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Sandor Dart (Ciudadano) Empty Sandor Dart (Ciudadano) {Jue 11 Jun 2015 - 18:12}

Spoiler:


Exp: 0.
Nivel: 1.

Nombre: Sandor Dart.

Apodo: “El Espectro”.

Edad: 18.

Sexo: Varón.

Raza: Gyojin de Pez espectro (Dolichopteryx longipes).

Rango/Empleo: Desempleado.

Rango social: Actualmente bajo, pero se ha criado con un nivel de vida medio.

Descripción estilo de lucha:
-Nombre: Sin nombre.
-Ejecución: Básicamente, no sabe luchar, por lo que su pericia en el combate es poco mejor a la de cualquier borracho en un bar enfadado con el camarero por no haberle querido servir otra (es decir, pelea por intuición). Sin embargo, sabe apuntar y disparar con armas de fuego a blancos estáticos y en movimiento, especialmente con armas cortas (pistolas en concreto). Es por eso que intenta evitar el combate cuerpo a cuerpo; pero, si se da el caso, no le asusta aprovechar su fuerza para dar puñetazos, golpear con la pistola o defenderse con su puñal. Normalmente usa su arma de fuego en la mano derecha, así como se defiende con el puñal en la mano izquierda sin demasiada destreza, sin embargo es capaz de manejar sus armas en las manos contrarias (pistola izquierda, puñal derecha), con igual habilidad en ambos casos.

Cabe decir que, la especie a la que pertenece su tritón (el Dolichopteryx longipes) es un pez que vive en las profundidades abisales y que, por lo tanto, es capaz de aprovechar cualquier mínimo de luz para capturar una presa que le sirva de alimento, convirtiendo a Sandor en un ser con fácil adaptabilidad a la oscuridad. Además, esta especie tiene dos ojos dividos en dos que le permiten ver tanto hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo, lo cual al aplicárselo a un gyojin, es razonable entender su capacidad de ver hacia delante y hacia detrás [todo esto explicado más detalladamente en la “Descripción física”]. Normalmente, Sandor bloquea la división de cada ojo que le permite ver por su espalda con el pelo, para no distraerse en un combate individual por culpa de estímulos ajenos, pero a la hora de un combate multitudinario donde los enemigos le rodeen, no es de extrañar que se ate el pelo con su cinta para poder observar todos sus flancos y así tener una mayor posibilidad de supervivencia.

Su lobo, Lupi, no duda en atacar a quien le esté causando problemas al gyojin.

Descripción física: Se trata de un gyojin basado en el pez abisal Dolichopteryx longipes que, por necesidades de supervivencia, a evolucionado adaptándose a la poca luz que llega a los 500-2400 (normalmente 1000) metros de profundidad donde se encuentra. Puede llegar a medir 18cm. Su peculiaridad es que cada uno de sus ojos está dividido en dos: un ojo principal y un divertículo. La circunstancia de la división de cada ojo en dos también se da en otros peces como es el caso del Pez de cuatro ojos (Anableps anableps). Sin embargo, este blanco pez tiene una característica que le hace único entre todos los vertebrados conocidos, que procederé a explicar a continuación.

El ojo principal funciona por refracción (es decir, enfoca la información mediante una lente a la retina), y el pez lo usa para ver el abismo por encima de él, recogiendo la poca luz que llega de la superficie para identificar potenciales presas con las que alimentarse. Esta manera de trabajar del ojo es la misma que el resto de vertebrados, incluidos los humanos, por lo que no tiene más misterio a parte de su fuerte adaptabilidad a la escasez de luz. Sin embargo, el divertículo es lo realmente asombroso, ya que funciona mediante la reflexión (es decir, la luz llega a la retina revotando en un espejo dentro del mismo ojo); esta es la manera de actuar que tienen la mayoría de telescopios. Los depredadores de estas profundidades marinas atraen a sus presas hacia ellos mediante el uso de bioluminiscencia, ya que los animales se sienten atraídos por la luz en un medio en el que esta es muy escasa. Estos divertículos ven por debajo del pez, detectan los flashes bioluminiscentes de los depredadores y él los reconoce como tales, por lo que sus posibilidades de huida aumentan considerablemente.

Spoiler:

Estos ojos ven entonces sobre el dorso y bajo el vientre (arriba y abajo), lo que al aplicarse a un gyojin resulta en que es capaz de ver tanto de frente como por la espalda, al mismo tiempo. Esto, unido a la posibilidad de mover la cabeza gracias al cuello, proporciona al tritón la posibilidad de una visión periférica (sin estos ojos sería semiperiférica, pudiendo ver sólo la mitad frontal), aunque no de todos los puntos al mismo tiempo. Los divertículos de Sandor se disimulan bastante bien desde lejos, pero al acercarte y, sobretodo, verlo de perfil, se pueden apreciar unas esferas que sobresalen de sus ojos.

Sandor tiene la piel totalmente blanca, al igual que su pez, y con cierta transparencia, pudiendo observarse sus huesos si uno se fija bien. No demasiado alto (1'75m), algo delgado y poco corpulento, pero en buen estado físico. Manos y pies algo grandes. Es imberbe, por lo que nunca le ha hecho falta afeitarse ni nada parecido. Tiene pelo largo también blanco con puntas grisáceas, el cual lleva suelto por motivos estéticos; además, es lo primero que ve hacia atrás, bloqueando la visión de los divertículos, de forma que no se distrae en el combate y se concentra totalmente en su rival de enfrente. En un combate multitudinario, se recogería el pelo con su cinta roja haciéndose una coleta para poder ver también a los atacantes por la espalda. Sus ojos son muy grandes (como no podía ser de otra manera), con iris grises en cada ojo principal (los divertículos no tienen iris). Suele estar sonriendo. Nariz pequeña. Siempre va descalzo, ya que los zapatos le resultan apretados, por lo que las plantas de sus pies se han endurecido de andar, y perfectamente podría caminar sobre piedras puntiagudas sin hacerse daño.

Toda su ropa es de cuero marrón, a excepción de la cinta y la bufanda. Sus pantalones están rotos por el final debido a la vejez y al uso. Su cinturón es lo suficientemente largo como para rodear y proteger todo su vientre. También tiene una bolsa con un marrón más claro que le cae por la derecha de la cadera, donde guarda cuatro cargadores llenos y bastante munición suelta. En este mismo cinturón, a la izquierda, se encuentra la pistola completamente a la vista y el puñal algo escondido. Guantes para mejorar la adherencia de sus armas (ya que sus manos, al igual que el resto de su cuerpo, suelen estar húmedas), pero con los dedos recortados para no perder demasiado tacto. Una bufanda de tela marrón que apenas le rodea el cuello y cuya principal función es que le caiga por parte del pecho para no sentirlo completamente descubierto, y una cinta roja que le sirve para recogerse el pelo.

En su brazo derecho, un tatuaje negro de una calavera y un hueso doblado, parecido a una Jolly Roger.

Descripción psicológica: Es algo tímido y le cuesta un poco hablar con la gente, debido a las burlas sufridas en la niñez. Su aspecto, objeto principal de toda la gente que se ha reído de él (en especial por sus ojos), no le gusta demasiado, piensa que es feo y eso le crea cierta inseguridad que vuelve a recaer en las relaciones. Sin embargo, por motivos muy similares, también le gusta llamar la atención de manera no verbal, es decir, haciendo travesuras como robarle a alguien y que lo vea sin poder hacer nada, sacarle la lengua, romperle alguna ventana a su casa, hacer pintadas... en fin, cualquier cosa con la que se le pueda reconocer como autor del hecho que no requiera de palabras.

Su principal objetivo de esta manera es que la gente le conozca, pero que no sea por su especial físico.

No le gusta enseñar sus verdaderos sentimientos a nadie, ni siquiera a sus mayores confidentes, y siempre trata de demostrar una actitud fuerte incluso en los mayores momentos de adversidad. Es por eso que en su rostro se suele dibujar una sonrisa traviesa e incluso algo aterradora por lo aparente de su fuerza en momentos de verdadera dureza. Las personas con quienes tiene el valor suficiente para hablar, suelen llevarse duros golpes pues, al no querer mostrar su verdadero “yo”, habla de una manera muy agresiva y cruel, incluso insultando fuertemente a su interlocutor; todo eso, sin perder la sonrisa.

Cambia sin embargo con Lupi, con quien se muestra totalmente como es, debido a que el animal no sería capaz de forma alguna juzgar su forma de ser, su debilidad moral o su fealdad física. Es por eso que Sandor prefiere viajar en solitario, aunque con la compañía del lobo.

Pese a todo esto, teme por su vida. No es un descerebrado, no se deja llevar fácilmente por la intuición y comprende que sería muy difícil, si no imposible, sobrevivir en el mar sin nadie más que pueda cubrirle las espaldas pues, aunque confía en Lupi, sabe que tiene sus límites. Con tal de evitar problemas muy grandes no se opone al Gobierno mundial, ni a la Marina, ni a la Revolución. Es decir, evita problemas con cualquier organización lo suficientemente grande como para poder rastrearle y eliminarle. A la hora de enfrentarse a un enemigo, a no ser que Sandor le supere en habilidad claramente, tratará primero la negociación, sino la huida y, si se viese en la obligación de luchar, sería a distancia dentro de lo posible.

Gustos: Le gusta mucho escuchar música, encontrado relajante la que para algunos podría resultar ruidosa y molesta, y seguir el ritmo golpeando una superficie con las manos o con los pies. Le gusta improvisar música haciendo percusión manual en cualquier lado, le apasionan los desfiles y le encantan las batucadas.

Adora acariciar a Lupi, dormir echando la cabeza en su lomo, jugar con él a tirarle cosas y echarse carreras que pocas veces gana. También se pelea con él para jugar y entrenarle al mismo tiempo, aunque a veces el lobo se descontrola y tiene que tener cuidado.

Por supuesto, le encanta disparar, tanto a blancos móviles como estáticos, aunque no le gusta que estos estén demasiado lejos como para que no alcance su arma. No le gusta verse obligado a sacar su puñal en combate, y lo usa más como herramienta múltiple para montar y desmontar su arma de fuego (que por otro lado es un modelo no muy complicado para tal cosa). Eso sí, mima mucho sus armas, y siempre que las usa las limpia para no dejar sus huellas.

Le encanta el olor del mar y estar siempre mojado. Tampoco le desagrada beber alcohol, especialmente cerveza negra, pero solo entra en aquellas tabernas y bares donde se permiten animales. Le encantan los alimentos naturales como el arroz o las frutas. Su color favorito es el azul, que representa al mar y la libertad, y tiene una dualidad con el blanco.

Desagrados: El color blanco le recuerda a casa, a estar en compañía de su padre, alrededor de la chimenea, disfrutando de la cena sin complicaciones de como conseguirla; y al encantador pelo de su lobo. Sin embargo, por otro lado, le recuerda a su propia piel y, por tanto, a los insultos sufridos y la crueldad del mundo.

Odia con todo su corazón que se rían por su aspecto, o que incluso le reconozcan por él, aunque sabe tragarse bien sus sentimientos para no perder el control y meterse en un problema.

No le gusta demasiado el sabor de la carne ni nada que sea de origen animal en general. Tampoco le gusta mucho el sabor de los licores fuertes como el whisky, ni el olor del tabaco. Tampoco le gusta nada la gente que busca hacer daño a Lupi, y lo defenderá con todas sus fuerzas. Odia luchar cuerpo a cuerpo, pero también a los ruines y los rastreros, a quienes gusta de vencer de un disparo.

En general, le desagradan las personas egoístas, que sólo piensan en sus propios beneficios, pero sólamente se enfrentará a ellas con varias circunstancias a su favor.

Habilidades: La percusión manual (esto es, con las manos desnudas) en superficies que no están preparadas para hacer música (como una mesa, un cubo o Lupi); con un instrumento real no sería capaz de defenderse, al menos no sin antes dejarle una hora para familiarizarse. Sabe más o menos maniobrar un barco conforme al viento (aunque prefiere remos), y hacer comida para no morirse de hambre (muy a su pesar, la carne ocupa menos espacio que otros alimentos, y es más práctica para viajar).

Corre y nada bastante rápido, y tiene una puntería bastante envidiable gracias a las prácticas de travesuras de pequeño. Se le da bien montar y desmontar armas con la ayuda de su puñal.

Se le da muy bien hacer cosas sin ser visto ni oído, moviéndose con velocidad pero sin llamar la atención, aunque normalmente acaba descubriéndose al final para ver la cara del engañado. Además, Lupi suele hacerle caso a lo que le ordene, a menos que lo que le diga escape de su comprensión.

Torpeza: No es demasiado bueno en luchar cuerpo a cuerpo con habilidad (aunque tiene fuerza) ni manejar correctamente el puñal. Tampoco se le da bien detectar los síntomas de las enfermedades (a excepción de alguna muy común, como un resfriado). No consigue casi nunca hablar con fluidez o mantener una conversación seria por mucho tiempo. Se le dan mal las matemáticas complicadas y los números en general, aunque tiene buena cabeza para el cálculo mental.

No sabe como expresar bien sus sentimientos al tener miedo de que se rían por ellos.

Probablemente, lo que peor se le de de todo, será mantenerse arreglado y presentable, siendo que normalmente va con la ropa hecha jirones y bastante despeinado; es por esto que difícilmente podría colarse en un restaurante de alto standing o en el palacio de algún noble mundial.

Profesiones:

Tirador (lv. 1): Tienen una buena puntería usando armas de fuego. Es capaz de utilizar armas de pequeño calibre (pistolas, uzis...).

Domador (lv. 1): Obtienes tu primer animal el cual se convertirá en tu más fiel compañero. Este debe ser un animal de rango bajo (Perros, gatos, tortugas, pájaros comunes, roedores comunes...) o de lo contrario, de elegir un animal de rango superior, este podrá atacarte y no te considerará como tu amo a este nivel y hasta que subas al nivel en el que puedes controlarlo. Por el momento no puedes obtener más animales.

Espía (lv. 1): Siempre fuiste bueno escuchando a tus padres o amigos discutir, así como sonsacarles información cuando podías. Eres nuevo en el arte de los disfraces, y te gusta darles sustos por detrás a los demás sin que te oigan acercarte.

Navegante (lv. 1): Siempre has querido navegar, manejar tu propio barco, pero aún te queda un pequeño camino que recorrer para lograr esto. Sabes manejar barcos sobre aguas muy tranquilas, pero las olas y los intentos de atracar el barco, así como las maniobras navales, son una auténtica pesadilla para ti.

Banda: Ninguna.

Armas: Una pistola semiautomática Desert Eagle Magnum modelo Mark XIX, con acabado de acero cepillado cromado con un cañón de 10 pulgadas, recalibrada para poder disparar cartuchos de calibre .50 Action Express. Al disparar, emite sonidos más graves que los de los otros modelos.

Spoiler:

Como arma secundaria, un puñal con hoja de acero inoxidable de 27cm de largo por 10 de ancho, con adornos blanco y negros en el interior, siendo su empuñadura de madera pintada de negro con adornos tribales de 12 cm de largo, cómoda a la hora de ser manejada por manos grandes. Con un peso de 1'2 Kg, resulta apropiada y manejable por su ligereza en manos de un gyojin para defenderse cuerpo a cuerpo incluso sin demasiada habilidad en este campo. Además, su hoja larga y ancha es muy óptima para parar o evadir ataques físicos, adecuándose más a una necesidad de defenderse más que de atacar (aunque, por supuesto, también pincha y corta).

Historia: Para comprender enteramente la historia de Sandor Dart, es necesario contar tres: la de su padre Líceo Dart, la suya en concreto y la de su mascota Lupi. Así pues, comenzamos.

Historia de Líceo Dart, padre de Sandor.

Spoiler:

Líceo nació en la isla Gyojin, situada en el Red Line, siendo este un gyojin de rape negro (Lophius budegassa). Tenía el pelo marrón, largo, poco cuidado y atado para que no le molestase en combate. Su piel era marrón y bastante dura y rugosa. Además, poseía una luz en su cabeza. Gustaba llevar una armadura muy pesada que le protegiese de los ataques directos, así como un gran hacha de guerra que manejaba con ambas manos, situando su estilo de lucha como uno especialmente brutal, y aunque no lo hacía a propósito, con frecuencia sus enemigos caían en la trampa de dejarse distraer por la luz de su cabeza. También sabía preparar algún que otro plato no demasiado complejo y poseía nociones básicas de medicina.

Su padre (abuelo de Sandor) era mercader, y con frecuencia tenía que marchar en largos viajes al mundo exterior para poder comerciar con los humanos. Al volver, siempre le contaba lo asombroso que era el mundo de arriba y lo diferente que se ve la tierra sobre la superficie del agua. Esto desembocó en una temprana curiosidad de Líceo por viajar.

Cada poco tiempo, en la isla se conocían altercados, la mayoría de ellos provenientes de tritones del Distrito Gyojin. A Líceo no le gustaban estos desestabilizadores del orden, y pensaba que la mejor manera de que no causasen problemas era eliminándolos o encarcelándolos. Así pues, el gyojin empezó desde muy joven a relacionar el odio a los humanos como algo malo. Al cumplir los 17 años, decidió alistarse en la Guardia Real de la isla, con el fin de mantener la paz y la calma siempre que fuese posible. Aquí fue donde le hicieron entrega de su armadura y su arma, y donde le enseñaron a combatir de manera ahorrativa pero contundente.

A los 35 años, decidió que ya había tenido suficiente, y se propuso abandonar la isla en pos de descubrir mundo. La guardia real le hizo entrega de su equipamiento como agradecimiento a los años de servicio, y la abandonó. Le pidió a su padre salir con él en el próximo barco, y así lo hizo.

A los pocos días de viaje, Líceo llega a Sabaody. Asombrado por aquellas plantas tan grandes, impresionado por esa gente de colores tan parecidos, y alabando a aquellos humanos que con embarcaciones venían de todas partes para ver un lugar tan increíble como aquel. Por desgracia, fue uno de estos grupos quienes le atraparon a él y a toda la tripulación que iba con su padre, con el propósito de venderlos como esclavos.

Esto marcó un antes y un después en el pensamiento de Líceo, a quien se le echó por tierra la creencia de que todo aquel que odiaba a los humanos era malo y había que detenerlo. Descubrió que el odio a esta raza estaba fundamentado y entendió que, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.

Su padre, por desgracia, no sobrevivió debido a la crueldad de los tratantes de esclavos, y el resto de la tripulación, como a él, les tocó el destino de ser comprados por distintas personas. Ahora, el nuevo dueño de Líceo era un Tenryuubito al que le gustaba mucho viajar, y lo eligió no tanto por su marcada fuerza conseguida en los tiempo de la Guardia real, sino más bien por la luz de su cabeza, que le pareció curiosa y más original que una linterna para iluminar sitios oscuros. Su arma y sus armaduras fueron vendidas

Así, este Tenryuubito se llevó a su recién adquirido esclavo (junto a algunos otros) al East Blue y, concretamente, a Tequila Wolf, en cuyo puente tenía costumbre de ponerlos a trabajar, simplemente para ver cual tenía mejor resistencia al frío y a los trabajos forzados con poca comida. Por supuesto, pocos esclavos sobrevivían.

Pero Líceo fue capaz de resistir. Resistió y sobrevivió, a diferencia de los demás esclavos que desfallecían, se congelaban o caían al mar helado.

Nunca se imaginó que volvería a ser libre.

Todo ocurrió por la mañana. Líceo había estado trabajando toda la noche sin descanso. Entonces, un barco apareció por el horizonte. De él bajaron una personas encapuchadas que, poco después de atracar, empezaron a atacar a todos los guardias y marines que había en la zona, liberando a cada esclavo que encontrasen. A él le liberó una hermosa gyojin de jurel (Alectis alexandrinus) llamada Aleria. Encandilado, no supo hacer otra cosa que perseguirla y ayudar en la tarea.

Esta chica, Aleria, le dijo a Líceo que pertenecía a una división revolucionaria y que habían secuestrado al tenryuubito durante un viaje, dándole de nuevo otro golpe más al padre de Sandor. Unos indeseables que habían desafiado a la autoridad y desestabilizado el orden, le habían dado la libertad, y al amor de su vida.

El Gobierno Mundial le dio a Líceo una casa para disculparse de las molestias causadas por el noble mundial y, debido a su gran aguante físico, le ofrecieron un puesto de trabajo en el puente bien remunerado (todo esto, por supuesto, para evitar su unión a la división revolucionaria). Aleria, sin embargo, tuvo que escapar de la isla, pues comenzaba a ser perseguida. Así pues, aún débil por el período de esclavitud, decidió aceptar la oferta del gobierno.

Pasaron los meses, cuando un día en la orilla del mar se avistó a una persona tumbada en un bote. Líceo paseaba por allí y decidió acercarse por curiosidad. Un grupo de pescadores decidió tomar su barco e ir a rescatarla. La llevaron a la orilla y se descubrió que estaba muerta y llena de heridas, llevando un niño llorando en su regazo. Líceo la identificó enseguida, y no pudo resistir llorar.

Era Aleria, que con el bebé de ambos, había sufrido una terrible batalla que le causaron heridas fatales, y decidió, en su última voluntad, entregarle su hijo a su legítimo padre.

Historia de Sandor

Con su madre moribunda, Sandor nació en un bote en el mar del East blue, camino a la isla Tequila Wolf, donde ella sabía que lo encontraría su padre. La gyojin, llamada Aleria, pese a sus graves heridas que la mataban poco a poco, consiguió sobrevivir al parto y aguantar alimentando a su hijo hasta llegar a su destino, falleciendo poco antes de que los recogiese un barco lleno de pescadores que se había aventurado a descubrir que había en aquel bote. Su padre, Líceo, al descubrir a su amada muerta, decidió enterrarla a los pies de uno de los pocos árboles que sobrevivían al duro clima de Tequila Wolf, y se vio en la obligación de cuidarlo él sólo.

Aunque no vivía con mucha suerte de lujos, a Sandor no le faltaba comida en la mesa, y pudo ir a la escuela primaria y estudiar materias básicas, como matemáticas y literatura.

A él le gustaba jugar a ser pistolero, e iba corriendo por toda la aldea haciendo como que disparaba con las manos, tirándole piedras a cosas más o menos difíciles de apuntar como barriles y botellas o dándole con gomitas a sus compañeros de clase. También solía y se le daba bien esconderse en callejones pequeños para asustar a los transeúntes, o robar alguna fruta a un comerciante sin que a este le diese tiempo de actuar. Por supuesto, al ser el lugar donde vivía bastante pequeño, todo al final acababa llegando a oídos de su padre, el cual le daba la correspondiente bronca al llegar a casa. Además, no era demasiado buen estudiante.

Sandor pues llevaba una vida bastante normal, con las correspondientes visitas a la tumba de su madre y la tristeza de su padre en algunas ocasiones que, por otro lado, solía ser bastante serio, aunque preparaba una comida muy rica y siempre tenía cuidado de sanar con el mínimo dolor posible las constantes heridas que su hijo se hacía con trastadas.

Sin embargo, había un motivo detrás de tantas travesuras, y es la búsqueda de llamar la atención del gyojin blanco.

Sandor tiene dos ojos de los cuales salen dos esferas que le permiten ver hacia atrás al mismo tiempo. Este hecho, desde lejos, no se nota; sin embargo, desde cerca resulta visible y hasta cierto punto desagradable, pudiendo parecer dos tumores oculares que realmente no son tal cosa. Sin embargo, esto Sandor no lo sabía, y lo único que entendía es que los demás niños de su edad se reían de él, y las madres que no le conocían no dejaban que sus hijos se le acercasen.

Sandor odiaba eso. Odiaba que la gente le conociese como “el niño de los ojos raros”, y por eso se dedicaba a asustarles, a lanzarles gomitas o a romperles ventanas, con tal de que lo conociesen por cualquiera de esas acciones antes que por lo característico de sus ojos. Esa era la verdadera razón de su mal comportamiento. Y era algo que su padre sabía, pero lo único que le decía y repetía al respecto era siempre lo mismo: “Hijo, algún día te darás cuenta de que, aquellos que hoy te parecen tan malos, realmente, no son tan malos”. Y esto era algo que él siempre se repetía para calmarse y aguantar las ganas de llorar, dando una falsa imagen de fortaleza, aunque realmente seguía sin comprender tanta crueldad y un trato así de injusto hacia él por algo de lo que no tenía nada de culpa.

Un día frío de invierno, un grupo de compañeros del colegio quedaron a la salida para reírse de él. Por supuesto, a Sandor esto le dolía mucho, pero en un intento de no mostrar este sentimiento, al pasar al lado de ellos les sacó la lengua para provocarles y empezó a correr. Los niños, picados, quisieron seguirle, pero Sandor siempre ganaba a este tipo de juegos, pronto les dio esquinazo y se alejó de ellos. Ahora se encontraba mal, y decidió ir a la tumba de su madre para desahogarse un poco.

Allí se alzaba, bajo aquel fuerte árbol, la lápida de su madre. Sandor se arrodilló ante ella, mirando al suelo, y se acordó de todo. Del colegio, de los niños, de él mismo asustando a las personas, de los tenderos persiguiéndole por una manzana, de su padre... y de ella también. Se acordó de ella, de que no conocía su cara, porque murió siendo él tan joven, que ni siquiera podía abrir los ojos. Justo como entonces, que de la tristeza que le ahogaba, no podía ni moverse, y dejaba caer sus lágrimas a la blanca nieve que se derretía con estas.

Se oyó un gemido de dolor. Inmediatamente, Sandor se espabiló, se levantó, se secó las lágrimas y miró a su alrededor. No veía nada, pero escuchó un nuevo gritito. Dio la vuelta al árbol, pero no veía nada. Nada,excepto un punto negro, un punto negro que expulsaba vapor y... ¿Gemía? Sandor se acercó. Era un lobo de tundra cachorro, blanco, precioso, y medio muerto de frío, al lado del cadáver de otro lobo, seguramente su madre. Probablemente se habían alejado de la manada y no había podido aguantar las extremadamente bajas temperaturas por sí misma.

El tritón no era un santo, pero no fue capaz de dejar al animal a su suerte. Fue entonces que decidió llevárselo a casa, donde podría calentarse y comer algo, al menos aquella noche.

Consiguió ocultárselo a su padre, sabiendo de antemano que no le dejaría quedarse con el animal en casa, pudiendo calentarlo delante de la chimenea y darle de comer un poco de leche de cabra y carne de venado para que se recuperase. Esto mantuvo a Sandor despierto toda la noche y, cuando escuchó a su padre levantarse, se dio prisa en coger al lobo y desaparecer de la casa. Sin embargo, tendría que darse prisa en volver: Líceo llevaba sin verlo desde el día anterior y, aunque no hubiera sido la primera vez, no sería de extrañar que empezase a preocuparse. Así, volvió al lugar donde había encontrado al lobito, a la tumba de su madre.

Allí, el tritón cavó un hoyo, donde metió a la difunta madre de su peludo amigo, en el mismo árbol donde descansaba la suya, Aleria. Tapó el agujero y miró al lobito. “A partir de ahora, te llamaré Lupi”. El animal giró la cabeza como intentando entender a su nuevo amigo, lo que le hizo gracia a Sandor, que se llevó muy bien con él. Sandor le hizo un pequeño refugio a Lupi, aprovechando que bajo el árbol caía poca nieve, quitó la que había y, a base de ramas secas y mantas viejas, le hizo una cama para que se mantuviera caliente.

A partir de aquel momento, Sandor iba todos los días después de la escuela a visitar al animal, le llevaba comida y le llenaba su bebedero de leche o agua, dependiendo de lo que pudiera conseguir. Llegó a ir tantas veces, que finalmente no pudo seguir ocultándoselo a su padre, al cual le pareció bien aquella sana costumbre de su hijo mientras no se lo llevasen a casa. Mientras, cada día, como agradecimiento, Lupi le demostraba su alegría a base de mover su blanca cola y lamerle la cara. Por supuesto, tanto él como su padre, jugaban con él a perseguirse, pelearse y a tirarle cosas para que las recoja, como si de un perro se tratase.

Tras unos cuantos meses, Líceo le cogió tanto cariño a Lupi que un día no pudo resistir a la petición de su hijo de quedarse con él en casa. De esta manera, el blanco lobo comenzó a vivir con los gyojin.

Esto fue una suerte para Sandor, que consiguió un verdadero amigo al que no le importaba la forma de sus ojos.

Pasaron los años, y las cosas mejoraron para el joven hombre-pez blanco que, además de que el número de burlas decrecía (porque sus compañeros se iban acostumbrando), siempre le quedaba el consuelo de Lupi en casa, al que le importaba más bien poco la extraña figura de su compañero.

Pero un día, recién cumplidos los 18 años, llegó una banda de piratas a la costa de la ciudad. Se conocía que eran cazadores furtivos coleccionistas de animales. Sin embargo, al venir con una tapadera de comerciantes y a fuerza de soltar algún fajo de billetes que otro, el Gobierno de la isla no les prestó atención. Estos irrumpieron en la casa de la familia de los Gyojin, y se encontraron con los tres habitantes de esta. Al parecer, al capitán de la banda, un pirata grande, gordo, mal afeitado y con olor a agrio nunca había visto un lobo de tundra, porque nunca había pasado por unos parajes tan helados.

Así pues, quisieron llevarse a Lupi, no sin la resistencia de Líceo que, como viejo soldado gyojin retirado, supo plantarles cara, e hicieron falta unos cuantos hombre para inmovilizarlo. A Lupi lo agarraron entre tres para meterlo en una jaula, pues ya era bastante grande. Para Sandor bastó con que lo sujetara un adulto. Así, el capitán pirata se largó riéndose a carcajadas y dando un portazo. Sandor no puso resistir las lágrimas y su padre, resignado, intentó calmarle, en vano. Ambos sabían que los piratas se irían por la mañana a lo más tardar y no volverían a ver a su apreciado lobo.

Y Sandor sólo pudo esperar al final del día; cuando su padre se fue a dormir (o a intentarlo), el joven gyojin, escribiéndole una nota donde se despedía de él, le decía que se iba a salvar a su amigo, y que volvería algún día, habiéndose hecho a la idea de que tendría que partir para rescatar a Lupi. Así pues, llegando al puerto, evadió a los guardias. Los piratas estaban haciendo los últimos preparativos en cubierta, y Sandor consiguió colarse en la bodega de la nave sin ser visto, como un verdadero polizón. Al parecer por lo que pudo escuchar, preferían levar anclas por la noche para llamar lo mínimo posible la atención pues, aunque tenían bastante poder económico, no dejaban de ser piratas y en cualquier momento podían ser atacados.

Pasaron las horas, y por fin zarparon. Sandor tenía muy claro su objetivo, y esperó a que pasase la fiesta que se habían montado afuera para que todos estuvieran dormidos. Estaba de suerte, el alcohol haría de todos un sueño profundo y sería más fácil penetrar hasta el camarote del capitán.

De esta manera, subió a cubierta sin ningún problema y la cruzó hasta dicho lugar, con todos los cuerpos de maleantes roncando y bebidos. Al entrar en el camarote principal dejó la puerta abierta. Dentro de esta habitación olía realmente peor que en la guarida de un oso. El capitán de esa banda no se preocupaba en absoluto de la higiene personal, lo cual no hubiese molestado al gyojin si no hubiese sido un caso tan extremo. En una jaula de madera, allí estaba Lupi, el cual ahogó un ladrido al darse cuenta de que su amigo se encontraba allí con él. Sin embargo, Sandor, antes logró fijarse en que en el escritorio había un papel, pluma con su tintero lleno, una pistola muy bonita y un puñal igualmente atractivo. Fue entonces cuando Sandor se percató de que si se llevaba al lobo sin dar ninguna explicación muy probablemente volviesen a su casa a pedir explicaciones, por lo que optó por algo más inteligente y escribió en el papel, que parecía ser un diario de abordo:

“Me lo ha contado mi amigo Gyojin de Tequila Wolf. Hoy te perdono la vida. Si de verdad quieres al lobo ven a la Gray Terminal en la Isla de Dawn, donde mi banda y yo te estaremos esperando para daros una buena paliza. Fdo: Su legítimo dueño. PD: Tus armas como recuerdo.”

Sandor sabía que estos piratas no eran tan fuertes, valientes ni temerarios como para meterse con alguien que viviese y sobreviviese a la Gray Terminal en esa isla donde no hay más que criminales, sádicos y asesinos que luchan y matan por vivir un día más. Menos con toda una banda. Así dejarían a su padre tranquilo. Y por supuesto, se podría quedar con esa pistola y ese puñal tan chulos. Siempre había querido una pistola.

Guardándose en el cinturón las armas, agarró con fuerza la jaula con el animal en su interior y la levantó a pulso, aprovechando que la puerta estaba abierta y no la tendría que soltar. La llevó hasta un bote salvavidas, donde soltó a su compañero, subiéndose él detrás. Con su recién adquirido puñal, cortó las cuerdas de la polea que mantenían al bote sobre el agua sin caerse, por lo que se precipitó al mar. Con los dos remos que había en este bote, comenzó a remar y a remar, sin rumbo fijo, con el fin de alejarse de aquel armatoste de madera. Pegando un fuerte tirón, fue capaz de romper un barrote de la jaula y, tras este, le acompañaron los demás, tirando la jaula al mar, y liberando al precioso lobo.

Sandor no tenía ni idea de donde estaba. Sin referencia, con la poca comida que se pudiese encontrar en alta mar y con nada de bebida, al menos, para Lupi. Y así aguantaron hasta una semana, cuando, muy débiles, Sandor se percató de tierra en el horizonte. Con las energías de la esperanza, cogió los remos y remó para llegar a ese ansiado oasis en medio de aquel desierto acuático.

Allí enseguida pidió en una frutería un par de manzanas que saciasen su hambre. Se rascó los bolsillos buscando algo de calderilla con que pagar, y la encontró, daádose cuenta además de que le sobraba un poco de dinero con el que poder comprar algo de carne y ahorrarse la extenuante  actividad de cazar algo para Lupi. Así, se fue a la carnicería y compró algo de venado, que es la comida favorita del animal, y se la dio cruda tal cual. Pero ya se había quedado sin dinero para nada más.

Dando un paseo por la villa se dio cuenta de que se encontraba en Shellstown.

Tuvo la suerte de llegar a una armería, donde encontró cargadores que le estaban bien a su robada pistola y munición que al parecer tampoco le iba mal. Le pidió al armero que se lo diese todo y le recalibrase el arma a cambio de unos trabajillos. El comerciante, aunque a regañadientes, acabó aceptando, y le dio a Sandor unos encargos de la tienda que debían llegar a casa del cliente, pero el vendedor de armas no tenía tiempo, dinero ni personal para cumplir con esta misión. Sandor se presentó entonces voluntario de hacerlo durante dos semanas para saldar su deuda, y así lo hizo. Además, el armero, finalmente agradecido por su buen trabajo, le regaló unos cuantos cartuchos de más para que el gyojin probase el arma. Y le encantó.

Historia de Lupi, mascota de Sandor.

Spoiler:

Durante el verano en el interior de una fría isla, en el único período en el que se puede ver vegetación sin demasiada nieve, parió la loba madre de un lobito muy blanco, y a toda una camada de cachorros.

Dentro de la manada, el lobito vivía bastante bien, o al menos todo lo bien que puede vivir un animal salvaje: no le faltaba comida, que le traían los lobos adultos, ni protección ya que, aunque no eran un grupo demasiado numeroso, eran lo suficientemente fuertes y rápidos para derrotar a animales más grandes que ellos, y se les daba bastante bien planear estrategias simples de atacar y huir.

Sin embargo, no eran la única manada de lobos de Tequila Wolf, y más de una vez se habían enfrentado con otras, siempre consiguiendo proteger su territorio, ya fuese venciendo a todos los lobos enemigos o logrando que emprendiesen la huida.

Pero un día, las cosas cambiaron.

Algunos lobos ya estaban bastante viejos y no estaban capacitados para la lucha, pero las manadas rivales no dejaban de atacar por eso, y los derrotaron a todos.

La madre del lobo, corriendo con sus cachorros, sólo consiguió salvar a este por ser el más rápido, ya que los demás se quedaban atrás y eran presa fácil de sus perseguidores. No era una cobarde, por supuesto, y había luchado contra sus enemigos, pero sus instintos de madre pudieron más. Y corriendo, llegaron a un árbol grande, cerca de la villa, donde los atacantes no se atrevieron a ir. Y allí, la loba, desfallecida de tanto correr, le dio los últimos mimos a su hijo, y se sumió en su eterno sueño.

El pequeño lobo no lo entendía ¿Por qué su madre no se movía? Intentó revitalizarla a base de besos, pero no funcionaba. Preocupado, se tumbó al lado de ella, esperando paciente a que su madre respondiese, pero no pasaba. Y hacía frío. El lobito aullaba de dolor.

Entonces, una figura humanoide apareció enfrente de él. Quiso ladrar el cachorro para dar miedo, pero el frío le quitaba las fuerzas y, cuando esta se acercó para cogerlo, ni siquiera fue capaz de abrir la boca para morder. En seguida calló en un profundo sueño.

Despertó en un suelo de madera, al lado de un fuego que le daba calor, y con un poco de leche en un plato y... ¿Venado? Perfecto para el lobito, que como si el hombre aquel le hubiese leido la mente, le dio su comida favorita. Pero... ¿Y el hombre? Ahí estaba de pie. El lobito ya estaba mejor y se debía a aquel ser tan grande que le había salvado la vida, pero ¿Realmente podría confiar en él...? Bueno, de todas formas, no le quedaba más remedio. Su vida estaba en sus manos.

Al amanecer, corriendo, aquel hombre se llevó al lobo donde lo había encontrado y donde seguía su madre. Allí cavó un agujero y la enterró.  Tapó el agujero y miró al lobito. “A partir de ahora, te llamaré Lupi”, le dijo. El animal giró la cabeza como intentando entender a su nuevo amigo, lo que le hizo gracia al hombre, que se llevó muy bien con él desde aquel momento.

Le hizo una cama y, a partir de entonces, todos los días venía a visitarlo, dándole comida y bebiba para que no tuviese que moverse del sitio. De vez en cuando, venía acompañado con otra persona más alta y grande que también jugaba con él, y Lupi se lo agradecía a ambos de la mejor forma que sabía: con besos. Llegó al punto de que, finalmente, se lo llevaron a la misma casa de la primera noche, lo cual supuso una mejora para Lupi, que ya no tendría que quedarse pasando frío en el exterior (lo cual, por otra parte, por ser un lobo de tundra lo llevaba bastante bien; además de la cálida cama que le había preparado).

Pasaron los meses y los años, y el cariño a aquellas dos personas no hacía más que aumentar. Hasta que llegaron otros humanos a su casa, irrumpiendo agresivamente. Todos se pusieron a la defensiva, incluido Lupi, que no paró de gruñir y ladrar; una persona con un olor especialmente fuerte y desagradable se reía entonces, y la persona amiga más grande y alta, a la que llamaban Líceo, se enfrentó a ellos. Sandor, que era el que se lo encontró, también se enfadó. Sin embargo, los otros eran más y pudieron pararlos. Entre tres, metieron a Lupi en una jaula, pero él seguía igual de agresivo, ladrando, lanzándose a los barrotes, y dando vueltas. Se lo llevaron.

En el barco, lo pusieron en mitad de todo, para que todo el mundo pudiese verlo. Lupi trataba de mostrarse amenazante, pero esos humanos se reían, le escupían, le mojaban con algún líquido raro y zarandeaban la jaula.

Al llegar la noche, lo metieron dentro de una habitación en concreto, con el hombre que olía tan mal. Se acercó a su jaula, le miró a los ojos y, sonriendo, dijo “Quedarás perfecto en mi colección de perritos disecados”. Lupi retrocedía y gruñía, asustado por no saber qué sería de él. Y el hombre se fue a dormir.

Pasó un rato, y el lobo ya estaba comenzando a acurrucarse lo mejor que podía dentro de su estrecha prisión cuando, de pronto, le vino un olor familiar. Abriendo la puerta, descubrió entonces a Sandor. Lupi no podía estar más contento, se levantó y comenzó a mover el rabo de felicidad, ahogando un aullido por ver a su amigo. Pero Sandor no le liberó aún. Primero se fue a una especie de escritorio e hizo una cosa, y luego cargó la jaula con él dentro a pulso. Guau, los piratas se lo habían tenido que llevar entre cuatro.

Metiéndolo en un bote pequeño, Sandor fue detrás, y cayeron al agua salvados por tocar madera. Ya, una vez alejados del barco grande, el gyojin rompió la jaula con sus propias manos, liberando al animal que no pudo resistir darle las gracias en la cara.

Pasaron los días, y sin comida, pero feliz de estar de nuevo con aquella persona a la que tanto apreciaba.

Bastante débiles ya, llegaron a tierra, donde Sandor le consiguió, de nuevo otra vez salvándole la vida, un poco de agua y comida. Fue en ese entonces cuando Lupi, convencido plenamente, sabría que nunca abandonaría a su amigo, hasta la muerte.

Mar de origen: East Blue (mar de Tequila Wolf)

Pertenencias: Además de sus armas, no posee ninguna posesión material de valor. Sin embargo, aunque no es una pertenencia, su mascota como domador es un lobo de tundra (canis lupus albus) de color blanco, algo grisáceo según que zonas, macho, llamado Lupi. Mide 1'26m de pie y pesa 46 Kg, con 5 años de edad, lo que lo convierte en un lobo adulto. Los iris de sus ojos son marrones con un tono amarillento, y sus dientes están blanco y muy cuidados.

Debido a sus experiencias, no suele ser muy agresivo con los desconocidos, aunque sí desconfía de ellos, siendo mejor no acercarse mucho, pues en un momento de descontrol podría morder al sujeto. Con Sandor, por el contrario, es muy cariñoso y confiado, demostrando alegría e incluso sumisión, tumbándose panza arriba o dándole lametones por todo el cuerpo, incluida la cara. Sin embargo, hay algo sagrado para él: la comida. No le gusta nada que ronde nadie a su alrededor, y menos que le toquen mientras está comiendo, de manera que incluso podría gruñir a su amigo tritón si se diera el caso. No cuenta con unos estímulos sexuales muy fuertes y pocas veces tiene la necesidad de saciarlos, pero cuando lo necesita, suele recurrir a Sandor como medio de desfogue (el cual, por supuesto, no se deja) si no encuentra una alternativa mejor como podría ser un miembro de su misma especie.

Su comida favorita es la carne de venado (especialmente sazonada y marinada, siendo la segunda técnica bastante empleada por Líceo), y le encandila el olor de la leche y el queso. Aún así, como muchos perros hacen, se come todo lo que huela bien, no siendo de extrañar verle comiendo patatas o arroz.

Los lobos son unos animales mamíferos carnívoros que en muchas ocasiones se organizan en pequeños grupos sociales llamados “manadas”. En concreto el lobo de tundra suele estar en un grupo de 5 a 9 miembros. Su pelaje es muy largo, suave, denso y esponjoso. Su piel es blanquecina con alguna mancha gris. Su alimento común son renos (salvajes o domésticos), liebres y a veces zorros árticos.

Los lobos de tundra viven, como su nombre indica, en tundras (palabra de origen lapón que significa “tierra infertil”), habiéndose adaptado a este hostil medio, lo que les hace animales muy fuertes y resistentes. Las tundras son unos biomas que se caracterizan por su suelo helado y baja vegetación arbórea (debido al poco brillo del sol y al frío polar). El suelo, normalmente pantanoso, está cubierto por musgos y líquenes. Aquí también viven otros animales adaptados al frío como caribous u osos

Lupi sobrevivió a su infancia gracias a una fuerza en las patas, velocidad y habilidad mayores que los de sus hermanos. Sin embargo, el sedentarismo de vivir en una casa familiar, lo ha debilitado. Viviendo aventuras junto a Sandor, volverá a ser un fuerte animal.

Botín de partidas: Ninguno.

Sueños: Ser reconocido mundialmente por algún hecho que no sea su físico; por ejemplo, ser temido por su fama de criminal.

Referido por: Nadie.


Última edición por Sandor el Miér 17 Jun 2015 - 1:01, editado 3 veces
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