activó su mantra y notó varias presencias exageradamente fuertes, tal vez equiparables a la suya o incluso mejores. Una pequeña sonrisa se originó entre sus comisuras, justificando las ganas que tenía de luchar con un espadachín equiparable a su nivel. Bajó lentamente la mano hacia la funda mecanizada de sus espadas y miró hacia delante.
"Tengo que comprobar si sois aptos de que Kiseki vaya con vosotros." Pensó mientras lograba concentrarse cada vez más y visualizar dónde se encontraba el tan famoso devastador. Un movimiento de mano, una pequeña pose de impulso y una materialización en luz provocaron que se plantase a unos metros del tiburón. No había escondido su presencia, así que él, si era usuario de kenbunshoku sabría que Dark habría llegado a la isla y no lo pillaría en sorpresa. Puso la mano a escasos centímetros de la empuñadura de la legendaria Extorquendo Mundi y la desenvainó con un rápido movimiento de mano. Tan veloz que parecía que el arma se teletransportó hacia esta.
Tras elevarla y dirigir una mirada fría hacia Cánabar, se preparó para el combate. -¿Nos presentamos, o ya me conoces? -Exclamó con una pequeña mueca sarcástica.- Veamos si eres el tan famoso devastador del que la plebe suele hablar. Te cedo el primer movimiento, Segador.
Cánabar
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Aquella decadente isla siempre fue igual, un puñado de mierda bajo el agua con una preciosa cúpula de adorno. Pero era su hogar. Aunque había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo llamó así. Anduvo por las abarrotadas calles topándose con todo aquel que no era lo suficientemente inteligente como para apartarse de su camino. Sin embargo estaban de suerte, no morirían hoy. Cánabar había notado una presencia realmente poderosa, lo suficiente como para suponer un reto. Él era el más fuerte en la isla y un criminal por lo que, con total seguridad, iría a por él. Habían dotado antes su presencia, en el torneo de Hexos, por lo que sabía quién era. La plaza mayor sería el mejor lugar para un enfrentamiento, era un espacio abierto y nadie los molestaría.
Llevaba días en la isla esperando el regreso de Kaiser. Su capitán le había ordenado permanecer allí como su representante en la isla, aunque no le había prohibido luchar. Y, de haberlo hecho, lo habría ignorado totalmente. Le importaba muy poco lo que la orca pensara. Finalmente llegó el momento. Aquel hombre se presentó a él de forma tan veloz que a penas parecía real. Pero había llegado y era lo que importaba. Hasta donde el tiburón conocía, aquel hombre era un cazador de recompensas. Aun así vestía un uniforme de la Marina. No estaba muy enterado de los protocolos, por lo que no sabía si era una obligación, placer o que se preocupaba más por la moda que por el combate. A pesar de parecer realmente fuerte, y calculando su poder, Cánabar podría desmayarlo con su Haki del Rey de desearlo. Por fortuna para el humano, tenía ganas de luchar.
-Si has venido a por mí es porque me conoces y yo te conozco a ti, no hacen falta presentaciones. Eres el padre de Kiseki y la perrita del Rey de los cazadores, ¿no es así?- Respondió y preguntó.
Ante la amabilidad de Dark al cederle el primer movimiento, Cánabar no pudo resistir a responderle de una forma... poco ortodoxa. Se acercó unos pasos a él y, desenvainando su Destructora, escupió a los pies de aquel hombre.
-Agradezco tu generosidad, ahí tienes mi primer movimiento- Le dijo con una sonrisa de satisfacción.
Llevaba días en la isla esperando el regreso de Kaiser. Su capitán le había ordenado permanecer allí como su representante en la isla, aunque no le había prohibido luchar. Y, de haberlo hecho, lo habría ignorado totalmente. Le importaba muy poco lo que la orca pensara. Finalmente llegó el momento. Aquel hombre se presentó a él de forma tan veloz que a penas parecía real. Pero había llegado y era lo que importaba. Hasta donde el tiburón conocía, aquel hombre era un cazador de recompensas. Aun así vestía un uniforme de la Marina. No estaba muy enterado de los protocolos, por lo que no sabía si era una obligación, placer o que se preocupaba más por la moda que por el combate. A pesar de parecer realmente fuerte, y calculando su poder, Cánabar podría desmayarlo con su Haki del Rey de desearlo. Por fortuna para el humano, tenía ganas de luchar.
-Si has venido a por mí es porque me conoces y yo te conozco a ti, no hacen falta presentaciones. Eres el padre de Kiseki y la perrita del Rey de los cazadores, ¿no es así?- Respondió y preguntó.
Ante la amabilidad de Dark al cederle el primer movimiento, Cánabar no pudo resistir a responderle de una forma... poco ortodoxa. Se acercó unos pasos a él y, desenvainando su Destructora, escupió a los pies de aquel hombre.
-Agradezco tu generosidad, ahí tienes mi primer movimiento- Le dijo con una sonrisa de satisfacción.
Dark Satou
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-No sé qué es peor, ser la perrita del rey de los cazadores o ser la putita de un shichibukai. ¿Comparamos rangos? -Exclamó, tras soltar una sonora carcajada y acabar la pregunta retórica.
Le gustaba la actitud del tiburón, era algo que destacar y la forma en la que estaba mostrando su carácter era placentera. "Parece ser que no soy el único que vacila." Murmuró mientras escupía con precisión encima de la saliva de su contrincante. Dirigió la pupila hacia Cánabar y comenzó a caminar hacia delante, sin ningún miedo hacia su contrincante. Dark era muy rápido y debía confiar en sus reflejos y agilidad para poder ganar aquel combate. No sabía exactamente de la fuerza total de su enemigo, así que tendría que irse asegurando conforme el combate avanzaba.
-No acabaré rápido, así que no usaré mi máximo poder. Pegarte un corte a la velocidad de la luz sería triste y deplorable por mi parte. -Justificó, alegando por su parte sus condiciones. Había calculado su presencia y sabía que el Gyojin no estaba usando haoshoku para desmayarle, cosa que sabía que no haría desde un principio. "Eso sería herir tu orgullo de luchador, ¿verdad? Te entiendo." Pensó.
Y así hizo, escondiendo su presencia y entornándole un manto de oscuridad alrededor de su cuerpo. Tiró el chaquetón hacia atrás y aseguró sus dedos en el mango de la espada legendaria apretándolos con fuerza. -No mellarás ni la hoja. -Le advirtió, observando el gran espadón del joven tiburón. Era algo en lo que no debía confiarse; su condición de raza y poderío como devastador eran proezas de fuerza de las que tener cuidado.
Pero le importaba bien poco, él era una raza superior a los humanos también. No había ni punto de comparación ante un Gyojin, pero sí le resultaría más fácil que a un humano normal. Las llamas negras que brotaban de él le provocaban un aspecto oscuro, como si de la mismísima parca se tratase. Si el Gyojin le intentaba atacar cuerpo a cuerpo, se quemaría con el contacto de aquella luz abrasiva, así que restringiría sus movimientos a unos seguros para tantear terreno. Lo único que lograba verse entre el denso azabache, era la enorme cicatriz que recorría su pecho.
Su ataque inició abalanzándose hacia delante a una velocidad abrumadora, pero paró en seco a mitad del camino para crear una plataforma de luz negra en el aire. Colocó el pie para utilizarla como impulso y giró en el aire para lanzar un torbellino de cortes, diez en total. Cada uno iba acompañado de una pequeña explosión concentrada en centímetros (imbuida en haki), que arrancaría la piel del Gyojin si es que impactaba. Había logrado intentar asestar los diez cortes antes de darle tiempo a desenvainar. Cayó al suelo y dio dos pasos ágiles hacia atrás mientras erguía su espada.
-Te toca, Cánabar.
Le gustaba la actitud del tiburón, era algo que destacar y la forma en la que estaba mostrando su carácter era placentera. "Parece ser que no soy el único que vacila." Murmuró mientras escupía con precisión encima de la saliva de su contrincante. Dirigió la pupila hacia Cánabar y comenzó a caminar hacia delante, sin ningún miedo hacia su contrincante. Dark era muy rápido y debía confiar en sus reflejos y agilidad para poder ganar aquel combate. No sabía exactamente de la fuerza total de su enemigo, así que tendría que irse asegurando conforme el combate avanzaba.
-No acabaré rápido, así que no usaré mi máximo poder. Pegarte un corte a la velocidad de la luz sería triste y deplorable por mi parte. -Justificó, alegando por su parte sus condiciones. Había calculado su presencia y sabía que el Gyojin no estaba usando haoshoku para desmayarle, cosa que sabía que no haría desde un principio. "Eso sería herir tu orgullo de luchador, ¿verdad? Te entiendo." Pensó.
Y así hizo, escondiendo su presencia y entornándole un manto de oscuridad alrededor de su cuerpo. Tiró el chaquetón hacia atrás y aseguró sus dedos en el mango de la espada legendaria apretándolos con fuerza. -No mellarás ni la hoja. -Le advirtió, observando el gran espadón del joven tiburón. Era algo en lo que no debía confiarse; su condición de raza y poderío como devastador eran proezas de fuerza de las que tener cuidado.
Pero le importaba bien poco, él era una raza superior a los humanos también. No había ni punto de comparación ante un Gyojin, pero sí le resultaría más fácil que a un humano normal. Las llamas negras que brotaban de él le provocaban un aspecto oscuro, como si de la mismísima parca se tratase. Si el Gyojin le intentaba atacar cuerpo a cuerpo, se quemaría con el contacto de aquella luz abrasiva, así que restringiría sus movimientos a unos seguros para tantear terreno. Lo único que lograba verse entre el denso azabache, era la enorme cicatriz que recorría su pecho.
Su ataque inició abalanzándose hacia delante a una velocidad abrumadora, pero paró en seco a mitad del camino para crear una plataforma de luz negra en el aire. Colocó el pie para utilizarla como impulso y giró en el aire para lanzar un torbellino de cortes, diez en total. Cada uno iba acompañado de una pequeña explosión concentrada en centímetros (imbuida en haki), que arrancaría la piel del Gyojin si es que impactaba. Había logrado intentar asestar los diez cortes antes de darle tiempo a desenvainar. Cayó al suelo y dio dos pasos ágiles hacia atrás mientras erguía su espada.
-Te toca, Cánabar.
Diez cortes + Diez Minibakuhatsu + Busoushoku 3 + Kenbunshoku 4
Cánabar
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La respuesta del humano causó cierta gracia al gyojin. Una putita, ¿él? Cierto era que estaba con Kaiser y que obedecía gran parte de sus órdenes, pero no lo obedecía ciegamente ni lo seguía como un fanático. Aunque... tampoco sabía si Dark hacía lo mismo o se comportaba de otra forma. Lo importante ahora era centrarse en el combate. Cánabar ya había activado su haki para sentir la presencia de su rival, pero lo volvió a activar para concentrarse en el enfrentamiento. Su experiencia le había enseñado que no todos los enemigos eran honorables y que muchos de ellos utilizaban estrategias más que deplorables. Este no lo pillaría desprevenido si ese era su plan. Antes de atacar dijo algo sobre no usar su máximo poder.
¿Realmente no iba a usar todo su poder o era la típica excusa infantil por si se veía superado? Buena pregunta, aunque el tiburón creía conocer la respuesta. Pero no sería él el que le quitara la ilusión al pobre hombrecillo. Sonrió y respondió con un leve movimiento de cabeza y con desdén. Ya había desenvainado su Destructora, por lo que trató de defenderse en cuanto su mantra lo alertó. De no haber tenido la espada en las manos no le habría servido de nada, pues su rival era demasiado rápido. Imbuyó su espada con Haki de armadura (nivel 3) así como su cuerpo y puso el arma como escudo frente a él. Creía que había logrado defenderse, pero nada más lejos de la realidad. La espada del enemigo impactó en la suya, pero no era el verdadero ataque. O no el único.
Una serie de explosiones empezaron a herir a Cánabar que no se había preparado para ellas. La piel comenzó a desgarrarse, aunque de forma leve, en todo lugar que era alcanzada. El dolor era más que notable, pero hacía sentir vivo a Cánabar y, en cierto modo, le gustaba. Eso significaba que sería un combate interesante. Aprovechando la corta distancia que los separaba y la postura de ambos trató de dejar caer su arma mientras hacía fuerza con los brazos para alcanzar a su rival que se posicionaba frente a él. Dada su velocidad podría esquivarlo, pero sería una buena forma de comprobar su fuerza. Mantuvo el Haki en su espada para realizar el ataque.
-Muy buen ataque, pero espero que no sea lo mejor que puedes hacer- Le dijo con reproche mientras se movía.
¿Realmente no iba a usar todo su poder o era la típica excusa infantil por si se veía superado? Buena pregunta, aunque el tiburón creía conocer la respuesta. Pero no sería él el que le quitara la ilusión al pobre hombrecillo. Sonrió y respondió con un leve movimiento de cabeza y con desdén. Ya había desenvainado su Destructora, por lo que trató de defenderse en cuanto su mantra lo alertó. De no haber tenido la espada en las manos no le habría servido de nada, pues su rival era demasiado rápido. Imbuyó su espada con Haki de armadura (nivel 3) así como su cuerpo y puso el arma como escudo frente a él. Creía que había logrado defenderse, pero nada más lejos de la realidad. La espada del enemigo impactó en la suya, pero no era el verdadero ataque. O no el único.
Una serie de explosiones empezaron a herir a Cánabar que no se había preparado para ellas. La piel comenzó a desgarrarse, aunque de forma leve, en todo lugar que era alcanzada. El dolor era más que notable, pero hacía sentir vivo a Cánabar y, en cierto modo, le gustaba. Eso significaba que sería un combate interesante. Aprovechando la corta distancia que los separaba y la postura de ambos trató de dejar caer su arma mientras hacía fuerza con los brazos para alcanzar a su rival que se posicionaba frente a él. Dada su velocidad podría esquivarlo, pero sería una buena forma de comprobar su fuerza. Mantuvo el Haki en su espada para realizar el ataque.
-Muy buen ataque, pero espero que no sea lo mejor que puedes hacer- Le dijo con reproche mientras se movía.
Dark Satou
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El mantra le había avisado con un segundo de antelación del movimiento de Cánabar, pero el propio orgullo de Dark y las ganas de superarle en poderío bruto, ocasionaban una acción estúpida por su parte. El antebrazo dracónico en la parte trasera de la hoja, la mano humana agarrando con fuerza el mango. La presión del espadón de su enemigo era tal que sus rodillas comenzaban a flaquear, cediendo ante el poderío del tiburón. "Tengo que apartarme..." Pensó mientras lograba aupar el arma de su enemigo lo justo como para distanciarla por breves momentos y echarse hacia atrás.
Pero un sonido brusco, un mal paso y un fallo de coordinación, rasgaron el pecho de Dark en vertical. Se llevó la mano al pecho, palpando el espeso carmín y agitó esta para quitarse la sangre de encima. "Emocionante." Murmuró mientras pensaba la ofensiva. Cánabar no parecía ser un oponente digno de su agilidad, pero lo único que habían hecho por parte mutua, era tantear y ver las posibilidades del otro. No podía confiarse y si se precipitaba aun más, tal vez su inmortalidad no le curaría de aquello. Las dos hendiduras se juntaban en forma de cruz, mostrándole como un ser alcanzable a los ojos del Gyojin.
Se llevó la mano a la cara para sonreír plenamente; le encantaba que un enemigo fuese capaz de darle. Tal vez por un propio error suyo, pero había sido capaz de rajarle al fin y al cabo. Cerró los ojos para inspirar aire lentamente y después exhalarlo, dando un salto hacia atrás y lanzando a Extorquendo Mundi detrás del Gyojin gracias a la manipulación de un hilo de luz. La espada perforó el suelo permaneciendo en este clavada. -Esto me pasa por confiarme. -Mintió a su enemigo mientras elevaba los puños y se lanzaba hacia delante con un sprint el doble de rápido que un soru. Impulsó el puño y predijo con el mantra hacia dónde el tiburón esquivaría para asestar un golpe a la altura de su estómago con busoushoku haki.
Pero la patraña de aquel ataque, fue que mientras Dark intentaba impactar contra el estómago de Cánabar, ordenó a Extorquendo Mundi a volver con él a la asombrosa velocidad de 10 km/s. Era una de las estrategias más efectivas contra enemigos lentos, pero algo en el fondo le indicó que fallaría. El tiburón no podía caer en algo tan sencillo. Aunque era lógico incluso de alguna forma; ninguna espada tenía esa habilidad en aquel mundo.
-Puedes usar el haki del rey, si quieres. Te reto a usarlo. Tal vez tu presencia me engañe de tu capacidad. -Acabó diciendo mientras pasaba a la defensiva, agarrando a Extorquendo Mundi. Si lo esquivaba o la tiraba contra otro lado, haría que la espada volviese a él igualmente.
Pero un sonido brusco, un mal paso y un fallo de coordinación, rasgaron el pecho de Dark en vertical. Se llevó la mano al pecho, palpando el espeso carmín y agitó esta para quitarse la sangre de encima. "Emocionante." Murmuró mientras pensaba la ofensiva. Cánabar no parecía ser un oponente digno de su agilidad, pero lo único que habían hecho por parte mutua, era tantear y ver las posibilidades del otro. No podía confiarse y si se precipitaba aun más, tal vez su inmortalidad no le curaría de aquello. Las dos hendiduras se juntaban en forma de cruz, mostrándole como un ser alcanzable a los ojos del Gyojin.
Se llevó la mano a la cara para sonreír plenamente; le encantaba que un enemigo fuese capaz de darle. Tal vez por un propio error suyo, pero había sido capaz de rajarle al fin y al cabo. Cerró los ojos para inspirar aire lentamente y después exhalarlo, dando un salto hacia atrás y lanzando a Extorquendo Mundi detrás del Gyojin gracias a la manipulación de un hilo de luz. La espada perforó el suelo permaneciendo en este clavada. -Esto me pasa por confiarme. -Mintió a su enemigo mientras elevaba los puños y se lanzaba hacia delante con un sprint el doble de rápido que un soru. Impulsó el puño y predijo con el mantra hacia dónde el tiburón esquivaría para asestar un golpe a la altura de su estómago con busoushoku haki.
Pero la patraña de aquel ataque, fue que mientras Dark intentaba impactar contra el estómago de Cánabar, ordenó a Extorquendo Mundi a volver con él a la asombrosa velocidad de 10 km/s. Era una de las estrategias más efectivas contra enemigos lentos, pero algo en el fondo le indicó que fallaría. El tiburón no podía caer en algo tan sencillo. Aunque era lógico incluso de alguna forma; ninguna espada tenía esa habilidad en aquel mundo.
-Puedes usar el haki del rey, si quieres. Te reto a usarlo. Tal vez tu presencia me engañe de tu capacidad. -Acabó diciendo mientras pasaba a la defensiva, agarrando a Extorquendo Mundi. Si lo esquivaba o la tiraba contra otro lado, haría que la espada volviese a él igualmente.
Espada a 10 km/s + Puñetazo al estómago + Kenbunshoku 4 + Busoushoku 3
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- Los dos ciudadanos contra el asesino... y el revo mirando
- El señor don Gato contra Mr. Estallidos
- El demonio contra el Señor de las bestias, ¡Krauser vs Koldan!
- La mayor pelea y más épica sin ningún tipo de fallo. Unos tigres, pistolas de agua y un compañerismo sin igual. El rey de las pistolas de agua contra el señor de las pistolas de agua. Un reto que destrozará todo y a la vez lo restaurará.
- "Yamato Satou, a su servicio, señor, si, señor!"
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