La espada del alma descansa a la luz del sol (Privado-Max & Acaelus)

La villa Shimotsuki era el lugar donde me encontraba paseando por los alrededores y viendo los hermosos paisajes que esta isla le daba al publico. Había llegado a la isla gracias a dios pues con los pocos recursos que tenia a mi disposición podría fácilmente haber sido tragado por el mar. Según los pueblerinos la villa Shimotsuki era famosa por su dojo de esgrima, al oír estas palabras quise ir directamente al lugar, al llegar este estaba cerrado pues no era la hora de abrir el establecimiento y una nota en la puerta decía que abrirían mas tarde por el mal tiempo y era verdad estaba nublado como si quisiera llover. Después de la decepcionante noticia sobre el dojo me propuse a visitar toda la villa para perder el tiempo hasta que abriera el ya dicho dojo. Me tope con un mercado donde vendían katanas a bajo precio, la mayoría de las espadas eran de una buena calidad pero no tenia dinero como tampoco la intención de utilizar otra katana, luego logre llegar hasta el final de la villa donde se encontraba una gran vegetación y hermosos pétalos se movían junto a la brisa. Después de haber contemplado tal belleza volví a adentrarme a la villa hasta que encontré un bar lo bastante elegante pero tampoco de primera clase, entre y vi muchas mesas desocupadas, eran muy pocos lo que se encontraban en el establecimiento. Me dirigí hacia la barra y pedí un poco de sake, una ves me dio lo que pedí me tense en una mesa de las cuantas que estaban vacías, esta se encontraba en el medio de todo el bar y tenia dos asientos.

-Si tan solo pasara algo interesante.

Habían pasado media hora maso menos y el tiempo estaba mejorando, ya no estaba tan nublado, así que me propuse a volver al dojo de esgrima. Al llegar a esta vi que se había abierto, me propuse a entrar y lo primero que vi fue unos pasillos donde se llegaba hacia los salones de practicas y duelos, mas atrás del establecimiento se encontraba un salón donde habían bastantes espadas de bambú en un barril y mas aya se encontraba el patio trasero donde se realizaban las practicas. Me senté encima de una roca bastante grande donde se podía ver perfectamente el mar, me quede viendo el paisaje por bastante tiempo hasta que el propietario del lugar se percato de mi presencia. Me dijo que si quería podía practicar en el dojo cosa que negué al principio pero termine aceptando al final. Estuve una media hora practicando mi habilidad con la espada y luego otra media hora viendo como los niños luchaban entre si. Pasado ya una hora decidí retirarme del lugar e ir a un bar para tomar y comer algo que estaba hambriento.

Al llegar a un bar entre en este y con el poco dinero que tenia compre pan y un poco de café con leche. Me coloque en la ultima mesa que donde tenia un espejo para poder ver al exterior no muy lejano un prado de rosas, este bar a diferencia del anterior estaba casi al tope de personas, por suerte pude encontrar una mesa la cual estuviera desocupada y así poder comer en paz. Cuando termine de comer mi pan y tomar la mitad de mi café llame a la mesera y le pedí que me diera un pedazo de carne pues la buena alimentación es importante. La mesera llego con mi pedido y no podía ser mas jugosa la pata de carne la cual empece a comer con delicadeza, no quería verme como un animal hambriento. Al terminar la carne y el cafe estuve sentado en la silla por bastante tiempo admirando el paisaje de los petalos y las rosas bailando con el viento.