¿Y ahora que...? [Pasado- Sbun y Roy]

Bueno, así que esta es el Archipiélago Shabaody, una parada para poder entrar en el Nuevo Mundo. Me encontraba caminando por aquellos paseos amplios, el aire soplaba lentamente y se encontraba mucha gente por la calle, niños y mayores disfrutando de este precioso día.

Me habían dicho que en esta isla podía ganar un poco de dinero gracias a un estafador que rondaba por estos lares, que se escapaba de la marine y mataba a la gente que le debía dinero. Así que me llevaría su recompensa más todo el dinero que tenía guardado, algo fácil lo cual no me duraría más de un día. También tenia información sobre un hombre el cual sabia cositas sobre el estafador, cosa que haría aún más fácil, lo difícil seria encontrarlo ya que no tenía un lugar estable, solo tenia la información que tenia el pelo negro y recogido para atrás, cosa que no me ayudaría, pero si yo no puedo encontrarlo el me encontraría a mí.

En este día llevaba puesto mi comiste roja por el calor que hacia, mis pantalones negros y mi bate agarrado en mi mano derecha. También tenia un poco de dinero en los bolsillos por si tenia que comprar comida o cualquier otra cosa útil para la misión. De repente el caracol empezó a sonar, tras descolgarlo un hombre empezó a hablar:

-Hola Roy, ya sabes a por quien tienes que ir, pero ahora el jefe dice que no es importante, déjalo si quieres. Te dejo la decisión a ti.

La voz paro de hablar. Todo este camina para que ahora me digan que no lo haga, no puede ser. Pero ya que estamos...

Seguía caminando mirando a la cara de las personas por si se encontraba por ese lugar el criminal. Empecé a pensar que mejor lugar para encontrar a alguien que en una taberna, pero no sabia donde estaban. Así que mientras esperaba me senté en banco que se encontraba enfrente de un parque de atracciones.

Una pequeña posada de Shabaody. Ahí estaba yo, tumbado en una cama, en ropa interior y con una belleza morena dormida a mi lado. Ni siquiera sabía como lo hacía, pero era capaz de encandilar a bellas damas, en este caso, a la camarera de la posada. Me levanté poco a poco, intentando no despertarla, para poder largarme de allí sin tener que dar explicación ni excusa ninguna. Era perfecto. La muchacha se quedaba ahí, habiendo pasado una noche con el hombre de sus sueños que, según le dijo ayer, era un bravo pirata y aventurero de los siete mares. Aunque en mayor parte, era mentira, pues era bastante nuevo en este mundillo. Me levanté del todo, poniéndome los pantalones sin hacer ruido, seguido de las botas y después la camiseta blanca, con una corbata negra por encima. Para después ponerme la casaca larga y negra sobre la camiseta. Me acerqué a mi guadaña, que estaba apoyada en la pared, y me la coloqué en la espalda, en su pequeño encaje para poder dejar mis manos libres cuando no la usaba. Pero la muchacha morena se despertó detrás de mí.

- ¿Cariño? ¿Dónde vas?

Me giré de golpe y fingí una sonrisa.

- ¡Amor mio! ¿Qué tal? ¿Cómo has dormido?

- ¿Ah? Bien, bien...

Miraba a su alrededor, confundida. Obviamente, había bebido demasiado anoche, pero sabía perfectamente lo que había hecho. Aunque no con quien, pues creía que mi nombre era Robert.

- ¿Ibas a algún lado, Robert?

- Am... Sí, en efecto. He recibido un mensaje de mi capitán en la tripulación pirata. Ya sabes, como te dije ayer, soy sub-capitán de una poderosa tripulación, y necesita mis servicios como tal.

- ¿Volverás a por mi? Dijo, sujetando la sábana para cubrir sus pechos.

- ¡Por supuesto! Ni la más poderosa de las mareas podrá separarme de tí, amor mio.

Después de esquivar un "te quiero" de la muchacha, dejé la habitación y me largué de la posada. Pagué en la barra y me fui a toda prisa, dejando ese lugar lo más rápido posible.

La gente pasaba por enfrente mía, en dirección al parque con la mentalidad de llevarse un buen sabor de boca. Los niños saltaban de alegría por la diversión mientras tiraban a sus padres del brazo con cariño mientras le decían en que atracción subirse ahora.

Se podían escuchar los gritos por la adrenalina de las personas en juegos de gran atrevimiento o una gran velocidad. Por ahora no creía que me iba a montar en algo, por el momento seguiría ahí sentado pensando que hacer, podría ir en busca de aquel hombre o sir a comer algo. Me levante del banco a estirar un poco las piernas. Apoye el bate sobre mi hombro mientras lo seguía agarrando. Podía ver que en un local, la gente no paraba de entrar y salir, debería de ser algo importante, por lo que decidí ir a echar un vistazo.

Un hombre con extrañas pintas se acercó a mí:

-¿Tiene un poco de dinero?- pude notar que intentaba evadir mi mirada.

-Toma- le di unas pocas de monedas - ¿Para qué es?

-Para comprar algo, ahora perdóname.

El chico salió corriendo y se metió en un callejón, en la entrada de este había un hombre esperándolo. ¿Seria droga? Segui mi camino para entrar en aquel local.